~~~~~~~~. l i LA VOZ DE LOS PO B RE S 1 esde mucas 1lerras I-1,1it.1l(op/or Deepa Narayan Patti Petesch 1A BANCO MUNDIAL I LA VOZ DE LOS POBRES Desde muchas Tierras ii LA VOZ DE LOS POBRES Desde muchas Tierras Editado por Deepa Narayan Patti Petesch PUBLICADO PARA EL BANCO MUNDIAL POR EDICIONES MUNDI-PRENSA Madrid * Barcelona * México Grupo Mundi-Prensa * Mundl-Prensa Libros, s. a. Castelló, 37 - 28001 Madrid Tel. 914363700- Fax 915 753998 E-mail: libreria@mundiprensa.es * Internet: www.mundiprensa.com * Mundi-Prensa Barcelona * Editorial Aedos, s. a. Consell de Cent, 391 - 08009 Barcelona Tel. 934 88 34 92 - Fax 934 87 76 59 E-mail: barcelona@mundiprensa.es Mundi-Prensa México, s. a. de C. V. Río Pánuco, 141 - Col. Cuauhtémoc 06500 México, D. F Tel. 00 525 55 533 56 58 - Fax 00 525 55 514 67 99 E-mail: mundiprensa@mundiprensa.com.mx Voices of the Poor: From Many Lands (La Voz de los Pobres: Desde muchas Tierras) (O 2002 The International Bank for Reconstruction and Development / The World Bank 1818 H Street, N.W., Washington, D.C. 20433, USA Publicado por Ediciones Mundi-Prensa Castelló, 37 o 28001 Madrid Ediciones Mundi-Prensa es una marca registrada de Mundi-Prensa Libros, S. A. Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de es- te libro ni el almacenamiento en un sistema informático, ni la transmisión de cual- quier forma o cualquier medio, electrónico, mecánico, fotocopia, registro u otros medios sin el permiso previo de los titulares del copyright. Esta edición española no es una traducción oficial del Banco Mundial. El Banco Mundial no garantiza la exactitud del trabajo y no se responsabiliza de las consecuencias en su interpretación o uso. Las opiniones, interpretaciones y conclusiones expresadas en este estudio son exclusivamente las de los autores y no deben atribuirse de manera alguna al Banco Mundial, sus instituciones afiliadas o los miembros del Directorio Ejecutivo de la institución ni a los países representados en éste. Las fronteras, colores, denomina- ciones y demás información incluidas en todos los mapas que figuran en este trabajo no suponen ningún juicio por parte del Grupo del Banco Mundial acerca de la situación legal de ningún territorio ni el respaldo o aceptación de esas fronteras. ISBN: 84-8476-107-X Depósito Legal: M. 54.414-2002 Imprime: A. G. Cuesta, S.A. - Seseña, 13 - 28024 Madrid Eg Texto impreso en papel ecológico. Indice Prefacio ............................................... XIII Agradecimientos .XV Introducción ............................................ 1 Marco metodológico y proceso de estudio ..... .............. 2 Antecedentes del estudio ........ ...................... 2 Asociaciones de investigación ....... .................... 3 Marco de muestreo ......... ......................... 4 Análisis de datos .......... .......................... 4 Seguimiento ............. ........................... 6 Desafíos planteados al escribir y editar este libro ..... ......... 7 La importancia del contexto específico ...... ............... 8 Organización del libro ......... ......................... 12 Ghana - «Bolsillos vacios» ......... ........................ 17 Hambre y malestar .......... ........................... 20 Falta de dinero ........... ........................... 23 Diversos obstáculos a la agricultura ...... ................ 24 Falta de trabajo .......... ........................... 27 Haciendo frente a las dificultades ...... ................. 29 El Gobierno tiene importancia, pero su ayuda resulta escasa ..... 30 Falta de servícios básicos ........ ...................... 32 Fe en los jefes y en las Iglesias ....... ................... 35 Poca estimación de las ONGs ....... ................... 37 Responsabilidades crecientes para las mujeres, pero pocos derechos 38 ¿Beneficios económicos? .39 Violencia de género extendida .41 Conclusión .42 Malawi - «Una madeja enmañarada» .51 Salir adelante o quedarse en la pobreza: sin escurreplatos .54 Atrapados en una red de miseria .56 y Estómagos vacíos ........... ......................... 56 Matrimonio prematuro, alta fertilidad y menos tierras .... ... 57 Abonos caros y moneda devaluada ...... ................ 58 Trabajos precarios ........... ........................ 59 Variaciones erráticas de la meteorología ..... ............. 60 Falta de crédito ............ ......................... 61 Carreteras y suministro de agua inadecuados ..... .......... 63 La aspiración a la enseñanza ....... .................... 64 La salud en peligro ........... ........................ 65 Divorciadas y viudas ......... ........................ 67 Niños abandonados sin esperanza ...... ................. 69 Robos y otros delitos ......... ........................ 69 Atrapados en la maraña ......... ...................... 71 Algunos consiguen ser libres ........ ..................... 73 Recurriendo unos a otros ......... ....................... 75 Conclusión ........................................... 77 Nigeria - « Malestar e inseguridad» ...... ................... 85 Cuesta abajo . ........................................ 89 Deficiente gestión de los asuntos públicos ..... .............. 91 Mal funcionamiento del sector privado ..... .............. 92 Instituciones religiosas y basadas en la comunidad: de confianza pero excluyentes ........................................... 94 Malestar ............................................. 97 Riesgos corporales ........... ........................ 97 Entorno físico erosionado e infraestructuras ruinosas .... .... 98 Tensiones estacionales ......... ....................... 99 Delincuencia y conflictos ........ ...................... 100 Porvenir variado de la enseñanza ...... .................. 101 Signos de esperanza .......... ........................ 102 El abismo de las injusticias de género ...... ................. 103 Violencia doméstica .......... ........................ 105 El estigma de las mujeres sin hombres ...... .............. 106 Conclusión ............... ............................ 107 Bangladesh - «Olas de desastre» ....... ..................... 113 Los muchos riesgos de la gente pobre ...... ................ 116 Hambre, debilidad y escasa salud ...... ................. 118 Falta de activos ............ ......................... 120 Medios de vida inseguros ........ ...................... 122 Inundaciones y erosión ......... ...................... 126 Delincuencia, violencia y acoso policial ..... .............. 127 La dote . .......................................... 128 VI La voz de los pobres: Desde muchas Tierras 1~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Fuentes de vulnerabilidad y malos tratos a las mujeres .... ..... 130 Instituciones de Bangladesh ........ ...................... 132 Calificaciones deficientes para el gobierno local ..... ........ 133 Dependencia de los prestamistas ...... .................. 134 ONGs: fiables y honradas ........ ..................... 135 Instituciones religiosas: importantes pero limitadas .... ...... 137 Conclusión . ........................................... 138 India - «Logros y estancamiento en Bihar y Andhra Pradesh» ..... 147 Experiencias sobre el bienestar y el malestar ..... ............ 152 Criterios del Bienestar ......... ....................... 152 Problemas y prioridades de la comunidad ..... ............ 155 Tendencias dispares ........... ......................... 160 Contribución de las instituciones al bienestar ..... ........... 161 Instituciones de primera línea en Netarhat ..... ............ 162 Instituciones estatales ......... ........................ 164 Instituciones locales .......... ........................ 167 Relaciones de género .......... ......................... 170 Medios de vida más variados ....... .................... 171 Cambios en la toma de decisiones familiares ..... .......... 171 Violencia doméstica ......... ......................... 172 Todavía un largo camino por recorrer ..... ............... 173 Conclusión . ........................................... 173 Indonesia - «Haciendo frente a la vulnerabilidad y a la crisis» ..... 181 Expuestos a muchos frentes ........ ...................... 184 Crisis del mercado .......... ........................ 185 Falta de activos y acceso a recursos de propiedad común ...... 188 Alejamiento, aislamiento y falta de fuerza de negociación ..... 190 Tensiones y conmociones estacionales y ambientales .... ..... 191 Reducción de la inseguridad: papel de las instituciones formales e informales .193 Poca confianza en las instituciones públicas .194 Redes de seguridad proporcionadas por el gobierno .195 Protección corporal: Asistencia sanitaria .198 Luchando por conseguir un crédito: Fuentes oficiales y extraofi- ciales .199 Constitución de redes informales de supervivencia .201 Las relaciones de género aumentan la vulnerabilidad de las mujeres . 202 Mejoras con el paso del tiempo .203 El daño causado por el divorcio .204 Índice VII Descenso de los malos tratos domésticos, pero todavía frecuentes 205 Conclusión ........................................... 207 Bosnia Herzegovina - «Vidas desgarradas por la guerra» .... ...... 213 Una pérdida tras otra .......... ........................ 216 Sufrimiento físico y emocional ....... ................... 217 Destrucción de la clase media ....... ................... 217 La guerra es la culpable ......... ...................... 218 Desempleo y hundimiento de la industria ...... .............. 219 Los desplazados: en busca de hogar ...... .................. 221 Organizándose en Glogova ....... ..................... 221 Sordidez en Tombak .......... ....................... 222 Personas desplazadas en Capljina ...... ................. 223 Luchando por salir adelante ........ ...................... 223 Nuevos papeles para hombres y mujeres ..... ............. 224 Violencia doméstica .......... ........................ 224 Los jóvenes pierden la esperanza ...... .................. 226 Ningún lugar a donde dirigirse ....... ..................... 227 El fracaso de las instituciones del Estado ..... ............. 227 Propietarios de negocios, los que hicieron ganancias con la gue- rra y las personas que vuelven del extranjero ..... ......... 229 Vacilante ayuda humanitaria ....... .................... 231 Contando con los parientes cercanos y lejanos ..... ......... 232 Conclusión ........................................... 233 Bulgaria - «Tambaleándose por el cambio» ..... .............. 239 La mayoría atribulada .......... ........................ 242 Promesas incumplidas ......... ....................... 245 Desempleo: la doble pérdida ....... .................... 246 Enajenación y humillación ........ ..................... 247 «Somos como basura «: niños marginados ..... ........... 248 Conflictos continuados de las minorías ...... ............... 251 Navegando entre los cambios ........ ..................... 254 El retorno a la agricultura de subsistencia ..... ............ 254 La economía «real» .......... ........................ 255 Las instituciones útiles: «su propia gente» ..... .............. 258 Instituciones estatales .......... ....................... 259 Intervención de las ONGs ........ ..................... 264 El legado del patriarcado ......... ....................... 265 Conclusión ........................................... 268 VIII La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Kirguizia - «Ayuda que desaparece, pobreza que va en aumento» . 275 Kok Yangak, una ciudad en crisis ...... ................... 279 Comunidades en lucha ......... ......................... 280 Medios de vida precarios ........ ...................... 282 Ausencia de infraestructuras básicas ...... ............... 283 Problemas sociales en aumento ...... ................... 285 Apoyo institucional limitado ....... ...................... 286 Instituciones del Estado: quebrantadas y desprovistas de respon- sabilidad ........... ............................... 286 Contactos sociales: inestimables pero utilizados a tope .... ... 290 Papeles de género contradictorios ...... ................... 291 Tiempos de inquietud para las familias ..... .............. 292 Informes sobre malos tratos domésticos ..... .............. 293 Hombres y mujeres en sociedad ...... ................... 295 Conclusión ........................................... 296 Federación Rusa - «Luchando contra la marea» ..... ........... 301 Los nuevos pobres y la nueva élite ...... ................... 305 El desarrollo de una ,vida normal» ...... ................ 305 Los «nuevos rusos» ......................... ........... 308 Luchando por resistir .......... ......................... 310 Salarios aplazados, empleos que desaparecen ..... .......... 310 Trabajo informal y agricultura de subsistencia ..... ......... 312 Criminalidad y policía ineficaz ....... ................... 313 Alcoholismo .............. .......................... 315 Riesgos sanitarios .......... .......................... 316 Gestión de los asuntos públicos en descomposición .... ........ 317 Desintegración y corrupción burocráticas ..... ............. 318 El sector privado ..................................... 321 Grupos cívicos y religiosos ....... ...................... 322 Familia y amigos ..................................... 322 Crecientes responsabilidades de las mujeres ..... ............. 324 Conclusión ........................................... 326 Argentina - «La vida solía ser mejor>» ...... .................. 333 Medios de vida perdidos y los nuevos mercados de trabajo ....... 337 Inseguridad y familias que se esfuerzan ...................... 339 Papeles de género intercambiados ........................ 341 Malos tratos domésticos ............................... 343 Efectos sobre la generación siguiente ..... ................ 344 Delincuencia generalizada ........ ........................ 347 Brutalidad policial .......... ......................... 347 Índice IX Lugares más seguros en el campo ...... .................. 348 Respuesta limitada de la comunidad y del Gobierno a la pobreza. . 349 Actuaciones y asociaciones con base en la comunidad .... .... 350 El Gobierno ayuda a sobrevivir a la gente pobre ............. 353 Problemas más allá de las comunidades pobres ................ 354 Conclusión . .......................................... 355 Brasil - «Pérdidas y ganancias en las Favelas» ..... ............ 363 Falta de trabajo, subempleo y abusos en el lugar de trabajo ...... 366 La vida en medio de la violencia ....... .................... 369 Miedo en las calles .......... ......................... 369 Miedo en el hogar .................................... 371 Violencia, abuso de ciertas substancias y niños .............. 375 Pobreza, poder y clase social .............................. 377 Interacciones entre brasileños pobres e instituciones ..... ....... 379 Lo que funciona y lo que no funciona en Novo Horizonte ..... 381 Progreso en las favelas ........ ........................ 393 Autoayuda en las favelas brasileñas ...... ................ 386 Conclusión ........................................... 389 Ecuador - «Los peligros de la pobreza» ...... ................. 395 Problemas y prioridades ......... ........................ 398 Hambre ........................................... 398 Medios de vida e inseguridad en la propiedad ............... 399 Violencia y raza ........... .......................... 403 Riesgos medioambientales entrelazados ..... .............. 404 Luchando por la educación ............................. 407 Encuentros con las instituciones ....... .................... 408 Servicios gubernamentales ....... ...................... 409 ONGs e Iglesias ........... .......................... 412 Acción de la comunidad ........ ....................... 413 Dinámica de género en la familia ...... .................... 416 Conclusión ........................................... 420 Jamaica - «Una isla en un mundo turbulento» ..... ............ 429 Golpeados por fuerzas globales ............................ 432 Medios de vida escasos ........ ........................ 432 Condiciones meteorológicas extremas y cambio medioambiental . 436 El tráfico de drogas local y global ........................ 437 La lucha por una vida mejor .............................. 439 Irse para ir tirando ......... .......................... 439 Iniciativa empresarial local ....... ...................... 440 X La voz de los pobres: Desde muchas Tierras La educación pierde su atractivo ......................... 441 Gente pobre y servicios públicos ....... .................... 443 Gobierno y «politricks» (trucos de la política) ..... ......... 443 Instituciones valoradas en Little Bay ...................... 445 Una cultura humanitaria en tensión ...... .................. 446 Ayudando a los jóvenes y a los menos afortunados ........... 447 Resistiendo a la delincuencia y a los conflictos ..... ......... 448 Tradiciones maronitas en tensión ...... .................. 450 Las mujeres aspiran a la independencia y a la seguridad .... ..... 452 Conclusión ........................................... 455 Conclusión - «Una aproximación que facilita la reducción de la po- breza» . ................................................. 461 Activos y aptitudes de la gente pobre ...... ................. 462 Bienes materiales ..................................... 462 Salud corporal ............. ......................... 464 Integridad corporal .......... ......................... 464 Integridad emocional ......... ........................ 465 Respeto y dignidad .......... ......................... 466 Pertenencia social ........... ......................... 466 Identidad cultural ........... ......................... 467 Imaginación, información y educación ...... .............. 469 Capacidad de organización ............................. 469 Representación política y responsabilidad .................. 470 Efectos del desorden económico y de los cambios de política ..... 471 Tensiones a nivel de toda la Economía, medios de vida e ingresos en situación de empeoramiento .......................... 472 Precios en aumento ................................... 475 Servicios públicos que se hunden ...... .................. 476 La cultura de las instituciones mediadoras: estatales, de mercado y municipales ........................................... 477 Corrupción ......................................... 477 Clientelismo y patrocinio ........ ...................... 478 Desorden, delincuencia y conflicto ...... ................. 478 Comportamiento discriminatorio ...... .................. 479 Enajenación y desesperación ............................ 480 Familias en tensión ............ ......................... 480 La persistente inseguridad de las mujeres ..... ............. 481 «Hagamos que los niños no tengan problemas económicos» . . . 483 Tratando el fracaso del Estado: Una aproximación que facilita el desarrollo ......................... 487 1. Promover políticas económicas en favor de los pobres ..... 488 2. Invertir en activos y aptitudes de la gente pobre .......... 489 3. Asociaciones de apoyo a la gente pobre ..... ........... 490 Índice XI 4. Poner remedio a la injusticia de género y a la vulnerabilidad de los niños ........... .......................... 491 5. Proteger los derechos de los pobres ..... .............. 492 Anexo 1. Indicadores del desarrollo para catorce estudios de casos de países ........ ............ .. ......................... 495 Anexo 2. Monedas nacionales y tipo de cambio de 1999 .... .... 501 Anexo 3. Visión de conjunto de temas y métodos de estudio ...... 503 XII La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Prefacio Este es el último libro de una serie de tres partes titulada La voz de los po- bres. La serie está basada en un esfuerzo sin precedentes para recoger las opiniones, experiencias y aspiraciones de más de 60.000 hombres y mujeres pobres pertenecientes a sesenta países. La obra fue emprendida para el Infor- me de desarrollo mundial 2000/2001: Atacando a la pobreza. El primer volumen de la serie, ¿Hay alguien que nos escuche?, utiliza es- tudios realizados en los años 90 y reúne las voces de más de 40.000 personas pobres de cincuenta países. El segundo volumen, Clamando por el cambio, está basado en trabajo de campo comparativo dirigido en 1999 e incluye las voces de más de 20.000 hombres y mujeres pobres en veintitrés países. Desde muchas tierras presenta una selección de estos estudios de campo. El estudio de La voz de los pobres es diferente de todos los demás estudios sobre la po- breza a gran escala. Al utilizar métodos de investigación participativa y cuali- tativa, el estudio presenta directamente, a través de las propias voces de la gente pobre, la realidad de sus vidas. ¿Qué opinión tiene la gente pobre de la pobreza y del bienestar? ¿Cuáles son sus problemas y prioridades? ¿Cuál es su experiencia con las instituciones del Estado, los mercados y la sociedad ci- vil? ¿Cómo se están comportando las relaciones de género dentro de las fami- lias y de las comunidades? Queremos dar las gracias al equipo del proyecto dirigido por Deepa Narayan del Grupo de pobreza del Banco Mundial, y en particular a los equipos de investigación de campo, por haber emprendido es- te trabajo. Lo que la gente pobre comparte con nosotros es sensatez. La mayor par- te de ellos piensa que se encuentran en peor situación y con mayor inseguri- dad que en el pasado. La gente pobre se preocupa sobre muchas cosas de las que todos nos preocupamos: felicidad, familia, hijos, medios de vida, segu- ros, seguridad, dignidad y respeto. Las descripciones que hacen los pobres de sus encuentros con una serie de instituciones reclaman el que todos nosotros volvamos a considerar nuestras estrategias. Desde el punto de vista de la gen- te pobre, la corrupción, la impertinencia y el comportamiento ofensivo echan a menudo a perder la imagen de las instituciones formales del Estado. Las or- ganizaciones no gubernamentales (ONGs) reciben también a menudo califi- xiii caciones dispares de los pobres. A la gente pobre le gustaría que las ONGs re- conocieran su responsabilidad ante ellos. Las relaciones mutuas de los pobres con comerciantes y mercados están marcadas por su impotencia para nego- ciar precios razonables. ¿Cómo sobrevive entonces la gente pobre? Se dirigen a sus contactos informales de familia, parientes, amigos y vecinos, pero estos se encuentran ya con muy escasos recursos. Deseamos elogiar ante ustedes la importancia y autenticidad de la pre- sente obra. ¿Qué puede haber más importante que escuchar a los pobres y trabajar con nuestros socios en todo el mundo para responder a sus preocu- paciones? Nuestra misión fundamental consiste en ayudar a los pobres a salir bien en sus propios empeños y el libro plantea grandes desafíos, tanto a nues- tras instituciones como a todos los que estamos preocupados por la pobreza. Estamos preparados para seguir siendo responsables y para llevar a cabo el esfuerzo de tratar de responder a estas voces. Evidentemente, no podemos realizar solos esta tarea. Les recomendamos encarecidamente que lean este li- bro, que reflexionen y que reaccionen después de su lectura. Tenemos la espe- ranza de que las voces de este libro les llamarán a la acción, como lo hicieron con nosotros. CLARE SHORT JAMES D. WOLFENSOHN Secretario de Estado para el Desarrollo Director General, Internacional, Reino Unido Banco Mundial xiv La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Agradecimientos stamos agradecidos a los hombres y mujeres pobres que participaron en el estudio «La voz de los pobres » y que compartieron sus sueños y esfuer- zos con nosotros. El estudio «La voz de los pobres» estuvo basado en el Grupo de Reduc- ción de la Pobreza del Banco Mundial y apreciamos el apoyo continuado de todos nuestros colegas. Magui Moreno Torres llevó a cabo la investigación de fondo y el análisis y comprobación de hechos, aparentemente sin fin, de los catorce estudios de casos. Bryan Kurey y Talat Shah contribuyeron asi- mismo al apoyo de la investigación. Simone Cecchini, Giovanna Prennushi y Kalpana Mehra llevaron el control de los datos cuantitativos y Símone prepa- ró los cuadros del anexo 2. Además, tuvimos ocasión de aprovechar en gran medida las aportaciones de cuatro investigadores experimentados, no perte- necientes al Banco, que redactaron el borrador de la parte inicial de muchos capítulos: Vanessa Gray, Wendy Hammond, Carrie Meyer y Justine Sass. Michael Walton, Boniface Essama-Nssah y Lynn Bennet hicieron comen- tarios muy útiles sobre los capítulos inicial y final. También deseamos dar las gracias al personal del Banco Mundial y a otras personas que nos proporcio- naron materiales de información previa y «feedback» sobre borradores de ca- pítulos y estudios de casos de países: Nilufar Ahmad, Sabina Alkire, John Blaxall, Alf Ivar Blikberg, Sudarshan Canagarajah, Sandra Cesilini, Nancy Cooke, Aline Coudouel, Boryana Gotcheva, Simon Gray, Stella Ilieva, Polly Jones, Ratna 1. Josodipoero, Sanjay Kathuria, Gregory Kisunko, Valerie Ko- zel, Pilar Larreamendy, William Maloney, Kofi Marrah, Suman Mehra, Stan Peabody, Jeeva Perumalpillai-Essex, Jessica Poppele, Giovanna Prennushi, Jeff Procak, Kinnon Scott, Sandor Sipos, Jim Smith, David Steel, Jorge Uqui- llas, Joachim von Amsberg, Eduardo Wallentin, Eliza Winters y Salman Zai- di. Kristin Rusch trabajó en estrecha colaboración con nosotros durante más de un año, proporcionando importante apoyo editorial. No hubiéramos podido acabar este libro sin su colaboración. Damos asimismo las gracias a Cathy Sunshine por su corrección y edición del manuscrito y a la Oficina del Editor del Banco por su ayuda para conseguir publicar el libro. xv La publicación del tercer volumen resultó posible a través del generoso apoyo financiero del Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido, la Agencia sueca de Cooperación y Desarrollo Internacional y el Ban- co Mundial. xvi La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Introducción Deepa Narayan y Patti Petesch ivir a través del hambre y de las privaciones físicas desde la infancia V hasta una vejez prematura y a través de los cambios de tendencia econó- mica que cierran fábricas y le hacen perder su valor a la moneda en un ins- tante. Vivir a través de los conflictos sociales, las convulsiones políticas y la guerra. A través de todo esto, hombres y mujeres pobres de comunidades es- parcidas por todo el mundo a quienes les vuelve a la memoria su profundo deseo de un mejor futuro para sus hijos. Ocurra lo que octurra, manifiestan, hagamos que los niños se encutentren bien. Desde muchas Tierras presenta las experiencias de gentes que se encuen- tran agotadas por las persistentes privaciones y abofeteadas por fuertes con- mociones para cuya superación se sienten mal provistas. Las historias de la gente pobre constituyen un testimonio de su resistencia, de su lucha frente a la desesperación, de su determinación por acumular bienes y de su deseo de vivir para sus familias, en particular sus hijos. Las historias revelan algunos de los motivos por los cuales la gente pobre sigue siendo pobre, a pesar de es- tar trabajando largas horas día tras día. Ponen de manifiesto a menudo en- cuentros degradantes con las instituciones estatales, mercantiles y municipa- les que distorsionan criterios políticos, económicos y sociales bien pensados. Las historias de la gente pobre también comunican su creciente inseguridad en una era de cambios globales. Los volúmenes 1 y 2 de la serie La Voz de los Pobres examinaba los sor- prendentes puntos comunes en la experiencia de la pobreza a través de los distintos países'. En este último volumen, nos centramos en la diversidad de la pobreza en catorce países, subrayando las conclusiones fundamentales2. Los países son presentados por región: 11 1 | ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~1 Afica Asia del Sur Europa y Latinoamérica y del Este Asia Central y el Caribe Ghana Bangladesh Bosnma-Herzegovína Argentina Malawi India Bulgaria Brasil Nigeria 1ndonesía República Kirguizia Ecuador Rusia Jamaica El presente capítulo describe el marco de investigación y unos pocos de los desafíos clave al escribir y editar este libro, así como la importancia del con- texto para comprender la pobreza y el malestar. Marco metodológico y proceso de estudio 1E marco metodológico se apoya en tradiciones epistemológicas de la so- Eciología, la antropología y la investigación participativa, en particular Evaluaciones Participativas de Pobreza (EPP). No obstante, el estudio no es un análisis convencional, de tipo sociológico o antropológico, de pobreza ni se trata de una investigación participativa convencional, emprendida para proporcionar información a la actuación colectiva a nivel de comunidad. La metodología del estudio se trata en profundidad en los volúmenes 1 y 2, que- dando resumida más abajo. Antecedentes del estudio El plan de estudio estuvo influido por tres factores: el objetivo global de pro- porcionar información para el Informe de Desarrollo Mundial 2000/2001: Lucha contra la Pobreza (IDM 2000/01) del Banco Mundial y la ajustada fe- cha límite que esto implicaba; prácticas de investigación participativa y tradi- ciones de investigación en el Banco Mundial. El marco metodológico fue desarrollado principalmente para asegurar que el estudio resultaría útil para el IDM 2000/01. El escrito inicial «La Voz de los Pobres para proporcionar información al IDM 2000», redactado en ju- lio de 1998, empieza con la premisa: «Los pobres son los verdaderos expertos en pobreza. Por consiguiente, un documento programático del siglo xxi sobre estrategias frente a la pobreza deberá estar basado en experiencias, priorida- des, reflexiones y recomendaciones de niños, mujeres y hombres pobres» 3. Los fondos de investigación para La Voz de los Pobres fueron confirmados en noviembre de 1998 y el equipo del IDM quería los resultados principales para julio de 1999. El desafío consistía entonces en completar un estudio muy extenso en un periodo muy breve. Las presiones sobre la fecha límite lle- varon a la decisión de limitar la materia de estudio a cuatro series de cuestio- nes: definiciones por parte de la gente pobre de a quién consideran pobre y a 2 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras quién no; problemas y prioridades principales en sus respectivas comunida- des; instituciones más importantes en su vida diaria y cambios en las relacio- nes de género a lo largo del último decenio. En segundo lugar, la metodología se vio influida en gran medida por la decisión de utilizar métodos de investigación participativa. Las herramientas de investigación participativa son, por lo general, abiertas e interactivas, para permitir una investigación de resultados y de aprendizaje compartido entre habitantes de la localidad y personas ajenas. Con los métodos participativos, los habitantes de la localidad actúan como asociados en la identificación de problemas, la recogida de datos, el análisis y la acción de seguimiento. Se uti- lizan una serie de técnicas para facilitar la investigación participativa, inclu- yendo debates de pequeños grupos. Las sesiones de pequeños grupos a menu- do incluyen ejercicios esquemáticos, tales como la matriz del bienestar que aparece en el capítulo de Rusia, o la evaluación institucional en el capítulo de Brasil. El anexo 3 resume los asuntos y métodos utilizados por los equipos de investigación para el presente estudio4. En tercer lugar, el plan de estudio estuvo influenciado por el paradigma de investigación del Banco Mundial, que es cuantitativo por naturaleza. Los estu- dios cuantitativos típicamente suponen la realización de amplios informes fa- miliares que sean representativos a nivel nacional. Estos métodos de investiga- ción gozan de amplio reconocimiento y las estadísticas referentes a la pobreza del Banco Mundial son apreciadas mundialmente por universitarios y órganos de decisión. Para que un estudio, basado en métodos participativos, sea toma- do seriamente en este entorno, tendría que realizarse en una escala suficiente- mente grande como para reducir la probabilidad de ser rechazado al producir anédotas simplemente interesantes'. Esta preocupación llevó a la decisión de llevar a cabo el nuevo estudio comparativo en un número comprendido al me- nos entre quince y veinte países, lo que finalmente se convirtió en el estudio de veintitrés países en que están basados este libro y el volumen 2. Asociaciones de investigación El proyecto «La Voz de los Pobres» catalizó diversas asociaciones de investi- gación a través del mundo. Los investigadores vinieron de la Universidad, de ONGs sobre el terreno, firmas de consultoría privadas o grupos de expertos, y personal del Banco Mundial o eran consultores independientes. El estudio fue anunciado dentro del Banco Mundial en enero de 1999, y el personal fue invitado a presentar propuestas. En Indonesia, Nigeria y Viet- nam, el personal del Banco sobre el terreno gestionó el estudio y estuvo tam- bién estrechamente implicado en el trabajo de campo y en el análisis. En die- ciséis países adicionales, numeroso personal del Banco basado en la oficina central llegó a estar también implicado, identificando fondos de investigación compensatorios e investigadores locales y revisando el diseño de la muestra y los informes en borrador para aquellos países. Introducción 3 Las ONGs de Bangladesh, Bolivia, India y Somalia gestionaron el estudio por sí mismas. En el caso de Bangladesh, el Grupo de Trabajo de una ONG paraguas en el Banco Mundial se puso en contacto con nosotros acerca de su participación en el estudio y financió por sí mismo aquel estudio completo. Se pensó que era especialmente probable que las ONGs sobre el terreno utili- zasen los resultados para llevar a cabo una rápida acción de seguimiento a ni- vel comunitario. Marco de muestreo El marco de muestreo para el estudio era intencionado. Se les pidió a los in- vestigadores que seleccionasen entre ocho y quince comunidades, para refle- jar los más frecuentes grupos de pobreza y la diversidad de la pobreza en sus países concretos. La selección de la comunidad se basó en los mapas de po- breza existentes y en la información socioeconómica, geografía, etnicidad, particularidades de grupos sociales vulnerables, situación de la industria y otros factores que definen la naturaleza de la pobreza en un contexto deter- minado. Los métodos de muestreo, tal como se aplican a países concretos, son descritos en los capítulos de país. Los resultados representan principal- mente las voces de quienes se encuentran todavía en la pobreza y no las de aquellos que ya han salido de ella. En cada comunidad, los investigadores utilizaron un buen número de técnicas para llegar a mujeres, hombres, gente mayor, jóvenes y, ocasional- mente, niños pobres. Fueron identificados participantes en pequeños grupos de debate con la ayuda de contactos clave de tipo local y externo que cono- cían la comunidad. Los investigadores identificaron asimismo participantes en el estudio mediante el trabajo de grupos de debate inicial7. Sin embargo, los investigadores no siempre mantenían el control sobre quienes participa- ban en los grupos. Es bastante probable que los más pobres de entre los po- bres estén representados por debajo de lo que sería lógico en el estudio, ya que se encuentan extremadamente marginalizados en las comunidades, inclu- so entre otros pobres. Además de trabajar con grupos, los investigadores realizaron entrevistas abiertas para reunir breves historias de la vida de hombres y mujeres que ha- bían caído en la pobreza, habían sido pobres durante toda su vida o habían conseguido salir de la pobreza. Los investigadores mantuvieron asimismo en- trevistas con una serie de personas que conocían a fondo las comunidades, incluyendo funcionarios locales y de distrito, líderes formales e informales y maestros de escuela. Análisis de datos Los hechos o datos de investigación cualitativa difieren de los hechos del in- forme. Los métodos de investigación cualitativa son considerados a menudo 4 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras con recelo por aquellos que están acostumbrados a informes estructurados, de tipo cuantitativo. Con arreglo a su argumento, teniendo en cuenta que las uni- dades de análisis son datos de texto antes que números, los investigadores po- drán recoger y elegir aquello acerca de lo que deseen informar sobre la base de sus sesgos. Sin embargo, minimizar el sesgo constituye también un punto a considerar por los investigadores que utilizan datos numéricos. Tanto en los métodos cualitativos como cuantitativos de investigación es importante utili- zar técnicas para minimizar el sesgo y revelar métodos de proceso de datos8. Una aproximación inductiva al análisis sistemático de contenido fue uti- lizada en el presente estudio. A nivel de campo, los investigadores llevaron notas de campo detalladas y resultados de verificación cruzada. Agregaban los resultados primero dentro de cada grupo de debate y entrevista indivi- dual, y luego a través de los grupos de debate y entrevistas, al preparar un in- forme comunitario consolidado. En varios países, se organizaron talleres con el equipo de campo completo para comparar y analizar resultados a nivel de comunidad. Cada equipo de país preparó entonces un informe de síntesis na- cional. Para proseguir con la verificación cruzada de datos, dos subconjuntos de datos fueron sistemáticamente cuantificados. Además, los resultados del estu- dio fueron sometidos a verificación cruzada con otros datos cuantitativos so- bre crecimiento, tendencias de la pobreza, indicadores de desarrollo humano y otras investigaciones pertinentes, aunque éstas no son siempre citadas. Los recuentos de frecuencia se aplicaron a dos áreas de asuntos, a saber instituciones y género, cuyas categorías para el análisis se desarrollaban a tra- vés de un proceso laborioso e iterativo de identificación y clasificación de te- mas frecuentes y de determinar el número de veces que estos temas fueron mencionados a través de los conjuntos de datos. Este método fue aplicado en primer lugar para entender lo que la gente pobre decía acerca de las institu- ciones. En cada grupo de debate, los pobres clasificaron las instituciones co- mo muy importantes, muy eficaces y muy poco eficaces. Las cinco institucio- nes consideradas como más importantes por cada grupo de debate en cada comunidad fueron tabuladas de dos formas diferentes, ponderada y no pon- derada. Dos codificadores volvieron a codificar entonces el conjunto comple- to de datos para asegurarse de que las clasificaciones eran correctas. Sólo este proceso llevó dos meses a dos analistas de investigación de dedicación com- pleta. Las pautas de resultados recogidas en cada informe nacional fueron ge- neralmente confirmadas, aunque se presentaron diferencias en algunos casos. El análisis contribuyó, por ejemplo, a resultados más matizados acerca de ONGs y organizaciones religiosas, al tiempo que confirmaba la importancia de la familia, parientes y amigos en las estrategias de supervivencia de mucha gente pobre9. De un modo parecido, las pautas de resultados referentes a violencia do- méstica resultaron complejas, problemáticas y controvertidas. Para llevar a Introducción 5 cabo la verificación cruzada de los resultados específicos de país, dos investi- gadores volvieron a los datos proporcionados por cada grupo de debate para identificar lo que los participantes decían sobre tendencias en la violencia físi- ca contra las mujeres en sus hogares. El análisis adicional reveló que la vio- lencia física doméstica estaba presente en el 91 por ciento de las comunida- des. Grupos de debate de menos de una tercera parte de las comunidades del estudio comunicaron descensos en los niveles de violencia contra las mujeres en la familia en los últimos años, pero incluso en muchas de estas comunida- des, la violencia doméstica era considerada todavía como algo general. Para aportar coherencia a la presentación y al análisis a lo largo de los capítulos de países, nosotros como editores desempeñamos un papel de la mayor importancia al dar forma al marco analítico, preparar el borrador, in- tegrar otras fuentes de datos e incorporar la respuesta de los revisores. Ade- más de los mencionados controles de calidad, este libro requirió un ulterior análisis de los resultados a nivel de país y de los informes comunitarios."0 Los resultados del capítulo se compararon con datos cuantitativos refe- rentes a tendencias económicas y de la pobreza, indicadores de desarrollo hu- mano, la incidencia positiva del gasto público y el tamaño de la economía in- formal. Estas estadísticas demostraron ser especialmente valiosas porque ayudaron a enmarcar, asegurar y añadir credibilidad a las tendencias econó- micas y sociales de las que la gente pobre informaba. En dos cuestiones, los datos cuantitativos no resultaban coherentes con nuestros resultados. En primer lugar, hay unos pocos países en los que la eco- nomía global estaba en fase de crecimiento, pero la mayoría de los partici- pantes en el estudio informaban sobre el hambre en aumento y las privacio- nes en sus comunidades. Tal era el caso de Ghana, por ejemplo, donde una revisión más detallada de los datos de pobreza geográfica reveló que extensas zonas del país no se estaban beneficiando de la economía en crecimiento del país. En consecuencia, los investigadores visitaron algunas de estas zonas. En segundo lugar, los datos oficiales sobre desempleo no transmitían a menudo el alcance de la falta de trabajo y la dependencia de la gente pobre del traba- jo temporal e informal. Seguimiento Sin contar con fondos, la investigación de política participativa tiene esca- sas posibilidades de aportar beneficios inmediatos a las vidas de los partici- pantes pobres. La guía metodológica y la formación de campo subrayaban la importancia de no dar lugar a expectativas en las comunidades pobres y de ser explícitos en cuanto a no prometer ningún tipo de proyectos de se- guimiento. Sin embargo, tratamos de llevar a cabo el estudio y de escoger asociados de forma que se optimizase la probabilidad de acción a nivel comunitario. La respuesta de la comunidad sobre los resultados formaba parte de todos los 6 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras estudios de investigación. Una vez completado el estudio, recogimos fondos adicionales para los equipos del estudio, ya sea para ser devueltos a las pro- pias comunidades o para trabajar con otros que tenían presencia de campo. Cinco equipos de investigación se beneficiaron de estos fondos. En Brasil, un líder comunitario distribuyó independientemente el informe para su comuni- dad, incluyendo el envío de éste al gobernador del Estado y al presidente del país. En respuesta al estudio, el Banco Mundial ha aumentado proporcional- mente sus inversiones en actividades de desarrollo impulsadas por la comuni- dad en todas las regiones. Además, el IDM 2000/01, así como la mayor parte de los principales documentos estratégicos del Banco Mundial correspon- dientes a los veintitrés países participantes y a numerosos sectores (transpor- te, género, desarrollo rural y urbano, protección social, sanidad y energía) obtienen su información de los resultados nacionales o globales del estudio Las Voz de los Pobres". De una forma más general, el estudio ha ayudado a que los métodos cualitativos y participativos lleguen a ser más ampliamente reconocidos co- mo una herramienta de investigación creíble para comprender la pobreza y proporcionar información a efectos del diseño, realización y evaluación de acciones para reducirla. El estudio ha vuelto a despertar asimismo el diálo- go entre investigadores de tradiciones de investigación cualitativa y cuanti- tativa y el debate va avanzando de forma constructiva y a través de las dis- ciplinasí2. Desafíos planteados al escribir y editar este libro urante todo el proceso de estudio, seguimos reglas y procedimientos es- D tándar para llevar a cabo una buena investigación cualitativa. Rompe- mos, sin embargo, con las convenciones en cuanto a la forma de presentar nuestros resultados. Decidimos prescindir de la escritura de tipo técnico y académico y sustituirla por un estilo simple y claro que destaque las propias voces de la gente pobre. Nuestra utilización de citas directas para presentar los resultados, ha supuesto una fuente de controversia en relación con los dos primeros volúmenes, con alguna referencia a ello como «análisis por cita»"í3. Deseamos subrayar aquí que las citas fueron seleccionadas después de que in- tensos análisis de contenido aclararon el modelo de resultados. Las citas por sí mismas no constituyen, evidentemente, un recurso analítico. Utilizamos otros dos recursos de escritura para comunicar los resultados. En primer lugar, aunque el trabajo de campo fue realizado en 1999, escribi- mos en presente para tratar de reducir la distancia entre el lector y los partici- pantes en el estudio, cuya pobreza no está en el pasado. En segundo lugar, en Introducción 7 interés de la facilidad de lectura y para ajustarnos a los dos volúmenes ante- riores de la serie, hemos decidido no calificar los resultados cada vez que in- formamos sobre ellos. En lugar de ello, recomendamos encarecidamente a los lectores que tengan presente que los resultados no se pueden generalizar y aplicar a toda la gente pobre de aquel país14. A lo largo de nuestros análisis y redacción, fuimos conscientes de la ten- sión entre presentar contextos específicos y patrones generales. Una de las mayores aportaciones de la investigación abierta consiste en centrar la aten- ción en los diferentes contextos de los actores sociales. Las diferencias socia- les aparecieron sobre la base de etnicidad, geografía, ingresos, casta y género. Tratamos de estas diferencias cuando se dispone de suficientes datos. Aunque utilizamos frecuentemente la expresión «gente pobre», no tratamos de homo- geneizar a los pobres. Identificamos a los que hablan por género, edad, etnici- dad y conceptos similares, siempre que resulta posible. Varios encargados de corregir el borrador de los capítulos se sintieron molestos por el tono «negativo», ,. Dice lo siguiente: Empecé a trabajar ... como albañil, pero la vida no era tan fácil como había pensado, de forma que dejé Tamale para tvolver a Babatokuma y empezar a trabajar en la agricultura. Pero me gustaría haberme quedado en Tamale comZo albañil, porque desde el momento en que me hice agricultor las cosas han ido de mal en peor. No tengo ninzgún amigo. Nadie viene a visitarme, porque no tengo dinero. La granja de Bayor no produce suficientes alimentos para dar de comer a su familia, de forma que nunca puede disponer de ningún producto exceden- tario para la venta. «A veces trabajo como bracero agrícola para otras perso- nas, al efecto de obtener dinero para otras necesidades. Mi esposa realiza fae- nas agrícolas junto a mí y quema carbón vegetal (para su venta como combustible), para el mantenimiento de la familia», explica. De un modo parecido, los hombres y mujeres de medíana edad de Dor- yumu afirman que la principal causa de pobreza en su comunidad rural es la falta de capital para la agricultura. «Somos esencialmente agricultores, como los Ashantis. En Ashanti, se puede escardar con el alfanje porque su suelo es bueno. Por aquí, nuestro suelo es arcilloso, y necesitamos, por tanto, de un tractor para escardar el suelo. Los tractores cuestan dinero y, como no tene- mos el dinero, nos quedamos en casa». En Doryumu, grupos de hombres y mujeres reiteran que el dinero le permite a uno hacer todo lo que necesita, así como conseguir respeto y dignidad de todos los sectores de la sociedad. « Con Ghana 23 dinero, podríamos adquirir un tractor y pagar los gastos escolares de nues- tros hijos, de forma que prosperarían», advierte una mujer de mediana edad de Doryumu. Las mujeres de Twabidi dicen que podrían ampliar sus granjas si dispusieran de dinero suficiente para emplear mano de obra y adquirir otras inversiones agrícolas que facilitarían su trabajo. Vendedores y posibles empresarios, tanto en las comunidades urbanas como rurales, mencionan también la falta de dinero como el principal obstá- culo a su actividad comercial y a mercados más activos. Ohemaa Addae, una mujer de Atonsu Bokro, dice así: «Mi principal problema es la falta de dine- ro». Explica que con capital no sería pobre en la actualidad, porque podría vender más, alquilar una buena casa, pagar los gastos escolares de sus hijos y comer bien. Una mujer de Dobile Yirkpong de 38 años de edad dice que su principal necesidad es la de dinero para lanzar un pequeño negocio. Sin el ca- pital inicial de puesta en marcha, cree que seguirá siendo pobre para siempre. Mary Esi Asiedu, una mujer que vende batatas en Babatokuma, se esfuerza llevando a cabo su actividad en un mercado flojo. Efectúa la siguiente obser- vación: Hace diez años, era mucho mejor que en la actualidad. Construí mi casa hace cinco años y si hubiera querido hacerlo hoy, no hubiera podido construirla. Ahora, los clientes no compran mis batatas y no porque la gente ya no tenga hambre o porque hayan dejado de comer batatas, sino porque no disponen de dinero para ello. Ahora, incluso cuando vendo a crédito, es difícil para mí conseguir el dinero. Diversos obstáculos a la agricultura La pobreza en Ghana es más alta, con mucho, entre aquellos cuyo principal medio de vida es la agricultura encaminada a cosechas de alimentos, que re- presentan el 58 por ciento de las personas identificadas como pobres4. La agricultura de subsistencia constituye el principal medio de vida de cada co- munidad rural en el estudio y todas están acosadas por la inseguridad de la alimentación y por el hambre. Además de la falta de capital de la que se ha tratado más arriba, la gente pobre señala las malas carreteras, una serie de problemas meteorológicos y ambientales y el robo de ganado como los prin- cipales obstáculos, tanto para una agricultura con mayor éxito como para una seguridad de la alimentación en sus comunidades. Las carreteras malas o inexistentes aparecen como problemas para seis de las siete comunidades rurales visitadas. Los hombres de Twabidi señalan que su carretera llega a ser intransitable durante la estación de las lluvias. Asimismo, los conductores de camiones cargan tarifas muy altas por trans- portar las cosechas de los agricultores debido a la desigual carretera. Por con- siguiente, dicen los hombres, una gran parte de su cosecha se queda en las granjas, creando pérdidas posteriores a la cosecha y disuadiendo a los agri- 24 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras cultores de la mejora de la productividad. Igualmente, un grupo de debate de hombres de Adaboya, un pueblo situado a ocho kilómetros de la carretera más próxima, dice que su seguridad mejoraría en gran medida si «se constru- yera una carretera directa a Bongo, para mejorar los negocios y el comercio». Todos menos uno de los seis grupos de debate de Asukawkaw citaron su ma- la carretera como un problema principal de su comunidad y en Babatokuma «la falta de carreteras hasta las granjas» se considera como una causa impor- tante de pobreza. Además de las dificultades de transporte generales, los habitantes de ca- da comunidad informan de menores precipitaciones en los últimos años y describen efectos muy perjudiciales a causa de este cambio. Un grupo de hombres de Adaboya indica que hace diez años podían confiar en lluvias co- piosas para sus cosechas, en un río rebosante y en abundantes pastos para su ganado. Pero en la actualidad, afirman, lluvias tardías, irregulares e insufi- cientes les han puesto en una situación de gran riesgo de cosechas escasas y en inminente peligro de hambre e incluso de hambruna. Ya en la actualidad, informan mujeres y jóvenes de Adaboya, más de la mitad de los habitantes del pueblo «solicitan cereales, están débiles, flacos y sucios, sus labios y las suelas de sus zapatos están agrietadas y no disponen de un lugar para dor- mir». Las cosechas son escasas, de forma que los agricultores no tienen otra elección sino consumir todo el alimento que recogen, no dejando cosechas de las que obtener semillas para la próxima temporada de siembra. En Tabe Ere, las mujeres añaden que «el hambre afecta a los animales salvajes que vagan para destruir nuestras cosechas, ya que no están bien alimentados por la na- turaleza debido a la falta de lluvias». El agotamiento del suelo constituye otro problema, frecuentemente men- cionado por los agricultores pobres. Las mujeres de Dobile Yirkpong expli- can que la fertilidad del suelo ha disminuido como consecuencia de fuegos de arbustos y de cultivos continuados. Un grupo de hombres de Tabe Ere tam- bién señala que las tierras son menos productivas, pero identifican como cau- sas la escasa pluviosidad y la falta de instalaciones de riego, así como los fue- gos de arbustos. Estos últimos preocupan también a los hombres mayores de Asukawkaw, donde tales fuegos destruyen grandes extensiones de tierra y co- sechas de alimentos. Los grupos de debate de Adaboya, Babatokuma, y Tabe Ere mencionan los abonos y otras inversiones agrícolas como necesidades apremiantes y ponen en relación las condiciones del suelo que empeora con la falta de crédito para inversiones. La deforestación, que es el resultado de despejar tierras para granjas, de la recogida de leña para combustible y de la explotación forestal, es causa asimismo de dificultades para las comunidades rurales. Los jóvenes de Ada- boya efectúan la observación de que las restricciones agrícolas han llevado a muchas personas a quemar carbón vegetal y a la recogida de madera para su venta como combustible. Estas actividades, dicen, están intensificando a su Ghana 25 vez el ritmo de degradación del suelo y la desertización, creando un ciclo des- tructor. En Twabidi, se comenta que se han puesto en peligro los medios de vida procedentes de la agricultura por el agotamiento del suelo, resultante del exceso de uso y por la falta de inversiones agrícolas, conjuntamente con las actividades de explotación forestal (recuadro 1). Algunas personas, tales como Ziem, cuya historia abría este capítulo, su- brayan los riesgos del robo de ganado. Otras gentes pueden apoderarse de cualquier cosa que los agricultores tengan. La pérdida de ganado debida a los ladrones, un nuevo fenómeno que se considera tanto una causa como un re- sultado de la pobreza, es frecuente en Adaboya, Dobile, Yirkpong y Tabe Ere. Un grupo de hombres de Adaboya afirma que la cría de aves de corral, cer- dos, cabras y ovejas podría proporcionar una valiosa forma de seguridad, pe- ro debido a que a la mayor parte de estos animales se les deja en campo abierto, son susceptibles de robo. Los hombres creen que el número de ladro- nes en la zona ha aumentado. En Tabe Ere, un grupo de mujeres indica que el miedo al robo hace que se abstengan de criar ganado. En comunidades donde hay policía, la gente pobre señala en general que esta última resulta ineficaz a efectos de protegerles del robo o para detener a los culpables. Para aquellos que poseen tierra fértil y experiencia práctica, la agricul- tura puede aportar bienestar. Mohammed Bukari nació y fue criado en Dobi- le Yirkpong. Tiene tres esposas y siete hijos. Otros familiares dependientes in- cluyen su madre, su hermana y sus dos hijos, un hijastro, las dos esposas de su hermano menor y el hijo de su cuñado, que se queda con ellos para asistir a la escuela, lo que hace un total de diecinueve personas en su casa. Después del fallecimiento de su padre, Mohammed heredó la granja de este último y reinvirtió con provecho el producto de la granja en cabras, ovejas y aves de corral. Él explica que la cría de ganado constituyó una importante aporta- ción a su éxito, porque puede vender sus animales, según lo va necesitando, RECUADRO 1. Deforestacl6n y la Industria de explotaci6n forestal Hace cincuenta años, cuando se llevó a cabo el asentamiento de Twabidí por pri- mera vez, estaba rodeado de bosques exuberantes y fértiles. Hoy, los habitantes de Twabidi mencionan la exploracion forestal como una de las principales amenazas para su comunidad. Los hombres de T%abhdí señalan que los negociantes en ma- deras talaban árboles, lo que contnbuye a la deforestación y destruye sus cosechas. Los negociantes de maderas prometen indemnizar a los agricultores por la destruc- ción de cosechas, pero nunca han compensado efectivamente a nadie por sus per- didas. Según los residentes, ha habido escaramuzas sangrientas entre agricullores y conductores de camiones madereros. La comunidad cree que el gobierno debería regular la industria de exploración forestal Y proteger a los habitantes de la localh- d3d v a sus intereses. Los hombres de Tw%abidí dicen que las actín idades de los con- tratistas de madera para la construcción son una de las principales razones por las que los hombres jóvenes de la comunidad no quieren hacerse agricultores. 26 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras I para ropa, necesidades de salud o incluso para la compra de alimentos en épocas de carestía. Teniendo en cuenta que el robo de ganado constituye un serio problema en Dobile Yirkpong, Mohammed vende rápidamente las va- cas que pueda llegar a comprar. Mohammed posee dos granjas. La granja situada precisamente dentro de la comunidad se encuentra en tierra baja y fecunda, que no requiere fertilizan- tes. La segunda granja, situada a cierta distancia del pueblo, ha perdido prácti- camente toda su fertilidad durante los dos últimos años, debido a que no se permitió nunca que los campos estuviesen en barbecho. Al tratarse de un agri- cultor experimentado, Mohammed cambió sus cultivos por cacahuetes y gui- santes de monte, que requieren menores inversiones, pero no puede conseguir un tractor y ni siquiera bueyes para poder plantar cultivos más lucrativos. Dice que se encuentra limitado debido a kpiangaa o nanga, es decir falta de fondos. De este modo, Mohammed principalmente ara sus tierras a mano. Falta de trabajo El desempleo constituye la preocupación principal entre la gente pobre de ambos asentamientos urbanos visitados y los habitantes de zonas rurales lo identifican como uno de los principales problemas de sus comunidades. Mu- chos de ellos, en Atonsu Bokro, perdieron sus empleos cuando las cercanas fábricas de yute y de zapatos cerraron sus puertas y han experimentado un descenso significativo en su bienestar desde entonces. En Teshie, los puestos de trabajo locales son tan difíciles de encontrar que se dice que muchísimos hombres jóvenes han emigrado a la vecina Accra, capital de Ghana o incluso al extranjero, a Nigeria. Las oportunidades de trabajo son descritas, en todas partes, como su- mamente escasas. Baah Inkoom, un hombre de Atonsu Bokro de 22 años de edad, abandonó los estudios de la escuela primaria, una vez cumplidos los cinco años, para ayudar a su familia a sobrevivir mediante la venta de arroz sin cocer y sal. «Más tarde, empecé a vender agua helada», dice Baah, «pero ya había dejado de ser una actividad lucrativa». Tratando de encontrar un medio de vida viable, Baah efectuó gestiones para llegar a ser conductor de camiones. Pagó una tasa de aprendizaje de 30.000 cedis (alre- dedor de US$ 11 en 1999), pero su profesor se negó a llevar a Baah en sus viajes diarios y a enseñarle a conducir. Poco después de encontrar un nuevo profesor, Baah estuvo enfermo durante un largo periodo y no podía traba- jar. Todavía desempleado y desanimado, dice que odia estar ahora alrede- dor del depósito de camiones, porque no quiere adquirir las malas costum- bres de los conductores, tales como fumar. <, dice Baah. Ghana 27 Muchos jóvenes de zonas urbanas y rurales piensan que no tienen otra elección sino abandonar el hogar en busca de trabajo y la emigración es con- siderada tanto una causa de pobreza como una respuesta a la misma. Un re- ciente informe encuentra que el 52 por ciento de todos los naturales de Gha- na son emigrantes, habiendo vivido previamente en algún otro lugar. Un 16 por ciento adicional se había marchado de su lugar de nacimiento para regre- sar con posterioridad. Las mujeres emigran a casi el mismo ritmo que los hombres'. Los jóvenes habitantes de los pueblos, no suelen pasar a menudo de un «chop bar» (restaurante local) en una zona urbana próxima. Un grupo de jó- venes de Adaboya informa que muchos de ellos tienen que viajar para encon- trar trabajo en comunidades agrícolas más ricas, de forma que sus remesas sirvan para comprar alimentos y atender a las necesidades básicas de los pa- dres y de los hermanos más pequeños que se quedaron en casa. Al mismo tiempo, una vez que los jóvenes abandonan la comunidad, quedan menos manos para ayudar en las faenas agrícolas. De hecho, la perceptible ausencia de jóvenes sanos en todas las comunidades rurales de este estudio, constituye otro indicador preocupante de los efectos de la inseguridad de los alimentos. Es evidente, por otra parte, que a muchos emigrantes no les va bien. Se- gún un hombre joven de Teshie, el poco dinero que estos trabajadores pueden ahorrar es inmediatamente gastado otra vez en la continua búsqueda de otro empleo, que raramente encuentran. Los participantes también dieron ejem- plos de emigrantes que regresaron a sus ciudades y pueblos de origen infecta- dos de VIH/SIDA y murieron. Tanto en Twabidi como en Tabe Ere, grupos de hombres mayores hablan de la difusión del SIDA y dicen que uno de sus grandes temores consiste en la inminente extinción de su grupo étnico. Los investigadores encontraron unos pocos individuos que habían conse- guido salir de la pobreza, obteniendo algunos de ellos los recursos necesarios para poner en marcha sus propios negocios. Una mujer llamada Ayorkor, de 40 años de edad y que está criando a sus hijos en Teshie, dice lo siguiente: Consegui ahorrar un poco y dar de comer a mis hijos, al mismo tiempo. Cuando logré ahorrar lo suficiente, empecé a vender batata cocida y gané aquí más dinero, consiguiendo ahorrar. Tuve la suerte de encontrar a un amigo que me entregó ropas de segunda mano a crédito para vender. Esto lo pude hacer muy bien y empecé a formnar mi capital. Ahora estoy negocianzdo con ni propio dinero. Mis dos hijos mayores están en la escuela secundaria y mi hijo pequeño, que tiene 1 8 meses de edad, se encuenttra en una guardería. Conseguí sa- lir de la pobreza porque no estaba dispuesta a darme por vencida y, de este mnodo, luché de firme y, conz la ayuda de Unl amigo, todo salió bien. Creo que con mulcho trabajo y suerte se puede salir de la pobre- za y llegar a ser au tos uficiente. 28 La VoZ de los pobres: Desde muchas Tierras Haciendo frente a las dificultades En todo Ghana, la gente pobre sobrevive diversificando sus medios de vida. En Babatokuma, donde las condiciones del trabajo agrícola se han ido haciendo cada vez más difíciles, los hombres de un grupo de debate proporcionan una lista de estrategias para hacer frente a las dificultades, utilizada en su pueblo: > Vender sus vacas en épocas de necesidad. > Dejar que todos los hijos trabajen en actividades agrícolas. > Recogida y venta de leña. > Quemar y vender carbón vegetal. > Utilizar el engaño y el fraude para timar a los demás. > Suministrar arena y grava a los albañiles. > Fabricar y vender ventiladores de cocina. > Ofrecer trabajo a otros agricultores. > Aceptar apoyo de las esposas. > Contar con amigos en buena situación. > Vivir de préstamos hasta que lleguen los alimentos. La gente pobre dice que emprende varias actividades para hacer frente a las dificultades simultáneamente y se echa sobre los hombros una carga de trabajo muy pesada. Jemilatu, una mujer de Dobile Yirkpong de 38 años de edad, está casada con un concejal del ayuntamiento y tiene otras nueve personas en su ca- sa: su anciana madre, su marido, sus cuatro hijos y tres de los ocho hijos que dejó su hermana mayor, que falleció hace tres años. Para hacer llegar el dinero, Jemilatu realiza trabajos agrícolas sobre una base de subsistencia, parte piedras y las vende a la gente para proyectos de construcción y emprende actividades de pequeño comercio. A pesar de varias actividades productoras de ingresos, dice que tanto su dieta como su salud y alojamiento son precarios (a veces, co- me sólo una vez al día, de forma que sus hijos puedan comer dos). No puede enviar a los niños a la escuela ni a un hospital cuando están enfermos. Algunas estrategias de hacer frente a las dificultades merman los recursos productivos, añadiéndose a los riesgos con los que la gente pobre y sus hijos se enfrentarán en el futuro, pero afirman que frente al hambre no tienen otra elección. Por ejemplo, hay agricultores de Adaboya que pueden plantar una cosecha pronto para obtener alimentos antes e intentar entonces una segunda cosecha, a pesar de la presión añadida sobre el suelo. Hombres de aquella co- munidad informan que la gente pobre «continúa labrando la tierra estéril con la esperanza de obtener algun alimento». También recogen leña para su ven- ta, venden todo el ganado u otras pertenencias familiares e incluso piden en la plaza del mercado. En Atonsu Bokro, grupos de debate de hombres identifican cuatro for- mas de hacer frente a las dificultades en épocas de desesperación: tomar dine- ro a préstamo, decir mentiras y engañar o defraudar a la gente, contar con al- Ghana 29 guna otra persona (amigo o miembro de la familia) y recoger remesas de los que han emigrado, dinero de amigos o deudas pendientes de pago. El grupo de debate de las mujeres identificó medios muy distintos de hacer frente a las dificultades. Por ejemplo, las mujeres dicen que tienen la posibilidad de bus- car amigos con dinero o que pueden pasar la noche con hombres para aliviar el hacinamiento en casa. Indican asimismo que aprovechan las tradicionales normas de hospitalidad, visitando amigos y quedándose hasta la hora de co- mer, de forma que tengan que ser invitadas. Podrían utilizar también la bruje- ría para obtener dinero, pero señalan que ello es arriesgado y muchas tienen demasiado miedo. Por último, pueden aceptar un trabajo de servicio domésti- co o simplemente «rezar y tener fe». El Gobierno tiene importancia, pero su ayuda resulta escasa L a gente pobre de Ghana mencionaba instituciones que tienen importancia en sus vidas diarias y las valoraba de acuerdo con muchos criterios, pero centrándose sobre todo en la efectividad. En Teshie, los grupos de debate de- finen la efectividad como la posibilidad de hacer que las cosas que han sido planificadas lleguen a realizarse. De acuerdo con ello, los participantes en el estudio reconocen y expresan su aprecio por las instituciones públicas y mu- nicipales que cumplen lo prometido y otorgan bajas calificaciones a aquellas que dejan de llevar a cabo sus responsabilidades o no cumplen sus promesas. Los participantes informan generalmente que las instituciones más efica- ces son los miembros de la asamblea, jefes e iglesias. En comunidades donde no se considera que los miembros de la asamblea o los jefes sirvan a los inte- reses del pueblo, la gente expresa fuertes preocupaciones de que el desarrollo de su comunidad se vea impedido. Aunque no tengan una amplia presencia, los grupos de comercio basados en la comunidad y de autoayuda son tam- bién apreciados. Las ONGs obtienen evaluaciones claramente negativas y las entidades del sector privado rara vez aparecen en las listas de los pobres de instituciones importantes en sus vidas. A lo largo del pasado decenio, Ghana descentralizó su aparato adminis- trativo público, creando un sistema de cinco niveles compuesto del gobierno central, consejos regionales, asambleas de distrito, consejos sub-metropolita- nos, de subdistrito y municipales, y, por último, una red de comités a nivel de vecindad y de municipio rural. Es digno de observar que los participantes en el estudio hicieron escasa o ninguna mención de los nuevos comités a nivel de comunidad. Los parlamentarios tampoco figuran en las conversaciones sobre instituciones útiles para la gente pobre. El miembro electo de la asamblea, que representa a las comunidades loca- les en la asamblea de distrito, proporciona un canal fundamental para la ayuda 30 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras - - _ _ 1 del gobierno y recibe favorables evaluaciones por parte de grupos de debate, tanto de hombres como de mujeres, en la mayor parte de las comunidades visi- tadas. Las quejas de la comunidad y otros casos administrativos son asimismo canalizados, a través del miembro de la asamblea, a la correspondiente asam- blea de distrito. El miembro de la asamblea de Tabe Ere es considerado como un enlace efectivo entre los habitantes del pueblo y el gobierno, ya que él les convoca a reuniones para compartir ideas e información acerca de lo que está sucediendo en la asamblea. Siempre que uno de los habitantes del pueblo tiene apuros, tales como por ejemplo perder todas sus cosechas debido a los fuegos de arbustos, se prepara un informe para el miembro de la asamblea, quien se supone que organizará alguna forma de ayuda a la víctima. Adaboya sobresale entre las comunidades visitadas, porque sus habitan- tes están muy esperanzados sobre sus perspectivas de desarrollo. En los últi- mos años, Adaboya ha recibido ayuda continuada de un cierto número de agencias externas, a las que agradecen el hecho de haberles ayudado a comer durante la estación seca. Según los habitantes del pueblo, el miembro de la asamblea ha desempeñado un papel fundamental en la organización de los residentes para proyectos de desarrollo y en servir como intermediario con las agencias exteriores. Dicen que «es muy bueno con nosotros». Los habi- tantes del pueblo son conscientes de que pueden ir a ver a dicha persona in- cluso durante la noche, aunque nadie recuerde haber tenido que hacerlo. También aparecen en otras comunidades informes favorables sobre los miembros de la asamblea. Aunque han estado esperando durante cincuenta años una clínica, los residentes de Twabidi todavía esperan que se pueda construir una pronto, porque el «dinamismo del miembro de la asamblea y el alto espíritu de autoayuda es probable que produzcan buenos resultados,. En Asukawkaw, los participantes dicen: «El único punto de unidad es el miembro de la asamblea». Hombres de Babatokuma afirman que siempre pueden pedir ayuda a su jefe o al miembro de la asamblea en tiempos de cri- sis, porque esa es su responsabilidad. En unas pocas comunidades pobres, sin embargo, la presencia del miem- bro de la asamblea y del Gobierno es débil y la gente pobre expresa senti- mientos de abandono. En el muy remoto pueblo de Dobile Yirkpong, la úni- ca institución local que sus habitantes podían identificar era un nuevo grupo de mujeres y una mujer pobre informaba que el miembro de la asamblea no vivía allí y que desconocía, por tanto, sus necesidades. En las comunidades urbanas, sólo las mujeres mencionan al miembro de la asamblea, mientras que los hombres no lo tuvieron en cuenta ni lo calificaron, lo que sugiere cier- ta falta de conexión con este canal, por otra parte fundamental, de gestión de los asuntos públicos. En el núcleo urbano de Teshie, el miembro de la asam- blea no recibe una alta calificación porque, según los residentes, escucha sólo a su familia y no al público en general. Un residente de Teshie, donde la gen- te ha estado esperando desde la época colonial la creación de un centro sani- Ghana 31 tario o de una clínica, se pregunta: «¿Qué hemos hecho? Si el desarrollo em- pieza en Accra, finaliza en La. Si se inicia en Tema, acaba en Nungua. Siem- pre nos dejan metidos en medio». Falta de servicios básicos En la mayoría de las comunidades rurales visitadas, los servicios básicos tales como pozos, inodoros, carreteras, escuelas y clínicas son ya sea inadecuados, inaccesibles e inasequibles o bien ausentes por completo. Los servicios son sólo ligeramente mejores en las dos aglomeraciones urbanas. La gente dice que no tienen medios de influir en quienes prestan los servicios. Mientras que la falta de agua potable es un problema existente desde hace mucho tiempo, mucha gente pobre considera la falta de otros servicios, del tipo de instalacio- nes sanitarias, como nuevos problemas que se han presentado sólo reciente- mente, porque el crecimiento demográfico y la invasión de urbanizaciones que rodean a las comunidades, han hecho necesarios los servicios (recuadro 2). El acceso a la asistencia sanitaria resulta especialmente difícil. La insatisfacción con la falta de infraestructuras es muy intensa en Asu- kawkaw, un núcleo rural creado hace treinta y siete años cuando la comunidad de Akosombo fue desplazada con motivo de la construcción de la presa hidroe- léctrica del Volta. Los residentes echan la culpa a la Autoridad del Río Volta del alto nivel de malestar en su comunidad y afirman que los sucesivos gobiernos han hecho poco o nada para mejorar su suerte. Las nuevas casas nunca fueron terminadas y resultan demasiado pequeñas para sus familias. Se da el caso de que mientras que la comunidad fue desarraigada para la construcción de una central eléctrica, el actual pueblo sigue estando sin electricidad, aunque los pue- blos vecinos están electrificados. Además, el origen de su agua, el río Asukaw- kaw, les aflige con bilarciasis y ceguera de río. También se desborda estacional- mente, causando una gran pérdida de ganado y de otros bienes. RECUADRO 2. Nvas necasidas en un mundo cambiante Las muieres de Tabe Ere advierten que algunas de sus prioridades comunitarias, rales como conseguir una escuela, son completamente nueas. En el pasado, no velan la necesidad de una escuela y, de este modo, no consideraban que su falta constituyera un problema. De modo parecido, en otras zonas rurales la demanda de saneamiento y de electricidad es reciente. Las mujeres de Dobile Yirkpong ex- plican que la defecación en campo abierto no era ningún problema hasta el mo- ¡ menro en que el pueblo dejó de estar rodeado por extensiones nacurales. Ahora, sin infraestructura sanitaria. la ciudad resultaría extremadamente poco higiénica v peligrosa para la salud si no fuera por las mujeres, que regularmente quitan de en medio y queman los desechos locales. Los hombres de Tabe Ere indican que hace diez años no habian oido hablar nunca de energia eléctrica X que, por lo tanto, no la deseaban. En la actualidad, casi todos los pueblos cercanos han sido conectados a la red nacional excepto el suyo, Y esto les molesra. 32 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Escasez de agua y saneamiento A nivel nacional, el acceso al agua mejoró en los años 90, con estadísticas que indicaban que casi todas las familias urbanas y dos tercios de las rurales de Ghana tenían acceso al agua potable en 1998-99. Sin embargo, muchos ciu- dadanos de Ghana tienen que apoyarse en vendedores de agua de alto coste, vecinos u otras fuentes privadas porque los sistemas gubernamentales no son accesibles o están plagados de problemas estacionales, de calidad u operacio- nales. Con la excepción de Doryumu, los participantes en todas las comuni- dades de este estudio informan acerca de dificultades en la obtención de agua. Mientras que los servicios de saneamiento también se han expandido en este periodo, las tasas de acceso son muy inferiores a las del agua6. Los hombres de Adaboya informan que el Gobierno proporcionó tres pozos para el pueblo, pero dos no funcionan y, así, la escasez de agua se está haciendo peor. Indican también que no pueden llevar a cabo las aportaciones requeridas para mantener la perforación restante, porque la mayor parte de ellos no tiene dinero. Las mujeres del pueblo dicen que pierden mucho tiem- po y energía yendo a buscar agua para sus familias. En Dobile Yirkpong, Twabidi y Adaboya, se dice que el agua recogida de las perforaciones está in- fectada por el gusano de Guinea. En las dos comunidades urbanas, Atonsu Bokro y Teshie, el agua co- rriente no llega a todas las casas y los residentes informan que el suministro es irregular. Tres grupos de debate de Teshie afirman que aunque hace diez años había pocos grifos, funcionaban todo el tiempo. Para atender sus necesi- dades ahora, sin embargo, los residentes de Teshie tienen que adquirir el agua de depósitos construidos por empresarios privados, que los llenan con agua tratada traída de Accra, Nungua o La. Toda la comunidad cuenta también con dos servicios sanitarios públicos y una única casa de baños. A veces, uno de los servicios explota, quemando a gente al hacerlo. En Babatokuma, hay sólo tres servicios sanitarios públicos para 4.000 residentes, y dos de ellos es- tán estropeados, de forma que los niños hacen sus necesidades en el río, don- de hay también personas lavando. Cuando la salud está en peligro La importancia de la buena salud para los pobres no es susceptible de exage- ración. «Sólo si tenemos buena salud podremos trabajar para ganar el dinero que tanto necesitamos», observa una mujer de un grupo de debate de Twabi- di. La salud física resulta esencial para los medios de vida de los que depende la gente pobre y tienen una inmensa preocupación con respecto a la perspec- tiva de enfermedad o de lesión, que resultan costosas en términos tanto de beneficios perdidos como de atención médica. Todas las comunidades visita- das, excepto Dobile Yirkpong, identifican como un problema importante la falta de instalaciones locales de asistencia sanitaria. Realmente, cuando la en- fermedad llega, la gente pobre informa en todas las comunidades que les re- sulta imposible obtener atención médica debido al coste del tratamiento, la Ghana 33 distancia a las instalaciones de asistencia sanitaria y los exorbitantes gastos de transporte. Las mujeres de Twabidi dicen: «Debido a la distancia, el dinero y otros inconvenientes implicados (para obtener atención sanitaria actualmente), consideramos la necesidad de una clínica como la primera prioridad». Los vehículos encargados de llevar a una persona enferma fuera del pueblo para atención médica son escasos e irregulares. Ha habido muchos casos en que hombres fuertes de Twabidi han tenido que recorrer los dieciocho kilómetros que les separan de Tepa, llevando a una persona enferma sobre sus espaldas. Igualmente, cuando una persona de Adaboya se pone enferma, tienen que caminar ocho kilómetros hasta Bongo, la capital del distrito. Un grupo de hombres de Adaboya dice que para atender los gastos, «la familia puede vender algunos bienes o ganado que permitan que la persona enferma pueda ser enviada al hospital». Para allanar la dificultad del desplazamiento con motivo de asistencia sanitaria, la gente del pueblo confía en que pueda cons- truirse pronto una carretera que sustituya al sendero a Bongo. La gente pobre de los núcleos urbanos no disfruta necesariamente de me- jor acceso a los servicios de salud. Ninguna instalación pública atiende a las 200.000 personas de Teshie. Un médico dirige allí una clínica privada, pero los residentes dicen que cobra unos honorarios a los que no pueden hacer frente, por ser demasiado altos. Una encuesta nacional reciente confirma los informes de la gente pobre en este estudio sobre el acceso a la atención médica. Dicha encuesta indica que el número de personas solicitantes de asistencia sanitaria pública dismi- nuyó en alrededor de un 25 por ciento entre 1992 y 1998, reflejando a la vez problemas de acceso y de insatisfacción en relación con los servicios disponi- bles. En apoyo de esta tendencia, hay pautas de gasto público en la asistencia sanitaria que favorecen a los grupos más ricos de las zonas urbanas y a cen- tros de salud de nivel más alto, tales como hospitales, por delante de clínicas de atención primaria'. Obstáculos a la educación Al igual que la asistencia sanitaria, la educación se encuentra a menudo fuera del alcance de las familias pobres, que se enfrentan con enormes barreras de acceso y de coste al tratar de enviar a sus hijos a la escuela. Se supone que la asistencia a la escuela primaria y al primer nivel de secundaria es obligatoria y libre, pero en la práctica todas las escuelas cobran «aportaciones» exigidas a los estudiantes para complementar sus presupuestos. El gasto público refe- rente a educación se invierte a través de grupos de consumo de forma más equitativa que el gasto de asistencia sanitaria, pero hay preocupación en cuanto a la calidad. Los niveles de consecución son extremadamente bajos, con sólo un 6 por ciento de los niños de la escuela pública cumpliendo los cri- terios ingleses sobre tests referenciados a un criterio (en comparación con al- rededor de un 70 por ciento, que sí los cumplen, en la escuela privada)8. 34 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras 1 Tres pueblos informan que carecen de escuela primaria para sus hijos. En Adaboya, hay hombres que dicen que sus hijos tienen que caminar alrededor de cuatro kilómetros para asistir a la escuela y que lo consideran demasiado lejos. Aunque hay un edificio escolar en el pueblo, se encuentra en mal estado y no puede ser utilizado en la estación de las lluvias. La gente pobre de Tabe Ere dice también que resulta muy difícil para sus hijos hacer la caminata dia- ria hasta la escuela más cercana. En Twabidi, las mujeres indican que su pue- blo es demasiado remoto para atraer posibles profesores, pero tienen planes para convertir un edificio escolar abandonado en una casa del maestro, en un intento de conseguir un profesor. Las tasas escolares incidentales son identificadas como un problema acu- ciante en siete comunidades y se dice que las familias pobres con muchos hi- jos resultan las más afectadas. Algunas personas venden sus bienes, tales co- mo ganado, para poder pagar las tasas. De vez en cuando, tratan de tomar dinero a préstamo para cubrir las tasas y devolverlo después de la cosecha. A menudo, los niños deben ser simplemente retirados de la escuela hasta que haya dinero disponible. Yao Quaye Foli, de Asukawkaw, tiene 23 años y está decidido a acabar su educación, pero dice que ha sido expulsado de una es- cuela por tener tasas impagadas de exactamente 1.000 cedi (38 centavos). Los jóvenes de Tabe Ere manifiestan resentimiento hacia sus padres por no enviarles a la escuela, diciendo que no están cualificados ahora para encon- trar un empleo que requiera un cierto nivel de educación. Fe en los jefes y en las Iglesias A falta de servicios públicos efectivos, los hombres y mujeres pobres se apo- yan mucho en jefes y grupos locales. Los jefes son tenidos en la más alta esti- ma por las comunidades rurales, seguidos por otros individuos u organiza- ciones sobre los cuales las comunidades ejercen un grado de control, incluyendo miembros de la asamblea (de los que se ha tratado más arriba) e iglesias. En unos pocos lugares, los grupos comunitarios constituyen también recursos importantes. En seis de las siete comunidades rurales, los jefes están muy considera- dos. Muchas personas llaman la atención sobre su importante papel en el arreglo de controversias familiares y comunitarias, organizando actividades de desarrollo comunitario y buscando ayuda exterior. Se les valora asimismo por permitir que los ciudadanos participen en la toma de decisiones locales. Los hombres de Adaboya dicen de su jefe: Es nuestro líder y arregla las controversias. Nos llama siempre que haya algo que necesite ser debatido. En relación con algunos asunz- tos, convocará a toda la comunidad y dará a cada persona una posi- bilidad de expresar su propia opinZión. Asimismo, sigue los consejos de los mzayores, pero son un grupo pequeño. Ghana 35 En Twabidi, el jefe está bien considerado por los grupos de debate de hombres y mujeres y estas últimas dicen que se reune regularmente con los habitantes del pueblo y que les incluye en la toma de decisiones. Señalan que es culto, a diferencia de jefes anteriores, y puede solicitar ayuda para Twabidi de agencias exteriores. Organiza también cada martes a los habitantes del pueblo para el trabajo comunal. En lugares donde los jefes no representan un papel activo, que incluyen las dos comunidades urbanas y el pueblo de Doryumu, su ausencia es fuerte- mente sentida. En Atonsu Bokro, los grupos de debate expresan un fuerte descontento con su jefe y explican que ha estado liquidando tierra comunita- ria, sin dejar nada para un futuro desarrollo, al tiempo que desatendía la or- ganización de actividades laborales comunitarias o la iniciación de proyectos. Tampoco tienen un buen concepto del miembro de la asamblea y afirman, de este modo, que se apoyan mucho en su Iglesia en épocas de necesidad. En Teshie, los grupos de debate informan que hay una controversia sobre jefatu- ra y así su sacerdote fetichista dispone ahora de la mayor autoridad. La gente de Doryumu afirma que el jefe y los mayores están «enredados en disputas» y ello está retardando el desarrollo de la comunidad, aunque reconocen que el jefe ha ayudado a resolver conflictos familiares y matrimoniales. Aunque la autoridad de las mujeres está creciendo lentamente a nivel fa- miliar en Ghana (ver más abajo), las reuniones de la comunidad siguen sien- do en gran parte responsabilidad de los hombres tanto en zonas urbanas co- mo rurales. En Atonsu Bokro, un grupo de debate de mujeres observa que a las mujeres se les niega en gran medida el poder y la influencia sobre los asuntos de la comunidad, pero una mujer con dinero puede a veces expresar sus opiniones. El trabajo de las iglesias es valorado en cada comunidad en donde están presentes. Los católicos de Tabe Ere dicen: «Aunque el padre no tiene poder, nos introduce en la oración como un medio de protección». Se comenta que el sacerdote proporciona ayuda cuando se necesita, especialmente comida pa- ra alimentar a los niños y los musulmanes también están de acuerdo en ello. En Twabidi, un grupo de debate de hombres y mujeres explica que colocan a los sacerdotes cristianos en el puesto más alto entre las instituciones «porque los sacerdotes, en sus diversas iglesias, nos proporcionan apoyo moral y ma- terial a un tiempo, cuando se necesita». La misión católica del pueblo pro- porcionó un pozo y a veces ofrece ayuda alimenticia durante la estación de carestía. En Atonsu Broko, donde la iglesia es la institución que recibe una mejor calificación, por parte de hombres y mujeres, dicen estas últimas: «Si alguien se encuentra en situación de necesidad, nunca será rechazado por la iglesia y la comunidad». Sin embargo , en Asukawkaw las mujeres mayores manifiestan que «la iglesia ha resultado útil para los miembros de su congre- gación», lo que implica que no sirve de ayuda para los que no son miembros. En Doryumu se hacen eco de esta opinión. 36 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Unas pocas comunidades mencionan instituciones locales que han evolu- cionado para ayudar a cubrir una serie de necesidades. Las mujeres de Twa- bidi otorgan una calificación muy alta a varios grupos locales, a quienes se dirigen en busca de apoyo en sus medios de vida y para atención sanitaria. Estos incluyen asociaciones profesionales de parteras tradicionales, de com- pradores y vendedores de plátanos y de sastres y costureras. En Teshie, dos grupos de debate de hombres clasifican a la Unión de Condiscípulos como la más importante de su comunidad, ya que ha puesto en marcha con éxito pro- yectos de desarrollo local. La Unión de Condiscípulos de 1964 dragó una la- guna local y restableció las existencias de peces, con ayuda del gobierno de Ghana, el programa de desarrollo de las Naciones Unidas y el servicio multi- lateral del Entorno Global. La única institución identificada como presente en Dobile Yirkpong es un grupo de mujeres de un año de antiguedad, cuyo nombre significa «amaos los unos a los otros, ayudaros los unos a los otros y cubrid mutuamente las verguenzas». Esperan que, al trabajar en equipo, la organización pueda ayudar a reconstruir la ciudad y obtener acceso, quizás, a los servicios de un banco que no sea del pueblo. Poca estimación de las ONGs Las organizaciones no gubernamentales han llevado a cabo algún trabajo en la mitad de las comunidades visitadas, pero las opiniones sobre sus activida- des son bastante diversas, debido a promesas incumplidas y a proyectos con escasos resultados. Asimismo, los participantes en el estudio piensan que tie- nen poca influencia sobre los programas de las ONGs. «Visión Mundial» en Adaboya es clasificada en alto lugar por los grupos de debate, ya que propor- ciona comida a los escolares, programas de pequeños préstamos para mujeres y otras actividades de desarrollo. Pero incluso en esta muy estimada ONG in- ternacional, se encontraron fallos por un grupo de debate de hombres, que afirman que desean tener más control sobre la organización de desarrollo, de forma que ellos pudieran obtener más ayuda para mejorar la educación de sus hijos. En las demás comunidades en donde están presentes ONGs, la gente ge- neralmente tiene en poco sus aportaciones. Los jóvenes de Adaboya nombran al Ejército de Salvación como la institución de peor actuación, porque la co- munidad no se benefició gran cosa de su trabajo. La organización instaló un molino de amolar, que sólo funcionó durante un breve periodo de tiempo, en- tonces se estropeó y nunca ha sido reparado. Además, nadie de la comunidad fue consultado antes de que se adoptase la decisión de proporcionarles el mo- lino. Algunos participantes añadieron incluso que el molino nunca les había beneficiado en absoluto, ya que era puramente comercial y cargaba las mis- mas tarifas que otros molinos y, además, se concedía trato preferente a los ciudadanos de la comunidad que eran miembros de la Iglesia Ejército de Sal- vación. «Ahorradores a la Vista» recibió el ranking institucional más bajo Ghana 37 otorgado por los habitantes de Asukawkaw, debido a que la organización es- taba presente allí pero lo dejó, abandonando a los habitantes del pueblo. Responsabilidades crecientes para las mujeres, pero pocos derechos L as mujeres de Ghana realizan las tareas tradicionales de la casa y muchas Ltienen que cargar con la responsabilidad adicional de obtener ingresos y distribuir el «dinero del tajo» para gastos domésticos y escolares, cuando los hombres no pueden o no quieren hacerlo así. Por otra parte, muchas mujeres del estudio informan que son solteras, viudas, separadas o divorciadas y que se ven obligadas por las circunstancias a cubrir su presupuesto familiar por sí mismas, a menudo mediante el pequeño comercio. A pesar de su creciente pa- pel en la obtención de ingresos, las mujeres siguen teniendo un estatus social bajo y se enfrentan con continuas desventajas. Una mujer típicamente posee escasos bienes, o ninguno en absoluto, a título personal y puede ser una de entre varias esposas. La violencia contra las mujeres está muy difundida. Las mujeres de un grupo de debate de Dobile Yirkpong sostienen que la desigualdad y el abuso físico contra las mujeres comienzan en la infancia. Mientras que las chicas y las mujeres están ocupadas realizando quehaceres domésticos, los chicos y los hombres se encuentran jugando o descansando. Las mujeres de Tabe Ere explican que los hombres toman decisiones sobre la educación de los hijos y sus preferencias van siempre dirigidas a educar a los varones. Las mujeres también explican que hay chicas que, sin ningún tipo de instrucción, quedan a menudo embarazadas y pueden casarse a una edad tan temprana como los 14 ó 15 años. Las mujeres de Adaboya consideran que la discriminación y la violencia contra las jóvenes suponen el mayor problema de su comunidad. Informan que la violación y las relaciones sexuales a la fuerza constituyen experiencias usuales para las chicas, que llegan a situaciones de total agotamiento por ello. En tales casos, las chicas pueden verse obligadas a casarse con sus atacantes y algunas mujeres consideran la medida de seguridad que esto aporta como el menor de dos males, incluso si a las chicas se les obliga a contraer matrimo- nio en contra de sus deseos y de sus madres. Hay también unos pocos infor- mes de chicas que son vendidas en matrimonio para cubrir una deuda de la familia. Una vez casadas, las mujeres encuentran que su estatus y su seguridad se ven disminuidos en gran medida por la práctica habitual de la poligamia. Muchos de los participantes en el estudio dicen que sus familias tienen dos esposas y algunos hasta tres. El caso más extremo mencionado fue un próspe- ro agricultor de Babatokuma que tiene seis esposas y treinta hijos. Los hom- bres de Adaboya consideran como una forma de seguridad el tener múltiples 38 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras esposas, muchos hijos y varios animales de labranza. En Dobile, se considera que tales «posesiones» indican bienestar. Para las mujeres, sin embargo, la presencia de múltiples esposas significa a menudo una ayuda reducida del marido y esto a veces produce como resulta- do el que las esposas sean totalmente abandonadas. Una mujer de Babatoku- ma explica: «Tengo que luchar para pagar las tasas escolares de mis hijos, ya que mi marido utiliza su dinero para casarse con más mujeres y ¡sólo por su placer!». Al ser preguntada por el motivo por el que su marido no está contri- buyendo a la educación de sus hijos, Mary Esi Asiedu, una mujer de Babato- kuma de 43 años, dice: «¿Cómo va a poder contribuir, con siete o más concu- binas en su compañía allí en Tamale?». Algunas mujeres del estudio expresan la opinión de que resulta ofensivo el que un marido acepte una esposa adicio- nal sin consultar a la primera esposa. En Doryumu, un grupo de mujeres que saben leer y escribir incluye a la poligamia en su lista de causas de pobreza. Las mujeres de Ghana son legalmente propiedad de su marido y esto afecta naturalmente a su situación legal en otras áreas relacionadas con la vi- da familiar. En Adaboya, por ejemplo, el amante de una mujer adúltera está obligado a pagar restitución al marido de esta última, pero la esposa de un marido infiel no tiene recurso. Las mujeres pierden todavía mayor estatus una vez que sus maridos han fa- llecido y puesto que muchas no pueden heredar los bienes del marido, caen a menudo en la pobreza después de su muerte9. Las hijas también disponen de po- cos derechos sucesorios y su seguridad está en relación con las fortunas de sus maridos, tal como lo aclara la experiencia de Rose Yaa Ansah en el recuadro 3. ¿Beneficios económicos? Cada vez más mujeres de las comunidades pobres de Ghana están dirigiendo impresionantes energías empresariales hacia el objetivo de alimentar a sus fa- RECUADRO 3. El desamparo de las viudai Rose Yaa Ansah, una mujer de 65 años de edad de Babatoku ma, se casó y tuvo diez hilos, ocho de los cuales sobrevivieron. Su marido murió j oven y Rose Yaa se quedo sola para cuidar de sus hiios. Aunque su padre tenía ti rras, Rose Yaa no heredé ninguna de ellas, por ser mujer. Tenía que suplicar que le dejasen cultivar una parte de las tierras para poder alimentar a sus hijos. Siete cle sus hijas sobrevi- %íentes están ahora todas casadas y tienen sus propios hijos, pero *-no se casaron con mandos responsables y estan viviendo en la pobreza, co o yo-., manifiesta. Su último hijo. ull chico, no puede ir a la escuela porque no tic ie dinero suficiente para pagar las tasas. No obtiene ay uda alguna de sus relacionet familiares. Incluso la insultan si se dirige a ellos para pedirles dinero prestado. * 0i único problema ahora ,, dice. «es el dinero». Sí yo tuviera dinero, podría conrr tar a gente que tra- balase en el campo en mí lugar para poder alimentar a ini fam dila Y reparar la te- chumbre de mi casa, que me deja a merced de la lluvia en cuan o empieza a caer-. No tiene esperanzas de futuro y cree que seguirá en la pobreza hasta que muera. Ghana 39 milias, vestir y llevar a sus hijos a la escuela y ganarse la vida por sí mismas. Aunque los ingresos familiares adicionales obtenidos por las mujeres han ali- viado en cierta medida la presión financiera sobre los hombres, ello no apor- ta necesariamente una mayor seguridad a las familias pobres. Ohemaa Addae, una mujer de Atonsu Bokro de 34 años, se expresa así: Una mujer de la que me hice amiga cerca de casa empezó a ofrecerme piña para su venta a comisión. Esto me proporcionó suficiente dinero para hacer frente a mis gastos. Estuve viviendo con un zapatero remendón, del que tuve tres hijos. Posteriormente, perdió su trabajo y la vida llegó a ser francamente insoportable. Lo poco que obtenía de la venta de piña no resultaba suficiente para que los cinco pudiéramos alimentarnos. Transcurrido un mes en estas condiciones, él me abandonó. Actualmente desconozco su paradero, pero con lo poco que gano doy de comer a mis hijos, a mis padres y a tres hermanos. Abena Mansah Sarpong, una mujer de Teshie de 45 años, madre de cinco hi- jos, trabaja sin descanso ahumando pescado y dedicándose a la venta ambu- lante de artículos de mercería. Está convencida de que podrá salir de la po- breza si no vuelve a casarse nunca. Sus tres maridos anteriores tenían problemas con la bebida y ella tomó la decisión de que la solución más prác- tica consistía en irse a vivir por su cuenta. Algunas mujeres se esfuerzan por ayudar a un marido alcohólico y confían, en cambio, su seguridad a sus hijos. Este es el caso de una mujer pobre de Tabe Ere: Mi marido no trabaja y se ha dado a beber de forma desmesurada, especialmente akpeteshie (una fuerte bebida alcohólica de elaboración local). Tengo que vestirle y alimentarle, además de a mis hijos. Todo esto hace que la vida sea muy dura, puesto que no dispongo ya de muchos ingresos, en todo caso. A veces, me resulta muy difícil pagar las tasas escolares de mis hijos. Mi esperanza y mi futuro se encuentran en su educación... para cuando sea vieja y no pueda seguir trabajando. Mis hijos han visto lo que he sufrido para poder educarlos, de forma que no acaben como su padre y yo. Hago todo lo que puedo, para que en el futuro me dejen disfrutar de los beneficios de mi arduo trabajo. Desafortunadamente, a pesar de sus ingresos, la mayoría de las mujeres de Ghana, tanto en comunidades urbanas como rurales, llegan a la conclusión de que, en conjunto, se encuentran en peor situación que en el pasado, debi- do a que los hombres son menos responsables en relación con sus familias y beben más, mientras que resulta más difícil para todos ganarse la vida. 40 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Violencia de género extendida Los grupos de debate del presente estudio señalan que hay muchos conflictos en las relaciones de género a nivel familiar. Las mujeres describen diversos abusos de que son objeto por parte de sus maridos, desde la denegación de alimentos o del permiso para visitar practicantes sanitarios, hasta el hecho de ser robadas, violadas y golpeadas. A excepción de Asukawkaw, donde se in- dica que la violencia contra las mujeres es poco común, hombres y mujeres de las comunidades visitadas describen el pegar a la mujer como algo genera- lizado y aceptado a un tiempo. En palabras de un maestro de Babatokuma: «Ello sucede frecuentemente. Nosotros los hombres las acosamos y también las maltratamos psicológicamente». Los hombres pagan por sus novias en Ghana y muchos creen que esto les da derecho a dominar a sus esposas. Tal como se describe más arriba, se informa con carácter general de las relaciones sexuales a la fuerza como de un abuso al que se enfrentan tanto las mujeres casadas como las solteras y las chicas jóvenes. En Tabe Ere, un grupo de mujeres adultas dice que si se niegan a mantener relaciones sexuales, son golpeadas «e incluso entonces los hombres consiguen todavía su placer». Manifiestan que se quedan embarazadas sin desearlo y dan a luz niños de cu- yo mantenimiento, la mayor parte de las veces, el padre no se hace cargo. «Los hombres deciden incluso cuando tenemos que ir a la clínica si estamos embarazadas», añade una mujer. Algunas mujeres de Tabe Ere dicen que les gustaría evitar las relaciones sexuales porque sus maridos se niegan a practi- car el control de natalidad o porque temen el contagio del VIH/SIDA. Un hombre de Adaboya explica que «Si un hombre pega a su mujer por- que se ha negado a mantener relaciones sexuales, el hombre queda justifica- do». Considera que si un hombre se ha casado con una mujer y ha concluido por completo todos los ritos matrimoniales habituales, la mujer se convierte en propiedad del hombre y no tiene derecho a resistirse ante ningún tipo de peticiones sexuales de su marido. Añadía que pegarle por este motivo está justificado, «en particular si le has proporcionado alimentos a la mujer para que coma a lo largo del día, así como si te has preocupado de todas sus de- más necesidades, tales como el vestido y la atención sanitaria». Las mujeres de Adaboya, sin embargo, se refieren a sus maridos como individuos que les obligan a mantener relaciones sexuales «incluso sobre un estómago vacío». Indican asimismo que los hombres, cada vez con mayor frecuencia, vuelven borrachos del mercado y las obligan a acostarse con ellos y dicen que las pro- testas frente a la violencia pueden dar por resultado más palizas o el divorcio. Se dice también que la mayor dificultad que tienen los hombres para ga- narse la vida en la actualidad, causa confusión y violencia en las relaciones de género. Las mujeres de Dobile Yirkpong explican que la tensión en la familia aparece cuando los hombres no pueden atender las necesidades de la casa y esto puede llevar a «la insatisfacción, disputas y palizas». Un hombre joven de Teshie afirma: «La mayoría de los hombres de esta comunidad pegan a sus Ghana 41 mujeres, debido al desempleo y a la pobreza. Carecemos de dinero para cui- dar de ellas». Por último, varios grupos de debate afirman que el papel económico am- pliado de las mujeres constituye en sí mismo una fuente de tensión en las pa- rejas. En Babatokuma, donde las mujeres han empezado a vender pescado y batatas, el grupo de los hombres informa que ha aumentado la violencia fren- te a las mujeres, porque estas últimas han dejado de obedecer y respetar a los hombres, quienes no pueden tolerar este disentimiento y se enfadan, por tan- to, y se vuelven agresivos. El grupo de debate de las mujeres no está de acuer- do, sin embargo, y concluye que la violencia doméstica está disminuyendo porque ellas disponen ahora de su propio dinero. Los hombres de Dobile Yirkpong dicen que la creciente capacidad de ganar dinero que tienen las mu- jeres no resulta beneficiosa para ellas y puede incluso causarles daño. Señalan que, en el pasado, los conflictos eran menores, porque las mujeres obedecían más a sus maridos y compartían sus ingresos con ellos. Pero ahora, en res- puesta a la independencia financiera de sus esposas, explican estos hombres, los maridos les propinan palizas, se divorcian de ellas, se niegan a tomar la comida que preparan y se casan con otras mujeres. Conclusión ace diez años, las personas que vivían en las comunidades visitadas en H Ghana eran pobres, casi con arreglo a cualquier estándar. Sin embargo, la mayoría dice ahora que la vida era mejor entonces. Según un grupo de de- bate de mujeres de Dobile Yirkpong, hace un decenio no había una seria ne- cesidad de dinero, porque las cosechas de alimentos eran abundantes. En la actualidad, la población creciente, las tierras menos fértiles, las lluvias infre- cuentes y el robo han socavado la agricultura de subsistencia y han hecho más profunda la pobreza en el pueblo. Verdaderamente, las mujeres de Dobi- le Yirkpong dicen que la propia definición de lo que supone llevar una buena vida ha cambiado: el dinero se ha hecho importante ahora y la comida sólo no es suficiente. Tener los «bolsillos llenos» significa disponer de ropa, una casa moderna, bienes, un coche y los medios para educar a los hijos. Incluso en el contexto del crecimiento económico global del país, la gen- te pobre visitada para la realización de este estudio afirma que se siente mu- cho más lejos de tener los bolsillos llenos que hace una década. Los beneficios de una economía pujante no parecen estar alcanzando a las comunidades de este estudio. Los medios de vida rurales se describen como cada vez más pre- carios y los jóvenes de Ghana están en movimiento, que se refleja en cifras verdaderamente altas, en busca de mejores oportunidades, a menudo en ciu- dades y pueblos. Sin embargo, las perspectivas de las dos ciudades visitadas parecen asimismo limitadas. Cada grupo individual de Teshie habló de condi- 42 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras ciones económicas que empeoran y muchos participantes describieron la eco- nomía del país como en situación de crisis. Subrayan que si la economía no cambia por completo, incluso los shikatse (gente rica) desaparecerán. «Los ri- cos se están haciendo más pobres porque nosotros los pobres tomamos dine- ro prestado de ellos y nunca lo devolvemos», dice con humor una mujer de mediana edad de Teshie. Además de medios de vida más seguros, los servicios básicos están consi- derados como prioridades por todas las comunidades en el estudio. La mayo- ría carecen de carreteras adecuadas, se esfuerzan con pozos rotos o contami- nados o, en zonas urbanas, con agua corriente que no es de fiar y no pueden alcanzar o permitirse el pago de la asistencia sanitaria o de las escuelas. Los participantes en el estudio también piden ayuda en el ámbito del crédito y los ahorros. Aunque afirman que la mayor parte de los servicios gubernamenta- les son ineficaces e inexplicables, los miembros de la asamblea son apreciados por los ciudadanos en muchas comunidades debido a las relaciones y buenos trabajos ocasionales que aportan. Los recientes pasos que se han dado hacia un gobierno más descentralizado, proporcionan un expediente potencialmen- te poderoso a efectos de mejorar los servicios y mercados para la gente pobre en Ghana, pero los avances institucionales todavía no se perciben en las co- munidades visitadas para el presente estudio. Además, el pésimo historial de la trayectoria de las ONGs y del sector privado en las comunidades pobres requiere atención política, ya que también es necesaria una ordenación de es- tos recursos, si hay que atender de forma más sistemática dichas necesidades locales generales. Aunque resulta a menudo imprescindible que las mujeres obtengan ingre- sos, su poder de obtención de recursos se identifica no como una fuente de mayor seguridad, sino como una causa de discusión en el hogar y de violen- cia contra ellas por parte de sus maridos. Tanto las mujeres solteras como las casadas informan que se les está «rindiendo» por violación. La poligamia es- tá extendida y las mujeres la consideran como una causa de pobreza. La ac- ción legal y las campañas de conciencia para dar poder moral a las mujeres resultarán esenciales a efectos de consolidar la capacidad de las mujeres po- bres para alimentar y educar a sus hijos. En el caso de las mujeres pobres, los hijos constituyen su mayor seguri- dad así como la esperanza de un mejor futuro. Una mujer se explica así: «A veces, me resulta muy difícil dar de comer a mis hijos y pagar sus tasas esco- lares, pero mi esperanza y mi futuro se encuentran en su educación, para que puedan ayudarme a disfrutar de la vida cuando me haga vieja y tenga que de- jar de trabajar». Sin embargo, con tan pocos signos de disminución de la po- breza, otros ven incluso pocas perspectivas para sus hijos. Una mujer de Atonsu Bokro comenta: «Si las cosas tuvieran que continuar en esta situa- ción, entonces ya no tengo ninguna esperanza porque mis hijos se van a en- contrar en peor situación que yo». Ghana 43 CUADRO 1. Comunidades en estudio de Ghana COMUNIDADES RURALES Adaboya, El pueblo está situado a unos ocho kilómetros de la carretera Distrito de Bongo, más cercana y a alrededor de media hora de camino del Región Alto Este teléfono más próximo. Los hombres son principalmente pob. 1.500 agricultores, con una minoría también dedicada a la cría de ganado. Otros pocos tejen cestas y diferentes artículos, queman carbón vegetal y venden o comercian con leña. Las mujeres se encuentran también fuertemente implicadas en la agricultura (alrededor del 75 por ciento); algunas se dedican al pequeño comercio y crían animales. La esterilidad del suelo, junto con la falta de servicios sociales, ha llevado a una excesiva migración al exterior de la juventud, con destino a comunidades más grandes para vender allí su trabajo no especializado. Sus remesas ayudan a mantener vivos a sus padres ancianos y a sus hermanos más pequeños, allá en casa. No hay centro de salud ni oficina de correos y las visitas por parte de un trabajador de extensión agraria son irregulares. La mayoría de la población practica religiones tradicionales: aproximadamente el 20 por ciento son cristianos y el 5 por ciento musulmanes. Asukawkaw, Distrito de Este pueblo fue escogido como asentamiento para los Kete Krachi habitantes de Akroso, que fueron trasladados de su localidad Región del Volta de origen, de tal forma que pudiera empezar la construcción pob. 2.710 de la presa hidroeléctrica del Volta en Akosombo. El asentamiento consta principalmente de edificios inacabados de bloques de cemento. La mayoría de las personas viven hacinadas en casas. La agricultura constituye la principal fuente de recursos para hombres y mujeres; alrededor del 90 por ciento de los agricultores cultiva la batata, tapioca y maíz. Hay también unos pocos pequeños comerciantes y maestros. Hay dos escuelas primarias, un jardín de infancia, una escuela secundaria de grado inferior y una escuela agraria secundaria de grado superior. Hay también un pequeño centro de salud. La incidencia de enfermedades relacionadas con el agua, incluyendo ceguera de río y bilharciasis, es alta. El río se desborda durante la estación de las lluvias, causando grandes daños en la propiedad. 44 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras COMUNIDADES RURALES (continuación) Babatokuma, Babatokuma es conocido en el distrito por su producción de Distrito de batata. Casi el 98 por ciento de los hombres se dedica a la agri- Kintampo, cultura, mientras que alrededor del 80 por ciento de las muje- Región de Brong res comercializa productos agrícolas. La mayoría de las casas Ahafo de la comunidad tienen techos de paja y el riesgo de incendio constituye una importante preocupación para los habitantes del pueblo. La comunidad tiene una escuela primaria y una es- cuela secundaria de grado inferior, pero carece de clínica o de oficina de correos. Sin embargo, Babatokuma se encuentra só- lo a unos diez minutos en coche de la capital del distrito y la carretera que une la Región Septentrional con la parte meridio- nal de Ghana pasa a través del pueblo. La población incluye unos doce grupos étnicos. Dobile Yirkpong, Aunque este pueblo es un suburbio de Wa, la capital regional Región Alto Oeste de la Región Alto Oeste, no presenta características típicas ur- pob. 330 banas. El setenta y cinco por ciento de los hombres adultos son agricultores y cada agricultor posee algún ganado, por lo gene- ral cabras, ovejas, ganado vacuno y pintadas. Los hombres se dedican también a la albañilería, el pequeño comercio y la car- pintería y trabajan como guardas. Las mujeres son en su mayor parte vendedoras de legumbres y leña. También ayudan a sus maridos en las faenas agrícolas y algunas crían animales. Dobi- le Yirkpong no dispone de escuela, electricidad ni alcantarilla- do. No se puede disponer fácilmente de agua corriente, de for- ma que la comunidad obtiene agua de pozos excavados a mano, aunque se cree que están infectados de gusano de Gui- nea. El pueblo es predominantemente Wala. Un 25 por ciento son musulmanes y el resto, cristianos Doryumu Doryumu, una comunidad rural agrícola, está situada a dieci- Distrito de Dangbe siete kilómetros de la capital de distrito, Dodowa. Alrededor Oeste, Región del 60 por ciento de la población activa se dedica a la agricul- de Gran Accra, tura, el 15 por ciento al comercio, el 10 por ciento a la ruptura pob. 2.500 de la piedra (romper piedras y venderlas para su utilización co- mo material de construcción), el 10 por ciento al artesanado y el 5 por ciento restante a trabajos retribuidos como la enseñan- za y la construcción de carreteras. Hay una escuela primaria metodista y una escuela pública secundaria de grado inferior. El pueblo tiene agua corriente, electricidad y acceso a las carre- teras, pero no dispone de un centro médico ni de oficina de co- rreos. El ochenta por ciento de los habitantes del pueblo son gente de habla Dangbe, indígenas de la zona, que observan re- ligiones tradicionales. El resto, en su mayor parte Ewe, Akan y Fulani, inmigraron desde alguna otra parte. Ghana 45 COMUNIDADES RURALES (continuación) Tabe Ere, Los habitantes de este núcleo rural pertenecen realmente a cua- Distrito de Lawra, tro comunidades distintas, pero tienen un lugar de reunión co- Región Alto Oeste mún, comparten instalaciones y reconocen todos a un jefe. El pob. 1.162 noventa por ciento de los hombres y el 60 por ciento de las mu- jeres son agricultores; otros se dedican a la pesca o al pequeño comercio. La única escuela, una escuela primaria, está situada en el centro geográfico de los cuatro pueblos, que están separa- dos entre sí alrededor de kilómetro y medio. Las comunidades están situadas a unos cuatro kilómetros de distancia de la ca- rretera permanente más próxima. No se dispone de un centro de salud ni de una oficina de correos y sólo dos de las pobla- ciones, Kuowob y Tabe Ere, tienen perforaciones (pozos de agua, proporcionados en este caso por la Iglesia católica). Los servicios de salud más próximos están a unos nueve kilómetros de distancia. Muchas personas son inmigrantes de Burkina Fa- so o de otras partes del distrito de Lawra. La mayoría son cris- tianos y el resto, musulmanes. Twabidi, Debido a que la agricultura ha sido aquí floreciente, gente de Distrito Norte de muchas comunidades, que incluyen Asotwe, Bogyawe, Mam- Ahafo-Ano, pong, Dwaben, así como algunos habitantes del Norte, se esta- Región de Ashanti blecieron en el pueblo. La mayoría de los hombres son agricul- pob. 800 tores de cultivos y de cacao, mientras que algunos se dedican a la cría de ganado, al comercio y al cultivo de legumbres. Las mujeres son amas de casa y una pequeña proporción de ellas se dedica a la agricultura de cultivos y de cacao, cría animales y cultiva legumbres. El pueblo carece de servicios básicos o in- fraestructuras tales como electricidad, una oficina de correos o un centro médico. 46 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras COMUNIDADES URBANAS Atonsu Bokro, Este suburbio de Kumasi, la segunda mayor ciudad de Ghana, Metrópoli está rodeado de actividad industrial: depósitos de madera de de Kumasi, construcción Y aserraderos, fábricas de cerveza y plantas de Región de Ashanti embotellado. Atonsu Bokro sirve como ciudad dormitorio de pob. 10.000 alta densidad de población para los trabajadores de estas in- dustrias y por este motivo la comunidad posee una etnicidad muy variada. Casi el 50 por ciento de la población se encuentra actualmente en situación de desempleo, ya que dos grandes in- dustrias llevan definitivamente cerradas bastante tiempo. Un porcentaje importante vive de ingresos irregulares o trabaja co- mo funcionarios. El noventa y cinco por ciento de la comuni- dad dispone de electricidad, pero no hay oficina de correos en la zona. No hay carreteras permanentes y el sistema de alcanta- rillado funciona mal. Teshie, Este suburbio de Accra, la capital de la nación, está situado en Gran Región la costa del Atlántico. Aunque era originariamente un pueblo de Accra pesquero, su proximidad a la capital les ha permitido a los resi- pob. 200.000 dentes dedicarse a diversas ocupaciones. Los hombres son en su mayor parte pescadores y las mujeres vendedoras de pesca- do, pero hay también pequeños comerciantes, artesanos, car- pinteros, albañiles, conductores y sastres. Aunque Teshie está bien dotado de servicios educativos básicos (diez escuelas pú- blicas primarias y secundarias de grado inferior, una escuela se- cundaria de grado superior y un buen grupo de instituciones educativas privadas), los servicios médicos no están bien des- arrollados. No hay ningún hospital público y sólo una clínica privada. Sin embargo, una carretera nacional de mucho tráfi- co, que une a Accra y Tema (la ciudad industrial), parte en dos a Teshie, que se encuentra a sólo nueve kilómetros de Accra. Aunque la comunidad ha sido conectada al sistema de suminis- tro de agua de Accra, los residentes rara vez consiguen que cai- ga agua de los grifos. De un modo parecido, los retretes públi- cos son escasos y hay sólo unos baños públicos. La comunidad tiene una oficina de correos y acceso a las líneas telefónicas. Ghana 47 Notas 1. Ernest Y. Kunfaa, Tony Dogbe, Heather J. Mackay y Celia Marshall diri- gieron el equipo de estudio. Otros miembros incluidos eran Harriet Adjapong Avle, Bright Asare Boadi, Philip Acheampong, Michael Tsike, Godfred Fosu Ag- yem, Adjapong Avele, Nana Awuku, Richard Basadi, Solomon Yaw Fordjour, Vic- toria Kumi-Wood, Joe Lambongang Aba Oppong, Prudence Seeninyin y Victoria Tuffour. 2. Datos de la pobreza de W.K. Asenso-Okyere con D.A. Twum-Baah, A. Kasan- ga, et al., «Poverty Trends in Ghana in the 1990s» (Ghana Statistical Service, Accra, octubre de 2000), 7-9. GDP and population data from World Bank, World Develop- ment Indicators 2001 (Report 22099, abril de 2001), 194, 44. 3. Desde el punto de vista étnico, Ghana incluye muchos pequeños grupos, que hablan más de cincuenta lenguas y dialectos. Entre los grupos lingüísticos más impor- tantes se encuentran los Akan (44 por ciento), que incluyen a los Fanti a lo largo de la costa y a los Ashanti en la zona de bosque al norte de la costa; a los Guan, en las lla- nuras del río Volta (19 por ciento); a los pueblos de habla Ga y Ewe del sur y sudeste (8 por ciento y 13 por ciento respectivamente); y a los grupos étnicos de habla Moshi- Dagomba de las regiones septentrional y superior (16 por ciento). Ver U.S. Depart- ment of State, «Background Notes: Ghana, febrero de 1998» (Office of West African Affairs, Bureau of African Affairs, 1998). 4. Casi otro 25 por ciento de gente pobre son empleados por cuenta propia en actividades no agrarias. Asenso-Okyere et al., «Poverty Trends», 13-14. 5. Ibid., 41 6. Ibid., 21. 7. S. Canagarajah y Xiao Ye, «Public Health and Education Spending in Ghana in 1992-1998: Issues of Equity and Efficiency» (World Bank Policy Research Working Paper 2579, Development Research Group, abril de 2001). 8. Ibid., 4. Entre 1994 y 1998, la educación representaba aproximadamente un 4 por ciento del PIB. Los presupuestos de educación aumentaron durante este perio- do, pero ni con mucho tan rápido como otras áreas de gasto público. La parte de los gastos de educación en relación con el gasto total del Gobierno bajó del 22,2 por cien- to del presupuesto en 1990 al 11,4 por ciento en 1999. 9. La mayor parte de la tierra en Ghana se mantiene en fideicomiso para el pue- blo por los jefes locales, sacerdotes (fetiches) de la tierra, y jefes de clan, que asignan (o arriendan) la tierra a personas que desean utilizarla para la agricultura, abrir tien- das y así sucesivamente. Esto se ha traducido a menudo en discriminación frente a las mujeres. En el sistema patrilineal, que se aplica generalmente en Ghana septentrional y en la Región del Volta, el hombre es dueño de los hijos y también de los bienes raí- ces. En la mayoría de los lugares de Ghana meridional, por el contrario, un sistema matrilineal permite a las mujeres ser dueñas de los hijos y de una importante cantidad de bienes: casas, tierra, vehículos, negocios y otros por el estilo. El proceso de individualización de instituciones de tenencia de la tierra en Ghana quedó consolidado mediante la aprobación de la <,Interstate Succession Law» (Ley In- terestatal de Sucesiones) de 1985, que permite a los niños y a las esposas conseguir el acceso a la tierra, que les había sido anteriormente denegado con arreglo a la ley tra- 48 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras dicional. Los maridos pueden también otorgar a sus mujeres derechos firmes de pro- piedad sobre la tierra, a cambio de que les ayuden a establecer parcelas de cacao. De este modo y en contra de las expectativas, la individualización de los derechos sobre los bienes raíces, en una situación donde ha habido una creciente demanda del traba- jo de las mujeres, ha consolidado realmente los derechos de las mujeres sobre la tierra. Resulta intereresante saber que este cambio comenzó incluso antes de la Ley Interesta- tal de Sucesión. Ibis, <,NYT LAND-GHANA», (Copenhague, 1998). Ghana 49 Malawi a madeja enmarañada lin M. Kadzandira, Stanley W. Khaila y Peter M. Mvulal Nyuma Munthali, de 51 años de edad, vive con sus ocho hijos en Khwalala, un pueblo junto a la costa del Lago Malawi, en la región septentrional del país. El padre de Nyuma murió justo antes de que ella naciera y, siendo niña, trabajó para pagar sus propias tasas escolares hasta el tercer grado. «Estoy agradecida por la existencia de trabajo eventual en aquella época», manifies- ta. «Sin ello, no hubiera podido conseguir ningún tipo de educación». Nyuma se casó y tuvo su primer hijo a los 16 años, al que siguieron siete hijos más. Para mantener a su familia, Nyuma cultiva tapioca y arroz. A lo largo de los primeros años, pudo producir alimentos suficientes para la fami- lia y disponer de algún sobrante para la venta, a efectos de conseguir dinero para tasas escolares, vestidos y otras necesidades: En aquellos días, la agricultura resultaba rentable porque los suelos eran fértiles y se podía confiar en las lluvias. Pero en la actualidad, las lluvias son imprevisibles. Pueden ser demasiado copiosas y llevarse nuestra cosecha ... La fertilidad del suelo se ha perdido debido a las fuertes lluvias y al exceso de cultivo. Esto ha hecho aumentar el problema del hambre. Las lluvias han hecho también que las carreteras sean difíciles de transitar y han provocado el hundimiento de muchas de las frágiles casitas de techo de pa- ja de Khwalala. Nyuma comenta que se ha informado a las autoridades acerca de las fuertes lluvias y las escasas cosechas, «pero el Gobierno se queda callado. Esto me ha hecho pensar que no hay remedio y que nuestra situación no mejo- rará desde ningún punto de vista». Los habitantes del pueblo que participaron en el estudio confían en que podrán arreglar las carreteras y las casas, una vez que acaben las lluvias. El hambre, sin embargo, parece que permanecerá. _ ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~51 Hasta hace muy poco, las faenas agrícolas en Khwalala eran realizadas en gran parte por mujeres, mientras que muchos hombres emigraban a Sud- áfrica para trabajar y enviaban sus ingresos a casa. Cuando la tapioca, el principal cultivo de Khwalala, quedó plagada de chinches de la harina en 1987, los hombres volvieron a realizar faenas agrícolas para ayudar a sus fa- milias a sobrevivir. Las cosechas no se han recuperado por completo y el pro- grama laboral de migración de Sudáfrica finalizó en 1989. El hijo mayor de Nyuma trabaja en la ciudad de Mzuzu y les ayuda me- diante el envío de dinero. Los demás hijos, incluyendo una hija ahora divor- ciada, están desempleados y dependen de ella para su manutención. «Dificil- mente lo consigo. No sé qué hacer», dice Nyuma. «Si hubiera algún tipo de oportunidades de trabajo en este pueblo, enviaría a mis hijos para que traba- jasen con la gente mejor situada, de tal forma que pudiera conseguir algún di- nero para nuestros gastos de mantenimiento. La vida de Nyuma en Khwalala ilustra algunas de las desventajas y puntos vulnerables con los que generalmente se enfrentan la gente pobre en Ma- lawi, uno de los países más pobres del mundo. Ha habido escaso avance en el desarrollo de Malawi durante generaciones, y ni siquiera en los últimos años, cuando tanto su sistema económico como político se han hecho mucho más abiertos. La renta media per cápita anual de 1999, es decir US$ 180, o lo que es igual alrededor de 49 centavos diarios, quedaba por debajo de su nivel de 1990, cuando estaba situada en US$ 1902. La economía del país ha crecido, de hecho, regularmente en los años 90, con un 3,6 por ciento de crecimiento del PIB entre 1990 y 1998 y un 4,0 por ciento en 19993. Pero una población en rápido crecimiento, una economía basada en la agricultura, que depende de la meteorología, y una multitud de otros factores examinados en este estu- dio, no han dejado margen para la mejora del nivel de vida. El setenta y cinco por ciento de la población vivía en situación de extre- ma pobreza de gasto en 19984. Aunque no hay datos comparables sobre an- teriores tasas de pobreza, hay fuertes indicios que sugieren que la pobreza no ha disminuido en los años 9O0. Nueve décimas partes de la población de Ma- lawi vive en el campo y sobrevive en su mayor parte a base de una agricultu- ra de subsistencia, aunque el compromiso con los mercados constituye una necesidad creciente debido a la escasez de tierras y al carácter forzoso de la compra de comida y otros productos básicos. La población del país, de alre- dedor de 11 millones de habitantes, está creciendo rápidamente debido a una tasa de fertilidad que alcanzó los 6,3 nacimientos por mujer en 19996. La es- peranza de vida al nacer, sin embargo, es sólo de 39 años. Los niños por de- bajo de 5 años de edad constituyen alrededor del 20 por ciento de la pobla- ción y uno de cada cinco no llegará a cumplir los cinco años. Con la tasa de infección de VIH/SIDA en un 16% de la población en edad de trabajar y con 52 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras un 31 por ciento de mujeres VIH-positivas en clínicas prenatales, muchos de estos niños son o llegarán a ser huérfanos7. Después de tres decenios de gobíerno autoritario bajo el mandato de Hastings Kamuzu Banda, Malawi celebró sus primeras elecciones libres, pos- teríores a la independencia, en 1994, celébrandose de nuevo elecciones en 1999. Bakili Muluzi del Frente Democrático Unido (FDU), ganó ambas elec- ciones por estrecho margen. Las lealtades de partido en el país siguen en gran parte líneas regionales, con FDU manteniendo el control en las regiones meri- dionales, con mayor densidad de población. Si bien el gabinete de Muluzi pu- do formular muchas políticas de economía libre de mercado y vigilar un pe- riodo de crecimiento, tuvo que enfrentarse con una inflación alta (28 por ciento a finales de 1999) y problemas continuados referentes a la malversa- ción de fondos y a los insuficientes controles sobre el gasto público. Con un importante apoyo de las agencias de ayuda internacionales, la Administra- ción Muluzi introdujo una amplia serie de reformas, incluyendo la educación primaria universal y gratuita, la liberalización de la agricultura, que puso fin a las restricciones sobre la producción de los pequeños agricultores y sobre la venta de cultivos comerciables, y la supresión de subsidios públicos, del cré- dito proporcionado por el Estado y de las barreras arancelarias8. No obstan- te, hay pocos indicios de que la gente pobre haya llegado a beneficiarse de los cambios de política. Las circunstancias que atan a tantos ciudadanos de Malawi a la pobreza son numerosas y entremezcladas. La mayoría de los participantes en el estu- dio informan que la cuota de personas en su comunidad que no tiene sufi- ciente para comer ha crecido en el último decenio. Algunos participantes, en particular los del Sur, que es donde tiene su base el partido gobernante, ha- llan signos de progreso en el nuevo gobierno y en una economía más abierta, pero afirman que, hasta el momento, los cambios han mejorado únicamente las vidas de las personas que se encuentran en mejor situación económica. Hombres y mujeres pobres se sienten especialmente marginados por las refor- mas que afectan a los mercados agrícolas. El estudio está basado en conversaciones con gente pobre en siete pue- blos y en tres núcleos urbanos dispersos a través de las regiones septentrio- nal, central y meridional de este angosto país del sur de Africa (ver cuadro 2, Comunidades en Estudio de Malawi, al final de este capítulo). Cinco de las comunidades visitadas se encuentran en la región meridional, tierra natal de cerca de la mitad de la población total del país y de la mitad de los que viven por debajo de la línea de pobreza de gasto. Hay también distritos extremada- mente pobres en las regiones central y septentrional, así como niveles muy al- tos de pobreza en muchas zonas urbanas, tales como Blantyre, que tiene una tasa de pobreza del 61 por ciento a nivel de distrito9. Los distritos fueron se- leccionados para el estudio sobre la base de su historia agrícola y fuentes de sustento, utilizando datos de estudios anteriores. Malawi 53 Dentro de cada distrito, las comunidades fueron escogidas con la ayuda de los funcionarios de desarrollo del distrito, comisarios de distrito y funcio- narios agrícolas. Los participantes para los grupos de debate y estudios de ca- sos fueron seleccionados con la ayuda de líderes locales (jefes o sus ayudan- tes), investigadores sobre el terreno del Ministerio de Agricultura y comités de desarrollo local. Los residentes locales (pobres o no) fueron reunidos al azar para constituir el primer grupo de debate, que ayudó al equipo de inves- tigación a identificar a los participantes en el estudio de zonas y familias po- bres de la comunidad. Se completaron un total de setenta grupos de debate, incluyendo sesenta con gente pobre y diez con personas pobres y en mejor si- tuación económica. Se reunieron menos grupos de debate que lo planificado en las comunidades urbanas, ya que el equipo de investigación, a pesar de re- petidos intentos, tenía dificultades para conseguir hombres para los debates durante la jornada laboral. Los investigadores completaron cincuenta y cinco estudios de casos de gente pobre, incluyendo quince hombres, treinta mujeres y diez jóvenes. El estudio fue dirigido por el Centro de Investigación Social de la Universidad de Malawi. Este capítulo examina la compleja maraña de desventajas persistentes que evitan que la gente pueda salir de la pobreza, tales como tierras estériles, mercados flojos, desempleo y escasa agua potable. Considera asimismo even- tos intermitentes tales como muerte, divorcio y robo, que pueden iniciar una espiral descendente de amenaza a la vida en la existencia de individuos y fa- milias, apenas por el simple hecho de pasar al lado. El capítulo acaba con las experiencias de unos pocos pobres, habitantes de Malawi, que han consegui- do mejorar su bienestar. Salir adelante o quedarse en la pobreza: sin escurreplatos n Malawi, la diferencia entre quedarse en la pobreza o salir adelante es a Emenudo pequeña. Los criterios de un buen nivel de vida son modestos. Según los participantes en el estudio, alguien que esté saliendo adelante será propietario de una casa sin goteras, de ropa de cama, zapatos, redes de pesca y de un escurreplatos y «tomará té con leche». Tanto en zonas rurales como urbanas, el bienestar procede de poseer los recursos necesarios para ganarse la vida y atender las necesidades básicas"0. En una comunidad de pescadores, esto significa poseer equipo de pesca, mientras que en otras zonas rurales quiere decir estar en condiciones de culti- var tabaco y otros cultivos comerciables. En núcleos urbanos, la categoría del empleo constituye el criterio, con arreglo a los participantes en el estudio. Las familias con bienes pueden protegerse de los desastres porque disponen de alimentos adecuados para todo el año, resguardo seguro, acceso a atención 54 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras médica digna e ingresos fijos para resistir crisis tales como el hambre, los au- mentos de precios y las enfermedades. Estos bienes, dicen las personas del es- tudio, permiten a los individuos que disponen de bienestar considerar las co- sas con tranquilidad de espíritu. La gente pobre que vive en asentamientos ilegales realiza las descripcio- nes más lujosas del bienestar. Un grupo de mujeres de Phwetekere afirma que el 20 por ciento de la población se encuentra en buena situación económica y describe a este grupo como estando en posesión de coches, comestibles, elec- tricidad y tresillos, además de puestos de trabajo y educación. Otras personas de Phwetekere dicen que alrededor del 10 por ciento de la población posee teléfonos celulares, vídeos, frigoríficos y ropa cara. En contraste, el malestar procede de la constante privación de las necesi- dades básicas de la vida, tales como alimentos, atención médica y alojamien- to. En general, el malestar se caracteriza por el hambre durante largos perio- dos del año, poca salud y crecimiento mínimo, desempleo o ingresos irregulares, falta de acceso a recursos para ganarse la vida tales como equipo de pesca y materiales agrícolas, así como por una casa desvencijada. Grosería, comportamiento delictivo, brujería, celos, beber excesiva cer- veza, riñas y, a nivel del hogar, familias peleonas e inestables, se consideran asimismo como aspectos del malestar. Las mujeres del pueblo de Mbwadzalu describen a los pobres como «aquellos que se sientan en el suelo ... Se van al huerto sin haber antes comido, cocinan bajo el sol, no disponen de letrina de fosa ni de zona de baño y tampoco de escurreplatos». Muchos grupos de debate describen una categoría de «los más pobres» que incluye huérfanos, la gente de edad, personas con minusvalías físicas y los enfermos mentales. Se trata de gente que no posee huertos para cultivar sus productos, que pueden ser trabajadores eventuales o mendigos y que tal vez no dispongan de ningún sitio para dormir. Los participantes en el estudio dicen que los más pobres de entre los pobres son excluidos o se excluyen por sí mismos de la mayor parte de los asuntos comunitarios. Un grupo de muje- res de Nampeya se refiere a aquellos que se encuentran en peor situación eco- nómica como «los de crecimiento enano ... Carecen de cualquier tipo de ali- mento ... caen enfermos con frecuencia ... están flacos ... su pelo no es fuerte ... sus cuerpos no brillan, ni siquiera después de tomar un baño». Las muje- res consideran que el 30 por ciento de la población del pueblo entra dentro de esta última categoría. Aunque hay variaciones, la mayoría de los grupos de debate del estudio informan que el número de gente pobre ha crecido a lo largo del último dece- nio, en particular durante los últimos años. El hambre continuado o periódi- co afecta aproximadamente a un número comprendido entre el 80 y el 90 por ciento de las familias de sus comunidades, según los grupos de debate, mien- tras que hace una década el hambre afectaba a un porcentaje estimado del 30 al 40 por ciento. Malawi ss Atrapados en una red de miseria a gente pobre trabajó en pequeños grupos de debate para identificar y Lclasificar los principales problemas con los que se enfrentan sus comuni- dades y las prioridades de acción. Con gran frecuencia, tanto en pueblos co- mo en núcleos urbanos, hombres y mujeres informan de una amplia serie de problemas interrelacionados, que incluyen el hambre, la escasez de tierras de- bido al crecimiento demográfico, el desempleo, la falta de facilidades crediti- cias, los altos precios de las materias primas, malas carreteras, falta de agua potable, enfermedades, difícil acceso a la atención médica, así como crimina- lidad y robos en aumento. Además, la gente pobre de Malawi se enfrenta con eventos inesperados que pueden incluir la destrucción de hogares y cosechas, muertes y orfandad. Las comunidades agrícolas han resultado seriamente perjudicadas en los últimos años por un tiempo errático (sequía, inundacio- nes, fuertes vientos), que ha llevado a una producción agrícola poco fiable. Las comunidades urbanas informan que tienen que enfrentarse con secues- tros de niños, robos a mano armada y asesinatos. Las mujeres indican que además de los problemas más arriba mencionados, están expuestas al divor- cio y a la violación. Malawi sobresale no sólo por el número de graves pro- blemas que surgen de las conversaciones con la gente pobre, sino por la ex- tensión con la que la confluencia de estos problemas enmaraña cada comunidad visitada. Se describen a continuación. Estómagos vacíos Se informa que el hambre es el problema más grave en las diez comunidades estudiadas. Los participantes informan que a veces pasan días enteros sin co- mer. Chaumdumuka Chiphiko, un joven de Khwalala con siete hermanos, di- ce asi: Tenemos un pequeño huerto, porque la zona está densamente poblada por pescadores emigrantes. Carecemos de ropa y alimentos. Por lo general, hacemos una comida diaria y a veces pasamos dos o tres días sin comer. Cuando hay escasez de alimentos, normalmente le pedimos maíz a Mr. Jere, un hombre rico que tiene una tienda de comestibles. A veces, el gobierno distribuye maíz por los pueblos. Un participante de un grupo de hombres y mujeres de Chitambi informa: «El consumo de alimentos es errático e incluso los niños duermen con sus estó- magos vacíos muchos días». En efecto, algunas personas indican que los ni- ños pueden estar especialmente expuestos al hambre y a las muchas enferme- dades que pueden acompañar a la desnutrición. Patuma Jali, una madre de siete hijos de Nampeya, expone lo siguiente: 56 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Siempre que tengo un hijo, resuilta que el niño está desnutrido. Algunos de mis hijos sufren de desnutrición debido a la falta de alimentos, tal como puede ver. Este hijo mío tiene 17 meses, pero todavía no anda. Tiene nzichas enfermedades porque le falta comida, principalmente los tres grupos de alimentos. El cincuenta por ciento de los niños por debajo de 5 años de edad de Ma- lawi presentan problemas de crecimiento y el problema es grave en la mitad de estos". Matrimonio prematuro, alta fertilidad y menos tierras Varias comunidades en el estudio se enfrentan con una disponibilidad decre- ciente de tierras, que atribuyen en parte a los matrimonios prematuros y a las familias numerosas. Un joven de Mtamba comenta: «Mi hermana no pudo pasar a la enseñanza secundaria, precisamente debido a las tasas escolares. Tal como estoy diciendo, está casada porque no tenía nada que hacer». Las mujeres pobres, a lo largo de todo el estudio, mencionan frecuentemente que se casaron y que empezaron a tener hijos a una edad muy temprana. Namb- wewe del pueblo de Madana, por ejemplo, abandonó la escuela después del tercer grado, porque su familia no podía permitirse pagar las tasas escola- res'2. Nambwewe refiere lo siguiente: «Poco después de alcanzar la pubertad, me casé con un hombre de mi pueblo. Tuvimos once hijos, pero seis de ellos murieron». El primer marido de Nambwewe falleció y ella se casó en segun- das nupcias con un hombre cuya mujer había muerto. Nambwewe dice de su actual matrimonio: «Todavía no tenemos hijos en común, pero él también tiene ocho hijos de su difunta esposa. Lo que está bien es que a mi marido no le preocupa el hecho de que no le haya dado ningún hijo, sino que me ha aceptado tal como soy». Excepto en el pueblo meridional de Nampeya, hombres y mujeres pobres identifican las poblaciones rápidamente crecientes de sus comunidades como una causa clave de la escasez de alimentos. Hay simplernente menos tierra con la que contar para cultivos y huertos familiares. El tamaño medio de las parcelas entre gente pobre es de alrededor de media hectárea y de un cuarto de hectárea para los muy pobres'3. Un joven de Kuphera refiere lo siguiente: Mis abuelos solían decirme que la tierra destinada a la agricultura no era ningún problema en absoluto. Tenían más que suficiente para el cultivo ... Grandes extensiones de tierra permanecían en barbecho. La situación cambió cuando suIs hijos e hijas, incluyendo mi madre, empezaron a casarse. Todos querían tener sus propios huertos. Mis abuelos tiuvieron que redistribuir una parte de sus tierras para ellos. En el momento de su fallecimiento, no teníian tierras suficientes para cultivar cosechas que les durasen un año. Malawi 57 Las tierras que mi madre, mis tías y mis tíos recibieron no pueden proporcionar tampoco la subsistencia de nuestras familias. Nuestras familias se han hecho grandes y nuestros huertos resultan, simplemente, insuficientes. Incluso en los tres núcleos urbanos, la gente pobre pone en relación escasez de alimentos con crecimiento demográfico. «En el pasado, algunos de nos- otros teníamos huertos en varios sitios, de tal modo que el hambre no era un problema como tal, pero en la actualidad ya no tenemos tierras que cultivar debido al aumento de población», informan las mujeres de un grupo de de- bate de Chemusa. Hombres y mujeres de las diez comunidades asocian también el hambre con la fertilidad del suelo en descenso. Como es típico de muchos comenta- rios a lo largo del estudio, una mujer de Nampeya observa: «Incluso los po- bres solían cultivar y producir muchas cosechas, tales como maíz, boniatos y tapioca, ya que los suelos eran entonces muy fértiles». Abonos caros y moneda devaluada Los hombres y mujeres de cada comunidad en estudio, urbanas y rurales, mencionan las dificultades causadas por los precios de los abonos. Unos po- cos grupos de debate identifican la devaluación de la kwacha como el factor desencadenante de las altas cotas alcanzadas en el coste del fertilizante y de otros productos básicos. El beneficio atribuible a los mejores precios para cultivos comerciables, tales como el tabaco, aparece sólo rara vez en las con- versaciones con granjeros pobres, que principalmente cultivan maíz para el consumo doméstico'4. «Los principales problemas con los que nos enfrenta- mos ahora son las enfermedades y el hambre. El hambre es causado por el aumento del precio de los abonos. Trabajamos todo lo que podemos, pero no tenemos buenas cosechas debido a los abonos inadecuados», explica la seño- ra Nasikelo de Chitambi. Un grupo de mujeres de Nampeya dice lo siguiente: En el pasado podíamos recolectar cuatro carretas de bueyes llenas al menos, sin utilizar abonos, y podíamos vender el excedente para comprar cosas tales como bicicletas. Pero ahora, teniendo en cuenta que el precio de los fertilizantes ha subido y que los suelos han perdido fertilidad, recogemos justo lo suficiente para el consumo familiar y no disponemos de excedentes para la venta. A principios de 1999, el gobierno distribuyó simientes y abonos a los agricultores en un esfuerzo para evitar una crisis del hambre, mejorar los sue- los y asegurar un apoyo continuado a las políticas de liberalización económi- ca del país" . En al menos uno de los pueblos visitados, no obstante, el pro- grama no podía calificarse de afortunado (recuadro 1). 58 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras RECUADRO 1. Mala distribución de los paquetes de seWnillas y abonos Según las mujeres de Mltamba, cuando el gobierno envió a I s pueblos de forma gratuita -paquetes de arranque. de semillas Y abonos para la temporada agrícola 1998-99, algunas familias del pueblo recibieron varios pac ueres, mienrras que otras recibieron sólo uno. Las mujeres de allí afirman que cua do se pone en prác- tica un programa de ayuda gubernamental, *el Gobierno d bería administrarlo, porque si se deja en manos de cualquiera en el pueblo, digamo s por ejemplo del al- calde, este último no distribuirá la ayuda de forma igualitaria. En primer lugar, en- tregará la ayuda a todos sus parientes antes de efectuar la dis ribución al resto de la gente del pueblo, lo que resulta muy poco equitativo-. Además, no sólo es el fertilizante lo que ahora cuesta más caro. Una mu- jer de Chemusa afirma lo siguiente: «Hace diez años el dinero no era un pro- blema, porque podíamos comprar muchas cosas con poco dinero, lo que ya no ocurre en la actualidad». Los participantes en un grupo de debate de hom- bres y mujeres de Mbwadzulu dicen que «las cosas son caras en la actuali- dad» y recalcan que necesitan comprar ahora maíz además de otros produc- tos básicos porque «no podemos cosechar lo necesario». El recuadro 2 describe un almacén gestionado por el Estado, al que los ciudadanos pueden dirigirse cuando se encuentran en una situación desesperada. Los efectos de la devaluación de la kwacha se dejan sentir también de for- ma muy marcada en los tres núcleos urbanos. Un joven de Phwetekere dice: No hace mucho tiempo, 15 kwachas hubieran sido suficientes para comprar comida para toda la semana, pero actualmente el mismo dinero no permite comprar nada ... Ni siquiera resulta suficiente como dinero de bolsillo para un estudiante soltero que vaya un día a la escuela ... Por este motivo, decimos que nuestra moneda ha perdido valor. Trabajos precarios En pueblos y asentamientos, las familias más pobres son descritas como sin tierra y teniendo que contar con el trabajo eventual para sobrevivir. Polina Hawa, una viuda pobre de Mbwadzulu, manifiesta: «Yo me gano la vida vendiendo leña y fríendo zitumbuwa (buñuelos) y vendiéndolos. Durante la estación de las lluvias, trabajo a fondo en empleos eventuales, de forma que pueda conseguir algo que llevarme a la boca». Muchas personas informan, sin embargo, que no pueden encontrar trabajos informales con regularidad y que los sueldos por un trabajo eventual son muy bajos y a veces en especie. Un joven de Mtamba se explica así: «Durante las épocas de hambre vamos Malawi 59 F~CtJAtO 2. 'UWiú o F*CursW4 1 dp6o C AL%~ X-En tiempos de escasez, CMARDA constituye una fuente de víveres de úlirimo re- curso», dice un grupo de hombres de Phwetekere. La Corporación gubernamenral de Marketing y Desarrollo Agricolas (CMARDA) es una red de depósitos a escala nacional que efectúa la compraventa de inversiones y productos agrícolass'. Los Z hombres de Phwetkerc explican: -Cuando la gente no puede conseguir maiz en otro lugar, por ejemplo de sus parientes, se dirigen a CMARDA. Las existencias i pueden ser insuficientes, pero nunca se acaban por completo. Si son muy limita- das, el maíz en sto&c es racionado para poder abastecer a rodo el mundo ... Los precios son bastante razonables. Hay gente en varias comunidades que llama la atención, sin embargo, sobre corrupción Y favoritismo en CiMARDA, que incluyen intentos de soborno y el uso de escalas Inexactas. Un participante en un grupo de debate de Kowerani señala lo siguiente: Sí no existiera CMARDA, tendríamos problenas para conseguir maíz. No obs- tante, CMARDA no nos está sin'iendo de la forma que hubiéramos deseado. El personal es corrupto. Te sr.ven rápidamente, si les sobornas. A veces, el personal miente diciendo que se han quedado sin maiz, cuando hay bastantes existenzcas. Prefieren vender el maiz a grandes negocios en la ciudad, que a su vez lo rev,en- den a muy ailos precios. Si estas prácticas abusivas pudieran ser eliminadas, ChA RDA podría ser una institución importante y efectiva en sumo grado. dando vueltas, realizando trabajos eventuales a cambio de salvado de maíz». Otras personas pobres señalan que no tienen suficiente fuerza para acometer este tipo de trabajo. La dureza de la falta de trabajo aparece marcadamente en las tres aglo- meraciones urbanas. Los jóvenes del poblado de Chemusa manifiestan: «En el momento en que la población es alta y en que el ndmero de personas for- madas es también alto debido a la educación gratuita, entonces las oportuni- dades de trabajo son realmente escasas». Se considera también que la privatización de compañías de propiedad es- tatal contribuye al desempleo en Chemusa y Kowerani. «El gobierno ha ven- dido algunas de sus compañías ... la nueva gerencia de las compañías ha re- ducido el número de trabajadores en lugar de contratar nuevos empleados, como ocurría con anterioridad», afirma un participante en el grupo de deba- te de Chemusa. Variaciones erráticas de la meteorología La gente pobre de cada comunidad visitada atribuye asimismo su malestar a un tiempo imprevisible y a la variación de las estaciones. Las fuertes lluvias de 1998 y 1999 arrastraron por igual suelos, semillas y cultivos en muchos 60 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras pueblos, mientras que las precedentes épocas de cultivos estuvieron marcadas por una prolongada sequía. Un participante en un grupo de debate de hom- bres y mujeres del pueblo de Mbwadzulu indica: «Las lluvias han sido muy erráticas durante los últimos años ... y ello ha acarreado malas cosechas, es- pecialmente de maíz, que es nuestro principal sustento habitual. Esta es la ra- zon por la cual la mayor parte de nosotros somos pobres». Chimwemwe Ka- chala de Phwetekere comenta: <. Si las perforaciones se estropean o si las colas se hacen demasiado largas, los re- sidentes tienen que obtener su agua de un lago contaminado. Durante la esta- ción de las lluvias, la gente se encuentra en mayor riesgo de enfermedades in- fecciosas y parasitarias tales como diarrea y esquistosomiasis, debido a que los desechos de las tierras altas fluyen hacia el lago. La basura y los desperdicios también son arrastrados hasta el lago de Mbwadzulu, pero la comunidad estre- nó recientemente dos perforaciones y se dice que el cólera ha disminuido. Las malas carreteras constituyen otro problema urgente. Las carreteras ha- cia las tres comunidades urbanas están llenas de grandes baches y los operado- Nlalawi 63 res de transportes, tanto públicos como privados, han suspendido el servicio debido al riesgo para sus vehículos. Las mujeres comentan que esto hace sus vi- das «insoportables» porque ahora no tienen más remedio que «ir andando (a trabajar) o quedarse en casa y no ganar nada». La falta de transportes tampoco le permite a la gente acceder a la atención médica y a otros servicios. Durante la estación de las lluvias, se comenta que las carreteras de siete comunidades llegan a ser intransitables y muchas de estas comunidades afir- man que les faltan recursos para mantener las carreteras por sí mismas. En Mbwadzulu, un grupo de hombres explica: «En el pasado, solíamos ser con- tratados por el departamento de carreteras para trabajar en su mantenimien- to y limpiar la maleza a lo largo de las carreteras, de forma que éstas no cons- tituían un problema, pero en la actualidad han dejado de darnos trabajo y las carreteras no están siendo mantenidas». De un modo parecido, las carreteras de Kowerani permanecen sin ser reparadas. La gente pobre del lugar explica que el Gobierno ya no lleva a cabo el mantenimiento de las carreteras y el es- píritu de autoayuda de la comunidad ha ido desapareciendo: «Resulta muy difícil movilizar a la gente para iniciativas al margen del Gobierno». Los ha- bitantes de los pueblos de Khwalala y Madana comunican asimismo que han tratado de mantener las carreteras por su cuenta, pero no han podido hacerlo de forma satisfactoria, ya que carecen de los recursos adecuados. La aspiración a la enseñanza Los participantes en el estudio expresan su satisfacción por los esfuerzos del gobierno para mejorar el acceso a la educación, mediante la introducción de la enseñanza primaria gratuita en 1994 y una iniciativa importante de cons- trucción de escuelas. Un grupo de debate de mujeres de Chemusa, por ejem- plo, habla muy bien de este progreso: «En el pasado, las escuelas estaban muy lejos, a unos cinco kilómetros de distancia. Nuestros hijos solían ir a HHI, Blantyre Girls y Dharap, porque no disponíamos de escuelas en las pro- ximidades. En la actualidad, nuestros hijos tienen que caminar sólo dos kiló- metros, hasta Mbayani, para ir a la escuela». No obstante, los edificios escolares siguen estando alejados para los ni- ños de cada uno de los pueblos del estudio y los participantes en el mismo, tanto urbanos como rurales, expresan su preocupación acerca de la mala ca- lidad de la enseñanza,18 la falta de material educativo y las tasas que todavía se requieren para proseguir la enseñanza media. Un grupo de mujeres de Ku- phera se explica así: Hemos oído decir que el gobierno introducía la enseñanza primaria gratuita y que suministraba todos los requisitos esenciales, cuadernos, plumas y lápices. Los alumnos nunca han recibido nada de esto. Todavía tenemos que proporcionárselo nosotros mismos. Creemos firmemente que no es culpa del gobierno, sino simple negligencia 64 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras por parte de la dirección de la escuela. Hemos visto a varios profesores andar de un sitio para otro vendiendo cuadernos y plumas. Además, los maestros no tienen dedicación al cumplimiento de sus obligaciones. Frecuentemente, los escolares vuielven a casa sin haber asistido ni a una sola clase. Oímos decir que los profesores no están motivados, debido a las deficientes condiciones de trabajo. Sus sueldos son especialmente bajos. No resulta sorprendente que desvíen recursos gratuitos correspondientes a la enseñanza primaria para poder complementar sus salarios miserables. Esto ha afectado desfavorablemente a los modelos de educación en la escuela. La gente pobre informa asimismo de que los edificios escolares se encuen- tran en sería situación de deterioro. Un grupo de hombres de Mbwadzulu ma- nifiesta lo siguiente: «En el pasado, disponíamos de suficientes aulas porque el número de niños que iba a la escuela era menor, pero con la introducción de la enseñanza primaria gratuita las aulas no han resultado suficientes». Los jóvenes de todas las comunidades en estudio expresan su desespera- ción por los obstáculos que encuentran para conseguir formarse, especial- mente las tasas de la enseñanza secundaria, y piensan que hay una relación directa entre esto y sus escasas perspectivas de empleo. «La falta de dinero para pagar las tasas escolares a nivel de enseñanza secundaria conduce al analfabetismo, que a su vez lleva a no poder conseguir un empleo. Por tanto, el no poder abonar las tasas escolares induce el sufrimiento», explica un gru- po de debate de mujeres de Nampeya. Igualmente, un grupo de hombres jó- venes de Phwetekere observa que la escuela resulta muy importante, porque es el único medio viable de poder ganarse la vida en su comunidad: No tenemos otra elección, sino contar con la escuela para nuestro futuro. No somos una comunidad agrícola. Ninguna de nuestras familias dispone de tierras para el cultivo. Si dejamos de asistir a la escuela, la única alternativa posible es el trabajo eventual. Los sueldos apenas son suficientes. Esto quiere decir que nos veremos condenados a la pobreza de forma indefinida. Un grupo de debate de mujeres de Phwetekere observa que el futuro de las jóvenes pende de un hilo, a pesar de las promesas de escolarización: «La educación primaria gratuita no resulta suficiente por sí misma. Las restriccio- nes a la continuación de las chicas en la escuela son completamente insupera- bles. Será, por tanto, muy difícil para ellas conseguir salir de la pobreza»<. La salud en peligro La gente pobre de cada comunidad visitada afirma que están muy expuestos a las enfermedades e identifican numerosos peligros para la salud, incluyendo Malawi 65 el hambre, el trabajo agotador, los extremos meteorológicos, albergues con goteras, agua contaminada, saneamiento escaso, la promiscuidad y las rela- ciones sexuales sin protección. Frecuentes brotes de enfermedades, tales co- mo el cólera, la esquistosomiasis y la malaria, junto con el azote asesino VIH/SIDA, dejan a muchas personas huérfanas, viudas o minusválidas. Las clínicas y hospitales resultan muy importantes para la gente pobre en estas condiciones, pero, como ocurría con las escuelas, se informa que la calidad de los servicios prestados es muy baja. Un grupo de debate de hombres de Phwetekere afirma que «La vida empieza y por regla general acaba en el hos- pital. Mientras tanto, dependemos del hospital para mantenernos en buen es- tado de salud. No hay, por tanto, institución alguna más importante que el hospital. Es, en mayor o menor medida, un custodio de nuestras vidas». Las parteras y curanderos tradicionales permanecen todavía en activo en muchas comunidades, pero la mayor parte de la gente pobre del estudio pre- fiere los servicios modernos. «Siempre que una persona cae enferma, lo pri- mero en lo que piensa es en el hospital. Solíamos también contar con curan- deros tradicionales, pero ahora han llegado a su fin. Ya no son fiables ni eficaces», dice un hombre de Phwetekere. Las mujeres de Nampeya sitúan en un puesto bajo de la calificación a sus curanderos tradicionales e informan que ellos proporcionan «medicina de imitación» y «son causa de odio entre las personas». Las mujeres de Kowerani piensan que sus prácticas son «anti- higiénicas» y anticuadas. Al faltar los servicios médicos modernos a nivel local, la gente pobre de los tres núcleos urbanos y la mayoría de los pueblos lamentan el tiempo y gastos necesarios para llegar a instalaciones de asistencia sanitaria lejanas. Una mujer de Mbwadzulu dice así: «A veces, un paciente muere en la parada del autobús o en camino al hospital, porque este último se encuentra lejos de nuestro pueblo». De un modo parecido, una mujer de Mtamba observa: «Las mujeres encintas dan a luz bajo un árbol en su camino al hospital, porque es- tá demasiado lejos del pueblo». Incluso si pueden llegar al hospital, la gente dice que pierde horas allí tratando de conseguir que les atiendan y después la medicación, volviendo a menudo a casa sin los medicamentos necesarios por- que no están disponibles o son demasiado caros. En Khwalala, los participantes dicen que las condiciones del hospital, es decir instalaciones sanitarias deficientes junto con medicamentos inadecua- dos o prohibitivamente caros, comida y ropa de cama inferior al nivel normal y un personal irrespetuoso, empeoran efectivamente la salud de las personas que van allí en busca de tratamiento. Se dice que esto lleva a muchas muertes, que podrían de otro modo haberse evitado. Además, la proporción de enfermedades y fallecimientos relacionados con el SIDA es muy alta. En Kuphera, dicen los participantes: «Tanto los hombres como las mujeres acaban contrayendo enfermedades de transmisión sexual, incluyendo el VIH/SIDA, que les imposibilitan». En Madana, un par- 66 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras ticipante expone lo siguiente: «La gente debería abstenerse de los actos pro- miscuos. Esto ha extendido la epidemia de VIH/SIDA, que a su vez ha hecho aumentar las tasas de mortalidad». Las mujeres de Phwetekere señalan que los que ocupan categorías de mayor bienestar corren un mayor riesgo, puesto que su dinero extra en efectivo «promueve la promiscuidad», lo que puede llevar al contagio del VIH/SIDA y a la muerte. Divorciadas y viudas Alrededor de un tercio de la gente pobre de Malawi vive en casas cuyo cabe- za de familia es una mujer, lo que constituye una proporción extraordinaria- mente alta"9. Las mujeres en muchas comunidades dependen de sus maridos como principales mantenedores de la familia. Si se produce en la familia el di- vorcio o el fallecimiento del marido, a las mujeres, que tienen menos posibili- dades de ganarse el sustento, se les confía la responsabilidad del cuidado de los niños. Las mujeres de Madana indican que este es el motivo por el que la mayor parte de las casas cuyo cabeza de familia es una mujer, pertenecen a las clases más bajas desde el punto de vista del bienestar: Las mujeres están sujetas a un posible ditvorcio en cualquier momento o bien pueden quedarse embarazadas y ser abandonadas por los hombres ... Esto normalmente sucede a causa de la voracidad de los hombres, que siempre desean degustar un nuevo sabor ... La carga del cuidado de los hijos cae de lleno sobre los hombros de las mujeres ... Estas mujeres se quedan desamparadas y se ven obligadas a llevar una vida miserable. Debido a la fuerte repercusión del divorcio en las mujeres, los consejeros matrimoniales aparecen como una de las más importantes instituciones en el estudio. Se les llama para ayudar en los problemas familiares, típicamente in- fidelidad por parte de los maridos y violencia doméstica. La gente de Mbwadzulu dice que «Sin consejeros matrimoniales, la mayor parte de las fa- milias se habrían separado, ya que ellos contribuyen a la unión de las fami- lias». No obstante, algunos participantes señalan que los consejeros mues- tran preferencia por el varón o son insensibles. Hombres y mujeres de Nampeya dicen: «Los consejeros matrimoniales de la línea masculina pueden favorecer al marido, cuando realmente es este último el que tiene la culpa». Se señala que la violencia doméstica es general en todas, excepto una, de las comunidades visitadas en Malawi. Aunque las mujeres son las víctimas en abrumadora mayoría, grupos de debate tanto de hombres como de mujeres reconocen que los hombres son también objeto de malos tratos. Las razones a las que se atribuye la violencia doméstica varían, pero muchos grupos de debate mencionan un descenso de los valores tradicionales. Los hombres de Chitambi manifiestan que «las mujeres ya no se someten por completo a sus Malawi 67 maridos» y opinan que hay una creciente violencia contra las mujeres que es- tán trabajando y ganando recursos por sí mismas. En contraste, las mujeres de Chitambi dicen que son precisamente las mujeres trabajadoras las que se encuentran más protegidas frente a la violencia, ya que los hombres depen- den más de ellas. La viudez constituye otra seria prueba para las mujeres. Una mujer de Mbwadzulu comenta: «En el caso de algunas de nosotras, el fallecimiento de nuestros maridos nos ha dejado totalmente desamparadas. No hay nadie que pueda ayudarnos ... y un montón de niños de los que cuidar». Otro partici- pante del mismo pueblo explica lo siguiente: La pobreza en este pueblo ha afectado más a las mujeres que a los hombres, ya que cuando un hombre muere, se le dejan a la mujer todas las responsabilidades del cuidado de los hijos ... Ella no puede cosechar suficientes alimentos debido a las escasas lluvias y a la poca tierra que posee ... y no puede ir al lago a pescar en una barca. Pero si una mujer muere, el hombre no se ve afectado del mismo modo, ya que no se quedará con los hijos ... Los enviará a casa de sus abuelos o de otros parientes. Polina Hawa, de 37 años, vive en el pueblo pescador de Mbwadzulu. Nunca asistió a la escuela y se casó a la edad de 18 años. Su marido falleció de di- sentería en 1996. Después de la muerte de su marido, sus parientes confisca- ron la propiedad de la casa. Ella dice que «sólo me dejaron una manta y una sábana para tapar a mis hijos ...Mis hijos no tienen ropas». Dos de sus hijos están ahora casados, pero tiene otros tres. Ella trata de mantenerles vendien- do leña y realizando trabajos eventuales. «Pero no tengo tiempo de trabajar en mi campo y, por consiguiente, nos falta comida». A las abuelas se les deja a menudo de cuidado de varios nietos, si sus propios hi- jos mueren y dejan huérfanos. La señora Nangilia de Chemusa dice lo siguiente: Me casé a los 13 años, porque quería evadirme de las dificultades con las que me estaba enfrentando ... Tuve once hijos con este hombre, pero tres fallecieron. Las cosas cambiaron a peor cuando mi marido murió y mis tres hijos también murieron. Los hijos deja- ron otros seis niños, a los que se suponía que yo tenía que cuidar, de forma que tengo ahora catorce niños a mi cuidado. La señora Nangilia dice que trata de mantenerlos a todos mediante la venta de cerveza, pero no resulta suficiente. «Soy ahora una mujer pobre», observa. «Carezco de alimentos. Puedo pasar un día entero, e incluso dos, durmiendo sin comer nada». Había esperado que sus hijos pudieran cuidar de ella. 68 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Niños abandonados sin esperanza Con una de las mayores incidencias de VIH/SIDA en el mundo, Malawi tiene una creciente población de huérfanos. Aunque no se dispone de datos fiables, está previsto que cerca de 700.000 niños de Malawi puedan quedar huérfa- nos dentro de unos pocos años2". Una mujer de Mbwadzulu informa así: <,Verdaderamente, (la orfandad) se está haciendo peor debido a la enferme- dad asesina del SIDA. ... A estos niños les faltan muchas cosas en sus vidas y no podemos conseguir proporcionarles todo». Según un participante de Phwetekere: «Muchos más niños llegarán a ser delincuentes y huérfanos a causa del efecto de la epidemia de VIH/SIDA ... Los niños quedarán invaria- blemente atrapados en un círculo vicioso de pobreza,>. La señora Namasina de Chemusa quedó huérfana en el instituto. Ante- riormente, había vivido felizmente en Lilongwe, la capital, con su madre, su padrastro y cinco hermanos. Estaba en su tercer año de instituto en 1995, cuando falleció su madre. Dice lo siguiente: Mis hermanos y yo nos fuimos, para quedarnos con nuestra abuela en Lilongwe. Desdichadamente, esta abuela que nos estaba manteniendo también falleció y fue entonces cuando nos enfrentamos con muchas dificultades ... Mi tía tambien murió y dejó seis hijos, de forma que eramos doce huérfanos en total, sin nadie en quien poder apoyarnos ... Lo pasábamos mal. Podíamos pasar un día entero sin comer. Nos faltaba el jabón ... Carecíamos del cuidado y el consejo de los padres. Por último, contrajo matrimonio con su actual marido, pero piensa que se casó demasiado joven. Robos y otros delitos En todas las comunidades visitadas, los hombres y mujeres pobres informan sobre robos, atracos, escalamientos, asesinatos y otros actos que plantean amenazas físicas a la vida de las personas. En la mayoría de las comunidades, los participantes afirman que la delincuencia está aumentando y cque los ser- vicios de policia son negligentes e ineficaces. Varios habitantes del pueblo de Kuphera hablaron de que su nivel de vi- da había descendido sin remedio después del robo de su ganado. Los agricul- tores de Mtamba dicen: «No podemos cultivar tapioca en la actualidad para mantenernos cuando se haya acabado el maíz, porque los ladrones vendrán a robarla». Todos los grupos de debate de Kowerani mencionan la historia de una mujer que fue sorprendida robando maíz en un huerto. Subrayan que las mujeres raramente se ven implicadas en robos y consideran el incidente como un signo de cosas peores todavía por venir. En Mtamba y Chitambi, los habi- Malawi 69 o N o- C A CAUSAS CONSECUENCIAS 0 ~~~~~~~~~~~~~~~~Falta de tasas rs Falta dAnala panificacon Mi¡có tSm rs o- rD ~~~~~~~~~~lscap/tur las capturas xceso ~~~~~ Desempleo Roosmento Exclusión soca dpescad pbaciónRo s rs~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~i eS~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~d / /Bbas matecervean aMamas ts a / ~~~~~~~~~~~~Enfermedades/SIDA L uv)a ex ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~, tad te p p tantes de los pueblos dicen que la delincuencia va en aumento, porque las co- misarías de policía han sido llevadas lejos de sus comunidades. Se informa que la delincuencia está creciendo también de forma más gra- ve en las zonas úrbanas. Un hombre de Kowerani explica que su mujer y él empezaron con un pequeño negocio de venta de carbón vegetal y pescado fresco en 1994 y «consiguieron suficiente dinero para abrir dos tiendas de co- mestibles y un almacén de bebidas». En 1998, los tres negocios fueron desva- lijados en tres incidentes distintos. Muchos participantes en el estudio critican a la policía y les atribuyen en parte el aumento de la delincuencia. La mayor parte de la gente cree que la po- licía se ha hecho más negligente en la aplicación de la ley y que el sistema pe- nal del país es débil. Un participante de Nampeya opina así: «Evidentemente, no se les puede echar la culpa de todo. No tienen recursos adecuados a su dis- posición, pero a pesar de todo el problema es que son corruptos. Aceptan so- bornos y, por consiguiente, no procesan a los delincuentes». Algunos relacio- nan el aumento de criminalidad con la reintroducción de la política de tipo multipartido en 1994. Unos pocos atribuyen la creciente delincuencia a la di- solución de los Jóvenes Pioneros de Malawi y de la liga juvenil del Partido del Congreso de Malawi, ya que estos grupos solían hacer respetar la paz y la es- tabilidad, aunque a expensas de la libertad política del pueblo. La gente de Mtamba y Chitambi comenta que no sólo son los policías poco serviciales, sino que «normalmente, nos hacen volver a capturar a los asesinos y ladrones y llevarlos a la comisaría de policía. ¿Quién se atreve a tratar de prender a un ladrón armado con un rifle AK47?». Con todo, en al- gunas zonas urbanas y rurales la justicia popular se ha convertido en una al- ternativa usual a los procedimientos policiales. Un grupo de debate de Mtam- ba explica lo siguiente: «Ahora, la gente está simplemente castigando a los ladrones por su cuenta. Los queman vivos. Por ejemplo, la semana pasada dos ladrones fueron golpeados hasta morir, porque la policía no les castigó en consecuencia». De un modo parecido, un participante de Mbwadzulu in- forma que «si un ladrón es capturado, a veces es golpeado por los niños o in- cluso desnudado por completo». Los ladrones pueden ser lapidados, golpea- dos o quemados hasta morir. En Phwetekere y Mbwadzulu, los participantes afirman que a veces se toman la justicia por su mano debido a la frustración que sienten al ver a los ladrones liberados de las comisarias de policía al día siguiente de ser capturados. «Precisamente la semana pasada un ladrón fue quemado hasta morir», señalan los participantes en el grupo de debate de Phwetekere. Medidas menos extremas aplicadas en Phwetekere incluyen un grupo de vigilancia vecinal, iniciado por residentes que se han juntado para tratar de disuadir a los delincuentes de la comunidad. Atrapados en la maraña La figura 1 es una propuesta de las causas y consecuencias de la pobreza, identificadas por grupos de debate de las diez comunidades en estudio. Mu- Malawi 71 chas de estas desventajas se describen como vinculadas entre sí y son explica- das por los participantes en el estudio como circulares, con muchas conse- cuencias que se convierten en causas y muchas causas que pasan a ser conse- cuencias y todo ello ocasionando ciclos cada vez más profundos de indigencia. El hambre, la enfermedad, la carencia de trabajo, la falta de dine- ro, el crecimiento demográfico y la falta de educación aparecen en un buen número de los diagramas de los grupos de debate, como causas y consecuen- cias a un tiempo de la pobreza. Tal como atestiguan las tres historias de la vida siguientes, las desventa- jas experimentadas por la gente pobre son multidimensionales e interrelacio- nadas. Queda huérfana; se casa joven; madre de cinco hijos; le roban; queda viuda; hambre Nasibeko, del pueblo de Kuphera, dice: «Mi padre murió unos meses antes de mi nacimiento y cuando yo nací mi madre se quedó ciega, falleciendo un día más tarde. Desde ese momento, fui criada por mi tía». Los tíos de Nasi- beko disfrutaban de un buen nivel de vida y le proporcionaron alimentos y ropa, pero no la enviaron a la escuela. Contrajo matrimonio poco después de la pubertad con un hombre que llegó a ser un próspero agricultor. «Nos die- ron una gran extensión de tierra para cultivar y, por lo general, obteníamos cosechas abundantes». Invirtieron en una vaca y al final tenían un rebaño de treinta cabezas de ganado vacuno. Nuestra vida fue buena hasta el día en que nos robaron el ganado. Después de ello, nuestras vidas pasaron a ser miserables ... Los abonos quedaron fuiera de nuestras posibilidades. Un año después falleció mi marido y me dejó la tarea de atender a cinco hijos. Desdichadamente, mi hijo que me estaba ayudando mucho fue golpeado hasta la muerte por unos desalmados ... A veces, me quedo sin comer y no dispongo de buenas ropas. Casa que se hunde; joven abandonado; hambriento, sucio y sujeto a grandes tensiones; tasas escolares inalcanzables Yohane Mbalule es un huérfano de 16 años del pueblo de Mtamba. Su padre murió en 1996 de «tumefacción de las piernas y asfixia inducida por la tos». Yohane y sus tres hermanos vivieron con su madre hasta el momento en que su casa se hundió y quedaron sin hogar. Dice lo siguiente: «Mi madre decidió ir en busca de trabajo para poder construir otra casa, y acaban de cumplirse cinco meses desde que nos dejó». Su tía los recibió en casa, pero explica: «Mi tía tiene seis hijos y nosotros somos cuatro ... Mi tío no está trabajando, de forma que le resulta muy difícil conseguir darnos de comer. Resulta imposible comprar jabón para todos nosotros, de forma que a veces vamos a la escuela 72 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras sin haber lavado nuestras ropas». Yohane está preocupado por la falta de di- nero para las tasas del instituto. Dice así: «Debido al temor por las tasas es- colares que tengo metido en la cabeza, a veces no puedo concentrarme en cla- se ... Desearía poder continuar mi instrucción hasta el instituto e incluso la universidad, de forma que pudiera hacerme cargo de la responsabilidad de cuidar de mis hermanas más pequeñas». Desempleado; separado de su mujer; sin hogar; ya mayor; incapacitado; pidiendo para sobrevivir Mavuto Siwinda de Khwalala nació en la pobreza en 1934. Cuando tenía 26 años se fue a Zambia y encontró trabajo como «sirviente» de un hombre blanco. Mavuto se casó en el momento en que pensó que estaba ganando su- ficiente dinero para poder mantener a una esposa. Poco después de su matri- monio, sin embargo, su patrón regresó a su país de origen y Mavuto se quedó sin trabajo. Al no poder encontrar otro trabajo, volvió a casa de sus padres, pero su mujer se negó a acompañarle. «Aunque continuaba amándola mu- cho», dice Mavuto, «No podía quedarme con ella, porque mi orgullo no po- día permitirme permanecer en casa de una mujer». Al llegar a casa, descubrió que tanto su padre como su madre habían fa- llecido. Sin ningún sitio adonde ir, Mavuto buscó refugio en casa de su her- mano más pequeño, entonces de 63 años de edad, que está divorciado y vive sólo. «Tiene un huerto muy pequeño», dice Mavuto, «donde cultiva tapioca, pero este producto nos dura menos de un año». Los hombres tienen que pe- dir a menudo a parientes lejanos, sin cuya ayuda carecerían de alimentos, ja- bón, ropa u otros artículos de primera necesidad. Mavuto tiene ahora mala salud. Sus piernas son demasiado débiles para sostenerle, si se mantiene en pie durante más de diez minutos. «Soy también propenso a la malaria y a los ataques de tos. Tengo incluso un problema de tensión arterial alta, verá us- ted. Estoy desamparado. Ni siquiera tengo mi propia casa. Soy débil. No puedo trabajar y les pido a los demás para poder seguir viviendo». Algunos consiguen ser libres En unos pocos lugares, los participantes en el estudio informan de que las cosas van mejor. En Chitambi, un pueblo agrícola de 2.300 habitantes de la región meridional, la gente pobre dice que hace diez años el 90 por ciento de su comunidad pertenecía a la categoría de «los que sufren», mientras que ahora sólo hay que incluir a la mitad. Indican que mucha gente se ha benefi- ciado de planes de crédito, de asociaciones agrícolas que les ayudan a obtener préstamos para abonos y semillas, de mayores precios de las cosechas, mejo- res sueldos, educación primaria gratuita y de la transición a un sistema políti- co más abierto. Malawi 73 Más allá de Chitambi, los participantes en algunos grupos de debate (so- bre todo en el sur, que es el baluarte del partido en el gobierno) informan acer- ca de que algunas familias de sus comunidades han progresado en su bienestar o se encuentran efectivamente en mejor situación económica. En general, rela- cionan dichas mejoras con la transición política y la mayor libertad existente en el país. Un grupo de participantes de Phwetekere manifiesta: «En la actuali- dad, la gente es libre de llevar a cabo cualquier tipo de negocio, sin temer las interferencias del gobierno, a diferencia del pasado, cuando podíamos ser ob- jeto de un montón de preguntas acerca de la procedencia del capital ... o de las empresas con quienes deseábamos competir». Igualmente, un grupo de hombres y mujeres de Nampeya indica que en el pasado la mayor parte de la gente tenía miedo a emprender negocio alguno y «enterraban su dinero en el suelo para ocultarlo». Ahora, afirman, las personas están empezando a poner en marcha sus negocios. Las mujeres de esta comunidad añaden: «Ha habido un cambio de gobierno de tal calibre que la gente dispone ahora de libertad para realizar sus negocios, a diferencia del pasado, cuando cualquiera que se encontrase en «buena situación económica» era sometido a una serie de pre- guntas sobre cómo había hecho para llegar al estatus de «buena situación eco- nómica». Los jóvenes de Mwadzulu se hacen eco de esta idea: «En la actuali- dad, tenemos un gobierno que no es opresor ... En el pasado, el gobierno era muy opresivo, pero en la actualidad las personas se sienten en libertad de em- prender el negocio que en cualquier momento puedan pensar». CUADRO 1. Movilidad ascendente en dos núcleos urbanos Razón de la movilidad ascendente Chemusa Phwetekere Hay más oportuidades de trabajo evenrual que antes y los sueldos son también meiores v La gente puede ir a buscar arena del río y venderla a compañías constructoras 1 Algunas personas oenen acceso a préstamos de contacros tamiliares para poner en marcha negocios - V El tamaño de las familias es menor que antes Algunas personas están preientes en grandes negocios V S Jubilados y otros trabajadores han venido a establecerse en la zona R Ha! mas prestamisras S Más gente tiene trabajos seguros V No has opresión gubernamental, ial coomo la hubo en el pasado S Más líderes políticos tienen acceso a préstamos para miembros de sus partidos a efectos de iniciar negocios - No mencionada 74 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras En otras zonas del país, la gente menciona también a veces nuevos pro- gramas de crédito y obras públicas, así como esfuerzos de ayuda y desarrollo de las ONG. Los hombres de Mbwadzulu observan: «Desde que el nuevo go- bierno tomó las riendas, la gente ha aprendido a buscar préstamos y han tra- bajado duro asimismo en sus negocios>». Se dice también que las remesas de hijos y parientes han desempeñado igualmente un papel, aunque se informa que dicho apoyo va en disminución y no se puede contar con él. Es digno de atención que los participantes en el estudio de dos núcleos urbanos, Chemusa y Phwetekere, afirman que algunas familias se encuentran en mejor situación económica porque la planificación familiar es ahora más asequible (cuadro 1). Una mujer pobre de Chemusa se expresa así: «En el pasado, la gente no utilizaba métodos de planificación familiar y ésta era la causa de que las fa- milias estuvieran compuestas por más miembros ... en consecuencia, resulta- ba difícil para muchas familias preparar el presupuesto de forma adecuada». Recurriendo unos a otros L a gente pobre de Malawi posee numerosas instituciones formales e infor- lmales que están enraizadas o entran en contacto con sus comunidades. Al ser preguntados acerca de instituciones locales de primera l¢nea, la gente de las diez comunidades estudiadas identificó alrededor de noventa diferentes. Aun- que instituciones gubernamentales tales como hospitales públicos, la policía y escuelas y depósitos de productos agrícolas básicos se consideran importantes, reciben con gran frecuencia calificaciones bajas en cuanto a efectividad. Entre las instituciones que la gente pobre identifica, sólo dos reciben, de hecho, las evaluaciones más favorables: el alcalde del pueblo y el consejero matrimonial (ver «Divorciadas y viudas», más arriba). Los pobres identifican asimismo un buen número de instituciones basadas en la comunidad, muchas de ellas infor- males, que sirven para unirles y les ayudan a hacer frente a los desastres. El alcalde del pueblo es generalmente clasificado en un puesto alto (del primero al tercero entre las instituciones más importantes> por casi todos los grupos de debate en la mayoría de las comunidades urbanas y rurales. La gente cree que los alcaldes resultan útiles en tiempos de enfermedad y aflic- ción, así como para arreglar las controversias. Asimismo, proporcionan a su comunidad un enlace con el gobierno. En unos pocos casos, sin embargo, los participantes en el estudio revelan problemas de favoritismo e ineficacia. Los grupos de debate de Phwetekere hablan especialmente bien de su al- calde. Un hombre describe el papel del jefe de la siguiente forma: «Si algo va mal, pensamos primero en él como fuente primaria de ayuda. Si has sufrido, por ejemplo, un allanamiento de morada o si has reñido con los vecinos, te apresurarás a pedirle ayuda. Es simplemente indispensable». Otra mujer añade: Malawi 75 Es plenamente responsable cuando se busca ayuda. Cuando, por ejemplo, es informado de una enfermedad, ni siquiera duda sino que sale de inmediato. Ayuda a encontrar alojamiento, llevando así un registro actualizado de individuos que alquilan casas ... El es lo que queremos, siendo justo, sensible, comprensivo y afectuoso. Tal alabanza resulta coherente con los comentarios de la mayor parte de las demás comunidades. Una mujer de Mtamba observa: «Siempre que nos dirigimos al alcalde, proporciona la ayuda que necesitamos. Está siempre cer- ca para arreglar nuestras controversias y presidir los funerales, así como otras funciones importantes en el pueblo». Un joven de Mwadzulu le llama «el protector de nuestro pueblo ... Él es quien lleva a cabo el desarrollo del pueblo». En dos casos, algunos participantes ponen en duda la imparcialidad y eficacia de sus jefes locales. En Kowerani, un grupo de mujeres afirma que el alcalde del pueblo es «corrupto, culpable de nepotismo e ineficaz». En Nampeya, un grupo de hombres informa que el alcalde no responde con rapi- dez a los problemas de la gente, sino que su respuesta sólo es rápida para re- cibir su salario. Los pobres de muchas comunidades se organizan entre sí para protegerse de los imprevistos. En Chitambi, un grupo de hombres y mujeres explica que varias familias formaron una asociación de agricultores, a efectos de trabajar juntos para evitar el hambre en la comunidad. A lo largo de la pasada déca- da, este grupo ha estado plantando boniatos, soja, tapioca y caña de azúcar, junto con su principal cultivo, el maíz. Esperan también recibir crédito para adquirir más inversiones agrícolas. Un grupo de debate de mujeres de Kuphera explica las funciones de su Asociación Funeraria: Nuestra principal obligación consiste en ofrecer ayuda durante los funerales. Nosotras, por ejemplo, compramos alimentos y telas para amortajar a los muertos (nsanda), cocinamos y vamos a buscar agua y leña. Aunque los hombres no son miembros formalmente reconocidos, sin embargo nos ayudan. Por ejemplo, son quienes a menudo van a la ciudad a comprar telas ... Extendemos nuestros servicios a todos, sin tener en cuenta la situación económica en que se encuentran, pero principalmente asistimos a quienes no pueden permitirse pagar unos funerales por sí mismos. Esta asociación aporta la unidad entre nosotros. Cada mujer es automáticamente miembro de ella. Los participantes en el estudio de Mbwadzulu indican que los habitantes del pueblo están unidos, a pesar de la diversidad de grupos étnicos que se han es- tablecido allí. Se informa que los Tongas, Tumbukas, Chewas, Yaos, Senas y 76 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Lomwes viven juntos y se relacionan entre sí con libertad. La gente de Mbwadzulu dice: «Trabajamos juntos en proyectos comunitarios, como mol- dear ladrillos para un proyecto escolar». Otros manifiestan: «Siempre que hay un funeral, trabajamos juntos ... Las mujeres sacan agua, buscan leña y recogen harina de maíz ... mientras que los hombres cavan la tumba y entie- rran entonces al difunto». Conclusión A trapados en una red tenaz de pobreza y golpeados por las inundaciones, la sequía, los robos, la enfermedad, la muerte y el divorcio, los ciudada- nos pobres de Malawi deben contar en primer lugar con las instituciones lo- cales para que les ayuden. El Estado proporciona servicios mínimos y las fa- milias, por rotas que estén, constituyen a menudo la única red de seguridad. Mujeres y niños soportan las cargas más pesadas. Un grupo de mujeres de Mtamba dice: «Estamos creciendo en número, pero no tenemos ningún sitio adonde ir para conseguir ayuda». No es sorprendente que la mayoría de la gente pobre de Malawi sea fata- lista y exprese poca esperanza de cara al futuro. Un hombre de Mbwadzulu comenta: Sólo Dios conoce el fututro, pero pienso que el pobre continuará haciéndose más pobre, mientras que el rico continuará haciéndose más rico. Puesto que tienen dinero, continuarán haciendo negocios. El pobre continuará enfrentándose con problemas ... Los que beben té, continuarán bebiendo té. Al ser preguntado acerca del futuro, un agricultor pobre de Kuphera comparte su desaliento sobre los altos precios de semillas y abonos y respon- de: «Vamos a morir de hambre>>. Con todo, la gente pobre de Malawi también habla de oportunidades de acción. Desde 1994, el gobierno ha estado trabajando por medio de líderes comunitarios y organizaciones para fomentar la participación activa en el es- tudio de los problemas locales y en combatir el fatalismo. Aunque menos ma- nifiesto en las comunidades muy pobres visitadas para este estudio, los pue- blos de todo el país se han dedicado a construir escuelas, clínicas, carreteras y puentes. En zonas donde hay falta de acción, pueden tener importancia los cambios de impresiones comunitarios para mostrar a quienes han renunciado a la esperanza, el potencial de las asociaciones comunidad-Gobierno para aportar el cambio. Un buen número de participantes en el estudio esperan que los abonos resulten pronto más asequibles, los préstamos más fáciles de obtener y los Malawi 77 programas de red de seguridad, tales como la iniciativa del paquete de puesta en marcha, mejor encaminados hacia aquellos que más lo necesitan. Sin em- bargo, el sector agrícola no podrá alimentar por sí solo la importante pobla- ción, en fase de rápido crecimiento, de Malawi. Hay una necesidad desespe- rada de oportunidades económicas alternativas, si los naturales de Malawi han de salir de la pobreza. Las actuaciones que apoyen la creación de micro- empresas y de pequeños negocios, así como los empleos del sector privado se- rán de importancia clave. Un mejor acceso al crédito y a la educación resulta- rá también fundamental. Y, por último, se necesita con urgencia llevar a cabo mayores esfuerzos para combatir la difusión del VIH/SIDA y proporcionar atención a sus víctimas, apoyando a los muchos huérfanos que la enfermedad está dejando a su paso. El fatalismo de algunos de los participantes en el estudio queda suaviza- do por la esperanza en la educación y en el empleo de sus hijos o en sus pro- pias perspectivas de montar un negocio. Mleza Gondwe, una mujer de 32 años de Khwalala, ha sufrido debido a las adversidades de la orfandad, al ha- ber cuidado a su abuela hasta el momento de la muerte y al ver a su marido perder su empleo y tener que emigrar en busca de trabajo. Algunas veces, su marido le envía dinero, pero ella dice: «No es suficiente. Lo gasto en comida porque no recojo mucha cosecha». Mleza le ha hablado a alguien acerca de un préstamo y espera poner en marcha un pequeño negocio. Dice: «No me he rendido a la pobreza. Trabajaré mucho todavía para verme en mejor situa- ción economica». 78 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras CUADRO 2. Comunidades en estudio de Malawi COMUNIDADES RURALES Chitambi, Al igual que otros muchos pueblos en el distrito, Chitambi está Distrito rodeado por plantaciones de té que ocupan casi el 70 por cien- de Mulanje, to de la tierra cultivable en el distrito. Las principales fuentes pob. 2.300 de medios de vida para hombres y mujeres incluyen la agricul- tura (maíz, boniatos y caña de azúcar), pequeños negocios y trabajo asalariado agrícola. El centro médico más próximo se encuentra a diez kilómetros del pueblo. Se llega a la comuni- dad por dos carreteras secundarias, que se llenan de barro en la estación de las lluvias. No hay agua potable ni alcantarillado. Según el alcalde del pueblo, los habitantes del mismo son prin- cipalmente de etnia Lomwe (80 por ciento) y la mayoría perte- necen a iglesias protestantes. Khwalala, El pueblo está situado entre las orillas del Lago Malawi y las Distrito de colinas de Tunde. La mayoría de las familias se ganan la vida Nkhata-Bay, con la pesca y la agricultura. Hasta hace poco, la agricultura se pob. 2.250 consideraba trabajo de mujeres y los hombres ayudaban única- mente en la labranza. El principal cultivo, la tapioca, fue ataca- do por chinches de la harina en 1987, lo que causó escasez de alimentos. La comunidad dispone de tres carreteras, una escue- la primaria, varias iglesias y tres perforaciones. El grupo domi- nante está formado por los Tonga (97 por ciento), mientras que los Tumbukas, Nkhondes y Chewas constituyen un 1 por ciento cada uno. Casi todos los habitantes del pueblo son cris- tianos. Kuphera La comunidad está situada a ocho kilómetros de la carretera Distrito de Dowa, principal que conecta el norte y el sur del país. Casi todos los pob. 1100 hombres y mujeres del pueblo se dedican a la agricultura, sien- do las cosechas principales maíz y tabaco. Muy pocas familias son propietarias de ganado. Hay un único edificio escolar, que atiende las necesidades tanto de la escuela primaria como de la secundaria. El pueblo carece de centro médico y de perfora- ción. La mayoría de sus habitantes son cristianos y algunos pertenecen a un culto indígena llamado Nyau. La mayor parte del pueblo pertenece al grupo étnico Chewa. Malawi 79 COMUNIDADES RURALES (continuación) Madana, Tanto los hombres como las mujeres de esta comunidad depen- Distrito de Ntcheu, den de la agricultura para ganarse la vida. Las principales cose- Pob. 1.600, chas son patatas, maíz, judías y legumbres. La cría de ganado vacuno, cabras y cerdos resulta también usual. Esta comunidad experimentó un espectacular aumento de población debido a la afluencia de refugiados con motivo de la guerra civil de Mo- zambique. No hay centro médico, oficina de correos, ni perfo- ración, aunque sí que hay una escuela. Se trata de un pueblo cristiano en su mayor parte, con iglesias presbiteriana, católica y baptista. El principal grupo étnico lo constituyen los Ngoni, con un sistema de ascendencia matrilineal. Mbwadzulu, Esta comunidad se encuentra junto a las orillas del Lago Mala- Distrito wi. El noventa por ciento de los hombres y mujeres se ganan la de Mangochi, vida con la pesca, el 7 por ciento con la agricultura y el 3 por pob. 3.500 ciento mediante pequeños negocios. Hay una escuela primaria en el pueblo, tres perforaciones y un pequeño mercado de pro- ductos agrícolas. La mayor parte de los actuales residentes lle- garon al pueblo buscando oportunidades de pesca. Los grupos étnicos incluyen los Yao, Lomwe, Tonga, Sena, Chewa, Nyan- ja, Tumbuka y Ngoni. La mayor parte de sus habitantes son cristianos o musulmanes. Mtamba, Para la mayoría de hombres y mujeres, el cultivo de maíz, ta- Distrito de pioca, tabaco, soja, boniatos y legumbres constituye la princi- Chiradzulu pal fuente de recursos. Las construcciones del pueblo están he- pob. 4.800 chas a base de adobe y techos de paja. Durante la estación de las lluvias, el acceso a la comunidad sólo es posible con vehícu- los todo terreno. No hay agua potable, centro médico ni tienda de comestibles y la escuela está distante. La mayoría de sus ha- bitantes pertenecen al grupo Yao y son musulmanes. Alrededor del 70 por ciento de las familias del pueblo cultivan Nampeya, arroz y maíz, como su principal fuente de ingresos, mientras Distrito que el 30 por ciento de las casas, cuyo cabeza de familia sea un de Machiga, varón, dependen de la pesca en el Lago Chiuta. Gran parte de pob. 3.000 la región tiene abastecimiento de agua adecuado, pero el agua no ofrece seguridad para beber. Hay un mercado y una escuela primaria, pasando carreteras secundarias a través del pueblo. La comunidad no dispone de ningún centro médico cercano, ni tampoco de teléfono u oficina de correos. Los principales gru- pos étnicos en el pueblo son los Yao y Lomwe. La mitad de la comunidad es musulmana, pero están también presentes la Iglesia católica, la presbiteriana, la Iglesia de Cristo y la Iglesia evangélica. 80 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras COMUNIDADES URBANAS Chemusa, La carretera Blantyre-Lilongwe pasa por este pueblo. La mayor Ciudad parte de las casas son pequeñas y ruinosas y una media de cin- de Blantyre, co casas ocupan el solar normal para una sola casa. La mayo- pob. 15.000 ría de los hombres trabajan en la ciudad como guardas de se- guridad y peones, mientras que otro 15 por ciento se dedica al pequeño comercio. La mayoría de las mujeres son amas de ca- sa. El centro médico más próximo está en Chilomoni, una zona de ocupantes ilegales a tres kilómetros de distancia, mientras que un gran hospital de referencia se encuentra a unos cinco ki- lómetros de distancia. Hay algunos grifos de agua de la comu- nidad, que cobran por el agua potable. La escuela más próxi- ma está a dos kilómetros de distancia. Los principales grupos étnicos en la zona son los Yao, Chewa, Tumbuka, Lomwe y Mang'anja. Kowerani, Kowerani es un núcleo de población de Masasa, un suburbio Ciudad de Mzuzu, dos kilómetros al oeste de la ciudad de Mzuzu. Tiene un paisa- pob. 2.500 je ondulado con pendientes empinadas y valles. Muchas casas son susceptibles de hundirse durante la estación de las lluvias. Las principales fuentes de recursos para los hombres son el tra- bajo eventual o pequeñas actividades, tales como la venta de pescado o el transporte de equipajes. La mayor parte de las mujeres vende plátanos o productos alimenticios preparados en casa. No hay electricidad ni centro médico. Tres pozos fue- ron instalados en la comunidad, pero la mayoría de la gente to- davía saca agua de los arroyos para evitar pagar una tasa sobre el agua. Hay varias escuelas públicas y pertenecientes a ONGs. Los grupos étnicos en la zona incluyen a los Tumbuka, Yao, Tonga y Chewa. Se señaló que las tensiones étnicas iban en au- mento, sobre todo durante las elecciones de 1999. Phwetekere, Este núcleo de población de residentes ilegales está situado a Ciudad unos cuatro kilómetros de la principal cochera de autobuses en de Lilongwe, Lilongwe. La mayoría de los hombres dependen de pequeñas pob. 1100 actividades, tales como la venta callejera, para sobrevivir, mientras que otros están empleados como funcionarios o en trabajos eventuales en la ciudad. Se señala que la mayoría de las mujeres son amas de casa, aunque algunas realizan activi- dades de pequeño comercio con productos alimenticios. El nú- cleo de población tiene una red de carreteras bastante extensa, pero se encuentra a menudo en mal estado durante la estación de las lluvias. No se dispone de escuela prinmaria dentro del ám- bito de la comunidad, pero hay una escuela a menos de un ki- lómetro de distancia. Hay varias tomas de agua, pero muchas necesitan ser reparadas. Alrededor del 70 por ciento de los resi- dentes son cristianos. Malawi 81 Notas 1. El equipo de estudio de Malawi fue dirigido por los tres autores e incluía asi- mismo a Moreen Bapu, Blessings Chinsinga, Augustine Fatch, Annie Kumpita, Ed- ward Kwisongole, Brenda Mapemba, Dennis Mfune, Esnat Mkandawire, Sylvia Mpando, Ndaga Mulaga, Rodrick Mwamvani, Judith Mwandumba, James Mwera, Lilian Saka, Grace Thakwalakwa y Susan Tuwe. 2. World Bank, World Development Indicators 2001, (Report 22099, abril de 2001), 13. 3. Ibid., 195, 192. 4. La línea de pobreza viene determinada por una serie de necesidades diarias básicas de tipo alimenticio y no alimenticio de individuos de cuatro zonas geográficas de Malawi. Teniendo en cuenta precios de abril de 1998, las líneas de pobreza rural se encuentran entre Mk 7,76 y Mk 11,16 por persona y día, mientras que la línea de po- breza urbana es de 25,38. Hay que señalar que el 60 por ciento del consumo diario a nivel de pobreza en las zonas rurales no implica una transacción en efectivo. National Economic Council, Poverty Monitoring System, «Profile of Poverty in Malawi, 1998: Poverty Analysis of the Malawi Integrated Household Survey, 1997-98» (World Bank report 15437-MAI, noviembre de 2000), 9-10. 5. Ibid., 15. 6. World Developnient Indicators 2001, 45. 7. Ver World Bank, «Memorandum and Recommendation of the President of the International Development Association to the Executive Directors on Assistance to the Republic of Malawi under the Enhanced HIPC Debt Initiative» (Report P7423- MAI, 5 de diciembre de 2000), 9. 8. IMF and International Development Association, «Malawi: Assessment of In- terim Poverty Reduction Strategy Paper">, 22 de noviembre de 2000 (Report 21445- MAI), 1-2. 9. La tasa de pobreza en la región meridional es del 68,1 por ciento; en la región central del 62,8 por ciento y en la región septentrional del 62,5 por ciento. La tasa de pobreza rural es del 66,5 por ciento y la tasa de pobreza urbana,del 54,9 por ciento. Ver National Economic Council, Poverty Monitoring System, «Profile of Poverty in Malawi», 43-44. 10. Términos locales para describir el bienestar incluyen umovu umampha en lengua tonga; umoyo uwe,ni en tumbuka, hablado en Malawi septentrional; umoyo wabwino, kupeza bwino, moyo okoma, moyo osangalara en chichewa, hablado por todas partes en Malawi central y meridional; y moyo okatamuka, moyo ovaya, moyo okhupuka entre los jóvenes. Ovaya procede de la palabra inglesa «via» y significa arriba, encima de, más alto, más allá, superior, que excede. 11. Malawi National Statistical Office y ORC Macro Inc., «Malawi Demogra- phic and Health Survey", 18. 12. La tasa era de 4 kwachas anuales, alrededor de 10 centavos en el momento del estudio. Ahora hay enseñanza primaria gratuita en Malawi, pero se exigen todavía tasas para la educación secundaria. 13. William James Smith, «Spending on Safety Nets for the Poor: How Much, for How Many? The Case of Malawi» (World Bank, Africa Region Working Paper 11, enero de 2001), 6. 82 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras 14. Para un debate sobre el motivo por el cual los agricultores pobres tienen to- davía que beneficiarse de los recientes cambios políticos e institucionales que afectan al sector agrícola de Malawi, ver Myléne Kherallah y Nicholas Minot, «Impact of Agricultural Market Reforms on Smallholder Farmers in Benin and Malawi: Final Re- port Executive Summary» (Universidad de Hohenheim, Alemania, e International Fo- od Policy Research Institute, Washington, D.C., febrero de 2001, borrador). Con res- pecto al asunto concreto de los cambios de precios con la devaluación entre mediados y finales de los años 90, los autores observan que el maíz, el cultivo más frecuente en- tre los minifundistas, no se vende para la exportación y su precio relativo de mercado disminuyó con la devaluación. Al mismo tiempo, el precio real del fertilizante, todo el cual se importa y se utiliza principalmente en cultivos de maíz, llegó a más que dupli- carse entre 1994 y 1999. 15. Con fondos parcialmente proporcionados por donantes, el programa de dis- tribución del paquete de puesta en marcha fue concebido para permitir a las familias producir un suministro adicional de alimentos de seis semanas. Estaba también dirigi- do a mejorar la nutrición, promoviendo el consumo de otras legumbres y nueces, así como limitando la degradación del suelo. El trabajo de campo de las La Voz de los Pobres se llevó a cabo durante el primer año del programa, en el que casi 3 millones de agricultores recibieron el paquete de puesta en marcha, pero desde entonces se ha reducido hasta alrededor de 1,5 millones de agricultores. Una vez transcurrido el pri- mer año del programa, el país recogió una abundante cosecha de maíz, que fue par- cialmente atribuida a la utilización de estos paquetes de puesta en marcha, así como a las favorables condiciones meteorológicas y al buen precio del maíz durante el ano anterior. Ver Smith, «Spending on Safety Nets»>, 21; y Louise Cord, «Cash Transfer Programs in Rural Areas: Lessons from Experience» (World Bank, Poverty Reduction Group, 21 de mayo de 2001, borrador). 16. A lo largo de treinta años, el Gobierno promovió un sistema de maíz híbrido y subvencionó los abonos como un medio de promover la seguridad alimenticia entre agricultores de subsistencia, a quienes se les impidió llevar a cabo cultivos comercia- bles tales como tabaco de tipo fuerte para mercados. Antes de 1987, ADMARC con- trolaba los mercados en cuanto a inversiones y productos a través de su gran red de depósitos, que están más concentrados en zonas urbanas y rurales de mejor situación económica. A lo largo de la siguiente década, la economía agrícola fue gradualmente abierta al sector privado y muchas subvenciones al crédito y los abonos fueron supri- midas o reducidas. Hasta 1999, sin embargo, el Gobierno continuó fijando una banda de precios dentro de la cual el maíz podía ser comprado y vendido en el país, y AD- MARC actuaba como un comprador de último recurso. Es importante señalar que los pequeños cultivadores representan ahora más de la mitad de la producción de tabaco fuerte. Ver Smith, «Spending on Safety Nets», 5 y Kheralla y Minot, «Impact of Agri- cultural Market Reforms». 17. MRFC concede préstamos principalmente a clubes de agricultores del taba- co y cuidadores de cultivos comerciables. Funciona como un banco comercial y carga tipos de interés de mercado,que eran de alrededor del 50 por ciento en 1 995-96. 18. El ratio de alumnos a profesores cualificados es de alrededor de 120:1; no obstante, hay una amplia utilización de profesores sin referencias, que reducen el ratio a 60:1. El índice de retención es del 17 por ciento en las escuelas primarias y el índice de abandono de los estudios es del 20 por ciento. A nivel secundario, el índice de ins- Malawi 83 cripción es del 19 por ciento y el índice de abandono de los estudios es del 17 por ciento. Unos 5.000 profesores mueren de SIDA o se pierden por agotamiento anual- mente y no pueden ser sustituidos con la suficiente rapidez. Hay también una escasez de materiales de enseñanza y aprendizaje. Ver World Bank, «Memorandum and Re- commendation of the President», 6-8. 19. Smith, «Spending on Safety Nets", 6-7. 20. World Bank, «Malawi: A Safety Net Strategy for the Poorest» (8 de diciem- bre de 1999, borrador, v). 84 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras I>ieria a estar e inseguridad Foluso Okunmadewa, en colaboración con Olu Aina, Gabriel Bolade Ayoola Abubakar Mamman, Noble Nwece; Tanwa Odebiyi, Dora Shehu y James Zachal Chinwe Okoro, de 26 años de edad, es el cuarto de los cinco hijos que fueron criados por una madre viuda en la pequeña y remota aldea agrícola de Ok- *-,Íi, en el Estado sudoriental de Enegu. Chinwe perdió a su padre en 1982, justo en el momento de su ingreso en la escuela primaria. Ante una situación de falta de ingresos fiíos de su madre y de desempleo de sus hermanos, se dio por acabada, antes de tiempo, la escolaridad de Chinwe para que él pudiera contribuir a los gastos familiares, mediante la realización de trabajos agríco- las y la cosecha de palma de aceite. Cuando Chinwie tenía 15 años, un amigo de su padre se lo llevó a Iba- dan, .. . Jo'set, para trabajar allí durante dos años y le costeó entonces un aprendizaje de electricidad del automóvil. El aprendizaje requirió siete largos años y, una vez acabado, Chinwe obtuvo una buena nota en el test oficial de comercio. Desafortunadamente, en aquella época, el negocio de su protector había quebrado y Chini'e carecía de los recursos y contactos necesarios para poner en marcha stu propio taller. Chinwe regresó a Okpuke para vivir con stu madre, que seguiía sin dinero. De nuevo volvió a ayudar en los trabajos agrícolas y la cosecha de palma de aceite, pero se promnetió a sí rmismo «que volvería a la ciudad y ejercería mi oficio, si encuentro dinero para comprar herramientas y equipo y para alquilar un taller.» La pobreza se está extendiendo en Okpuje y Chiinwe y los demás habi- tantes de su pueblo se ven enfrentados a una serie de desafíos. La tierra de la- branza, aunque en su momento era abundante, se está haciendo escasa debi- do al crecimiento demográfico del pueblo. La escasez de tierra, junto con una pobreza en aumento, significa que los agricultores rara vez se pueden permi- tir dejar las tierras en barbecho, si bien el cultivo continutado agota el suelo y reduce la producción. Los agricultores afirman que el malestar de la comuni- dad resulta exarcerbado por la estacionalidad. Las cosechas crecen sólo du- 85 rante la estación de las lluvias, que también alivian la escasez de agua. Du- rante los meses de carestía, los habitantes del lugar venden productos de pal- ma de aceite y animales de granja y trabajan como braceros agrícolas a nivel local o emigran en busca de trabajo. Muy pocas familias en el pueblo toman dinero prestado de agrupaciones de ahorro y se alimentan de sus simientes de batata, lo que sólo les hace más vulnerables en las próximas estaciones, cuan- do habrá menos simientes de batata para plantar y comer. Las condiciones cada vez más duras están llevando también al hurto de productos agrícolas, lo que según dicen los participantes era algo totalmente desconocido en la co- munidad hace tan sólo diez años. La lejanía de los mercados y una estructura de transportes muy deficien- te contribuyen también a la pobreza de los agricultores. Unos jóvenes en un grupo de debate afirman que no pueden vender sus cosechas «a su debido tiempo», debido a que las malas carreteras les obligan a «pagar 100 nairas en lugar de 20 nairas para llegar al mercado más próximo.» Los habitantes de la aldea informan de que el aislamiento y las malas carreteras de Okpuje disua- den también al personal sanitario cualificado y a los profesores de aceptar puestos en la comunidad. Quienes aceptan estos puestos de trabajo viven en ciudades próximas y viajan a diario a Okpuje «según les viene bien», a me- nudo irregularmente. Como tierra de labrantío, el agua es también escasa y se va haciendo ca- da vez más escasa todavía. En 1995, se rompió un pozo de 13 años de anti- güedad y no ha sido reparado aún. En la estación seca, mujeres y niños reco- rren hasta ocho kilómetros en busca de agua de manantial. Algunos se trasladan para comprar agua a la ciudad más cercana, que se encuentra a veintidós kilómetros de distancia. Hombres y mujeres pobres afirman que, además de estos problemas, tienen que luchar con la desnutrición, el envejeci- miento prematuro y la mala salud y que tienen pocos lugares adonde dirigir- se en busca de ayuda. N igeria, con 124 millones de habitantes en 1999, es el país más poblado de Africa. Sus habitantes han soportado decenios de agitación política, divididos por controversias entre grupos políticos, así como por tensiones ét- nicas, religiosas y de tipo regional2. Desde que Nigeria obtuvo su indepen- dencia en 1960, el país ha soportado una guerra civil, sucesivos golpes milita- res y un poder civil plagado de conflictos. Además de las desavenencias étnicas y religiosas, los líderes políticos nigerianos han tenido que enfrentarse con fuertes discusiones regionales sobre la asignación de los recursos del pe- tróleo, una presión en aumento de las regiones para conseguir su autonomía y con el creciente poder de los militares3. En febrero de 1999, el antiguo go- bernador militar Olusugun Obasanjo ganó las primeras elecciones presiden- ciales celebradas en más de quince años, tomando el poder de un gobierno militar que se había ido haciendo cada vez más corrupto, represor e impopu- 86 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras lar. La transición formal a un gobierno civil ocurrió a finales de mayo de 1999 y coincidió con el trabajo de campo para este estudio. Aunque el país tiene amplias reservas de petróleo, el crecimiento del PIB fue de una media de un 1,6 por ciento anual entre 1980 y 1990, de un 2,4 por ciento entre 1990 y 1998 y exactamente de un 1 por ciento en 1999. Los años de mala gestión económica, la inestabilidad macroeconómica y una co- rrupción extendida han socavado las perspectivas de desarrollo económico del país y han ocasionado un fuerte aumento de la pobreza. Con el apoyo de donantes, el gobierno de transición que precedió a la Administración de Oba- sanjo adoptó algunas medidas para reducir la corrupción y mejorar el control fiscal a mediados de los años 90 e inició un programa de reformas encamina- do a un régimen de tipo de cambio basado en el mercado, la privatización de empresas públicas, la supresión de los subsidios al petróleo y a los fertilizan- tes y la descentralización de una buena parte de los servicios públicos. Mu- chas de estas reformas, sin embargo, fueron aplazadas o nunca se emprendie- ron, sólo se pusieron en práctica de forma parcial o incluso se anularon. El gobierno de Obasanjo tuvo también grandes dificultades en la ejecución de las reformas económicas, pero el aumento de los precios del petróleo hizo po- sible que la economía se aproximara a un crecimiento estimado del 3 por ciento en el año 2000. En medio de la inestabilidad política y económica, la pobreza en Nigeria se ha ido haciendo cada vez peor desde que se midiera por primera vez en 1980. En aquel año, el ratio pobreza consumo estaba situado en un 27,2 por ciento, con cerca de 18 millones de personas clasificadas como pobres. En 1985, el ratio aumentó hasta un 46 por ciento y descendió entonces ligera- mente en los años subsiguientes. El ratio de pobreza aumentó de nuevo hasta cerca del 66 por ciento de la población en un informe de 1996, afectando a 67 millones de personas. Alrededor de 30 millones de los integrantes de este último grupo son personas extremadamente pobres, que no pueden atender a sus necesidades alimenticias básicas. La pobreza urbana creció a un ritmo muy rápido desde un 17 por ciento en 1980 a un 58 por ciento en 1996, aun- que es todavía menos general que la pobreza rural (70 por ciento en 1996)4. La región del noroeste representa la mayor parte (40 por ciento) de la gente pobre del país, pero la pobreza más severa se encuentra a lo largo de las re- giones meridionales del país. Fueron seleccionadas ocho comunidades urbanas y ocho rurales para el presente estudio (ver cuadro 3, Comunidades en Estudio de Nigeria, al final de este capítulo). Las comunidades abarcaban dieciséis estados y fueron esco- gidas para reflejar en la medida de lo posible las características primordiales geográficas, étnicas y de otro tipo que resultasen distintivas de cada una de las regiones del país. Se seleccionaron al menos dos sitios rurales y dos urba- nos en cada zona geográfica. Las comunidades a estudiar fueron selecciona- das con la ayuda de la Comisión de Planificación Nacional de Abuja y su De- Nigeria 87 partamento Macro, así como de la Oficina Federal de Estadística. La oficina del Proyecto del Estado de Benue del Departamento británico de Desarrollo Internacional (DFID) también ayudó al equipo en la Región del Nordeste. A nivel de cada comunidad, la gente pobre y los grupos específicos vulnerables fueron identificados, para su participación en el estudio, a través de ejercicios de trazado social llevados a cabo por grupos de debate. Los investigadores dirigieron un total de 132 grupos de debate: cuarenta y uno de hombres, cuarenta y seis de mujeres y treinta y siete de jóvenes esta- ban compuestos exclusivamente de gente pobre. Además, había cuatro gru- pos de hombres y cuatro de mujeres que no eran pobres y que eran conside- rados como líderes de opinión en sus respectivas comunidades. Sesenta y cuatro (un 48 por ciento) de todos los grupos de debate se desarrollaron en sitios urbanos y sesenta y ocho (52 por ciento) en sitios rurales. Cuarenta y un estudios de casos individuales de gente pobre se realizaron en comunida- des rurales y cuarenta y tres se llevaron a cabo en comunidades urbanas, por un total de ochenta y cuatro. Todos, menos doce, de estos estudios de casos se hicieron con hombres, mujeres y jóvenes pobres. Un taller facilitado de formación/orientación y un ensayo de campo pa- ra los equipos de investigación en abril de 1999 precedieron a la investiga- ción de campo para el presente estudio. El trabajo de campo fue dirigido entre abril y mayo de 1999. Al final del trabajo de campo, se llevaron a ca- bo un taller regional y una reunión de síntesis, incluyendo representantes de cada una de las comunidades visitadas, ONGs y otras instituciones de servicios y autoridades del gobierno. El taller permitió a los partícipes abordar los resultados de la investigación, enriquecerlos e identificar la ac- ción de seguimiento. El taller contribuyó asimismo a la preparación del in- forme nacional de síntesis. El Banco Mundial y el DFID proporcionaron la coordinación global del estudio y el equipo de investigación de campo incluía a miembros de la Uni- versidad Obafemi Awolowo de Ileife, de la Universidad de Ibadan, Universi- dad de Agricultura Makurdi, Universidad Uthman Dan Fodio de Sokoto, Universidad de Nigeria Nsukka y Universidad de Maiduguri. El presente capítulo se inicia con la descripción por parte de la gente po- bre del malestar y de las condiciones locales en declive y pasa entonces a las calificaciones que efectúan los grupos de debate de las instituciones públicas, privadas y municipales. Se exploran varias dimensiones de la creciente inse- guridad a la que se enfrentan los nigerianos pobres, incluyendo tensiones es- tacionales, mala salud y obstáculos a la asistencia sanitaria, deterioro del en- torno, delincuencia y conflictos civiles. Las dificultades de acceso a la educación y al empleo se examinan a continuación, con especial considera- ción de una comunidad donde muchos ven oportunidades de crecimiento. El capítulo acaba con un debate sobre la exclusión que lleva a cabo la sociedad de personas pobres, mujeres y viudas. 88 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Cuesta abajo Los grupos de trabajo de Nigeria afirman que las privaciones han hecho Ldescender a todos los ciudadanos de nivel y que incluso personas que se encuentran comparativamente en buena situación no pueden ya ayudar a los demás, tal como solían hacer antes. A través de las comunidades en estudio, los pobres definen el bienestar como la posibilidad de subvenir a las necesida- des familiares básicas, como por ejemplo tomar tres comidas al día. Los gru- pos de debate distinguen generalmente cuatro categorías de grupos de bienes- tar en sus comunidades: ricos, tipo medio, pobres y muy pobres. En zonas urbanas como Dawaki, la gente rica se identifica como aquellos que tienen buenas casas, gozan de buena salud, poseen un medio de transporte, disponen de suficientes alimentos, visten bien, están en condiciones de ayudar a sus parientes en situación de necesidad y pueden permitirse pagar asistencia hospitalaria. La gente rica puede asimismo hacer frente a los gastos de educa- ción de sus hijos, efectuar inversiones y disponer de unos ahorros razonables para situaciones imprevistas, gozar de un alto nivel social y dar empleo a otras personas que trabajen para ellos. Disfrutan de una vida pacífica. En las zonas rurales, los ricos son descritos como personas que poseen grandes granjas y que llevan una vida fácil, disfrutan de independencia y disponen de recursos sufi- cientes para hacer frente a los altibajos de la vida. Un participante en el estudio de Atan afirma: ,Mírenles simplemente a la cara y podrán ver allí la riqueza». Bienestar de tipo medio sirve para describir a aquellos que disponen de un trabajo permanente y pueden hacer frente a los gastos de educación de sus hijos. En general, una persona en situación de bienestar de tipo medio vive en una casa modesta, no lleva ropa cara y, en las zonas rurales, tiene una granja de tamaño igualmente medio. En determinados momentos, sin embargo, es- tos grupos pueden tener que luchar para subvenir a sus necesidades básicas. Para las personas pertenecientes a esta categoría, varía la extensión de la ri- queza material. En Ughoton, un hombre medio podría ser propietario de un coche o de una motocicleta. La gente pobre es descrita con gran frecuencia como quienes no tienen ca- pacidad para educar a sus hijos por encima del nivel de enseñanza primaria, en caso de que sus hijos lleguen a recibir algún tipo de educación. El malestar va también unido a la falta de alimentación adecuada, de agua potable y de ropa pasable, así como a la incapacidad para poder pagar la asistencia médica o de conseguir justicia si son agraviados. Los participantes en el estudio indican que los más pobres no tienen dinero, viven en un alojamiento insatisfactorio y tienen que pedir limosna. También se dice de ellos que «viven una vida de perros» y que podrían ser «inquietos», «enfermos», «perezosos>, o «alcohólicos». Otras definiciones usuales incluyen que carecen de medios de transporte, que están desempleados o que trabajan como braceros, viviendo en un entorno sucio y adeudando dinero. De estos grupos de muy pobres, se afirma también que care- cen de libertad. Nigeria 89 Un grupo de debate de hombres de Umuoba Road-Aba Waterside, una zona de chabolas que se extiende a lo largo de la orilla oriental del río Aba, muestra los cambios en el bienestar de su comunidad a lo largo de los diez úl- timos años (cuadro 1). Tal como indica el cuadro, incluso los considerados ri- cos no se encuentran en tan buena situación como solían estar y la cifra total de los muy pobres ha crecido de manera espectacular. En casi todas las comunidades visitadas, a excepción de un número muy li- mitado de ellas, se está de acuerdo en que la pobreza ha aumentado en gran me- dida a lo largo de los diez últimos años. La gente pobre identifica numerosas causas de dicho aumento, pero la más generalmente citada es la recesión econó- mica, que ha llevado a un desempleo generalizado. Los participantes en el estu- dio de Umuoba Road-Aba Waterside llaman la atención sobre el hecho de que la depresión económica ha traído inflación, cierres de fábricas y desempleo. Los vendedores callejeros de dicho lugar indican que los mercados presentan una menor actividad porque la gente ha perdido poder adquisitivo. Clement Nwoke- di, desempleado de Umuoba Road, afirma que acepta trabajo ocasional siempre CUADRO 1. Descenso en el bienestar, grupo de debate de hombres de Umuoba Road-Aba Waterside Hace diez años Porcentaje Ahora Porcentaje de población de población Ricos 10 Rjicos 5 Coches y casas en propiedad; Mismos criterios que en el pa- comían bien; hijos bien edu- sado, pero ya no ayudan a los cados; ayudaban a otras per- demás porque los tiempos son sonas; tenían inversiones difíciles Luchadores 10 Luchadores 5 Situación confortable; podían Situación bastante conforta- atender las necesidades fami- ble, aunque no pueden mante- liares; algunos poseían coches ner coches; comen bien, pero no tienen ahorros Estacíonalmente pobres 15 Estacionalnmente pobres 10 El trabajo duro aportó éxito Apenas pueden pagar el alqui- y una buena paga; podían pa- ler y comen durante todo el gar el alquiler y comer bien año; tienen que aceptar traba- jos serviles Pobres 30 Pobres 20 Podían encontrar trabajos A menudo sin empleo o reali- diariamente; vivían en casu- zan trabajos serviles; comen chas escasamente; los niños rara vez van a la escuela Muy pobres 35 fluy pobres 35 Siempre perezosos y pobres; Sin trabajo; viven de limosna; sin hogar hijos a menudo en promiscui- dad 90 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras I que puede encontrarlo, pero es dificil que los empleos lleguen ya que mucha gen- te está compitiendo por ellos. Si encuentra trabajo, dice: «La paga es escasa y no me sirve para mantenerme, con arreglo a la presente tasa de inflación». Para hacer frente al desempleo, la gente de Umuoba Road dice que se apropia ilegalmente de un trozo de tierra o comparte «casuchas» con amigos y familiares que puedan pagar el alquiler. A veces, envían a miembros de la familia de vuelta a sus pueblos, para que vivan sobre el terreno y envíen aviso de cualquier tipo de oportunidades que pudieran surgir allí. Al igual que sus homólogos rurales, muchos habitantes de las ciudades se dedican a la agricul- tura, la cría de animales y la pesca. Algunos acumulan varios trabajos con la esperanza de que equivalgan a unos ingresos que permitan vivir, teniendo un pluriempleo como guardas jurados o «pasando el día como vendedores calle- jeros» en el distrito financiero. Un hombre de Ayekale Odoogun, por ejem- plo, mantiene a su mujer y a sus tres hijos conduciendo, realizando faenas agrícolas y trabajando como vigilante nocturno, además de su trabajo princi- pal como operario de una máquina amoladora. Abubakar, un funcionario de Dawaki, dice que no podría mantener a su familia sólo con su sueldo oficial, de forma que aceptó incidentalmente varios empleos adicionales, incluyendo calderería, realización de faenas agrícolas y trabajo por contrata. «Salí de la pobreza por combinación,» relata Abubakar. Deficiente gestión de los asuntos públicos La deficiente gestión de los asuntos públicos es un asunto fundamental, que aparece en las explicaciones de la gente pobre sobre la tremenda mi- seria existente en un país rico en petróleo. «Somos demasiado pobres para poder hacer nada y, en segundo lugar, hay suficiente dinero para ir por el país y hacer que la vida valga la pena de vivirse, pero las prácticas de corrup- ción no nos permiten participar de la riqueza nacional», afirman los partici- pantes en Umuoba Road-Aba Waterside. Los grupos de debate, a través de las dieciséis comunidades en estudio, informan de manera uniforme que, con la excepción de unas pocas entidades locales, las instituciones públicas, privadas y municipales dan muestras de co- rrupción y excluyen o abandonan a la gente pobre. En Ayekale, los partici- pantes sugieren que el bienestar económico en declive de su país es causado por la inadecuada gestión de los asuntos públicos y por la mala administra- ción de los fondos públicos. En Dawaki, sus habitantes dicen que incluso per- sonas relativamente instruidas siguen desempleadas, debido a malas políticas de gobierno y a la falta de un buen liderazgo. Grupos de Elieke Rumuokoro expresan su frustración por la apatía del gobierno en relación con el desarro- llo, el desempleo y la falta de pago de los salarios de los trabajadores del sec- tor público. Al reflexionar sobre el papel de las instituciones del Estado en la Nigeria 91 mejora de su comunidad, los jóvenes de Ughoton observan que su pueblo es- tá, en mayor o menor grado, aislado del gobierno. La gente está también cansada de organismos públicos ineficaces y de la malversación de fondos por funcionarios públicos a nivel local y otorgan ba- jas calificaciones a sus Organismos de Gobierno Local (OGL). Los OGL son responsables de la gestión de una serie de servicios a las comunidades, inclu- yendo atención sanitaria básica, educación primaria, desarrollo social y otro tipo de infraestructura pública. Un grupo de debate, compuesto por hombres y mujeres, de Ayekale Odoogun informa del siguiente modo: El Organismo de Gobierno Local no lleva a cabo una contribución positiva al desarrollo de este pueblo. A decir verdad, nos está haciendo la vida más difícil. Las conducciones de agua, que nos conectaban con el sistema principal de suministro de agua, fueron destruidas por el gobierno local hará unos cinco años, cuando estaban construyen- do la carretera a Ilemona. El OGL ha efectuado muchas promesas de volver a instalar las conducciones, pero todavía esperamos ver el momento en que se cumplan sus promesas. En Umuoba Road-Aba Waterside, los participantes dicen que el OGL ce- rró el mercado, que era el único medio de poder ganarse la vida para muchas personas. Afirman asimismo que la falta de infraestructuras de la comunidad está causada por la corrupción en la esfera pública. Para hacer la situación más difícil, el OGL impone tasas e impuestos innecesarios, muchos de los cuales son recaudados a la fuerza. Los participantes señalan que no se han iniciado proyectos de desarrollo que aprovechen a los habitantes del lugar. Relacionan una parte de la corrupción con el hecho de que a los empleados del OGL se les debe, a veces, varios meses de salarios atrasados, siendo así más vulnerables a la tentación de obtener ingresos ilícitos. La falta de pago de los salarios ahoga también la economía local. En el remoto lugar de Jimowa, los participantes indican que la presencia del gobierno sólo se siente durante la recaudación de impuestos y en las cam- pañas electorales. Un grupo de mujeres de Jimowa se expresaba así: «El úni- co gobierno que hemos conocido durante años es el alcalde». La débil pre- sencia del gobierno viene agravada por el aislamiento de muchas comunidades. La gente debe recorrer largas distancias por malas carreteras para poder llegar a los teléfonos y otros servicios de comunicación. Pocas co- munidades disponen de oficinas de Correos. Mal funcionamiento del sector privado Hombres y mujeres pobres tienen que hacer frente también a mercados car- gados de problemas y a la corrupción en compañías y bancos y señalan que no hay prácticamente recurso ante ello. La casi totalidad de las comunidades 92 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras I visitadas informan que hay una falta de mercados regularmente mantenidos y una demanda en descenso y relacionan esto con la mala gestión por parte del gobierno de la economía global, así como con la falta de apoyo a los merca- dos y comerciantes locales (recuadro 1). Los mercados proporcionan oportunidades de trabajo por cuenta propia, especialmente para mujeres que contribuyen a los ingresos de su familia me- diante el comercio a pequeña escala. Las mujeres de Jimowa dicen que orde- ñan a sus vacas al levantarse y que preparan productos lácteos para su venta en los mercados de la ciudad. «Me gustaría que el gobierno interviniera en la cuestión de crear un centro de mercado periódico para nuestro pueblo. Creo que si dispusiéramos de mercados para nuestros productos, las cosas cambia- rían» afirma Femi Olorunda de Ayekale Odoogun. La responsabilidad institucional constituye otro problema. El Ohia Mati Bank de Elieke Rumuokoro fue capitalizado por un grupo de hombres de nego- cios y puesto en servicio en 19955. Llevaba abierto menos de un año cuando, in- esperadamente, los depositantes no pudieron seguir disponiendo de sus cuentas. Un sábado por la mañana, el banco cerró sus puertas por las buenas. Los emplea- dos del banco desaparecieron y los depositantes no pudieron retirar sus ahorros. Para muchos, éste es un caso más en el que los ricos estafan a los pobres. En Ughoton, Shell Petroleum Development Company (SPDC) está clasifi- cada como la institución número uno por un grupo de hombres y mujeres mayores, reflejando la importancia de las actividades de la compañía para el desarrollo de la comunidad en el pasado. En la actualidad, el único pozo de RECUADRO 1. Mercados pobres en Umuoba Road-A m Waterside Joyce Chukudi es un ama de casa de 3S años de edad, que se de ica al pequeño co- mercio en su lucha por sacar adelanre a cinco hlijos en lniuoba oad. Su marido es un carpintero cualificado, pero el .hundimienio de rodo el me cado.. ha reducido sus ingresos de fornia mus' importanre. Joyce dice que solia ete tuar la venta a pe- queña escala de productos alimenricios en el mercado local de 0 bor Hill hasta que cerró en 1995 para dar paso a un nueto mercado. El desarrollo el nuevo mercado. sin embargo. ha resultado difícil p3ra Josce ! su Amrido. Ella lo pxplica asi: Ai mrarido lucho y enmpleó toda cIase de medios a su alcancí para consegudir udn puesto.: en un lugar apartado del mertcadw inoluen d& neg.uei era t'S- caso el,l el nue o mercado. Cu.an,do reanudé tni actwiV4d. vabia í.nts en la ona. Ale ie>inte. k.a,ta qure rcsul¡lt d¿tl/ll qec¿tuar ¡'cutas. l¡ent ras t.ínto. cL1 capítIa l.'..1ibi, sido conumihdLío por laS o¿¡ cesd.itdc's /fan¡ifir s. Me quedé t'nI ..as.i. dcd¿Ic.InduIe 1 ¿cort..lr níldones, c011 Is¿OnalcS .j loS J I}ICad'S locales para c-omprar el menln y lú nec.es.,riu p arai . /anmlll. . endia el me lón pelado a d,n.e.ored alimnentos E amas de' caSa1. ¡uIt ando cialquier posible beneficio para corpiptenient.ir los mrres ' p d .1 n/iar lto. Nigeria 93 petróleo del pueblo ha sido abandonado al haberse agotado. La presencia de SPDC en la comunidad es destacada. Mientras que los habitantes del pueblo señalan que se ven negativamente afectados por la contaminación del aire y del agua causada por Shell, se comparte en gran medida la opinión de que la compañía ha ayudado al desarrollo físico de la comunidad. SPDC construyó una carretera asfaltada que une el pueblo con el interior del país y la compa- ñía ha proporcionado asimismo recursos para la construcción de escuelas de enseñanza secundaria y para la formación de los jóvenes del pueblo. Instituciones religiosas y basadas en la comunidad: de confianza pero excluyentes La gente pobre, tanto en comunidades urbanas como rurales, identifica una serie de instituciones locales que son activas donde ellos viven y, con gran frecuencia, las califica como más eficaces y dignas de confianza que las instituciones gubernamentales o del sector privado. Aunque estas institucio- nes religiosas y basadas en la comunidad son apreciadas, la gente pobre dice también que son frecuentemente excluidos de participar en ellas. Las mujeres pobres son especialmente marginadas de la mayor parte de las actividades de la comunidad, pero en muchos pueblos y asentamientos han puesto a punto sus propias organizaciones. El cuadro 2 incluye las cuatro instituciones más importantes identifica- das por un grupo de debate de hombres jóvenes y por otro de mujeres jóvenes de Dawaki, un núcleo urbano situado al nordeste del país. Los resultados son típicos de los tipos de institución y de las clasificaciones resultantes de los grupos de debate de otras comunidades visitadas6. En Dawaki, los investiga- dores indican que hubo intensos debates acerca de los criterios de evaluación institucional, selección y rango. El grupo de hombres jóvenes elaboró una compleja lista de criterios, que incluía «oportunidades de empleo, obtención de ingresos, moralidad y disciplina, seguridad social, confianza, igualdad y acceso». Al explicar los criterios finales, los investigadores locales efectúan el siguiente resumen: «Confianza significa la medida en que una determinada organización es fiable o comprometida con la verdad. Igualdad se refiere a si los miembros son tratados de forma igualitaria. Acceso significa tanto distan- cia física de la institución como facilidad para disfrutar de sus servicios». En todo Nigeria, la gente joven califica a las instituciones basadas en la comunidad como importantes y eficaces, y las prefieren claramente por de- lante de las instituciones oficiales y de otras instituciones de tipo formal. Es- tas incluyen grados de edad,y consejos comunales y cooperativas rotatorias de ahorro-crédito, también conocidas como clubes del ahorro. Los grados de edad son apreciados en Ikot Idem por prestar servicios sociales y por dar su 94 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras CUADRO 2. Instituciones más importantes, dos grupos de debate de Dawaki Clasificación por grupo de debate Institución Hombres jóvenes Mujeres jóvenes Escuelas 1 2 Lugares de culto ' 1 Nlcrcado 3 | _ Sindicato de conductores 3 .N50OJCi0ln de calJererns!h¿rreris 4 | Sastres 4 - No mencionado Nota: 1 = muy importante apoyo a las costumbres y tradiciones de la comunidad. El Comité de Desarro- llo de Okpuje, basado en la comunidad, goza de un amplio reconocimiento por su movilización de recursos y la puesta en práctica de proyectos de des- arrollo en la comunidad. En Umuoba Road-Aba Waterside, los clubes de ahorro obtienen buenas calificaciones de las mujeres jóvenes, porque prestan a sus miembros desempleados para que inviertan en el pequeño comercio o para gastos personales, tales como el pago de cuotas de enseñanza y honora- rios médicos. La Cooperativa de Ahorro Olowowo de Ayekale Odoogun fa- cilita préstamos a sus miembros, sobre la base de los ahorros obtenidos en las reuniones semanales. Aunque las cooperativas de ahorro-crédito son ampliamente apreciadas, los participantes afirman que éstas excluyen a menudo a los más pobres de en- tre los pobres, que no pueden llegar a ser miembros sin una aportación finan- ciera efectuada con regularidad. John Nweze, un agricultor de Okpuje de 65 años de edad, analfabeto, señala que no tiene acceso a los préstamos y que es incluso demasiado pobre para formar parte de los grupos rotatorios locales de ahorro-crédito. «Sólo los que tienen dinero pueden ser miembros de los clubs de ahorro», explica. Verdaderamente, señalan los grupos con frecuencia que hombres y mujeres pobres son objeto de exclusión activa o se excluyen a sí mismos de oportunidades de ganarse la vida, de acontecimientos sociales y de llevar a cabo decisiones comunitarias. Se informa, por ejemplo, que en Elieke Rumuokoro la exclusión social basada en castas es inexistente y los muy po- bres no son objeto, en teoría, de exclusión social. En realidad, sin embargo, di- cen que sus voces no son atendidas durante los procesos de toma de decisiones de la comunidad. En el sudeste del país, se hace una distinción entre los indivi- duos «libres de nacimiento" y los «marginados» en la comunidad, donde el sistema de castas excluye a todos, excepto a los libres de nacimiento, de las ce- remonias principales y de otros asuntos de la comunidad. Está prohibido el matrimonio mixto entre libres de nacimiento y marginados. Nigeria 95 En un grupo de debate de Dawaki, los participantes sostienen que tal in- diferencia hacia la gente pobre, que no son reconocidos en las juntas y a quie- nes no se sirven alimentos en las reuniones, hace que la cohesión de la comu- nidad se vaya erosionando. Muchos pobres comparten la opinión de que resultan invisibles para la sociedad en un sentido más amplio y dicen que no tener dinero equivale a ser excluido. La gente pobre revela asimismo que, al no ser ni ricos ni bien educados, no se sienten animados a acercarse a las ins- tituciones en épocas de necesidad. Aparecen también importantes diferencias de género en los debates de las instituciones locales. En las organizaciones o acontecimientos en los que in- tervienen tanto hombres como mujeres, se describe con frecuencia que las mujeres ocupan posiciones de inferior categoría. Las responsabilidades co- munitarias de las mujeres tienden a ser una ampliación de sus obligaciones domésticas, por ejemplo contribuyendo y ayudando con ocasión de bodas, nacimientos y funerales. La toma de decisiones a nivel comunitario es todavía considerada en gran medida como responsabilidad del hombre y las mujeres continúan siendo excluidas de los foros cívicos y religiosos en los que se adoptan decisiones. Una mujer pobre, en el entorno rural de Ikot Idem, de- clara lo siguiente: «Si no fui a la escuela, ¿cómo puedo tener voz en los asun- tos comunitarios? Si no tengo dinero, ¿quién soy yo para hablar?» En Ugho- ton, las mujeres se quejan de que no tienen voz en los asuntos comunitarios, a pesar de su percepción de que son más diligentes en la comunidad que los hombres. En este contexto, se acepta que constituye un tabú para las mujeres el entrar en la sala del tribunal («Court Hall»), ya que se considera lugar sa- grado. Las mujeres pueden sentarse en el exterior, donde sólo pueden escu- char mientras se adoptan decisiones importantes. De un modo parecido, sólo los hombres pueden asistir al culto en el interior de la mezquita. En algunas comunidades, las mujeres permanecen en sus casas y participan en sesiones de oración que son transmitidas por altavoces. Los grupos de trabajo de Dawaki señalan que la mezquita proporciona orientación moral y religiosa a la comu- nidad, así como varios servicios apreciados por sus fieles, tales como la colec- ta de aportaciones semanales para ayudar a los necesitados en casos de emer- gencia, que incluyen brotes de incendios, viajes inesperados o restauraciones. El acceso a estos recursos queda, sin embargo, limitado a los hombres. Las mujeres están creando cada vez más sus propias instituciones basa- das en la comunidad, incluyendo grupos rotatorios de ahorro-crédito, coope- rativas y asociaciones de mujeres. En Ugothon, por ejemplo, las mujeres esta- blecieron una Asociación de Mujeres de la Comunidad, responsable de arreglar las controversias entre mujeres, de llevar a cabo decisiones sobre nuevas situaciones en la comunidad y de unir esfuerzos para ayudar a cual- quier miembro de la asociación que se enfrente a circunstancias tales como el nacimiento de un nuevo hijo. Asisten también a los hombres de la comunidad cuando tienen problemas financieros y prestan ayuda a las mujeres mayores. 96 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras 1 Las mujeres hacen constar, sin embargo, que a pesar de todas sus buenas ac- ciones la asociación queda excluida de la administración de la comunidad. Uno de los resultados importantes en todas las regiones de Nigeria es la ausencia de ONGs competentes y responsables. La verdad es que no se men- cionaron ONGs formales, cuando los participantes en el estudio trataron de instituciones importantes en cualquiera de las comunidades urbanas o rurales. Malestar En entrevistas acerca de sus experiencias vitales, los nigerianos describen una amplia serie de riesgos, algunos de los cuales se están haciendo más perceptibles y creando una mayor inseguridad que en el pasado. Además de la recesión económica y de la mala gestión de los asuntos públicos, frecuente- mente mencionan una serie de riesgos sanitarios causados por la escasez de alimentos, la falta de infraestructuras básicas y una insuficiente asistencia sa- nitaria. Los participantes en las entrevistas tienen que hacer frente a la esca- sez de tierras y a unos recursos naturales exhaustos, así como a riesgos esta- cionales del tipo de lluvias excesivas, sequía, plagas e incendios. La delincuencia y los conflictos constituyen otras fuentes ampliamente mencio- nadas de inseguridad, tanto en comunidades rurales como urbanas y hay gru- pos que afirman que la policía resulta ineficaz y a veces tan corrupta que in- tensifica la inseguridad de la gente. Aunque recibir instrucción se menciona a menudo como una forma de escapar de la pobreza y de reducir la vulnerabili- dad ante riesgos de este tipo, para muchos padres pobres resulta difícil tomar la decisión de enviar a los hijos a la escuela y tenerlos allí, debido a las altas tasas, a la escasa calidad de la enseñanza y a la falta de oportunidades con la que se enfrentan los que han recibido una educación y una formación. Riesgos corporales El hambre, la enfermedad y las lesiones son causas de empobrecimiento gene- ralmente mencionadas. Muchos nigerianos pobres se saltan comidas y se las arreglan con muy poco para comer. La estrategia principal para hacer frente a una crisis, enumerada por hombres y mujeres de Ikot Idem, es «comer me- nos». En el núcleo urbano de Dawaki, los jóvenes señalan que las mujeres ex- perimentan el hambre en mayor medida que los hombres debido a que las mujeres tienden a desviar el escaso alimento hacia sus hijos. Además de la dieta, la gente pobre cita asimismo el mal tiempo, el traba- jo físico duro y un acceso muy limitado a la atención sanitaria como amena- zas para la salud. Los accidentes laborales, así como la malaria, VIH/SIDA, fiebres tifoideas, cólera, calenturas, problemas dentales, miopía, tensión arte- rial alta y complicaciones del embarazo son riesgos mencionados en todas las Nigeria 97 comunidades del estudio. Los mayores y los niños son considerados como los más vulnerables ante la enfermedad y las lesiones. Las mujeres de Okpuje y Ayekale Odoogun sacan en conclusión que el efecto definitivo de la pobreza es la mala salud, que lleva a la muerte. Pocas familias pobres disponen de los recursos necesarios para atender gas- tos médicos cada vez más altos. Si quien mantiene a la familia cae enfermo, la familia tendrá que soportar también la pérdida de ingresos. Muchas comunida- des no disponen de ningún tipo de instalaciones de atención sanitaria. Entre aquellas que poseen una clínica o un ambulatorio, se dice que las instalaciones carecen de suficiente personal y equipo y que cargan honorarios que la gente pobre no se puede permitir. Hombres y mujeres de Dawaki mencionan que no se cobraban honorarios de hospital en el pasado y que hace diez años los medi- camentos se podían conseguir fácilmente y eran baratos o gratuitos. Una mujer de esta comunidad llevó recientemente al hijo de un familiar al hospital, pero fue rechazada porque no tenía dinero y no le concederían crédito. En Okpuje, el centro médico de veinte camas cuenta con una plantilla de un médico y vein- tiséis enfermeras, pero resulta de poca confianza ya que no hay medicamentos y el personal trabaja de forma irregular. Los residentes de Okpuje que se lo pue- den permitir acuden a clínicas privadas en las comunidades próximas. En Elie- ke Rumuokoro, los servicios sanitarios se prestan ahora en su mayor parte por clínicas privadas, en lugar de públicas, como en el pasado. Entorno físico erosionado e infraestructuras ruinosas La escasez de tierras y la degradación del suelo constituyen otros problemas principales en varias comunidades rurales visitadas. Un hombre de Elieke Ru- muokoro afirma lo siguiente: «Todos nuestros problemas proceden de la falta de tierras. Si tuviésemos bastantes tierras, seríamos capaces de producir lo suficien- te para alimentar a nuestras familias, construir casas y educar a nuestros hijos». En Bagel, grupos de mujeres explican que los suelos se encuentran degra- dados y que la sequía ha causado una falta de agua y una ausencia total de peces en el río. La insuficiente cantidad de lluvia y los suelos estériles, junto con la falta de abonos, han originado rendimientos pobres y cosechas reduci- das, llevando a la escasez de alimentos. En Okpuje, tal como se ha menciona- do más arriba, el exceso de población y los constantes cultivos han agotado los suelos, dando como resultado cosechas cada vez más pobres. En zonas urbanas, la falta de agua y de instalaciones sanitarias produce serias privaciones. Las conducciones y las bombas de agua rotas obligan a me- nudo a las comunidades a volver a fuentes tradicionales, poco higiénicas o ex- cesivamente explotadas. Los residentes en Ughoton deben recoger el agua de lluvia o conseguir agua de riachuelos y pozos excavados a mano. Los partici- pantes indican que hace algunos años la comunidad disponía de una perfora- 98 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras I ción, desde la cual el agua era bombeada en un gran depósito para uso comu- nitario, pero la máquina de bombeo se estropeaba a menudo, causando insufi- ciencias de agua. En la actualidad, dicha instalación ya no existe y la gente se ve obligada a contar con el agua procedente de la lluvia o de riachuelos, que afirman que ha llegado a estar contaminada por la polución de los yacimien- tos petrolíferos y de las actividades de sondeos petrolíferos en el distrito. Se informa acerca de tremendos problemas sanitarios en Elieke Rumuo- koro y Umuoba Road-Aba Waterside. La inexistencia de alcantarillado, de agua corriente o de un sistema de drenaje fiable hace que muchos residentes queden expuestos en letrinas y baños abiertos a graves enfermedades, como el cólera. La estación de las lluvias intensifica la exposición de estas personas al riesgo. En Elieke Rumuokoro, un núcleo urbano en la costa, las lluvias es- tacionales y las deficientes instalaciones sanitarias hacen que se formen olea- das de suciedad alrededor de los bungalows y de las chabolas de hojalata de los empobrecidos residentes. Tensiones estacionales Hay una dimensión estacional del malestar, que va unida al momento y a la amplitud de la estación de las lluvias. En Ikot Idem, por ejemplo, la gente po- bre considera los meses que van de enero a abril como el «periodo del ham- bre». Estos meses difíciles coinciden con la estación de la siembra, cuando los agricultores, especialmente los pobres, carecen de cosechas que puedan co- mer o vender o bien de dinero para comprar alimentos. De acuerdo con la opinión de grupos de Elieke Rumuokoro, el periodo de mayores privaciones se extiende desde enero, una vez que todos los productos agrícolas han sido consumidos, hasta la nueva cosecha en el otoño. El hambre no constituye el único riesgo de la estación de las lluvias. En Bagel, la gente señala que los meses lluviosos traen también consigo plagas pe- riódicas, inundaciones y brotes de cólera. Mientras tanto, los periodos de se- quía pueden ser desastrosos para las cosechas, los animales de granja y la se- guridad de los alimentos familiares. Similares extremos de la meteorología amenazan a los habitantes del pueblo de Jimowa, donde una sequía en 1998 dejó a la mayor parte de las familias sin alimentos suficientes para su sustento. Los hombres emigran frecuentemente en busca de trabajo durante la estación del hambre, dejando tras de ellos, en Jimowa, a mujeres, niños y mayores en- frentándose con el hambre. Los habitantes del pueblo describen el hecho de dirigirse a vecinos y parientes en busca de alimentos para sobrevivir. La dispo- nibilidad de trabajo eventual es algo estacional y muchos pobres, que tratan de trabajar en la venta callejera, la construcción, la agricultura o la industria del petróleo, encuentran que sus trabajos desaparecen con las lluvias. La estación de las lluvias también impone un pesado tributo sobre las precarias viviendas y carreteras de las comunidades pobres. Vecinos de Bagel e Ikot Idem informan que tienen que trabajar para la comunidad, al efecto de Nigeria 99 despejar carreteras cubiertas de barro e inundadas. Hay largos periodos, sin embargo, en que las carreteras están intransitables y llevar a los niños a la es- cuela, conseguir atención sanitaria o visitar el mercado para comprar o ven- der productos resulta simplemente imposible. Las condiciones ruinosas de las viviendas exponen a las familias pobres al mal tiempo, así como a amenazas para la salud. Una viuda pobre de Ikot Idem deseaba que alguien pudiera «salvarla de las lluvias». Dice que su mayor problema es la vivienda, porque como trabajadora en una granja no puede permitirse comprar una estera ca- da año para reparar el techo, dañado por la lluvia, de su casa de adobe con cubierta de paja. Delincuencia y conflictos La gente pobre, tanto en zonas rurales como urbanas, tiene miedo a la delin- cuencia. Tanto el robo a mano armada como el hurto de alimentos son fre- cuentemente mencionados. En algunos pueblos, tales como Ikot Idem, se considera que la delincuencia va en aumento, debido a la indiferencia por los valores tradicionales, al creciente empobrecimiento y a la desobediencia ge- neral entre los jóvenes de la localidad. En el sudoeste, se indica que las mejo- ras en la carretera han contribuido al aumento de los robos, violaciones y pe- leas callejeras. El propietario de una tienda de Umuoba Road-Aba Waterside relataba sus esfuerzos para volver a poner en marcha su negocio, no sólo una vez sino dos, después de haber sufrido robos a mano armada. Los gastos mé- dicos y jurídicos ocasionados por el primer robo agotaron todos sus ahorros, mientras que el segundo robo implicaba a una pandilla que había recibido un aviso de un antiguo aprendiz. Las rivalidades entre los grupos étnicos del país inducen a veces también a la violencia. En zonas urbanas, en particular, la violencia étnica y las dis- putas sobre límites políticos aparecen como temas de discusiones. Las divisio- nes entre las zonas musulmana y cristiana del país añaden ulteriores tensio- nes. Sólo en el núcleo urbano de Elieke Rumuokoro, al sudeste del país, se consideran moderados la delincuencia y los conflictos. Una policía corrupta y avasalladora es generalmente mencionada en los grupos de debate, que infor- man acerca de detenciones ilegales, intimidación y extorsión. Los participan- tes de Elieke Rumuokoro declaran que la policía está más interesada en ex- torsionar a los pobres para conseguir su dinero que en protegerlos. En Ikot Idem, un grupo de hombres afirma que la deplorable actitud y comporta- miento de los agentes de policía en relación con la gente del pueblo tiene un efecto negativo sobre la comunidad, aunque la policía es valorada por su efectividad en épocas de disturbios. De un modo parecido, la actuación de la policía está bien considerada en Okpuje, ya que mantiene el orden en la co- munidad, pero hay quejas sobre la tendencia de la policía a conseguir dinero de los ciudadanos de forma fraudulenta. Por ejemplo, según se dice, los poli- cías llevan a cabo detenciones ilegales, especialmente cuando no han recibido 100 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras sus salarios y exigen dinero antes de que pongan en libertad a la persona arrestada. La imposibilidad que tienen los pobres de pagar estos sobornos, se traduce a menudo en una detención y en trabajo perdido. En algunos casos, la víctima es obligada a vender un objeto valioso para poder pagar el so- borno. Porvenir variado de la enseñanza «Quiero que mis hijos reciban una buena educación», dice un padre de Aye- kale Odoogun. Para muchos nigerianos, las oportunidades de trabajo pare- cen ser directamente proporcionales al nivel de educación de la persona y va- rios participantes echan la culpa específicamente a su falta de formación, como un factor principal de su incapacidad para salir de la pobreza. Sólo unos pocos pobres con instrucción participaron igualmente en el estudio y, sin embargo, una buena parte de sus inf v-mes sobre el valor de la educación resultan menos entusiastas. Quizás las preocupaciones educativas más ampliamente compartidas, de las que se hacen eco hombres y mujeres, son los sobornos y gastos inasequi- bles relacionados con el hecho de llevar los niños a la escuela. En Dawaki, por ejemplo, un grupo de hombres señala que mientras que hace veinte años el gobierno hacía esfuerzos para subvencionar la educación, dicho apoyo no ha continuado en los últimos tiempos. La instrucción es para muchos niños intermitente y con retraso, o abandonada por completo, debido a que los pa- dres no pueden permitirse los gastos escolares. Chidi, un chico de 14 años de edad de Elieke Rumuokoro, sigue en la escuela primaria cuando otros niños de su edad se encuentran ya en la escuela secundaria porque sus padres no podían atender los gastos requeridos para que llevase a cabo su examen de ingreso. Espera «ingresar en la escuela secundaria en el futuro, en el momen- to en que Dios quiera darle un buen trabajo a mi padre». En la misma comu- nidad, Janet, una chica de 15 años de edad, tuvo que abandonar la escuela el año pasado porque sus padres tenían dificultades para pagar sus gastos esco- lares y para comprar los textos recomendados. Llevó a cabo la venta ambu- lante de naranjas y realizó otros trabajos para conseguir dinero y poder pa- gar los gastos a efectos de ser readmitida en el presente año. Los pobres también efectúan frecuentes comentarios sobre la baja cali- dad de la educación. Las mujeres de Umuoba Road-Aba Waterside mantie- nen que la educación primaria ha empeorado debido a profesores de deficien- te formación y no comprometidos, así como a la masificación, falta de equipo y edificios ruinosos. Según la opinión de los participantes de Elieke Rumuokoro, la instrucción de la escuela pública no proporciona a los jóve- nes adultos la formación necesaria para conseguir empleo o proseguir la en- señanza superior. Otras preocupaciones compartidas, expresadas en muchas comunidades, son que los profesores sólo aparecen por la escuela para recibir su sueldo y que la mayoría de las escuelas tienen una plantilla muy inferior a Nigeria 101 la necesaria. Muchos profesores que trabajan en escuelas rurales prefieren vi- vir en la ciudad más próxima, pero con carreteras y servicios de transporte deficientes, la asistencia de los profesores a la escuela es irregular. Las largas distancias hasta la escuela y la falta de transporte para los es- tudiantes plantean dificultades añadidas para algunas comunidades. Los par- ticipantes de Ayedale Odoogun, Ikot Idem y Jimowa están preocupados, por- que no hay una escuela primaria que esté situada dentro del pueblo. Los escolares tienen que recorrer con dificultad muchos kilómetros diarios de ida y vuelta desde la escuela más cercana y la mayoría de ellos no pueden asistir a clase durante la estación de las lluvias o en otros momentos en que las carre- teras llegan a estar impracticables. Algunos nigerianos perciben la educación básica como un apoyo impres- cindible en las vidas de la gente pobre. Gladys Usoro, una mujer pobre que se convirtió en propietaria de un próspero negocio en Umuoba Road-Aba Wa- terside, atribuye a la pequeña formación adquirida el hecho de estar capacita- da para llevar unos registros contables adecuados. Asegura que la educación ha constituido un gran valor para ella y que la ha ayudado a «resistir cual- quier forma de represión». Consciente de esta ventaja, ha tratado de mejorar su educación asistiendo a clases nocturnas de alfabetización para adultos. Sólo para unas pocas personas en el estudio la educación no ha propor- cionado, sin embargo, un camino hacia una vida mejor. Hassan, de 23 años de edad, procede de una familia de doce hijos en el núcleo urbano de Dawa- ki. Su madre falleció cuando él tenía 11 años y su padre cuando tenía 19. Cuando Hassan llegó a la escuela secundaria superior, trabajaba como jorna- lero para poder ganar dinero para sus necesidades escolares. «Luché por se- guir vivo», recuerda. Ingresó en la institución politécnica estatal y obtuvo un certificado de banca y finanzas, asistiendo entonces a la Universidad para ob- tener un diploma de trabajo social. «No tengo padre ni madre y todos mis parientes son pobres, pero no puedes ir pidiendo porque en nuestra cultura pedir es una cosa vergonzosa», observa. «Tuve que hacer frente a muchos problemas. Solía pedir a los propietarios de motocicletas vehículos para ha- cer achaba (servicio de taxi-motocicleta) y pagar por alojamiento y todo eso». Una vez graduado, Hassan buscó en vano un trabajo que le permitiera cuidar de sus hermanos más pequeños y de su madrastra. Su continuada si- tuación de desempleo le había obligado a volver al peligroso negocio de la achaba, a pesar de su nivel de formación. Signos de esperanza Los hombres y mujeres pobres de la mayor parte de las comunidades visitadas en Nigeria tienen unas perspectivas nada prometedoras sobre oportunidades de futuro. Los habitantes de Jimowa, en el noroeste, y de Ikot Idem, en el sud- este, afirman sin embargo que la pobreza ha descendido algo y que los tiem- pos son ahora mejores que hace diez años. Los participantes de Jimowa dicen 102 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras que la economía local es mejor que hace un decenio, porque la gente ha diver- sificado partiendo de la cría de ganado para llegar a la agricultura y el comer- cio. Señalan asimismo que reciben mucho mejores precios por su ganado, aun- que el crecimiento demográfico ha reducido la tierra disponible para pastos. Un grupo de debate de mujeres de Ikot Idem menciona cuatro mejoras en sus vidas: mayores posibilidades de migración a centros urbanos, más opor- tunidades de empleo, mayor número de fábricas y mejor acceso al crédito. Los habitantes de este pueblo afirman asimismo que se encuentran en mejor situación económica debido a la educación y a la adquisición de conocimien- tos, así como a haberlo conseguido a fuerza de trabajo duro, honestidad, prudencia, ahorro y adquisición de bienes (recuadro 2). Ikot Idem, situado en el cinturón del aceite de palma de Nigeria sudoriental, disfruta de abundantes bosques de palmera silvestre y de palmera de plantación. La elaboración del fruto de la palma constituye también una industria clave. Mientras que los hombres poseen y gestionan bosques de palma, las mujeres se dedican princi- palmente a la elaboración y comercialización de los productos de la palma. Grupos de mujeres están de acuerdo en que los hombres disponen de más oportunidades que las mujeres, aunque una mejor formación, la adquisición de conocimientos y una creciente capacitación de las mujeres, les han aporta- do mayores oportunidades de empleo que las que tenían en el pasado. El abismo de las injusticias de género rupos de debate de ambos sexos, en las dieciséis comunidades visitadas, G describen relaciones de vida en común entre hombres y mujeres que son todavía altamente desiguales, pero identifican también tendencias que sugie- ren que la distancia se puede estar reduciendo. Asimismo, la violencia domés- tica continúa siendo un problema general, pero se percibe que los niveles de malos tratos están descendiendo en varias comunidades. No obstante, hay pocos signos de que se haya efectuado avance alguno en la mejora de la con- dición de las mujeres solteras y viudas, que son identificadas repetidamente como pertenecientes al grupo más vulnerable y empobrecido. La pobreza es mucho más fuerte en las familias presididas por una mujer que donde el cabe- za de familia es un varón'. En los debates sobre cambios en las funciones y responsabilidades de gé- nero en las familias pobres, muchos participantes en el estudio afirman que las mujeres de Nigeria están más capacitadas que en el pasado, pero todavía reconocen grandes injusticias. En las zonas urbanas, en particular, los grupos indican que las mujeres han conseguido una mayor libertad para visitar a amigos y parientes y que los maridos a veces les consultan ahora acerca de decisiones familiares. En Dawaki, por ejemplo, los grupos de debate indican que los hombres pueden hacer uso de las ideas y sugerencias de sus mujeres Nigeria 103 RECUADRO 2. Salbo de la pobeza: una vha de eontratiempos, resokad6u y traao duro Udo es un hombre de 76 años, con dos esposas y trece hijos en Ikor Idem. Los pa- dres de Udo murieron cuando era un muchacho, dejándole una propiedad para cu- ya gestión él era demasiado joven. El tío de Udo lo recibió en su casa y le educó junto con sus propios hijos. Recuerda lo siguiente: Durante la época en que v¡viv con mi tío, no tenía futuro. Cuando crecí y fui capaz de arreglármelas por mi mismo, decidí vender jabón. Mi capital inicial procedwí de recoger y ivender frutos de la palma y de ahorrar las ganancias. Mi capital inicial de 2 manills (moneda tradicional) fue acertadalmente in- vertido y produjo buenos dii'idendos. Una vez que hube ahorrado 20 mani- llas, compré unas existencias iniciales de gallinas por 3 manillas. Conuinué comerciando con los 17 manillas restantes. Con mis ahorros, pude rescatalr la propiedad de mí padre'. Tras de muchos años de esfuerzo, pude casarme. Después de mi mnatrí,no- nio, volíi a ser pobre de nuevo. Pero continué cosechando frutos de la pal- ma v eYplotando el vino de dicho origen hasta que pude ahorrar dinero sufi- ciente para sostenerme desde el punto de 1/sta financiero. Cuando tuve ahorrados 15 chelines, compré algunos meollos que yo llevaba sobre la ca- beza para su venta epn Azumini. Al actuar así, combinamos con éxito la ven- ta de iabon con un negocio de meollo de palma. Llegué a ahorrar 20 libras p,íra la co»zpri de una bicicleta nueva, lo que me permitic; ejercer mi activ'- dad comercial a mayor escala. Mi mujer y yo pudmios vestirnos adecuada- mente. Compnr7mos tierras de cultitvo adicionjles e intensificamos la produc- cion de alimentos. Al haber adquirido suficientes tierras, procedí a plantar palmneras que obtenía del gobierno. Entre las plantas que czuidé y con el sub- sidio recibido del Gobierno para fertilizantes y aperos agrí-olas, estableci mi propia plantación. He estado cosechando frutos de palma en mí plantación desde el momento en que alcanzaban su madurez. U u ¿ez que hube sido reconocido como un hombre laborioso, el gobier- no me ayudó en 1983 con un préstamo de 3.000 nairas, que devolví eni su totalidad a plazos. La plantación de palmeras me ha pernitido comprarrmc una casa y alimentar a mi familia. Actualmente. dependo de la plantacióíi como mi principal medio de vida. antes de adoptar decisiones definitivas sobre asuntos tales como la educación de los hijos y compras importantes. Los participantes atribuyen tales mejoras a conocimientos de las mujeres, formación, trabajo duro e ingresos crecien- tes, así como a influencias culturales externas. «Antes de la guerra civil, era difícil para las mujeres hacerse oir, pero ahora reclaman incluso la propiedad del recinto», argumenta un hombre pobre de Ikot Idem. En muchas comunidades rurales, sin embargo, no hay noticia de ni si- quiera pequeños cambios en las funciones de género en la familia o en la par- ticipación de las mujeres en la toma de decisiones. Al contrario, en Bagel y Ji- mowa, el trabajo de las mujeres fuera de casa se ha visto reducido en gran medida por la adopción de reglas islámicas más estrictas acerca del aparta- 104 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras miento de la mujer. En Bagel, las responsabilidades de las mujeres dentro de las familias han seguido siendo las mismas a lo largo de los diez últimos años, en opinión tanto de los hombres como de las mujeres. Ambos grupos de de- bate explican que las mujeres aconsejaban a sus maridos en el pasado, tal co- mo lo siguen haciendo ahora, sobre asuntos tales como reparaciones en la ca- sa, la elección de escuela para los hijos y la venta de ganado, pero las decisiones definitivas quedan siempre reservadas a los hombres. En dos sitios rurales, Okpuje e Ikot Idem, tanto hombres como mujeres trabajan en el campo, pero hay cosechas tradicionalmente cultivadas por mujeres y otras cultivadas por los hombres, sin que esto haya cambiado en el último decenio. Violencia doméstica Los informes de muchos grupos de debate indican que la violencia doméstica contra las mujeres solía encontrarse en niveles muy altos y va descendiendo ahora, a medida que la «ignorancia» y el «analfabetismo» disminuyen. En unos pocos grupos de debate, los participantes sugieren incluso que los nive- les de violencia se han reducido significativamente. No obstante, las percep- ciones de las tendencias en niveles de abuso varían de forma considerable a lo largo de los grupos de debate de Nigeria, indicando que la violencia sigue siendo probablemente un problema en las vidas de muchas mujeres. En Umuoba Road-Aba Waterside, algunos participantes en el estudio in- dican que la violencia frente a las mujeres en las familias es ahora baja, pero que crece durante las crisis, como por ejemplo cuando los hombres se en- cuentran sin trabajo. Teniendo en cuenta que el desempleo masculino es ge- neral en esta comunidad empobrecida, es probable que la violencia sea más alta de lo que un informe con la palabra «baja» podría sugerir. Es significati- vo, sin embargo, que en esta comunidad y en otras tales como Dawaki, Aye- kale Odoogun y Elieke Rumuokoro, se considere que la violencia contra las mujeres a nivel familiar está en fase de descenso. En Jimowa, se comunica que la violencia doméstica es allí «algo inaudito». En este remoto pueblo, las mujeres viven en régimen de apartamiento, haciendo honor a las tradiciona- les prácticas musulmanas. En Ayekale Odoogun, un grupo de debate de hom- bres mayores sugiere que los varones pueden abstenerse de maltratar a sus es- posas porque las mujeres se encuentran tan hambrientas que podrían sufrir un colapso o incluso morir si recibieran una paliza. En Bagel, la historia re- sulta también variada. Un grupo de debate, constituido por hombres, llega a la conclusión de que la violencia ha descendido a un nivel de sólo dos de cada diez familias en su comunidad, mientras que eran ocho de cada diez familias hace diez años. El grupo de mujeres de Bagel, que no quería tratar de un asunto tan delicado en modo alguno, simplemente hizo constar que no perci- bían cambios en el nivel de violencia. Tales informes contradictorios pueden reflejar el hecho de que las normas sociales imperantes parecen aprobar diversas formas de violencia contra las Nigeria 105 mujeres. En comunidades tales como Ikot Idem, se efectúa todavía la ablación del clítoris y es considerada como una «práctica saludable». Asimismo, los in- vestigadores advierten que el maltrato físico de las mujeres «no se percibe co- mo una forma seria de malos tratos» por muchos participantes en el estudio. En algunos lugares, una considerable cantidad de violencia parece afectar a las vidas de las mujeres y a veces de los hombres pobres. Por ejemplo, los obser- vadores que informaban en un grupo de debate en Dawaki señalan: Fuera de casa, los hombres disputan con las mujeres sobre transacciones comerciales cuando los hombres compran a crédito y se niegan a pagar. La violencia entre mujeres puede surgir entre esposas de un mismo marido con motivo de compartir cosas traídas por este último o bien tales disputas pueden ser un remanente de conflictos entre hijos de diferentes esposas. El maltrato físico entre mujeres también puede resultar de actitudes de mujeres solteras hacia mujeres casadas. El estigma de las mujeres sin hombres Entre la gente pobre de Nigeria, las mujeres solteras y las viudas están parti- cularmente expuestas a la exclusión y a la inseguridad. Kezie es una mujer pobre de Ikot Idem, cuyo marido la abandonó después de que la muerte de su único hijo superviviente (de entre cinco embarazos) la llevase a una crisis emocional y a la subsiguiente mala salud. Dice así: En mi pueblo natal, no tengo a nadie que me ayude a alimentarme, excepto buenos samaritanos que me dan dinero para comprar tapioca tratada. Vivo con un pariente lejano, que sólo me proporciona alojamiento. No me gustaría tener que volver con mi marido, ya que no me quiere en absoluto porque no tengo hijos. Me siento enfermiza y no puedo realizar ningún trabajo, excepto ir a recoger meollos (de palma) entre los arbustos y venderlos a los intermediarios. Ahora, que estoy incapacitada y sin ayuda, le ruego sinceramente a Dios que me enviíe a un ayudante que me proporcione alimentos y vestidos. El bienestar de las mujeres a menudo se deteriora rápidamente después de la pérdida de sus maridos, cuando sufren amenazas tanto a su seguridad física como a su propiedad. Una viuda a menudo pierde la propiedad de su marido a favor de sus parientes políticos, con arreglo a las normas familiares tradicionales.'" A Mary, una viuda de 70 años de edad de Ikot Idem, le des- pojaron de los bienes de su marido cuando este último falleció. Se gana la vi- da principalmente procesando frutos de la palma y realiza también tareas agrícolas con dedicación parcial. Dice lo siguiente: 106 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Los niños iban todavía a la escuela cuando mi marido murió. No había nadie que puediera ayudarme. Antes bien, los parientes de mi marido se quedaron por la fuerza con sus bienes, con los que contábamos para sobrevivir. Me vi obligada a aceptar trabajos domésticos para poder cuidar de mis hijos. Pignoré asimismo algunos de los restantes bienes de mi marido, de forma que mis hijos pudieran ir a la escuela. Doy gracias a Dios porque mi hijo, una vez que dejó la escuela, ha podido rescatar algunos de los bienes que pignoré. Conclusión Las voces de los pobres de Nigeria revelan la naturaleza multidimensional y cada vez más profunda del malestar y de la inseguridad. En opinión de un jo- ven de Dawaki, el efecto de la pobreza es ampliamente acumulativo. Mani- fiesta que la inanición como consecuencia de la pobreza conduce directamen- te a la muerte, mientras que la frustración y la delincuencia resultantes de la pobreza son simplemente caminos más lentos hacia la muerte. Algunos nige- rianos pobres mantienen la opinión de que algunos problemas urgentes de la actualidad no eran ni siquiera asuntos importantes en el pasado. Recuerdan épocas en que la comida era más barata, los pozos funcionaban, las cuotas de enseñanza y las medicinas costaban menos o eran gratuitas y las personas formadas encontraban trabajo. Afectando a alrededor de las dos terceras partes de la población del país, los fuertes aumentos de la pobreza en los años 80 y 90 han sido provo- cados por la mala gestión de los asuntos públicos y por la inestabilidad polí- tica. La corrupción oficial generalizada en este país rico en petróleo le ha privado, en opinión de un buen número de participantes en este estudio, de vastos recursos que se necesitan urgentemente para el desarrollo. Una serie de carencias graves caracteriza ahora las experiencias diarias de muchos hombres y mujeres en las dieciséis comunidades visitadas. Los participantes informan en todas partes que están continuamente «luchando»> por la comi- da, el agua, alojamiento, trabajo y educación para sus hijos y proporcionan análisis, en su mayor parte negativos, de los servicios públicos. En muchos pueblos y núcleos urbanos, la presencia del gobierno es descrita como insig- nificante. Algunos de los intervinientes en el estudio expresan la esperanza de que la economía cambiará por completo, el gobierno mejorará y su comunidad conseguirá por fin mayores cantidades de aquello que necesita. En la mayoría de las comunidades visitadas, el agua, las carreteras y mejores escuelas e ins- talaciones sanitarias aparecen como prioridades urgentes. En zonas rurales, muchos agricultores buscan ayuda para mejorar la calidad del suelo y conse- guir acceso a tierras y mercados. Tanto en las comunidades rurales como en Nigeria 107 las urbanas, los participantes en el estudio buscan apoyo para sus negocios locales así como oportunidades de trabajo. Los habitantes de pueblos pobres y barrios bajos, sin embargo, no ven la forma en que podrían enfrentarse ellos solos con tales necesidades, especial- mente en el contexto de poblaciones rápidamente crecientes. Un grupo de hombres jóvenes de Ikot Idem sugiere lo siguiente: «Desearíamos que el go- bierno o las agencias de donantes interviniesen directamente y establecieran las instalaciones, porque tememos que los fondos destinados a estos objetivos podrían ir a parar a bolsillos particulares, sin acabar el trabajo. Estamos de- seosos de aportar nuestro trabajo durante la construcción». Este tipo de aso- ciaciones resultarán vitales para la prestación de servicios locales y en la lu- cha contra la corrupción. Adebayo Wahabi, director general de la Cooperativa de Ahorro Owolowo de Ayekale Odoogun, expresa su esperan- za de que la vida mejorará en el futuro: «Si nuestras condiciones económicas locales mejoran, podremos dirigir mejor la sociedad». A falta de apoyos del gobierno y de oportunidades económicas, varias instituciones y asociaciones locales proporcionan protección y redes de segu- ridad limitadas y son precisamente estos grupos los que han conseguido una mayor credibilidad y confianza de la gente pobre. Con todo, los hombres po- bres afirman con frecuencia que les resulta difícil influir siquiera en estos ca- nales locales para que se ocupen de los principales problemas y las mujeres señalan que no tienen ningún tipo de voz en estas instituciones. Además de las privaciones materiales, las personas que han participado en este estudio hablan de falta de dignidad, estatus, seguridad y esperanza. La falta de lazos familiares y sociales también figura de forma muy visible en sus descripciones de lo que significa ser pobre. La pobreza se considera como algo que va pa- sando de generación en generación. Un hombre mayor en un grupo de debate efectúa la siguiente observación: «Nosotros los pobres no tenemos amigos, nuestro único amigo es la tierra» 108 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras I CUADRO 2. Comunidades en estudio de Nigeria COMUNIDADES RURALES Bagel, Una carretera, que une la capital del Estado coII las oficinas Estado de Bauchi, centrales del gobierno local, pasa por esta comunidad agrícola, pob. 5.000 que tiene una escuela primaria y un dispensario. La población de Bagel pertenece al grupo étnico Bankalawa y su actual alcal- de tomó posesión de su cargo en 1998. Según los habitantes del pueblo, los ríos alrededor de la comunidad tenían normalmen- te muchos peces y la tierra solía ser más productiva que en la actualidad. Ikot Idem, A esta comunidad agrícola, situada a cinco kilómetros de la ca- Estado de Ibom, rretera principal, se llega por un camino de tierra. Tiene dos es- pob. 10.600 cuelas primarias y un centro médico, pero carece de agua co- rriente y electricidad. Mientras que los hombres se dedican en su mayor parte a la producción de la batata, las mujeres culti- van tapioca, ñame de coco y legumbres. Además de los traba- jos del campo, los hombres trabajan espitando vino de palma de rafia y las mujeres son comerciantes y procesan el fruto de la palma. La comunidad es en su mayor parte cristiana. Jimowa, Los hombres son agricultores, pero alrededor del 25 por ciento Estado de Sokoto, se dedican también a la cría de ganado vacuno y el 20 por cien- pob. 400 to al comercio. Las mujeres tratan la leche de vaca y fabrican esteras y decoraciones de calabaza. La comunidad es homogé- nea tanto desde el punto de vista étnico (Fulani) como religioso (musulmanes). El gobierno del pueblo está presidido por el ha- kimni, un líder que es elegido por la comunidad. En la última década, ha habido algunos desastres naturales, si bien los parti- cipantes informan que la economía local ha mejorado. Okpuje, Esta comunidad está situada unos veinticinco kilómetros al Estado de Enugu, oeste de la ciudad universitaria de Nsukka. Los hombres plan- pob. 19.000 tan cultivos tales como la batata, tapioca y ñame de coco. Las mujeres son responsables de la producción de legumbres, así como de la escarda, cosecha y preparación de alimentos. Otras actividades productoras de ingresos incluyen el comercio y la artesanía. El hecho de que la agricultura tenga la naturaleza de a pequeña escala se debe en parte a infraestructuras deficientes y a facilidades de marketing subdesarrolladas. La comunidad cuenta con corrientes de agua distantes. El personal sanitario vive en el centro urbano más próximo, Nsukka. Al aumentar la población, la tierra está haciéndose escasa y la mayoría de las granjas están situadas lejos del pueblo. Nigeria 109 COMUNIDADES URBANAS Ayekale Odoogun, La agricultura constituye el principal medio de vida para los Estado de Kwara, hombres, aunque el 8 por ciento trabajan como artesanos. Las pob. 1.200 mujeres se dedican principalmente al comercio, pero también se ganan la vida transformando tapioca en gari. La comunidad está conectada con la red eléctrica nacional y una carretera as- faltada pasa por el lugar. Hay una escuela primaria de propie- dad mancomunada en el pueblo de Alaya, que está a unos tres kilómetros de la comunidad de Ayekale. La gente del lugar cuenta principalmente con un pozo de agua excavado a mano. Los Yorubas son el grupo étnico dominante y alrededor del 85 por ciento de la población es musulmana. Dawaki, Los principales medios de vida para los hombres son la agricul- Estado de Gombe, tura, la metalistería, el comercio y la molienda de cereales. Las pob. 20.000 mujeres se dedican al comercio, a la confección y a tejer. La co- munidad tiene acceso a la electricidad, un centro médico, una red de carreteras y la escuela primaria. Ha sufrido un cierto nú- mero de desastres naturales en los últimos años, que incluyen inundaciones e incendios. Los Fulani constituyen el grupo étni- co dominante. Elieke Rumuokoro, Elieke Rumuokoro es uno de los cinco pueblos tradicionales de Estado de Rivers, Rumuokoro, que ha sido absorbido por el rápido crecimiento pob. 5.000 urbano en torno a Port Harcourt, como consecuencia del des- arrollo de la industria del petróleo. Una mayoría de hombres son asalariados de bajo nivel en el sector público y en la indus- tria del petróleo, mientras que otro 20 por ciento se dedica a la agricultura y al comercio. Las mujeres también se dedican al negocio, aunque muchas son amas de casa de plena dedicación. La comunidad no dispone de planificación urbana y está atra- vesada por sucios senderos. Dispone de electricidad de la red nacional. Aunque hace años había agua corriente, el agua se obtiene actualmente de pozos. Ughoton, La comunidad está a ocho kilómetros de distancia de la carretera Estado de Delta, permanente más cercana. Los principales medios de vida para pob. 5.000 los hombres son la agricultura, la pesca y el pequeño comercio. Las mujeres están principalmente empleadas en agricultura, pes- ca, pequeño comercio y procesamiento del aceite de palma. Alre- dedor del 80 por ciento de las casas tienen electricidad. Hay un centro médico, pero no dispone del personal necesario y es rara vez visitado por un médico. El suministro de agua procede de pozos excavados a mano, arroyos y agua de lluvia. Hay una es- cuela primaria y una secundaria, así como un pequeño Ayunta- miento, donde los mayores deciden sobre asuntos de la comuni- dad y adonde no se permite entrar a las mujeres. 110 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras COMUNIDADES URBANAS (continuación) Umuoba Road- La vecindad está poblada por artesanos emigrantes, obreros fa- Aba Waterside, bríles de bajo nivel, peones y desempleados. Las mujeres se de- Estado de Abia, dican en general al pequeño comercio y a la venta de alimen- pob. 5.000 tos. La mayor parte de los edificios están hechos de adobe y no hay carreteras asfaltadas ni calles. Aunque la comunidad tiene electricidad, el servicio de abastecimiento de agua es sumamen- te irregular y el pueblo cuenta con pozos de propiedad privada. La comunidad dispone de una escuela primaria mal equipada. El saneamiento es de una calidad extremadamente baja. El uso de la droga está muy extendido. Dos grupos étnicos predomi- nan en la zona, a saber los Igbo y los Efik/lbio, siendo cristia- nos la mayoría de los residentes. Nota: El informe nacional está basado en el análisis de dieciséis comunidades, nueve de las cua- les son descritas en el cuadro precedente. Nigeria 111 Notas 1. El equipo de estudio fue dirigido por Olu Aina, Gabriel Bolade Ayoola, Abu- bakar Mamman, Noble Nweze, Tanwa Odebiyi, Dora Shehu y James Zacha. La coor- dinación global fue llevada a cabo por Foluso Okunmadewa, Olukemi Williams y Dan Owen. 2. Hay más de 250 grupos étnicos en Nigeria, con otros tantos idiomas. Bajo el dominio británico, Nigeria se convirtió en una federación de tres regiones que refleja- ban los principales grupos étnicos del país: los Hausa-Fulani en la Región Septentrio- nal, los Yoruba en la Región Occidental y los Ibo en la Región Oriental. 3. Economist Intelligence Unit, «Nigeria: Political Background» (EIU, Country Profile 2001/2002, enero de 2001). 4. Las estimaciones actuales sugieren que la tasa de pobreza en 1999 ha cambiado poco con respecto a la de 1996. Ver Sudharshan, Canagarajah, John Ngwafon y Foluso Okunmadewa, «Nigeria's Poverty: Past, Present and Future» (World Bank, Nigeria Country Department, diciembre de 2000), 2-3, 23 y World Bank, «Memorandum of the President of the International Development Association and the International Finance Corporation to the Executive Directors on a World Bank Group Joint Interim Strategy Update for the Federal Republic of Nigeria» (21 de mayo de 2001), 2. 5. La historia de los bancos comunitarios de Nigeria se remonta a principios de los años 90, cuando los gobiernos establecieron dichos bancos en un intento de fo- mentar la cultura bancaria y los ahorros rurales. 6. En Dawaki, el grupo de hombres jóvenes enumeraba otras seis instituciones que no aparecen en el cuadro: las clínicas (clasificadas 5), policía (6), industrias (7), tribunales (8), clubes y sociedades (9), y la asociación de vendedores de cereales (10). El grupo de mujeres jóvenes sólo identificó y clasificó a cuatro instituciones. 7. Los miembros de un grado de edad son hombres y mujeres nacidos dentro del espacio de uno a cuatro años. Construyen ayuntamientos, reparan edificios escolares y carreteras, sirven como mediadores en la comunidad y así sucesivamente. 8. La manilla de Africa Occidental dejó de ser moneda de curso legal a finales de los años 40 y en aquella época era equivalente a 3 peniques británicos. Libras y cheli- nes fueron utilizados durante el periodo colonial en Nigeria y la naira es ahora la mo- neda nacional. 9. Canagarajah, Ngwafon y Okunmadewa, «Nigeria's Poverty», 5. 10. Las leyes nacionales no requieren que una viuda pierda los bienes de su ma- rido en provecho de los cuñados u otros miembros de la familia, pero las viudas casi nunca solicitan remedio legal para proteger sus derechos. 112 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras angladesh la las de desastre Rashed un Nabi, Dipankar Datta y Subrata Chakrabartyl Mariam Bewa, una viuda de 40 años de edad y madre de cinco hijos, vive en el pueblo de Halkerchar, a cinco kilómetros de la sede del Dewangonj thana (subdistrito) en el distrito septentrional de Jamalpur2. Cuando las riberas del río Jamuna se erosionaron en 1998, la casa de Mariam fue arrastrada por el río, junto con las casas de sus 450 vecinos. La comunidad reconstruyó su pueblo en terrenos disponibles del Gobierno y ahora tiene una escuela prima- ria, dirigida por el Gobierno, un instituto para jóvenes y una escuela prima- ria informal, llevada por una ONG. Un pequeño mercado con unos cuantos puestos permanentes está situado en medio del pueblo. Halkerchar dispone de escasas infraestructuras de transporte, pero hay una carretera que conduce al centro thana y otra que une el pueblo con el terraplén de control de inun- daciones, que es utilizado como acceso al agua. Si bien la tierra es propensa a las inundaciones y a la erosión, la agricultura sigue siendo la principal fuente de sustento. La gente pobre complementa sus ingresos trabajando en las pes- querías y aceptando trabajos de jornalero, pero la disponibilidad de estas oportunidades fluctúa con las estaciones del año. La familia de Mariam era propietaria de una granja, tierras de cultivo y ganado, pero cuando su marido cayó enfermo, vendieron sus bienes para cu- brir los costes de su tratamiento. Cuando él murió, Mariam quedó desampa- rada con excepción de una casa, que fue arrastrada por una inundación en 1988. Desde entonces, Mariam ha criado a su familia en una casa con techo de paja. Mariam es excluida de la mayor parte de oportunidades de ganarse la vida, por el hecho de ser mujer. Cuando era más joven, mantuvo a su fanmi- lia con el trabajo agrícola, aunque esto infringía las nornmas locales. Reciente- mente, Mariam aceptó trabajo como sirvienta de familias acaudaladas de la comunidad. Del mismo modo que muchos padres en Bangladesh, Mariam crió a sus cuatro hijos esperando que en recompensa por los sacrificios que hacia por ellos, estos la mantendrían en su ancianidad. Sus tres hijos mayores, sin em- 113 bargo, la abandonaron una vez que se hubieron casado. Su última esperanza reside en el hijo más pequeño, que está soltero. Actualmente, los ingresos que Mariam obtiene de los trabajos domésticos y su hijo del trabajo asalariado, no resultan suficientes para que la familia pueda salir adelante. Además, la única hija de María tendrá que casarse, lo que requerirá que Mariam pague la dote y otros gastos. Previendo estos desembolsos, recorta los gastos de la ca- sa y ahorra lo que puede. Bangladesh tiene la más alta incidencia de pobreza en Asia meridional y la mayor población pobre del mundo, después de India y China. Las tasas de pobreza empeoraron a finales de los años 80 y alcanzaron el 59 por ciento en 1991-92, pero han mostrado desde entonces pequeñas pero constantes mejoras. En 1996, el último año para el que se dispone de datos, el 53 por ciento de la población estaba por debajo de la línea superior de la pobreza, mientras que el 36 por ciento vivía en la mayor miseria, sin suficientes ali- mentos3. A pesar de la pobreza general, el país ha llevado a cabo importantes avances en una serie de indicadores de desarrollo social, incluyendo acceso al agua potable (84 por ciento) y casi igualdad de género en la matrícula en la escuela primaria. Además de las iniciativas del gobierno en relación con la pobreza, hay una floreciente comunidad de ONGs que aporta diversos servi- cios a las comunidades pobres. Tanto los esfuerzos públicos como los munici- pales se benefician de grandes flujos de ayuda exterior encaminados al país. La economía de Bangladesh creció como media cerca de un 5 por ciento anual en los años 90 y el PIB aumentó desde US$ 290 por habitante en 1990 hasta US$ 370 al final de la década4. No obstante, hay sorprendentes dispari- dades urbano-rurales en las tasas de crecimiento económico. La agricultura, el núcleo de la economía rural, creció como media un 2 por ciento anual en- tre 1986 y 1996, mientras que las tasas de crecimiento urbano alcanzaban como media un 20 por ciento en este periodo, impulsadas fuertemente por las exportaciones de prendas de vestir'. En 1995-96, la tasa de pobreza rural fue del 61 por ciento, en comparación con el 45 por ciento en zonas urbanas. El noventa por ciento de la población del país con gastos por debajo de la línea superior de la pobreza reside en el campo6. En los primeros años posteriores a la obtención por parte de Bangladesh de la independencia de Pakistán en 1971, las estrategias de desarrollo del país estaban fuertemente orientadas hacia el interior, tratando de conseguir el crecimiento a través de la industrialización para la substitución de importa- ciones. A finales de los años 70, al enfrentarse con una seria crisis financiera, el Gobierno estuvo trabajando con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional para emprender un importante programa de reformas econó- micas. Durante los años 80, las políticas económicas pugnaban por movilizar los recursos domésticos y liberalizar la economía, en un esfuerzo por estimu- 114 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras lar el crecimiento económico, crear empleo, reducir la inflación y contener tanto el déficit fiscal como el de cuenta corriente. Se profundizó en las refor- mas de mercado en los años 90, acelerando el crecimiento de las industrias orientadas a la exportación, reduciendo las regulaciones, reformando tarifas, sometiendo a privatización a las empresas públicas y coordinando mejor las políticas industriales y de exportación. La vida política del país se ha distinguido por el desorden y por breves intervenciones militares. Un movimiento popular derrocó al gobierno militar en 1991 y el país llegó a ser una democracia parlamentaria. La primer minis- tro en el momento de esta investigación era la jeque Hasina Wajed, elegida para un mandato de cinco años en 1996. Su gobierno recibió evaluaciones generalmente favorables, por conducir la recuperación del país a partir de unas inundaciones devastadoras en 1998. No obstante, los dos principales partidos políticos se encuentran atrapados en profundas rivalidades y la ad- ministración Wajed ha tenido que enfrentarse con retos políticos y económi- cos que continúan, incluyendo frecuentes hartals (huelgas generales) convo- cadas por el partido de la oposición. La corrupción y el débil imperio de la ley constituyen asimismo problemas generalizados, socavando actividades públicas, privadas y municipales en todo el país. El presente capítulo está basado en pequeños debates de grupo y en bre- ves biografías, proporcionadas por hombres y mujeres de ocho pueblos po- bres y de dos barriadas urbanas en Bangladesh (ver cuadro 2, Comunidades en Estudio de Bangladesh, al final de este capítulo). Las comunidades fueron seleccionadas de forma que quedase asegurada la diversidad socioeconómi- ca y geográfica. En zonas rurales, fueron identificados ocho distritos, que re- presentan seis zonas agro-ecológicas y, dentro de cada distrito, fue seleccio- nada una thana sobre la base de las clasificaciones proporcionadas por el mapa de la pobreza y de asignación oficial de alimentos del Programa Mun- dial de Alimentos y del Gobierno de Bangladesh. La selección de pueblos es- pecíficos dentro de las thanas fue realizada, a nivel de campo, con la ayuda de funcionarios de campo no gubernamentales, que trabajan en la zona, y después de una corta visita a los pueblos. Las dos thanas restantes fueron se- leccionadas para captar las distintas dimensiones de la pobreza urbana. Se escogieron comunidades donde los investigadores y sus asociados de ONGs conocían las condiciones locales y podían emprender acciones de se- guimiento. Dentro de cada comunidad, la gente pobre fue identificada con la ayuda de residentes locales, participantes en grupos de debate que analizaban y cla- sificaban diferentes categorías de bienestar en su pueblo o barriada urbana. Los funcionarios locales de ONGs también ayudaron a los equipos de inves- tigación a identificar y reunir grupos de debate de hombres y mujeres po- bres7. Se reunieron un total de sesenta y nueve grupos de debate en las comu- nidades visitadas, de los cuales cincuenta eran de gente pobre. En la mayoría Bangladesh 115 de los sitios, se llevaron a cabo conversaciones con al menos dos grupos de mujeres pobres, dos grupos de hombres pobres y un grupo de jóvenes. Los grupos de debate se reunieron también con mujeres en mejor situación eco- nómica, para una comprensión más completa de las tendencias en las relacio- nes de género. Además, se completaron un total de cuarenta y seis estudios de casos, que en la mayor parte de las localidades incluían un hombre y una mu- jer pobres, un hombre y una mujer en mejor situación económica y un joven pobre. El estudio fue llevado a cabo por la ONG, con base en Bangladesh, lla- mada «Grupo de Trabajo en el Banco Mundial» (GTEBM), como parte de su control participativo a largo plazo de la pobreza en el país. Tres ONGs miembros del GTEBM, a saber «Proshika», «Bangladesh Ayuda en Acción» y «Preocupación Bangladesh», movilizaron los recursos y los equipos de in- vestigación necesarios para el estudio. El trabajo de campo se desarrolló en- tre marzo y abril de 1999. Los equipos de investigación dedicaron una media de una semana a cada lugar. La pobreza sigue siendo general en Bangladesh. El presente capítulo se inicia con una visión de conjunto de los muchos riesgos graves con los que se enfrentan los hombres y mujeres pobres en las comunidades visitadas. Pasa entonces a tratar de las valoraciones, en gran parte negativas, de instituciones públicas y privadas y de su aprobación general de las ONGs que trabajan en sus comunidades. Concluye con un estudio de las ideas de los participantes acerca de lo que más podría ayudarles. Los muchos riesgos de la gente pobre L os pobres de Bangladesh se encuentran expuestos a riesgos graves y diversos, Lque continuamente amenazan su bienestar. En los pueblos, la ansiedad y la falta de esperanza ante el futuro forman el núcleo de las conversaciones de la gente sobre sus vidas. Los habitantes de zonas rurales se ven amenazados por la creciente falta de posesión de tierras y por el crecimiento demográfico, la falta de trabajo, inundaciones repetidas, endeudamiento y dotes. Los participantes de zonas urbanas indican asimismo muchas fuentes de vulnerabilidad, incluyendo las amenazas de desempleo inesperado, la falta de hogar, deuda abrumadora, delincuencia, violencia y dotes. Tanto en comunidades rurales como urbanas, la gente pobre dice que sus problemas quedan agravados por injusticias guberna- mentales, obstáculos a su participación en las decisiones de la comunidad y falta de respeto en la sociedad. A través de las comunidades visitadas, los participan- tes subrayan que estas desventajas frecuentemente están entrelazadas, haciendo que sus vidas sean precarias en sumo grado. En Fadli Pur (thana de Gowainghat), un pueblo pobre al nordeste de Ban- gladesh, la gente dice que su inseguridad crece a diario y describen cómo tie- 116 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras nen que hacer frente frecuentemente a una multitud de peligros. Los habitan- tes de los pueblos informan que están cada vez más expuestos al infortunio, ya que la población local se encuentra en fase de explosión v las oportunidades de trabajo no pueden ajustarse al número acrecentado de buscadores de traba- jo. Se identifican como residentes de Fadli Pur en peor situación económica aquellos que carecen de tierras y a quienes les falta la seguridad de la comida y ropas. Se encuentran especialmente en situación de riesgo, según las mujeres mayores, aquellas mujeres que no tienen a nadie que cuide de ellas. En cuanto a los hombres pobres de este pueblo, la mayor fuente de ansiedad es la pers- pectiva de caer enfermo y de perder la capacidad de trabajo. En contraste, se dice que la gente rica teme a los ladrones y atracadores que pueden robarles sus posesiones e introducirles en la espiral que conduce a la pobreza. Ricos y pobres por igual en Fadli Pur, fueron duramente golpeados cuando las cose- chas quedaron destruidas cinco veces en las inundaciones de 1998. Los grupos de debate de Fadli Pur resumen sus mayores riesgos del modo siguiente: ¿ el miembro de la familia que gana dinero cae enfermo o muere; • no hay trabajo en la zona; . las cosechas resultan dañadas por inundaciones relámpago; • se piden préstamos y se venden bienes para ayudar a salir de la crisis; / hay hijas casaderas en la familia; . los miembros de la familia tienen que dejar la zona en busca de tra- bajo; . roban el ganado; • no se consigue capturar peces en los beels (hoyos en las llanuras sujetas a inundaciones, donde el agua permanece alrededor de ocho o nueve meses) arrendados; y 1 hay altercados entre familias hindúes y musulmanas. Para los habitantes del pueblo de Fadli Pur, riesgo también significa que la gente vaya a trabajar sabiendo que pueden estar en peligro. «Sé muy bien que hay serpientes en las aguas de la inundación, incluso cuando salgo en busca de un trabajo,vadeando a través de dichas aguas», dice Kamini Biswas. Pescadores pobres arriesgan sus vidas para coger peces en la obscuridad de la noche, ya que no tienen permisos de pesca. Si son sorprendidos por los 02o- hazans (grandes mercaderes y prestamistas), los pescadores nocturnos reci- ben una paliza, pierden sus redes y a veces son entregados a la policía. Según hombres y mujeres de la barriada de Battala de la ciudad de Dha- ka, riesgo significa cualquier clase de peligro que pudiera hacer que uno se encontrase en peor situación económica a lo largo de su vida. En general, los grupos de debate de las dos comunidades urbanas visitadas dicen que a pesar de algunas mejoras en los servicios básicos y en las oportunidades de trabajo, todavía se enfrentan con numerosos riesgos. Para las mujeres de Battala, es- Bangladesh 117 tos incluyen «acoso policial, falta de certeza de conseguir un puesto de traba- jo o alojamiento, matones en la carretera molestando y armando jaleo, y hombres que lanzan ácido a las mujeres por diferentes motivos». Hombres y mujeres de Battala y Bastuhara (ciudad de Chittagong) señalan que pueden ser desahuciados por los propietarios o perder sus puestos de trabajo, casi sin previo aviso. Las inundaciones de 1998 también perjudicaron a los habitan- tes urbanos. En Battala, las aguas dañaron alojamientos y negocios y arras- traron «rickshaws» y carros. Más avanzado el año, Battala quedó arrasada por un catastrófico incendio. Las siguientes secciones examinan con mayor profundidad las principa- les fuentes de vulnerabilidad, planteadas por grupos de debate en las diez co- munidades. Tal como puede verse más abajo, un descenso a las categorías más bajas del bienestar es a menudo rápido y puede ser desencadenado por un buen número de eventos. Hambre, debilidad y escasa salud Muchas personas en el Bangladesh rural dicen que pasan hambre a diario. El hambre parece estar presente en las comunidades urbanas también, aunque es menos fuerte. El hambre frecuente trae consigo debilidad y enfermedad, lo que puede resultar catastrófico para aquellos que cuentan con su fuerza física para el trabajo y que ya viven peligrosamente cerca de la indigencia. Ziad, un hombre pobre del pueblo de Purba Rasti (thana de Madaripur), vende pescado como medio de vida, pero sólo en raras ocasiones puede per- mitirse comprárselo. La familia de Ziad se encuentra en situación de escasez crónica de alimentos. El nunca tiene suficiente comida por la mañana y su mujer se queda a veces sin tomar nada por la noche. Jobeda, que vive en la misma comunidad, trata de que los dos kilogramos y medio de arroz, que prepara cada día para los ocho miembros de su familia, cundan más añadien- do un kilogramo de harina. Muy a menudo, ella y sus hijos se van a la cama sin cenar. De un modo parecido, una mujer pobre de Halkerchar (thana de Dewangonj) dice así: «A veces no hay comida, si no hay trabajo». Una mujer del pueblo de Nurali Pur (thana de Khaliajuri), cuya casa fue arrastrada en las inundaciones de 1998, explicaba a los investigadores que había estado sin comida desde por la mañana y que no sabía si podría comer una vez que el día estuviera más avanzado. El niño que llevaba en el regazo tenía fiebre y su marido había salido en busca de trabajo. Se expresaba así: «Si consigue traer- me alimentos, podré comer». Badesh Mia, un hombre de 60 años de edad de Nurali Pur, trata de ir reu- niendo trabajo para mantener a su familia de seis personas. El día en que ha- bló con los investigadores, había ganado sólo 12 taka (24 centavos) como jor- nalero en una barca pesquera. Con dichas ganancias, compró un kilogramo de trigo, que fue la única comida para su familia aquel día. Si no puede obtener cualquier trabajo, incluso para un solo día, tiene que pedir para comer. 118 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Durante la estación de las lluvias y periodos de inactividad agrícola, mu- chos participantes de Bangladesh dicen que tienen pocas alternativas que no sean quedarse sin comer. Cuando los alimentos escasean en las familias, los miembros de ellas que trabajan y los niños comen generalmente en primer lu- gar. Las mujeres mayores sólo comen una vez que los demas miembros de la familia han ingerido sus alimentos. En la mayoría de los casos, se les deja muy poca comida, si es que queda algo, para que ellas puedan alimentarse. El hambre es mencionado también en las barriadas urbanas visitadas. La gente pobre es descrita como aquellos que «difícilmente pueden comer dos veces al día» y como «los que tienen que pasar sin comida algunas veces» en Bashutara y Battala, respectivamente. Los trabajadores agrícolas pobres describen un círculo vicioso en el que una alimentación insuficiente lleva a la debilidad, a una reducida energía pa- ra trabajar y a la enfermedad, lo que a su vez reduce los ingresos y la espiral continúa. Los hombres de la thana de Ulipur manifiestan que su nivel de in- gresos y el número de familiares dependientes en sus casas, no les permite ad- quirir suficientes alimentos. Por consiguiente, casi nunca recuperan sus ener- gías después del arduo esfuerzo que su trabajo requiere y esto es percibido como pereza por parte de mujeres y patronos. En Nurali Pur, un grupo de hombres mayores dice que padecen más enfermedades que otras personas, debido a su duro trabajo y al escaso consumo de alimentos. Si están enfer- mos, no pueden llevar a cabo tanto trabajo intensivo y, por consiguiente, su salario podrá verse reducido o aplazado, y de este modo el cerco del empo- brecimiento se estrecha. En Fadli Pur, las mujeres manifiestan que una buena calidad de vida requiere «un marido en buen estado físico en la familia y un hijo para cada madre», a efectos de poder obtener los ingresos familiares. De un modo parecido, los hombres de Ulipur piensan que el bienestar consiste en tener una vida sana, libre de enfermedades, y en la capacidad de trabajo. La gente pobre manifiesta que cuando necesitan atención médica reciben un tratamiento deficiente de manos de los médicos públicos y del personal de los centros médicos, de forma que se dirigen en su lugar a los médicos priva- dos. Según un grupo de hombres mayores de Nurali Pur, «los médicos se com- portan mal con la gente pobre y se muestran poco dispuestos a hablar con ellos ». Además, se dice que los hospitales gubernamentales cargan altos hono- rarios, por encima de la cantidad estipulada. Un grupo de mujeres de Purba Rasti dice que ir al hospital cuesta dinero, pero no se refleja necesariamente en servicio. Estas mujeres informan que pagan gastos de transporte y tienen en- tonces que gastar más dinero para comprar un cupón de entrada. Los celado- res del hospital no ofrecen medicinas (que se supone que han de ser distribui- das gratuitamente), sosteniendo que las existencias se encuentran agotadas. Las mujeres declaran asimismo que el médico no les hace caso y da preferencia a los pacientes que llevan buenos trajes y a aquellos que pueden permitirse pa- gos complementarios, a los que se hace referencia como «gastos de visita". Bangladesh 119 En la thana de Ulipur y en Halkerchar, la gente confía en los médicos del pueblo, que proporcionan medicinas a crédito y responden a las llama- das de todos, a cualquier hora del día. Los grupos de debate de Ulipur ad- miten que el médico del pueblo no puede tratar todas las enfermedades, pe- ro esto no afecta a su confianza en él, porque no cobra honorarios por consulta. Además, les vende medicinas a crédito y nunca les presiona para los pagos. Falta de activos La propiedad de activos productivos distingue muy a menudo a quienes son ricos o de clase media de quienes son pobres. Se dice que las personas que pierden sus tierras u otros medios de obtener ingresos, caen casi de inmediato en la pobreza. En varias comunidades, la gente pobre es ulteriormente dividi- da en tres subcategorías que describen su malestar: los pobres sociales, los pobres desamparados y los pobres odiados o del fondo. En Halkerchar y en otros pueblos en el estudio, ricos son aquellos que «tienen sus propias tierras y otras propiedades, ganadería y dinero para in- versiones, y pueden permitirse suficientes comidas, llevar buena ropa, enviar a sus hijos a la escuela, tener empleos y movilidad y están libres de incapaci- dad». En todas las comunidades visitadas, los ricos son descritos como aque- llos que controlan las tierras de la zona y que viven en casas con estructuras permanentes e instalaciones de cuarto de baño. Aquellos que tienen instruc- ción, pueden tener empleos de cuello blanco en oficinas privadas y oficiales tanto dentro como fuera del pueblo, o pueden llevar negocios. La gente rica en las ciudades es descrita como donantes respetables a sociedades benéficas, que tienen sirvientes y que poseen artículos de lujo, incluyendo buenos mue- bles y artículos electrónicos, tales como un televisor y un vídeo. En todas par- tes, se observa que quienes poseen instrucción y riqueza dominan la estructu- ra de poder local. La posesión de bienes y de un medio de vida estable caracterizan asimis- mo a los de la categoría media. En las zonas rurales, se trata de agricultores que son propietarios o aparceros de una mediana cantidad de tierra (entre 40 y 80 áreas) y tienen su propio ganado, animales para arar los campos y ape- ros agrícolas. Pescadores en la categoría media de Char Kukri Mukri (thana de Charfession) son propietarios de redes de pesca y barcas. En Hiranadi Ku- lla (thana de Dhamrai), que está cerca de una zona industrial, algunos miem- bros de las familias de capas medias obtienen ingresos de las fábricas. En Fa- dli Pur, los miembros de familias de esta categoría «pueden vivir durante seis meses de alimentos almacenados» y llevar buena ropa. En los dos núcleos ur- banos visitados, las familias de capas medias cuentan típicamente con dos asalariados, a menudo marido y mujer, trabajando ambos en fábricas de prendas de vestir. En Battala, algunas de estas familias son propietarias de va- rias casas y también obtienen ingresos procedentes de rentas. 120 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Los pobres sociales pueden dirigirse a la comunidad, incluyendo presta- mistas, en épocas de necesidad, a diferencia de las otras dos categorías de gente pobre a quienes se les deniega el acceso al crédito y a los préstamos. Se- gún un grupo de debate de hombres de Aminpara (thana de Ulipur), los po- bres sociales y los ricos se ven unidos por su mutua dependencia del trabajo agrícola. Estas relaciones patrono-empleado ayudan a que los pobres sociales sean considerados «de confianza» y de este modo no sean completamente pa- sados por alto por los ricos, aunque no puedan llegar a posiciones de lideraz- go dentro de la comunidad. Los pobres sociales experimentan inseguridad y déficits periódicos de alimentos. Generalmente combinan la aparcería con el trabajo asalariado o llevan a cabo otras actividades laborales, para diversifi- car sus fuentes de ingresos. Pueden permitirse dos comidas regulares durante las estaciones muertas, pero las cosechas de sus tierras no pueden cubrir, en el mejor de los casos, más de dos meses de necesidad. En las dos barriadas ur- banas visitadas, la gente en la categoría de pobre social carece a menudo de bienes y capital y se ven así obligados a recurrir al crédito para cubrir sus gas- tos diarios. Viven en casas alquiladas de hojalata o bambú y la mayoría tra- baja como jornaleros o sirvientes de dedicación parcial. Los pobres desamparados carecen en su mayor parte de tierras, y no tie- nen casas ni tierras de labranza. El trabajo asalariado y la aparcería constitu- yen sus principales medios de ganarse la vida. Los participantes en el estudio afirman que los pobres desamparados se pueden identificar por su ropa vieja y sus rostros afligidos. Tanto la asistencia sanitaria como la educación de sus hijos se encuentra fuera de su alcance, no disponen de medios para atender a invitados y muchos no pueden ofrecer una dote para casar a sus hijas. En contextos urbanos, se hace mención a este grupo de bienestar como los «po- bres empedernidos». «En su mayoría se trata de viudas y separadas o de mu- jeres que tienen a sus maridos con mala salud», dicen las mujeres de Battala. Estas mujeres dicen también que los pobres empedernidos piden a menudo, carecen de ingresos seguros y viven en habitaciones subarrendadas y chabo- las de hojalata. Los pobres odiados o del fondo son términos utilizados para describir familias, a cuyo frente normalmente se encuentran mujeres u hombres mayo- res, que no cuentan con miembros que obtengan ingresos. Los minusválidos se incluyen también entre los pobres odiados. Los miembros de estos grupos familiares, a menudo mueren de hambre. Al no tener tierras ni otros activos, no tienen acceso a los préstamos, ni siquiera de familiares o amigos. Además, no son aceptados como miembros de organizaciones locales y no pueden be- neficiarse, de este modo, de la ayuda de grupo como último recurso. Las mu- jeres a este nivel de Aminpara dicen que la gente les pasa totalmente por alto y que nunca son invitadas a ningún acontecimiento social del pueblo, pero sin embargo van «si hay una fiesta>>. En Nurali Pur, no son invitadas a ningu- na ceremonia nupcial en la comunidad porque no pueden comprar regalos. Bangladesh 121 Explican que esta desatención de la gente del pueblo causa asimismo desaten- ción por los funcionarios gubernamentales y, por consiguiente, la gente pobre no recibe ningún tipo de ayuda del Gobierno. Algunos grupos de debate identifican una categoría todavía más baja que la del pobre odiado, que se compone únicamente de mendigos. Los participantes en el estudio, tanto en comunidades urbanas como ru- rales, estiman que alrededor de las tres cuartas partes de las familias en don- de viven pertenecen a una de las tres categorías de gente pobre. En todas las comunidades, excepto en Bastuhara, los participantes dicen que el número de gente pobre en la categoría del fondo ha aumentado o ha permanecido igual a lo largo del último decenio y en seis comunidades incluye a más de una cuarta parte de la población. Los participantes indican que el desamparo de este grupo tiene un carácter más permanente que el de las demás categorías de pobres, ya que no reciben ayuda de programas de desarrollo formal ni di- fícilmente ayuda alguna de sus vecinos. Medios de vida inseguros La gente pobre, tanto en zonas rurales como urbanas, considera el tener un empleo durante todo el año como una condición previa del bienestar. Muchos hombres del campo que participaron en el estudio informan que resulta usual para ellos emigrar a las ciudades cuando escasea el trabajo agrícola y regresar al campo durante el punto más alto de las épocas de cultivos. Los que habitan permanentemente en las barriadas urbanas son a menudo inmigrantes relativamente recientes. Un rasgo sorprendente de la mano de obra del país es que incluye 6,3 millones de niños menores de 14 años8. Desafíos rurales La oferta de trabajo en la economía rural supera a la demanda, lo que hace que los sueldos se mantengan bajos y deja a los trabajadores con poca fuerza para negociar. Las oportunidades de empleo son muy escasas en Nurali Pur, ya que toda la zona permanece bajo el agua durante alrededor de siete meses y los agricultores recogen sólo una cosecha al año. La mayoría de las familias no tienen tierras, de forma que trabajan como aparceros o jornaleros en la agricultura. Además, los derechos de pesca son arrendados por el Gobierno, que realmente cierra la puerta de este medio de vida a los pobres. Puesto que la mano de obra aumenta, hombres y mujeres de Nurali Pur afirman que los sueldos han disminuido. Hace unos pocos años, los jornaleros solían recibir comida además del jornal. En la actualidad, los jornaleros perciben salarios de sólo Tkl5 a Tk20 (30 a 40 centavos) al día. Sólo unos pocos patronos ofrecen comida con los salarios durante la cosecha, para atraer a los trabaja- dores cuando el agua empieza a subir rápidamente en las llanuras, sujetas a inundaciones, y las cosechas se ven en peligro. 122 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras I Por contraste, en el Dhamrai rural, que se encuentra cerca de la zona de tratamiento de exportaciones de Savar, los sueldos de los jornaleros agrícolas son extraordinariamente altos. La mayoría de los hombres prefieren trabajar en fábricas, de forma que hay insuficiencia de trabajadores agrícolas en la zo- na. Durante la siembra y en el punto más alto de las épocas de cosechas, los salarios oscilan entre Tk 140 (US$ 2,80) y TK 160 (US$ 3,20) al día y no quedan por debajo de TK 100 (US$ 2,00), ni siquiera durante las épocas de carestía. Aunque el desarrollo industrial ha aumentado las oportunidades de empleo, los trabajadores dicen que todavía tienen que combinar a menudo varias actividades de obtención de ingresos para poder mantener a sus fami- lias (recuadro 1). Para ayudar a las necesidades familiares en marcha y en los inevitables pe- riodos de crisis, las mujeres de casi todas las comunidades del estudio afirman que están asumiendo más responsabilidades, para poder aportar ingresos o ali- mentos a sus familias. Las mujeres, tanto en ciudades como en pueblos, que trabajan fuera de casa son típicamente sirvientas. Las normas sociales no per- miten que las mujeres se dediquen al trabajo agrícola en las thanas de Dewan- gonj, Ulipur, Khaliajuri y Madaripur, aunque hay informes de que un creciente número de mujeres está realizando este trabajo. Mientras que los hombres fre- cuentemente emigran (especialmente en Ulipur y Madaripur) como una estrate- gia para obtener un medio de vida, las mujeres no pueden emigrar a no ser que estén acompañadas por sus maridos u otros miembros de la familia. No se per- mite la presencia de mujeres en los mercados de Ulipur y Charfession. En este último lugar, la práctica del purdab (apartamiento socio-religioso de las muje- res) reduce considerablemente la libertad de movimientos de las mujeres. En Madaripur, de nuevo donde los hombres emigran por largos periodos, las mu- jeres se mueven libremente por la comunidad, incluyendo los mercados locales. RECUADRO 1. Diversificación para la super ivencia Nurul Islam es un hombre pobre de cerca de cuarenta años, d la thana de LJlipur. Su padre disponía de una buena canndad de tierra, pero la pe dió poco a poco: se vendieron partes para cubrir la dote de sus siete hijas, alguna quedaron munda- das por el río Brahmaputra Y un río suyo se aprovechó de la la suerre de su pa- dre. estafandole para hacerse con las tierras restantes. Nurul nw heredó. por tanto, ninguna de las tierras s ahora nene que luchar para manrener a su familia de cmco miembros, que incluye a su madre, ya mayor, y a una hermana divorciada. Nurul informa que este año ha podido ser aparcero de unas diez áreas de terre- no y cuinrvar arroz. El irabajó también como lornalero duran los seis meses del punto mas alto de la estación agrícola. Fuera de estacion. Nu ul emigra a Dhaka para pasar seis meses del año tirando de unl .rickshaw.' o realh ando cualquier rra- bajo que pueda encontrar. Nurul ve pocas oportunidades de umentar la seguri- dad de su tamilia. Dice que lo Lnico que puede esperar es gan r suficiente dinero para cubrir la adquisición de suficientes alimentos para toda su familia, en particu- lar su hijo menor su madre, va mayor. Bangladesh 123 En la mayoría de los casos, las mujeres trabajan por comida o compensación en especie. Cuando a las mujeres se les paga en efectivo, es habitual que reci- ban una cantidad bastante inferior a los sueldos de los hombres. «Una mujer siempre obtiene un 50 por ciento menos que un hombre, con la excusa de que una mujer no puede trabajar tan duro como un hombre», informa una mujer de Nurali Pur. En Ulipur, las mujeres reciben sólo Tk 20 o tres kilogramos de arroz, mientras que los hombres reciben Tk 30 o más por realizar un trabajo de un tipo y cantidad similares en los campos. Puesto que los patronos prefie- ren hombres, las mujeres piensan que no tienen ámbito de negociación. Oportunidades urbanas e inseguridad La gente pobre de Battala y Bastuhara cita los medios de vida inestables co- mo una de sus preocupaciones más apremiantes, aunque dicen que las opor- tunidades de empleo han aumentado en los últimos años. Un flujo constante de migración permanente y estacional desde el campo a las ciudades, no obs- tante, añade presión hacia abajo sobre los sueldos y hace que la seguridad en el empleo sea inexistente. En Bastuhara, una mujer dice: «Aunque las perso- nas trabajen duro, no reciben el sueldo correcto del patrón». La mayoría de los participantes en el estudio de Bastuhara consideran que ellos mismos se encuentran en mejor situación que hace diez años. Según un grupo de mujeres del lugar, cuando la mayor parte de ellas emigraron a la barriada urbana hará unos diez años, llegaron desempleadas, no cualificadas y analfabetas. Desde entonces, afirman, la apertura de nuevas fábricas les ha proporcionado oportunidades de trabajo y ello ha mejorado sus vidas en cierta medida. Además, las ONGs han llegado a la zona y han creado con- ciencia de las ventajas de ahorrar dinero y de acceder al crédito. Rokeya, de 25 años de edad y madre de dos hijos, natural de Bastuhara, habla de su éxi- to al lanzar un negocio de prendas de vestir, con la ayuda de un préstamo. No sólo ha podido amortizar el préstamo, sino que también ha ayudado a su pa- dre a reembolsar las deudas que contrajo con motivo del matrimonio de ella. Los participantes urbanos se sienten muy vulnerables, a pesar de sus ma- yores oportunidades. Los habitantes de Battala dicen que quienes tiran de los «rickshaws» los pierden si se atrasan en los pagos de los alquileres y los que trabajan en prendas de vestir pueden perder sus empleos por muchas razones (recuadro 2). Los trabajadores fabriles pueden ser despedidos en el acto si fal- tan un día al trabajo, ya que otros pueden sustituirlos de inmediato. Los obreros corren también un gran riesgo si tratan de organizarse. El propietario de una fábrica de prendas de vestir de Battala recortó los sueldos de los em- pleados para resarcirse de sus pérdidas durante una huelga. El trabajo de los niños Los participantes de más de la mitad de las comunidades en estudio, expresa- ron su preocupación acerca del trabajo de los niños. Aunque la cuestión se suscita principalmente en debates en las comunidades rurales visitadas, la 124 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras RECUADRO 2. Inseguridad laboral en Bas4uhara ?vloníra Akhter, de diecisiete años de edad, es la más pequeña de una familia pobre de agricultores, con seis hijos. Cuando su familia ya no podía manrenerla, fue en- viada a vivir con la familia de su hermana casada, en la barría la urbana de Bastu- hara. Shafiq, cuñado de Mtonira, obtenía los únicos ingresos d la familia, tirando de un .rickshaw.,. Hace un año, Shafiq abandonó a su esposa a sus dos hijos y a alonira smn ningún tipo de aviso. La hermana de alonira tomó dinero prestado de un vecino para salvar la crisis inmediata del pago del alquiler A continuación, la hermana acepró una colocación como sirvienta de dedicación parcial por Tk 200 tUS$ 4) al mes y dos comidas diarias, mientras que Nlonira e ncontró trabajo en una fábrica de prendas de vestir por Tk 700 1US$ 14) al mes. Con estos ingresos, las mujeres pudieron pagar el alquiler y proporcionar dos comi las al día a los cua- tro miembros de su familia, pero eso era todo. Poco antes de que los investigado- res hablasen con NMoníra, tuvo una fiebre muy alta que le impi4 ló ir a trabajar du- rante diez días. No sólo fue despedida, sino que su parrono se negó a pagarle los veinre dias que ella había trabajado ya. gente de Battala también indica que los niños de las familias más pobres pue- den tener que salir a la calle a trabajar y pedir. En Nurali Pur, los participantes señalan que cerca del 50 por ciento de los niños de 8 a 12 años de edad trabajan por comida, comfo jornaleros de fa- milias acaudaladas en pueblos cercanos. Un niño que trabaje durante un año completo para una familia rica, puede recibir una asignación de arroz. Otros niños toman parte en la pesca y en la recogida de estiércol de vaca en los campos. En Madaripur, los niños se dedican a diversas actividades, tales co- mo cortar ladrillos o recoger ramitas para venderlas como leña. Tanto chicos como chicas llevan a cabo trabajos agrícolas y faenas domésticas, pudiendo describirse su carga de trabajo como fuerte e incluso a veces como perjudicial o mortal. Los padres de Ulipur, tal como se indica más arriba, envían a sus hijos a vivir y trabajar a otras casas a cambio de comida y a veces de pagos en metá- lico, que se hacen llegar a la familia. Afirman que se sienten agraviados por el duro trabajo físico exigido a sus hijos y se preocupan especialmente por la suerte de las chicas. Según un grupo de debate de mujeres, las chicas emplea- das como sirvientas en las casas de gente rica reciben a menudo cargas de tra- bajo que resultan demasiado grandes para realizarlas en el tiempo asignado. Las madres de estas chicas informan que sus hijas pueden ser golpeadas, tan- to por hombres como por mujeres, en casa del amo si no consiguen acabar su trabajo. Además, las chicas empleadas como criadas pueden ser objeto de atentados de tipo sexual. Una vez que se sabe que una chica ha sido violada, resulta muy difícil para los padres poder casarla, ya que se exigiría una dote muy grande. Bangladesh 125 Inundaciones y erosión Bangladesh está compuesto por un vasto delta llano, formado por uno de los mayores sistemas fluviales del mundo, donde los ríos Ganges y Brahmaputra y sus afluentes desembocan en la Bahía de Bengala. Hay inundaciones cada año, con algunas de ellas catastróficas que suceden una o dos veces cada dé- cada. En el otoño de 1998, Bangladesh fue golpeado por una inundación de- vastadora que sumergió las dos terceras partes del país, dejó a medio millón de personas sin hogar y causó más de 1.100 muertos. Quedaron destruidos negocios, industrias, escuelas, carreteras y otras infraestructuras, así como las cosechas. Las inundaciones dañaron todas las comunidades visitadas, pero algunas zonas fueron golpeadas con mucha mayor dureza que otras. En Fadli Pur, donde la deforestación masiva había hecho ya aumentar el número y la gravedad de las inundaciones relámpago en los últimos años, las inundacio- nes de 1998 enviaron a la ruina a muchas familias en buena situación econó- mica. Las familias ricas vendieron bueyes y tierras a precios muy bajos a los prestamistas locales y la gente pobre cayó todavía más en la miseria. Saduadamar Hat, Aminpara y Hatya son pueblos de la thana de Ulipur, al norte de Bangladesh. Ulipur es una de las zonas más pobres del país y la inundación representa una amenaza anual. Saduadamar Hat y Aminpara es- tán a un kilómetro del río Teesta, mientras que Hatya se encuentra junto al río Brahmaputra. Los ríos Teesta y Brahmaputra desempeñan un papel fun- damental en el bienestar de las personas de la thana de Ulipur. Todo el mun- do en Ulipur está en peligro por la erosión de las márgenes del río y la des- trucción resultante de tierras y casas. Los grupos de debate señalan que no existe una categoría media de bien- estar en esta zona, debido a la constante erosión de la margen del río, que ha provocado frecuentes disputas por las tierras y sorprendentes desigualdades entre terratenientes. Los participantes locales en el estudio indican que la co- munidad incluye algunas personas que tienen buenas conexiones políticas y sociales, que son grandes terratenientes y que ésta es la población más impor- tante que se ha quedado casi o por completo sin tierras debido a los ríos cam- biantes. Aunque Aminpara no se ve afectado directamente por la erosión de la margen del río, una mayoría de las familias pobres de este pueblo se traslada- ron a la zona hace varios años, después de que el río Teesta alteró su curso de forma importante. Muchas familias que lo perdieron todo en la inundación, no dejaron a sus hijos nada que heredar, a excepción de la pobreza. En la ac- tualidad, los habitantes del pueblo de Hatya viven con el miedo de que el Brahmaputra se salga también de madre y haga caer sus casas. El río está ya erosionando sus riberas y es posible que dentro de unos pocos años los resi- dentes de Hatya se vean también obligados a trasladarse. La inundación de 1998 dañó las cosechas de Saduadamar Hat y Aminpa- ra, pero respetó sus casas y carreteras. En Hatya, sin embargo, la inundación 126 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras destruyó carreteras, casas y tierras de cultivo. El cuadro 1 indica percepcio- nes por parte los grupos de debate de las grandes pérdidas de bienestar que todos han sufrido en Hatya. En los otros dos pueblos, los efectos son percep- tibles pero menos serios. Aunque unas pocas familias pudieron superar el sobresalto de la inunda- ción, hombres y mujeres de Hatya afirman que docenas de familias ricas se convirtieron en «pobres odiados» de la noche a la mañana, cuando el río su- mergió sus tierras y casas. Los que eran ya pobres experimentaron todavía un mayor malestar. Los pobres sociales, la única categoría de gente pobre con acceso al crédito, trataron de superar los estragos de la inundación tomando dinero a préstamo para replantar arroz, pero una lluvia intempestiva en no- viembre, después de la inundación, destruyó sus cultivos por segunda vez y no pudieron devolver sus préstamos. Delincuencia, violencia y acoso policial Otro riesgo importante, ampliamente tratado por participantes urbanos y ru- rales, es la falta de seguridad física en el lugar en donde viven. Las mujeres pobres de Bastuhara y Battala, así como las de muchos pueblos, dicen que se tropiezan con burlas, acoso y abuso por parte de «matones» y que no pueden moverse libremente en sus comunidades. Los hombres de las ciudades expre- san temor ante el abuso policial y la detención ilegal. En Battala, informan que los residentes están también expuestos a secuestros, extorsión y raptos en las calles. No obstante, la inseguridad en su conjunto ha disminuido signifi- cativamente en comparación con el pasado. En contraste, los residentes de Bastuhara señalan que la inseguridad debida a la delincuencia y a la corrup- ción es mucho mayor de lo que solía ser. Las comisarías de policía reciben valoraciones abrumadoramente negati- vas en todas las localidades en donde son mencionadas, excepto en un infor- CUADRO 1. Cambios en el bienestar en tres pueblos de Ulipur, desde la inundación de 1998 (porcentaje de población) Hatya Saduadamar Hat Aminpara Categoría Antes de Antes de Antes de de bienestar la inundación 1999 la inundación 1999 la inundación 1999 Rico 24 5 2 3 30 25 Pobre social 43 27 - - 10 15 Pobre desamparado 10 19 98 87 45 35 Pobre odiado 21 40 - 10 15 25 Mendigos 2 9 - - - - - No disponible. Bangladesh 127 me de opiniones contrapuestas de Fadli Pur. Los participantes en el estudio frecuentemente indican que la policía y el sistema judicial son fuentes de mie- do e inseguridad. En Bastuhara y Battala, se dice que la policía proporciona poca protección frente a los «gamberros y merodeadores» y a veces se co- menta que trabaja en connivencia con ellos. Los habitantes de barriadas y pueblos declaran al unísono que resultan frecuentes víctimas de falsas autori- dades policiales y que la policia los entrega como delincuentes para proteger a los reales culpables. Los hombres de Bastuhara llaman a sus policías recau- dadores ilegales de tasas. Los participantes en el estudio citan asimismo nu- merosos casos de falsa detención de cabezas de familia en particular y llaman la atención sobre la dificultad que ello supone para las familias pobres, cuan- do la pérdida de ingresos se combina con honorarios de abogados. «La poli- cía siempre captura a la gente inocente, en lugar de a los culpables», dicen los residentes en Battala. «La policía no hace ningún trabajo sin un soborno y no acude cuando se le informa de que están ocurriendo incidentes en la barriada. A veces, impide la entrada de la gente pobre en la comisaría de policía de la thana». Esta opinión se repite también en varios núcleos rurales. En Nurali Pur, los participantes manifiestan que tienen poca confianza en la policía: «Sin dar dinero a la policía, no es posible presentar ninguna queja en la co- misaría de la thana». La dote Grupos de debate, tanto de hombres como de mujeres, identifican a la dote como un problema urgente que enfrenta a sus comunidades. En el pasado, sólo las familias en buena situación económica entregaban la dote como un regalo, pero lentamente esta práctica se ha convertido en una tradición que se espera también de la gente pobre. Las mujeres pobres de Char Kukri Mukri informan que las cargas de la dote se han hecho cada vez peores porque al ir siendo las chicas más instruidas, resulta imposible encontrar maridos para ellas que sepan leer y escribir, sin pagar altas dotes. La presión social por la dote es grande. En Nurali Pur, Char Kukri Mukri y Bastuhara, los hombres declaran que si no pueden concertar un matrimo- nio a su debido tiempo para sus hijas, la familia corre un riesgo muy alto de ser estigmatizada y sus hijas se arriesgan a ser violadas. Shitol Bisbas, un hombre pobre de Fadli Pur, dice que se vio obligado a dar en matrimonio a su hija mayor a un hombre de 50 años: No disponía de capacidad financiera. De haberla tenido, no hubiese casado a mi hija con aquel hombre mayor. Resultaba difícil para mí esperar a casarla en un buen matrimonio, ya que era joven. Unos cuantos malos chicos musulmanes la molestaban y yo tuve miedo. Los habitantes del pueblo también me criticaban en aquella época, por no casar a mi hija a su debido tiempo. 128 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Shitol dio a su segunda hija en matrimonio cuando tenía exactamente siete años de edad, porque se consideraba demasiado viejo y empobrecido para seguir esperando más tiempo y temía por la seguridad de su hija. Las inquietudes sobre el matrimonio y las peticiones de dote se han gene- ralizado, habiendo muchas familias que reducen drásticamente su consumo a efectos de poder ahorrar para la dote. En muchos casos, en todo Bangladesh, el ahorro resulta imposible, debido a los diversos riesgos con los que se en- frentan las personas y las familias se endeudan y tienen que vender su tierra y otros activos para cubrir los gastos de la dote. Un hombre mayor de Nurali Pur dice lo siguiente: «,Cada padre pobre se queda en la miseria una vez que ha casado a sus hijas. Venden todas sus pertenencias, incluso sus casas, para poder dar la dote». Las mujeres de Purba Rasti consideran que la dote es un problema muy serio, debido a su potencial para afectar al bienestar de dos familias al mismo tiempo. Cuando se entrega la dote, ésta tiene por efecto drenar los recursos financieros de los padres de la novia, pero si su padre no cumple la exigencia de la dote, la novia podrá ser golpeada o abandonada (recuadro 3). En algu- nos casos, los novios piden la dote una y otra vez, siendo seguida la satisfac- ción de cada exigencia por una nueva petición. En Ulipur, la disminución de la violencia física contra las mujeres se con- sidera como una consecuencia del aumento en los pagos de las dotes, pero ello no implica que la capacidad de los padres para proporcionar dotes haya aumentado. Al contrario, la dote se considera como uno de los problemas más acuciantes de las comunidades de Ulipur, pero las familias ceden ante la exigencia a efectos de poder salvar a sus hijas de la violencia y la represión. RECUADRO 3. Dote, violencia y posición poco sólida le la mujer Fatema, de 20 años de edad, %cn,e con un hljo pequeño en cis de sus padres en Aminpara. Se casó antes de acabar la enseñanza secundana, en parte porque que- ria casarse s en parte porque sus padres no podían pagar el cO! re de proseguir su educación. Su marido, Mloqbul, heredó algunas tierras cultivabl s %un terreno con una granla. Pero después de su boda, los parientes políticos de Fatema persiguie- ron a Nloqbul para *ender las tierras e iniciar un negocio. Tamt ién le presionaron para que insistiese en el senrido de que Fatema aportase una d( te de su padre. de forma que él pudiera inmertir el dinero en su negocio. Pero la an hición de Nloqbul no pudo realizarse porque el padre de su mujer, un pobre carpi rero, no tenia ca- pacidad de proporcionarle ningún ripo de dote. Esto perjudicó 1; posición de Fate- ma en la famililia de su marido. Mloqbul tenia un empleo irregu ar Y pronro gasto rodo el dinero obtenido de la senta de sus tierras. A partir de e ironces, empezo a pegar a Fátirma y amenazó con abandonarla. lo que finalmente h izo. Sus suegros se nlegaron por complero a que siguiera en su casa, de form.a que r y,o que rrasladar- se con su hijo a casa de SLIS padres. Bangladesh 129 Los residentes de Nurali Pur manifiestan que sólo una mayor conciencia pública sobre el particular podrá resolver el problema de la dote. El Gobier- no ha promulgado ya leyes para detener esta práctica, pero los grupos de de- bate de dicha población consideran que las leyes por sí solas no pueden resol- ver este problema. Sugieren que el Gobierno divulgue a través de varios medios no sólo la pena por aceptar la dote, como actualmente hace, sino también los efectos de la práctica sobre las familias pobres. Los participantes de Bastuhara declaran que les gustaría ver que el Gobierno hacía cumplir es- trictamente las leyes, para poner punto final al problema de las dotes. Fuentes de vulnerabilidad y malos tratos a las mujeres E l bajo estatus de las mujeres pobres de Bangladesh en sus familias mues- Etra pequeñas pero importantes mejoras. La libertad de las mujeres para viajar, trabajar y participar en los mercados es creciente, tal como se indica más arriba, pero el alcance del cambio varía ampliamente entre las comuni- dades estudiadas. Las normas sociales imperantes continúan dejando a mu- chas mujeres pobres expuestas a los malos tratos y al abandono por parte de sus maridos. Las tendencias de la violencia contra las mujeres son muy varia- das: las mujeres pobres de algunas comunidades indican que los malos tratos domésticos están disminuyendo, mientras que en otras comunidades las mu- jeres informan que sigue siendo un problema generalizado y que incluso se hace más profundo debido a peticiones de dotes crecientes y a la tensión eco- nómica. En comunidades donde van descendiendo los malos tratos domésti- cos, las mujeres frecuentemente lo atribuyen al trabajo de ONGs que suscitan la conciencia de los derechos de género y mejoran el acceso de las mujeres al crédito y a las oportunidades de obtención de ingresos9. A pesar de los cambios en la función económica de las mujeres y a veces en su estatus social dentro de la casa, las relaciones entre hombres y mujeres en el país siguen siendo profundamente injustas. Dos signos evidentes de ello son los informes generales de violencia doméstica contra las mujeres y la inse- guridad adicional con que las mujeres dicen que se enfrentan debido a la po- ligamia. En Nurali Pur, como en cualquier otro lugar en el país, las mujeres describen un cuadro preocupante. Señalan que la incidencia de los malos tra- tos físicos y mentales a las mujeres en la casa ha aumentado entre dos y tres veces, pero el rigor de los malos tratos físicos ha disminuido en gran medida porque las mujeres han ido consiguiendo conciencia, formación y opciones. Se mencionan tres circunstancias principales como desencadenantes de la vio- lencia contra las mujeres en este pueblo: (a) los padres no proporcionan la dote, tal como estaba acordado, (b) las esposas no cuidan ya de sus maridos cuando vuelven del trabajo y (c) las mujeres no acaban sus faenas caseras a 130 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras tiempo. Las mujeres de este pueblo asocian la tasa de violencia en aumento con la creciente pobreza de la zona. Indican que los hombres están siempre de mal humor porque no pueden tomar una comida completa después de un duro día de trabajo. Las mujeres también señalan que sus actividades de ob- tención de sus propios ingresos están interfiriendo con su capacidad para lle- var a cabo las faenas caseras, por cuyo motivo sus maridos a veces les pegan y les niegan la comida. Mujeres de muchas comunidades informan sobre las dificultades para sacar adelante sus cargas de trabajo acrecentadas. Unos grupos de debate de mujeres de Bastuhara sacan en conclusión que tanto la proporción como la gravedad de los malos tratos domésticos van en aumento. Hace diez años, era típico que sus maridos les gritaran cuando esta- ban enfadados, mientras que ahora sus esposos les pegan. Las mujeres de aquella comunidad informan que son golpeadas, violadas y apuñaladas. Es- tas esposas dicen que pueden ser golpeadas si hablan alto contra la implica- ción de sus maridos en la poligamia, la prostitución, el juego y la embriaguez. Al igual que las mujeres de otras comunidades en el estudio, pueden ser tam- bién objeto de malos tratos si las peticiones de dote no se cumplen o si no se llevan a cabo las faenas de la casa. Los esfuerzos de las ONGs y de los medios han aumentado la conciencia de las mujeres pobres sobre sus derechos por contrato en el matrimonio, pero se señala que el sistema jurídico de Bangladesh no hace cumplir todavía estos derechos con ningún tipo de coherencia. En Nurali Pur, por ejemplo, los gru- pos de debate afirman que ni las instituciones del pueblo ni instituciones jurí- dicas, tales como el tribunal, proporcionan ningún tipo de ayuda si las muje- res solicitan compensación a causa de poligamia o de divorcio. En algunos casos, si un marido no proporciona regularmente alimentos a su primera mu- jer ni le concede un divorcio después de su segundo matrimonio, ella podrá tratar de conseguir que su marido le devuelva el dinero de su dote. Algunas mujeres entablan también un pleito contra sus maridos en el tribunal de la thana, pero no obtienen ningún beneficio de ello a largo plazo, dicen los par- ticipantes. Las mujeres de cuatro comunidades informan de una tendencia al des- censo en los malos tratos domésticos. En Battala, los participantes dicen que la violencia contra las mujeres, incluyendo secuestros y ataques con ácido, ha descendido de manera espectacular. Atribuyen el descenso a un cierto número de factores, incluyendo el papel de las mujeres como perceptoras de ingresos, su participación en samity (grupos de crédito de mujeres) y en clases de for- mación y de leer y escribir, sus crecientes relaciones sociales y su creciente confianza y valor para resistir los malos tratos. Las mujeres de Battala dicen que juntan fuerzas y se protegen unas a otras, si cualquier mujer en la comu- nidad es golpeada por su marido. Las mujeres del pueblo de Fadli Pur y de la thana de Ulipur, donde las ONGs han sido activas haciendo que las mujeres tengan conciencia de sus derechos y aumentando su acceso al crédito, men- Bangladesh 131 cionan descensos similares. En Ulipur, las mujeres nombraron dos factores que han contribuido a la reducción de la violencia. Uno es que los novios so- licitan y reciben ahora de los padres de las novias una dote mayor que en el pasado, lo que puede amortiguar la incidencia de los malos tratos. El segun- do factor es la práctica creciente del registro de los matrimonios. La mayor parte de los matrimonios solía llevarse a cabo en presencia de los miembros de la comunidad y mediante simple acuerdo verbal, lo que significaba que el marido podía abandonar a su mujer en cualquier momento, sin complejida- des legales. La poligamia constituye otra fuente de riesgo para las mujeres. Aunque tener muchas esposas aumenta el estatus social y económico de un hombre, las mujeres dicen que esta práctica resulta profundamente perjudicial para la seguridad de las esposas, porque puede llevar al completo abandono de ellas y de sus hijos por parte del marido. Un hombre puede recibir ingresos de to- das sus esposas, mientras que sus ingresos pueden o no pueden ser distribui- dos entre todas las mujeres. Se informa que la poligamia ha crecido ligera- mente en las zonas urbanas. Uno de los motivos es que las mujeres que emigran a las ciudades se ven a menudo acosadas por los hombres y las muje- res pueden buscar la protección física que el matrimonio aporta, incluso si se lleva a cabo con un hombre ya casado. No obstante, muchas primeras espo- sas temen a la poligamia porque los maridos a veces abandonan a sus prime- ras esposas por mujeres que pueden ganar mayores ingresos. Shabana Be- gum, una mujer pobre de Fadli Pur, dice lo siguiente: No me fío de mi marido. Puede volver a casarse. Tengo un empleo sólo para los cuatro próximos meses. No sé cómo se comportará mi marido cuanzdo ya no pueda darle dinero. No sé si continuará portándose bien conmigo o no. Si pudiera continuar mi trabajo durante los próximos tres o cuatro años, podría conseguir hacerme solvente por mí misma. No obstante, esta oportunidad de trabajo ha aumentado ya mis deseos de trabajar fuera del pueblo. Trataré de desempeñar algún nuevo puesto de trabajo en el futuro. De este modo, aunque muchas mujeres en todo el país están trabajando más duro que nunca para obtener ingresos para sus familias, sus vidas siguen siento enormemente inseguras debido a problemas generales de la dote, la poligamia y la violencia contra ellas. Instituciones de Bangladesh A nte tantos riesgos graves y frecuentes, la gente pobre dice que las institu- Aciones que responden rápidamente en una crisis son más importantes pa- 132 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras ra ellos que las instituciones que proporcionan ayuda en las necesidades con- tinuadas de su comunidad. Así, aunque los funcionarios públicos locales y otras instituciones gubernamentales son identificados a menudo como impor- tantes, los participantes en el estudio tienen poca fe o confianza en estos or- ganismos insensibles. La gente pobre depende en gran medida de los presta- mistas locales, porque aunque se les ridiculiza en todas partes, son sensibles a los problemas y atienden necesidades no cubiertas por los muchos programas de microcrédito en Bangladesh. Las ONGs, seguidas por las instituciones reli- giosas, son quienes aparecen con mayor frecuencia en las listas de los partici- pantes acerca de instituciones importantes en sus vidas. Calificaciones deficientes para el gobierno local Tanto en núcleos rurales como urbanos, los funcionarios locales obtienen evaluaciones variables. Los grupos de debate consideran a los presidentes lo- cales o miembros de la unión parishad (UP, consejo local) y a otros funciona- rios gubernamentales como importantes, pero a menudo corruptos e inefica- ces. En ninguna de las localidades, se considera accesible la UP o responsable ante la gente pobre. Los participantes en el estudio de Nurali Pur informan que los oficiales de la thana son corruptos, no responden ante nadie por sus «actos poco honestos» y sólo muestran respeto por los ricos. Comentan que los miembros y presidentes de la UP únicamente visitan el pueblo justo antes de las elecciones y nunca cumplen sus promesas electorales una vez elegidos. En Fadli Pur, la gente pobre señala que los presidentes de la UP cargan tasas ilegalmente por los certificados de nacionalidad y muestran favoritismo al arreglar las controversias de la comunidad. En Halkerchar, Char Kukri Mu- kri, Fadli Pur y Battala, los grupos informan que las autoridades locales dis- pusieron en beneficio propio del flujo de beneficencia y de otro tipo de asis- tencia pública prevista para familias pobres. En unas pocas zonas rurales, sin embargo, los presidentes locales son valorados por los hombres pobres por su papel al arreglar controversias en el tribunal del pueblo (salish), distribu- yendo artículos de ayuda y expidiendo certificados de ciudadanía. En Purba Rasti, Hiranadi Kulla y Battala, las autoridades locales recibieron una valo- ración relativamente positiva por su ayuda con asistencia adecuada durante la inundación de 1998. Las mujeres resultan particularmente excluidas de la participación en asuntos cívicos de sus comunidades. A pesar de la legislación, que apoya la participación de las mujeres en las elecciones y de su derecho a mantener car- gos electos de la UP, las mujeres de los núcleos rurales visitados de Bangla- desh informan que en la práctica poco ha cambiado, ya que los hombres elec- tos o bien suprimen la participación de las mujeres o bien asumen sus funciones. Las mujeres de Char Kukri Mukri y de la thana de Ulipur indican que desafían la represión policial para votar en las elecciones locales, pero a pesar de su activismo las funcionarias quedan todavía excluidas del salish. En Bangladesh 133 Nurali Pur, las mujeres han conseguido ahora el derecho de asistir a las reu- niones del salish, pero no pueden exponer ningún tipo de opiniones. Incluso en Battala, las mujeres mencionan que los hombres tadavía representan el principal papel en la toma de decisiones de la comunidad, aunque en algunos casos soliciten las opiniones de las mujeres. Dependencia de los prestamistas Aunque la gente pobre informa sobre varias oportunidades de microcrédito en Bangladesh, los prestamistas privados continúan medrando tanto en co- munidades rurales como urbanas. A pesar de sus exorbitantes tipos de interés y de la implacabilidad en la recuperación de los préstamos, los prestamistas son apreciados por la gente pobre porque ofrecen fácil acceso al préstamo y condiciones flexibles. A diferencia de los planes de crédito públicos, privados y de las ONGs, centrados en apoyar la generación de ingresos u, ocasional- mente, la mejora de la casa, los prestamistas concederán un préstamo para cubrir la dote, emergencias de salud, alimentos, y otras necesidades apre- miantes. La gente pobre señala, sin embargo, que su dependencia de los pres- tamistas les hace muy vulnerables a la pérdida de cualquier tipo de bienes es- casos que puedan tener y a crecientes ciclos de endeudamiento. Los participantes de la thana de Ulipur mencionan que pueden tomar di- nero a préstamo del prestamista «en cualquier momento y por cualquier mo- tivo». Los hombres dicen que toman dinero a préstamo durante el «periodo de inactividad» para cubrir los gastos de viaje a la ciudad para encontrar tra- bajo. Incluso los niños pobres pueden endeudarse con los prestamistas (re- cuadro 4). Los prestamistas no ofrecen crédito sin colateral o un contrato de trabajo y, tal como explica un participante de Nurali Pur, «La mayor parte de quienes reciben un préstamo de un prestamista para hacer frente a un impre- visto repentino, terminan amortizando el préstamo mediante la venta de sus bienes». Los hombres de Nurali Pur indican que el prestamista desaloja enér- gicamente a la gente de sus casas por no amortizar las deudas a su debido tiempo. Algunas personas en el estudio describen cómo fueron golpeados por una serie de imprevistos que les llevaron a fuertes deudas con los prestamistas. Abu Ziad, de 50 años de edad, vive en Purba Rasti con su esposa y tres hijos. Hace varios años, ganaba Tk 2.000 (US$ 40) al mes como instalador de po- zos artesianos y su familia vivía holgadamente. Pero de repente, su patrono se declaró en quiebra y Ziad perdió su puesto de trabajo. Poco después de ello, empezó a acumular deudas. Tuvo que tomar prestado Tk 12.000 (US$ 245) para resolver un litigio sobre su casa. Entonces, se le presentaron los sínto- mas de una hernia, mientras que trabajaba llevando un «rickshaw» y tomó prestado Tk 15.000 (US$ 305) para el tratamiento. Mientras que él se estaba reponiendo, su mujer cayó enferma, lo que requirió Tk 8.000 adicionales (US$ 160) para atención médica. Debilitado por su operación de hernia, Ziad 134 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Recuadro 4. Los niños contraen deudas', Abandonado por sus padres separados. Mizan, de 12 años de edad, ha estado vi- yiendo desde su infancia con sus abuelos maternos en Nural Pur. NMizan nunca asistió a la escuela y empezó a trabajar cuando tenía 10 años Su primer trabajo fue para un presramista que le pagaba sólo con comida. Pero 9 ' puso enfermo, de- bido a la fuerte carga de trabajo, de modo que empezó a trabaj r en el campo. En- contró trabajos en el periodo conmprendido entre Kartik (oc. ubre-no.iembre) hl.zgh (enero-febrero) Y en Baisbaki7 ¡abril-mavo). El resro de año se dedica a la pesca. Gana enrre Tk 10 y Tk 20 ide 20 a 40 cenitavos> al dia. igeramente por en- cima del precio de un kilogramo y medio de arroz. El unpor e tluctuante de los sueldos alcanza su máximo en Baishakt. y sólo entonces pued M izan permírirsc tomar dos comidas equilibradas al día. En el periodo de carestía de 1999. M-tizan tomó prestado Tk 300 (US$ 6) de un prestamista. Aunque es demasiado ¡oven todac{ía para ser un p estarario creible, el prestamista le concedió un anricipo sobre la base de la aptitud isica de lizan pa- ra trabajar en el campo. El préstamo no incluía colateral, pero exigía que NMizan cosechase arroz en el proximo Baishakh a un precio bajo. Mit, an no disponia de orra alternativa que no fuera aceptar esro. Mizan trató de ob ener ayuda de una ONG. pero quedó descalificado porque no tenía la capacidad e cumnplir la condi- ción de depositar los ahorros mensuales. dejó el negocio del «rickshaw» y tomó prestado Tk 15.000 (US$ 305) para iniciar un negocio de pesca. Desafortunadamente, tuvo que utilizar una bue- na parte de aquel préstamo para reconstruir su casa y y amortizar sus demás préstamos. Entonces se produjo la inundación de 1998. Poco después de ello, su hija mayor se casó y necesitó tomar prestado Tk 10.000 (US$ 200) para pagar la ceremonia de matrimonio y la dote. Su deuda total asciende ahora a Tk 40.000 (US$ 815) y no sabe cómo va a amortizarla. La gente pobre tiene poca confianza en los bancos comerciales o en el ac- ceso a los mismos. Los participantes en dos grupos de Dewangonj mencionan que no pueden conseguir un préstamo bancario, porque carecen de tierra o de cualquier otra propiedad que sirva de colateral. Para obtener crédito a tra- vés de un banco comercial, los participantes dicen que tienen que pagar un soborno mediante un intermediario financiero. Se menciona que sólo unas pocas familias ricas de Nurali Pur pueden obtener préstamos de un banco co- mercial y lo hacen así con relativa facilidad. ONGs: fiables y honradas Las organizaciones no gubernamentales que dirigieron la investigación en las comunidades donde tenían programas, descubrieron que eran las únicas insti- tuciones que recibían constantemente altas valoraciones. Las ONGs inspiran evaluaciones favorables porque reaccionan con interés en las crisis, son respe- tuosas e incluyen a la gente pobre en la adopción de decisiones. Los programas Bangladesh 135 ONG de las comunidades en el estudio son de gran alcance e incluyen micro- préstamos, formación, educación, empleo, repoblación forestal y ayuda para casos de desastres'0. Muchas actividades ONG eligen como objetivo específico de sus programas a las mujeres pobres, que de otro modo quedarían sin aten- der. Aunque la gente pobre aprecia mucho a las ONGs, encuentran también co- rrupción en algunas de ellas y añaden que muchos programas ONG no llegan a alcanzar, o incluso excluyen activamente, a los grupos más pobres. En los tres pueblos visitados en Ulipur, los hombres valoraron a la ONG Proshika como la institución más importante, debido a que su personal tra- baja en estrecha relación con los habitantes del pueblo y les ofrece ayuda pa- ra tratar con la administración y el tribunal de la thana. En Purba Rasti, Proshika goza también de alta consideración al proporcionar crédito, educa- ción y programas de formación así como espacio de reunión para hombres y mujeres en la escuela dirigida por la ONG. Además, la gente pobre reconoce que las ONGs y el samity les proporcionaron su primera oportunidad de par- ticipar en la toma de decisiones. La gente pobre de todo Bangladesh también sabe apreciar a las ONGs en épocas de crisis. Los habitantes del pueblo de Nurali Pur indican que Con- cern responde rápidamente una vez que ocurren los desastres naturales. En las inundaciones de 1988, 1993 y 1998, Concern proporcionó a los habitan- tes del pueblo alimentos, alojamiento, ropa y facilidades de tratamiento, jun- to con la reconstrucción del pueblo. En Fadli Pur, la organización buscó a las mujeres más pobres afectadas por las inundaciones de 1998 y les ofreció tra- bajo como cuidadoras de árboles situados al borde de la carretera, que habían sido plantados con arreglo a un programa de repoblación forestal. Las muje- res de Hatya recuerdan que Proshika les proporcionó un nuevo pozo artesia- no y una letrina para la comunidad, así como ayuda durante las inundacio- nes. De un modo parecido, grupos de debate de Battala dicen que Proshika les ayudó a recuperarse después de que su barriada estuviera ardiendo duran- te dos días. Algunas mujeres pobres comparten alentadoras experiencias acerca de la gradual acumulación de ahorros y activos (recuadro 5). Las opiniones sobre las ONGs no son uniformemente positivas, sin em- bargo. Los participantes de Nurali Pur dicen lo siguiente de un grupo activo en la comunidad: Los más pobres de entre los pobres no pueden inscribirse como miem- bros del grupo. En un desastre natural, sólo los miembros del grupo reciben ayuda de ellos. El auxilio que obtienen resulta totalmente insuficiente para los miembros. El personal de la ONG actúa mal con los miembros del grupo, si no amortizan el préstamo a tiempo. En varias comunidades, por otra parte, las mujeres pobres indican que los beneficiarios de planes ONG son típicamente mujeres en buena situación 136 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras RECUADRO 5. Pequeños préstamos ayudan a alg4¡nas mujeres Anisa se casó con Keramat, en conrra de la voluntad de su fami ia, y no recibe ayu- da de ellos. Al principio de su matrimonio, Keramar rrabajab en una fábrica de pilas, pero perdió su empleo en 1985 y ha sido insolvente desd entonces. Una vez que él hubo perdido su puesto de trabajo, Anisa rrabajó co o sirvienta durante tres años. pero no podía mantener sus responsabilidades familí res al mismo tiem- po y el precio de su alquiler aumentó. Se mudaron a Battala y Keramat empezó a pegarle a Anisa frecuentemenre, cuando volvía borracho a casi. En aquella época, un trabajador de campo de Proshika visito la barnada y Anis ingreso en la aso- ciación en noviembre de 1998. Depositaba Tk 5 110 centavos) emanales y recibia tormación de desarrollo y organizanva, impartida por Proshik . Ella tomói presta- do entonces Tkc 200 (USS 4) de un plan de crédito para pe eñas empresas de Proshika. Ganaba TkI 300 (US$ 6) al mes, invirtiendo el din< ro en un garaje de <«rickshawvs» propiedad de un amigo de Keramat. Más tarde, tomó prestado Tk 5.000 adicionales (ULS$ 100) y Tk 8.000 (US$ 160) de Proshi a Y continuó invir- riendo. Amortizó el préstamo y redujo los gastos familiares. A quiñio tierras y re- cibió ulteriores préstamos de Proshika. Además, entió a su h ¡a a World Vision, que proporciona ropa, libros y tratamiento médico. Anisa vive hora bien y ha lle- gado a ser propietaria de tierras > de un negocio de «rickshaws económica, que tienen algunos bienes o una fuente regular de ingresos, que les permite ahorrar dinero. Las personas que no pueden aportar un ahorro semanal son excluidas de muchos planes de crédito rotatorio. Aseea Begum, una viuda pobre de Khaliajuri, dice así: «Antes, nadie me concedía un présta- mo. Si lo solicitaba, me daban un kilogramo de arroz o Tk 5 o Tk 10 en con- cepto de limosna. No tuve ninguna oportunidad de hacerme miembro de una ONG, porque no tenía capacidad para depositar ahorros>». Otras mujeres dicen que las actividades emprendidas con los préstamos, tales como la cría de ganado vacuno o de aves de corral, horticultura domés- tica o pequeño comercio proporcionan únicamente ingresos intermitentes o pequeños, que no resultan suficientes para sacarles de la pobreza. Instituciones religiosas: importantes pero limitadas Aunque los pobres consideran a la mezquita como una institución importan- te y fiable en sus comunidades, expresan a menudo el deseo de que las insti- tuciones religiosas locales estuvieran más dispuestas a proporcionar ayuda fi- nanciera durante las crisis. En Fadli Pur, la confianza del pueblo en la mezquita procede de su práctica de acudir a un imam (quien dirige la ora- ción) a pedir una bendición, que les ayude a superar los problemas sociales y los desastres naturales. En el núcleo urbano de Battala, los grupos de debate afirman pura y llanamente que la mezquita no sirve en tiempos de crisis. De un modo parecido, un grupo de debate de hombres de la thana de Ulipur Bangladesh 137 concede al madrasa (maestro islámico tradicional) muy poca importancia, ya que no puede proporcionar ninguna ayuda de tipo financiero o social cuando una familia se encuentra en situación de urgente necesidad. Se encontró una excepción en Gowainghat, donde algunos hindúes pobres viven en tierras propiedad del templo y consideran, por tanto, que sirve de apoyo para sus medios de vida. Algunos pobres, incluyendo grupos de debate de mujeres de Battala y Purba Rasti, expresan la opinión de que las mezquitas excluyen y discriminan frente a la gente pobre, y en especial mujeres pobres, en sus pro- cesos de toma de decisiones. Conclusión Ha habido sólo cambios moderados en las tasas de pobreza de Bangla- desh y las cifras de gente pobre no van a disminuir de manera especta- cular sin grandes cambios económicos, institucionales y sociales. Muchas personas de Bangladesh dicen que se sienten destinados a ser pobres por el simple hecho de «haber nacido pobres». Siguen siendo pobres, afirman, debi- do a los trabajos poco fiables, escasos, arriesgados y estacionales con una re- tribución escasa, a los desastres naturales repetidos y a la trampa del endeu- damiento, la presión demográfica, la enfermedad y la dote. Las mujeres pobres se enfrentan con la carga adicional de ganar salarios muy inferiores a los de los hombres, mientras que soportan presiones sicológicas y malos tra- tos físicos en sus casas y comunidades, así como la amenaza de la poligamia. A los participantes de todas las comunidades en el estudio, les gustaría poder ver instituciones humanitarias y fiables que trabajasen a favor de los pobres y no en contra de ellos. La gente pobre no cree que el Gobierno esté de su par- te. Aprecian la buena labor de las ONGs, por modesta que sea. A pesar de los enormes problemas, hombres y mujeres tienen muchas ideas creativas acerca de lo que podría hacerse para mejorar sus vidas y pro- tegerles de imprevistos. Los habitantes de la barriada urbana de Bastuhara sostienen que su inseguridad podría ser resuelta si tuvieran ocasión simple- mente de establecerse en un lugar permanente, sin miedo a ser expulsados de tierras del gobierno. Con un albergue seguro, esperan que el Gobierno em- prenderá ulteriores iniciativas y proporcionará agua y electricidad. También desean que se adopten medidas para protegerles del acoso de la policía y de los «matones forasteros». Las mujeres pobres de la thana de Ulipur creen que su tradicional habilidad como costureras podría transformarse en ingresos con algún capital inicial y ayuda de mercado de una ONG. Los residentes de Nurali Pur declaran unánimemente que podrían resolver muchos problemas por sí mismos si tuvieran trabajo y urgen al Gobierno, a los líderes políticos y a las ONGs a dar un paso hacia adelante y a ayudar a crear estas oportuni- dades económicas. 138 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Es evidente que el acceso a empleos e ingresos reduce el hambre y la vulne- rabilidad. No obstante, los esfuerzos del gobierno para crear empleos, junto con las actividades ONG de generación de ingresos, no resultan suficientes pa- ra contrarrestar el desempleo generalizado y ni siquiera está en la agenda la cuestión de dar acceso a más gente a la tierra y a otros recursos. Tampoco está alcanzando el microcrédito a suficiente gente pobre, ya que las comunidades dependen todavía en gran medida de los prestamistas privados explotadores. Mientras tanto, la falta de redes de seguridad para las personas afectadas por las inundaciones, que carecen de bienes, contribuye a su situación desesperada. Se han llevado a cabo muchos estudios sobre la pobreza en Bangladesh y los problemas que se documentan en ellos son bien conocidos, habiendo for- mado parte durante largo tiempo del debate sobre el desarrollo del país. El presente estudio permite a la gente pobre hablar por sí misma acerca de sus experiencias y opiniones, así como de sus esperanzas y temores. Las acciones de la gente pobre no resultan suficientes por sí mismas, sin embargo, para tratar muchos aspectos de la pobreza y de la vulnerabilidad. La reducción de la pobreza requiere un cambio a nivel de todo el sistema, que depende del compromiso político. Acabamos planteando una serie de cuestiones: / ¿Puede el presente estudio suponer una aportación para suscitar un compromiso político que se aplique a las urgentes necesidades de des- arrollo del país? 1 ¿Qué tipo de actuaciones a largo plazo se necesitan para crear puestos de trabajo, aumentar los bienes de la gente pobre y protegerlos con re- des de seguridad efectivas? / ¿Cómo pueden diseñarse de nuevo el microcrédito y la actividad pres- tamista privada, que coexisten por todas partes en las zonas rurales, para ayudar a la gente pobre a constituir sus activos y a reducir su ex- posición al hambre y a los imprevistos? Muchas fuentes de vulnerabilidad y exclusión de la gente pobre se en- cuentran profundamente enraizadas en prácticas socioculturales tales como la dote, la indiferencia por la gente pobre en la comunidad y la falta de pre- sencia de las mujeres en el mercado. No hay soluciones fáciles e inmediatas. Además, existe una urgente necesidad de acabar con la discriminación frente a la gente pobre en hospitales gubernamentales, por parte de la policía y en los consejos locales. .f ¿Qué tipo de acciones sociales concertadas puede ayudar a eliminar gra- dualmente aquellas prácticas que excluyen y degradan a la gente pobre? / ¿Cómo se puede hacer que las autoridades públicas sean más res- ponsables de sus actitudes y comportamientos, despreciativos hacia los pobres? ¿Cómo se puede mejorar la calidad de los servicios pú- blicos? Bangladesh 139 J Ninguno de los programas gubernamentales o de las ONG está redu- ciendo el número de los pobres odiados o del fondo. En todo Bangla- desh, su número llega a ser muy grande. ¿Qué se puede hacer para ayu- darles? 140 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras CUADRO 2. Comunidades en estudio de Bangladesh COMUNIDADES RURALES Saduamar Hat, Ulipur es una thana afectada por la pobreza, en la parte septen- Aminpara, Hatya, trional de Bangladesh. Los residentes están fuertemente polari- thana de Ulipur, zados entre ricos y pobres. La zona está expuesta a la erosión pob. 12.000 de la orilla del río y depende en gran medida del trabajo asala- (est.) riado agrícola, lo que se traduce en un alto nivel de migración en las estaciones agrícolas de carestía. La thana dispone de muy buenas infraestructuras y redes de carreteras. Hay una es- cuela primaria en Saduadamar Hat, así como una escuela reli- giosa de gestión privada. Los tres pueblos no disponen de fácil acceso a los servicios médicos. Diara, Una mala infraestructura aísla a esta zona del resto de la ciu- Laxmipur, Dion, dad. Depende del trabajo asalariado agrícola, y la escasez de thana de Nachol, puestos de trabajo es fuerte. Las tierras se caracterizan por su pob. 9.000 baja fertilidad y los cultivos dependen excesivamente del riego (est.) por agua subterránea. Los habitantes de estos pueblos no tie- nen fácil acceso a los servicios médicos o educativos y tampoco disponen de electricidad. Halkerchar, Un terraplén de control de inundaciones separa al pueblo del thana de río Jamuna. Los hombres trabajan principalmente como jorna- Dewangonj, leros o en la agricultura y la pesca. La mayoría de las mujeres pob. 2.250 son amas de casa y muchas también recogen y venden leña y estiércol de vaca. El pueblo dispone de una escuela primaria gubernamental, un instituto de grado inferior y una escuela primaria de carácter informal, llevada por una ONG. Un mer- cado muy pequeño está situado en medio del pueblo. La mayor parte de los habitantes del pueblo son musulmanes. Char Kukri Mukri, Esta comunidad, situada en una llanura sujeta a inundaciones thana de del río, se encuentra aislada de la tierra firme y depende de la Charfession, silvicultura y de la pesca de captura. Las principales fuentes de pob. 7.000 medios de vida para los hombres son la agricultura, la pesca y el trabajo como jornaleros. Las mujeres son generalmente amas de casa, aunque ocasionalmente pescan, recogen leña, crían vacas y cosen. Las vidas y medios de vida de los habitan- tes de esta zona se ven frecuentemente amenazados por ciclo- nes, grandes mareas y la erosión de la orilla del río. Hay cinco escuelas, una de ellas dirigida por el gobierno y un gran merca- do. La zona carece de electricidad. La mayor parte de los habi- tantes del pueblo son musulmanes. Bangladesh 141 COMUNIDADES RURALES (continuación) Nurali Pur, El pueblo está situado a la orilla del río Dhanu. Los medios de thana vida dependen del trabajo asalariado agrícola y de la pesca de de Khaliajuri, captura. No hay escuela en el pueblo, electricidad, centro mé- pob. 642 dico primario ni teléfono. Estos servicios están disponibles en la cabecera de distrito, que se encuentra a unos once kilóme- tros de distancia. Fadli Pur, Esta zona, fuertemente dependiente de la agricultura, se ve thana también seriamente afectada por las inundaciones relámpago. de Gowainghat, Los hombres se ganan la vida como agricultores, pescadores y pob. 259 jornaleros. Otros se dedican al pequeño comercio. La mayoría de las mujeres son amas de casa y muchas también cultivan le- gumbres, crían aves de corral y tejen cestas de bambú. Hay una escuela primaria gubernamental en el pueblo, pero la asistencia a clase es muy escasa durante la estación de las lluvias. No hay oficina de correos, ni electricidad, ni centro médico pero están disponibles a doce kilómetros de distancia en la ciudad de dis- trito. Purba Rasti, Situado entre la ciudad de distrito de Madaripur y un río mo- thana vedizo, el pueblo tiene una extraordinaria densidad de pobla- de Madaripur, ción y hay una fuerte competencia por las parcelas agrícolas. pob. 12.000 Los hombres dependen fuertemente del trabajo asalariado y trabajan en el sector laboral de tipo informal y urbano. Algu- nas mujeres están empleadas como sirvientas en el pueblo y en la ciudad. El pueblo dispone de electricidad, pero sólo de un único pozo artesiano manual para el agua. No hay escuela pri- maria de dirección gubernamental, pero una ONG nacional di- rige escuelas primarias de carácter informal en el pueblo, junto con una escuela (legalmente constituida) semi-gubernamental. Hiranadi Kulla, En este pueblo, situado cerca de una zona de tratamiento de thana de Dhamrai, exportaciones*-, tanto hombres como mujeres dependen del pob. 2.000 empleo en la fábrica, complementado por la agricultura. El pueblo está densamente poblado y la infraestructura de comu- nicaciones es de baja calidad. Hay una escuela primaria guber- namental y una escuela de carácter informal dirigida por una ONG. Aparte del centro médico de la thana, los habitantes del pueblo no tienen ningún tipo de acceso a servicios de asistencia sanitaria. * Una zona industrial donde se fabrican o tratan los artículos destinados a la exportación, prin- cipalmente prendas de vestir. 142 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras COMUNIDADES URBANAS Battala, Esta barriada de alta densidad de población posee dos escuelas ciudad de Dhaka, de carácter informal, un bazar, una mezquita y unas pocas tien- pob. 10.000 das. Los residentes trabajan principalmente en el sector extrao- ficial, como conductores y jornaleros. Hay conexiones de agua y electricidad, pero el suministro de agua es irregular y no se dispone de alcantarillado. Bastuhara, La barriada está situada en la zona más concurrida de Chitta- ciudad gong y la mayor parte de las casas están construidas de varas de Chittagong, de bambú. Las principales fuentes de recursos para los hom- pob. 3.000 bres consisten en conducir camiones y trabajar como jornale- ros. Las mujeres trabajan en las fábricas de prendas de vestir o como sirvientas. Hay una escuela primaria extraoficial y algu- nos servicios de saneamiento, pero no son suficientes. La co- munidad es musulmana y hay una mezquita. Bangladesh 143 Notas 1. El estudio fue coordinado por Md. Shahabuddin y el trabajo de campo fue di- rigido por Rashed un Nabi, Dipankar Datta, Subrata Chakrabarty, Masuma Begum y Nasima Jahan Chaudhury. El equipo de estudio incluía asimismo a Mostafa Zainul Abedin, Shukhakriti Adhikari, Dil Afroz, Selina Akhter, Zaed Al-Hasan, Khodeja Be- gum, Morzina Begum, Hasibur Rahman Bijon, Pradip Kumar Biswas, Lipi Daam, Ni- junja Debnaht, Bijoy Kumar Dhar, S.M.Tozammel Haque, Emarat Hossain, Tariqul Islam, Iqbal Hossain Jahangir, Roji Khatun, Shohel Newaz, Moshfeka Jahan Parveen, Rajia Pervin, Amjad Hossain Pintu, A. K. M. Azad Rahman, Ashekur Rahman, Miza- nur Rahman, Abdus Salam, Shofikus Saleh, Mezbah Uddin Shaheen, Afroza Sultana y Al-Haz Uddin. 2. Bangladesh está dividido administrativamente en divisiones, distritos, thanas, uniones y pueblos. Hay 490 thanas en el país. 3. World Bank, «Bangladesh: From Counting the Poor to Making the Poor Count» (Poverty Reduction and Economic Management Network, South Asia Re- gion, abril de 1998), 6. La línea superior de pobreza está basada en los gastos requeri- dos para consumir 2.122 kilocalorías al día por persona, más un grupo fijo de artícu- los esenciales no alimenticios. En la línea inferior de pobreza, si una persona compra algo que no sea comida reducirá los gastos de alimentación por debajo de las calorías mínimas indicadas más arriba. El coste de los productos alimenticios y no alimenti- cios se ha calculado para varias regiones. 4. World Bank, World Developrnent Indicators 2001, (Report 22099, abril de 2001), 12. 5. World Bank, «Memorandum of the President of the International Develop- ment Association and the International Finance Corporation to the Executive Direc- tor on the Country Assistance Strategy for the People's Republic of Bangladesh» (8 de febrero de 2001), 2. 6. World Bank, «Bangladesh: From Counting the Poor«, 6. 7. El Gobierno de Bangladesh y el «World Food Programme» utilizaron índices compuestos de siete indicadores sociológicos y ambientales para agrupar a los subdis- tritos en cuatro clasificaciones: pobreza muy alta, pobreza alta, pobreza moderada y pobreza baja. 8. En el pueblo de Halkerchar, por ejemplo, el equipo de investigación le pidió a la ONG que trabajaba en esta comunidad que organizase una reunión con mujeres pobres. Más de 75 mujeres acudieron a esta reunión. 9. World Bank, «Memorandum of the President», 3. 10. Tal como se indica en la introducción, la muestra de Bangladesh incluye principalmente a comunidades donde las ONGs son activas y los programas de gene- ración de ingresos y de conciencia social de muchas ONGs están especialmente dirigi- dos y benefician a las mujeres pobres. Por este motivo, las tendencias de violencia en esta muestra no deberían ser consideradas representativas de condiciones más gene- rales. 11. Hay que observar que el estudio en Bangladesh fue dirigido por Proshika, Concern Bangladesh y ActionAid Bangladesh. Seleccionaron comunidades en las que tenían programas en marcha, tanto para agilizar su entrada en las comunidades (dada 144 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras - l ~ ~ una fecha límite de investigación muy ajustada) como para facilitar el seguimiento de los resultados del estudio. Para información sobre el proceso de estudio global, meto- dología y muestreo, ver capítulo 1 de Crying Outt for Change, vol. 2 de Voices of the Poor (New York: Oxford University Press, 2000). Bangladesh 145 India Logros y estancamiento en Bihar y Andhra Pradesh Somesh Kumar1 Lokesh Singh, de 40 años de edad y padre de dos hijos, es un Bhumij, perte- neciente a la casta guerrera Singhbhum. Lokesh es una de las personas más pobres en el remoto pueblo de Geruwa y ha sido golpeado por la tragedia in- interrumpidamente. Perdió a sus dos hermanos en un accidente y su mujer fa- lleció hace tres años. Hace dos años, cayó enfermo de tuberculosis. Lokesh ya no es propietario de tierra alguna y vive con sus dos hijos en una pequeña choza que se desmorona. Ni el hijo ni la hija han ido nunca a la escuela. Geruwa se encuentra en la franja de la reserva natural de Dalma, en el Bihar meridional. Pueblos como Geruwa están sujetos a frecuentes ataques por parte de los elefantes, ya que los asentamientos humanos invaden los hábitats naturales. Los agricultores locales dicen que la amenaza del elefan- te hace que sea temerario ampliar o diversificar sus cultivos. Para llegar a fin de mes, muchos habitantes del pueblo de Geruwa recorren un sendero tortuoso de doce kilómetros de longitud hasta la ciudad de Tatanagar, para vender mercancías en la calle. Una vez que empieza la estación de las llu- vias y que el camino queda inundado, esta fuente de ingresos queda cortada para todos, excepto los hombres robustos que puedan escalar las colinas rocosas. Hay trabajo para Lokesh en un horno de ladrillos local, que paga 35 ru- pias (81 centavos) al día, pero su salud no es buena y no ha podido trabajar mucho últimamente. Sabe muy bien que sin sus ingresos no podrá dar de co- mer a sus hijos, adquirir su medicación o sobrevivir por mucho tiempo. Para conseguir dinero destinado a alimentos, los niños van de vez en cuando al bosque para cortar madera y vender leña en el mercado semanal de Jamshed- pur, situado a ocho kilómetros de distancia en la ciudad de Maango. 147 Los gastos domésticos mensuales de Lokesh ascienden a cerca de Rs. 700 (US$ 16,25 en el momento de este estudio). Ello incluye dos kilogramos de arroz diarios, así como legumbres, azúcar, sal y aceite. Él obtiene su cupo de ración de la tienda del SDP (Sistema de Distribución Pública) en Bonta y ad- quiere otros elementos necesarios para la casa en el mercado de Jamshedpur. Cada vez que visita a un médico particular, tiene que pagar unos honora- rios de consulta de Rs. 40. El importe de sus medicinas asciende al menos a Rs. 400 mensuales (más de US$ 9). Estima que los alimentos que le prescri- ben, incluyendo cebada y fruta, cuestan alrededor de Rs. 300 (cerca de US$ 7), lo que no está a su alcance. Dice que ni siquiera piensa ir a recibir las transfusiones de sangre recomendadas, porque cada frasco de sangre cuesta Rs. 100 (más de US$ 2). La choza familiar requiere reparaciones urgentes, pero Lokesh no sabe cómo obtener los recursos para llevarlas a cabo. Estima que el heno le costa- ría Rs. 950; los troncos, Rs. 900; cuerda, Rs. 150; bambú, Rs. 100 por cinco trozos; y palos, Rs. 200. Cualquier remiendo adicional, utilizando arcilla, le costaría otras Rs. 3.000. T ombres y mujeres pobres de diez comunidades de los Estados indios de H1Bihar y Andhra Pradesh participaron en este estudio. Al igual que Lo- kesh, otros participantes en el estudio informan con frecuencia de que la en- fermedad o la muerte de un miembro de la familia pone a todo el entorno fa- miliar directo en situación de fuerte endeudamiento y convierte su vida en una batalla diaria por la supervivencia. Incluso aquellos en el estudio que no han tenido que soportar semejantes sobresaltos, dicen que encontrar un ca- mino de salida de la pobreza sigue siendo extremadamente difícil, porque las oportunidades de ganarse la vida continúan siendo precarias y mal pagadas. Al mismo tiempo, los participantes en el estudio señalan que en los últimos años han tenido mejor acceso a los servicios públicos y mayor compromiso con el sector privado y las ONGs y que estos avances han aliviado un tanto sus dificultades. Muchas personas en el estudio perciben también un mayor sentido de la libertad ahora y describen ciertos cambios, pequeños pero im- portantes, al rebajar las tradicionales barreras de casta y aumentar las opor- tunidades de la mujer. India es la mayor de las democracias del mundo y una de las que posee una mayor diversidad cultural. Aunque el crecimiento económico global de la India, la reducción de la pobreza y los beneficios sociales experimentaron un impulso desde mediados de los años 70, la mala gestión de los asuntos públi- cos envió al país a una seria crisis presupuestaria a finales de los años 80. La respuesta del gobierno ha consistido en iniciar reformas económicas impor- tantes, aportando una mayor competencia y apertura a muchas áreas econó- micas y estimulando tasas de crecimiento muy elevadas. El gobierno central 148 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras está también devolviendo muchas responsabilidades de prestación de los ser- vicios públicos a los Estados. El crecimiento del PIB resultó por término me- dio de un 7 por ciento anual para el periodo comprendido entre 1993 y 1997, sin precedentes, y ha sido por regla general del 6 por ciento desde en- tonces2. La renta per cápita en la India pasó de US$ 390 a US$ 440 entre 1990 y 19993. Los últimos años han traído consigo la transición económica y un crecimiento rápido continuado, pero la pobreza ha disrninuido con mayor lentitud de lo esperado. El Gobierno ha estado fuertemente comprometido en la reducción de la pobreza y ha hecho grandes inversiones durante décadas en infraestructura, elaborando un amplio plan de distribución de alimentos y muchos otros pro- gramas anti-pobreza. Tal como atestigua este estudio, algunas de dichas ini- ciativas han catalizado el desarrollo y reducido el hambre y la inseguridad ex- tremados, pero la pobreza sigue siendo todavía un gran desafío al desarrollo. Según las cifras del Banco Mundial, la India tiene unos 433 millones de per- sonas que viven con menos de US$ 1 al día, cifra que representa el 36 por ciento de los pobres del mundo. Las propias estimaciones oficiales de la India indican que el 36 por ciento de su población, 350 millones de habitantes, son pobres4. Tres de cada cuatro personas pobres viven en zonas rurales5. Un aspecto clave de la pobreza en la India es la gran diversidad existen- te en los niveles de privación y de desarrollo social a través de los Estados. El cuadro 1 incluye datos correspondientes a los dos Estados del presente estudio, subrayando marcadas diferencias en las tasas de pobreza y una se- paración más pequeña en los indicadores de desarrollo social. Andhra Pra- desh tiene una de las tasas de pobreza más bajas del país y Bihar tiene la más alta. CUADRO 1. Indicadores económicos y sociales de Andhra Pradesh y Bihar Población Tasa de Tasa de Tasa de ¡998 pobreza alfabetización mortalidad infantil (millones) 1993-94 1997 1997 (por 1.000 nacimzientos vivos) _XnJhra Pradesh -5,I 21.9 %4.0 63.1 Bihar 99,2 55,2 49,0 71,3 Nota: Los datos de pobreza de este cuadro están basados en la línea de pobreza oficial de la India. Fzuente: World Bank, ,Memorandum of the President of the International Bank for Reconstruc- tion and Developnment, the International Development Association and the International Finance Corporation to the Executive Directors on a Country Assistance Strategy of the World Bank Group for India» (27 de junio de 2001), 2. India 149 Andhra Pradesh es un Estado reformista de primera línea, que ha llama- do mucho la atención por su estrategia de alivio de la pobreza denominada Vision 2020. Alrededor del 70 por ciento de su mano de obra se concentra en la agricultura. Varias industrias principales, que incluyen máquinas herra- mientas, productos farmacéuticos, construcción de barcos y equipo electróni- cooperan a lo largo del Estado. Hyderabad, su capital, ha recibido el apodo de «Cyberabad» debido a sus esfuerzos por promover la tecnología de la in- formación y la localización de las principales industrias de software en la ciu- dad. A pesar de una bien organizada respuesta por parte del Gobierno y de las ONGs, la tasa de crecimiento de los sueldos sigue siendo baja. El tercer mayor Estado del país, Andhra Pradesh, tiene altos índices de trabajo agríco- la eventual y de trabajo infantil, así como muy altas tasas de analfabetismo femenino y de abandono de la escuela. Por término medio, el 35 por ciento de los niños del Estado concluyen la enseñanza elemental6. Bihar, que está situado al este del país, es a un tiempo el Estado más po- bre y el más rural de la India, con un 87 por ciento de su población clasifica- da como rural. Es el único Estado en el que el porcentaje de personas que vi- ven en la pobreza aumentó entre 1987 y 1994. Como en Andhra Pradesh, la principal ocupación en Bihar es la agricultura, aunque la zona meridional po- see ricos recursos minerales y una activa industria pesada, incluyendo al gi- gante Tata Iron and Steel Company. A pesar de ser el Estado más pobre del país, las inversiones en educación y sanidad son altas en comparación con las de otros Estados. Sin embargo, sólo la mitad de los niños del Estado, con edades comprendidas entre 6 y 10 años, asisten a la escuela primaria. El Esta- do ha hecho frente al conflicto inter-castas a lo largo de los últimos quince anos7. Recientes reformas políticas de Bihar han pretendido otorgar faculta- des a muchas castas tradicionalmente oprimidas. Durante el año 2000, el Go- bierno introdujo y el Parlamento aprobó legislación que creaba un nuevo Es- tado de amplia población tribal a partir de la zona de Jharkand, del Bihar meridional. Este estudio está basado en debates con hombres y mujeres de seis comu- nidades rurales, dos urbanas y dos suburbanas en Andhra Pradesh y Bihar (ver cuadro 2, Comunidades en Estudio de la India, al final del presente capí- tulo). Las comunidades representan diversas características demográficas, medioambientales, ocupacionales y sociales e incluyen los grupos más margi- nados de la sociedad india: mujeres, los campesinos sin tierra y miembros de castas y tribus incluidas en una lista. Un criterio primordial consistió en selec- cionar lugares que ofreciesen la posibilidad de un seguimiento de un progra- ma o de un proyecto. El estudio fue emprendido por PRAXIS, una ONG con base en Bihar que recibía apoyo de ActionAid India. Se seleccionaron comunidades en los dos Estados en los que PRAXIS tenía programas en marcha o contactos a través de otras ONGs. A nivel de la comunidad, las familias pobres fueron identifi- 150 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras cadas mediante un ejercicio de trazado social, en el que los residentes refle- xionaban sobre las características de bienestar y malestar de diferentes fami- lias dentro de la comunidad. Los investigadores estuvieron al frente de cin- cuenta y nueve grupos de debate de mujeres, hombres y jóvenes. Además, se dirigieron cuarenta y seis estudios de casos individuales con treinta y un per- sonas pobres y quince que habían sido pobres, pero que consiguieron escapar de la pobreza. El trabajo de campo en Bihar y Andhra Pradesh se realizó en- tre febrero y marzo de 1999. Es importante entender la compleja institución social de la casta, que im- pregna la vida de la comunidad. En el sistema de castas, la ocupación y el lu- gar de una familia en la jerarquía social permanecen firmemente definidos de generación en generación y hay poca interacción entre miembros de diferentes castas. El sistema de reserva, o cuota, recogido en la Constitución de 1950 otorgó a las castas previstas (la casta más baja, los dalits o «intocables») y a los grupos previstos representación proporcional en la legislatura, cuerpo de funcionarios del Estado y educación. Las denominadas castas atrasadas, que ascienden a más de 3.000, se encuentran un escalón por encima de las castas previstas. Al representar la mitad de la población del país, constituyen una fuerza política poderosa en el norte, densamente poblado. El sistema de reser- va fue pensado para acabar con una desigualdad profundamente enraizada, pero la gente de casta inferior continúa haciendo frente a la discriminación de las castas superiores. Las discusiones sobre sueldos, propiedad de la tierra, e incluso el derecho a sacar agua de pozos pertenecientes a las castas superiores pueden a veces desembocar en conflictos. Es algo usual para las castas supe- riores dominar el centro de los pueblos, obligando a los demás a vivir a una cierta distancia de ellos. Los pobres que carecen de tierras trabajan a menudo por sueldos tremendamente bajos para familias de casta superior, que contro- lan la mayor parte de la tierra y se aprovechan de forma desproporcionada de muchos servicios públicos y que pueden negarse a abandonar tierras destina- das a dalits. Está claro que la casta todavía influye en las oportunidades. Sin embargo, hay indicios de que el sistema se está relajando y de que empiezan a presentarse algunas oportunidades para la gente de las castas inferiores. El presente estudio revela las opiniones de la gente pobre sobre los obs- táculos clave de tipo económico, institucional y social con los que se encuen- tran en sus intentos por salir de la pobreza. El capítulo empieza en un pue- blo pobre de Andhra Pradesh, describiendo lo que la gente pobre de allí considera como los rasgos locales definitorios de una buena y de una mala vida. Examina entonces los principales problemas y las tendencias que afec- tan al bienestar de las comunidades visitadas. A continuación, el capítulo presenta las valoraciones de la gente pobre en referencia a las instituciones públicas, privadas y municipales más importantes en su vida diaria. Conclu- ye con una ojeada a los cambios en las relaciones de género en las comuni- dades en estudio. India 151 Experiencias sobre el bienestar y el malestar Pedda Kothapalli es el pueblo principal de un panchayat (unidad informal de gobierno local) de cinco aldeas, en una de las zonas más pobres de Andhra Pradesh. El camino lleno de barro que va del pueblo a la carretera nacional se encuentra en tan malas condiciones que los funcionarios gubernamentales evi- tan efectuar visitas en la estación de las lluvias. Alrededor de la mitad de las 153 casas del pueblo pertenecen a la casta dominante Telaga de granjeros terrate- nientes y el resto son principalmente de la casta lavandera, la casta pastoral y las castas previstas. La mayoría de las familias se ganan la vida en la agricultura, siendo los Telaga propietarios del 80 por ciento de la tierras, en las que trabajan como jornaleros mucha gente pobre que no tiene tierra. Los sueldos son exiguos y la generación más joven se está trasladando a las ciudades para buscar trabajo. Las definiciones del bienestar en Pedda Kothapalli se centran en criterios económicos, pero incluyen también dimensiones sociales y psicológicas. La élite de la comunidad es descrita como propietarios de molinos y prestamis- tas que poseen casas, saben leer y escribir y pueden consumir un surtido de alimentos cada día. Los simplemente ricos o acomodados del pueblo son pro- pietarios de tiendas y consumen un surtido de alimentos sólo una vez a la se- mana. Este grupo también posee bienes y alhajas y «su palabra tiene peso». Los grupos de debate consideran que entre el 15 y el 20 por ciento de la po- blación del pueblo es rica o de élite. Los pertenecientes a la clase media poseen entre 120 y 160 áreas de tie- rra, carretas de bueyes y buena ropa, teniendo fácil acceso al crédito. Mujeres de la casta prevista estiman que el 28 por ciento de los habitantes del pueblo entran dentro de esta categoría. La gente pobre es descrita como aquellos que poseen menos de 40 áreas de tierra, ocasionalmente tienen que trabajar como jornaleros, pueden emi- grar en busca de trabajo, están desnutridos, llevan ropa vieja y están endeu- dados. Con un 34 por ciento, según un grupo de debate de hombres de la cas- ta prevista, los pobres constituyen la mayor parte de la población del pueblo. Por debajo de esta categoría de bienestar, hay un grupo mencionado como los muy pobres o los más pobres de entre los pobres. Los participantes en el estu- dio afirman que esta gente pasa hambre, carece de apoyo y no puede obtener préstamos. Los hombres de la casta prevista simplemente dicen que los muy pobres «dependen totalmente de los demás». Las mujeres de la casta prevista informan que justo por encima del 20 por ciento de los habitantes de Pedda Kothapalli podrían ser clasificados como muy pobres. Criterios del Bienestar Al igual que los grupos de Pedda Kothapalli, la mayoría de las personas que participaron en este estudio describen el bienestar en términos multidimen- 152 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras sionales. Poseer bienes, tierras, medios de vida, ahorros, suficientes alimen- tos, así como los recursos para pagar asistencia sanitaria y alojamiento cons- tituyen elementos del bienestar, como lo son el disponer de los recursos nece- sarios para recibir huéspedes con estilo, el tener pocas preocupaciones, gozar de influencia en la sociedad y ser respetado. Gente de todas las ocupaciones, es decir agricultores, jornaleros, alfare- ros, pescadores y vendedores consideran como algo importante disponer de una fuente de ingresos regular. En los núcleos urbanos, las personas son con- sideradas felices o ricas si tienen sus propias tiendas o negocios y pueden dar empleo a otros. En las zonas rurales, se considera gente próspera a aquellos que se ocupan de cultivos comerciables, son propietarios de huertos y dan tie- rras en arriendo. En muchas comunidades, quienes disponen de ingresos fijos son llamados nischinta o libres de preocupaciones. Para los pescadores y sus mujeres de Konada, Andhra Pradesh, la gente es rica si puede comprar moto- ras y redes para pescar. En zonas urbanas, tener un negocio, una licencia de venta y un derecho legal a la propiedad le pone a uno por encima del listón del bienestar. Las mujeres vendedoras de Patna, Bihar consideran prósperas a las personas que son propietarias de sus propias tiendas. Los ahorros, según muchos grupos de mujeres, constituyen otro indicador de bienestar. La gente quiere acumular excedentes para hacer frente a las emergencias y consideran que tomar dinero a préstamo constituye un signo de pobreza. Quienes no poseen propiedades u otros bienes se ven obligados a depen- der del trabajo asalariado. Ello se considera como un indicador principal de tendencia al malestar, debido a que estos puestos de trabajo son a menudo es- casos, irregulares y muy mal pagados. La gente que dispone de pocas opcio- nes tiene que trabajar a menudo en empleos peligrosos o insalubres, tales co- mo en las minas de bauxita de Netarhat, Bihar o las canteras de piedra caliza de Dorapalli, Andhra Pradesh. El endeudamiento crónico constituye un determinante principal del ma- lestar a través de las comunidades en estudio y la gente pobre es identificada como prestatarios perpetuos. Los hombres que carecen de tierra en Jagga- ram, Andhra Pradesh, consideran que cada familia necesita alrededor de Rs. 2.000 (alrededor de US$ 46) para amortizar deudas pendientes. Se dice tam- bién que las obligaciones referentes a la dote roban ahorros y hacen que las familias se endeuden. Algunos participantes en el estudio mencionan haber casado a sus hijas muy jóvenes, porque ello requiere una dote más baja. Un alfarero de Konada tuvo que dar el paso, socialmente inaceptable, de casar a su segunda hija antes que a la primera, ya que se solicitó una pequeña dote. Muchos grupos definen el bienestar como disponer de alimentos a lo lar- go de todo el año o un cierto número de comidas diarias, que resulten com- pletas y variadas. En las zonas rurales, sequías, malas cosechas, enfermedades de los cultivos y del ganado y falta de trabajo pueden significar hambre. Los miembros de una familia carente de tierras de Manjhar, Bihar, dicen que co- India 153 men un día sí y otro no. Para otra familia sin tierras del mismo lugar, la co- mida del mediodía consiste en «mascar un poco de caña de azúcar». Las personas mayores, que dependen de sus hijos para las comidas, son consideradas como el grupo más vulnerable. En el remoto pueblo de Netarhat, Bihar, donde mucha gente joven ha dejado el pueblo en busca de trabajo, di- chas personas mayores son llamadas asahaaya, es decir, aquellos que carecen de ayuda. Una mujer de Manjhar se explica así: «No tengo a nadie que cuide de mí y estoy sola ... Únicamente puedo comer si trabajo». En la comunidad de vendedores urbanos de Patna, las mujeres ancianas son consideradas como una carga para la familia y algunas se ven obligadas a salir a la calle a pedir. La salud constituye otro indicador, generalmente utilizado, del bienestar. Las mujeres de los pescadores de Konada dicen que la gente rica consulta a un médico «incluso por pequeñas dolencias», pero la gente muy pobre «no puede trabajar debido a su mala salud». Un grupo de mujeres vendedoras de Patna informa que las familias pobres incurren en fuertes deudas para trata- mientos y soportan muchos fallecimientos. En Pedda Kothapalli, un grupo de mujeres de casta inferior subraya co- mo signos de bienestar la buena salud y las familias pequeñas. Clasifican a los muy ricos y ricos como sanos y capaces de planificar sus familias, mien- tras que las personas que pertenecen a las categorías media, pobre y muy po- bre tienen «mala salud» y «más hijos». Igualmente, las mujeres pobres mu- sulmanas de de Hyderabad, Andhra Pradesh, describen a la gente muy pobre como aquellos con «familias numerosas y gastos elevados». Los grupos de debate mencionan invariablemente la mala calidad del alojamiento o una falta de albergue en conjunto como un indicador de males- tar. Una mujer de Manjhar refiere cómo creció en una casa donde su familia buscaba abrigo en las esquinas para evitar el agua, que entraba a raudales a través del techo, durante la larga estación de las lluvias. En las zonas urba- nas, mucha gente describe condiciones de vida antihigiénicas e inseguras. Las personas sin hogar sueñan con tener un albergue, los habitantes en barriadas urbanas que viven con el miedo del desahucio anhelan el reconocimiento jurí- dico de sus chabolas provisionales y las personas que viven en chozas con te- chos de paja aspiran a poseer una casa hecha de materiales resistentes. El bienestar posee también dimensiones intangibles, tales como la in- fluencia sobre funcionarios gubernamentales y la capacidad para llamar la atención en ceremonias públicas. Tanto los grupos de hombres como los de mujeres consideran que la influencia, el honor y el respeto en sociedad consti- tuyen indicadores de bienestar. Los hombres de Bawri en Geruwa, Bihar, di- cen que las personas con shominon (honor) se encuentran en buena situación económica. Las mujeres de Asur en Netarhat, Bihar, identifican a «las perso- nas con voz en la comunidad» como felices. Aquellos «cuya palabra carece de importancia» son considerados por las mujeres de Konada como los más pobres de entre los pobres. «Si no conoces a nadie, te echarán a un rincón del 154 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras hospital», dice una pescadora de Konada. Las castas previstas en particular, que se enfrentan con la discriminación de casi todas las demás castas, citan el respeto como un importante criterio de bienestar. La figura 1, desarrollada por un grupo de debate de mujeres pobres de Jaggaram, muestra las causas y efectos de la pobreza. Muchos pobres de la zona se ganan la vida como braceros en huertos de anacardos y sus sueldos son muy bajos. En épocas de carestía, la gente se dirige a los bosques cerca- nos para recoger hojas, flores, tamarindo y otros productos para su venta en el mercado, pero tasas muy altas de deforestación han reducido de forma im- portante estas alternativas para ganarse la vida. Para estas mujeres, pobreza no sólo significa privación material, sino también «tensión mental», «la inca- pacidad para participar en funciones sociales»> y «la falta de valor en socie- dad». Otro grupo de debate de Jaggaram dice que la pobreza se traduce en tristeza y enfermedad, pudiendo llevar a la muerte. Problemas y prioridades de la comunidad Se les pidió a los grupos de debate que identificasen problemas importantes de la comunidad y aparecieron cuatro cuestiones, destacadas en todas las co- munidades: la falta de agua para beber y regar, los medios de vida inseguros, la mala salud y el alojamiento inadecuado. Agua La escasez de agua es el problema identificado con mayor frecuencia. Cuan- do los pozos se encuentran en funcionamiento, a menudo están situados en zonas donde vive gente de casta superior y más próspera. En los pueblos con varias aldeas, los pozos pueden encontrarse lejos de las casas de la gente po- bre y puede ser denegado el acceso a las personas pertenecientes a una casta inferior. Se han instalado grifos comunitarios en Konada, por ejemplo, pero el suministro por cañería es irregular y el desague resulta insuficiente. Sólo un pozo dispone de agua potable y sirve a más de 3.000 personas, incluyendo las de los tres pueblos adyacentes. Sólo tres de las seis bombas de accionamiento a mano de Dorapalli se encuentran en buenas condiciones y sólo dos propor- cionan agua potable. El problema del agua resulta particularmente serio para las castas previstas, a quienes no se les permite sacar agua del pozo situado en la zona de una casta superior de Dorapalli. La gente pobre de Netarhat y Jaggaram experimenta una fuerte escasez de agua durante los meses de verano. Habitantes de dichos pueblos, princi- palmente chicas y mujeres, tienen que caminar largas distancias para traer agua potable. Una chica de 14 años de Netarhat explica que durante la esta- ción de las lluvias tiene que trepar sobre cantos rodados y hacer frente a «animales salvajes, principalmente lobos y hienas», cuando va a por agua. En zonas urbanas, la gente pobre, y de nuevo normalmente las mujeres, tiene que guardar largas colas para recoger sus raciones de agua para la familia. India 155 FIGURA 1. Causas y efectos de la pobreza. Grupo de debate de mujeres de Jaggaram, Andhra Pradesh CAUSAS EFECTOS Falta de tierra Falta de tratamiento para problemas de salud alta Falta de dinero Más deudas ganado vacu~no~ rs \ / / w j Pignoraractivos Falta de Falta de alimentosaljmet Tensión mental Falta de trabajo Slro á ao rs I /wfl POBREZA Vender activos Falta de confianza Falta de valor en sociedad paraHlas mujeres No puede trabajar porque le falta alimento adecuado Más hilos Malas costumbres Falta de instrucció Falta de educación de los hijos constituye un problema aperos | Pa i ^e Xh:ss agrícolas 0 + | Falta de buena ropa No puede participar en funciones sociales Algunos pueblos disponen de bombas de agua y pozos instalados por el Gobierno, pero el equipo requiere a menudo su reparación o proporciona agua de manera irregular. El Gobierno instaló un pozo artesiano en Netarhat después de una larga demora, pero se estropeó seis meses más tarde y las tres bombas de accionamiento manual del Gobierno tampoco existen ya. Los pro- gramas públicos de suministro de agua dirigidos por panchayats son también descritos como ineficaces en un buen número de los pueblos incluidos en el es- tudio. En Hyderabad y Patna, hay grupos que llaman la atención sobre los problemas de las letrinas, así como acerca de la insuficiencia de agua potable. En zonas rurales, el agua para riego aparece como una preocupación. Los hombres en buena situación económica de Jaggaram, que han podido in- vertir en el lucrativo cultivo del anacardo, identifican el acceso al riego como su prioridad más importante. En las cuatro comunidades rurales del estudio que cuentan con una agricultura dependiente de las precipitaciones pluviales, las lluvias monzónicas permiten únicamente una cosecha de arroz al año. En Geruwa y Dorapalli, esta exigua cosecha de arroz dura tres meses como má- ximo. En tiempos de sequía, sobrevivir con los rendimientos de la cosecha re- sulta especialmente difícil. Medios de vida Con gran frecuencia, los grupos de debate identifican la falta de oportunida- des de trabajo y los bajos sueldos como algunos de sus problemas más apre- miantes. La gente relaciona directamente sus precarios medios de vida con la explotación, el endeudamiento y la falta de cualificación. Con la disponibili- dad decreciente de tierras, pescado y recursos forestales, están desaparecien- do las fuentes tradicionales de alimentos e ingresos. La propiedad de la tierra es fundamental en las zonas rurales. La gente frecuentemente observa que el tamaño de las propiedades rústicas queda reducido, ya que las parcelas de tierra son divididas entre los hijos y vendidas para cubrir las deudas. La apar- cería es usual. En muchas zonas, los forasteros están comprando tierras y los propietarios ausentes dejan en barbecho tierras agrícolas fértiles. La situación de falta de tierras y los recursos naturales mermados hacen que muchas personas emigren a pueblos y ciudades en busca de un jornal. Las mujeres de Sohrai afirman que hace veinticinco años no se había oído ha- blar de la emigración, pero que se trata de un fenómeno muy frecuente ahora y que generalmente se considera como algo que resulta duro para los miem- bros de la familia que quedan atrás. Además, el empleo para los emigrantes rara vez está asegurado y los ingresos difícilmente son estables en ninguna ocasión. En Hydebarad, los patronos seleccionan cuidadosamente a los jor- naleros que necesitan para el día de las colas formadas a primera hora de la mañana, pasando por alto a los visiblemente débiles. En Geruwa y Dorapalli, los prolongados caminos hasta la ciudad en busca de trabajo pueden signifi- car a menudo largos trayectos de vuelta a casa con las manos vacías. Los puestos de trabajo en Dorapalli son escasos y mal pagados, pero desplazarse India 157 a la cercana ciudad de Dhone es difícil a lo largo del tortuoso camino de cin- co kilómetros, que resulta intransitable en la estación de las lluvias. Se señala que la falta de empleo a nivel local constituye un problema especial para las mujeres, que encuentran difícil desplazarse en busca de trabajo mientras que gestionan las responsabilidades domésticas. En el caso de los vendedores pobres, la venta callejera está llena de ries- gos. La policía y los «imbéciles locales» constituyen el mayor obstáculo para que el dinero les llegue a fin de mes a los vendedores de Patna. Los vendedo- res varones dicen que el acoso policial, la extorsión y el chantaje pesan más que todos los demás problemas. Los traperos informan haber sido encerrados y torturados. Los vendedores de legumbres dicen que hay fuertes conexiones entre policia, contratistas y delincuentes locales. La estabilidad es importante para los vendedores urbanos, que esperan obtener su licencia para evitar el acoso. Las lluvias e inundaciones estacionales resultan también devastadoras para el negocio en las calles. El trabajo infantil es mencionado en los debates y entrevistas con hom- bres y mujeres muy pobres, tanto en Andhra Pradesh como en Bihar. Algunas de las familias con niños que trabajan están luchando con una prolongada enfermedad de la persona que mantiene a la familia o con su muerte. Las mu- jeres que no poseen tierras de Dorapalli incluyen el trabajo infantil como un problema acuciante para su comunidad. En Jaggaram, un grupo de mujeres observa que el trabajo infantil es una consecuencia de la pobreza. Los investi- gadores se reunieron con niños de la calle en Hyderabad, que dicen que so- breviven en gran parte buscando entre la basura metales, plástico, cristal y otras materias reciclables. Viven en cobertizos cerca de una activa zona co- mercial y de un mercado. La mayor parte de ellos son analfabetos. En algunas zonas, la gente pobre afirma tener un creciente acceso a las oportunidades de empleo. En Geruwa, los hombres informan que ganan mu- cho más en una fábrica de alquitrán de hulla fuera de la ciudad de lo que perci- bían en el trabajo asalariado agrícola. Propietarios de negocios independientes han establecido criaderos de gambas en la periferia de Konada. Mucha gente perteneciente a la comunidad pesquera trabaja allí y venden a estas compañías larvas de gambas que recogen del mar. Otras fuentes de empleo privado men- cionadas por los grupos rurales son fábricas de papel, lecherías, hornos de la- drillos, minas de bauxita y una factoría de pulverización de granito. En Patna e Hyderabad, la gente pobre describe una serie de oportunida- des de trabajo asalariado, así como la venta callejera, distribución y otras pe- queñas actividades empresariales. Con el paso del tiempo, algunas de estas personas han podido acumular activos y desarrollar sus propios pequeños negocios. Los grupos de debate de Patna informan que son crecientes las oportunidades de trabajo asalariado, siendo muy popular el trabajo en la construcción. Los jóvenes trabajan como «ordenanzas» en oficinas guberna- mentales y en compañías. Mucha gente pobre de Patna trabaja como vende- 158 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras dores y vendedores ambulantes, realizando su actividad desde carretillas mó- viles y kioscos provistos de miríadas de artículos: legumbres, té, huevos, flo- res, periódicos y revistas, utensílios, comestibles y efectos de escritorio. Otros son trabajadores con base en sus casas que ofrecen lavandería, encuaderna- ción, enmarcado de cristal y servicios de reparación y que llevan pequeñas tiendas. Los grupos de debate de Hyderabad describen asimismo diversas oportunidades de obtención de ingresos, que incluyen trabajo de sastrería, tiendas de bicicletas, venta de legumbres y ropa y reparaciones mecánicas. Sanidad Para la gente pobre, la enfermedad y las lesiones que les apartan del trabajo significan una pérdida de ingresos, así como unos ahorros mermados o un aumento de la deuda para cubrir los altos costes del tratamiento médico. De Dorapalli nos llega este relato: Las difícultades de Lakshmi se iniciaron cuando su mnarido contrajo una enfermedad de la piel y la familia de ella se apartó de sus parientes políticos. Lakshmi tuvo que tomar prestado Rs. 8.000 para pagar el tratamiento de slt marido, correspondiente a su enfermiiedad y a una pierna que se rompió accidentalmente. Tomó prestado el dinero de prestamistas a un tipo de interés del 2 por ciento mensual. Tuvo que vender las tierras de la familia para liquidar la deuda en aumento, que todaíua está situada en Rs. 4.000. Seis de las comunidades visitadas incluyen la mala salud como una de las principales causas de pobreza. Muchas personas consideran a las familias con gente incapacitada y mayor como los más pobres de entre los pobres, ya que estos miembros de la familia no pueden dedicarse a un trabajo físico y re- quieren a menudo un tratamiento médico inasequible. Como Lakshmi, mu- cha gente se ve obligada a dirigirse a los prestamistas para solicitar préstamos a un alto tipo de interés, así como a vender alhajas, tierras y otros bienes pa- ra poder pagar médicos y medicinas. Nunca pueden liquidar su deuda, que pasa a la generación siguiente. El alto coste del tratamiento está estrechamente relacionado con la falta de centros médicos gubernamentales. En el caso de cuatro de los seis núcleos rurales visitados, el centro médico más cercano se encuentra a ocho kilóme- tros de distancia y no se puede llegar a él durante la estación de las lluvias. Si un miembro de la familia cae enfermo en estas comunidades, hay pocas alter- nativas que tomar y la gente pobre tiene a menudo que recurrir a médicos privados, caros pero más fácilmente accesíbles. Alojamiento Tanto los grupos rurales como los urbanos identifican el alojamiento ruinoso como un problema general. La mayoría de la gente pobre en zonas rurales vi- India 159 ve en chozas con techo de paja, que resultan vulnerables durante los monzo- nes. Típicamente, las chozas deben ser reparadas cada dos años, lo que supo- ne un gasto importante para las familias pobres. La gente que se ve obligada a alquilar es considerada como especialmente pobre y varios grupos incluyen la propiedad de la casa como una prioridad. En Patna e Hyderabad, varios grupos de debate identifican «la falta de domicilio permanente» como su problema individual más importante. La creciente migración ha provocado una crisis de alojamiento y una situación general de falta de hogar en las dos comunidades urbanas visitadas para el presente estudio. Muchas personas han construido chozas ilegalmente y temen ser desalojadas a la fuerza. Otros grupos urbanos llaman la atención sobre los crecientes alquileres. Tendencias dispares Alo largo del estudio, la gente distingue entre personas pobres y muy po- Abres. La mayoría de los grupos de debate informa que la gente muy po- bre se encuentra en mejor situación eonómica que la que tenía hace diez años y que su cifra total está disminuyendo. En cuanto a la gente pobre que no se encuentra totalmente hundida, los resultados son diversos: quienes viven en zonas urbanas parecen estar en mejor situación económica que la que tuvie- ron diez años antes del estudio, pero en las zonas rurales no hay consenso en los grupos de debate y la mayoría de los grupos consideran que la cifra total de gente pobre ha cambiado poco o incluso ha aumentado en ese decenio. Los participantes reconocen en general que las mejoras en el nivel de vida de conjunto de sus comunidades, han tenido un efecto perceptible en las vi- das de la gente muy pobre. Se dice que estas personas tienen un acceso relati- vamente mejor a los recursos y servicios del gobierno y de las ONGs que el que tenían hace diez años, cuando «conseguir lentejas preparadas, arroz, curry y legumbres era un sueño», tal como lo expresa una mujer de Manjhar. Se han construido carreteras en varias comunidades, uniendo los pueblos con el mundo exterior. Tiendas PDS de gestión estatal en Patna, Geruwa y Kona- da han ayudado a la gente a obtener cereales indispensables y combustible. Además, hay una mayor demanda y un mayor acceso a la educación. Varios grupos de debate de Netarhat, Sohrai, Pedda Kothapalli y Jaggaram identifi- can una reducción de la cifra total de gente muy pobre en sus comunidades. Los subsidios alimenticios y los derechos adquiridos a prestaciones guberna- mentales han beneficiado a muchos grupos en estas comunidades, especial- mente los de las castas y tribus previstas. Además, los participantes en el estu- dio hablan de cambios favorables en el estatus social y libertad de los muy pobres para emprender ocupaciones que no son las tradicionales de su casta. En cuanto a la gente pobre que no está totalmente en la miseria, sin em- bargo, los resultados son dispares, especialmente los de las comunidades rura- 160 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras les. Se informa que la cifra total de gente pobre ha aumentado ligeramente en Geruwa, debido en parte a la limitada disponibilidad de tierras. Un grupo de debate de hombres pobres en el núcleo rural de Manjhar afirma que el porcen- taje de gente pobre en su comunidad ha aumentado de un 25 por ciento hace diez años a un 45 por ciento en la actualidad. Los hombres dicen que la falta de recursos hace que sigan siendo pobres. La mayoría de los grupos de debate en el núcleo rural de Netarhat, Sohrai, Pedda Kothapalli y Jaggaram también indican que les faltan los medios para ascender a las categorías de bienestar medio. En Jaggaram, por ejemplo, los grupos de debate manifiestan que ha habido un claro aumento en el número de grupos en buena situación económi- ca debido a la floreciente economía del anacardo, pero la gente pobre que cuenta con el trabajo asalariado o que posee muy pocas tierras productivas no se ha beneficiado del comercio del anacardo. Las trabajadoras agrícolas ganan allí sólo Rs. 25 al día, mientras que sus compañeros varones ganan Rs. 30. Sueldos similares se mencionan en Netarhat, aunque la gente que trabaja en las peligrosas minas de bauxita puede ganar Rs. 40 al día. La gente de las dos comunidades urbanas de Hyderabad y Patna, así co- mo de la suburbana de Konada, informan que la cifra total de gente pobre ha descendido algo a lo largo del pasado decenio. Los participantes de Hydera- bad dicen, por ejemplo, que la gente pobre tiene ahora oportunidades diarias de trabajo asalariado, son propietarios de bicicletas, viven en casas de techo de hojalata y poseen televisores en blanco y negro. Los hombres informan acerca de unas ganancias de Rs. 50-100 al día (US$ 1,16-US$ 2,32) cargando camio- nes o de Rs. 130-150 (US$ 3,00-US$ 3,48) como albañiles. Los trabajadores no cualificados ganan Rs. 60-70 (mujeres) o Rs. 70-80 (hombres). Los traba- jadores no cualificados de Patna ganan al parecer Rs. 50-70 al día y los traba- jadores cualificados pueden llegar a ganar Rs. 100-120. La gente también in- forma que es ahora más fácil conseguir préstamos de la gente rica. A pesar de estos avances, la gente pobre y muy pobre encuentra difícil salir de la pobreza. Contribución de las instituciones al bienestar V arios tipos de instituciones afectan al bienestar de los hombres y mujeres Vpobres de las comunidades visitadas: agencias y programas guberna- mentales de tipo local y nacional, ONGs productoras de ingresos e iniciativas sociales y grupos de autoayuda de la comunidad. Las comunidades dependen de las agencias gubernamentales para muchos servicios de apoyo y las consi- deran importantes para reducir la pobreza. Sin embargo, rnuchos programas y servicios públicos reciben bajas calificaciones porque son ineficientes y po- co dignos de confianza. Las instituciones que generalmente obtienen la más alta calificación en importancia global entre los grupos tanto rurales como urbanos son iniciativas basadas en la comunidad, algunas de las cuales son India 161 apoyadas por ONGs. Teniendo en cuenta que el presente estudio cubre zonas de Bihar y Andhra Pradesh donde las ONGs son activas, estos resultados no son necesariamente representativos de comunidades pobres en otras partes de estos Estados o en el resto del país. Instituciones de primera línea en Netarhat El Banco Estatal de la India tiene una sucursal en Netarhat, pero sólo doce personas utilizan sus servicios. Según los grupos de debate, no se sabe de nin- gún habitante del pueblo que haya recibido un préstamo allí, aunque la gente tiene conocimiento de la existencia de este servicio. Netarhat pertenece al Distrito de Palamu, pero se encuentra mucho más próximo a la jefatura de distrito de Gumla, cuyos servicios no pueden ser utilizados por los habitantes del pueblo. Los participantes en el estudio creen que la oficina del bloque es corrupta y resulta difícil para los habitantes del pueblo encontrar al funcio- nario de desarrollo del bloque, si desean airear un agravio. En cualquier caso, el coste del traslado a la jefatura del bloque es de Rs. 100, incluyendo alimen- tación y viaje, lo que resulta demasiado caro para un hombre o una mujer pobres. Aunque el panchayat local fue disuelto hace tiempo, hay confianza general en la casta panchayat. El anterior alcalde del pueblo, o mukhia, es to- davía invitado a resolver la mayor parte de los conflictos a nivel de pueblo. Los habitantes del pueblo de Netarhat dicen en el estudio que prefieren man- tenerse a distancia de la policia, a quienes perciben como corruptos. A diferencia de las demás comunidades de este estudio, no hay ONGs tra- bajando con grupos locales aquí. Los grupos de debate señalan que una rama de una organización religiosa llegó al pueblo hace cinco años para hacer cam- paña contra la conversión de los componentes de la tribu al cristianismo, pero dicha rama ha dejado de ser activa. El curandero local tradicional, o bhagat, goza de la confianza de los habitantes del pueblo porque es siempre accesible en urgencias médicas y a veces ayuda a la gente con dinero en tiempos de cri- sis. Las tradicionales parteras son extremadamente populares entre las muje- res del pueblo, que prefieren sus servicios a los de los centros médicos. La granja del pueblo proporciona empleo e incluso amplía la atención veterina- ria. Muchos habitantes del pueblo compran artículos de consumo familiar a crédito en las tiendas locales, que también venden su producción agrícola. Los grupos de debate utilizan una serie de criterios para evaluar la insti- tución: eficiencia y fiabilidad, importancia día a día, papel de las mujeres en la toma de decisiones y alcance del control de la comunidad. La figura 2 muestra las instituciones más valoradas por un grupo de hombres de una zo- na del pueblo conocida como Jamtoli. Clasifican a la casta panchayat, o cha- ta, como la institución más eficiente y de confianza. Posee un comité elegido de cinco miembros y los hombres dicen que cualquier controversia en el pue- blo puede ser remitida a la chata para su resolución. Se trata también de la institución sobre la cual, en opinión de los hombres, el pueblo tiene un mayor 162 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras FIGURA 2. Evaluación de instituciones locales. Grupo de debate de hombres de Jamtoli, Netarhat Panchayat INSTITUCIONES CLASIFICACIÓN IMPORTANCIA PARTICIPACIÓN CONTROL EFICIENCIA CONFIANZA DÍA A DÍA DE LAS MUJERES DEL PUEBLO 1:157 r Se trata del árbol sagrado de culto. La comunidad cree en él con gran fe. _i) (a) ( ( 0 1. SARNA La comunidad tiene confianza en el panchayat de la casta, que es un comité de cinco miem- gw bros elegidos Cualquier controversia en el pueblo puede ser dirigida a la chata y arreglada. 2. CHATA I © (D (O) - ( Á $j¡: Hay dos tiendas en el pueblo para articulos de consumo doméstico. Estas tiendas también conceden préstamos de hasta Rs. 500 a los habitantes del lugar. 3. TIENDA (1 (2) T (© ©) A, 1- _Á Los habitantes del pueblo reconocen a la oficina de correos como un servicio público ut ¡iza- du-4-1 j_j |do por algunos individuos. No todos cuentan con la oficina de correos. 4. OFICINA DE CORREOS L La comisaria de policía no se encuentra cerca de la comunidad rural La policía no es consi- I"E ~ li 1 - fderada amable ni servicial. * S. ~COMISARIA DE POLICÍA ~ ) ( - Á 59 I ¡^ Se trata de una escuela mixta primara con 45 niños de Jamtolí, El maestro aparece de ma- nera muy Irregular, de forma que los niños tienen problemas para continuar sus estudios. 6 ó. ESCUELA Los habitantes del pueblo no saben a quién dirigirse para conseguir mejoras. 6*ESCUE L A O ( Banco Estatal de la India en Netarhat. Solo hay entre 15 y 20 personas en el pueblo que utn- n 7. BANCO | licen servicios bancarios. J No ha habido elecciones panchayat durante un largo periodo de tiempo y no hay un siste- ma activo panchayat en la actuaidad. 8. PANCHAYAT - O ( - O - v ^ La larga distancia a que se encuentra del pueblo y la indiferencia de los luncionar os hace que la ofi- * | ~~~~~~~~~~~cina del bloque resulte Inaccesible para los habitantes del puebio. Pueden pasarse todo el día de via- W- | je, que puede costar Rs. 100, con la esperanza de reunirse con el BDO, lo que raramente sucede. 9. BLOQUE c d o e b ) (lo p r Se trata de un ala del RSS (Rishtriya Swayam Sevak Sangh, Grupo Nacional de Autoayuda) constituido hace cinco años para restringir la rápida conversión de grupos tribales al cristia- m -_ X l ¡ nismo. Proporcionaba tamb én educación a los niños, ayuda médica y medicinas gratuitas, 10. VANVASI pero no ha permanecido en activo durante los dos últimos años KENDRA * - _ f Se trata de un curandero local tradicional, que utiliza métodos de herbario Los habitantes del pueblo tienen más fe en él que en el centro médico, situado fuera de la localidad, ya 11. BHAGAT que siempre está disponible en ¡as épocas de necesidad T © © © Es el alcaide del pueblo El mismo hombre ha sido el alcalde durante varios años. Sin embar- go, no hay elecciones panchayat a través de las cuales poder elegir a otro alcalde Desem- 12. MUKHIA peña un importante papel como consultor y asesor en varios asuntos municipales. * O O I - i | ~~~~~~~~~~~~~~~~~India 163 control. El grupo de hombres clasifica al panchayat oficial mucho más bajo, ya que no ha habido una elección durante muchos años y el organismo es ac- tualmente inactivo. Las dos tiendas locales aparecen como las instituciones de mayor importancia día a día. Además de vender sus artículos, las tiendas proporcionan préstamos a los habitantes del pueblo de hasta Rs. 500. Los hombres indican, sin embargo, que se cargan altos tipos de interés. Instituciones estatales Las instituciones estatales han llevado a cabo la construcción de carreteras y la instalación de sistemas de agua potable, establecido escuelas y centros de atención médica primaria y entregado raciones alimenticias subvencionadas a algunas de las comunidades más remotas de este estudio. La gente pobre aprecia dichos servicios y los considera de importancia esencial para mejorar su calidad de vida, pero con mucha frecuencia otorgan una baja calificación a los servicios públicos, por ser ineficientes y poco fiables. Algunas comunidades del estudio echan en falta todavía servicios básicos y, en comunidades donde están disponibles, la gente informa reiteradamente sobre problemas de calidad. Los participantes consideran estos desajustes, ta- les como la falta de puentes y de carreteras transitables ante cualquier tipo de inclemencias meteorológicas en Geruwa, o de agua potable y letrinas en Ne- tarhat, como un factor importante de su empobrecimiento. Algunos funcio- narios del gobierno son considerados como corruptos, al retener información y encaminar los beneficios sólo a los grupos en mejor situación económica de sus comunidades y a quienes disponen de influencias. Al tratar de si pueden ejercer algún tipo de influencia sobre las instituciones del gobierno, la gente pobre del estudio muy a menudo opina que no disponen de canales efectivos para presionar, al efecto de conseguir más y mejores servicios gubernamenta- les. Estos resultados están de acuerdo con un estudio cuantitativo más amplio de treinta comunidades en los Estados de Bihar y Uttar Pradesh, que llega a la conclusión de que «una buena parte de los servicios anti-pobreza así como servicios básicos tales como sanidad y educación están al servicio de los ricos y de los poderosos, mucho más que de los pobres. La mayor parte de los pro- gramas disponen de unos recursos por debajo de lo necesario, se encuentran sujetos a escasa supervisión y sus objetivos están mal fijados»'. Los panchayats fueron creados después de la independencia para devol- ver responsabilidades desde el nivel gubernamental central al local. Aunque ello está empezando a efectuarse, la gestión del panchayat es considerada to- davía ineficaz. Al igual que el grupo de hombres de Netarhat, un pequeño número de grupos de debate en otros lugares del estudio otorgan a los pan- chayats calificaciones que van de bajas a buenas, por su importancia de con- junto en la comunidad. La mayor parte de los grupos de debate, sin embargo, ni siquiera menciona a estos organismos en las listas de instituciones que re- sultan importantes en sus vidas diarias. 164 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Para muchas personas, la principal interacción con los panchayats se lleva a cabo a través de la asistencia a reuniones políticas. Un miembro del distrito electoral de Konada dice que estas reuniones no incluyen ni debates ni com- partir la información: «Nos ofrecerán té o agua de coco y seremos enviados de vuelta». Cuando él trató de presentar las demandas de sus electores en re- lación con grifos de agua y carreteras, el presidente panchayat le dijo así: «Estás borracho y desbaratando la paz». En opinión de este hombre, el presi- dente panchayat está predispuesto a favor de su propia casta y alrededor del 80 por ciento de los beneficios van a los ricos. No se muestra muy entusiasta por ser candidato en las próximas elecciones. Las mujeres del mísmo pueblo no ven beneficio alguno en el panchayat y lo rechazan como algo que carece de importancia para ellas. «El alcalde del pueblo ha usurpado el beneficio de los programas del Gobierno en su propio beneficio», dice una de ellas. La India tiene una serie de programas anti-pobreza que incluyen, por ejem- plo, el cuidado de los niños y la educación de la primera infancia, servicios de asistencia sanitaria, escuelas públicas gratuitas y un amplio programa subven- cionado de distribución de alimentos que actúa a través de tiendas de víveres locales. Anganwadi, un programa de almuerzo al mediodía para niños en edad preescolar, que es proporcionado en centros de nutrición, recibe evaluaciones dispares de la gente pobre en el estudio y las mujeres tienden a clasificarlo en un puesto más alto que los hombres9. En Dorapalli, el anganwadi local general- mente obtuvo bajas calificaciones, en cuanto a utilidad y efecto, por parte de la mayoría de los grupos de debate, con la excepción de un grupo de mujeres sin tierra de la tribu prevista, que lo clasificaron tercero en importancia global. Otro grupo de Dorapalli, de mujeres sin tierra de la casta prevista, clasificaba al anganwadi en el octavo puesto de importancia global, y declaraban que pre- ferirían contar con un anganwadi separado, ya que el actual maestro pertenece a la casta de los brahamanes, trata mal a los niños de la casta prevista y no les proporciona alimentos. Jaggaram es la única comunidad donde la mayor parte de los grupos de debate considera el anganwadi importante. En Sohrai, Patna e Hyderabad, el anganwadi no se menciona en absoluto. Estos resultados son al- go más favorables que los señalados en el estudio de treinta comunidades de Bi- har y Uttar Pradesh, donde el programa angainwadi sólo estaba funcionando en una de las comunidades en estudio"'. Muchos grupos urbanos de hombres clasifican a los hospitales entre las instituciones más importantes, quizás porque los hospitales constituyen el úníco recurso para las personas que están gravemente enfermas. Grupos de debate de Patna, por ejemplo, señalan que la gente evita los centros médicos gubernamentales incluso para «pequeñas dolencias», porque las instalaciones están mal aprovisionadas y las medicinas marcadas para distribución gratuita son vendidas. Los sueldos no son adecuados para que el personal sanitario si- ga en sus puestos y se informa que el absentismo es una práctica generaliza- da. Una vendedora de Patna describe la situación en que se encuentra mucha India 165 gente pobre: «No hay un centro médico adecuado para los pobres. Los hos- pitales gubernamentales no tienen médicos de plantilla ni medicinas. Las clí- nicas privadas cobran muchísimo en concepto de honorarios y medicinas» (ver recuadro 1). Los habitantes de Netarhat se apoyan en las medicinas tra- dicionales para tratar la mayoría de las dolencias. Para el tratamiendo de en- fermedades importantes y para los partos, utilizan los servicios del hospital de Netarhat. La gente dice que el centro médico local de atención primaria se ha comercializado y que a los habitantes del pueblo se les cobran cantidades exorbitantes de dinero incluso por inmunizaciones ordinarias, como por ejemplo la vacuna del tétanos. Todos los grupos urbanos y la mayoría de los grupos rurales atribuyen gran importancia a las escuelas de sus zonas. Muchos confían en que unos hi- jos formados tendrán mejor acceso a un empleo asalariado. Valoran las es- cuelas primarias gubernamentales y están dispuestos a incurrir en el coste, al- rededor de Rs. 318 (US$ 7) al año por estudiante, de enviar a sus hijos allí.'2 El absentismo general de los profesores compromete la calidad de las escuelas de gestión estatal en la mayoría de las localidades visitadas. Una madre de Jaggaram afirma que el maestro rara vez se encuentra en clase y apenas se preocupa de la educación de los niños. En Dorapalli, las escuelas están cerra- das una gran parte del tiempo debido a huelgas. En casi todas las comunidades visitadas, son valoradas las tiendas PDS de gestión estatal, en particular por grupos de debate de mujeres, pero se con- sidera que están mal dirigidas. Según el estudio de treinta comunidades de Uttar Pradesh y Bihar, que pidió a los participantes que efectuasen comenta- rios específicos sobre las PDS, las tiendas de ración RECUADRO 1. Asistencia sanitaria privada: un riesgo caro Los debates de las comunidades en estudio re%elan que los gastos de asistenula sa- niraria constiruyen una c3usa principal de empobrecimiento X una barrera impor- tanite a la acumulación de ahorros. Aunque los servicios de sanidad publica apli- can rasas mas bajas, muchos participantes en el estudio los consideran crrmio una solución de último recurso, ya que están siruados demasiado lelos de su, ciímuni- dades o bien ofrecen servicios de baja calidad. En Parna, los panicipantes intor- man que los hospitales gubernamentales se encuentran en un estado tan deplora- bik que solo las personas más pobres los utlizan s. en todo caso, 6l1o cuando se encuentran «en el tilo de la navaja entre la % ida la muerte .. Sin embargo, la asis- tencia privada envía a muchas familias al endeudamiento mis proundo. \'asuman Pandey. cuya prosperidad fue una vez la envidia del pueblo de Mianjliar, perd:o a su mujer debido a una enfermedad y experimento entonces el mismo que su s.ilud se debilitaba. Siendo ahora pobre, considera que su entermedad es la unica razon de su ruina, ya que redujo sus ahorros y Yendió sus bienes para acender los hono- rarios del médico privado local. Andhra Pradesh C Bihar tienen los indlices mis al- tos de la India de gasto privado en sanidad." 166 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras se encontraban casi siempre en las comunidades ricas, en tiendas pertenecientes a tenderos de una casta alta. Los pobres se desanimaban por los horarios irregulares de apertura, la falta de información sobre el momento en que la ración estaría disponible, los insultos de los tenderos y los costes de transporte. A pesar de ello, el programa de distribución de alimentos parecía haber hecho bajar los precios y haber aumentado el flujo de cereales, para la alimentación con destino a los pobres en las zonas del estudio13. Andhra Pradesh dedica más que cualquier otro Estado de la India a las PDS. Las familias que se encuentran por debajo de la línea de la pobreza reciben tarjetas blancas de ración, que les dan derecho a veinte kilogramos de arroz mensuales a un precio de distribución subvencionado de Rs. 5,50. Quienes se encuentran por encima de la línea de pobreza reciben tarjetas de color rosa, para comprar arroz a un precio de distribución no subvencionado'4. A lo largo del estudio, los grupos de debate desprecian y temen a la policía por su ineficacia, corrupción y efecto negativo sobre la sociedad. En el Bihar ur- bano, el problema es especialmente grave porque los medios de vida de los ven- dedores callejeros sin licencia están constantemente amenazados por incursio- nes de la policia y por la exigencia del pago de sobornos. Los vendedores de Patna informan que los sobornos pagados diariamente a la policía se han multi- plicado por 25 a lo largo del pasado decenio. El propietario de un salón de té describía cómo se había visto obligado a pagar una extorsión a los guardias de la policía del ferrocarril, que además tomaban el té en su establecimiento sin pa- gar. Cuando la policía le detuvo ilegalmente y le requisaron su salón de té y sus utensilios, su mujer tuvo que tomar dinero prestado con intereses de un vecino para pagar el rescate de Rs. 920. Mucha gente pobre da por supuesto que la po- licía no está de su parte. Rara vez irían a la policia a denunciar ningún delito. La ayuda del Gobierno proporciona principalmente alivio a corto plazo, lo que es valorado. Con mucha menor frecuencia, los pobres describen los servi- cios públicos como herramientas que les ayudan a alcanzar el bienestar y la se- guridad a la que aspiran. A la gente pobre de las comunidades visitadas les gus- taría tener servicios que fueran más accesibles en términos de coste, distancia y disponibilidad: policía que les protegiera, médicos que se preocupasen lo sufi- ciente de su salud y no de explotar su desesperación, escuelas con maestros y carreteras y transportes seguros. A falta de servicios gubernamentales eficaces, la gente pobre afirma que a veces se dirigen a otros prestadores del servicio. Instituciones locales Las comunidades de este estudio se encuentran divididas por el tradicional siste- ma de castas y otras barreras e injusticias sociales profundamente enraizadas, y estas divisiones se encuentran reflejadas en el limitado desarrollo de las institu- ciones locales, que representan a la gente pobre. En muchos casos, hay organiza- India 167 ciones basadas en la casta y se indica que en algunas localidades funcionan efi- cazmente. La casta de los panchayats es calificada favorablemente en unas pocas comunidades. En Andhra Pradesh, están empezando a aparecer grupos de auto- ayuda, principalmente a través de las actividades de las ONGs. Los participantes de algunas zonas informan que la casta de los pancha- yats es adecuada como sistema tradicional de justicia. Estos organismos cons- tituyen una importante agencia de resolución de asuntos y de otorgamiento de licencias en el autogobierno de las castas de la India, celebrando sesiones como tribunales para enjuiciar las infracciones de costumbres de la casta y a veces para encargarse de casos civiles y penales. Los alfareros tradicionales de Konada, por ejemplo, mencionan su organización, basada en la casta, como una fuente de orgullo y de ayuda. Casi la mitad de los grupos de debate, tanto de zonas rurales como urba- nas, sitúan a los prestamistas en el grupo superior de instituciones valoradas. Los habitantes de Patna e Hyderabad valoran a los prestamistas oficiosos, por su disponibilidad en épocas de necesidad, a pesar de sus altos tipos de interés. Una mujer de Hyderabad manifiesta que su familia ha recibido préstamos del prendero local a un tipo de interés del 4 por ciento mensual (con pignoración de oro como garantía) y a un 5 por ciento mensual (con pignoración de plata como garantía). Una mujer pobre de Kothapalli señala que obtuvo un préstamo de Rs. 5.000 de un prestamista privado para el matrimonio de su hija mayor. Los investigadores seleccionaron comunidades donde las ONGs realizan su actividad y, en las nueve comunidades donde las ONGs están presentes, los grupos de debate generalmente enjuician su trabajo de forma muy favora- ble. Los grupos de mujeres frecuentemente clasifican a las ONGs entre las cinco instituciones más importantes. Las ONGs son valoradas muy a menu- do por ayudar a la gente a acumular ahorros y a conseguir acceso a las he- rramientas y habilidades requeridas para ganarse la vida (ver recuadro 2). Las ONGs también proporcionan muchos otros servicios a las comunidades pobres, incluyendo asistencia sanitaria y proporcionan el conocimiento de las empresas sociales de primera línea. En Geruwa, the Tata Steel Rural Development Society, que distribuye medicamentos contra la malaria y proporciona chequeos médicos, es descrita por mujeres de la casta prevista como la institución más fiable en tiempos de dificultad. Una empobrecida mujer Sadai expresa en Sohrai su gran aprecio por SSVK, una ONG que ha ayudado a las mujeres a ser más conscientes de los riesgos del matrimonio de gente muy joven y del trabajo de los niños. En Patna, la ONG Nidaan es alabada por comprender las necesidades de los vendedores callejeros y ayudarles en tiempos de crisis. En Pedda Kothapalli, los habitantes pobres han participado en actividades de desarrollo del empre- sario con el apoyo de ARTIC, una ONG local. Ha habido un movimiento rápidamente creciente de grupos de autoayuda (GAA) en Andhra Pradesh y hay ahora más de 100.000 GAA en el Estado, re- 168 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras RECUADRO 2. Trepando en Jaggaram Ra)u, un hombre joven de jaggararn, quedó huérfano a la eda 1 de dieciséis años. Sus padres poseían 20 áreas de árboles de anacardo, que él an iplió ocupando tie- rras del bosque. Además de cuidar de sus propias tierras, Ralu se esforzó por con- seguir una vida mejor traba¡ando como contratista durante do! años. Él motivaba a sus hermanos, que recogían madera de construcción para w narse la vida, para que ahorrasen sy pusieran en común su dinero. Con estos fonc os, compraron dos hectáreas de tierra, siendo ciento sesenta áreas de ellas de cL ltivo de anacardo. ACTlVE, una ONG local, surninistró arbolitos gratis para plai tar en las cuarenta áreas restantes. Un año más tarde, Raju compró ciento veinte íreas más de tierra y estableció otra plantación de anacardo con arbolitos y fonc os proporcionados por la Autoridad de Desarrollo Tribal Integrado. Raju puede a lora prestar dinero a otros. Se construyó una casa y adquirió un televisor, una bic cleta Y la única ca- ma plegable doble (cama de cuerda) que hay en el pueblo. Su pi ¡esto comno secreta- rio del grupo de ahorro local ha reforzado su esrarus en la com inidad. gistrados en el Gobierno'". Los miembros de GAA ponen en común sus aho- rros y prestan los fondos a los miembros sobre una base rotatoria o según se va necesitando. Estos grupos constituyen la única opción para muchas personas que no poseen tierras, así como para aquellos a quienes puedan faltar tierras adecuadas o títulos legalmente reconocidos que sirvan como colateral para un crédito formal. Los miembros de GAA incluyen también a personas en buena situación económica'6. En algunos casos, se informa que los GAA catalizan la puesta en marcha de nuevas iniciativas de la comunidad para atender las nece- sidades locales. Los grupos de autoayuda pueden potencialmente proporcionar a la gente importantes relaciones con el Gobierno y con las instituciones del sector privado, aportando posteriores recursos a las comunidades. Los GAA son calificados como la institución número uno o la número dos entre las más importantes, por varios grupos de debate de cuatro comu- nidades visitadas en Andhra Pradesh. En contraste, sólo un grupo de debate de una comunidad de Bihar, Sohrai, menciona los GAA. Una mujer Sadai in- culta, de Soray, describe su vida anterior que consistía en cuidar cabras todo el día en los bosques e irse a menudo a la cama sin cenar, hasta que SSVK lle- gó al pueblo a promover un colectivo de mujeres. Ella es ahora un miembro del grupo, que asiste a reuniones y que aporta Rs. 5 al mes. Los participantes en el estudio frecuentemente encuentran los orígenes de sus GAA en las actividades locales de organización y formación de las ONGs. En Jaggaram, las mujeres dicen que ACTIVE ha trabajado a través de los GAA para apoyar a mucha gente pobre. Una mujer pobre de Pedda Kothapa- lli se hizo miembro del grupo de autoayuda iniciado por ARTIC hace cinco años. Ha ahorrado Rs. 2.000 y ha tomado prestado Rs. 1.000 para una ope- ración de planificación familiar, habiendo amortizado ya Rs. 500 del présta- mo. Una mujer musulmana de Hyderabad es miembro de un GAA promovi- India 169 do por una ONG local. Ahorra Rs. 20 al mes y amortizó un préstamo de Rs. 2.000 para iniciar un negocio de venta de leña. Una mujer que pertenece al GAA de Dorapalli afirma que ahorra regularmente Rs. 30 al mes, con el pro- pósito de poner en marcha una pequeña tienda, con la cual espera ganar sufi- ciente dinero para construir una casa y cubrir la dote de su hija de 14 años de edad. Muchas mujeres observan que la participación en GAA ha tenido un efecto positivo no sólo sobre su nivel de ahorros, sino también sobre su autoconfianza y estatus social. Una mujer musahar de Sohrai, en Bihar, dice lo siguiente: Las mujeres apenas tenían nada que decir en el mundo exterior. Ahora, las cosas son diferentes debido al paso del tiempo y a la consolidación del colectivo de las mujeres. El papel de las mujeres es muy importante ahora. De hecho, son ellas quienes organizan manifestaciones y visitan oficinas, especialmente aquellas a las que no les gusta ir a la gente, tales como la comisaría de policía y la ofi- cina de bloque. Relaciones de género En todas las comunidades en estudio, la participación de las mujeres en las actividades de la comunidad y el acceso a las instituciones comunitarias es limitado. Las mujeres de tribus y castas previstas disponen de una mayor movilidad fuera de casa debido a la simple necesidad de obtener ingresos, pe- ro las normas patriarcales rigurosas de las castas superiores restringen la mo- vilidad de las mujeres. Hasta que se hacen mayores, las mujeres sólo pueden participar en ceremonias de la comunidad, tales como bodas y fiestas, en compañía de otras mujeres. En Patna, las chicas de las barriadas urbanas rara vez son enviadas a la escuela. No obstante, los participantes en el estudio señalan cambios en las fun- ciones y responsabilidades de las mujeres a lo largo de los últimos años. Hombres y mujeres pertenecientes a las castas de pescadores y alfareros de Sohrai informan, por ejemplo, que las mujeres han tenido que asumir un pa- pel más importante en el gobierno de sus casas, ya que muchos hombres es- tán emigrando a las ciudades en busca de trabajo. Las mujeres trabajan como mercaderes y trabajadoras agrícolas y participan en GAA. Geeta y Seema, dos mujeres de Sohrai, manifiestan que hace veinticinco años se carecía de instrucción. Las mujeres sólo sabían contar. Actualmente, unas pocas en el pueblo saben firmar sus nombres. En el pasado, las responsabilidades de las mujeres consistían en cocinar, así como en plantar semillas y otras labores agrícolas de este 170 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras l~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ tipo. ... El trabajo de terraplén (trabajo de construcción) era evitado e ir de compras se consideraba tabú. En la actualidad, las mujeres guardan ganado vacuno, recogen pasto, salen a la compra de articu- los para la casa y conceden prioridad al hecho de ganar dinero. Medios de vida más variados Los grupos de debate revelan que las mujeres, en todas las castas y grupos eco- nómicos, se ven obligadas a trabajar fuera de casa para poder contribuir a los ingresos familiares. Los ingresos de las mujeres resultan particularmente impor- tantes entre las tribus y castas más marginadas y sus responsabilidades econó- micas son más marcadas. Dos grupos de hombres de Hyderabad dicen que la necesidad de que las mujeres trabajen significa un descenso del bienestar, una cuestión inevitable en tiempos difíciles. De un modo parecido, grupos de Dora- palli dicen que cuanto más bajo es el estatus social o económico de un grupo, más importante es la función de la mujer en la obtención de dinero. Incluso las mujeres kumhar, vinculadas a la tradición, de Geruwa han empezado a salir fuera para obtener ingresos. «¿Quién alimentaría a mis hi- jos y a mi marido inválido si no fuera al mercado a ganar dinero?», se pre- gunta una mujer. En Manjhar, las mujeres realizan más trabajo agrícola que los hombres. Las mujeres trabajan en las minas de Netarhat y venden leña en Geruwa. Son vendedoras en Patna y trabajadoras con base en su casa en Hyderabad, elaborando barras de incienso y cestas de alambre. En muchas otras comunidades urbanas y rurales, son jornaleras y trabajadoras agrícolas. Grupos de mujeres informan que la presión para que contribuyan a los ingresos domésticos no las exime de sus responsabilidades domésticas: lim- piar el suelo, paredes y patios a primera hora de la mañana, ir a buscar agua dos veces al día, recoger leña, preparar las comidas, lavar a los niños y al ga- nado vacuno y llevar la comida a los hombres en el campo. Las mujeres, a lo largo de todo el estudio, describen días que empiezan muy temprano por la mañana y que acaban muy tarde por la noche. En Jaggaram, las mujeres esti- man que trabajan dieciocho horas diarias. En Netarhat, la jornada de trabajo de las mujeres rurales termina bastante después de que hombres y niños ha- yan acabado de cenar y se hayan ido a dormir. Las mujeres de todas las comunidades dicen que todavía realizan la ma- yor parte de las tareas domésticas. En Dorapalli, Netarhat y Jaggaram, sin embargo, hay grupos que observan un aumento de la colaboración de los hombres en comparación con la pasada década, cuando se les pide que coci- nen, limpien y cuiden de los niños. Cambios en la toma de decisiones familiares Muchos participantes dicen que obtener ingresos otorga a las mujeres un ma- yor estatus y hace que sus maridos consideren sus opiniones más a menudo India 171 en la toma de decisiones familiares. La creciente migración masculina está, en muchos casos, obligando a las mujeres a convertirse en cabezas de familia de facto. Grupos de mujeres, de ocho de las diez comunidades, indican que les están empezando a preguntar su opinión acerca del matrimonio y la educa- ción de sus hijos y no sólo acerca del presupuesto familiar. Una mayor expo- sición al mundo exterior y las intervenciones de las ONG han llevado a las mujeres más jóvenes a cuestionar su papel y muchos hombres lo toman a mal. «Antes, las mujeres solían ayudar a llevar el estiércol del corral desde las fosas hasta el campo y ayudaban a los hombres a extenderlo. Ahora, piden que se les pague o nos dicen que busquemos un jornalero para que lo haga», declara un anciano de Dorapalli. El alcance del cambio en los papeles de to- ma de decisiones es relativo. Grupos de Netarhat y Geruwa comunican cam- bios más pequeños y dicen: «Las mujeres raramente son consultadas en asun- tos de importancia». Incluso si las mujeres son consultadas, los hombres todavía tienen la última palabra en decisiones familiares importantes. Más allá de la casa, se identifican pocos cambios en las funciones de las mu- jeres. En Geruwa, las mujeres plantan arbolitos, escardan o recogen peras en la finca local de cultivo de esta fruta y trabajan igual número de mujeres que hom- bres en las minas, por la misma retribución. Sin embargo, ellas son excluidas de los asuntos del panchayat tradicional, a no ser que los casos impliquen a mujeres. Violencia doméstica No siempre se considera que el creciente papel económico de la mujer le aporte una mayor seguridad. Las familias más tradicionales, junto con los hombres desplazados o desempleados, expresan las mayores dudas sobre esta materia. El grupo de hombres mallah en Sohrai comunica que al emigrar más hombres, las mujeres desempeñan un mayor papel en sociedad del que tenían en los días de purdah (apartamiento) hace una década, pero el grupo también afirma que hay más esposas golpeadas por maridos alcohólicos. En todas las comunidades, el motivo más generalmente señalado de violencia contra las mujeres es el abuso del alcohol. En Konada y Jaggaram, los grupos de hombres y mujeres informan sobre un descenso en los malos tratos domésticos desde que las mujeres empezaron a participar en grupos de autoayuda. Se dice en Patna que las mujeres tienen mayor conciencia de sus derechos y no dudan en resistir a la violencia mascu- lina. No obstante, los malos tratos domésticos contra las mujeres, que varían desde el desprecio y las burlas hasta la agresión física, continúan. Una mujer de Hyderabad dice que la violencia se produce cuando «el marido no está dispuesto a aceptar la creciente conciencia, exposición y participación de la mujer en esferas externas a la familia y, por consiguiente, golpea a la mujer para demostrar su supremacía». En Sohrai, un grupo de hombres informa que «al regresar a casa después de un duro día de trabajo, si no se presta in- mediata atención a los hombres, esto provoca su cólera». 172 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Todavía un largo camino por recorrer Aunque los participantes señalan que el acceso de las mujeres a los servicios de educación y sanidad ha mejorado, especialmente en zonas urbanas, su ac- ceso a la educación en zonas rurales es todavía enormemente bajo. Una de las tres únicas chicas de Netarhat que asiste a la escuela dice: «Si mi padre no tu- viera un puesto de trabajo en la escuela, nunca habría tenido la posibilidad de estudiar». Una participante de un grupo de mujeres de Sohrai dice, llena de confianza, que hay una menor violencia doméstica ahora porque las muje- res han aprendido a oponer resistencia gracias a su trabajo con la ONG local, pero el grupo admite que las chicas, en la mayor parte de las familias, no son enviadas a la escuela. La baja tasa de alfabetismo femenino (16,6 por ciento en Andhra Pradesh en 1991)'- hará que sea difícil para las mujeres rurales cumplir los requisitos de preparación para futuros puestos de trabajo en una economía de tipo no agrario. Pero a pesar del avance, el grupo de mujeres mallah de Sohrai describe a las mujeres como desempeñando todavía sólo un 25 por ciento de las funciones en un contexto social, en comparación con el 75 por ciento de los hombres. Las mujeres de Geruwa enicuentran absurdo poner en tela de juicio sus papeles tradicionales. Los cambios que las mujeres desean ver se reflejan en las esperanzas en relación con sus hijos. Geeta, de Sohrai, dice que desea que sus hijos acaben su formación y encuentren un empleo. Llegarían a ser entonces buenos ciuda- danos y tendrían vidas felices. Espera llegar a tener una nuera hermosa y cul- ta. Le gustaría que su hijo comprase tierras, construyera una casa y tuviese todo lo que ella echó en falta en su vida. Conclusión M uchos hombres y mujeres en este estudio reconocen mejoras en el bien- estar a lo largo de la pasada década: más dinero, mayor número de hi- jos en la escuela, mayores oportunidades de trabajo, más servicios, mayores ahorros y un ámbito más amplio de participación de la mujer.Aunque estos cambios están realmente ayudando a la gente a hacer frente a la situación y a sobrevivir mejor, especialmente los más pobres de sus comunidades, los parti- cipantes informan que pocas personas del medio rural están consiguiendo li- brarse y dejar atrás a la pobreza. La cifra total de gente pobre sigue siendo muy grande y en algunos pueblos continúa creciendo en lugar de disminuir. Las fuertes desigualdades en las relaciones sociales, consagradas en la In- dia por el sistema de castas, influyen en el acceso a las oportunidades econó- micas, a los servicios públicos y a la vida social de la comunidad. La gente pobre ve cómo se abren ante ellos mejores formas de ganarse la vida, pero di- cen que carecen de medios para acceder a ellas. Se quedan bloqueados, ga- nándose la vida a duras penas con parcelas agrícolas pequeñas e improducti- India 173 vas o en precarios trabajos de jornalero, muy mal pagados. La falta de traba- jo en la agricultura y en la pesca, obliga a muchas personas a emigrar y la in- seguridad salarial lleva a la gente a endeudarse. Hombres y mujeres en el es- tudio muestran claramente que saben cómo hacer frente a la indigencia, pero sus desafíos son crecientes. En los pueblos, la presión demográfica ha ocasio- nado problemas ambientales y ha hecho que los bienes raíces se subdividie- ran en parcelas cada vez más pequeñas. En las ciudades, la situación de los que carecen de hogar constituye un problema creciente. El agua potable ha llegado a ser cada vez más escasa. Las escuelas y los centros médicos dispo- nen de una plantilla por debajo de lo necesario y están mal equipados. Según se dice, el acoso policial está aumentando. Los problemas de la dote siguen siendo engorrosos. En conversaciones acerca de sus vidas, la gente que parti- cipa en el estudio subraya repetidamente que las causas y efectos de la pobre- za son multidimensionales e interconectados. Al reflexionar sobre las diversas instituciones gubernamentales que inter- accionan con sus comunidades, los participantes en el estudio las consideran importantes, pero a menudo ineficaces. Muchos grupos de debate expresan su aprecio por los programas de titularidad pública, pero en sus evaluaciones encuentran que la ayuda es más útil para suavizar sus conflictos que para permitirles salir de la pobreza. La gente pobre informa que muchos progra- mas y servicios públicos tienen problemas de gestión de los asuntos públicos y de responsabilidad deficiente. Los participantes rara vez describen ningún papel para la gente pobre en el momento de influir en los organismos oficiales, aunque pueden citar medi- das específicas que creen que mejorarían en gran medida sus vidas. Las muje- res de Sohrai y Geruwa, por ejemplo, echan la culpa al comercio de licores de la ruina de tantas familias y del aumento de la violencia doméstica. Les gusta- ría que dicho comercio llegase a estar más reglamentado. Los grupos de hom- bres de las barriadas de Hyderabad señalan que han esperado mucho tiempo para que la administración local atendiese las solicitudes de regularizar sus construcciones ilegales. El lento paso del cambio en la India, en presencia de sus grandes programas anti-pobreza, demuestra que el gobierno trabajando solo no puede traer una más rápida reducción de la pobreza. El apoyo para la toma de decisiones descentralizada a nivel panchayat y la inclusión de muje- res en funciones de liderazgo constituyen importantes primeros pasos. Sin embargo, a no ser que hombres y mujeres pobres puedan reforzar su capaci- dad de participación activa en este marco, los panchayats no serán represen- tativos. Si se crea capacidad, la gente pobre podrá adquirir más papeles influ- yentes en el establecimiento de las prioridades gubernamentales, la defensa de sus derechos y la consecución de mejores servicios públicos. Tanto en zonas urbanas como rurales, la gente pobre se dedica a activi- dades empresariales muy diversas. Este trabajo produce a menudo bajos y precarios ingresos y, en las zonas urbanas, los vendedores señalan que se en- 174 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras frentan con un acoso repetido por parte de la policía. Teniendo en cuenta el alto número de personas que se dedican al pequeño comercio, al trabajo con base en casa y a otras actividades informales, las políticas relacionadas con el desarrollo del sector privado deberían concretarse en acciones que permitan que las iniciativas empresariales de la gente pobre lleguen a ser más producti- vas. Es importante poner en contacto a los productores rurales de tipo no agrícola con distribuidores urbanos y mercados. Para la mayoría de la gente que participó en los debates de este estudio, bienestar significa trabajo que sea estable y seguro, comida para la familia, sin tener en cuenta las escasas lluvias del año o los pobres resultados de la pesca de la mañana en el mar y un superávit con el que contar en el futuro. En su lucha por una vida mejor, la gente pobre dice que los planes del gobier- no ayudan algo, pero son los grupos municipales locales los que constituyen su mayor apoyo. En estos organismos, la gente pobre encuentra «valor para la palabra de un hombre pobre» y, de acuerdo con una expresión de Jagga- ram, recibe ayuda en el cumplimiento de su «aspiración a una vida que no ha sido vivida hasta el momento». India 175 CUADRO 2. Comunidades en estudio de la India ANDHRA PRADESH Dorapalli, Este núcleo rural, situado cerca de una ciudad con servicios gu- pob. 1.962 bernamentales, tiene altas tasas de pobreza y de mortalidad infan- til. Es agrícola en gran medida, aunque muchas tribus y castas previstas cuentan con el trabajo asalariado. La mayoría de los bienes raíces tienen una extensión inferior a 40 áreas per cápita y la mayor parte de las tierras pertenecen a no residentes. Dos terce- ras partes de la población están compuestas por castas atrasadas, que viven en chozas con techo de paja. No hay instalaciones mé- dicas ni tiendas de ración y sólo dos de los seis pozos existentes disponen de agua potable. Hay grupos de autoayuda y una ONG. Hyderabad, Los investigadores visitaron cuatro zonas en Hyderabad: Ha- pob. 3,6 millones maal Basti (pob. 3.500), Bondalagadda (pob. no disponible), Satyanarayananagar (pob. 2.500) y Monda Market (pob. no disponible). La tasa de alfabetismo en estas comunidades es del 25-50 por ciento para los hombres y es a menudo muy inferior para las mujeres. Hamaal Basti sufrió las inundaciones de 1997 y 1998. La población es en gran parte musulmana. Los hom- bres son trabajadores de carga y descarga, camioneros, sastres, tenderos y mecánicos, mientras que las mujeres que trabajan con base en su casa preparan incienso, cortan betel y clasifican basura. El acceso de la comunidad a la electricidad es princi- palmente ilegal. Una ONG abrió una escuela y una clínica. Bondalagadda incluye a emigrantes de muchas zonas diferen- tes, que se enfrentan a la amenaza de desalojo. Muchos niños trabajan y poseen escasa formación. Satyanrayananagar es una comunidad relativamente nueva que comprende seis castas, de las que sólo algunas se dedican a las ocupaciones tradicionales. La casta de los albañiles es importante desde el punto de vista económico. En la concurrida zona comercial de Monda Mar- ket, los investigadores se encontraron con un grupo de chicos traperos, de edades comprendidas entre los 10 y los 24 años, que recogen materiales de la basura, los clasifican y los venden a chatarreros. Una ONG instaló un orfanato y una escuela en la zona. El mercado experimenta un frecuente acoso policial. Jaggaram, Esta comunidad rural dispone de electricidad, carreteras, servi- 100 familias cio regular de autobuses, un depósito de agua potable y escue- las primarias. Tiene una economía de tipo cultivo comerciable, basada en los huertos de anacardo y hay también venta de le- ña, madera para la construcción y productos forestales, distin- tos de la madera para la construcción. La zona experimenta disminución de la superficie forestal. 176 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras ANDHRA PRADESH (continuación) Konada, Este pueblo suburbano es el hogar de diecisiete castas. El alfabe- pob. 3.400 tismo, tanto masculino como femenino, es muy bajo, mientras que la mortalidad infantil es alta. El pueblo tiene un mercado, una oficina panchayat, un dispensario homeopático, anganwadi, y numerosas tiendas, incluyendo una tienda de ración. Hay es- cuelas primarias, privadas y secundarias, así como programas de ahorro y crédito establecidos por una ONG. Granjas de cultivo de larvas de gamba han sido establecidas fuera del pueblo. El su- ministro de agua es de mala calidad y la higiene brilla por su au- sencia. Muchos hombres emigran y dejan a sus mujeres a cargo de las familias. Hay alcoholismo y violencia doméstica. Pedda Kothapalli, Esta zona rural sufre de una aguda pobreza y carece de servicios pob. 153 gubernamentales. Los asuntos del pueblo son controlados por familias una élite terrateniente, aunque grupos de casta intermedios están consiguiendo poder. La economía local depende en gran medida de la agricultura y el 80 por ciento de la tierra es controlada por las castas superiores. Hay disputas por la tierra y muchos traba- jadores carecen de ella. La zona se enfrentó con una fuerte se- quía en 1993-94. La comunidad tiene malas viviendas y sólo hay electricidad en los asentamientos de las castas superiores. Los bajos sueldos hacen que los jóvenes emigren. BIHAR Geruwa, Los residentes de este pueblo suburbano son principalmente tri- pob. 500 bus y castas previstas y castas de alfareros. La confusión sobre jurisdicción quiere decir que los habitantes del pueblo pagan im- puestos municipales pero no tienen acceso a las instituciones gu- bernamentales. La economía es de tipo forestal y agrícola. La mayor parte de las tierras pertenecen a no residentes y las castas y tribus previstas son principalmente asalariados contractuales. Algunos jóvenes trabajan en fábricas de papel. Los depósitos quedan desbordados en la estación de las lluvias y los elefantes de una reserva natural a veces producen daños. La comunidad dispone de una pequeña tienda, de una escuela primaría pública y de otra privada. No hay centro médico. Manjhar, Los medios de vida en este núcleo rural incluyen la pesca, la pob. 550 aparcería y el trabajo asalariado. Las inundaciones constituyen un problema. Las oficinas principales de administración del pueblo se encuentran a seis kilómetros de distancia, pero hay escuela primaria hasta quinto curso, panchayat y angawandi. Algunos habitantes del pueblo tienen un buen grado de instruc- ción, pero la gente en buena situación económica tiende a abandonar el lugar. India 177 BIHAR (continuación) Netarhat, Este panchayat alejado, pintoresco y rico en recursos es una pob. 924 zona turística, próxima a una carretera principal. Los residen- tes son principalmente aborígenes Asur y Nagasia, que desem- peñan su actividad en un trabajo no cualificado y peligroso en minas de bauxita, ilegales en su mayoría. Se dispone también de trabajo jornalero agrícola. Las oficinas principales del dis- trito se encuentran a 150 kilómetros de distancia. Hay una cas- ta, pero no un gobierno panchayat, una finca de cultivo de pe- ras y dos escuelas primarias. Patna, Muchos pobres de Patna, la capital del Estado, trabajan como pob. 2 millones vendedores, vendedores ambulantes y trabajadores de la cons- trucción. Las castas previstas y atrasadas trabajan como asala- riados y hay también muchos niños trabajadores. La ciudad dispone de una amplia infraestructura social, pero gran parte de ésta es inaccesible a la gente pobre. Hay escuelas primarias gubernamentales y prósperos médicos privados. Las carreteras se encuentran frecuentemente dañadas por la lluvia y mucha gente vive en condiciones antihigiénicas. Se llevaron a cabo aquí consultas con ocho grupos de gente pobre, incluyendo vendedores y vendedoras de las zonas de Kamla Nehru, R- block y Gaya Gumti, trabajadores de la construcción de Shri Krishna Puri y niños de la localidad de West Patna de Kurji Balupar. Sohrai, Este núcleo rural tiene principalmente castas de pescadores, pob. 927 agricultores y alfareros. Las oportunidades de trabajo incluyen trabajo asalariado, aparcería y producción lechera. Hay mu- chos terratenientes absentistas. Hay acceso al transporte, un mercado, centros de asistencia sanitaria privada, una escuela primaria hasta quinto curso, escuelas secundarias cercanas, una carretera sobre el terraplén del río y agua potable de cali- dad. Las disputas sobre la tierra y la migración al exterior son usuales. 178 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Notas 1. El equipo de estudio fue dirigido por Somesh Kumar e incluía asimismo a V.C.S. Bahadur, Anindo Banerjee, Ronnie Barnard, Mr. Bhartendu, B. Rama Devi, Shirsendu Ghosh, S. S. Jaideep, H. K. Jha, Joseph Madhumati Katkar, Jyotsna Ku- marn, Neelam Kumari, P. S. Lalita Kumari, Kumari Mridula, G. Muralidhar, K. S. N. Murthy, Mr. Nagendra, Murali Krishna Naidu, Amitabh Pandey, Harshavardan Patnaik, K. J. Prabhavati, Anamika Priyadarshini, B. Saroja Rajashekhar, D. Rajes- hwar, Netala Rajeshwari, R. Ventaka Ramana, V. V. Ramana, V. Paul Raja Rao, E. S. Rathnamma, M. Rajashekhar Reddy, N. Laxmi Narsimha Reddy, Surendra Sain, Neelam Sharma, Shailesh Kumar Singh, Shipra Singh, Surisetty Sreenivas y C. Upendranadh. 2. World Bank, «Memorandum of the President of the International Bank for Reconstruction and Development, the International Development Association and the International Finance Corporation to the Executive Directors on a Country Assistan- ce Strategy of the World Bank Group for India» (27 de junio de 2001), 4. 3. World Bank, World Development Indicators 2001 (Report 22099, abril de 2001). 4. World Bank, «Memorandum of the President», i. 5. World Bank, India: Polices to Reduce Poi'erty and Accelerate Sustainable De- velopment Policies to Reduce Poverty and Accelerate Sustainable Development (Po- verty Reduction and Economic Management Unit, South Asia Region, Report 19471- IN, 31 de enero de 2000), 4. 6. World Bank, «Andhra Pradesh: Draft Report of the Rural Poverty Reduction Task Force» (South Asia Region, 17 de mayo de 2000). 7. Según la Comisión Nacional para Castas y Tribus Previstas, los conflictos de casta son frecuentes en Uttar Pradesh, Bihar y Tamil Nadu. 8. Valerie Kozel y Barbara Parker, "Poverty in Rural India: The Contribution of Qualitative Research in Poverry Analysis,> (World Bank, Poverty Reduction and Eco- nomic Management Unit, South Asia Region, 2000). 9. La nutrición constituye un área problemática en la India, especialmente para los niños en fase de destete. A pesar de un completo programa público de distribución de alimentos, el 53 por ciento de todos los niños menores de 4 años y el 75 por ciento de los niños menores de 4 años en el quinto más pobre de la lista de consumo están desnutridos. World Bank, India, 15. Como parte del programa de Servicios Integra- dos de Desarrollo del Niño puesto en práctica desde 1975, los centros de nutrición ru- rales proporcionan alimentación suplementaria y a veces educación en la primera in- fancia. Ver Anthony R. Measham y Meera Chatteriee, .. Un grupo de mujeres de Waikanabu explica lo siguiente: «La responsabilidad del marido en cuanto al adat (rituales y ceremoruas tradicionales) está siempre en primera línea, mientras que las responsabilidades de la mujer se encuentran sólo en la cocina,. Hombres y mujeres parecen estar de acuerdo en que ,las decisiones de la comunidad constimuyen derechos y responsabilidades de los hombres. El papel de las mujeres consiste sólo en aceptarlas y ponerlas en práctica'. únicamente en Harapan Jaya, un suburbio de Yakarta, dicen las mujeres que asisten a las reuniones de la co- . munudad y hablan cuando es necesario. Sin embargo, incluso ellas indican que los funcionarios del gobierno local «se hacen oídos sordos a lo que las mujeres tienen que decir". En Nusa Tenggara Timu4 una mujer pobre que hable en reuniones públi- cas se considera irreverente y atrae el castigo varonil. La uifluencia de las mujeres queda limitada a instituciones de mujeres dentro de sus propias comunidades, tales como el PK1C. Entre los grupos de debare de mujeres en Java, el PKK alcanza una clasificación alta y sus servicios son valorados. Organi- za mensualmente centros médicos, donde las mujeres tienen fácil acceso a la planifi- cación familiar y a los servicios de salud (incluyendo servicios para niñosl e iniciati- vas de crédito gubernatias, organizando asimismo el crédito rotatorio local e iniciativas de ayuda material. No obstante, incluso en los procedimientos PKK, las mujeres que tienen voz o bien pertenecen a familias en buena situación económica, o bien son las esposas de personas importantes, tales como el alcalde, el líder religioso o el tradicional líder adat. Las mujeres más pobres disponen de poca voz. comunidades pobres, del que se habla más abajo, no están bien considerados por los participantes en la mayor parte de las comunidades visitadas. Frecuentes acusaciones incluyen escasa utilización de objetivos, favoritis- mo y falta de transparencia en la distribución de estos programas. En opinión de un hombre de Galih Pakuwon: «Al final, siempre vemos y pensamos que las actividades no se llevaron a cabo de modo transparente». Esta persona proporcionó ejemplos de arroz subvencionado y de becas que no alcanzaron los beneficiarios previstos, y de asfalto para reparaciones en las carreteras que no fue suministrado, tal como se había prometido. Las becas para que los hijos de las familias más pobres continúen en la es- cuela son un componente del programa JPS. Durante el periodo 1998-99, un total de 3,3 millones de niños indonesios recibieron estas becas. No obstante, los hombres y mujeres pobres tenían conocimiento de estas becas en sólo tres de las doce comunidades visitadas y los niños pobres las recibieron efectiva- mente en sólo unas pocas familias de Pegambiran, Java Occidental. Mientras 196 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras tanto, los hijos de los jefes de vecindad y del alcalde recibieron becas, aunque no eran pobres. Los líderes de la comunidad o los funcionarios de la escuela les dijeron a los padres pobres que los beneficiarios de las becas habían sido deci- didos «desde arriba» (a nivel de distrito o superior) o que los niños pobres no eran suficientemente inteligentes para reunir las condiciones necesarias. Otro programa dirigido de reducción de la pobreza del Gobierno central es Inpres Desa Tertinggal (IDT), que proporciona un fondo rotatorio para préstamos destinado a actividades generadoras de ingresos en pueblos po- bres. En varias comunidades visitadas por los investigadores, las familias más pobres dicen que les han denegado préstamos. Los funcionarios locales les di- jeron a los investigadores que «tenían miedo de que los pobres no pudieran amortizar los préstamos». En su lugar, los préstamos fueron concedidos a personas que consideraban capaces de amortizarlos, es decir a aquellos con negocio establecido o actividades comerciales, que desde luego no eran po- bres y a menudo eran amigos y parientes de los propios funcionarios. IDT llegó por primera vez al asentamiento suburbano de Kawangu en 1996. La administración de subdistrito señala que durante un periodo de dos años se han desembolsado Rp. 40 millones en beneficio de 175 familias Ka- wangu, organizadas en siete grupos diferentes de actividades de generación de ingresos. En la comunidad de Kampung Hunduburung de Kawangu, sin embargo, sólo ocho de las cuarenta y ocho familias clasificadas como pobres recibieron asistencia IDT. Por dicho motivo, los participantes en el estudio otorgaron calificaciones muy bajas a su facilitador IDT, aunque se le paga pa- ra trabajar en la comunidad y garantizar que los fondos se dirijan a los gru- pos más necesitados y a actividades prometedoras. La gente pobre dice que el facilitador aprobaba los préstamos sin consultar a los miemnbros de la comu- nidad. Según Bapak Hawula Windi, un residente local, «La ayuda ni siquiera tocaba las manos de los pobres y no digamos nada de ayudarles». Además de un defectuoso establecimiento de objetivos, algunos de los re- quisitos de generación de ingresos de los facilitadores han resultado desastro- sos para los participantes. Una mujer de Kuwangu explica que su grupo ha- bía decidido utilizar el dinero como ayuda en sus actividades de tejedoras, ya sea para comercializar el producto acabado o para comprar materias primas, tales como hilo. El facilitador rechazó esta idea porque, en su opinión, tejer y vender la tela haría que el periodo de reciclado de los fondos fuese demasiado largo, de forma que se beneficiarían menos personas. Aconsejó al grupo que utilizase el dinero, en su lugar, para criar aves de corral. Sin embargo, la cría de aves de corral se vino abajo porque los servicios de inmunización no esta- ban fácilmente disponibles y muchas aves murieron de enfermedad. El resul- tado neto fue una pérdida de tiempo para todos y la falta de beneficios para las familias pobres, a pesar del desembolso de fondos IDT. Waikanabu es la única comunidad donde las familias pobres mencionan que recibieron y obtuvieron continuos beneficios de IDT, así como de Sapi Banpres, que proporciona ayuda para la cría de ganado. Comunican asimis- Indonesia 197 mo buenas experiencias con el programa Comida/Dinero en Efectivo por Trabajo en 1998, que proporcionó ayuda de emergencia durante la sequía, junto con aperos agrícolas. Los participantes en el estudio dicen que el alcal- de ha sido eficaz garantizando la equidad en la distribución de la ayuda gu- bernamental en la comunidad. Protección corporal: Asistencia sanitaria El gasto gubernamental en instalaciones de asistencia sanitaria primaria es equitativamente distribuido a lo largo de los quintos de la lista de consumo en Indonesial. A pesar de la presencia de estas facilidades en muchas comuni- dades visitadas para este estudio o cerca de ellas, la gente pobre, sin embargo, otorga una baja calificación a los servicios de atención sanitaria primaria y muchos de ellos dicen que no las usan. En las comunidades orientales de la is- la de Waikanabu, Kawangu y Renggasari, los participantes en el estudio indi- can que no ven la necesidad de invertir esfuerzo, tiempo y gastos de transpor- te para ir a los centros médicos, ya que no reciben medicinas allí. En Kawangu, los participantes señalan que la enfermera siempre dice que se han agotado las existencias de medicinas. Incluso si se encuentran disponibles, las medicinas prescritas cuestan muchas veces más que una mezcla de hierbas proporcionada por un curandero local tradicional. De un modo parecido, las clínicas de maternidad del pueblo, construidas para la matrona oficial con aportaciones de la comunidad , en Waikanabu y Genengsari siguen sin ocupar. La matrona visita los pueblos sólo una vez al mes y las mujeres, evidentemente, no pueden ajustar el momento de sus par- tos a las visitas mensuales de ella. En lugar de ello, confían sus partos a una partera tradicional sin título (dukun). También consultan con la dukun las enfermedades de los niños. Una mujer de Kawangu expresa así su opinión: «Tenemos dudas sobre la capacidad de la dukun para el tratamiento de nues- tras dolencias. La medicina que suministra para diferentes síntomas es siem- pre exactamente igual. Sin embargo, puesto que no hay elección, y la dukun es más accesible, precisamente recurrimos a ella». Los gastos de asistencia pública para atención hospitalaria en Indonesia fa- vorecen en gran medida a los grupos de ingresos en buena situación económica, con el quinto de gasto superior de la lista recibiendo un 40 por ciento de gasto de gobierno, mientras que menos del diez por ciento va al quinto de gasto infe- rior. En casi todas las comunidades visitadas para el estudio, hombres y muje- res pobres dicen que pueden recibir tratamiento más fiable y acceso a las medi- cinas si van a los hospitales, pero a menudo evitan el tratamiento hospitalario porque hace más profundo su endeudamiento. Algunos participantes en el estu- dio señalan que los gastos de hospital les han dejado en la miseria. En Pada- mukti, una mujer pobre afirma que su madre fue tratada de cáncer de pecho en el hospital de Majalaya (a unos cuatro kilómetros de su pueblo) y murió tres meses más tarde. Para poder pagar el tratamiento de su madre, medicaciones y 198 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras otras deudas, la familia se vio obligada a vender su campo de arroz y la casa. Un grupo de debate que participa en Semanggi dice: «En cuanto a enfermeda- des más graves, la gente debería acudir al hospital, pero el alto coste requerido ha hecho que la gente pobre considere al hospital sólo como su último recurso, una vez que la enfermedad se ha convertido en realmente mala». Luchando por conseguir un crédito: Fuentes oficiales y extraoficiales Además de los mal dirigidos programas de crédito gubernamentales de los que se ha hablado más arriba, los participantes en el estudio en Indonesia mencionan un buen surtido de canales de crédito oficiales y extraoficiales y dicen que dependen en primer lugar de los mecanismos de crédito extraofi- ciales, tanto para ayudarles a hacer frente a las necesidades diaria como en épocas de emergencia. Los programas de las ONGs y de crédito privado reciben evaluaciones favorables, pero sólo están disponibles en dos de las comunidades visitadas. La ONG Yayasan Wahana Tani Mandiri/FADO ayuda a la gente pobre de Renggarasi con créditos para apoyar la diversificación de cultivos y propor- ciona asimismo formación, plantas pequeñas y orientación para pequeños negocios. La gente pobre considera que su bienestar ha mejorado sensible- mente mediante esta ayuda. Igualmente, los bancos privados móviles de Nusa Tenggara Barat están demostrando que los servicios de microcrédito pueden ayudar a la gente pobre a cambiar sus vidas (recuadro 2). Pequeños vehículos bancarios locales de tipo cooperativo o privado llegan todos los días a las co- munidades para ofrecer pequeños préstamos semanales o mensuales y recibir amortizaciones diarias. Las comunidades visitadas de Nusa Tenggara Tímur informan que las iglesias locales también ofrecen servicios de crédito y aho- rro para los pequeños negocios. Para atender las necesidades del día a día, las familias pobres solicitan cré- dito de las casas de empeños en las zonas urbanas y del almacén del pueblo en las zonas rurales. Los almacenes del pueblo son valorados por ofrecer géneros, incluso cuando el efectivo para las compras no está inmediatamente disponi- ble. En Genengsari, las tiendas locales y los puestos de mercado son clasifica- dos como las instituciones de crédito más importantes por tres de cada cuatro grupos de debate. Los fuertes aumentos de los precios de los alimentos desde finales de 1997 han hecho que estos recursos sean tanto más importantes para las familias pobres. Los tenderos y sus clientes pobres funcionan con gran con- fianza mutua, ya que todas las transacciones de crédito son informales. Para la gente pobre de zonas urbanas, prestamistas y casas de empeños se describen a menudo como males necesarios, es decir, las únicas fuentes de préstamos cuando uno necesita dinero urgentemente. Los exorbitantes tipos de interés, superiores al 30 por ciento mensual, hacen no obstante que los prestatarios se hundan en el endeudamiento con pocas posibilidades de salir Indonesia 199 ARECUDRO 2. lanco D6w11 WirndL: Srvidos a la meda de las necida« de bs clh.s pons Banco Wiranadi es una de las diversas instituciones financieras móviles que fun- cionan en el subdistrito de Narmada de la isla de Lombok, sirviendo a residentes de Pondok Perasi en Ampenan Utara diariamente. desde la mañana a la tarde. En opinión de un cliente, -El sistema de tomar dinero a préstamo es muy sencillo: el prestatario sólo necesita firmar un acuerdo con el personal del Banco-. Los acuer- dos pueden "firmarse" estampando la impresión del pulgar del prestatario sobre una tarjeta de registro del préstamo. Los préstamos están a la disposición de cualquiera, sea rico o pobre, sin discri- minación. La honradez y la amortización regular constituyen los únicos requisitos. El tamaño de los préstamos varía de Rp. 1 5.000 a Rp. 200.000 (LIS$ 2-US$ 25 en el momento del estudio), con un 5 por ciento de interés mensual. Las amortizacio- nes se efectúan diariamente, ya que la mayoría de los pescadores prefieren hacerlo así. Se podrá disponer de posteriores préstamos sobre la base de la regularidad de lis amortizaciones. Uln cliente dice, «Si tomo prestado Rp. 25.000, entonces ten- dré que amortizar Rp. 1.000 diariamente durante treinta días. El Banco deduce Rp. 2.500 por préstamo en concepto de comisión administrativa». La confianza mutua x el deseo de mantener una relación de crédito continuada hacen que las amorrizaciones sean regulares. de ello. La casa de empeños es preferida a los prestamistas porque, aunque paga por debajo del valor de mercado del artículo pignorado y carga un 10 por ciento de interés mensual, existe la posibilidad de volver a comprar los artículos pignorados. En Kawangu, las mujeres clasifican a la casa de empe- ños como la institución más importante, ya que no hay mucha gente rica u otras instituciones que presten dinero en la comunidad. Las mujeres de un grupo de debate de Tanjungrejo se explican así: «El prestamista y la casa de empeños son como marido y mujer. Un mes tomamos prestado del prestamis- ta y pagamos a la casa de empeños. Al mes siguiente, tomamos prestado de la casa de empeños y pagamos al prestamista». Los comerciantes pueden ser una fuente de crédito, pero en términos muy desventajosos. El comerciante de pescado (pelele) de Ampenan Utara presta di- nero para alquilar motoras y comprar combustible. En contrapartida, los pes- cadores deben vender sus capturas exclusivamente al pelele a un precio inferior al de mercado. El viajante de comercio de tejidos (populele) proporciona la misma clase de crédito vinculante a tejedoras de Waikanabu y Kawangu. La gente pobre cuenta también con los vecinos ricos para el crédito, a ve- ces en buenas condiciones, pero a menudo con un alto riesgo. Una mujer de Ampenan Utara informa así: «Los vecinos deseosos de ayudar deben conside- rarse especialmente favorables ya que los préstamos son rápidos, casi rutina- rios, sin intereses y pueden llegar a Rp. 1 millón. Además, un compromiso re- sulta normal cuando la amortización no está disponible y, a veces, somos invitados a un negocio conjunto». 200 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Constitución de redes informales de supervivencia Ante los pocos apoyos proporcionados por el Gobierno, el sector privado o los grupos municipales, los pobres de las comunidades en estudio dicen que se sienten más cercanos y cuentan en mayor medida con el apoyo mutuo y los grupos de autoayuda que forman ellos mismos. Un informe de 1996 sobre actividades de desarrollo en los pueblos de Indonesia descubrió que las inicia- tivas locales sin ningún tipo de socios externos ascendían al 38 por ciento de todas las actividades de desarrollo. De forma más específica, el estudio halló que los propios grupos locales llevaban a cabo el 53 por ciento de todos los proyectos de crédito y el 36 por ciento de todos los proyectos que implicaban a instalaciones públicas9. Las instituciones locales más populares identificadas por los participan- tes en el estudio son la oración semanal y los grupos de aprendizaje, que exis- ten en la mayoría de las comunidades de Indonesia. Por ejemplo, en seis de las ocho comunidades visitadas en Java, pengajian, u oración islámica y los grupos de aprendizaje, obtienen una puntuación muy alta entre las institucio- nes valoradas por la gente pobre. Los miembros de estos grupos son del mis- mo género y comparten un origen étnico común, grupo de vecindad o catego- ría de oficio. Sus actividades incluyen la lectura y discusión de textos religiosos y oraciones comunales, combinado con actividades de crédito y ahorro. Los miembros relatan sus infortunios, encuentran oyentes atentos y pueden incluso recibir pequeñas cantidades de ayuda material. Estos grupos reciben especialmente una alta valoración en las zonas urbanas, tanto por parte de hombres como de mujeres. La gente pobre confía también en general en las instituciones religiosas más formales que existen en sus comunidades. Las personas predominantemente ca- tólicas de las islas orientales de Nussa Tenggara Timur, por ejemplo, explican que las iglesias están «siempre preparadas con ayuda durante crisis tales como tifones y terremotos. Asimismo, enseñan la verdad y la comunidad les sigue». En Ampenan Utara, se dice que la mayor parte de las decisiones de la comuni- dad se adoptan en la mezquita después de la oración del viernes al mediodía. Los arisans, o grupos rotatorios de crédito y ahorro, están muy bien consi- derados en nueve de las doce comunidades visitadas en Indonesia. Los miem- bros de un grupo arisan se reúnen regularmente y aportan pequeñas cantida- des a un fondo común de ahorros. De forma periódica, un miembro, elegido por sorteo, dispone de todo el fondo. Esto continúa hasta que cada miembro ha ganado una vez, en cuyo momento empieza una nueva rotación. Esta es la fuente más accesible de crédito sin interés disponible para la gente pobre y constituye un medio esencial de ahorro para aquellos que encuentran difícil poner dinero aparte, sin sacar regularmente alguna cantidad para cubrir las ne- cesidades diarias. Los arisans son populares entre las mujeres, especialmente las que se dedican al pequeño comercio, que utilizan este medio para sus nece- sidades de capital. Las mujeres de Galih Pakuwon consideran que los arisans Indonesia 201 son importantes «en este momento en que los precios de los productos básicos son muy altos». En Semanggi, una mujer pobre dice que el arisan local hizo posible para ella construir una casa, al proporcionarle un préstamo de Rp. 1 millón en 1996. Hasta el momento, ha podido reembolsar Rp. 600.000 en pla- zos semanales de Rp. 10.000. Un hombre pobre de Tanjungrejo dice que es miembro de un arisan que le pagará Rp. 210.000 cuando gane el sorteo. El jimpitan es un mecanismo de la comunidad en la Indonesia rural que proporciona crédito y protección a los miembros más vulnerables de la socie- dad. Jimpitan de arroz y de efectivo son los dos tipos más frecuentes. El jim- pitan de arroz requiere que cada familia participante aporte una taza de arroz cada mes a un fondo común, desde el cual se efectúan los préstamos a las fa- milias pobres. La cantidad de arroz prestado es devuelta cuando el prestata- rio puede. El arroz entregado a personas mayores o incapacitadas no necesita devolución. El jimpitan en efectivo requiere que las familias participantes aporten Rp. 200 semanales. El fondo es prestado a aquellos que necesitan ca- pital adicional para el negocio. Las amortizaciones incluyen una pequeña co- misión administrativa y pueden efectuarse a plazos, una vez que el negocio produzca algún beneficio. Los sistemas jim pitan están establecidos en cada vecindad de Galih Pakuwon y son administrados por un grupo de vecinos. Las relaciones de género aumentan la vulnerabilidad de las mujeres L as relaciones de género en Indonesia distan mucho de ser equitativas. Las Lmujeres pobres se encuentran en situación de desventaja, tanto por géne- ro como por estatus económico, durante toda su vida. La historia de las rela- ciones de género en la familia es, no obstante, complicada. Hay variaciones a lo largo de las regiones del país, con mejoras generales en algunas zonas que afectan al estatus de las mujeres y patrones persistentes de injusticia en otras. Las mujeres de todas las comunidades, y en particular las de Nusa Tenggara Barat, subrayan el carácter vulnerable, de tipo económico y social, de las ca- sas cuyo cabeza de familia es una mujer y señalan el divorcio y la miseria que trae consigo como un riesgo perentorio con el que se enfrentan las mujeres. Las mujeres pobres de Indonesia han sido típicamente asalariadas adicio- nales. En la actualidad, es probable que sean asalariadas principales en mu- chas zonas en las que grandes cantidades de hombres han perdido sus pues- tos de trabajo en fábricas y terrenos para la construcción. Esto no ha hecho cambiar necesariamente, sin embargo, los papeles tradicionales de género. Las mujeres señalan que, en su mayor parte, han añadido la responsabilidad adicional de ganar dinero a sus labores domésticas existentes. Grupos de de- bate de hombres y mujeres en cada comunidad visitada, confirman que las mujeres todavía soportan una carga de trabajo más pesada y más variada que los hombres, si bien los hombres aún son quienes toman las decisiones princi- 202 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras pales tanto dentro como fuera de casa. Tal como dice una mujer de Nusa Tenggara Timur, «Las mujeres tienen más responsabilidades porque ejercen funciones dobles, llevar la casa y también obtener ingresos. Además, las mu- jeres deben asimismo obedecer a sus maridos». Grupos de mujeres informan que los hombres de más de 40 años de edad no comparten el trabajo doméstico ni el cuidado de los niños, si una mujer tie- ne que trabajar fuera de casa. Una mujer de Ampenan Utara afirma lo siguien- te: «Es nuestro destino, así como una antigua tradición, el que las mujeres de- ban hacer más por la casa». Hombres mayores de Renggarasi confirman que «un hombre que cuida de sus hijos pequeños o prepara la comida, es calificado como incompetente para instruir a su mujer adecuadamente, o como domina- do por ella. Un hombre así es mirado por encima del hombro por la comuni- dad». Los hombres más jóvenes, sin embargo, parecen más complacientes. En opinión de un hombre joven de un grupo de debate de Renggarasi, «Hace diez años, hubiera sido imposible ver a un hombre preparando la comida o molien- do grano de arroz, sin embargo esto puede resultar posible ahora». Mejoras con el paso del tiempo Grupos de todas partes están de acuerdo en que las mujeres se encuentran hoy en mejor situación económica de lo que estaban hace diez años, aunque el alcance del cambio y las razones para ello varían mucho. Parece existir una escala gra- dual de cambios en las relaciones de género a través de Indonesia, con la situa- ción más injusta señalada en las provincias orientales de Nusa Tenggara Timur y Nusa Tenggara Barat. Moviéndose en dirección oeste, la situación es mejor en Java Oriental y Central y, en la parte superior de la escala, las comunidades de Java Occidental, tanto rurales como urbanas, son las más equitativas. Según los grupos de debate de hombres de Renggarasi, Nusa Tenggara Timur, «La mujer es una criatura baja o de segunda clase», a la cual un mari- do compra mediante el pago de un precio por la novia, en efectivo o en gana- do vacuno, a sus padres. Un hombre de Kawangu explica así el valor de mer- cadería de mujeres y chicas: «No permitimos que las chicas vayan a la escuela para evitar que sean raptadas por desconocidos, lo que significaría la pérdida por parte de la familia del precio de la novia que la chica les hubiera aporta- do». Aquí, los avances conseguidos por las mujeres han sido relativamente escasos, pero resultan todavía importantes. Las mujeres de Kawangu consi- deran que sus vidas son mejores en la actualidad que en el pasado, ya que se enfrentan con menos formas de violencia física por parte de sus maridos. Asi- mismo, a una mujer se le permite ahora tener dinero propio y comprarse algo para sí misma. Además, aunque hace diez años había un dicho popular que decía «El río deberá fluir aguas arriba antes de que puedas ir a la escuela», ahora se les permite a algunas chicas asistir a la escuela. En Java Oriental y Central, las mujeres hablan de avances adicionales en estatus e influencia. Además de tener un mejor acceso a la educación, las mu- Indonesia 203 jeres son ahora consultadas antes de que sus maridos tomen una decisión so- bre «aceptar grandes préstamos, escoger compañeros para sus hijos, enviar a los niños a la escuela y realizar aportaciones a las funciones de la comuni- dad». Los hombres todavía adoptan a menudo, sin embargo, decisiones uni- laterales sobre la compraventa de animales, tierras y productos agrícolas. En Java Occidental, las mujeres alzan más la voz en la actualidad en las decisiones familiares e incluso hablan alto en reuniones de la comunidad. Han conseguido más poder en la esfera doméstica, porque ganan más ingre- sos en efectivo y gestionan bienes raíces con mayor frecuencia ahora de lo que lo hacían hace diez años. En los pueblos de Java Occidental, las mujeres han tenido que asumir tareas tradicionalmente masculinas en los campos de cultivo y en los bosques durante gran parte del año, ya que los hombre han emigrado a las ciudades para trabajar. El poder para las mujeres, no obstante, es generalmente entendido tanto por los hombres como por las mujeres a través de Indonesia como «autori- dad compartida con los hombres» para resolver problemas domésticos y adoptar decisiones familiares. Tal como explican las mujeres de Java Oriental y Central, «Las mujeres se resisten ahora frente a la injusticia por parte de los maridos y advierten a los hombres si están equivocados. Los maridos se muestran también ahora más comprensivos si la comida es demasiado senci- lla y a veces incluso ayudan en los quehaceres domésticos, si la esposa tiene que salir a ganar dinero». El daño causado por el divorcio La facilidad con la que los maridos pueden divorciarse de sus esposas en al- gunas partes del país es subrayada por las mujeres, a través de las comunida- des en estudio, como una causa principal de la pobreza y malestar de mujeres y niños. El divorcio puede hacer que una mujer y sus hijas pierdan la propie- dad de bienes que fueron adquiridos durante el matrimonio con las aporta- ciones de la mujer. El hombre normalmente se queda con los instrumentos de producción, la casa, los árboles frutales y los muebles. La mujer podría con- seguir bienes de consumo, tales como cereales almacenados, sus propias alha- jas y utensilios de cocina. Según las mujeres de Ampenan Utara, si el marido ha de pagar algún tipo de ayuda para sus hijos, queda a su discreción. En otros lugares, los líderes de la comunidad obligan a los maridos, según se di- ce, a efectuar algunos pagos de ayuda a los hijos. Se dice que las familias a cuyo frente se encuentra una mujer con hijos pequeños, son las que se en- cuentran en peor situación económica, porque no pueden enviar a un miem- bro de la familia a las ciudades en busca de trabajo, cuando no se dispone de este último. Una vez que todos los bienes han sido pignorados y que no se puede disponer de ulteriores préstamos a través de ninguna fuente, las deses- peradas madres sin pareja envían a sus hijos a diferentes casas del pueblo a las horas de las comidas, con la esperanza de que alguien les dará de comer. 204 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Siti nació en Straten, Java Central, hace 45 años. Es viuda con seis hijos, tres de los cuales ya están casados. Los otros tres viven con ella y se encuentran todavía en la escuela. La familia de Siti era la más rica del pueblo de Semanggi. Aunque tenía una buena situación económica, Siti nunca fue feliz porque su marido era alcohólico y a menudo intervenía en asuntos ilícitos. Era, no obs- tante, muy generoso a la hora de facilitar dinero para funciones de la comuni- dad y el desarrollo de su vecindad, lo que le hizo ganar un alto estatus social. El marido de Siti vendió sus tierras y los muebles de la casa sin decírselo a ella y entregó el dinero a su querida, en otro pueblo. Una vez perdidos todos los bienes, Siti finalmente solicitó el divorcio, porque no quería compartir a su ma- rido con una segunda esposa. En aquella época, él ya tenía cuatro hijos con su querida. De la liquidación de divorcio, Siti recibió Rp. 4 millones, calculados como Rp. 1 millón (US$ 127) para ella y Rp. 500.000 (US$ 63) para cada uno de sus hijos. Su marido vendió todas sus joyas y quemó sus buenos vestidos. En toda Indonesia, los hombres dicen que debido a las enseñanzas religio- sas a lo largo de los diez últimos años, el adulterio ha ido disminuyendo. No obstante, las mujeres de varias comunidades comentan que los hombres si- guen teniendo todavía aventuras fuera del matrimonio y, en algunos lugares, con mayor frecuencia ahora que hace diez años. Mientras que los hombres atribuyen el descenso del adulterio a niveles de educación mejorados y a ense- ñanzas religiosas, las mujeres explican que las razones subyacentes son de tipo económico. En Genengsari, dicen lo siguiente: «La crisis económica ha hecho que los hombres estén más atentos a ahorrar dinero. En consecuencia, son ahora más leales con la primera esposa. Antes, si tenían dinero extra buscaban de inmediato una nueva esposa». Un descenso en la propiedad de ganado ha ocasionado, al parecer, la realización de menos negocios en Kawangu. Hace diez años, los hombres poseían más ganado vacuno por familia y podían hacer frente con mayor facilidad al pago de las penas por adulterio, impuestas por los líderes de la comunidad, que eran pagadas en ganado vacuno. Las mujeres explican que la probabilidad del adulterio puede reducirse a una simple ecua- ción: Si los hombres disponen de recursos sobrantes, serán mujeriegos. Las viudas son también sumamente vulnerables en la sociedad indonesia. Mujeres viudas, ancianas, del pueblo de Galih Pakuwon dicen que han llega- do a acostumbrarse a vivir en una situación de hambre incesante. Dependen de sus hijos, que se enfrentan ellos mismos a dificultades acrecentadas, debi- do a la pérdida de puestos de trabajo y a unos ingresos disminuidos. En estas condiciones, a las viudas les de vergüenza pedir un poco más de comida. Descenso de los malos tratos domésticos, pero todavía frecuentes Los grupos de debate de ocho de las doce comunidades visitadas indican que los niveles de malos tratos domésticos contra las mujeres están en descenso. No obstante, hombres y mujeres no están de acuerdo sobre el alcance y las Indonesia 205 formas de la violencia doméstica en Indonesia actualmente. Mientras que muchos hombres dicen que la violencia contra las mujeres ha disminuido sig- nificativamente a lo largo de los diez últimos años, las mujeres describen una situación más variopinta. En la mayoría de las comunidades, los debates sobre la violencia mencio- nan injusticias de todo tipo contra las mujeres. Estas últimas citan más tipos de injusticia que las que señalan los hombres, incluyendo palizas, injurias verbales, fraudes y mentiras, y poligamia. Las mujeres pueden ser expulsadas de la casa, abandonadas o ser objeto de divorcio y ser dejadas solas en la edu- cación de los hijos. Además, las mujeres de comunidades específicas mencio- nan las siguientes prácticas: esposas que son vendidas como prostitutas (Tan- jungrejo, Java Oriental), mujeres a las que se les prohibe salir de casa sin el permiso del marido (Ampenan Utara, Nusa, Tenggara Barat; Renggarasi, Nusa Tenggara Timur) y mujeres que son atadas con cuerdas (Waikanabu, Nusa Tenggara Timur). En contraste, los hombres mencionan las injurias verbales, la infidelidad y «el propinar unos golpes cuando una mujer actúa fuera de lo razonable» como la única violencia que existe contra las mujeres. Mientras que los hombres sos- tienen que la violencia ha disminuido, expresan la necesidad de controlar las vi- das de sus esposas e hijas. Los hombres de Kawangu, Nusa Tenggara Timur, explican que incluso ahora «los hombres prohiben a sus mujeres salir de casa, porque ello sólo haría que descuidasen su trabajo doméstico». Expresan asi- mismo la opinión de que «los hombres pegan a sus mujeres porque las aman». En Renggarasi, donde se reconocen importantes descensos en la violencia contra las mujeres por los grupos de debate, tanto de hombres como de muje- res, estas últimas dicen que las cosas van ahora mejor que en el pasado, debi- do en gran medida a que han dejado de estar muertas de hambre o atadas por sus airados maridos: En el pasado, cuando una mujer cometía una equivocación o incluso no cometía equivocación alguna, pero el marido se sentía molesto, ella se convertía en el blanco de la ira de sU marido. Las mujeres podían ser golpeadas, tener que oír fuertes improperios, ser RECUADRO 3. Mujeres adúlteras gravemente castigadas Los castigos aplicables a las mujeres adúlteras en la actualidad, se describen a me- nudo como menos draconianos de lo que lo eran hace diez añios. Los grupos de de- bate de Nusa Tenggara Turur, Nusa Tenggara Barat y West Java. por eiemplo, di- cen que hace diez años a una mujer sorprendida en una relación ilicita la podrían haber matado sus propios parientes o la familia de la esposa de su amante.En la actualidad, en contraste, la dejarían libre con humillación pública organizada y os- rracismo social. El hombre, por otra parte, podria escapar pagando una muita y sin sufrir ulteriores consecuencias. 206 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras atadas con una cuerda o ser privadas de alimentos. Si una mujer emprendía la huida, buscando refugio en casa de sus padres, estos últimos le dirían simplemente que se fuera a casa, ya que una situación así era algo usual en cada familia porque su hiba había sido ya belis, o comprada, por su marido. Además, aunque el adulterio ocasiona severas sanciones sociales para las mu- jeres, sus consecuencias son menos graves que en el pasado (recuadro 3). En Tanjungrejo (Java Oriental), donde los grupos de debate, tanto de hom- bres como de mujeres, también mencionan un descenso en la violencia, los hombres lo atribuyen a la influencia de las enseñanzas islámicas, que des- aprueban los malos tratos físicos. Los hombres admiten, no obstante, que las mujeres continúan siendo injuriadas verbalmente, abofeteadas, golpeadas y abandonadas para ser sustituidas por otras mujeres. Conclusión E n todas las comunidades visitadas, la gente pobre indica que la señal más E inequívoca de bienestar consiste en la posesión o en tener acceso a instru- mentos que les permitan ganarse la vida y reducir su vulnerabilidad ante la mi- seria. En las llanuras rurales, estos instrumentos incluyen tierras, ganado y los medios de riego. En las zonas costeras, son una motora y una red de pesca. En las regiones montañosas y forestales, se trata de árboles frutales y huertos de café, cacao y caucho. Por último, en las zonas urbanas la clave es un empleo que pague los sueldos con regularidad o el capital para el comercio. Las perso- nas en situación de bienestar en Indonesia también poseen paz mental, relacio- nes familiares armoniosas y el respeto de sus vecinos. Pueden educar a sus hijos para que sean religiosos y obedientes. Un anciano del pueblo de Padamukti lle- ga a declarar que «el bienestar aumenta la fe que uno tiene en Dios y desarro- lla tanto la propia paciencia como la capacidad de ahorro de recursos». En contraste, pobreza y malestar en Indonesia quieren decir falta de bienes, impotencia ante la explotación o el abuso, endeudamiento más profundo, riesgos estacionales, dependencia de recursos naturales en disminución y de- gradados, escasas infraestructuras y falta de armonía en la familia. La crisis económica ha hecho que las vidas de muchas personas sean todavía más inse- guras. Consideradas en su conjunto, estas desventajas dejan a la gente pobre en constante riesgo de indigencia. Los hombres y mujeres que participaron en el estudio, compartían una serie de recomendaciones para reducir la pobreza en sus pueblos y ciudades. Los participantes en el estudio de Renggarasi sugieren que un mayor acceso a los servicios de ahorro oficial, crédito y capital riesgo, directamente dirigidos a familias pobres, les permitiría adquirir los bienes que necesitan para un em- pleo estable y romper así el ciclo de endeudamiento creciente. En Ampenan Indonesia 207 Utara, la gente dice que la pobreza se ha mitigado en este pueblo pesquero debido a equipos de pesca mejorados, un mejor acceso a los préstamos para pequeños negocios, la disponibilidad de crédito gubernamental a largo plazo y de ONGs para motores fuera borda y a precios más altos del pescado con motivo de la crisis. Los grupos urbanos citan el acceso al crédito y también dicen que sus circunstancias podrían mejorar si se presentasen más oportuni- dades en el sector extraoficial y en los puestos de trabajo oficiales que requie- ran un bajo nivel de formación y conocimientos, así como programas de for- mación profesional de tipo formal e informal. Un participante en un grupo de debate del pueblo de Renggarasi declara: «Tal como pueden ver, lo más im- portante para nosotros es trabajar» Los participantes en el estudio informan acerca de extensos problemas de gestión de los asuntos públicos y proporcionan sugerencias concretas para sus autoridades. Afirman que disponen de poca información acerca de los programas de gobierno, incluyendo iniciativas de red de seguridad, e infor- man de una corrupción y de un favoritismo generalizados en la prestación de servicios. En su opinión, los programas de gobierno son ampliamente inefica- ces, ya que la gente pobre no dispone de canales para influir en ellos y asegu- rar su responsabilidad. Sugieren, por ejemplo, que se pongan en servicio anualmente programas de alimento-por-trabajo entre las temporadas de siembra y cosecha y que se mejoren la información y el control en relación con los programas de arroz barato y de asistencia sanitaria gratuita. En sus vidas diarias y durante las crisis, los hombres y mujeres pobres dicen que cuentan en gran medida con sus propias redes locales de familia, parientes, vecinos, grupos religiosos, grupos de crédito y ahorro y organizaciones ex- traoficiales de la comunidad. Estos constituyen fundamentos valiosos sobre los cuales un gobierno más descentralizado podrá constituir asociaciones pa- ra atender las necesidades de la comunidad. Elevar el estatus de las mujeres en la familia y en la comunidad, en sentido más amplio, constituye otra importante tarea que se tiene por delante. Exigirá ajustar normas inalterables de comportamiento y creencias tradicionales sobre las funciones de género en la sociedad. Para reducir las fuentes más extremas de vulnerabilidad, un comienzo positivo estaría constituido por acciones sociales y legales para proteger la situación económica y social de las mujeres en casos de divorcio o adulterio. También resultan decisivas las penas aumentadas, y ejecu- tadas, para los hombres que maltratan a sus esposas e hijos, físicamente o de otro modo. Se requieren ulteriores iniciativas, centradas en aumentar la partici- pación de las mujeres en la toma de decisiones de la comunidad. 208 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras CUADRO 2. Comunidades en estudio de Indonesia JAVA OCCIDENTAL Galih Pakuwon, El cuarenta por ciento de los habitantes del pueblo son agricul- pob. 4.579 tores y el resto son trabajadores asalariados en la agricultura o en la cría de ganado. Hay dieciocho conexiones de teléfono privado en el pueblo, incluyendo una en el ayuntamiento, pero no se dispone de teléfono público. El noventa por ciento de las casas tienen electricidad. No hay centro médico y sólo un pues- to de salud integrado, que atiende a niños de menos de 5 años. La zona está expuesta a desprendimientos de tierras en la esta- ción de las lluvias. Harapan Jaya, En este núcleo urbano de alta densidad de población, en los al- pob. 49.776 rededores de Yakarta, una mayoría de residentes son emigran- tes de zonas rurales. Casi la mitad de los hombres y mujeres trabajan en el sector informal y otros trabajan como braceros y funcionarios. Los habitantes de este núcleo urbano tienen acce- so a la mayoría de los servicios, incluyendo electricidad, teléfo- nos, escuelas y un centro médico. Padamukti, La población de este pueblo, en su mayor parte musulmana, pob. 6.123 está uniformemente distribuida entre trabajadores agrícolas, peones en fábricas de prendas de vestir y personas dedicadas al comercio/negocios privados. La mitad de las mujeres son amas de casa y el resto trabaja como peones agrícolas o fabriles. El pueblo dispone de muchas comodidades, incluyendo teléfonos y un centro médico. El pueblo se inunda con ocasión de cada estación de las lluvias y las aguas de la inundación permanecen sobre los campos de cultivo durante meses. Pegambiran, Este núcleo urbano de alta densidad de población está situado pob. 14.891 en una zona costera, cerca del estuario de un río. Más del 60 por ciento de los hombres trabajan como operarios industria- les, algunos se dedican al pequeño comercio y un pequeño nú- mero de ellos son agricultores. La zona es propensa a frecuen- tes inundaciones. El crecimiento demográfico es de un 6-8 por ciento anual. Los grupos étnicos incluyen javaneses, chino-in- donesios y gente de origen árabe. Hay teléfonos públicos y pri- vados, una oficina de correos, un centro médico y varios pues- tos de salud. Indonesia 209 JAVA CENTRAL Genengsari, El pueblo está situado cerca de bosques de teca y a siete kiló- pob. 3.400 metros de la carretera más cercana. La mitad de las casas tie- nen electricidad. La población es al 100 por cien de javaneses musulmanes, el 85 por ciento de los cuales son agricultores. Hay tres conexiones telefónicas en el pueblo: en el ayuntamien- to y en las casas de los profesores de escuela primaria, que no son nativos del pueblo. No hay centro médico, pero hay una comadrona en el pueblo. Inundaciones, terremotos, la sequía e incendios han dañado la zona a lo largo del último decenio. Semanggi, En este núcleo urbano de alta densidad de población, a las ori- pob. 30.285 llas del río Bengawan Solo, la población se dedica al trabajo en la fábrica, sectores de servicios extraoficiales, a la construcción y al pequeño comercio. La zona queda inundada en cada esta- ción de las lluvias. Hay una ONG que trabaja en la comuni- dad. Todas las casas tienen electricidad, algunas tienen teléfono y hay un centro médico. JAVA ORIENTAL Banaran, Todos los residentes de este pueblo son javaneses musulmanes pob. 1.863 y el 95 por ciento de ellos son agricultores. El veinticinco por ciento de las casas tienen electricidad. Muchas familias han en- viado a algunos de sus miembros al extranjero a trabajar. Hay una maternidad y una comadrona, así como una escuela pri- maria. El pueblo se encuentra situado a tres kilómetros de la carretera permanente más cercana. Tanjungrejo, Se trata de una comunidad urbana de alta densidad de pobla- pob. 24.091 ción donde la gente trabaja principalmente como buscadores entre la basura y peones, habiendo también algunos funciona- rios. El noventa por ciento de las casas disponen de electricidad y hay un centro médico y una escuela. El teléfono más cercano se encuentra a diez minutos de distancia andando. La comuni- dad es en su mayor parte musulmana, con unas pocas familias cristianas. 210 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras NUSA TENGGARA BARAT Ampenan Utara, En este núcleo costero suburbano, las principales ocupaciones pob. 16.763 son la pesca, la carpintería, la albañilería, el comercio y la fun- ción pública, así como el empleo en el sector privado. Para au- mentar los ingresos familiares, muchas mujeres se dedican al pequeño comercio, principalmente vendiendo pescado o le- gumbres en un puesto. La mayoría de la población pertenece al grupo étnico Sasak, que son musulmanes. Otros grupos étnicos incluyen los bugineses, balineses, timoreses y chinos. Todas las casas tienen electricidad y hay tres doctores así como un centro médico. NUSA TENGGARA TIMUR Kawangu, Aunque se trata de un núcleo de población suburbano, la ma- pob. 2.764 yor parte de sus habitantes se dedica a la agricultura. En cada estación de las lluvias, especialmente durante febrero y marzo, la zona queda inundada, produciéndose daños en plantaciones y cultivos. Los cultivos son también propensos a los ataques de las plagas. La mayoría de sus habitantes son nativos de la re- gión y pertenecen a uno de los quince clanes tradicionales. La mayoría son cristianos y los misioneros han realizado su activi- dad en la región durante muchos años. Hay un centro médico, pero no hay oficina de correos ni teléfono. El setenta por cien- to de las casas dispone de electricidad. Renggarasi, Se trata de una comunidad enteramente rural, en la que el 90 pob. 2.000 por ciento de las familias son agricultores. Los tres clanes prin- cipales son los Moa Kolo, Laki One y Wedonoi. Toda la pobla- ción es católica. Se soportan con frecuencia desastres naturales tales como inundaciones y terremotos. Hay una escuela prima- ria y un centro médico, pero no hay electricidad ni oficina de correos y el teléfono más cercano se encuentra a cuarenta y cuatro kilómetros de distancia. Las ONGs están trabajando ac- tivamente en la comunidad. Waikanabu, Se llega a este remoto pueblo caminando durante cuatro horas pob. 888 desde el trayecto de autobús más próximo. El noventa y ocho por ciento de las familias se dedican a la agricultura, tanto en tierra de secano como en arrozales. Otros puestos de trabajo incluyen labranza con animales y artesanía. Las mujeres elabo- ran tenun ikat (un tejido hecho en un telar, a mano, a partir de hilo teñido por enlace) y esterillas trenzadas, aunque su princi- pal ocupación es la agricultura. No hay electricidad en el pue- blo, pero hay tres puestos de atención sanitaria integrados, una escuela, así como cinco iglesias y un mercado local. Indonesia 211 Notas 1. El equipo de estudio de Indonesia fue dirigido por Nilanjana Mukheriee e in- cluía asimismo a Alma Arief, Ratna 1. Josodipoero, Sita Laksmini, 1. Nyoman Oka, Amin Robiarto, Setiadi, Joko Siswanto, Ronny So, Devy. R. Soemardi, Suhardi, Nyo- man Susanti, Herry Widjanarko y Susi Eja Yuarsi. 2. World Bank and International Finance Corporation, «Memorandum of the President of the International Bank for Reconstruction and Development, the Interna- tional Development Association, and the International Finance Corporation to the Executive Director on a Country Assistance Strategy of the World Bank Group for In- donesia» (8 de febrero de 2001), 5; y World Bank, «East Asia Update: Regional Over- view, Special Focus: Financial and Corporate Restructuring, Poverty Reduction and International Development Goals, Environment» (East Asia and Pacific Region, mar- zo de 2001), 15. 3. Estas cifras de pobreza están basadas en la línea internacional de pobreza de US$ 1 al día por persona a precios de 1985. World Bank, «East Asia: The Road to Re- covery» (Report 18475, septiembre de 1998), 3. 4. World Bank, «Poverty Reduction in Indonesia: Constructing a New Strategy» (East Asia and Pacific Region, Environment and Social Development Sector Unit, oc- tubre de 2000, borrador), 5. 5. Rukun Tetangga (RT) es la unidad de vecindad más pequeña, compuesta de 30-40 casas; Rukun Warga (RW) es una unidad mayor que agrupa a varias RTs. 6. A no ser que se indique de otro modo, las referencias en este libro al 20 por ciento más pobre o más rico de la población se refieren a estadísticas que clasifican a la gente por lo que consumen con preferencia a por lo que ganan. 7. Al ser desalentadores los informes de resultados iniciales, se llevaron a cabo revisiones para introducir una mayor transparencia y un mejor control de la pobreza en los programas de Red de Seguridad en 2000. Son, sin embargo, difíciles de justifi- car como programas de «emergencia» tres años después de la crisis económica. Las estrategias de reducción de la pobreza necesitan ahora trasladar su atención a progra- mas y políticas que incluyen recursos y efectos mucho mayores sobre la población: por ejemplo, el presupuesto de red de seguridad es muy inferior a los RP 28 billones asignados a un programa de subvención del combustible que beneficia en gran medi- da a los grupos más ricos del país. Ver World Bank, «Poverty Reduction in Indone- sia», 48. 8. World Bank, «Poverty Reduction in Indonesia», 47. 9. Estudio World Bank Level Institutions (LLI), citado en World Bank, «Poverty Reduction in Indonesia», 20. 212 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras nia-Herzegovina as desgarradas por la guerra Dino Djipa, Mirsada Muzur y Paula Franklin Lytle' Senad tiene 49 años de edad y es, de oficio, obrero metalúrgico. Vive con su esposa y dos niños pequeños en un barrio céntrico de Zenica en una zona co- nocida como «la Muralla China», un complejo de edificios de apartamentos de diez alturas, ensamblados en una estructura similar a una muralla. Senad recibió el apartamento de la factoría de acero en donde trabajó durante vein- tinueve años antes de la guerra. En aquellos días, pagaba sus facturas regu- larmente y en verano tomaba unas cortas vacaciones con su familia en el cen- tro de vacaciones del sindicato. Durante la guerra, Senad estuvo en situación de asignación de trabajo en lugar de en combate. «Trabajé en producción es- pecial durante tres años y medio, sin recibir paga alguna. Recibí unos pocos paquetes: harina y conservas alimenticias», dice Senad. Los años de la guerra fueron extremadamente difíciles para él porque no podía explicar a sus hijos el motivo por el que no había nada para comer. Senad está ahora en una lista de espera para empleo. Nadie más en su fa- níilia, trabaja. Sus hijos se encuentran en la escuela primaria y no puede ha- cer frente a todas sus necesidades, en particular ropa. «Resulta muy difícil ahora. No hay dinero. No puedo robar, simplemente no puedo y no lo haré debido a mis hijos, ya que no desearía que empezasen a robar. Es muy impor- tante mantener la dignidad propia», dice él. Cuando puede encontrar algún tipo de trabajo, Senad corta madera, des- carga carmiones de harina o lleva a cabo cualquier otro trabajo manzual. Al re- cibir el dinero de la paga, abona el recibo de la luz y gasta el resto en comida. Tiene grandes deudas de empresas de servicio público. «Nunca he estado en- deudado y ahora me encuentro en una situación en la que puedo tener que ir a los tribunales a causa de niis deudas». Cuando resulta absolutamente indispensable, Senad compra ropa para sUs hijos y subraya que no se gasta nada en si mismo o en su mujer. La com- 213 pra de muebles ni siquiera se les pasa por la cabeza. Lo único que queda de electrónica en el apartamento es un viejo televisor y un antiguo aparato de radio. Las demás posesiones de la familia fueron vendidas durante la guerra para comprar alimentos. «Este televisor está a punto de estropearse, pero no creo que pueda permitirme arreglarlo y no digamos comprar otro nuevo». Aunque Senad cree que la guerra es la principal causa de su caída en la pobreza, se siente sin embargo muy decepcionado con la factoría de acero y el Estado por su falta de preocupación por los trabajadores. «No espero na- da mejor, ya que las cosas sólo pueden ir a peor. La guerra ha causado esta si- tuación y no sé cómo saldrá todo». \ ligual que Senad, muchas personas en Bosnia-Herzegovina consideran A la guerra como la causa de su desgracia. Durante la guerra de 1992 a 1995, más de la mitad de los 4,5 millones de habitantes del país fueron des- plazados: la mayoría efectuaron un desplazamiento interno, pero aproxima- damente 800.000 abandonaron el país. Además, una cifra estimada de 200.000 personas resultaron muertas con motivo de la guerra. Se cometieron atrocidades generalizadas durante la guerra y murieron muchos más civiles que soldados. Mientras que la infraestructura física ha sido reconstruida, las vidas de la gente permanecen destrozadas por la pérdida de medios de vida y la dislocación social continuada. La mayoría de los trabajadores del país per- dió sus empleos, muchos perdieron sus ahorros cuando los activos del banco fueron congelados, más de la mitad de las viviendas estaban dañadas y los ni- ños perdieron años de enseñanza. De la población total, cerca de la mitad son bosnios2, aproximadamente un tercio son serbios (ortodoxos), y alrededor de una sexta parte son croatas (católicos). Con arreglo a los Acuerdos Dayton de 1995, Bosnia-Herzegovina fue dividida en dos entidades: la Federación de Bosnia-Herzegovina, com- puesta principalmente por bosnios y croatas y la «Republika Srpska», princi- palmente serbia. A nivel nacional, están en vigor acuerdos tripartitos de ges- tión de los asuntos públicos, pero tienen limitados poderes. La toma de las más importantes decisiones políticas ha sido devuelta a las dos entidades, donde partidos políticos de base étnica han ganado la mayor parte de las elecciones de posguerra y hay poco consenso, incluyendo lo referente a las políticas que se necesitan para apoyar la transición a una economía de merca- do. A pesar de la difícil situación política, se ha consolidado la paz, se ha res- tablecido el crecimiento económico y el programa de reconstrucción ha teni- do en su mayor parte éxito'. Una gran parte de la actividad económica ha sido impulsada por el muy amplio programa de reconstrucción, financiado en gran medida por donantes. Bosnia-Herzegovina es ahora uno de los países más pobres en la región de Europa y Asia Central. La renta per cápita descendió desde US$ 2.429 en 1990 a US$ 456 en 1995, recuperando sólo hasta US$ 1.080 en 1999. No 214 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras hay disponibles datos fiables de pobreza, pero las mejores estimaciones sugie- ren que el 27 por ciento de los bosnios descendieron por debajo de una línea de pobreza relativa en 1997, mientras que el 11 por ciento eran sumamente pobres y no podían atender sus necesidades alimenticias inmediatas4. Antes de la guerra, la distribución de la renta era relativamente uniforme y había poca pobreza extrema. Los investigadores hablaron con gente pobre en cinco comunidades de la Federación y en tres de la «Republika Srspska» (ver cuadro 2, Comunidades en Estudio de Bosnia-Herzegovina, al final del presente capítulo). Al escoger las comunidades para el estudio, los investigadores trataron de conseguir dis- tribución geográfica, diversidad rural y urbana e inclusión de diferentes gru- pos de gente desplazada. Los investigadores incluyeron de este modo una ciu- dad típica de tamaño medio, donde una industria específica, ahora cerrada o trabajando con capacidad reducida, había dominado la zona y sus opciones de empleo, así como una zona con campos de refugiados. Finalmente, los in- vestigadores incluyeron zonas en las que se aplicaban los programas del Ban- co Mundial, sobre la base de las recomendaciones de la Misión Residente del Banco Mundial. Los participantes en el estudio pertenecen a diversos grupos étnicos e incluyen tambien a gente desplazada, refugiados y personas que re- gresan. En el momento de la investigación, 860.000 personas se encontraban todavía internamente desplazadas. El trabajo de campo para el estudio de Bosnia-Herzegovina, realizado durante los meses de marzo y abril de 1999, se llevó a cabo en circunstancias de particular dificultad. Los bombardeos de la OTAN en la vecina Yugosla- via restringían los viajes a algunas zonas. Por ejemplo, un pueblo selecciona- do en la frontera entre Rusia y la Federación tuvo que ser sustituido por otro y no a todos los miembros del equipo se les permitió entrar en la entidad ser- bia de Bosnia-Herzegovina. Las carreteras montañosas y heladas suponían una dificultad añadida. Los participantes en grupos de debate fueron identificados mediante una diversidad de métodos, incluyendo la utilización de contactos existentes ofi- ciales y extraoficiales, establecidos por el equipo de investigación en áreas lo- cales. Se organizaron un total de setenta y dos grupos de debate, incluyendo cuarenta y nueve con hombres, mujeres y jóvenes pobres. Los veintitrés gru- pos de debate restantes se centraron en grupos de población especiales, tales como los mayores, refugiados y grupos que combinaban diferentes géneros y generaciones. Además, se llevaron a cabo un total de sesenta y dos estudios de casos individuales, incluyendo cuatro con personas que habían sido po- bres pero que se encuentran ahora en buena situación econóonica. Prism Research, una compañía privada que presta servicios de marke- ting, medios e investigación social, realizó el estudio en asociación con un científico social americano con experiencia previa de investigación en el país. Bosnia-Herzegovina 215 Este capítulo examina los efectos a largo plazo de la guerra sobre la po- blación de Bosnia-Herzegovina, que incluyen la destrucción de la clase me- dia, malestar general, pérdida de infraestructuras e industrias, una numerosa población desplazada, tensiones en las relaciones de género a nivel familiar y la muy limitada capacidad de diversas instituciones para atender las necesida- des de tanta gente hundida en la pobreza. Una pérdida tras otra La guerra de Bosnia-Herzegovina destrozó las vidas de la mayoría de sus Lhabitantes. Aunque unos pocos prosperaron, la mayoría descendió desde la clase media a la pobreza, al perderse puestos de trabajo, casas y posesio- nes. Los hombres volvían a casa heridos y otros no regresaron. Numerosos civiles resultaron muertos o heridos. Una viuda de guerra del pueblo serbio de Tisca dice así: «En 1993, perdí a mi marido. Murió en el curso de la bata- lla, defendiendo lo que era suyo. Dejó dos niños (de 3 y 5 años de edad), que no eran conscientes de lo que estaba sucediendo en aquel momento». Ella ha- bía trabajado en una fábrica de Sekovici pero perdió su empleo al empezar la guerra. La viuda dice: Para poder dar de comer a dos hijos, vendí todas las cosas de valor que tenía en la casa. Ahora trabajo en un almacén y hago todo lo que puedo para asegurar que mis hijos tengan buenos alimentos para comer y ropa que sea cálida y limpia. Hemos caído en el fondo de la sociedad. ¿Cuál es mi futuro y el de mis hijos? ¿Qué expectativas tenemos? A veces me pregunto por qué sigo viva. Vida, propiedad, medios de vida, salud y ánimo suponen un buen núme- ro de pérdidas de la guerra. Años después de que la guerra de Bosnia acabase y de que el recuento de bajas fuera oficialmente estimado, las vidas de la gen- te permanecen todavía devastadas por las otras muchas pérdidas que tienen que soportar. «Aquellos que han perdido sus bienes han caído al fondo del todo», dice un grupo de debate participante en Sarajevo. Otra persona pobre de Sarajevo afirma lo siguiente: «Incluso si tuviera que trabajar durante más de cien años para instalarme en una casa, nunca tendría lo que tuve antes de que la guerra lo destruyera todo». Un grupo de debate participante en Caplji- na dice: «Lo principal es que, antes, aquellos que querían trabajar podían en- contrar trabajo y ahora no pueden». En Sarajevo, un participante manifestó lo siguiente a los investigadores: «El mayor problema es siempre el dinero. Una mala situación financiera causa pérdida de sueño y, si estás durmiendo mal, en cierto sentido te encuentras enfermo». 216 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Sufrimiento físico y emocional Las consecuencias de la guerra afectan tanto a la salud física como a la emo- cional. Un hombre pobre de mediana edad de Tombak dice: «El aumento del número de personas con dolencias de corazón, alta tensión sanguínea y de- presiones se ha convertido en algo normal para nosotros. No hay ni una per- sona en Tombak que no sufra de al menos una de estas enfermedades. Todo esto ha sido introducido por la pobreza y la guerra». Un joven participante de Vares dice: «Es horroroso la cantidad de gente enferma que hay. Mi madre es muy joven, pero está enferma y está incluida ahora en una pensión de in- validez. Hay muchas personas que tienen sólo 40 años de edad, pero padecen graves enfermedades». Los participantes en el estudio informan con gran frecuencia de tensión extrema. «Todos sufrimos de dos enfermedades: alta tensión sanguínea y ner- vios», dice una anciana de Glogova. Un anciano de allí comenta: «Apenas puedo respirar, los nervios me están ahogando. El médico me dijo que mí vi- da pende de un hilo y que no se me permite tener estrés, ¿pero cómo? Una an- ciana de Tombak se explica así: Me he consumido a causa de los temores y preocupaciones por mi familia durante la guerra. Tuve que enviar a mi marido y a dos hijos a primera línea y esperar por su regreso ... o no. No pensaba ni en comer, ni en dormir, ni en vestirme ni nada. Si me acostaba, me despertaría llorando ... Nunca te puedes recuperar del empobrecimiento espiritual. Una mujer desplazada de Vares está de acuerdo: «Nuestras almas, nuestras psiques están muertas». Destrucción de la clase media La guerra, el desplazamiento y el desempleo han virtualmente destruido la clase media. Una mujer de Tombak había desempeñado un puesto de trabajo durante doce años en la Oficina de Transferencias de Pagos y su marido era un trabajador de la construcción. «No habíamos tenido ni un solo día de su- frimiento. Sabíamos disfrutar de la costa, las vacaciones y los restaurantes», dice ella. Pero, «En la actualidad somos extremadamente pobres. No tene- mos suficiente para llevar a los chicos a que monten en los coches de las atracciones en el parque». Un hombre pobre de Sarajevo dice así: Me encuentro ahora entre los humildes, pero antes vivía como un hombre normal. Tenía un coche, un Volkswagen Golf. Visité muchos paises, ya que viajar constituía mi mayor placer. Me las Bosnia-Herzegovina 217 arreglaba para tener tanto vacaciones de verano como de invierno. Ibamos a la costa, a Turquía. Ahora, no puedo hacer nada. Simplemente, nos las arreglamos para llegar a fin de mes. Según un participante de Mostar West, La clase media era gente normal que vivía a partir de sus sueldos ... Podíamos permitirnos comprar un coche, un apartamento o una casa. Teníamos crédito. Los sindicatos nos proporcionaban oportunidades para vacaciones de verano e invierno. Nuestros hijos disponían de educación gratuita. Había incluso becas proporcionadas por el Estado. El trabajo estaba bien remunerado y era estimulante. Otro añade: «La clase media constituía el 79 por ciento de la población. Eran personas sin deudas, sus frigoríficos estaban llenos y podían viajar». Ahora, la abrumadora mayoría son pobres y sólo unos pocos son ricos. Muy pocos grupos de debate indican que haya ningún tipo de clase media en sus comuni- dades en la actualidad (cuadro 1). Participantes de todo el país se hacen eco de las conclusiones de los gru- pos de Mostar West en cuanto a las muy grandes desigualdades. En Glogova, dicen: «Ahora las dos más señaladas categorías de la población son los ricos y los pobres; las diferencias son enormes». En Vares: «Hay gente que vive ex- traordinariamente bien, quizás de un 1 a un 10 por ciento, como por ejemplo los propietarios de cafés, pero la inmensa mayoría está simplemente sobrevi- viendo, tratando de poder llegar a fin de mes». En Sarajevo: «Hay muy pocos que puedan asegurarse una vida normal con trabajo honesto, pero hay mucha gente empobrecida que vive con el miedo de perder su mendrugo de pan». La guerra es la culpable «La guerra es el motivo básico del empeoramiento de nuestra situación», dice Nata, una mujer de nacionalidad serbia que está casada con un romaní (gita- no) en Sarajevo. «Mi marido y mis hijos fueron heridos, pero no solicitaron las pagas de invalidez. Necesitas un montón de papeles y tienes que pagar ... Las cosas son mil veces más difíciles ahora de lo que lo eran durante la gue- rra. No puedes ganar nada, no hay dinero y ya no queda ayuda humanitaria. Nada». , De un modo parecido, un participante en un grupo de debate de Zenica comenta: ¿Cómo puedo no echar la culpa a la guerra de toda esta pobreza? Tenía un buen trabajo, me estaba aproximando a mi jubilación, mis hijos habían casi acabado su formación. Se suponía que iba a disfrutar del resto de mi vida y mira ahora lo que estoy haciendo. 218 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Mis bijos están cualificados, pero trabajan en cafés como personal de servicio. Mi pensión es exigua y tengo que trabajar para conseguir algún dinero extra ... Todos mis ahorros desaparecieron con la guerra. Hubiera podido ser feliz ahora, viviendo una vida normal. CUADRO 1. Niveles de bienestar. Cuatro grupos de debate de Mostar West Grupo de debate Criterios Porcentaje de familias Mujeres jóvenes y Muy ricos 10-20% de mediana edad Poliítcos; propieturios y directores de grandes firm as debncuenres, persoaas que vuelven del extranjero (países occideutales. Pobres 80-90° Todo el que sobrevive con un salario, pensión o asistencia social Mujeres mayores, Ricos 10-20% pensionistas, viu- Tienen estabilidad y confort material; empleados. Pro- das de antiguos ofi- pietarios de una casa o apartamento. Tienen buena sa- ciales militares lud, tanto ellos como sus familias. Pobres Desempleados; pensionistas; refugiados/personas des- 80-90% plazadas. Sin seguro de enfermedad. Jóvenes, género Clase superior 20% mixto Tienen dos o tres coches caros, una casa y un aparl a- mento. Hijos privileiados. Existenia corpletame ite segura. Clse inferior 80% Tienen unós inrs de KM 30040o, aioMamien tin seguro, sin seguridad social ni sgq o de No pueden perrnitirse vacaciones. Parejas jóvenes, Ricos 5% étnicamente Aquellos con un empleo bueno y seguro; estraperlistas. mezcladas Tienen seguro de enfermedad, casa, apartamento, pro- piedad familiar. Pobres 95% Aquellos con ingresos irregulares e inseguros y los des- empleados. Mal alojamiento, sin seguro de enfermedad. Miedo a no poder pagar las facturas. Desempleo y hundimiento de la industria A ntes de la guerra la economía completa de Bosnia-Herzegovina experi- mentó fuertes cambios, cuando Yugoslavia salió del socialismo y el país Bosnia-Herzegovina 219 empezó a quebrarse debido a la tensión política, étnica y económica. La infla- ción alcanzó el 2.000 por ciento en 1989, mermando el poder adquisitivo de los sueldos. El esfuerzo por privatizar las empresas públicas se inició en 1990 y el proceso estaba todavía incompleto cuando estalló la guerra. La mayor parte de la industria cerró durante la guerra y la producción cayó hasta una cifra comprendida entre el 5 y el 10 por ciento del nivel de preguerra. Si bien difíciles cambios económicos precedieron a la guerra, los partici- pantes en el estudio consideran en general que la guerra fue la causa inmedia- ta del desorden económico con el que ahora se enfrentan. Según un grupo de debate participante en Sarajevo, «Antes de la guerra, esto no era así; cual- quiera que lo desease podía encontrar trabajo. Pero ahora, todo el mundo es- tá luchando por mantener su puesto de trabajo». El desempleo registrado al- canzó el 37 por ciento en la Federación y el 36 por ciento en la República Srpska en 19985. Una mina y una factoría de acero de 100 años de antigüedad se destacan sobre la carretera que lleva a Vares. «Vares era una ciudad industrial y ahora no hay industria», dice un participante en un grupo de debate de la localidad. Con anterioridad a 1991, la factoría de acero y la mina daban empleo a 3.000 residentes. Un participante recuerda: «Cuando la acería estaba funcio- nando, los trabajadores salían de vuelta para casa a las 3 de la tarde. Era una vista impresionante, un río de gente, literalmente millares, que iba subiendo a pie por la calle mayor». La economía de Vares se derrumbó antes de la guerra y la acería cerró en 1991. «Cuando la acería dejó de trabajar», dice un residente, «cambió el es- tatus económico de toda la ciudad, porque el 70 por ciento de la población dependía de la planta de acero. Aquello tuvo un fuerte impacto y ahora, des- pués de la guerra, sus efectos se han magnificado». Una planta de procesa- miento de madera de construcción tenía 320 empleados antes de la guerra, pero aunque 180 personas están todavía en nómina, sólo alrededor de cin- cuenta trabajan en aquella planta ahora. La mina da empleo actualmente a sólo setenta personas. En otras comunidades, la destrucción y el caos traídos por la guerra deja- ron a muchas plantas industriales bombardeadas y al equipo, saqueado. Tal como describe un participante de Capljina: En la guerra, todo lo que tenía algún valor fue robado. En la fábrica en la que yo trabajaba, casi todas las cosas eran nuevas. La guerra ni siquiera había empezado y los serbios se apoderaron de todo. Entonces, nuestros propios delincuentes se apoderaron de lo que había quedado. En todos los lugares, ocurría lo mismo. Ahora, la gente no tiene trabajo y los pocos que trabajan no reciben salarios. Todo se desmoronará. Nadie querrá invertir aquí cuando vean cuál es la situación. 220 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Los recursos agrícolas de todo el país también sufrieron durante la gue- rra. En zonas rurales, la agricultura sostiene ahora a muchos que solían tra- bajar en la industria. Por ejemplo, alrededor de la mitad de los residentes de Zeljeznik (en su mayoría hombres) trabajaban en las fábricas de Sekovici, pe- ro en la actualidad la agricultura de subsistencia mantiene al 90 por ciento de la comunidad. Los desplazados: en busca de hogar M ás de la mitad de la población de Bosnia-Herzegovina tuvo que despla- zarse durante la guerra. Muchas personas se encontraban todavía en campos de refugiados en el momento de la realización del estudio, sin poder encontrar trabajo y esperando volver a algo parecido a una existencia nor- mal. Para algunos de los que se encontraban en los tres campos visitados por los investigadores, parecía que ese día nunca iba a llegar. Desde la realización del estudio, desplazados y refugiados han regresado a un ritmo más alto. Organizándose en Glogova El pequeño pueblo de Glogova está situado al exterior de la ciudad de Bra- tunac y tiene un centro colectivo (campo) para desplazados serbios en la República Srpska. Glogova es la única comunidad del estudio donde la ma- yoría de habitantes son gente desplazada. Las casas prefabricadas de Glo- gova dan alojamiento a 100 familias que dejaron Bosnia central en grupo. Cuando abandonaron sus casas en 1993, viajaron en primer lugar a Banja Luka. Un residente de Glogova recuerda: «Cuando llegamos a Banja Luka en autobús, nos dijeron que seríamos temporalmente albergados en un cen- tro colectivo y que pronto nos encontrarían un alojamiento aceptable. Esto ha requerido algo más de tiempo de lo que esperaban. Aquí me encuentro todavía ». Los residentes establecieron un sistema de autoadministración con un presidente, un vicepresidente y servicio social dentro del campo, que se en- cuentra bien cuidado y en orden. A pesar de sus esfuerzos y de las promesas de muchos donantes potenciales, sólo en 1998 recibieron los residentes el agua y la electricidad. «Cuando conseguimos el agua y la electricidad, no ha- bía nadie en el mundo más feliz, ni al mismo tiempo más resentido, de lo que lo estábamos nosotros.»Durante cinco años, nadie pensó en ayudarnos. Nuestros hijos arrojaban piedras a las bombillas de la luz porque no sabían lo que era una luz eléctrica» Otra mujer desplazada, Milena, dice que sus hijos acabaron la enseñanza secundaria mientras estaban en el campo y que ahora se encuentran desem- pleados. «Soñaba en enviarlos a la Universidad, de forma que pudieran ser Bosnia-Herzegovina 221 alguien, pero me temo que no pueden pasar de la enseñanza secundaria», dice ella. En cuanto a formación, es una técnica química y su marido, un economista. En la actualidad, su marido y otros hombres del campo de re- fugiados cruzan la frontera con Serbia para trabajar como braceros agríco- las o trabajadores de la construcción, ganando 10 marcos convertibles (al- rededor de US$ 5,50 en el momento del estudio) por doce horas de trabajo. Milena recuerda: «Dejé atrás veintidós blusas de seda y un montón de ves- tidos y zapatos preciosos. Ahora llevo un chandal rasgado de otra perso- na ». Branko, de 53 años de edad, dice así: «Antes de la guerra, vivía como un senor». Trabajaba en la industria militar de Bugojno y tenía un sueldo real- mente bueno. Mi esposa nunca trabajó ... Yo trabajaba y ganaba lo suficien- te para toda la familia». Ahora, su mujer y sus hijas recogen setas o caracoles para venderlos en Bratunac. Sordidez en Tombak Los viejos edificios, en situación de deterioro, de Tombak contrastan sin du- da con los edificios de Glogova. Tombak es una de las más antiguas vecinda- des de la ciudad de Bijeljina. Los gitanos vivían allí antes de la guerra y ahora está ocupado completamente por entre 250 y 300 desplazados serbios. La pintura se está desconchando, los techos se van derrumbando y las ventanas están rotas y remendadas con tablones. La basura queda esparcida por las es- trechas calles, tal como ocurría antes de la guerra. Se puede disponer de agua corriente y electricidad, pero no hay alcantarillado. Antes de la guerra, la mayor parte de los habitantes de Bijeljina eran bos- nios, pero ahora la gran mayoría son serbios. Ibro, de 64 años de edad, cons- tituye una excepción. Ibro es bosnio, nacido y criado en Bijeljina. En 1993, le hicieron salir a él y a su esposa, Fátima, de su casa en el centro de la ciudad. «Cuando nos obligaron a salir, no teníamos ningún lugar adonde ir. Algunos amigos nos dijeron que había casas vacías aquí en Tombak. Aun cuando mi esposa y yo estábamos asqueados por esta vecindad, nos sentíamos felices porque al menos disponíamos de un lugar donde dormir ... Vivimos de mi pensión y de lo que nos envían los hijos». La antigua casa de Ibro se encuentra a sólo unos 500 metros de donde su mujer y él viven ahora, pero evita pasar por allí. Dice así: Cuando lo considero todo, me da pena. Tanta vida y el amor que puse en ello, mientras la estaba construyendo. Veo que la gente que vive allí no la está cuidando. Claro, piensan que no es suya. ¿Volveré a entrar alguna vez o no en mi propia casa de nuevo? No lo sé. Tal como es este Estado, me parece que nunca podrá ser así. 222 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Personas desplazadas en Capljina Stipe es un croata desplazado que vive en un campo de refugiados fuera de Capljina, en la Federación. No tiene esperanzas de regresar a su hogar en Ja- blanica. «Trataré de permutar mi casa de Jablanica por la de alguien de Capl- jina o la zona circundante que esté ahora viviendo en Jablanica», dice. Sus fa- miliares y él fueron obligados a salir de Jablanica durante el conflicto croata-musulmán de 1993-94. Antes, Capljina estaba compuesto por un 52 por ciento de croatas, un 40 por ciento de musulmanes y un 8 por ciento de serbios, pero ahora es casi por completo croata. Su esposa y él viven con alre- dedor de otras veinticinco familias en un campo de refugiados de casas prefa- bricadas fuera de Capíjina. Viven de ayuda humanitaria y de trabajo eventual a tiempo parcial, en las obras en construcción o invernaderos cercanos. Zlata es una mujer croata retirada que fue obligada a salir de la ciudad industrial de Vares, se quedó hasta el final de la guerra en un campo de refu- giados, en el gimnasio de un instituto, y ha regresado después. Durante la guerra, primero el ejército croata y luego el ejército de Bosnia-Herzegovina ocuparon Vares y la ciudad recibió, por tanto, sucesivas olas de refugiados. Muchos croatas, como Zlata, trataron de volver a sus casas en 1995 ó 1996, pero las encontraron habitadas por bosnios desplazados. Zlata ha estado in- tentando, desde abril de 1996, que le devuelvan su apartamento. Su familia era una de las antiguas familias de Vares, pero los hermanos de Zlata y sus hijos no regresaron a la ciudad. Ella se explica así: «Soy una persona despla- zada en mi propia ciudad. No he dejado a nadie aquí. Nunca me casé, de for- ma que me encuentro completamente sola. De todas formas, no me preocupo por mí. Lo que me preocupa es la forma en que la gente joven tiene que vivir. Nací aquí y aquí moriré. Estoy sólo contando los días». Luchando por salir adelante La lucha por la supervivencia ha transformado a la gente de Bosnia-Herze- govina. Los tensos vínculos sociales, incluyendo las relaciones de género, han reducido la confianza entre la gente. Hombres y mujeres se relacionan entre sí en nuevas condiciones, ya que la guerra y las nuevas circunstancias económicas han modificado radicalmente las funciones de género. Por diver- sas razones, las mujeres de Bosnia han sido empujadas a asumir responsabili- dades, tanto de mantenedoras como de cuidadoras de sus familias, y lo están haciendo con muchas menos ayudas públicas de las que tenían con el comu- nismo. Los hombres, mientras tanto, están luchando con el desempleo y el abuso del alcohol y se señala que la violencia doméstica constituye un proble- ma en todas las comunidades visitadas. Las dificultades de la vida en Bosnia- Herzegovina han acabado también con los sueños y aspiraciones de la gente joven y la mayoría no ven otra salida que no sea emigrar. Bosnia-Herzegovina 223 Nuevos papeles para hombres y mujeres Un hombre de mediana edad de Sarajevo indica lo siguiente: «En la guerra, la mujer de un soldado tenía que atender a la familia y recoger leña. Debía ser hombre y mujer a un tiempo ... Las mujeres en la guerra fueron realmente héroes». Igualmente, un hombre de Zenica comenta: «Las mujeres sufrieron en esta guerra. Tú tenías que ir al frente y ella se quedaba para atender y pre- ocuparse de los chicos». En el periodo de posguerra, muchas mujeres continúan soportando una pesada carga de trabajo, tanto dentro como fuera de casa. A pesar de sus nuevas responsabilidades, sin embargo, las mujeres pobres no perciben que estén obteniendo una mayor autoridad sobre las decisiones familiares o una protección aumentada frente a la violencia doméstica. Los hombres expresan opiniones similares acerca de las persistentes desigualdades de gé- nero. Antes de la guerra, tanto Kosana como su marido trabajaban en la fac- toría metalúrgica de Sekovici, y también cuidaban de sus tierras y animales en el pueblo de Zeljeznik. El marido de Kosana quedó inválido durante la guerra y ahora Kosana tiene que mantener a su marido y a dos hijos. Dice así: Me puse a trabajar con redoblados esfuerzos en la tierra, de forma que pudiera llegar a producir algo para vender: Pongo a la venta leche, queso y nata, pero todo resulta insuficiente. El dinero abandona la casa con mucha mayor facilidad de la que entra. Los chicos siempre necesitan libros de texto o deportivas ... Compro la medicación de mi marido cada siete días, ya que con cada cambio de tiempo queda abatido por el dolor. Tengo suerte de que no haya empezado a beber, de la forma en que otros lo hacen. En Sekovici, la gente señala que las cargas de trabajo más pesadas no son la única razón por la que la vida resulta mucho más dura para las mujeres. Muchos servicios públicos, con los que las mujeres contaban antes de la gue- rra, han dejado de estar disponibles o se han hecho inasequibles. Estos inclu- yen atención sanitaria, beneficios sociales, beneficios para los niños, permiso de maternidad y servicios de asesoramiento y apoyo. Un número especial- mente alto de viudas de guerra viven en Tisca y muchas comentan con amar- gura que reciben escasa ayuda del Estado. «Nuestros maridos dieron sus vi- das por este Estado», observa una mujer. «Dieron lo que tiene mayor valor, pero todas las víctimas fueron pronto olvidadas. Ahora nuestra alternativa consiste en hacernos prostitutas: es la única forma en que podríamos ganar dinero suficiente para llevar una vida normal». Los hombres también están luchando para hacer frente a recuerdos difí- ciles y a enormes cambios en sus vidas. «Tuve que pasar por algunas expe- 224 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras riencias terribles en la guerra, de las que prefiero no hablar porque no me gusta amargar a los demás», dice un hombre de 30 años de Zenica, que resul- tó herido. Además de estar traumatizados por sus experiencias de guerra, muchos hombres expresan ira y depresión en relación con la falta de puestos de trabajo para ellos. Un hombre desplazado en Tombak refiere: «Antes de la guerra, no podía imaginarme dejar de levantarme a las seis, afeitarme, vestir- me e ir a trabajar. Ahora hace ocho años que mis corbatas están colgadas en el armario, ahora hace ocho años que no he ido a trabajar. Esto me está ma- tando. Me siento inútil para mí mismo y para mi familia». Una mujer de Ze- nica dice: «Ahora que los hombres no están yendo a trabajar, se pasan sim- plemente todo el día en casa, sin hacer nada ... Es más difícil para él no trabajar. Las mujeres siempre encuentan algo que hacer en la casa». Una mu- jer de Capljina está de acuerdo con ello: «Lo que más me gustaría es que mi marido encontrase un trabajo fijo, cualquier tipo de trabajo. Lo peor es no hacer nada». Violencia doméstica Para evitar la depresión, parece que muchos hombres se están dando a la bebida. Una mujer de Sarajevo dice: «Los pequeños ingresos que has obte- nido, si no los ocultas, se los beberá sin parar. Pero, ¿qué puedes hacer? La vida continúa. Te quedas en el rincón y te echas a llorar». Hombres y mu- jeres pobres también señalan con gran frecuencia que la embriaguez con- duce a menudo a la violencia doméstica contra las mujeres. «Bajo la influencia del alcohol, un hombre pone a su esposa en segundo lugar. Gas- ta el dinero y a veces golpea a su mujer o maltrata a los hijos. Esto crea una enorme inseguridad y temor en una mujer», dice una participante de Tombak. El nivel de violencia doméstica es superior o igual al existente antes de la guerra, según muchos grupos de debate. Al explicar los malos tratos, la gente hace referencia a menudo a problemas económicos y de alcohol, así como a normas sociales existentes desde hace mucho tiempo que condonan la violen- cia contra las mujeres. En el pueblo serbio de Sekovici, por ejemplo, los parti- cipantes en el grupo de debate informan acerca de pocos cambios a la largo de los diez últimos años en los papeles de toma de decisión de las mujeres en la familia o en la incidencia de la violencia doméstica frente a ellas. Al refle- xionar sobre las tendencias de los niveles de violencia, una mujer joven de Se- kovici observa: «No sé decir si los hombres pegaban más a sus esposas en tiempos de la guerra que ahora, pero yo personalmente conozco a individuos que pegan a sus mujeres cuando llegan a casa borrachos y a veces pegan a los niños. Se trata de algo que siempre ha existido y siempre existirá». De un mo- do parecido, una mujer de Mostar West asocia la violencia doméstica con normas tradicionales, muchas de las cuales están particularmente extendidas en la vida del pueblo: Bosnía-Herzegovina 225 Hay violencia, incluso en los matrimonios. A pesar de todo, depende de cada individuo, ya que las personas son diferentes. Hay gente urbana y hay recién llegados (dosle: un término despectivo) de los pueblos que consideran a las esposas como un mal necesario, que simplemente existe para cocinar, limpiar y tener hijos. En opinión de muchos, el hundirse en la pobreza también provoca violen- cia. Una persona de Sarajevo explica: «Los niños tienen hambre, de forma que empiezan a llorar. Piden comida a su madre y ésta no tiene. Entonces, el padre se enfada porque los niños están llorando y la emprende con su es- posa». Los jóvenes pierden la esperanza Nenad, de 23 años de edad, vive en un campo de refugiados de Glogova. Él trabaja con su padre como jornalero. Nenad tiene unos pocos amigos en el campo, pero lamenta su falta de oportunidades sociales: «Nadie quiere salir con nosotros, porque no llevamos buenas deportivas o chandals de marca, no tenemos un montón de dinero ni conducimos un buen coche ... Ni siquiera puedo tener novia, porque no puedo permitirme llevarla a un café para tomar una bebida y no digamos salir a tomar una pizza». Una persona joven de Ba- res dice: «No tenemos diversión porque no disponemos de dinero. Es muy triste que nuestros padres no tengan dinero alguno para darnos. Esto les en- tristece y dicen que nos darían dinero con mucho gusto, si tuvieran algo. Ten- go demasiado miedo para poder tener ninguna esperanza». Adultos de toda Bosnia-Herzegovina expresan su simpatía por la situa- ción de la gente joven. En Vares, dice un participante: «Los jóvenes están úni- camente aquí porque no tienen ningún otro sitio adonde ir ... La gente joven no puede sobrevivir aquí, ni desde el punto de vista psicológico ni desde el material. Esta sociedad te mata». Muchos sienten urgencia por emigrar. «Mi opinión personal es que si no me matriculo en el curso universitario que deseo, saldré de aquí y me iré a Sue- cia ... Aquí, incluso con formación, no puedes hacer nada. Mira el ejemplo de este joven que es ingeniero mecánico y trabaja como camarero en un café», observa un joven de Vares. De un modo parecido, Goran, un joven de 19 años de edad que también es de Vares, trabaja cinco horas al día, siete días a la se- mana, en una tienda de vídeo, pero trabaja «en negro», es decir, no está legal- mente inscrito como empleado. Los sábados trabaja como portero de discote- ca en un club local. El sólo mantiene a su madre, así como a su hermana y a su hermano más pequeños. En el futuro espera «escapar de aquí e ir al extranje- ro», tal como hacen la mayoría de sus iguales. 226 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Ningún lugar adonde dirigírse Los hombres y mujeres pobres de Bosnia-Herzegovina están airados. Rada, Lun chef de cocina retirado que vive entre gente desplazada en Tombak, dice: Vivo en medio de esta pobreza y miseria y realmente he dejado de tener afecto a la vida. A veces, cuando me despierto por la mañana desearía que nunca me despertase. Miren lo que las personas malas nos han hecho. Somos buena gente y nunca nos habíamos odiado unos a otros, pero los políticos se metieron entre nosotros. ¡Ojalá se pudran en el infierno! Antes de la guerra, Nina vivía holgadamente de su pensión en un peque- ño apartamento. Ahora su pensión es de sólo KM 29 (alrededor de US$16) mensuales e incluso con la ayuda que obtiene de su hermana y de su cuñado en Serbia, no puede llegar a fin de mes. Nina echa la culpa de la guerra a los políticos. Les llama también criminales y los censura por la corrupción que ahora reina. Otros dirigen su ira no sólo hacia los políticos, sino también a los que hacen ganancias con la guerra y a las personas que vuelven del ex- tranjero. El fracaso de las instituciones del Estado Una mujer de Sarajevo dice lo siguiente: «Fundamentalmente, no disponemos de ayuda de nadie. Nos ayudamos a nosotros mismos. Si no tenemos nada que ponernos, encontramos algo a través de la familia o de los vecinos. No confío en ningún tipo de instituciones del Estado». A través de los grupos de debate, la gente pobre está de acuerdo en que no pueden contar con el Esta- do. Aunque son citadas positivamente un puñado de organizaciones de ayu- da, la mayor parte de los participantes en el estudio subrayan que cuentan de forma casi exclusiva con la familia y en especial con los miembros de la fami- lia en el extranjero, que envían dinero. Un participante de Glogova dice: «Hay que echar la culpa de lo que so- mos ahora a la guerra y, después de ella, a este gobierno incompetente». Hay un acuerdo general entre los grupos de debate sobre la ineficacia de las insti- tuciones estatales y hay una intensa frustración en relación con los políticos, especialmente aquellos que están implicados en negocios y se aprovechan de las situaciones desesperadas de la gente. «No existe el Estado, existen sólo in- dividuos que están utilizando la oportunidad de hacerse ricos en nombre del Estado», mantiene un joven de Capljina. De un modo parecido, un participante de un grupo de debate de Sarajevo dice así: «El papel del Estado es casi inexistente. Antes, todo era mucho me- Bosnia-Herzegovina 227 jor y más seguro. Ahora, el Estado te lo pide todo pero no te da nada a cam- bio. Las cosas han vuelto a tiempos de paz, pero todavía no te dan nada». En Zenica, un participante dice: ¿Instituciones? ¡Ja! ¿Qué instituciones? Si no hay Estado, no hay ninguna otra cosa ... Este Estado se encuentra en fase em- brionaria. Las instituciones no pueden hacer nada frente a la complejidad y al volumen de las peticiones». La gente pobre se encuentra particularmente desanimada por la falta de apoyo del municipio. Según un participante de Zenica: «Es difícil conseguir llegar a la persona adecuada en el municipio y cuando lo haces te dice «Lo siento, pero no puedo ayudarle». Otro participante de Zenica coincide en la misma opinión, diciendo: «La gente del municipio está constantemente de un lado para otro y escribiendo cosas en los papeles. Pero nunca sale nada de ello». Según una madre soltera que vive con sus padres en Zenica: «Las úni- cas personas con las que puedes contar son tu familia. Los documentos y el papeleo que necesitas (para la asistencia social) resultan más caros que el va- lor de la ayuda que podrían conseguirte». Grupos de debate de Zenica mencionan repetidamente que para obtener ayuda del Gobierno, uno necesita buenas relaciones y dinero para pagar so- bornos: «Todo aquí se hace a través de contactos», dice una persona. Otra añade: «Sólo si tienes a alguien de los tuyos ... un primo, un tío, un íntimo amigo ... y el dinero juega un papel importante». Además, muchos servicios que se prestaban bajo el régimen socialista ya no son libres de gastos y esto coloca una carga extra sobre la gente po- bre. Tasas inasequibles y expectativas de sobornos disuaden a muchos po- bres de ni tan siquiera solicitar los servicios. Un participante de Vares dice: «Antes, todo el mundo podía conseguir atención sanitaria, pero ahora to- dos solamente le piden a Dios no ponerse enfermos, porque en todas partes lo único que hacen es pedir dinero». Según un grupo de debate que partici- paba en Sekovici: Si necesitas al médico, tienes que pagar. Si necesitas a la policía y quieres que reaccionen, tendrás que darle algo al guardia. Si tienes que acudir a los tribunales, tendrás que pagar incluso por el servicio más pequeño. Los servicios sociales y la atención sanitaria se encuentran verdaderamente en su punto más bajo. Tienes que pagar por todo: agua, electricidad. Todo ha cambiado a peor. Una persona no tiene ningún lugar adonde dirigirse y si lo tiene, deberá estar dispuesta a pagar. En Zenica, los participantes se preocupan sobre la calidad de la atención sanitaria y dicen que «en la actualidad no puedes ir al médico porque necesi- tas dinero. ¿Dónde conseguir el dinero?» 228 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Propietarios de negocios, los que hicieron ganancias con la guerra y las personas que vuelven del extranjero Los participantes tuvieron también escasas palabras positivas sobre el papel del sector privado en sus vidas y refieren muchas historias de explotación, corrup- ción, nepotismo y abuso. Tal como puede verse más abajo, las entrevistas con varios empresarios y patronos que han conseguido actuar bien en la economía actual, confirman en gran parte estos problemas. Los participantes también co- mentan abiertamente sobre el intenso resentimiento hacia los que hicieron ga- nancias con la guerra y las personas que vuelven del extranjero, que escaparon a la guerra y están ahora llevando negocios con éxito (recuadro 1). Los participantes en el estudio se refieren a menudo a la gente rica y a los propietarios de negocios como «los que hicieron ganancias con la guerra». Muy a menudo, las personas que vuelven del extranjero y que han regresado con dinero para abrir negocios son también agrupados en esta categoría. Un hombre pobre de Sarajevo define a los que hicieron ganancias con la guerra como aquellos «que aprovecharon la falta de atención del Estado para hacer- se ricos a expensas de este último, de diversas formas». Una viuda de guerra de Tisca argumenta amargamente que «los ricos son aquellos que nunca fue- ron a la guerra, los que no perdieron nada, sino por el contrario se apodera- ron simplemente de todo lo que pudieron durante la guerra de quienes ha- bían pagado con sangre y sudor por todo lo que tenían». Con el hundimiento de las industrias públicas, son los negocios privados quienes ofrecen ahora muchos de los puestos de trabajo actuales por cubrir, pero la gente pobre dice que prefiere empleos públicos a puestos de trabajo en el sector privado. Un participante de Zenica observa: «Las personas de la acti- vidad privada explotan a los trabajadores por pequeños salarios». Una mujer RECUADRO 1. Resentimiento fente a los que hicieron gana ncias con la guerra *- Los que no estaban en las trincheras, se hicieron ricos en el cor iercio del mercado negro o en polirica a costa de la gente normal.. -UIn participante en un grupo e debate. Tombak Estábamos luchando contra los bosnios. mientras (los que hic erron negocios con la guerra) les estabani comprando chocolatinas y galletas. Los n-taría a rodos--. -(In serbio, Bílellina -Antes de la guerra, era absurdo que un político o funcionarn fuera propietaro de una estación de servicio, un casino, un patio de marerial dec .nstrucción o algo similar. Ahora. se trata de algo completamente norinal. -Lin participaiííe en un grupo e debate. Glognw a Bosnia-Herzegovina 229 de Capljina dice: «En la actualidad, todos los propietarios de negocios priva- dos dan empleo sólo a sus propios parientes. Ya no hay empleos públicos». La desaparición de grandes empresas en Bosnia ha reducido asimismo el papel de los sindicatos, y no hay forma ahora de negociar para obtener mejo- res sueldos y beneficios. Los grupos de debate de Zenica explican que los sin- dicatos solían desempeñar un importante papel antes de la guerra, pero esto ha cambiado y sólo dos grupos de debate mencionan siquiera a los sindicatos en sus listas de instituciones pertinentes. «En mi compañía, no hay presencia sindical en absoluto. Los sindicatos existen, pero hacen muy poco y son esen- cialmente ineficaces», señala una persona pobre de Zenica. En Sarajevo, un participante dice: «Antes de la guerra, la gente se preocupaba. Existían los sindicatos y las compañías, pero ahora no hay nadie para ayudar». Slavojka, propietaria de una pastelería de Zeljeznik, dice que otros la llaman una persona que hizo ganancias con la guerra, pero ella no está de acuerdo, aunque reconoce que su negocio en Sekovici marchó muy bien du- rante la guerra y en la actualidad se considera a sí misma como bastante rica. «¡Fue la primera pastelería que hubo en Sekovici! Tuve el buen sentido y la fortuna de empezar con aquella empresa. Al principio, una amiga trabajaba desinteresadamente ayudando a Slavojka a hacer los pasteles, pero posterior- mente Slavojka le pagaba. «Su paga no era grande, pero suficiente para ha- cerla callar cuando se ponía a hablar sobre cómo me estaba haciendo rica a su costa». El papel de las relaciones especiales para obtener puestos de trabajo y mantener los negocios en marcha surge frecuentemente de las entrevistas con aquellos que han llegado a tener una buena situación económica desde el fi- nal de la guerra. Ljubo es de Sekovici. Antes de la guerra, llevaba un pequeño café-bar en Sekovici y vivía sencillamente. «Ganaba justo lo suficiente para comida, pagar las facturas y salir con mi mujer de vez en cuando», dice. Pero prosperó durante los años de la guerra y renovó su bar varias veces. El nos explica: «Con el comienzo de la guerra y la llegada del ejército a Sekovici, se prohibió el consumo y la venta de alcohol. Pero teniendo en cuenta que soy vecino de aquí y amigo personal de los jefes del ejército y de la policía, conti- nué vendiendo alcohol en mi bar durante todo el tiempo». Ljubo se constru- yó entonces una gran casa con un amplio garaje y un jardín. «Antes de la guerra, yo era un ciudadano medio, como la mayor parte de la gente aquí, pero ahora soy rico, tengo de todo. Aunque en mi bar ya no se trabaja con la misma intensidad que cuando la guerra, yo realmente no me puedo quejar». Edin es un hombre de 31 años de edad que salió de Zenica para Alema- nia en 1992. «A finales de 1992, me fui a Alemania para no ser movilizado. Trabajé allí en cafés, discotecas y restaurantes». Conoció a su mujer, que es también de Zenica, en un restaurante alemán. El padre de ella había puesto en marcha un negocio privado en su país y, una vez que se hubieron casado, regresaron a Zenica y se pusieron a trabajar en el negocio de su padre. «Em- 230 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras pezamos con un café y un videoclub, y después de ello abrimos una bouti- que». Atribuye su éxito a la suerte y a trabajar mucho, pero le da pena que sus amigos de antes de la guerra no lo consideren de la misma forma en que solían hacerlo. Aunque algún dinero es traído de vuelta a la economía cuando los refu- giados regresan del extranjero, ello no resulta suficiente para salvar las estro- peadas relaciones entre las personas que vuelven del extranjero y aquellos que se quedaron en casa durante la guerra. Un pobre de Mostar West dice así: Tengo condecoraciones y medallas por mi participación en la guerra, pero el problema es que no me las puedo comer. Si yo era suficientemente bueno para disparar a alguien, me darían palmaditas en la espalda. Pero ahora, no hay lugar para mí. La gente viene de vuelta de Alemania, compra un puesto de trabajo para ellos y se supone que yo tengo que esperar. Una anciana de Sarajevo dice lo siguiente: «Las cosas resultan mucho mejor para ellos, ya que les han entregado casas al ser personas que vuelven del extranjero. Han traído de vuelta todo tipo de cosas, coches, dinero, otros productos y entonces nos toman el pelo». Y en Zenica un hombre pobre les dice a los investigadores: «Estuve allí durante horas esperando a que la per- sona que había vuelto de Alemania me pagase 20 marcos convertibles por trabajar todo el día ... Luchamos por este país y allí esperamos como anima- les, esperando poder ganar algo para dar de comer a nuestras familias». Vacilante ayuda humanitaria Aunque la mayoría expresa desilusión en relación con las organizaciones de ayuda no gubernamentales, algunos participantes indican que la ayuda hu- manitaria llegó para ellos, especialmente durante la guerra. En la actualidad, sin embargo, gran parte de dicha ayuda se ha agotado, aunque para muchos sigue siendo todavía muy necesaria. Una anciana de Glogova dice: «La única organización de la que obtuvi- mos algo en concreto fue la Cruz Roja, a diferencia de las demás organizacio- nes, y esa es la razón por la que confíamos en ellos». Un participante de Se- kovici coincide en esta opinión: «Sólo la Cruz Roja nos dio harina, azúcar y aceite. Esta es la única institución que nos ha ayudado en estos años de mise- ria». Aunque a veces obtiene evaluaciones con resultados diversos, los parti- cipantes generalmente hablan extraordinariamente bien de Cáritas, una orga- nización católica de ayuda. Un campo de refugiados en Glogova recurrió a muchas organizaciones de ayuda con poco éxito. Un residente del campo dice lo siguiente: «Me reu- ní mil veces con diversas organizaciones extranjeras y organizaciones guber- Bosnia-Herzegovina 231 namentales. Prometían todo tipo de cosas. ¿Y qué es lo que hemos recibido hasta el momento? Nada en absoluto. Sin embargo, otro participante de Glo- gova observa: «Los franceses nos ayudaron a traer agua al campo ... Nos pa- gaban tres marcos convertibles diarios por excavar zanjas. Todos trabajaron entonces, incluso los niños. El Estado no dio palo al agua». En Sarajevo, un participante dice: «Las organizaciones internacionales actúan a través de los municipios, pero la gente (que trabaja en) el municipio se queda con todo para ellos mismos. Una organización italiana efectuó una donación de instalaciones sanitarias, pero nadie que las necesitase las obtuvo, sino únicamente algunas migajas>». Otra persona de allí dice: «El municipio recibió 40.000 marcos convertibles para arreglar las casas de la gente y se lo quedaron todo ellos ... Lo que se suponía que tenían que repartir a la gente, se lo quedaron para ellos mismos y lo vendieron más tarde>,. Contando con los parientes cercanos y lejanos Con ningún otro lugar adonde dirigirse, los participantes en el estudio a lo largo de Bosnia-Herzegovina dicen que tienen que contar fuertemente con la familia y a veces con los amigos para sobrevivir. Ocho grupos de debate de Zenica identificaban y clasificaban a las instituciones locales que son importantes en sus vidas diarias. Todos los grupos, excepto uno, situaban a la familia en el puesto más alto. «Los padres ayudarán siempre a sus hi- jos y los hijos ayudarán siempre a sus padres», dice un participante en el estudio de Sarajevo. El grupo de debate restante, que estaba compuesto por trabajadores siderúrgicos en paro, clasificó a la familia después de los amigos. Aunque confían en los amigos, la gente pobre dice que les resulta a me- nudo difícil pedir ayuda a sus amigos porque ellos también están luchando, atribulados. «Las relaciones entre las personas han cambiado», dice un parti- cipante en un grupo de debate de Zenica. «Si vas a visitar a alguien tendrás que pensar mucho qué es lo que vas a decir, o no sabrás si tienen algo para comer ese día. La depresión se apodera de tí y te preguntas cómo me las arre- glaré mañana». Más sorprendente es quizás el hecho de que la mayoría de los participan- tes con los que hablaron los investigadores reciben algún tipo de ayuda de sus parientes en el extranjero. Un participante de Sarajevo manifiesta simplemen- te: «Si mis parientes en el extranjero no me ayudasen, no podríamos salir adelante». De un modo parecido, un serbio desplazado dice: «Si no fuera por unos parientes de Australia que me envían entre 200 y 300 marcos converti- bles cada tres meses, habría muerto de hambre ahora ya». Otra persona po- bre de Sarajevo comenta: «Tengo una hermana en el extranjero, que compra ropa para mis hijos y a veces nos envía dinero. Las personas que no cuentan con nadie en el extranjero tendrán que arreglárselas con lo que puedan con- seguir». 232 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Conclusión El intenso trastorno económico, emocional y físico del periodo de guerra y posguerra se ha cobrado un inmenso precio sobre las perspectivas de los habitantes de Bosnia-Herzegovina. En Vares, los investigadores escucharon la misma opinión por parte de una anciana y de una joven: «La esperanza es lo último en morir, pero para mí incluso la esperanza ha muerto». Hacer surgir de nuevo la esperanza en todas las comunidades visitadas en Bosnia-Herzegovina requiere que se traten asuntos urgentes de gestión de los asuntos públicos, para asegurar que los servicios lleguen a la gente pobre y que haya un entorno estable para la inversión privada. La esperanza va parti- cularmente unida a la recuperación de puestos de trabajo y del alojamiento, dos pérdidas que han empobrecido a grandes sectores de la población. En Glogova, los investigadores escucharon lo siguiente: «Si tuviéramos un techo de verdad sobre nuestras cabezas y un empleo, entonces quizás podríamos vi- vir vidas normales, incluso si tuviéramos que trabajar de la mañana a la no- che». En Zenica, un participante opina así: «Si la gente pudiera trabajar, todo sería diferente y las cosas volverían a ser como eran». De un modo parecido, un participante de Sarajevo dice: «Todavía creo que algo cambiará en el futu- ro, cuando las fábricas se pongan en marcha, uno pueda conseguir un empleo y el dinero se invierta en la industria». Hombres y mujeres pobres de todos los lugares del estudio piensan que el gobierno podría hacer más para ayudarles a reponerse de la guerra y a recu- perar algunas de sus pérdidas. Un participante de Zenica dice: «El Gobierno podría hacer algo, pero no hace nada. Pongamos el ejemplo de las acerías. Si fuesen a arreglarlas, 20.000 personas volverían al trabajo, pero en su lugar hacen objetos religiosos». En Vares, otra persona dice: «Los del municipio se preocupan sólo de sus sueldos y de sí mismos y nada en absoluto de los de- maás». Zlatko es un joven flaco e inquieto. Su esposa, el niño y Zlatko viven con la madre de él en Zenica. «Me situaría a mí mismo en el peldaño inferior de la escalera; ya que no hay forma de que pueda haber algo más bajo que ello», dice. No ha conseguido encontrar un empleo permanente, pero trabaja como jornalero cuando puede. «Todavía no he perdido la esperanza en la vida», in- siste. Mi objetivo consiste en conseguir un modesto empleo y verme rodeado por personas a las que quiero. Cuando hay trabajo, lo realizo y si no lo hay, luchamos por sobrevivir. Durante la guerra, me dirigí a otros en busca de ayuda, pero ahora sólo cuento conmigo mismo». En cuanto al futuro, dice: «Tiene que ser mejor, seguramente». Bosnia-Herzegovina 233 CUADRO 2. Comunidades en estudio de Bosnia-Herzegovina FEDERACIÓN DE BOSNIA-HERZEGOVINA (BOSNIOS Y CROATAS) Capljina, Esta ciudad agrícola, situada cerca de Mostar, es conocida por pob. 8.500 su producción de tabaco y fruta. La ciudad no sufrió muchos daños durante la guerra y actualmente está muy limpia y bien gestionada. Antes de la guerra, la población era una mezcla de croatas (52 por ciento), bosnios (40 por ciento) y serbios (8 por ciento). En la actualidad, los habitantes son croatas y en un 40 por ciento son personas desplazadas de otras zonas. Los gru- pos de debate se reunieron tanto en la ciudad como en un cam- po de refugiados de personas desplazadas de Bosnia central, a unos pocos kilómetros fuera de la ciudad. El campo consta de pequeñas construcciones prefabricadas, rodeadas de basura. Mostar West, La ciudad entera de Mostar tenía una población anterior a la pob. 10.000 guerra de 76.000 habitantes. Mostar East está dominado por los bosnios y Mostar West por los croatas. Muchas partes de la ciudad resultaron destruidas por la guerra y los efectos de los fuertes bombardeos son todavía visibles. La ciudad permanece profundamente dividida a lo largo de líneas étnicas. Los grupos de debate se reunieron en cuatro comunidades alrededor de Mostar West, dominado por los croatas, incluyendo un grupo especial de parejas étnicamente mezcladas. Sarajevo, Capital y ciudad más poblada de Bosnia-Herzegovina, Saraje- pob. 400.000 vo, fue escenario de fuertes bombardeos y de una intensa des- trucción durante la guerra, incluyendo el aniquilamiento de la industria pesada. Se reunieron grupos de debate en cuatro co- munidades de la ciudad: Gorica, un asentamiento romaní (gita- no), tanto de personas que regresaron como de gente que se quedó durante la guerra; Marin Dvor, que alberga a diez fami- lias que no tienen alcantarillado ni instalaciones sanitarias den- tro de casa; Soukbunar, una de las barriadas más populosas y altamente expuesta a los combates; y Vogosca, donde los bos- nios fueron expulsados y han regresado después. Vares, Esta ciudad industrial experimentó un desastre económico des- pob. 8.800 pués de que la industria del acero y las minas cerrasen en 1991. Hay ahora dos industrias que proporcionan algún empleo: una planta de procesamiento de madera de construcción y una fá- brica de piezas de repuesto. A pesar del carácter fuertemente industrial y predominantemente de clase trabajadora de la ciu- dad, tiene la mayor proporción de graduados universitarios per cápita de Bosnia. Estuvo alternativamente dominada por croa- tas y luego bosnios a lo largo del conflicto bosnio-croata de 1993-94. Los investigadores hablaron con un grupo de debate especial de croatas que habían vuelto. 234 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras FEDERACIÓN DE BOSNIA-HERZEGOVINA (continuación) Zenica, Antes de la guerra, Zenica era la cuarta ciudad más grande y pob. 96.000 entre las más industrializadas de Bosnia-Herzegovina. Las ace- rías e industrias asociadas daban empleo a 38.000 personas. Durante la guerra, Zenica no sufrió tan fuertes bombardeos como otras ciudades, de forma que se estima que unos 50.000 refugiados huyeron hasta su comparativa seguridad. La investi- gación se llevó a cabo en cuatro comunidades alrededor de la ciudad, estando compuesto uno de los grupos de debate por trabajadores siderúrgicos despedidos. REPUBLIKA SRPSKA (SERBIOS) Bratunac y Bratunac es un municipio situado cerca de la frontera de Mon- Glogova, tenegro. Glogova está situado a tres kilómetros al exterior de pob. 100 la ciudad. Hay un campo para refugiados serbios y personas familias desplazadas en Glogova. El campo consta de aproximadamen- te 100 pequeñas construcciones prefabricadas, con una familia por casa. Hasta noviembre de 1998, el campo carecía de agua y electricidad. La mayor parte de las familias son de Bosnia central y salieron de allí en 1993. Entre ellos, se encuentran va- rias persornas altamente instruidas, incluyendo hombres que estaban empleados en la industria militar. Tisca y Zeljeznik, Estos dos municipios rurales serbios están situados en la Repu- Sekovici, blika Srpska oriental, en el municipio de Sekovici. Pocas perso- pob. 230 nas se fueron durante la guerra y no hay refugiados ni despla- familias zados. Sin embargo, una buena parte de la población masculina estuvo luchando activamente. Ambos pueblos están compuestos en su totalidad por residentes ortodoxos serbios. Tisca, que se encuentra a nueve kilómetros de distancia de Se- kovici, no dispone de centro médico ni de comisaría de policía, aunque hay una escuela primaria, una iglesia ortodoxa serbia, y un surtidor de gasolina, utilizado sólo para vehículos milita- res. Zeljeznik está sólo a dos kilómetros de distancia de Sekovi- ci. No tiene ni escuela ni centro médico. Un grupo de debate especial de viudas de guerra se reunió en Zeljeznik. Bosnia-Herzegovina 235 REPUBLIKA SRPSKA (SERBIOS) (continuación) Tombak, El municipio de Bijeljina se compone de una zona urbana, ro- Bijeljina, deada de pueblos. Antes de la guerra, eran bosnios los que pob. 250-300 principalmente vivían dentro de la ciudad, mientras que en la zona circundante había una mezcla de serbios y bosnios. En la actualidad, la zona es principalmente serbia. Dentro de la ciu- dad, uno de los núcleos mejor conocidos y más antiguos es Tombak, situado junto a dos zonas en buena situación econó- mica. Antes de la guerra, era un núcleo de población romaní, pero casi toda la población actual es gente desplazada de la Fe- deración. El grupo especial estaba compuesto aquí por inváli- dos de guerra desempleados. 236 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Notas 1. El equipo de estudio fue dirigido por Dino Djipa, Mirsada Muzur, y Paula Franklin Lytle e incluía también a Dado Babic, Vesna Bodirogic, Sanja Djermanovic, Faud Hegic, Milos Karisik, Maida Koso, Elma Pasic, Marko Romic y Mladen Vido- vick. 2. Bosnio incluye todos los grupos étnicos que viven en el país, mientras que bosniíaco es el término preferido para musulmanes de ciudadanía bosnia. 3. Teléfonos, carreteras y servicio de abastecimiento de agua en zonas urbanas habían recuperado más del 90 por ciento de su capacidad anterior a la guerra en 1998 y el servício de electricidad se encontraba en el 73 por ciento. La matriculación de pri- maria en las escuelas era superior a la de antes de la guerra. Ver World Bank, «Bosnia and Herzegovina, 1996-1998, Lessons and Accomplishments: Review of the Priority Reconstruction Program and Looking Ahead Towards Sustainable Economic Deve- lopment» (Report 19632, preparado para la Conferencia de Donantes de mayo de 1999, en la que actuaron como co-anfitriones la Comisión Europea y el Banco Mun- dial), 2. 4. World Bank, «Memorandum of the President of the International Develop- ment Association to the Executive Directors on a Country Assistance Strategy of the World Bank Group for Bosnia and Herzegovina» (Southeast Europe Country Unit, Europe and Central Asia Region, 14 de junio de 2000), 3-4. 5. Ibid., 4. Bosnia-Herzegovina 237 Tambaleándose por el cambio Petya Kabakchieva, Iliia Illiev y Yulian Konstantinov1 Milena tiene 35 años, está divorciada y es madre de un niño. Vive con sus padres en Jugen, una de las seis municipalidades de la ciudad meridional de Plovdiv. Milena se graduó en una escuela técnica secundaria en 1982 e inme- diantamente encontró un puesto de trabajo en una planta química. Transcurridos unos pocos meses, fue trasladada a un puesto administrativo. Se casó poco después y tuvo un hijo. Su marido y ella utilizaron sus propios ahorros y dinero de sus padres para comprar un apartamento. En 1991, el director de la compañía química redujo personal adminis- trativo para reducir los costes de producción. A Milena se le ofreció la posi- bilidad de volver a la unidad de producción, pero ella rehusó. «Teníamos que tratar con todo tipo de venenos químicos. Pude ver cómo los hombres que trabajaban allí fueron falleciendo uno tras otro», dice. Ella observó también que la economía estaba cambiando y que «nadie podía sobrevivir con el sala- rio», de forma que buscó nuevas oportunidades. Milena se recicló como camarera y tuvo inmediatamente trabajo en un prestigioso restaurante, donde el personal ganaba grandes propinas. «La gente tenía más dinero entonces», dice ella. Tres años y medio más tarde, fie despedida y sustituida por una chica de 17 años, con un salario más bajo. «Era una chica que venía directamente de la escuela y que vivía todavía con sus padres. Aceptaría cualquier paga. Para ella, era como dinero de bolsillo, ya que disponía de una habitación y comida en el apartamento de sus padres. Durante los tres años siguientes, Milena encontró trabajos eventuales como camarera y ayudante de tienda, trabajando horas extraordinarias por salarios todavía más bajos que los que recibía en la planta química. Durante el último año y medio, no ha tenido ningún trabajo y se siente con desventa- ja en el mercado laboral porque ya ha cumplido los treinta años. «Cada vez, el propietario me mira y dice, «De acuerdo, veremos, le llamaré la próxima 239 semana». Entonces, mira mi pasaporte, ve mi fecha de nacimiento, vuelve a mirarme y dice: «Lo siento, no es culpa suya. La culpa se encuentra en la segunda página de su pasaporte». Milena se divorció hace año y medio, después de que su marido empeza- ra a quejarse de que ella no aceptaba empleos mal pagados. «Estaba protes- tando todo el día: «Mira, fulanita ha encontrado un empleo como mujer de la limpieza. Está limpiando lavabos. ¿Por qué no aceptas lo mismo?» La acu- saba asimismo de ser menos diligente en el gobierno de la casa de lo que debía serlo y Milena admite que su marido tenía razón en parte. Milena pasaba a menudo largas horas fumando, charlando y tomando café con sus amigas, muchas de las cuales estaban también desempleadas: Cuanto más cosas tienes que hacer, más cosas haces. Y cuando estás parado, no puedes hacer nada. Cuando me quedo media hora en casa, empiezo a decirme a mi misma, «Milena, ¿Por qué te quedas en casa de esta forma, como si todo estuviera en orden contigo? Levántate, haz algo». De forma que me voy a vier a mis amigas. Otros días, no puedo hacer nada. Empiezo una cosa, entonces la dejo a medio hacer y empiezo otra y así acabo no haciendo nada. Después del divorcio, su marido se casó con una colega. Milena y su hijo se trasladaron a casa de sus padres y alquiló el apartamento. Además de este ingreso, Milena recibe beneficios de asistencia social. Sus padres tienen un pequeño huerto en su patio, que produce suficientes legumbres para la fami- lia. Milena continúa buscando un nuevo puesto de trabajo como camarera o ayudante de tienda. Dice lo siguiente: «No soy tan vieja. Dime, ¿aparento los treinta y cinco años?». C asi una década después de que se supusiera que democracia y privatiza- Jción iban a traer avances inimaginables, la vida en la Bulgaria actual está marcada por la desilusión y el desempleo masivos. La desilusión y las bajas expectativas impregnan las conversaciones con muchos hombres y mujeres de las nueve comunidades pobres visitadas para el presente estudio. Bulgaria entró en un periodo turbulento de cambio político y económico cuando finalizó el gobierno comunista en 1989. La dirección del país cambió de manos seis veces con anterioridad a 1997. En aquel año, el descontento público por una mala gestión de los asuntos públicos y un 200 por ciento de inflación provocaron una crisis política marcada por manifestaciones públi- cas de un mes de duración. El electorado obligó a dimitir al gobierno del Partido Socialista Búlgaro. Un gobierno de centro-derecha asumió el poder y aumentó las reformas de mercado libre, abriendo las industrias búlgaras a la inversión extanjera. A pesar de la estabilización y crecimiento macroeconó- 240 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras micos, la falta de una mejora tangible en el nivel de vida de una buena parte del país, preparó el terreno para otro cambio de gobierno en junio de 2001. En el frente económico, el fallo de Bulgaria en ir sacando adelante las refor- mas, después de un impulso inicial en 1991, dejó al país por detrás de otras naciones en transición en Europa Central y del Este. El sistema anterior había sido desmantelado, pero la transición a una economía de mercado continuó con titubeos en medio de la discordia política, altos impuestos e inflación, restrin- gido acceso al crédito e inseguridad jurídica. El producto interior bruto des- cendió a una tasa media anual del 2,7 por ciento entre 1990 y 1997, y enton- ces creció a una tasa media anual del 4,6 por ciento entre 1998 y 20002. El PIB per cápita para los aproximadamente 8 millones de habitantes del país descen- dió vertiginosamente de US$ 2.260 a US$ 1.380 en el curso de la década. Espoleados por los requisitos para la pertenencia a la Unión Europea, se introdujeron reformas radicales en 1997. El Gobierno consiguió la estabili- zación financiera mediante la introducción de un acuerdo de la junta de inter- ventores. Otras políticas incluían la privatización acelerada, liquidación de empresas no rentables de propiedad pública, liberalización de precios y flexi- bilidad aumentada del mercado de trabajo. En paralelo, se iniciaron grandes reformas sociales, incluyendo la introducción de un sistema de pensiones «multi-pilar», nueva atención sanitaria y programas de seguridad social, y una revisión de la asistencia social de red de seguridad y de los niños. La pobreza y el desempleo siguen siendo asuntos apremiantes, no obstante. En 1995, el 18,2 por ciento de la población de Bulgaria vivía por debajo de la línea internacional de la pobreza de US$ 4,30 al día3. Para averiguar cómo se las está arreglando la gente pobre, los investiga- dores visitaron tres pueblos, tres pequeñas ciudades y tres ciudades de Bulgaria (ver cuadro 1, Comunidades en Estudio de Bulgaria, al final de este capítulo). La selección de comunidades concretas estuvo basada en recientes informes sobre la pobreza y en criterios de diversidad geográfica y étnica. Los participantes pobres fueron identificados con la ayuda de funcionarios minis- teriales, oficinas locales de asistencia social (que proporcionaron listas de beneficiarios de la asistencia social), el alcalde de Kalofer y el «Center for Independent Life», una ONG que trabaja con personas minusválidas. Una vez que se encontraban presentes en una comunidad, los investigadores tra- bajaban también con residentes para identificar a la gente pobre. Participantes en el estudio incluían jubilados, gente joven, madres solteras, miembros de familias numerosas, miembros de los romaníes (gitanos) y minorías étnicas turco-búlgaras, niños en instituciones estatales, personas con incapacidades y los desempleados. Se llevaron a cabo conversaciones adicio- nales con gente rica y con trabajadores de recursos medios para investigar cómo varían las percepciones de la pobreza entre los grupos sociales. El equi- po del estudio se reunió también con tres grupos especiales: romaníes heroi- nómanos en Varna, enfermeras en Sofía y personas sin hogar en Sofía. Bulgaria 241 El equipo del estudio pasó un mínimo de seis días en marzo y abril de 1999 en cada una de las comunidades, volviendo a menudo a las comunida- des una vez completado el principal trabajo de campo para verificar los resul- tados con participantes en el estudio. Se dirigieron un total de 121 grupos de debate. Se reunieron estudios minicaso de las biografías de cincuenta y cua- tro individuos, incluyendo veinticuatro hombres, veintidós mujeres y ocho jóvenes. Los informes de la gente pobre acerca de sus vidas actuales y de las expe- riencias pasadas fueron a menudo muy intensos y emocionales. Sus opiniones están configuradas no sólo por los aumentos acelerados del desempleo en sus comunidades, sino también por la pérdida de muchos servicios y beneficios estatales, que aportaban seguridad a sus vidas, así como por la humillación y pérdida de estatus que acompaña a la caída en la pobreza. Describen un nuevo mundo lleno de temores y lucha y a menudo lo comparan con tiem- pos más fáciles, que ellos recuerdan y añoran. Este capítulo se inicia con el examen del gran descenso del nivel de vida que la mayor parte de los búlgaros experimentaron en los años 90. El estu- dio examina entonces los efectos de la transición económica sobre niños mar- ginados y minorías étnicas. A continuación, el capítulo subraya el crecimien- to de la agricultura de subsistencia, la economía extraoficial y otros mecanis- mos de hacer frente a los problemas de los búlgaros pobres. Analiza entonces la fuerte dependencia de la gente de amigos, parientes, colegas y vecinos y de sus evaluaciones generalmente desfavorables de los funcionarios elegidos y de los servicios públicos. La sección final estudia las crecientes dificultades con las que se enfrentan las mujeres pobres en sus casas, lugares de trabajo y comunidades. La mayoría atribulada Cuando se les pide que describan una buena vida, la mayor parte de los participantes en el estudio mencionan la seguridad económica, física y psicológica. «Si tienes dinero, esto no significa necesariamente que seas feliz. Pero si no lo tienes, ello ciertamente significa que no serás feliz», dice una mujer de Etropole. Otras dimensiones materiales del bienestar incluyen ali- mentación adecuada, prendas de vestir (especialmente zapatos) y nivel de vida. Muchos de los grupos subrayan que bienestar y riqueza no son sinónimos y nadie del estudio expresó el deseo de ser rico. «Podrías ser pobre y sin embar- go vivir bien, ya que el bienestar depende de otras cosas», dicen hombres y mujeres de Sofía. «Los ricos viven en constante temor, porque ese es el signo de los tiempos: todo el mundo está tratando de sacarles los ojos a los demás», dice un estudiante de una institución de Dimitrovgrad para niños retrasados mentales y huérfanos. La seguridad procede asimismo de la buena salud, la 242 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras capacidad de desarrollo de intereses intelectuales, las relaciones satisfactorias con la familia y amigos, la realización profesional, el respeto a la comunidad y la cohesión social, descrita por un joven romaní como «entendimiento común». Por encima de todo, tal como lo expresa un hombre de Razgrad, el bienestar consiste en «saber qué es lo que me ocurrirá mañana». Pocas personas pueden llevar una vida así en la actualidad. En una socie- dad en la que la mayoría de las personas se consideraban anteriormente igua- les entre sí, muchos grupos identifican ahora cinco o seis categorías de bien- estar en sus comunidades: muy ricos, ricos, normales, atribulados, extrema- damente pobres y aquellos que han caído. Los grupos de debate de las diver- sas comunidades en estudio generalmente clasifican a los muy ricos y ricos como comprendiendo entre el 1 y el 5 por ciento de sus comunidades y otro 5 al 10 por ciento de la población es típicamente clasificado como «viviendo normalmente» o como clase media. No hay consenso entre los grupos de debate, sin embargo, sobre la distribución de las restantes categorías de bien- estar. Se dice que los que están atribulados o «haciéndolo mal» constituyen el grupo más grande, alcanzando el 80 por ciento en algunos casos. Los que son «extremadamente pobres», «desesperados», «desamparados» o «viviendo en la miseria» forman entre un 5 y un 30 por ciento. En el extremo más bajo de la escala, los que han caído comprenden entre un 1 y un 5 por ciento. Unos pocos muy ricos son propietarios de compañías privadas y empre- sas, disponiendo de riqueza, poder y libertad. La gente pobre en el estudio expresa profundas sospechas sobre este grupo, despreciándolos a menudo como gente sin escrúpulos en su ascensión a la cumbre. Los participantes ponen en duda la velocidad con la que muchos se hicieron ricos y algunos sugieren que los muy ricos pueden haber estado implicados en el blanqueo de dinero. Algunos también piensan que la tremenda riqueza de este grupo va en contra de las fuertes actitudes igualitarias establecidas en el periodo comu- nista. Los ricos son descritos de forma más favorable como hombres de nego- cios con buenas relaciones o empleados gubernamentales que tienen situacio- nes estables, sueldos relativamente altos y, según un participante de Plovdiv, la seguridad que les permite «pensar en sus intereses espirituales». A continuación viene un grupo algo más grande, que se considera que tiene un nivel de vida normal. Tienen empleos regulares y bien pagados, aho- rros y sus propios apartamentos, casas o tierras. Pueden hacer planes para el futuro y son suficientemente afortunados, según un grupo de Plovdiv, para «reunirse con amigos y parientes, tomar un café con las colegas u ofrecer una caña de cerveza al final del día o poder pagar el precio de un billete de ferro- carril para visitar a sus parientes». Esta es la vida a la que aspira la mayor parte de las personas en el estudio, la vida que muchos dicen que dejaron atrás hace una década4. La mayoría de los participantes dicen que pertenecen ahora al siguiente y mayor grupo, es decir, el de aquellos que están atribulados para llegar a fin Bulgaria 243 de mes. Muchos no pueden permitirse ya actividades sociales, ahorros o nue- vas adquisiciones y tienen que llevar a cabo considerables sacrificios perso- nales. Son a menudo descritos como «gente normal» que ya no puede llevar una vida «normal». En muchos casos, la pobreza en Bulgaria es tratada en el contexto de las tensiones que ésta causa en la vida familiar, en particular en los padres de niños muy pequeños y en edad escolar (recuadro 1). Un joven de un grupo de debate de Sofía explica lo siguiente: «El problema de las fami- lias jóvenes es muy grave ... Si te casas, no puedes criar a un niño decente- mente en una casa pequeña, viviendo junto a tus padres». De un modo pare- cido, hombres jóvenes romaníes de Sofía señalan que están viviendo en «horribles condiciones», «sin posibilidades de obtener un apartamento mejor» y que sus hijos están «permanentemente enfermos». Hombres y muje- res jóvenes describen asimismo un conflicto acrecentado en las relaciones familiares. «Cuando los padres apenas pueden llegar a fin de mes y ello con- duce a discusiones, violencia y problemas domésticos, esto deja una profun- da marca en los hijos, que se hacen delincuentes», manifiesta un pensionista de Sofía. Los extremadamente pobres incluyen familias numerosas con una única fuente de ingresos, pensionistas con mala salud, parados y huérfanos. Muchos de estos participantes refieren cómo es su lucha para mantener su dignidad y sentido de la seguridad, incluso en circunstancias desesperadas. Un desempleado de Plovdiv relata una ocasión en que se sintió demasiado avergonzado para recoger «un trozo de pan bueno» arrojado a un cubo de la basura: «Miré alrededor y pensé que alguien me vería, de modo que dejé allí el pan por las buenas. Pasé por el lugar un par de horas más tarde y el pane- SCA @1. Que Muhijo.sM bien Un padre roronat desea ante todo: «Que los hijos estén bien>. Aunque los hijos son en parre valorados por La ayuda que proporcionan a los padres que envejecen. actualmente muc1hos hiijs búlgarOS esperan ser mantenidos por los padres hasta bien entrada su edad aduLta. Abender las peticiones de los hijos consume una gran cantidad de enegia e; épocas pcoic2s diffciles y una creciente cultura del con - swnidor. «Un a me resik. oq4 carq que un Mercedes en la actualidad», manifiesta un residepe de Plovdiv. Muchos padres de esta ciudad y de otras partes se preocupan más por maantener el estarus de sus hijos enrre sus iguales que por darles una mejor educación o por atender lás necesidades familiares. Los hombres relatan que dejan de fumar para poder pagar las actividades sociales de sus hijos y las mujeres diem que esn cada iendems para poder comprarles ropa presen- table. Un padre de Plovdiv dice en confianza: «Me siento avergonzado si no puedo darle a mi hijo (alrededor de $0 centavos> cada mañana. No dice nada cuando no se lo doy. Vieiie a casa pronto y se pone a ver la tele, pero yo sé que sus compañe- ros están juntos en alguna parte y me siento realmente mal. Esto es lo que más te- mo, incluso máswque la iennedad o la muerte». 244 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras cillo ya no se encontraba allí». Una mujer de Plovdiv dice que se encuentra sola y consumiéndose en su apartamento, teniendo miedo a salir por temor a que roben en su casa, mientras que ella se encuentra fuera. En el extremo más bajo, según los participantes de Plovdiv, se encuentran los quie han caído, gente reducida a buscar en la basura o a pedir para comer. Se considera que tales personas se encuentran en la peor situación económi- ca, porque han perdido el respeto de la comunidad y se enfrentan a la exclu- sión social. Promesas incumplidas Los participantes en el estudio relatan invariablemente las crecientes des- igualdades al final del régimen de Zhivkov en 1989. La época anterior a 1989 se relaciona con seguridad en el trabajo y con la capacidad de hacer proyec- tos para el futuro, a pesar de la escasez de productos básicos y de la limita- ción de movimientos. La mayor parte de las personas disfrutaban de un nivel de vida adecuado y de seguridad, dicen los participantes en Plovdiv, aunque había unos pocos ricos y gente pobre, entonces. «Mi bolsa estaba a reventar cada tarde cuando volvía a casa, a reventar de comida», dice una mujer de Plovdiv. La mayoría de los búlgaros tenían salarios, aunque fueran modestos, y conseguían, después de largos años de ahorro, grandes electrodomésticos y apartamentos para los hijos dispuestos a dejar el hogar y disfrutaban de segu- ridad en las calles. «Eramos como cualquier otro», dice un hombre de Etropole. «Teníamos todo lo que necesitábamos, disfrutábamos de seguridad y vivíamos tranquilos. En aquella época tenías que ser muy perezoso o un borracho para seguir siendo pobre. Además, había solidaridad. Si estabas en dificultades, siempre había alguien que te echaba una mano». En contraste, el pasado decenio ha traído imprevisibles altibajos. Los par- ticipantes relacionan los grandes cambios sociales con la llegada de la «demo- cracia», una palabra que se utiliza despectivamente, especialmente en el medio rural, para referirse al hundimiento de la ley y el orden y a un espec- tacular descenso en el nivel de vida. Todos los grupos de debate describen al gran sector de población incluido en la categoría de bienestar medio como un grupo que ha tenido una época mucho más difícil desde la caída del comu- nismo. La gente tenía antes «vacaciones pagadas, servicios médicos gratuitos, que incluían facilidades de rehabilitación, y cuando se recuperaban, encon- trarían sus puestos de trabajo esperándoles y sus colegas habrían preparado incluso una fiesta de bienvenida», dice un hombre de Plovdiv. Pero «en la actualidad, una enfermedad repentina traerá la ruina a la familia y, final- mente, serás despedido por tu patrono». Los grupos interpretan las causas de la difícil situación económica actual de Bulgaria de otro modo. Las mujeres de Sofía hablan del legado socialista, consistente en la mala administración gubernamental, la ausencia de una sociedad civil y el marchitarse de la iniciativa personal. Un grupo de pensio- Bulgaria 245 nistas de Dimitrovgrad relaciona dificultad económica con el nuevo orden social que está siendo establecido: ¿Ven adónde nos ha traído este capitalis- mo salvaje? Libertad y democracia significan realmente desorden, delincuen- cia y una oportunidad para aquellos que no se detendrán en nada con tal de conseguir lo mejor de lo que tengamos». Los participantes del grupo singula- rizan a «los que detentan el poder» y dicen que se trata de traidores nacio- nales. De un modo parecido, un grupo de mujeres de Dimitrovgrad se centra en anteriores funcionarios comunistas, describiéndoles como un colectivo que dispone de relaciones internacionales «dentro del flujo del dinero» y que par- ticipa en negocios ilegales. Una mujer de Razgrad cita la privatización: «Todos éramos iguales antes. Entonces, llegó la privatización y todo el mundo empezó a robar». Una mujer de Plovdiv señala la corrupción que acompañó a la privatización: ¿Por qué tenían que cerrar las empresas, de forma que pudieran comprarlas más baratas durante la privatización? Cualesquiera que sean los motivos que la gente encuentre para las dificulta- des de la pasada década, todos están de acuerdo en que el efecto más grave del desorden económico es el paro masivo, un nuevo fenómeno que ha crea- do inseguridad general. Desempleo: la doble pérdida Grupos de debate de todas las comunidades identifican la pérdida de empleo estatal como el factor más importante que ha cambiado sus vidas a peor. En Razgrad, por ejemplo, el 80 por ciento de la población activa en el barrio romaní quedó en el paro después de que varias empresas estatales cerraron. En Dimitrovgrad, la tasa de desempleo es mayor entre gente de mediana edad y se dice que más de la mitad de los desempleados son mujeres. En zonas industriales, tales como Kalofer, muchas personas están formalmente emplea- das pero no reciben paga porque sus empresas permanecen inactivas. Algunos llevan dados de baja laboral nada menos que nueve meses. Los trabajadores en el estudio dicen que nunca saben cuándo les pagarán o cuánto, ni cuándo serán dados de baja permanentemente. El alto paro es considerado por los participantes en el estudio como la raíz de la mala salud, el aislamiento social, la delincuencia y la falta de fe en el futuro. Un joven sin hogar de Sofía dice: «Si tienes trabajo, tendrás todo lo demás». Al perderse los empleos, también lo hicieron los beneficios adicio- nales que les acompañaban, como por ejemplo servicios médicos gratuitos, vacaciones patrocinadas por el Estado, alimentos y ropa subvencionados y atención infantil. Tales beneficios, unidos a un empleo garantizado para toda la vida, significaban una considerable paz mental. «El dinero no es sólo papel, es también una forma de seguridad. En el pasado, con tu salario con- seguías también seguridad: seguridad de que tendrías atención sanitaria gra- tuita y acceso a un sanatorio de los sindicatos, de que nadie te robaría tu dine- ro y de que el Banco no quebraría>», dice un hombre de Plovdiv. 246 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Aunque se puede disponer de trabajo asalariado y empleos eventuales (más en las zonas urbanas que en los pueblos), los participantes los describen como típicamente mal pagados y de poca confianza, e implicando a menudo trabajo degradante e incluso ilegal. Son frecuentemente sólo accesibles a quie- nes disponen de relaciones. La mayoría de los participantes no consideran que dicho trabajo constituya una alternativa legítima, ya que no proporciona ni ingresos fijos ni seguridad social. Hombres y mujeres de Dimitrovgrad dicen que hay siempre trabajo disponible en cafés y pizzerías y en proyectos de construcción, pero los patronos normalmente buscan hombres y mujeres jóvenes. Muchos patronos se aprovechan de personas desesperadas por con- seguir un trabajo y se niegan a entregarles contratos o acuerdos escritos, de forma que no tengan que cumplir promesas salariales ni incluir beneficios. Participantes de Plovdiv explican que algunos trabajadores prefieren contra- tos verbales, sin embargo, porque pueden continuar cobrando el subsidio de desempleo y recibir pagas abonadas por adelantado, sin deducción de impuestos o seguridad social. Enajenación y humillación Junto con la pérdida de la seguridad inherente a un trabajo fiable, la gente dice que han perdido su identidad y puntos de apoyo. Muchos búlgaros pobres están experimentando falta de objetivos y desmoralización, como con- secuencia del paro masivo. Nadie parece tener una idea clara del objetivo final de los cambios o de qué es lo que hay que esperar: la restitución de la tierra no es completa', las leyes de promoción de negocios son restrictivas y muchas empresas no han sido privatizadas todavía. La gente habla de «retro- ceder en el tiempo» y de «hacerse salvaje». Para muchos grupos, el efecto más preocupante de los cambios no es tanto material como entre personas. Los grupos de debate de Etropole y Plovdiv dicen que la gente se ha hecho más «distanciada»>, lo que está relacionado con «convertirse en salvajes» o perder la educación. Enajenación, humillación y degradación se describen en térmi- nos personales, sociales e incluso nacionales. Los participantes subrayan que el desempleo ha exigido un alto precio emocional. Los estudiantes de Dimitrovgrad describen a las personas sin medios de vida fiables como «rostros desprovistos de vida, sin autoestima». «La gente mayor está más resignada ante ello», dicen, «pero la gente joven es más rebelde». Supone una gran pérdida de prestigio para los hombres mayo- res el tener que pedir trabajo a familiares o patronos más jóvenes. «Tengo un sobrino que es propietario de una pequeña compañía. Siempre tiene que dar órdenes. ¿Cómo podría darme esa clase de órdenes?», se pregunta un hom- bre de Plovdiv. Las relaciones familiares se desmoronan con motivo de dis- putas acerca de dinero y tierras restituidas por las explotaciones agrícolas estatales. La gente ha perdido el aprecio por los amigos, que daban a la vida una gran parte de su sabor, apartándose de ellos debido a que las reuniones Bulgaria 247 sociales tradicionales requieren regalos e invitaciones recíprocas. En cuanto a los jóvenes, la falta de vida social resulta más patética. «Soy joven, este es mi momento de vivir, ¿pero cómo?», exclama una chica de Etropole. Colegas y vecinos se evitan mutuamente, deseando no verse envueltos en las desgracias de otras personas. «Incluso si tienes algo bueno que decir, tienes miedo de que el otro empiece a envidiarte», dice una mujer de Etropole. Una mujer de mediana edad de Plovdiv relata su profunda ansiedad cuando se ve atribulada para llegar a fin de mes: Cada día me pregunto qué sucederá el próximo día e incluso el más pequeño obstáculo podría traer un desastre consigo. Digamos que mi salario tiene una semana de retraso. Hace diez años me hubiera reído de ello, ni siquiera me hubiera dado cuenta, ¿a quién le importaba? Solíamos guardar nuestro dinero en el cajón y nunca se había acabado a fin de mes. En la actualidad, te cortan la electricidad o el teléfono si te atrasas en el pago de las facturas. Empiezo a preocuparme una semana antes de si tendré dinero a tiempo. Empiezo a planificar a quién voy a pedir un préstamo a corto plazo. Y he empezado a tener jaquecas. Tengo que tomar píldoras para el corazón. «Somos como basura»: niños marginados El equipo de investigación mantuvo conversaciones con tres grupos distintos de jóvenes, que están viviendo en las más difíciles circunstancias: niños ingre- sados en una institución, niños sin hogar y toxicómanos. Todos señalan un aislamiento extremo por parte de la sociedad más amplia y la mayor parte no se imaginan cómo podría mejorar su futuro. En muchos países de la región, los huérfanos y los niños física y mental- mente incapacitados, así como otros «socialmente marginados» eran aparta- dos en instituciones estatales especiales durante el comunismo. Con unos 35.000 niños en instituciones a finales de 1999, Bulgaria tiene una de las cuo- tas nacionales más altas de Europa de niños ingresados en una institución'. Aunque se están estableciendo ahora nuevas leyes y programas de asistencia para proteger a estos niños y a un creciente número de niños de la calle, el legado de décadas de abandono y exclusión persiste7. En una institución estatal de Dimitrovgrad para niños con retraso men- tal, sólo unos pocos de los sesenta y ocho niños residentes son efectivamente retrasados. Una tercera parte son huérfanos, enviados a la institución para su alojamiento en pensión completa y con formación profesional. La mayoría de los estudiantes del curso de ingeniería de radio y televisión son inteligentes, pero están físicamente discapacitados y asisten al curso como una alternativa al servicio militar obligatorio. Un buen número de los demás niños han sido abandonados y no tienen ningún sitio adonde ir. Los niños dicen que en la 248 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras institución tienen buenas comidas, ropa y becas de estudiantes, pero que una vez que salen de allí son estigmatizados debido al lugar de donde procedían y sus vidas resultan mucho peores. Las chicas dicen que tienen pocas pers- pectivas fuera de la prostitución y los chicos acaban en empleos enormemen- te mal pagados. En los últimos diez años, sólo se ha mencionado un estu- diante que se haya casado después de salir de la institución. Los huérfanos de una institución de Kalofer señalan lo siguiente: «Nos encontramos en el fondo, no tenemos nada». Sin embargo, dicen que tratan de ser optimistas, que su formación les ayudará en el mercado de trabajo y que esperan encon- trar trabajo en McDonald's. La estación de ferrocarril de Sofía es el hogar de una segunda generación de niños que están siendo criados por chicas sin hogar. Los jóvenes búlgaros, turcos y romaníes entrevistados han vivido en la estación durante un decenio. Atribuyen el principio de su existencia de pesadilla a los malos tratos o al divorcio de sus padres, a menudo como consecuencia del desempleo. «Es culpa de mis padres: son pobres, también, y me abandonaron», dice un joven. «Solíamos llevar una vida normal. Podíamos conseguit comida gracias a nuestros padres. Las cosas fueron mal cuando riñeron y se divorciaron». Los jóvenes participantes indican que son regularmente atacados por secuaces mafiosos que les golpean y les obligan a prostituirse. Se dice que los cabezas rapadas constituyen su peor amenaza. Estos jóvenes se llaman a sí mismos con facilidad marginados sociales. «Somos como basura, como animales», dice una chica sin hogar. Al no tener familia y pudiendo contar sólo los unos con los otros, los jóvenes sin hogar muestran una sorprendente resignación y falta de espe- ranza. «A su debido tiempo», dice un chico, «acabarás acostumbrándote a cualquier cosa». Se informa que la policía de Sofía hace redadas, devuelve a los que puede a sus familias o a las instituciones de las que se han esca- pado y suelta al resto en la calle. Los jóvenes de la estación de ferrocarril dicen que son ambivalentes sobre la policía, que ni les maltrata ni les ayuda, excepto cuando los cabezas rapadas atacan. Aprecian los alimentos que las organizaciones benéficas religiosas a veces les traen, pero esperan poca ayuda de la oficina local de asistencia social. El Gobierno dirige un albergue en Sofía para mayores de 18 años y una ONG búlgara lleva otro para niños sin hogar de hasta 16 años de edad. Una fundación tiene pla- neado otro albergue para proporcionar alimentos, consultas médicas y formación profesional a personas comprendidas entre los 16 y los 25 años, pero los jóvenes están desengañados acerca de que esto pueda ocurrir pronto. Los participantes en el estudio estiman que 750 heroinómanos viven en el barrio de Maksouda de Varna, dos tercios de los cuales con edades com- prendidas entre los 15 y los 25 años. «¡Con lo buenos chicos que eran! Cuando les veo por aquí, en torno al mercado, me doy cuenta de que se están Bulgaria 249 deshaciendo como un helado», dice un pariente de un drogadicto. Los con- sumidores describen una progresión desde fumar la droga hasta «dar la cala- da» (inhalando el humo a través de un tubo de papel) e inyectarse. Degradación y exclusión social se encuentran entre los problemas considera- dos más graves por los consumidores de heroína. «La heroína es mi novio», dice una chica. En cuanto a la obtención de dinero para comprar drogas, la mayoría depende de sus padres o se dedican al hurto y a la prostitución. Se dice que las mujeres drogadictas experimentan las más extremadas formas de malos tratos: palizas, violación e incluso asesinato. Los heroinómanos de Maksouda relacionan el aumento del consumo de la droga con una mayor facilidad para viajar a través de las fronteras y con el señuelo del dinero rápido que su tráfico ofrece, pero también mencionan que las duras condiciones económicas constituyen asimismo un factor. Metida con calzador entre Europa y Asia, Bulgaria se ha convertido en un eje principal del tráfico de drogas. Los consumidores dicen que la heroína llegó a su país cuando se abrió el «camino a Polonia» en 1989 y el tráfico trans- fronterizo se vio ayudado por la corrupción general de la policía, los agentes de control de fronteras y los funcionarios de aduanas. Un heroinómano des- cribe cómo los traficantes de drogas romaníes sacaban ventaja de las nuevas oportunidades económicas: La gente de nuestra mabala (barrio romaní) hizo algún dinero, especialmente cuando empezaron a salir al extranjero. Regresaban aquí y tenían que invertir el dinero en algo. Algunos empezaron a hacer operaciones en el mercado, otros se dedicaron al oro, pero todo ello es difícil. Algunos habían oído decir que se podía ganar muchísimo dinero con el tráfico de heroína y decidieron que si iniciaban esa actividad podrían conseguir un dinero muy fácil. Los participantes en el estudio dicen que los traficantes ganan mucho dinero, normalmente en Polonia o en las Repúblicas Checa o Eslovaca y a continua- ción lo pierden todo. Los heroinómanos informan que los problemas de adicción empezaron a aparecer con gran fuerza en Sofía después de la ola inicial de desempleo de 1991-92 y afectaron muy intensamente a los romaníes. Para salir de la droga, algunos toxicómanos se dirigen a una clínica de Sofía en petición de ayuda. Otros simplemente se van o son enviados fuera de Sofía por sus padres a leja- nos pueblos o fuera del país, en resumidas cuentas. Se comenta que la heroí- na es mucho más cara en Polonia. Un padre de Maksouda comenta lo siguiente sobre su hijo drogadicto: «Quiero sacarle de todo esto ... La buena vida, aquí, es sólo para los bandidos, ya que para el resto es imposible. Tanto los heroinómanos como sus padres ven también un remedio en leyes más duras y en su aplicación. «Es necesario que la policía tenga un control muy 250 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras I fuerte ...¿pero cómo, si éste es el mejor de los negocios?», se pregunta un dro- gadicto de 19 años de edad. Conflictos continuados de las minorías Bulgaria posee dos grandes minorías étnicas, turcos y romaníes, así como un pequeño grupo de musulmanes de habla búlgara, que a menudo son mencionados como Pomaks. Con arreglo a los datos del censo de 2001, el grupo étnico búlgaro asciende a 6.850.000 personas y constituye justo algo más del 85 por ciento de la población. El grupo étnico turco (745.000 perso- nas) representa el 9,3 por ciento y el romaní (370.000 personas), el 4,6 por ciento8. Los grupos minoritarios hacen frente a unas tasas de pobreza bas- tante más altas que el grupo étnico búlgaro. Los romaníes son los más mar- ginados, con el paro que alcanza el 80 por ciento entre los hombres y el 100 por ciento entre las mujeres en algunos lugares. Aunque muchos derechos fundamentales (por ejemplo, publicar periódicos romaníes, constituir asocia- ciones y hablar romaní) fueron devueltos a los romaníes en 1990, sus condi- ciones de vida continúan siendo sumamente difíciles y los participantes en este estudio señalan una creciente discriminación en muchos frentes. Los Pomaks disfrutan, asimismo, de mayores libertades con arreglo a la nueva constitución. Sin embargo, tropiezan también con prejuicios tanto del grupo étnico búlgaro como de otros grupos minoritarios. Las actitudes del grupo étnico búlgaro hacia los turcos son más tolerantes, aunque algunos turcos informan acerca de discriminación en el momento de la busca de trabajo9. Los grupos étnicos turcos y Pomaks viven principalmente en zonas rurales, donde se han perdido puestos de trabajo debido al desmontaje de las industrias y a la disolución de las granjas estatales. Estos grupos tienen una mayor tasa de desempleo que la del grupo étnico búlgaro. Las comu- nidades turcas de Bulgaria mantienen su identidad turca y musulmana, así como su lengua. Aunque la mayor parte de la tierra ha sido restituida, muchos grupos étnicos turcos y Pomaks carecían de título legal sobre la tierra, en primer lugar, y no podían comprarla, teniendo en cuenta la falta de cualquier mercado real de la propiedad inmobiliaria o de fondos para una tal adquisición. Muchos hombres emigran ahora estacionalmente a ciudades mayores, a menudo en busca de empleo en el sector de la cons- trucción. Una joven turca de Kalaidzhi informa acerca de su busca de trabajo en la cercana ciudad de Elena: «Al oir los empleados mi nombre turco, la mirada de sus ojos cambiaba y decían que no había trabajo allí». Los Pomaks, aunque hablan búlgaro, también experimentan presiones a menudo para que vivan aparte, en sus propias comunidades. Un hombre Pomak hizo saber que su familia «. Un romaní de Varna manifiesta de un modo parecido: «En el momento en que (los patronos búlgaros) vean que eres un gitano, no te darán trabajo, aunque lo haya». «Nos consideran infrahumanos y ladrones», dice otro. Algunos romaníes de este estudio trabajan como obreros no cualificados en ocupaciones de salario mínimo. Un hombre de Krasna Poliana, Sofía, se explica así: «Si necesitan a alguien para acarrear algo o para cavar, seremos nos- otros los gitanos: nos contratan ahora sólo para hacer estos trabajos sucios». Como consecuencia de las difíciles perspectivas para conseguir un medio de vida en la economía formal, los romaníes dicen que han empezado a tra- bajar en actividades informales: trabajar en el extranjero de forma ilegal, trá- fico transfronterizo de drogas, armas cortas, coches robados, antigüedades, oro y joyas, especies en peligro de extinción y prostitución. «¿Por qué no robábamos antes?», se pregunta un participante romaní de Dimitrovgrad. Bulgaria 253 «Era una desgracia ser citado a la comisaría de policía, pero ahora se ha con- vertido en una costumbre. Somos citados cada día. Por supuesto que no me gusta que me citen delante de los chicos. ¿Pero cómo podría pasar la noche cuando no hay pan?» «Muchas personas roban, ya que no puedes dejarte morir de hambre. Cuando el lobo está hambriento, se dirige al corral», dice un romaní de Dimitrovgrad. Algunos romaníes en el estudio no niegan que roban, pero sostienen que el hurto es una solución a la discriminación en el empleo y a la falta de tra- bajo. Esto, a su vez, altera a muchos búlgaros que consideran «gitano» como sinónimo de «alborotador», «delincuente» y «ladrón», alguien que está en el paro y no trabaja, pero que opta por la salida fácil. Tales actitudes provocan un círculo vicioso de creciente discriminación, mayor aislamiento, un alto índice de abandono escolar y tensiones en aumento. Navegando entre los cambios Los pobres de las comunidades visitadas han sido sumamente ingeniosos encontrando formas de sobrevivir a la turbulenta e imprevisible pasada década. La mayor parte se dirigen en primer lugar a los contactos familiares para dinero, comida, ropa y alojamiento. Economizan en los gastos de la casa, yendo sin ropa nueva o comprándola de segunda mano, elaborando su propio pan y su propio yogur, cocinando a última hora de la noche cuando la electri- cidad es más barata, o dejando sus recibos de servicios públicos sin pagar. Para muchos, especialmente los jóvenes, la única forma de hacer frente a la pobre- za es encontrar trabajo en el exterior o casarse con un extranjero. Muchas per- sonas cuentan con la asistencia pública, pero no sólo con la asistencia públi- ca, o se morirían de hambre, tal como manifiestan francamente. La actividad privada no constituye una opción para la mayoría de la gente pobre, a quie- nes les falta capital de puesta en marcha y colateral para los préstamos. Las estrategias más efectivas que la gente ha encontrado para enfrentarse con la pérdida de puestos de trabajo garantizados por el Estado, son la economía de subsistencia en zonas rurales y pequeñas ciudades, y la economía informal, con varios grados de legalidad, tanto en zonas rurales como urbanas. El retorno a la agricultura de subsistencia Los grupos de las ciudades y pueblos incluidos en el presente estudio infor- man que hacen frente al desempleo, los bajos sueldos y los insuficientes bene- ficios de asistencia social cultivando alimentos para su propio consumo. A mediados de los años 90, en el punto máximo de la crisis económica, el cul- tivo de huertos domésticos representaba más de una cuarta parte de los ingre- sos familiares, pero descendió a alrededor del 18 por ciento en 199912. Las 254 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras familias con trabajadores desempleados y con personas que no forman parte de la población activa son quienes con mayor probabilidad recurrirán a la agricultura para tratar de llegar a fin de mes. La economía de subsistencia adopta diferentes formas. La gente pobre que no posee tierras o animales recoge alimentos en estado silvestre. Los que poseen huertos o parcelas de tierra, por lo general cultivan algunas legumbres y crían algunos animales para el consumo familiar. Muchas personas viven de lo que se llama la economía del «tarro», cultivando alimentos en verano y conservando algunos para hacerlos durar a lo largo del invierno. Esta fuente de alimentos resulta extremadamente importante para pensionistas y benefi- ciarios de asistencia social, cuyos subsidios apenas cubren el coste de sus reci- bos de servicios públicos. El desmantelamiento de las granjas estatales obligó a muchos trabajadores rurales a buscar formas alternativas de sobrevivir. La restitución de las tierras que se habían anteriormente incorporado a granjas estatales se inició en 1990. La ley de privatización de 1991 estipulaba la formación voluntaria de coope- rativas por parte de terratenientes privados y la nueva institución cooperativa fue adaptada rápidamente y con éxito a la agricultura de subsistencia. Las par- celas privadas resultan esenciales para el suministro doméstico de alimentos. En Razgrad, los miembros de la cooperativa del pueblo se han quedado con algu- nas tierras privadas, independientes de la cooperativa, para criar animales y cul- tivar cosechas de utilización propia. Una ventaja importante de la cooperativa es la posibilidad de acceso a maquinaria agrícola, que resulta demasiado cara para que los agricultores individuales puedan comprarla o alquilarla. Incluso los habitantes de pequeñas y grandes ciudades también recurren a la agricultura de subsistencia para complementar sus subsidios de asistencia social o sus reducidos salarios. Recogen plantas comestibles y aquellos que tie- nen acceso a algunas tierras, cultivan pequeños huertos. Es también bastante normal depender de los alimentos cultivados por parientes en ciudades y pue- blos. En Kalofer, casi todos los participantes cuidan huertos, cultivan campos o crían ganado para consumo propio. «Si no cultivas algo, puedes morirte», dice un pensionista. Todas las familias de Plovdiv, afirman los grupos de debate de mujeres, producen conservas alimenticias, incluso las que se encuentran relati- vamente en buena situación económica. En el Dimitrovgrad urbano, recoger leña y plantas comestibles constituye la única opción posible para mucha gente necesitada. La mayoría de las familias de Etropole tienen a algunos de sus miembros dedicados a la agricultura de subsistencia. La agricultura «puede ayudar a ganarse la vida a duras penas» dice Katerina, una maestra de Etropole que cría cerdos, pero no es el camino hacia la prosperidad. La economía «real» Aunque la agricultura de subsistencia constituye una importante estrategia de supervivencia, el sector informal es la principal fuente de recursos para Bulgaria 255 muchos hombres y mujeres pobres del estudio. Hacen falta a menudo varios trabajos para que la gente gane lo mismo que lo que ganaba en el sector público, pero incluso esto no suple los beneficios sociales perdidos. «Trabajo el doble desde que fui despedida», dice una mujer de Etropole. La gente está constantemente en busca de puestos de trabajo a través de contactos de ami- gos, parientes y vecinos. Una profesora de Etropole, que considera que su día laborable normal dura dieciocho horas, dice así: «En la actualidad, necesitas trabajar en varios lugares si quieres sentirte como una persona normal. Trabajo en el café, pero me levanto pronto por la mañana para dar de comer a los animales, luego tengo clases en la escuela». Su único trabajo «formal» es la enseñanza en la escuela. Otra mujer de Plovdiv dice que ni siquiera dos sueldos son suficientes para pagar otra cosa que no sean la comida y los reci- bos de los servicios públicos: necesita un tercer sueldo para poderle comprar cosas a su hijo. Hombres y mujeres dicen que trabajan en industrias caseras y en obras de construcción, reparan coches, recogen chatarra que pueda revenderse, tra- bajan en granjas durante el verano o encuentran trabajos de verano en Grecia o Turquía. Los profesionales de clase media complementan sus em- pleos regulares con el pluriempleo como vigilantes nocturnos, dependientes de tienda o camareras, ocupaciones consideradas degradantes, especialmente porque consumen tiempo para el trato con la familia o los amigos. Las enfer- meras trabajan como limpiadoras por tres veces sus salarios gubernamenta- les. Todos los pensionistas que pueden trabajar lo hacen. En Plovdiv, han sus- tituido incluso a los romaníes en el negocio de venta de reciclables. Al ser limitadas las oportunidades de empleo, los participantes en el estu- dio de cinco comunidades (Dimitrovgrad, Sofía, Plovdiv, Sredno Selo y Varna) informan acerca de un aumento de las actividades al borde de la ile- galidad e incluso delictivas. Muchos expresan la opinión de que no hay forma de obtener unos ingresos adecuados por medios honestos y que los que han prosperado en la nueva economía lo han conseguido a través de transaccio- nes sospechosas. Mujeres mayores de Dimitrovgrad lo explican así: «Los que han llegado son aquellos que tenían acceso a los fondos del partido y pusie- ron en marcha sus negocios con dinero público y del partido. Solían ser komn- somol (funcionarios del partido) y líderes sindicales». Muchos grupos étnicos búlgaros y romaníes han sacado partido de las oportunidades de comercio dentro y fuera de las fronteras y de otras activida- des más o menos ilícitas, hechas posibles por la liberalización de los viajes des- pués de 1989. Un grupo de debate de mujeres mayores de Dimitrovgrad lo explica así: «La frontera está muy cerca y las rutas de contrabando atraviesan esta parte del país ... El dinero es distribuido entonces a través de compañías que comunican una falsa cifra de negocios y la mayor parte va a cajas fuertes del partido, sin tener en cuenta la lealtad política». En el barrio romaní de Maksouda en Varna, un joven describe el comercio transfronterizo de su 256 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras padre: «Compramos pantalones vaqueros de Polonia por dos o tres marcos alemanes cada uno y los vendemos aquí por (el equivalente a veínte a veinti- cinco marcos) y de este modo con un único par de vaqueros ganas el salario de un día». Un grupo de jóvenes de Sofía manifiesta que tales transacciones sospechosas constituyen la norma: «Especulación, es decir comprar algo bara- to y venderlo a un alto precio, es lo que hace el 90 por ciento de la gente, a expensas de los demás». En el mercado dominical de Dimitrovgrad, el mayor del país, la línea entre actividad legal e ilegal es borrosa y se dice que los fun- cionarios públicos solicitan grandes sobornos por los puestos bien situados. Gran parte de la mercancía allí presente es vendida a bajos precios, porque procede de compañías no autorizadas y de contrabando transfronterizo. Los grupos de debate también indican que hay muchos riesgos implica- dos en estas transacciones. Un romaní de Varna refiere lo siguiente: En el mahala (barrio romaní) el sábado ... llegaron con los Mercedes y BMW, siete u ocho personas, los más importantes de cuello duro. Eran búlgaros y sus coches no tenían placas de matrícula. Atraparon a uno que era un traficante para pegarle, ya que les debía dinero, y le golpearon con herramientas. Era algo espantoso. De un modo parecido, los participantes de Dimitrovgrad afirman que hay «un gran dinero» en el tráfico de drogas, la prostitución y el juego, y que «de vez en cuando hay algún tiroteo y muertos, saben ustedes, y se amenazan unos a otros, explotan coches bomba y Dios sabe qué, pero de alguna forma se las arreglan para ajustar las cuentas. Esta es su forma de hacer negocios». La enorme propagación del sector informal es un resultado del hundi- miento de la economía planificada y de las condiciones infradesarrolladas del negocio privado. Muchos participantes no desaprueban el negocio privado y les gustaría entrar en dicha actividad, si pudieran. Por ejemplo, mujeres pen- sionistas de Kalofer hacen encaje de Bruselas, que se vendería a un alto pre- cio si hubiese un mercado en la ciudad. Dicen que les gustaría establecer una asociación de productores de encaje y tratar de vender en otros sitios, pero no saben cómo emprender esta tarea, aunque han calculado el coste del hilo y del trabajo, así como los beneficios potenciales. No obstante, con un mer- cado tan imprevisible y sin dinero de puesta en marcha del negocio ni garan- tía para tomar prestado, las pensionistas sacaron en conclusión que una acti- vidad comercial arriesgada no resultaba práctica. Otros participantes com- parten problemas similares en el lanzamiento de actividades comerciales de negocio. El problema, dicen muchos, no es que no entiendan cómo se supo- ne que tienen que funcionar los mercados competitivos, sino que no hay mediadores financieros o de mercado fiables ni compradores con dinero efec- tivo en mano. Bulgaria 257 Las instituciones útiles: «su propia gente» L os participantes en el estudio identificaron las más importantes institu- Lciones de sus comunidades y entonces las calificaron en relación con varios criterios, incluyendo si eran eficaces y de confianza. Desde su punto de vista, instituciones tales como el municipio, el alcalde y la oficina que distri- buye la asistencia social fueron consideradas importantes, pero a menudo les otorgaron una baja calificación desde el punto de vista de criterios de efica- cia y confianza. Las escuelas y los centros de atención sanitaria generalmen- te obtuvieron una calificación más alta. Las instituciones consideradas más eficaces, de confianza y de apoyo en la situación actual resultaron ser con- tactos sociales informales de amigos, parientes, colegas y vecinos. A través de estas vrazki (relaciones) es como la gente dice hacer frente a problemas tales como encontrar un puesto de trabajo u obtener servicios. Los informes de explotación de las vrazki son más frecuentes en los grupos de debate de gran- des comunidades, mientras que los participantes en pueblos y pequeñas ciu- dades es más probable que hagan referencia a relaciones patrono-cliente. «Si estás solo, estás muerto», dice un grupo de romaníes de Sofía. Con el creciente desempleo, la familia resulta esencial para la supervivencia psicoló- gica, así como para el apoyo material. Una mujer de mediana edad de Etropole dice lo siguiente: «Me gusta el dinero y las cosas bonitas, pero no es el dinero lo que me hace feliz. Son las personas quienes me hacen feliz: mis hijos, mi marido, mi hermana, mi padre y mi cuñada. Estar bien ... es sentir- se segura, amada y feliz». «Si no fuera por mi madre que me ayuda a apoyar a mi hija en la Universidad, no sé cómo podría posiblemente arreglármelas», dice una mujer cuya situación ha empeorado en los últimos diez años. «Las personas se apoyan unas a otras únicamente en la familia: así es cómo sobre- vivimos», explica una mujer joven de Etropole. Se espera que amigos y aso- ciados proporcionen pequeños préstamos, crédito, información sobre puestos de trabajo y acceso a las instituciones donde trabajan. Se supone que los veci- nos ayudarán a la gente pobre a conseguir acceso a las oficinas públicas. Algunos grupos dicen que no se puede contar ya con estos contactos de fami- lia, amigos y parientes, porque todo el mundo es igualmente pobre, pero son claramente valorados por la mayoría de los participantes. Los informes de utilización de vrazki para buscar empleos, bienes de con- sumo y servicios son usuales en todos los grupos de debate urbanos. El saber utilizar las relaciones exige conocer a la gente adecuada en los lugares ade- cuados, pero las vrazki son requeridas a corto plazo, cuando surge la necesi- dad, y las relaciones no se dan por supuestas. «Para tener movilidad ascen- dente en Bulgaria siempre has tenido que luchar con uñas y dientes para estar bien relacionado», dice una mujer mayor de Sofía. Mientras que las relacio- nes se requerían antes para ayudar a la gente a comprar coches y apartamen- tos, ahora son generalmente mencionadas por los participantes en el estudio 258 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras como importantes para la supervivencia. Un hombre de mediana edad de Plovdiv, que se encontraba en el paro tras la disolución de una granja colec- tiva, sólo tiene una vrazka real: un líder sindical, que posee un apartamento en el mismo edificio. «Lo guardo para un caso extremo, sólo si lo peor suce- de». Los participantes rurales informan que se encontrarían perdidos sin acuerdos a largo plazo de obligaciones mutuas con patronos influyentes. «Tanto antes como ahora, tienes que estar en buenas relaciones con los que están en el poder, de otra forma estás perdido», dice un agricultor de subsis- tencia de Kalaidzhi. Si el propietario de una segadora de heno muestra la buena voluntad de segarte el heno cuando está en sazón, comentan, dispon- drás de una buena reserva para todo el año. Para asegurar esto, el cliente trata de obtener el favor del patrono. «No sólo pagamos un precio elevadísimo ... sino que tenemos que ir y preguntar un día tras otro, llevarle una botella de coñac, complacerle». También es importante cultivar dichas relaciones de patrocinio en el caso de la gente que vende leña o ara los campos. Se dice que ellos también emplean estos contactos informales en la busca de trabajo, pro- tección y crédito. Instituciones estatales Vrazki y patrocinio han llegado a estar tan profundamente enraizados en las instituciones búlgaras que los participantes en el estudio informan a menudo de que el único camino para tratar con las agencias públicas es a través de las relaciones sociales. Muchos consideran a los funcionarios públicos como patrocinadores a los que hay que cultivar con favores o sobornos, para que proporcionen beneficios y servicios. «Si les caes bien, te ayudarán», dice un habitante del pueblo de Kalaidzhi, del departamento forestal. Un hombre de Etropole afirma: «Si tienes relaciones en la policía, siempre saldrás en liber- tad». Para los turistas-comerciantes sin documentos de viaje, tener «su pro- pia gente» a quienes sobornar en las oficinas de aduanas resulta crucial. Un hombre joven de Varna explica: «Tenemos suerte de que la gente de la ofici- na municipal de impuestos ... no venga aquí tan a menudo ... pero sin embargo tengo un patrocinador allí, a quien le pago de vez en cuando». La mayoría de los participantes clasifican al Estado como la más impor- tante, aunque decepcionante, institución en su conjunto. «El Estado está obli- gado a cuidar de nosotros, para asegurar la estabilidad y los puestos de tra- bajo», dice un joven de Dimitrovgrad. Las expectativas en relación con el Estado siguen siendo altas, aunque la fe y confianza en él hayan disminuido en gran medida. Las instituciones del Estado son juzgadas duramente por hombres y mujeres pobres en el estudio, por no llevar a cabo sus responsabi- lidades. Los comentarios acerca de las instituciones públicas más frecuente- mente mencionadas por los participantes, es decir el municipio, la oficina de bienestar social y la policía, reflejan las altas expectativas de la gente y su des- Bulgaría 259 ilusión. «No cumplen sus promesas», manifiesta un romaní acerca del ayun- tamiento y la oficina de bienestar de Dimitrovgrad. El municipio, que recauda impuestos y redistribuye los beneficios sociales asignados por el gobierno a partir de estos ingresos del erario, es la institución pública más visible para la mayoría de los grupos. La institución recibe análisis dispares por su actuación. Los participantes de Etropole clasi- fican al municipio como de la máxima importancia y lo evalúan positiva- mente. «Reciben algún dinero del Estado, de modo que tienen que distribuir- lo con honradez», dice uno de los participantes. La mayoría de los demás gru- pos no distinguen entre el municipio como institución y el alcalde o la plan- tilla del municipio como individuos. Los alcaldes son percibidos como las personas que toman todas las decisiones. Los participantes de Kalofer y Dimitrovgrad critican a sus alcaldes por débiles. «Es demasiado amable y no puede hacer frente a las cosas», dice una mujer mayor de Kalofer. Otros gru- pos hablan de deslealtad o corrupción. Los grupos de Razgrad acusan al alcalde de inscribir arbitrariamente a los romaníes en programas de empleo eventual, aunque el alcalde dice que son los más necesitados y en cualquier caso pocos grupos étnicos de búlgaros jóvenes han quedado en la ciudad. El alcalde del municipio resulta importante para los grupos romaníes de Sofía porque adopta las principales decisiones de vivienda, pero lo evalúan negati- vamente porque permanece detrás de puertas enrejadas y recibe únicamente a otros funcionarios y visitantes con cita previa. Asistencia social El Servicio Nacional de Asistencia Social es una agencia ejecutiva dentro del Ministerio de Trabajo y Asistencia Social, pero mucha gente confunde sus oficinas locales (mencionadas como SAO) con las oficinas del municipio, donde tiene sucursales locales. Las sucursales locales SAO distribuyen ayuda para calefacción, junto con beneficios de asistencia social, de maternidad e infantiles a familias con ingresos por debajo de la línea nacional de pobreza, así como dinero en efectivo o alimentos ocasionales. Para pedir los beneficios SAO, los solicitantes deberán declarar sus fuentes de ingresos y presentar sus papeles de trabajo anteriores o actuales. Los beneficios de desempleo y de jubilación se distribuyen a través de canales separados. Los grupos que dependen de la asistencia social, o bien dan por sentado el SAO y lo consideran como un mal necesario o bien protestan por lo que consideran una injusta asignación de beneficios. No hubo participantes de Kalofer, por ejemplo, que señalasen el SAO como una institución importan- te, aunque uno de cada diez residentes recibe beneficios de asistencia social. Algunos encuentran que el solicitar los beneficios resulta humillante. En Kalaidzhi, una joven dice así: «No puedo degradarme e ir a pedirles nada más». Algunos romaníes clasifican a esta oficina como ineficaz porque para recibir beneficios deben probar que no se han dedicado al comercio trans- fronterizo. «Quieren que les enseñemos las libros de trabajo (que documen- 260 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras tan el empleo previo) y no tenemos tal cosa y esta es la razón por la que no podemos cumplir los requisitos», dice una mujer de Varna. Un romaní de Dimitrovrad afirma que «la oficina de bienestar social nos está vigilando durante las veinticuatro horas del día: ¿estoy en casa?, ¿tengo muebles?, ¿por qué tengo un anillo? Evidentemente, ¡jamás venderé mi anillo de boda!» Muchos acusan al SAO de favoritismo. «Es el alcalde quien decide. Si alguien no le resulta simpático, no habrá asistencia para ellos», dice una mujer pobre de Razgrad. Un romaní de Etropole manifiesta: «Les dan sólo a los que tie- nen, mientras que nosotros, los que no tenemos, no recibimos nada». Una parte importante de la población de Bulgaria está compuesta por pensionistas y los grupos de debate de varias comunidades identifican a los mayores que tienen que contar con sus pensiones como entre los más pobres. Se ha informado con amplitud que los beneficios de asistencia social no han avanzado al mismo ritmo que la inflación y que son demasiado pequeños para poder mantener a quienes los reciben: «Mi pensión alcanza para pan y leche, es del tipo barato», dice un pensionista de Kalofer. En Dimitrovgrad los pensionistas informan que no sólo sus pensiones son «miserables», sino que ya no disponen de transporte gratuito. Los mayores que viven solos, sin dinero para comprar leña o pagar fac- turas de calefacción, tienen más miedo a no tener combustible para el invier- no que a pasar hambre. Olga, una viuda de 72 años de edad, de Razgrad, dice que compró una cantidad muy modesta de carbón porque no estaba segura de recibir sus beneficios de asistencia social para combustible de calefacción. Para conservar el calor, comenta Olga: «Me ponía cinco mantas y me queda- ba en la cama todo el tiempo que podía. Cuando la cabra empezaba a balar, me levantaba a darle algún pienso y entonces iba al baño y me volvía a la cama. Y así durante todo el día, completamente sola. Todavía no sé cómo no me volví loca». Muchos pensionistas comparten sus pensiones y el producto del culti- vo de sus huertos domésticos con sus hijos. Un hombre de 70 años de edad, de Dimitrovgrad, explica lo siguiente: «Cuando me jubilé, mis dos chicos eran todavía estudiantes y mi pensión era suficiente para mantener- les. Gracias a Dios, pude pagar su educación. Todo lo que puedo hacer por ellos en la actualidad es proporcionarles algunos alimentos. Cuando llevé a cabo la matanza del cerdo, hubo salchichas y algo de carne para todo el mundo». Educados bajo una ideología diferente, muchos pensionistas no están conformes con el hecho de que personas instruidas, que trabajaron durante una vida entera para el Estado, se encuentren ahora desamparadas y encuen- tran las promesas de mercados gratuitos especialmente mortificantes. El hun- dimiento de la infraestructura sanitaria es enormemente sentido por los mayores, para quienes los altos precios de medicinas y sobornos significan tener que renunciar a la muy necesaria atención sanitaria. Una mujer de Sofía, Bulgaria 261 pensionista, plantea que ha habido un «verdadero genocidio de pensionis- tas». Otro grave problema es el aumento de agresiones y el robo de alimen- tos y bienes a los mayores. Otros indican que sus pensiones no están siendo pagadas en su totalidad y sugieren que políticos corruptos están mermando los fondos de pensiones. Asistencia sanitaria Muchos participantes, aparte de los pensionistas, expresan fuertes preocupa- ciones acerca de que los servicios de salud no funcionan ahora tan bien como lo hacían hace diez años y sobre el precio de los medicamentos, que suben hasta el punto de que la mayoría de la gente no puede comprarlos. Una mujer pobre de Plovdiv explica: «Incluso si los médicos facilitan un diagnóstico y una receta, los medicamentos siguen siendo muy caros. Esta es la razón por la que le pedí al médico que me explicase el diagnóstico y empecé entonces a preguntar qué tipo de hierbas son recomendadas por la medicina popular para esa enfermedad». El acceso físico a la asistencia sanitaria puede asimismo constituir un problema. Algunas madres jóvenes señalan que el centro de asistencia sanita- ria correspondiente a los pueblos de Sredno Selo y Kalaidzhi ha cerrado y tie- nen que viajar a Zlataritsa para la consulta y chequeos. Puesto que la capa- cidad de la unidad de Zlataritsa es también muy limitada, los pacientes son normalmente enviados a Elena, sobre todo para la asistencia obstétrica. Todo esto equivale a unos 45 kilómetros y, teniendo en cuenta el limitado servicio de autobuses, plantea serios problemas. Al no poder disponer del tiempo ni hacer frente a los gastos necesarios, varias mujeres comentaron que habían dado a luz en casa con la ayuda de «ancianas». Una mujer dijo que había dado a luz en un coche en la carretera de Zlataritsa. También se informa de la corrupción en la prestación de asistencia sani- taria. . Hombres y mujeres de Plovdiv dicen lo siguiente: Los policías en las calles son chicos jóvenes, todavía asustados (los mayores se quedan detrás de los mostradores) y no saben cómo reaccionar. Ponen en peligro sus iidas cada día y cada semana aparecen artículos en los periódicos indicando que otro policía resultó herido o muerto. En la actualidad, todos los pandilleros tienen armas. «Tenemos miedo a los de arriba» Casi todos los grupos de debate de este estudio dicen que no tienen control sobre la toma de decisiones del Gobierno. Las mujeres de Dimitrovgrad dicen: «Está claro que nada depende de nosotros: el marco estatutario (las leyes) debe cambiar»>. Un hombre de Etropole describe una imagen de impo- tencia en presencia de la burocracia: Nosotros los búlgaros somos siervos ... Todos sabemos que si nos encontramos abajo ... Tenemos miedo a los de arriba. La gente no puede reunirse para ponerlos en su sitio. Hay algunos jóvenes que quisieron llevar a cabo un debate con el alcalde en la televisión local. Anunciaron que todo el mundo podría hacerle preguntas y ¿qué ocurrió? Les pidió que no le interrumpieran mientras estaba hablando, cortaron las líneas de teléfono, él pronunció un discurso y se fue a casa. Paradójicamente, los grupos de debate que expresan una opinión de poder ejercer alguna influencia sobre las instituciones estatales se encuentran Bulgaria 263 entre los menos capacitados: los romaníes y las personas con minusvalías. Con la caída del comunismo, a los romaníes se les permitió constituir asocia- ciones de ciudadanos y publicar periódicos que tratasen de sus asuntos. Tienen ahora diputados en cada partido del Parlamento y el apoyo de acti- vistas internacionales de derechos civiles y de organizaciones humanitarias. Los votos romaníes son solicitados en época de elecciones con comida y pro- mesas de puestos de trabajo, una práctica que ellos generalmente toman a mal como humillante. «Reparten un cuenco gratuito de sopa y nos lanzan galle- tas como si fuéramos animales: todo en atención a ganar nuestros votos», dice un grupo de hombres de Dimitrovgrad. Algunos romaníes creen poder conseguir un efecto institucional a través de sus votos. «Nos corresponde a nosotros decidir quién será el alcalde. Se trata de cien mil votos». Las perso- nas minusválidas hablan con optimismo de las organizaciones no guberna- mentales, que han empezado a ejercer presión por sus derechos. Intervención de las ONGs Mientras que todos los grupos están de acuerdo en que la efectividad de las instituciones del Estado requiere ser reforzada y la gestión global de los asun- tos públicos necesita ser mejorada, varias nuevas instituciones de la sociedad civil se están haciendo más activas en Bulgaria. Las actividades de las ONGs, que principalmente consisten en distribu- ción de ayuda humanitaria, son conocidas por la mayoría de las personas de las zonas urbanas visitadas en este estudio, aunque resultan prácticamente desconocidas en las zonas rurales. La Cruz Roja es una de las más visibles. Los participantes de Plovdiv dicen que la política de esta agencia, consisten- te en distribuir la ayuda a través de hospitales y policlínicas, resulta ineficaz. «¿Quién tiene derecho a conseguir esta ayuda?», preguntan. «Bien, aquellos que se encuentren por casualidad en el hospital aquel día». Critican asimis- mo a las ONGs que escogen representantes locales («el canal vrazki») para distribuir la ayuda, porque se considera que esto favorece a los parientes y vecinos de los representantes. Otras ONGs solicitan a los municipios o SAOs listas de posibles beneficiarios, que los grupos de Plovdiv dicen que están sujetas a favoritismo. En respuesta, los empleados del SAO de Plovdiv dicen así: «La ayuda no resulta suficiente ... Hay 23.000 pensionistas (en el muni- cipio), de forma que usted me dirá cómo preparar una lista que satisfaga a todo el mundo». La mayoría de los romaníes están familiarizados con las ONGs que tra- bajan por los derechos de los romaníes, aunque muchos son escépticos acer- ca de sus motivos y las acusan de patrocinio. Hombres y mujeres de Varna rechazan las ONGs romaníes, diciendo que «Juegan su propio juego. Esperar algo de ellos es lo mismo que esperar una carta de una persona fallecida». Otro romaní de Varna menciona que «Todo ha sido distribuido en la cumbre: todas las organizaciones están comprometidas sobre la base de lealtades, ya 264 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras sean políticas o de familia». No obstante, durante los debates de grupo los participantes romaníes, tanto de Sofía como de Dimitrovgrad, trataron de la posibilídad de establecer sus propias ONGs para distribuir ayuda. Las personas minusválidas de Sofía consideran a las ONGs como una oportunidad de defender sus derechos y de luchar por una integración social real. Comentan que a no ser que hagan algo por sus derechos, nadie más lo hará. En Sofía, hay solamente dos minibuses especiales para personas en sillas de ruedas, en una ciudad con una población de más de un millón de habi- tantes. Tales lujos no existen en el campo. Si no fuera por los miembros de la familia, dicen los minusválidos, no podrían salir en absoluto e incluso enton- ces dichos ayudantes deben ser muy fuertes ya que no hay rampas para las sillas de ruedas. Los participantes incapacitados también informan sobre otras dificultades: discriminación en el empleo, problemas de acceso a los colegios electorales y las exigencias de renovación continua de sus certifica- dos para la obtención de beneficios. Muchas personas con incapacidad en Sofía son miembros de una ONG que les está ayudando a organizarse y a abogar por reformas legislativas. La mayoría de los miembros de esta ONG están en posesión de títulos universi- tarios y la mitad quedaron inválidos en accidentes de coche. Están trabajan- do para acabar con la discriminación en las prácticas de contratación laboral y con lo que perciben que son desincentivos oficiales para trabajar. Han ganado algunas victorias políticas, aunque queda mucho por hacer. Bulgaria ha aprobado una Ley de Personas Incapacitadas (aunque las personas inca- pacitadas dicen que nadie se ajusta a ella) y las ONGs han conseguido plas- mar sus preocupaciones en la agenda pública. Una joven incapacitada de Sofía explica su campaña: «No queremos obtener asistencia social, ser social- mente marginados: vean simplemente qué discriminatorios suenan estos tér- minos. No deseamos trato preferente, sino que queremos igualdad de opor- tunidades». Un joven minusválido dice que las ONGs «pueden ayudar a cul- tivar la autoconciencia de que puedes ser independiente y luchar». El legado del patriarcado as condiciones económicas y sociales han empeorado para las mujeres de Bulgaria desde 1989 y una buena parte del peso de las dificultades de la crisis ha caído pesadamente sobre sus hombros. Ganan menos que antes, tie- nen que hacer recortes en los gastos de la casa y tienen que encontrar un empleo adicional, a veces en ocupaciones degradantes o peligrosas. Además, las mujeres sufren crecientes malos tratos por parte de maridos ociosos o des- esperados. Han podido ver pocos cambios en las relaciones tradicionalmente desiguales entre hombres y mujeres, y han experimentado el desgaste de muchos derechos y servicios diseñados para protegerlas y apoyarlas. Bulgaria 265 Los regímenes comunistas daban una gran importancia a la emancipa- ción de la mujer y proporcionaban servicios tanto de protección legal como de apoyo. Grupos de Sofía están de acuerdo en que generalmente no hay dis- criminación de género en la elección de carrera, y los participantes de Dimitrovgrad señalan que muchas mujeres están empleadas en el gobierno local y en los negocios, aunque ninguna de ellas «detente poder». En Kalofer, todos los funcionarios del ayuntamiento y de la oficina de bienestar social son mujeres. Las posiciones de mayor categoría, sin embargo, son todavía man- tenidas por hombres. Las mujeres son consideradas como buenas funciona- rias y sirvientas domésticas, pero no como personas que deban detentar auto- ridad real. De este modo, la mayor parte de las decisiones tanto dentro como fuera de casa, tal como comenta una persona joven de un grupo de debate de Sofía, son tomadas por hombres. Las tareas domésticas y ciertos tipos espe- cíficos de trabajo agrícola son considerados todavía trabajo de mujeres y los maridos prestan poca ayuda. A la pregunta «¿Quién tiende a ser el amo, el marido o la mujer?», una mujer romaní de uno de los grupos de debate de Dimitrovgrad contesta: «El marido. Tal como se supone que debe ser. ¿No es así?». Las mujeres afirman que se supone que deben gestionar los gastos de la casa con presupuestos insuficientes, «hacer milagros de la nada», tal como observa una participante de Plovdiv. En familias rurales tradicionales de Kalaidzhi, los papeles de género han quedado más claramente divididos con el desempleo. Las mujeres que perdieron sus puestos de trabajo cuando las empresas estatales se hundieron, se supone ahora que deben quedarse en casa. Puesto que la mayoría han recibido educación secundaria, este confinamien- to se considera particularmente oneroso. La tasa de paro de las mujeres es alta en muchas zonas urbanas, del 100 por ciento entre algunos grupos romaníes, y las mujeres están trabajando mucho más en las economías informales y de subsistencia de lo que lo hacían cuando el empleo estaba garantizado por el Estado. Las mujeres menores de 20 años tienen una mayor posibilidad de encontrar trabajo, principalmente en la industria de servicios como camareras, chicas de barra, dependientas de tienda y secretarias, o en la industria del sexo. Varias mujeres informan que las expectativas de favores sexuales se consideran normales en el puesto de trabajo y provocan la discriminación contra todas aquellas que no sean muje- res muy jóvenes. «Quieren sólo chicas jóvenes y las tienen trabajando hasta medianoche. Los vecinos ven a las chicas en los coches de sus jefes ... al menos ahorran dinero en el transporte», relata un participante de Plovdiv. Una mujer de esta última ciudad manifiesta: Sólo las chicas jóvenes de 20 a 22 años de edad pueden encontrar un puesto de trabajo. Si tienen 25 años o más, nadie las quiere. Tengo 35 años y cuando solicité un empleo como camarera, me 266 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras 1 dijeron «Largo de aquí, vieja babo (abuela), hay chicas de 18 años que están esperando para ese trabajo». Yo soy una camarera muy buena, pero el jefe quería alguien que le hiciera también otro tipo de trabajo sólo para él. Las mujeres de mediana edad dicen que sólo pueden encontrar trabajo como limpiadoras o en ventas a domicilio. Las mujeres profesionales han tenido que aceptar empleos mal pagados y un trabajo que hubiera sido impensable hace sólo una generación, tal como servir mesas o limpiar lava- bos, mientras que algunos empleos anteriormente prestigiosos han perdido su estatus. «Actualmente, una joven, incluso si lleva bien sus estudios, no puede sacar la cabeza fuera del agua», dice una enfermera de Sofía. Algunas mujeres encuentran el más lucrativo de los empleos en el flore- ciente comercio del sexo. Mujeres muy jóvenes son reclutadas crecientemen- te por contratistas de empleo como trabajadoras del sexo en los mercados nacionales e internacionales. En Varna y Dimitrovgrad, la prostitución se des- cribe como una estrategia de hacer frente a la situación para las mujeres búl- garas y como un medio de vida normal para las mujeres romaníes, siendo los chulos un frecuente tema de queja. Un romaní de Dimitrovgrad dice que las mujeres mantienen a la familia a través de la prostitución: «Ella se engalana- rá, se maquillará y ligará con algún tío rico. Después les pegamos, ya que per- deremos prestigio si no lo hacemos, pero sabemos que no hay otro camino». El deterioro de los servicios de sanidad y de asistencia al niño acrecien- tan la inseguridad. Las mujeres continúan recibiendo ayuda familiar por hijos, pero ésta asciende actualmente a menos de US$ 5 por niño al mes. El divorcio ha surgido en la última década y el pago de alimentos para los hijos constituye un serio problema. Un participante de Dimitrovgrad dice: La regla de que el poder tiene la razón todavía se aplica: todo lo hace el hombre. Si se divorcian, ¿qué se supone que va a hacer la mujer con los dos hijos y la mitad de los bienes? Y alimentos simbólicos para los hijos. No existe ninguna ley que obligue a los hombres a pagar alimentos y resulta prácticamente imposible demandarles por más dinero. Te corresponde a ti averiguar su paradero y mientras tanto él ha canmbiado de residencia cinco veces. Muchos participantes hablaron de las dificultades emocionales con que los hombres se enfrentan debido al creciente desempleo. Algunos manifiestan que los hombres son menos resistentes e ingeniosos que las mujeres cuando se enfrentan a los cambios económicos. En Kalofer, los participantes mencio- nan que cuatro hombres de treinta y tantos años de edad se habían suicida- do en los cuatro meses posteriores a enero de 1999. «No pueden soportar la tensión, al no tener trabajo y tener que mantener a tres hijos, de forma que Bulgaria 267 buscan una cuerda y eso es todo». Es menos probable que los hombres acep- ten trabajo degradante y muy mal pagado. Los participantes de casi todas las comunidades señalan un aumento en la violencia contra las mujeres, tanto dentro como fuera de la casa. Aunque una gran parte de la violencia se atribuye a la inseguridad económica y a un con- trol social menos estricto por parte de vecinos y policía, algunos participantes subrayan que la violencia doméstica es un problema existente desde hace mucho tiempo. «Los bestias han pegado siempre y seguirán pegando a sus mujeres», dice un grupo de debate de hombres de Sofía. Más hombres están golpeando a sus mujeres, dicen mujeres romaníes de Razgrad, porque «si una mujer está empleada y el hombre no, este último estará celoso». En familias donde ambos cónyuges disponen de puestos de trabajo, dicen mujeres de Plovdiv, «no más del 20 por ciento de los maridos pegan a sus mujeres». El pegar a la esposa parece algo particularmente extendido en las zonas urbanas. En Varna, Dimitrovgrad y Sofía muchos participantes hablan acer- ca de la violencia doméstica en sus complejos de apartamentos. Hombres de Sofía dicen que un hombre solía encerrar a su esposa en el cuarto de baño y golpearla de modo salvaje, mientras que ella se lamentaba. Una mujer mayor de Dimitrovgrad dice: «Tal como pueden ver, las mujeres son hostigadas de todo tipo de maneras. El pegar a la esposa es muy usual, también ... No hay nadie para asesorarles, nadie a quien dirigirse si son maltratadas. La policía ni siquiera aparecerá si usted denuncia que un marido está golpeando a su esposa». Un abogado en ejercicio del barrio romaní de Varna dice que policía y fis- cales están poco dispuestos a interferir en los asuntos familiares y que muchas mujeres se niegan a demandar a los hombres que las aterrorizan: No hay ninguna ley que defienda a la esposa, al hijo o al marido en casos de violencia doméstica. La fiscalía dice: «Este no es un pro- blema nuestro», y la policía encuentra una excusa al decir que ellos no pueden interferir en los asuntos familiares. Al tener miedo, las mujeres se niegan a demandar a los hombres que las aterrorizan. En el caso de las mujeres romaníes, se trata de algo absolutamente imposible. Conclusión Estar bien significa tener tranquilidad en cuanto a tus hijos ... tener una «Ecasa y ganado y no despertarte por la noche si el perro ladra, saber que puedes vender tus productos, sentarte y hablar tranquilamente con ami- gos y vecinos. Esto es lo que un hombre desea», observa un varón de Razgrad. Para los hombres y mujeres pobres de Bulgaria, el bienestar va tam- 268 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras 1 bién unido a saber qué es lo que traerá el mañana. Casi todos los grupos des- criben la situación actual como un cambio de sentido, como un ir marcha atrás. Gente que en su momento tuvieron puestos técnicos de responsabilidad se encuentran a sí mismos «arando con burros y vacas» o buscando chatarra. La supervivencia depende para muchos de su éxito en la economía informal, bordeando las actividades ilegales y la delincuencia. El desempleo y la pérdida de seguridad son los principales problemas citados por todos los grupos. Muchos participantes expresan su interés en aumentar su producción agrícola o las actividades informales de negocio, pero se ven disuadidos por los riesgos. Hay una necesidad general de una mayor comprensión de cómo funcionan los mercados y de la actitud que sos- tiene la iniciativa empresarial. Para ir avanzando, el Estado tendrá que pro- porcionar un entorno que sirva mucho más de apoyo para el sector privado: la economía deberá permanecer estable y creciente, las leyes serán claras y se harán cumplir y los impuestos tendrán que ser asequibles. Empresarios pobres y productores agrícolas identifican como los principales cuellos de botella la imprevisibilidad de los mercados y la falta de información y de ser- vicios financieros y, en zonas rurales, la inaccesibilidad de los mercados. Los participantes ponen en relación asimismo la presente inseguridad general con el descenso en los servicios públicos y en la estructura, así como con la retirada del Estado de sus responsabilidades básicas. Se necesitan des- esperadamente mejoras a nivel del sistema en la gestión de los asuntos públi- cos, para asegurar que los servicios básicos y asistencia social existentes alcancen a aquellos para quienes están previstos. La reforma de las pensiones y recientes iniciativas para los niños ingresados en instituciones públicas suponen pasos importantes. Se requieren también medidas más efectivas para dar marcha atrás a la general exclusión de los romaníes de las oportunidades de trabajo y de los servicios estatales, problemas que dicen haberse intensifi- cado con la transición. Los grupos turco y Pomak identifican asimismo la dis- criminación en los mercados de trabajo como un importante obstáculo. Los niños pobres y los pertenecientes a minorías étnicas necesitan mejores opor- tunidades educativas. Hombres y mujeres de las comunidades en estudio se dan cuenta de que las empresas de titularidad pública son algo del pasado y que el nivel de pres- taciones estatales del que disfrutaron en su momento es irrecuperable. Al reflexionar sobre los pasados hábitos de dependencia del Estado, un grupo de hombres y mujeres de Sofía dice que esta dependencia reducía la iniciativa de las personas y la responsabilidad requerida para triunfar en la nueva econo- mía. Algunos participantes reconocen que hay ahora más oportunidades de movilidad social que con el comunismo, pero también se dan cuenta de que gran parte de esta movilidad económica ascendente se debe todavía a rela- ciones, al «pelotilleo» y a transacciones sospechosas. Las personas que parti- cipan en el estudio hablan con soltura en la nueva jerga de competencia, tasa Bulgaria 269 de beneficio, impuesto sobre el valor añadido, mercado, poder adquisitivo, etcétera. Tampoco les repugna la idea de establecer grupos de presión para conseguir reformas. En su opinión, la falta de oportunidades de participación democrática en la toma de decisiones y la transición incompleta a una eco- nomía de mercado es lo que está resultando tan frustrante y perjudicial. Para recuperar una vida normal, los búlgaron necesitan instituciones eficaces y honradas. Por el momento, sin embargo, un participante de Sofía manifiesta: «Tu carrera depende de tus recursos, es decir dinero y relaciones, y no de tus conocimientos y cualidades». 270 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras --- S S - S CUADRO 2. Comunidades en estudio de Bulgaria PUEBLOS Kalaidzhi, Este pueblo de las tierras altas es un enclave búlgaro musulmán Distrito de Lovech (Pomak) en el segundo distrito más pobre del país. La carrete- pob. 260 ra que lo une con otros pueblos se encuentra en malas condi- ciones. El pueblo tiene un 80 por ciento de desempleo desde la liquidación de las granjas colectivas y el cierre de otras indus- trias y la mayoría de la gente vive ahora de agricultura de sub- sistencia. Los habitantes del pueblo venden leche a una vaque- ría local privada, acumulan madera de construcción y recogen productos forestales silvestres. Razgrad, Razgrad es un pueblo de la tierra baja, situado al nordeste, en Municipio de Lom una de las regiones más pobres de Bulgaria. La población está pob. 1.150 compuesta por 800 personas pertenecientes a grupos étnicos búlgaros (en su mayor parte pensionistas, desde el éxodo de la población más joven a las ciudades en los años 60 y 70) y 308 romaníes. Dispone de dos escuelas primarias y hay institutos situados en ciudades próximas. Más del 30 por ciento de los niños romaníes menores de 15 años no asisten regularmente a la escuela. Un programa de una ONG, con base en un pueblo colindante, proporciona a los niños romaníes alimentos gratui- tos. Un médico y una enfermera vienen diariamente de Lom y hay también un ayudante médico que vive en el pueblo. Hay líneas telefónicas en la mayoría de las casas y servicio de auto- buses a Lom. Sólo veinticuatro personas en el pueblo están ofi- cialmente empleadas y la mayoría de sus habitantes sobreviven a base de la economía de subsistencia. Sredno Selo, Este pueblo apartado de las tierras altas está situado en las Distrito de Lovech estribaciones septentrionales de los Balcanes. Sus habitantes pob. 130 son casi exclusivamente turcos búlgaros, con tres familias Pomak y ningún romaní. Hay abundantes tierras de pastoreo y la gente cultiva patatas y heno, como medios de vida. El pue- blo tiene fama de atrasado. Muchas personas sobreviven mediante la cría de ganado vacuno, complernentada por el cul- tivo de pequeñas parcelas, la recogida de productos forestales silvestres y encontrando tareas sueltas en la extracción de madera de construcción. La infraestructura de transporte ha disminuido de forma drástica. Bulgaria 271 PEQUEÑOS Y GRANDES PUEBLOS Dimitrovgrad, Esta ciudad al sudeste de Bulgaria tiene un extenso barrio Haskovo, romaní. Los principales recursos se concentran en la minería, la pob. 53.229 (1998) construcción y las industrias químicas, que están ahora redi- mensionando. Las operaciones mineras han contaminado la tierra agrícola. Hay muchas compañías de propiedad pública y cinco corporaciones comerciales municipales. La ciudad dispo- ne asimismo de varios hospitales y clínicas dentales, escuelas primarias y secundarias, teatros, museos, una librería, una galería de arte, muchos clubs culturales de la comunidad y varias ONGs con base en Sofía. Alberga el mayor mercado dominical del sur. Etropole, Situada en la Bulgaria montañosa central, esta ciudad minera Sofía, de las tierras altas es en un 17 por ciento romaní. El paro es pob. 15.408 (1997) elevado. Cuatro empresas han cerrado y hay rumores de que la principal fuente de empleo de la ciudad, la mina de cobre de Elatzite, puede también cerrar. La ciudad dispone de una escue- la primaria y de dos escuelas superiores. El treinta y cinco por ciento de los niños de menos de 15 años, principalmente de la comunidad romaní, no asisten a la escuela. Hay muchos pen- sionistas. Kalofer, Los grupos étnicos búlgaros constituyen el principal grupo de Plovdiv, población en esta ciudad de las tierras altas, pero hay cohesión pob. 4.200 social entre búlgaros y romaníes. Las industrias llevaron a cabo despidos masivos en 1996-97. Muchas personas se encuentran en situación de desempleo temporal y reciben sólo parte o nada en absoluto de su paga. Hay una escuela profesional secunda- ria, un internado para huérfanos y niños discapacitados y una industria de corte y confección sin utilizar. CIUDADES Municipio de Uno de los seis municipios de Plovdiv (pob. 350.000), Jugen Jugen, tiene estaciones de ferrocarril y de autobuses, oficinas de telé- Plovdiv, fonos públicas y privadas, doce jardines de infancia, diez escue- pob. 78.000 las, una universidad cercana y varias industrias. Hay 23.000 pensionistas y 20.000 beneficiarios de asistencia social que viven por debajo de la línea de pobreza. Un porcentaje estima- do del 8-20 por ciento de los niños de edades comprendidas entre los 15-18 años no asiste a la escuela. Hay un barrio roma- ní, aunque no es el mayor de Plovdiv. 272 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras CIUDADES (continuación) Distrito municipal Krasna Poliana es el más pobre de los veinticuatro distritos de Krasna Poliana municipales de la capital y alberga la mayor comunidad roma- Sofía, ní. Hay grandes expectativas del Estado del bienestar, pero la pob. 62.000 mayoría de los beneficiarios de asistencia social viven en el barrio romaní en albergues decrépitos, construidos para los trabajadores vietnamitas en los años 80. Las personas minus- válidas se encuentran también sumamente marginadas. Maksouda, Una de las mayores concentraciones urbanas de romaníes del barrio romaní mundo se encuentra en este paupérrimo distrito de Varna. Los Varna astilleros, una fábrica de tejidos y la industria turística del Mar (más de 30.000 Negro, todas ellas actividades destacadas durente el periodo familias) socialista, han experimentado un descenso. La economía infor- mal y el trabajo a jornal dominan las oportunidades de ganar- se la vida, con algunos hombres trabajando en la reparación de barcos y en la construcción. El desempleo es del 80 por ciento en los hombres y del 100 por ciento en las mujeres. Las peque- ñas casas disponen de electricidad, pero no de instalaciones de saneamiento. No hay escuelas o centros médicos en la zona. Hay un cierto número de heroinómanos. Los investigadores visitaron la Calle Krajezerna en el Barrio de Maksouda, que discurre en paralelo a la costa del Lago Varna Y comprende treinta casas. La calle está habitada principalmente por roma- níes turcos (que hablan turco y por lo general musulmanes), pero hay también romaníes búlgaros (que hablan búlgaro y romaní y son cristianos) y romaníes Vlach (que hablan rumano y un dialecto romaní y son también cristianos). GRUPOS ESPECIALES Enfermeras, El grupo estaba compuesto por cuatro enfermeras trabajando Sofía, en una policlínica, dos enfermeras de escuela y una enfermera dental de escuela. Las escuelas búlgaras solían tener médicos, enfermeras y dentistas, pero este sistema ha sido desmantelado. Juventud sin hogar, Este grupo incluía a siete jóvenes de edades comprendidas entre Estación central de los 18 y los 24 años (búlgaros, turcos y romaníes), que vivían ferrocarril de Sofía en la estación de ferrocarril. La mayor parte de ellos habían vivido allí durante diez años. Heroinómanos, Unas 750 personas de Maksouda son heroinómanos, teniendo Maksouda, las dos terceras partes de ellos edades comprendidas entre los barrio romaní, 15 y los 25 años. El viajar a Europa Central y del Este resulta Varna normal. Por su parte, los padres envían a menudo a sus hijos a núcleos rurales para su desintoxicación. Bulgaria 273 Notas 1. El equipo de estudio fue dirigido por Petya Kabakchieva, Illia Illiev y Yulian Konstantinov e incluía a Kristina Andonova, Gyulbie Dalova, Vera Davidova, Dimitar Dimitrov, Milena Harizanova, Toni Mileva, Raitcho Pojarliev, Ivan Popov, Dessislav Sabev, Venelin Stoichev, Vesselin Tepavicharov y Milena Yajimova. 2. Estimaciones del Instituto Nacional de Estadística y del Banco Mundial. 3. Teniendo en cuenta la línea internacional de pobreza de US$ 2,15 al día, el 3,1 por ciento de la población quedó incluida por debajo del umbral de la pobreza. World Bank, «Making Transition Work for Everyone: Poverty and Inequality in Europe and Central Asia» (Report 20920, agosto de 2000), 5. 4. Las opiniones sobre la gente pobre de quienes llevan una vida «normal» pro- vocaron vivos debates entre los evaluadores del presente capítulo. Un grupo de eva- luadores pensaba que los participantes habían olvidado cómo eran realmente sus vidas bajo el comunismo. El otro grupo consideraba que la gente pobre estaba recor- dando que normalmente podían hacer frente a sus necesidades básicas y que el Estado proporcionaba una red de seguridad. Los participantes recuerdan aquellos tiempos con gran nostalgia, a pesar de los inconvenientes que los acompañaban, tales como largas esperas para productos y servicios y la represión de algunos derechos. 5. La restitución de la tierra fue completada una vez realizado el trabajo de campo para el estudio. 6. World Bank, «Project Appraisal Document on a Proposed Loan in the Amount of Euro 8.8 million (equivalente a US$ 8 millones) to the Republic of Bulgaria for a Child Welfare Reform Project» (Report 21012-BUL, Human Development Unit, Europe and Central Asia Region, 9 de febrero de 2001), 3. 7. Ibid. El parlamento búlgaro ha aprobado una nueva Ley de Protección del Niño y hay una Agencia de Protección del Niño de nueva creación. El Gobierno está también reformando su programa de bienestar de los niños y ha emprendido activi- dades para sacar a algunos niños de las instituciones públicas y mejorar las condicio- nes de los que permanecen en las instituciones. Las agencias de ayuda externa, inclu- yendo el Banco Mundial, están apoyando muchas de estas iniciativas. 8. Los datos se basan en la autoidentificación de la etnicidad y hay, probable- mente, cierta minusvaloración de la población romaní y una sobrevaloración de gru- pos étnicos tanto búlgaros como turcos. 9. G. Fotev, ed., Neighborbood of Religious Comrmunities in Bulgaria (en búl- garo) (Sophia: Bulgarian Academy of Science, 2000). 10. Por ejemplo, el censo de 1992 descubrió que dos terceras partes del grupo étnico turco vivían en pueblos. 11. «Project Appraisal Document on a Proposed Loan in the Amount of Euro 8.8 million (equivalente a US$ 8 millones) to the Republic of Bulgaria for a Child Welfare Reform Project», 107. 12. Household Budgets in the Republic of Bulgaria 2000 (Sofia: National Statistical Institute, 2001). 274 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras República Kirguizia Ayuda que desaparece, pobreza en aumento Janna Rysakova, Gulnara Bakieva, Mariam Edilova, Nurdin Satarov y Kathleen Kuehnastl Temirbek tiene 38 años de edad y es padre de cuatro hijos. La familia vive en Tash-Bulak, un pueblo montañoso de la región de Jalal Abad, conocida por sus largos y rigurosos inviernos. Tash-Bulak es una comunidad musulmana y constituye un hogar relativamente nuevo para sus 600 residentes. Como cual- quier otra comunidad, tiene su propia serie de problemas. Pero Tash-Bulak sobresale por su escarpada orografía, que crea una constante amenaza de des- prendimientos de tierras y de avalanchas de barro. La gente emigró aquí des- pués de que una avalancha de barro devastase su anterior pueblo, Kainar, situado en la ladera de una montaña, en 1987. Cuando Temirbek vivía en Kainar, vivía bien. Trabajaba como tractoris- ta en una granja colectiva y poseía ganado vacuno, ovejas y una casa. Indica que el periodo de restablecimiento posterior al desprendimiento de tierras resultó difícil, pero superable. El Gobierno distribuyó tierras gratuitas en el área de nueva ubicación, traía con regularidad agua potable fresca y propor- cionaba otras ayudas a los nuevos habitantes del pueblo. «Nuestras vidas fue- ron buenas hasta 1994», dice Temirbek. Este es el año en que los habitantes del pueblo soportaron una segunda avalancha de barro. El desastre de 1994 asestó un golpe devastador a los habitantes del pue- blo, puesto que la asistencia gubernamental, que ayudó a recuperarse de la primera avalancha de barro, ya no estaba disponible. Los planes oficiales de regadío y la plantación de un viñedo para Tash-Bulak también se desvane- cieron. Los habitantes del pueblo han quedado ahora abandonados a sus pro- pias fuerzas, teniendo que hacer frente al agua sucia, a los suelos estériles y al aislamiento. Los impuestos sobre bienes raíces plantean una nueva carga adi- cional. Transcurridos doce años, la única institución oficial es todavía una única escuela elemental con sólo cuatro grados. La escuela más próxima 275 donde los niños pueden proseguir su educación se encuentra a diez kilóme- tros de distancia, de forma que los niños que no disponen de transporte dejan de asistir a la escuela después del cuarto grado. Temirbek señala que muchos niños simplemente crecen analfabetos. Con la caída del comunismo y la transición a una economía de mercado en 1991, muchas oportunidades de ganarse la vida y los servicios públicos simplemente desaparecieron en Tash-Bulak. La desaparición de la granja colectiva ha resultado una experiencia dolorosa para Temirbek: Cuando las granjas colectivas fueron desmanteladas, pensábamos que todo iría muy bien. Podríamos ser dueños de nuestra propia tierra, disfrutaríamos de buenos beneficios y llegaríamos a ser ricos. Resultó ser exactamente lo contrario y resultó también que estábamos acostumbrados a que nos solucionasen los problemas. Cuando nos enfrentamos con los problemas, nos dimos cuenta de que no estábamos preparados para la nueva forma de vida. Con anterioridad, empleos, salarios y precios eran estables. Todo estaba disponible en las tiendas. Cuando la denominada economía de «mercado» tomó tierra, arruinó todo lo antiguo. El resultado de ello ha sido la pobreza. Temirbek lucha ahora por mantener a su mujer y a sus cuatro hijos. Ha tratado de cultivar sus dos hectáreas, pero la tierra no es fértil y sin riego sus cosechas son exiguas. El lo explica así: Cuando siembras, esperas cosechar al menos el mínimo, pero por desgracia mis esfuerzos fueron vanos. Tengo que alimentar a mis hijos y vendí, por tanto, algún ganado para comprar trigo y ropa. Hace tres años, un saco de trigo tenía un valor equivalente a una oveja. Somos seis de familia y un saco de harina nos dura veinte días. Así pues, teníamos que vender una oveja cada mes para comprar harina y al final nos quedamos sin ovejas. Uno puede remendar vestidos rotos, ¿pero cómo se puede remendar un estómago vacío? Temirbek también se procupa acerca de la enfermedad y los gastos médicos: Durante la época soviética, nos gustaba ponernos enfermos porque nos pagaban por cada día de enfermedad y podíamos disfrutar de algún descanso. En aquel momento, los servicios médicos eran gratuitos. Todo era gratis. En la actualidad, temo pensar en ponerme enfermo. Una vez que entras en la clínica o en el hospital, empiezas a gastar dinero. Uno no puede permitirse enfermar en la actualidad. Muchas personas enfermas no van al hospital porque los servicios médicos son caros. Tienen que tratarse ellos mismos, sin ayuda profesional. 276 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Además de estar preocupado por la falta de trabajo, las cosechas esca- sas, los niños hambrientos, los altos impuestos y la atención médica, Temirbek nos dice en confianza que está profundamente preocupado por los conflictos crecientes y la carga emocional de la gente que se va haciendo «más y más pobre cada año». Dice así: «La psicología de la gente ha cam- biado debido a la pobreza. Solían ser más amables y sonreir más. Ahora, mucha gente no sonríe, parecen tristes ... Disputan por cosas pequeñas. Al igual que Temirbek, otros hombres y mujeres pobres de la República Kirguizia describen también una vida dura en la que la pobreza se ha hecho general desde 1991. Hablan de hambre persistente y de salud que se debilita. En sus esfuerzos diarios por sobrevivir, los participantes en el estu- dio dicen que tienen que depender exclusivamente de la familia y parientes, ya que los puestos de trabajo permanente han desaparecido, como también ha desaparecido la en su momento fiable ayuda del Gobierno. Puesto que muchos hijos de familias pobres no pueden continuar su instrucción, la pers- pectiva de un analfabetismo creciente supone un enorme golpe para este país, que en su momento se enorgullecía de un porcentaje de alfabetismo del 97 por ciento. Hombres y mujeres en el estudio señalan que se encontraban mal equipados para los cambios y baches económicos extremos que se han pro- ducido desde el final del comunismo y que ven pocas perspectivas de dar mar- cha atrás a la miseria general. La República Kirguizia era una de las repúblicas más pobres de la Unión Soviética. Desde su independencia en 1991, el país se ha hecho conocido por tener el sistema político más abierto de la región y por adoptar políticas orientadas al mercado, en el punto más lejano de Asia Central. La consolida- ción de las reformas políticas y económicas, sin embargo, no siempre ha sido en calma. En varios momentos a lo largo de los años 90, los partidos de la oposición fueron prohibidos, los poderes parlamentarios limitados y se ale- garon irregularidades de voto y un alto nivel de corrupción. Aunque la infla- ción fue contenida desde niveles extremadamente altos (descendiendo desde el 700 por ciento en 1993 al 10 por ciento en 1998) y los sistemas tributarios fueron reformados, la economía se ha contraído de forma ininterrumpida, a excepción de un periodo de recuperación de dos años, en 1996 y 1997. El decenio se cerró con una recesión causada por la crisis financiera rusa de 1998. Se ha estimado que el PIB real a finales de 2000 ascendía sólo a un 65 por ciento del nivel correspondiente a 1990. En 1999, cerca de los dos tercios de los aproximadamente 5 millones de habitantes del país vivían en la pobreza y la renta media per cápita era de US$ 300. Casi una cuarta parte de la población se encuentra en tal situación de miseria que no pueden atender a sus necesidades alimenticias básicas2. El ochenta por ciento de la gente pobre, incluyendo una buena parte de las fami- lias más seriamente desvalidas del país, vive en el campo. Estudios recientes República Kirguizía 277 indican, sin embargo, que la crisis financiera rusa golpeó con la mayor dure- za en ciudades y pueblos importantes, causando fuertes aumentos en la pobreza urbana. Tres de las regiones más pobres del país fueron seleccionadas para este estudio: Talas, Jalal Abad y Naryn (ver cuadro 2, Comunidades en Estudio de la República Kirguizia, al final de este capítulo). Además, se llevó a cabo una investigación en Bishek, la capital del país. Dentro de estas zonas, se seleccionaron ocho comunidades rurales y dos urbanas sobre la base de situa- ciones de mercados y carreteras, tamaño de población (para incluir pueblos grandes, medianos y pequeños), niveles de pobreza, presencia de ONGs que pudieran apoyar el equipo de estudio y diversidad geográfica3. La mayoría de las comunidades son pequeños pueblos de agricultores (privados y colecti- vos), ganaderos-pastores de ganado vacuno, industriales lecheros, pensionis- tas y unos pocos comerciantes. Dentro de cada comunidad, los participantes en debates de grupo y estu- dios de casos individuales fueron seleccionados en consulta con los líderes de los comités de autogobierno local, presidentes de comités de gestión de blo- que, líderes de organizaciones locales no gubernamentales y los propios miembros de la comunidad. Los investigadores dirigieron entrevistas de campo y grupos de debate con 1.100 personas, o lo que es lo mismo, apro- ximadamente 100 personas en cada comunidad. Se organizaron un total de noventa grupos de debate: cincuenta con sólo gente pobre y otros cuarenta con gente pobre y no pobre, así como grupos especiales (mayores o refugia- dos). Además, los investigadores completaron sesenta estudios de casos de individuos que son o eran pobres. Las experiencias de organizaciones locales e internacionales, los datos estadísticos y la investigación sirvieron también para informar el estudio. Las fuentes de información referentes a las comunidades e instituciones incluían administraciones del Estado, escuelas, comités de pueblo, alcaldes de pueblo, la ONG «Constructor Community», el Centro de Apoyo a Organizaciones No Gubernamentales de la Región de Naryn y el Ministerio de Trabajo y Protección Social de la República Kirguizia. A quince investigadores de «Counterpart-Kyrgyzstan», una ONG nacional, se les impartió formación en metodología participativa de evaluación de la pobreza. El estudio se llevó a cabo en los meses comprendidos entre febrero y mayo de 1999. El presente capítulo se inicia con una ojeada al hundimiento de una ciu- dad minera después de la independencia y con las percepciones de aquellos que experimentaron directamente la pobreza resultante. Continúa examinan- do los esfuerzos de la gente pobre frente a unos medios de vida en situación de deterioro, infraestructuras que fallan y crecientes problemas sociales en todas las comunidades en estudio. El capítulo pasa revista entonces a las difi- cultades creadas por instituciones públicas que se hunden. A falta de apoyo gubernamental, los participantes en el estudio indican que las instituciones 278 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras locales de familia, parientes, amigos, vecinos y la mezquita resultan esencia- les, pero se encuentran también en tensión creciente debido a la pobreza en aumento. La sección final examina las dificultades en las relaciones de géne- ro, debido al desempleo entre los hombres y a la creciente importancia de las mujeres como mantenedoras de la familia. Kok Yangak, una ciudad en crisis 1ok Yangak está situada en un valle de montaña a 1.500 metros sobre el nivel del mar. Una cercana mina de carbón daba empleo anteriormente al 80 por ciento de la mano de obra de la ciudad. Con la desmembración de la Unión Soviética, la mina perdió a su gran cliente soviético y la ciudad per- dió generosos subsidios de la Unión Soviética. Con el hundimiento del nego- cio, los salarios se abonaban constantemente con un retraso comprendido entre los tres y los seis meses y en algunos casos nunca fueron abonados. Otras muchas instituciones que funcionaban en la zona durante la época soviética, tales como fábricas de ropa, instalaciones recreativas y una clínica, o bien han cerrado o están funcionando mal como instalaciones privatizadas. El desempleo y el prolongado atraso en el pago de los salarios constitu- yen los problemas más urgentes identificados por los participantes en el grupo de debate de Kok Yangak. Atestiguan que ellos, y de hecho la mayoría de los 15.000 habitantes estimados de Kok Yangak, se están hundiendo cada vez más en la pobreza. «He estado trabajando en esta mina durante veinti- siete años y tenía algunos bienes, pero lo vendí todo cuando dejaron de pagarnos. Todo lo que tenemos ahora en casa son dos camas, con sus res- pectivos colchones. Mi mujer y mi hijo tienen hambre constantemente», informa un minero de 47 años de edad. Para este estudio, se les pidió a nueve grupos de debate de Kok Yangak que analizasen los cambios en el bienestar de la comunidad a lo largo de los diez últimos años. Cada grupo desarrolló sus propios criterios y categorías de bienestar. Aunque las percepciones difieren entre los grupos en relación con los criterios precisos a emplear y el porcentaje de los que se encuentran en mejor situación económica o son pobres, todos los grupos sacan en conclu- sión que ha habido un espectacular aumento en el número de gente pobre a lo largo de la pasada década y que la clase media ha casi desaparecido. El cuadro 1 incluye un análisis de las tendencias de bienestar realizado por un grupo de debate de mujeres de edades comprendidas entre 30 y 55 años en Kok Yangak. El grupo define el bienestar como algo que está en función de la riqueza e indica que la mayoría de la gente en la época soviética eran conside- rados de «clase media» o «ricos». Actualmente, sin embargo, una mayoría de personas (79 por ciento) están incluidas en las categorías de «pobres» y «men- digos», en comparación con un 14 por ciento hace diez años. Se dice que a las personas de la comunidad incluidas en los grupos infe- República Kirguizia 279 CUADRO 1. Cambios en el bienestar desde el periodo soviético, Grupo de debate de mujeres de Kok Yangak Porcentaje de población Hace 10 años 1999 Muy ricos 1 3 Ricos 25 8 Clase media 60 8 Pobres 10 76 Mendigos 4 3 riores les falta dinero, un empleo fijo, tierras y animales de granja, junto con té y otros productos básicos. A aquellos que están considerados entre los muy pobres, puede ser que les falte una casa o una familia y tal vez necesiten pedir y revolver en los cubos de la basura en busca de comida. Un grupo de deba- te describe a los mendigos como «al borde de la muerte». Se dice frecuente- mente que la gente pobre sufre los efectos del alcoholismo, la pereza, la delin- cuencia, las drogas, el hambre y la vulnerabilidad. El pequeño grupo de per- sonas que son consideradas ahora como de clase media o superior, poseen un empleo, casa, familia, medios de vida, tierras, niños felices, paz, buena salud, amigos y «bastante de todo». Los participantes en el estudio dicen que expe- rimentan el malestar ahora y que su bienestar mejoraría con «el oportuno pago de salarios y pensiones, la reapertura de las fábricas, la restauración de carreteras y el restablecimiento de servicios de transporte, así como con ser- vicios gratuitos de asistencia sanitaria y algún dinero en efectivo en mano». Muchas personas en el estudio asocian bienestar con el periodo soviético y malestar con las épocas post-soviéticas (recuadro 1). Varios participantes en un grupo de debate sugieren que los que ahora son ricos, probablemente lle- garon a serlo a través de medios ilícitos y contactos especiales. Las personas mayores son especialmente propensas a hablar de los nuevos ricos con gran recelo. «Oímos constantemente que los propietarios del banco roban millo- nes de som (moneda local) y nadie se preocupa», observa una mujer mayor. Comunidades en lucha n todo el país, los grupos de debate califican al paro como el problema más Lacuciante con el que se enfrentan sus comunidades. Mirlan, un hombre joven de Kok Yangak indica lo siguiente: «Todo el mundo está ocupado tratando de ganar algún dinero, pero las posibilidades de hacer algo de dinero son muy esca- sas. Todos estos problemas se están haciendo más graves cada año. El único objetivo que tiene la gente en la actualidad es conseguir algo de comer, eso es 280 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras RECUADRO 1. Cuando e bM str era gekulai - Bienestar es lo que teníamos en el pasado. Teníamos suficí nme dinero entonces, los precios eran bajos, la asistencia sanitaria era gratuita y 1 s médicos eran muy corteses. La educación de los niños era gratuita, también. bía muchos niñios Y jóvenes. Todo el mundo tenía un empleo, los salarios se pag han a tiempo, no se abusaba de los derechos de nadie y nadie queria irse de la ci dad». -Un hombre m yor de Kok Yangak -,La vida era simplemente bajo el comunismo, pero no nos dal anos cuenta de ello. La gente disponía de buenos alimentos y cada día recibíam s de cuatro a cinco invitaciones de arnigos y parientes.Visirábamos frecuentemen e a los amigos y les invitábamos. Ahora, esto ha llegado a ser difícil, debido a los problemas financie- ros. En el pasado, no nos procupábamos por el futuro ni rení mos problemas con el desempleos. -U pensionista mayor ,-Durante el penodo soviético, se producían menos delitos. odo era barato. La gente pasaba por los mismos apuros, como todos los demás No había división entre el rico y el pobre». -Ulan, un hombre j)ven de Tash-Bulak *Cada familia tenia una radio y una de cada dos familias te a un teléfono, sien- do los sueldos altos. Ahora, la gente vuelve a ser pobre». -Anara, una anciana ue vive en Urmaral "En la época soviética, no había mendigos y ni siquiera gente cobre. Todos vivían bien >. -Perteneciente a un grupo étnic kurdo en Beisheke *'Los que no sienten pena por el hundimiento de la Unión Sovi ica no tienen cora- zón, pero los que piensan que puede ser restablecida no tienen cerebro». -Una persona mayor de At Bashi «En la Unión Soviética había suficiente trigo y la gente, justo la ente normal, esta- ba mucho mejor atendida que ahora». -Guilnar, una mujer mayor q e vive en Ak Kiya todo». Muchas personas pobres están empezando a realizar trabajos informales y a cultivar sus propios alimentos. Sin embargo, estos esfuerzos se ven obstacu- lizados en gran medida por la falta de mercados, de crédito y de inversiones agrí- colas, así como por las infraestructuras que se desmoronan. La gente, tanto en comunidades urbanas como rurales, indica que la delincuencia y el alcoholismo crecientes son consecuencias de la economía en situación de deterioro. República Kirguizia 281 Medios de vida precarios Desde el momento de la privatización de las granjas colectivas y de las indus- trias públicas, la gente pobre ha soportado una gran inseguridad y una falta casi total de puestos de trabajo fijos. Nurzat, una mujer joven que vive en Bishkek, dice: «Los empleos deben constituir la primera prioridad. Esto pro- porcionará a las personas la posibilidad de tener un buen nivel de vida y ali- viará gradualmente la pobreza». Un informe de 1998 descubrió que el 40 por ciento de la población en edad de trabajar del país se dedica a activades laborales de tipo informal4. Tanto los trabajadores cualificados como los no cualificados parecen estar recurriendo a medios de vida informales. Según un grupo de debate de pro- fesores del pueblo de Uchkun, «No hay suficientes puestos de trabajo, de forma que muchos profesores formados venden artículos en el mercado o simplemente se quedan en casa, y los viejos profesores, que hace tiempo que alcanzaron la edad de la jubilación, siguen trabajando». Las ganancias pro- cedentes de actividades informales parecen ser extremadamente bajas. El mismo informe reveló que el trabajo informal, a pesar de su frecuencia, repre- senta menos del 15 por ciento de todos los ingresos familiares. Dificultades agrícolas Teniendo en cuenta el precario estado del autoempleo y del trabajo asalaria- do, muchas personas de todo el país están empezando a trabajar en la agri- cultura para sobrevivir. Casi la mitad de la población activa está actualmen- te empleada en la agricultura, habiendo aumentado el porcentaje hasta llegar a ese punto desde el 33 por ciento en 1990. Además, alrededor de la* dos ter- ceras partes de la población están ahora implicadas en alguna forma de tra- bajos agrícolas o de producción de ganado. Sin embargo, más de la mitad de la producción agrícola es para consumo familiar o se intercambia de manera informal5. Al tratar de los obstáculos que se oponen a una producción agrí- cola más rentable, la gente del estudio llama la atención sobre problemas que acompañan a inversiones, mercados y crédito. «No hay abonos y el suelo se está volviendo cada vez más estéril. No hay productos químicos contra las malas hierbas, de forma que tenemos monto- nes de hierbajos y perdemos una buena parte de nuestros cultivos de esta forma», indica un participante mayor del pueblo de Uchkun. Aunque estu- vieron disponibles en su momento, el equipo agrícola y la red de canales de riego se encuentran en mal estado en algunos de los pueblos. Se dice también que son más difíciles de conseguir los fármacos de uso veterinario. En la región de Naryn, la zona más pobre del país, la gente afirma que la transición a una economía de mercado ha resultado excepcionalmente difícil. Muchos se esfuerzan en ganarse la vida en un mercado que carece de una masa crítica de compradores, vendedores, dinero en efectivo y, en algunos casos, de un espacio físico real donde todos puedan reunirse. En el pueblo de At Bashi, 282 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras la gente sin dinero en efectivo debe recurrir a efectuar el trueque de ganado valioso por productos básicos tales como harina y trigo. Un grupo de debate de Achy explica que tienen que vender sus productos agrícolas, que requieren mucha mano de obra, a comerciantes al por menor que ofrecen precios muy bajos, ya que a los agricultores les falta tiempo, dinero y contactos para buscar mejores mercados. De un modo parecido, los hombres del pueblo de Uchkun dicen: «Los precios de los cereales y del ganado son muy bajos en otoño. Tenemos que vender barato, porque necesitamos dinero en efectivo para com- prar suministros escolares y ropa para los niños. Los comerciantes saben esto y ponen precios bajos o efectúan el trueque de artículos y de productos tales como té, aceite y vodka por cereales». Los mercados inactivos equivalen a la imposición de un gravamen especialmente fuerte sobre los pobres. Falta de crédito En varias comunidades, el acceso al crédito constituye una prioridad acu- ciante, ya que hay muchas barreras que impiden a la gente pobre obtener financiación. En las zonas rurales, la gente está frustrada por la falta de información acerca de los préstamos disponibles, por los obstáculos en la obtención de los documentos necesarios para conseguir un préstamo y por las dificultades de transporte que les impiden acceder con comodidad a estos servicios. Los siguientes comentarios de un grupo de debate de Uchkun son típicos: Muchas personas quieren obtener préstamos, pero tienen miedo de que sus cosechas sean demasiado escasas y de que no puedan amortizar los préstamos a tiempo. Además, para conseguir un préstamo uno necesita aportar toda una serie de documentos y para conseguir todos estos documentos hay que ir a la ciudad o al pueblo colindante, donde se encuentra el ayuntamiento. A veces, el funcionario pertinente no se encuentra allí y la gente debe emprender la vuelta sin los documentos que necesitan y tienen que pagar 15 som en concepto de transporte. Para muchos de nosotros, esto no resulta asequible. Sonun, una madre de tres hijos que vive en Bishkek, dice: «La gente nor- mal difícilmente puede obtener un préstamo. No pueden recibir un céntimo, a no ser que sobornen a alguien. Todos están impacientes por trabajar la tie- rra, pero en vano debido a la falta de dinero. Si la gente tuviera dinero, todo sería mejor». Ausencia de infraestructuras básicas Muchas comunidades pobres carecen de infraestructuras básicas. En particular, el transporte insuficiente y la falta de agua sobresalen en muchos grupos de debate como dos problemas que tienen un fuerte impacto en la vida diaria. República Kirguizia 283 La gente pobre señala con frecuencia que carreteras que se hunden, trans- porte que no es de fiar y tecnologías de la comunicación interrumpidas o inexistentes, limitan sus oportunidades económicas y el acceso a servicios esenciales tales como asistencia sanitaria. Un hombre mayor de Kok Yangak dice que debido a que las agencias gubernamentales no están ya situadas en la ciudad, para llegar a las autoridades hay que ir a la cabecera de distrito, que está a cincuenta kilómetros de Kok Yangak y resulta prácticamente inac- cesible debido a la falta de transporte adecuado. De un modo parecido, el pueblo de Urmaral carece de tiendas locales y, al estar suprimido el servicio de autobuses a las ciudades próximas, a los residentes no les queda otro remedio que recorrer a pie los cinco kilómetros hasta Bakai Ata, la cabecera de distrito, para comprar alimentos. Los habitantes del pueblo de Urmaral dicen también que están preocupados porque su servicio telefónico se ha estropeado por completo y efectuar una llamada telefónica requiere ahora una caminata hasta Bakai Ata. Un aldeano de Achy dice: . En 1999, poco más de la mitad de la población rural tenía acceso al agua corriente, en comparación con el 85 por ciento de la población urbana6. Entre las comunidades visitadas para este estudio, todas menos una carecían de acceso a agua potable en condiciones. Algunos de los pueblos y asentamien- tos urbanos nunca habían tenido servicio de abastecimiento de aguas, pero para otros este problema es más reciente y va unido a los canales de conduc- ción de aguas construidos durante la época soviética y que han quedado fuera de servicio desde entonces. En Beisheke, sus habitantes tienen que ir a buscar agua potable a un manantial fuera de la ciudad, ya que no hay conducción. Consideran que la mala calidad de esta agua constituye uno de sus principales problemas. El sacar agua de los ríos y manantiales locales puede ser arriesgado, especial- mente en los meses de invierno. En algunas de las comunidades urbanas más recientes de Bishkek, la gente tiene también que desplazarse para conseguir agua. Los residentes de Kok Yangak están preocupados por la seguridad de su agua potable. Dicen que las enfermedades intestinales se están haciendo más frecuentes, especialmente en verano y entre los niños. En Tash-Bulak, un grupo de debate de hombres y mujeres señala lo siguiente: «Nuestro proble- ma es el agua, tanto para beber como para riego. No hay agua para las per- sonas, ni para los animales. Tenemos la suerte de tener un mes lluvioso. Utilizamos agua de nieve y de lluvia y los animales beben de los charcos». Chinara, una mujer de 50 años que vive en Tash-Bulak, donde la gente pobre tiene que comprar el agua, dice: «En mi opinión, la gente necesita agua con la misma intensidad que necesita aire. No hay vida sin agua. El agua signifi- 284 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras ca salud». Asel, una mujer mayor también de Tash-Bulak, está de acuerdo: «Sueño a menudo con el agua cristalina de un manantial. El agua limpia es vida, felicidad y salud». Problemas sociales en aumento Con una tensión económica en aumento, se percibe generalmente que el alco- holismo y la delincuencia están creciendo en las comunidades pobres. Una mujer de Ak Kiya dice: «Hay mucha gente en este pueblo que bebe vodka por la mañana y se va después a hacer algo, a cometer un delito. Los informes sobre el aumento de robos de cosechas y animales son también normales. Salputay, una viuda de Kenesh, dice así: «El consejo de mayores tiene su base en el pueblo colindante. Creo que es útil tenerlo, porque el robo, especial- mente el robo de ganado vacuno, ha aumentado. Los compañeros de mi hijo son perezosos, beben alcohol, juegan y ven vídeos». La gente mayor de Bashi afirma: «Los chicos jóvenes roban ... gallinas o ropa de cama que se está secando al sol, luego las venden o intercambian por vodka y cigarrillos». La gente de Uchkun señala: «Debido al desempleo, la gente joven empieza a beber, comete delitos, viola y roba ganado vacuno». Los hombres y mujeres de Urmaral manifiestan que «los ladrones ponen su salud e incluso sus vidas en peligro y roban porque es la única forma que tienen de sobrevivir ... care- cen de comida y alimentos». Al compartir sus vidas, los participantes en el estudio identifican a menu- do múltiples inconvenientes que, considerados en su conjunto, resultan espe- cialmente difíciles de superar. Un hombre de mediana edad de Kok Yangak traza, por ejemplo, relaciones entre pobreza y desempleo, alcoholismo, delin- cuencia, hambre y enfermedad: Bienestar significa trabajo y capacidad de trabajo. El trabajo te mejora y te hace sentirte feliz. Otras cosas que contribuyen al bienestar son la paz y la buena salud. En esta ciudad, no hay puestos de trabajo y hay mucha gente en el paro. El malestar significa el alcoholismo y la pereza. No podemos sentirnos protegidos, ni siquiera a plena luz del día. La delincuencia y la droga son problemas en aumento, mientras que la gente es asesinada. Cuando las personas tienen hambre, es probable que roben a los demás, que desvalijen a otros y que incluso maten. Mis parientes se ponen enfermos a menudo y yo no tengo dinero suficiente para mantener a mi familia y a mis hijos. Me compadezco de mí mismo y de mis hijos. Al ser preguntado acerca de las consecuencias de la pobreza, el mismo hombre dice: «La pobreza termina en suicidio, hambre, muerte, falta de dine- ro y falta de esperanza. Las cosas están empeorando cada día. La gente tiene miedo a morir de hambre, a la falta de calefacción y a los disturbios étnicos. Las personas se muerden unas a otras como si fueran perros». República Kirguizia 285 Apoyo institucional limitado a mitad de mi vida ha transcurrido en la miseria. Puedo acabar esta « Lvida también en la miseria», dice Nazgul, una mujer de 30 años de edad de Tash-Bulak. Mucha gente pobre expresa su preocupación acerca de que las instituciones gubernamentales están dejando de llevar a cabo funcio- nes básicas, en un momento en que ellos necesitan tales servicios más que nunca. Tampoco parece desempeñar el sector privado un papel significativo en la ayuda a la gente pobre. Daniyar, de Kenesh, dice: «, afirma, «pero ahora ya no somos chi- quillos, nos respetamos mutuamente y no renimos». Seis de los ocho grupos de debate de Ak Kiya encontraron que, en general, el abuso de los derechos de las mujeres en la familia ha aumentado en los diez últimos años'. En las comunidades más grandes, fue posible llevar a cabo debates abier- tos acerca de la violencia contra las mujeres y en estas comunidades tanto los hombres como las mujeres indican que la extensión de los malos tratos domésticos es la misma o peor, desde el momento de la transición del comu- nismo al sistema actual. Un refugiado que vive en Tash-Bulak se explica así: <. Una madre de At Bashi resume la crisis actual de esta forma: Si esto continúa así, simplemente no sé qué hacer. Mis hijos no tienen ropa decente ahora y conforme vayan creciendo el problema revestirá el doble de importancia ... No podemos ni siquiera soñar en una educación universitaria para ellos, porque es muy cara. Los hijos de los ricos serán ricos también y tendrán buena educación y los hijos de los pobres seguirán siendo pobres. República Kirguizia 297 CUADRO 2. Comunidades en estudio de la República Kirguizia COMUNIDADES URBANAS Bishkek, Se han creado muchos nuevos distritos para inmigrantes pro- capital, cedentes del campo. La infraestructura sigue estando en mal pob. 670.000 estado, las carreteras se han deteriorado y no hay transporte público. El desempleo, los bajos salarios y las precarias opor- tunidades de trabajo informal constituyen las principales preo- cupaciones. Muchos inmigrantes recientes no están oficialmen- te inscritos como residentes permanentes y no pueden, por tanto, participar en la vida pública. Kok Yangak, Situada en un valle de montaña a una altitud de 1.500 metros, Jalal Abad, esta ciudad está expuesta a duras condiciones meteorológicas y pob. 15.000 posee poca tierra cultivable. En otro tiempo fue una ciudad prós- pera, que recibía los productos directamente de Moscú, pero en la actualidad se encuentra en una situación de grave decadencia. La mina y las dos fábricas principales cerraron en 1991 y hay un 85% de paro. La infraestructura se está hundiendo. COMUNIDADES RURALES Achy, Desprendimientos de tierras y avalanchas de barro obligaron a Jalal Abad, la gente a buscar una nueva ubicación en 1994. El restableci- pob. 7.500 miento y privatización de una granja colectiva llevaron a una pobreza incrementada. Tash-Bulak, Hay una falta de tierra cultivable y de agua potable en condi- Jalal Abad, ciones. El desempleo se sitúa en el 95 por ciento. Los impues- pob. 600 tos son elevados. Las enfermedades contagiosas van en aumen- to y la salud está disminuyendo. Una buena parte de los refu- giados del pueblo son de Tadjikistán. At Bashi, Este pueblo agrícola está situado en las montañas y tiene que Naryn, soportar temperaturas extremas en verano y en invierno. Hay pob. 12.300 una carretera principal que atraviesa el pueblo, pero las calles están sucias y escasamente mantenidas. Los habitantes son principalmente de Kirguizia, con una pequeña minoría étnica uzbeka (3 por ciento). Ak Kiya, Hace unos pocos años fue desmantelada una granja colectiva, Naryn, dejando a la gente en peor situación económica que antes. El pob. 600 agua de riego solía ser suministrada con la ayuda de una bomba, pero la bomba se ha roto. Los habitantes son agricul- tores, pero tienen escasas cosechas. Un desfiladero de montaña separa a Ak Kiya del resto del país. 298 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras COMUNIDADES RURALES (continuación) Uchkun, En esta apartada comunidad agrícola, la mayor parte de la Naryn, gente parece sombría y cansada. Hay varias granjas colectivas. pob. 2.500 La mayor parte de las casas fueron construidas en los años 60 y ahora parecen desgastadas. Muchas personas están viviendo en dachas (casas de campo con pequeños huertos) en invierno, para ahorrar dinero en la calefacción. Las temperaturas son extremas, tanto en invierno como en verano. Beisheke, En este centro administrativo y de la comunidad agrícola, los Talas, residentes son agricultores pobres que solían trabajar en una pob. 7.000 granja colectiva. El pueblo no dispone de agua y el suministro de energía es poco fiable. Existe una pequeña minoría kurda. Kenesh, El pueblo tiene escasas infraestructuras. Se planeó un depósito Talas, de agua, pero nunca llegó a construirse. Una escuela elemental pob. 560 es la única institución formal. Los agricultores crían ganado vacuno y cultivan cereales, patatas y trigo. Urmaral, Esta comunidad agrícola está cerca de la frontera de Kazaks- Talas, tán. Todas las familias, menos dos, participan en una granja pob. 635 colectiva. Los agricultores independientes son impopulares. Hay algún comercio con Kazakstán, pero los problemas con los funcionarios de aduanas son frecuentes. La infraestructura se encuentra subdesarrollada. República Kirguizia 299 Notas 1. El equipo de estudio fue dirigido por Janna Rysakova e incluía asimismo a Bakhtiyar Abdykadyrov, Janyl Abdyralieva, Gulnara Bakieva, Mariam Edilova, Takhir Hamdamov, Sagyn Kaimova, Esenkan Osmanoliev, Nurmamat Saparbaev, Nurdin Satarov, Turdububu Shamuratova, Lira Tantabaeva y Kunduz Ukubaeva. 2. World Bank, «Kyrgyz Republic: Poverty in the 1990s in the Kyrgyz Republic» (Report 21721-KG, Human Development Department, Country Department VIII, Europe and Central Asia Region, enero de 2001), ii. El valor de la línea de pobreza es 8.340 som al año (US$ 170) y la línea de extrema pobreza es 3.849 som (US$ 79). Los datos correspondientes a población y renta per cápita proceden del World Bank, World Development Indicators 2001, (Report 22099, abril de 2001). 3. El diseño de muestra recibió la información especial de World Bank, «Kyrgyz Republic: Update on Poverty in the Kyrgyz Republic» (Report 19425-KG, Human Development Department, Country Department VIII, Europe and Central Asia Region, junio de 1999). 4. World Bank, «Kyrgyz Republic: Poverty in the 1990s», 30. 5. World Bank, «Kyrgyz Republic: Agriculture and Agribusiness: Growth Opportunities and Obstacles» (Poverty Reduction and Economic Management Unit, Europe and Central Asia Region, 30 de junio de 2000, borrador), vii. 6. Las instalaciones de saneamiento son incluso más limitadas, con el 94 por ciento de la población rural y cerca de la mitad de la población urbana usando letri- nas. Ver World Bank, «Kyrgyz Republic: Update on Poverty», iii. 7. World Bank, «Kyrgyz Republic: Update on Poverty», 13. 8. Los participantes en los dos grupos restantes consideran que la situación ha permanecido invariable durante el mismo periodo. 9. Ver R. Giovarelli, C. Aidarbekova, J. Duncan, K. Rasmussen y A. Tabyshalieva, «Women's Rights to Land in the Kyrgyz Republic» (World Bank, 30 de junio de 2000). 300 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Federación Rusa uchchado contra la marea Alexey Levinson, Olga Stouchevskaya, Oxana Bocharova, y Anton Lerner' Svetlana, de 43 años de edad y madre de tres hijos vive en Ozerny, un pueblo agrícola fundado a finales de los años 30 en la región de Ivanovo. «Solía tra- bajar en nuestra escuela como mantenedora de instrumentos y equipo», re- cuerda. «Cuando empezaron a demorar nuestro salario y luego dejaron de pagarlo, me fui». Aceptó un empleo en la panadería local, pero «tenias que amasar entre dos y tres veces más de lo normal y sólo te pagaban 270 rublos (alrededor de US$ 11), la mitad de lo que te pagan en Ivanovo», dice. Las se- veras condiciones de trabajo y la escasa paga hicieron que ella dejase el em- pleo en la panadería. En la actualidad, Svetlana trabaja como friegaplatos en la cafetería de un bogar del jubilado. Además de su trabajo en la cafetería, Svetlana cría cerdos, que le proporcionan ingresos extra que ayudan a la fa- milia a sobrevivir. Las ganancias de Svetlana resultan importantes, porque aunque su marido tiene un puesto de trabajo en una casa de calderas que proporciona calor al pueblo, sus patronos nzo le pagan a su debido tiempo. Svetlana dice: Nuestra vida es dura y miramos cada céntimo que gastamos. Tengo suerte de que mi marido no beba. No sé cómzo nos las arreglaremos para salir adelante. La única forma es criar animales de granja y cultivar legumbres. Contamos con nosotros mismos y no vale la pena esperar que alguien venga y nos dé algo. No estamos en buena situación económica, pero nos las arreglamos. Nuestra única preocupación es que los chicos tengan éxito en la vida. Los chicos pobres soportan el estigma de la pobreza. Puesto que el hijo menor de Svetlana, que tiene 15 años, se siente molesto llevando ropa hecha 301 a mano, su madre recientemente le hizo creer que había comprado su chaque- ta nueva en el mercado, aunque la había cosido ella misma. Tener que llevar ropa hecha a mano no es el peor efecto de la pobreza en los niños. Muchos niños de familias pobres de Ozerny van a la escuela hambrientos. ¿Qué pue- den comprender, qué pueden aprender, si el único pensamiento en sus mentes es: cómo puedo conseguir algo de comer? pregunta un participante en el estu- dio, de Ozerny. El hijo mayor de Svetlana acaba precisamente de regresar del ejército, pero tiene todavía que encontrar un empleo. Ella tiene miedo de que su hijo pudiera darse a la bebida si no encuentra pronto algo que hacer. El año pasado, muchos residentes de Ozerny se convirtieron en parados oficiales cuando la factoría de turba finalmente cerró, después de varios años de pagar los sueldos muy tarde o de no pagarlos en absoluto. La granja co- lectiva sigue funcionando, pero a las pocas personas que todavía trabajan allí no se les ha pagado durante un año. Los problemas económicos han hecho que la privación material constituya un elemento clave de la vida diaria de la gente. «Esto no es vida, esto es simplemente hacer llegar el dinero», explica un participante cuando se le pide que defina en qué consiste ser pobre. «A ve- ces, no comemos pan en cinco días y estamos tan hartos de patatas que no sa- bemos cómo hacerlas seguir gaznate abajo», dice otro residente de Ozerny. Muchas casas de Ozerny están en ruinas, debido principalmente a la fal- ta de mantenimiento regular. Un hombre pobre indica: «Nuestros aparta- mentos necesitan urgentemente una renovación. La instalación de cañerías deja escaparse el agua. Si se produce un cortocircuito en la instalación eléctri- ca, hay peligro de incendio. Hay casas en donde la instalación eléctrica no ha sido sustituida en cincuenta años». Algunas instituciones básicas del pueblo, tales como el hospital y la guar- dería, han cerrado. La factoría de turba solía prestar dichos servicios de for- ma gratuita, pero hace unos pocos años dicha responsabilidad fue cedida a la administración municipal y al faltar una provisión segura de fondos, estos servicios pronto desaparecieron. Un grupo de debate describe el terrible gol- pe que supuso la pérdida del hospital local: El antiguo hospital era pequeño, pero estaba en su sitio. Podías ingresar a tu madre allí. Luego empezaron a construir uno nuevo, ya que querían tener un hospital más grande, pero no disponían de recursos suficientes y cerraron por completo. Ahora, tenemos que ir a Novotalitsy, a cincuenta kilómetros de distancia. Rara vez consienten admitirnos en el hospital de Ivanovo (a veinte kilómetros de distancia), ya que dicen que pertenecemos a un distrito diferente. Para Valentina, que tiene 70 años y vive sola, la atención médica se encuentra fuera de su alcance por varias razones: 302 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Ahora, me he vuelto vieja y mis ojos son débiles. Tengo glaucoma y un corazón enfermo, pero no dispongo de dinero para comprar medicinas. El hospital está en la ciudad, bastante lejos de casa, y no tenemos un oculista aquí. En el hospital me dicen que necesito someterme a una operación quirúrgica, pero mi pensión no da para tanto. Tienes que llevarlo todo tú misma: ropa, comida e incluso medicamentos. Los hombres y mujeres pobres de Ozerny dicen que en la actualidad se sienten inseguros acerca del futuro y les resulta imposible planificar con ante- lación. «Ahora, sólo nos preocupamos por el día presente. Vivo al día y no sé si mañana llegará o no», dice un joven habitante del pueblo. Al igual que otros muchos en Ozerny, jóvenes y ancianos por igual, Sergey, que es un estu- diante de universidad a distancia de 19 años de edad, no ve futuro para él en el pueblo: Este verano, una vez que apruebe mis exámenes, iré a algún sitio para buscar un empleo, quizás en algún edificio en construcción ... En el pueblo es aburrido, no hay nada que hacer, sólo una discoteca los sábados y beber. Estoy deseando irme. No puedes esperar nada bueno aquí. El pueblo se está muriendo. Pero no sé dónde encontrar un empleo. Además, no quiero dejar a mi madre, ya que resultará difícil para ella quedarse sola. ombres y mujeres pobres de otros lugares de Rusia comparten un buen H número de las preocupaciones de los habitantes de Ozerny. Al igual que Svetlana, muchas mujeres mencionan que ayudan a sus familias, con frecuen- cia a través de un agotador mosaico de trabajos. Muchas personas que tienen un empleo regular indican que se les paga a menudo en especie o que sus suel- dos son aplazados o resultan desgastados por la inflación. Muchos padres se encuentran ahora luchando para proporcionar a sus hijos comida, ropa y edu- cación. Los mayores informan que tienen hambre, frío en invierno, y que no pueden pagar la atención médica. En las diez comunidades visitadas para este estudio, la gente dice que los servicios públicos se están desintegrando. Después de siete décadas, la Unión Soviética se disolvió en 1991. La tran- sición de la nueva Federación Rusa hacia una economía y un sistema político más abiertos ha resultado extraordinariamente difícil para los rusos. Los años iniciales post-soviéticos estuvieron plagados de frecuentes conmociones del Gobierno dirigido por el Presidente Boris Yeltsin, así como de una infla- ción de tres y cuatro dígitos. En el periodo de diez años comprendido hasta 1999, el PIB del país se redujo en una tasa media anual del 6,1 por ciento2. En 1999, el PIB creció en un 3,2 por ciento y la renta per cápita fue de US$ 2.2503. Las estimaciones de la proporción de los 147 millones de habitantes Federación Rusa 303 de Rusia que viven en la pobreza, oscilaban entre un 19 y un 49 por ciento en 1998, dependiendo de la metodología y de los datos utilizados4. Los gobiernos de Rusia han seguido en general políticas macroeconómi- cas orientadas al mercado y se han resistido a las presiones proteccionistas in- ternas. En el curso de un rápido programa de privatización, sin embargo, los escándalos rodearon a muchas de las transacciones de transmisión de titulari- dad y un buen número de empresas se hundieron, una vez privatizadas. Asi- mismo, muchas de las restantes empresas de propiedad pública no han podi- do seguir encontrando mercados para sus productos. Con el imperio de la ley generalmente débil, la corrupción gubernamental y la delincuencia organiza- da se han intensificado y el entorno para la actividad privada sigue siendo muy difícil. En 1998, el año que precedió al trabajo de campo para este estu- dio, una crisis financiera sacudió la economía, tras un periodo de relativa es- tabilidad después de la reelección en 1996 del Presidente Yeltsin. Hombres y mujeres se refieren repetidas veces al 17 de agosto de 1998, el día en que afir- man que una fuerte devaluación de la moneda desencadenó la «incontrolable subida de precios» que les ha dejado en una situación de gran inseguridad. La crisis económica provocó asimismo una reorganización de líderes del consejo de ministros. La falta de apoyo popular y la incertidumbre política continua- ron rodeando a la administración Yeltsin, hasta que el presidente dimitió el 31 de diciembre de 1999. El estudio se realizó en siete zonas urbanas y tres rurales, en diversas re- giones geográficas a lo largo de Rusia. Las zonas fueron escogidas para re- presentar un corte transversal de niveles de pobreza y asegurar una diversi- dad, tanto geográfica como rural y urbana. Las comunidades en estudio incluían ciudades industriales, una pequeña ciudad «mono-industrial», un mercado callejero en Moscú, remotas ciudades en el extremo nordeste y pe- queños y grandes pueblos agrícolas (ver cuadro 3, comunidades de Rusia, al final de este capítulo). Se reunieron un total de setenta y cinco grupos de debate. Estos incluían veintiuno de hombres pobres, veintidós de mujeres pobres, seis de jóvenes pobres y veintiséis grupos compuestos por jóvenes, mujeres empresarias, mu- jeres en zonas apartadas, personal de un campamento de juventud, mayores y otros. Fueron completados un total de setenta y cinco estudios de casos indi- viduales, incluyendo treinta y ocho de hombres, mujeres y jóvenes pobres. Otros treinta y siete estudios de casos institucionales fueron completados con individuos e instituciones de localización específica, tales como tenderos, au- toridades locales, la industria artesana, instituciones médicas, la Iglesia y los medios. El Centro Ruso de Opinión Pública e Investigación de Mercado coordinó el trabajo de campo, que se llevó a cabo entre marzo y mayo de 1999. La falta de dinero y la pérdida de medios de vida, las infraestructuras de- terioradas, una gestión de los asuntos públicos irresponsable e instituciones 304 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras públicas débiles están creando fuertes dificultades para hombres y mujeres pobres. El capítulo empieza con un examen más detallado de la gente que se ha visto recientemente en la pobreza, así como de los «nuevos Rusos», es de- cir aquellos que están prosperando en la era post-soviética. Luego, se ocupa de la lucha de la gente pobre con el desempleo y los atrasos salariales, la de- lincuencia, el alcoholismo y los riesgos sanitarios. A continuación, el capítulo examina el fallo de las instituciones rusas en el tratamiento de las necesidades de la gente pobre y concluye con una breve ojeada a la forma en que las cre- cientes tensiones económicas y sociales están afectando a las relaciones de gé- nero a nivel familiar. Los nuevos pobres y la nueva élite C asi todos los hombres y mujeres pobres que participan en el estudio La C Voz de los Pobres de Rusia afirman que no eran pobres en su infancia. En lugar de ello, vinculan el inicio de su descenso con el principio de la peres- troika, el proceso de reforma de tipo económico y gubernamental lanzado en los años 80. En todas las comunidades, la mayoría de los grupos de debate señalan que el grupo de bienestar «medio», que equiparan con la clase media, ha resultado empobrecido, mientras que un grupo rico, más pequeño, con es- trechas relaciones con la antigua élite comunista, se ha enriquecido. Residen- tes de Dzerzhinsk afirman que, con anterioridad a la transición, «nosotros, la mayoría, vivíamos bien. Ahora, vivimos en la miseria». El desarrollo de una «vida normal» Es sorprendente que los participantes de muchas comunidades se refieran al bienestar como la capacidad de llevar una vida «normal». Hombres y muje- res de un grupo de debate de Ozerny explican que una «vida normal» se ca- racteriza por lo que tenían bajo el comunismo e incluye «un coche, una vi- vienda y trabajo ... suficiente dinero y poder comprar alimentos, ropa y zapatos para tu hijo y para ti mismo». Los participantes de Teikovo definen de un modo parecido una vida normal como «tener un empleo regular con un buen salario fijo y la posibilidad de comprar comida, vestidos nuevos y medicinas». En Belasovka, los participantes dicen que «una buena vida es cuando tomas café cada mañana», «untas el pan con mantequilla » y compras azúcar «para endulzar la vida». La gente pobre de Rusia frecuentemente expresan la idea de que se ocu- paban de ellos bajo el comunismo y piensan que están pagando ahora el pre- cio por el ideal «occidental» de democracia, sin tener los privilegios que se supone que aportan una sociedad y una economía más abiertas. Subrayan que la rápida transición a una economía de mercado no dió tiempo a prepa- Federación Rusa 305 rarse para ello. «Nos instruyeron de un modo distinto y no sabemos qué ha- cer en esta nueva economía de mercado. No estamos preparados para esta nueva vida», manifiestan participantes de Magadan. Además, se percibe que todo el sistema estatal se ha hundido debido a puntos débiles institucionales. En Dzerzhinsk, por ejemplo, algunas de las causas de pobreza enumeradas por los grupos de debate incluyen: mal gobierno, inestabilidad política, leyes inadecuadas, falta de protección social, sindicatos inactivos, promesas in- cumplidas de diputados, «Gorbachov, que arruinó la economía», y la privati- zación. En Belasovka, los participantes afirman: «La constitución no nos ga- rantiza nada. Puedes perder tu empleo y nadie te ayudará. Estamos desamparados ... Estamos prácticamente igual de desamparados que antes, pero al menos disponíamos de empleos». Residentes de EI'mash explican. «Tu principal objetivo es sobrevivir y lo demás te importa un bledo». Dos grupos de debate, uno de hombres mayores y otro de hombres jóve- nes, describieron y clasificaron niveles de bienestar en su pobre vecindad de Ivanovo, una ciudad muy conocida por su industria textil (cuadro 1). Los participantes en el estudio efectuaron una comparación entre el presente y hace diez años, analizando cambios en el tamaño y características de diversos grupos de bienestar. El análisis de los grupos de debate revela diferencias ge- neracionales en la percepción de tendencias del bienestar a lo largo de la pa- sada década, con los hombres mayores identificando mayores descensos para las personas que ocupan una posición intermedia y para las categorías po- bres, mientras que los hombres jóvenes perciben un desplazamiento hacia una mayor población en la cumbre y en el verdadero fondo de la sociedad. Los hombres jóvenes dicen, por ejemplo, que un nuevo grupo de gente ha aparecido en los últimos años en Ivanovo, a quienes designan como «los triunfadores» e incluyen a empresarios y a aquellos con «un buen empleo>» en esta categoría superior. Los hombres mayores de Ivanovo estiman que el 73 por ciento de la población es pobre, es decir una proporción mucho mayor que el 40 por ciento estimado por los hombres jóvenes. Ambos grupos afir- man que la gente sin hogar, un fenómeno reciente, carece de ingresos y son objeto de exclusión activa por la sociedad más amplia (recuadro 1). El grupo joven, sin embargo, sitúa a los sin hogar en el 10 por ciento de la población, en comparación con el 2 por ciento estimado por los hombres mayores. Los grupos de debate de Ivanovo y realmente los de las otras nueve co- munidades también visitadas, identifican muy fuertes descensos para el gran grupo intermedio desde el final del comunismo. Los hombres mayores, recor- dando un tiempo en el que el Estado se ocupaba de ellos, dicen que la catego- ría intermedia disfrutaba de muchos servicios públicos «libres de gastos». Ac- tualmente, un grupo intermedio que se ha visto muy mermado es el que se caracteriza principalmente por poder contar con «sueldos estables», en opi- nión tanto con los hombres mayores como con los jóvenes. Otros grupos de debate de Ivanovo describen la categoría intermedia de bienestar de diversos 306 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras CUADRO 1. Niveles de bienestar. Dos grupos de debate de Ivanovo Hombres edades 36-60 Antes de acabar Porcentaje Actualmente Porcentaje el comunismo de población de población LosRicos 5 5 Funcionarios Obkom (organismos re- Directores de empresa, administradores, gionales del Partido Comunista, anti- delincuencia organizada, banqueros. guas autoridades). Tienen coches de lujo, muebles caros. Los de] Grupo Intermedio 80 | 20 Intelectuales y trabajadores. Muchas Gente activa que tiene contactos, funciona- cosas procedían del Estado libres de rios de nivel medio, empresatios, emplea- gastos. dos que obtienen sueldos más o menos re- gulares Los Pobres 15 | 73 Pensionistas de granja colectiva. Médicos, profesores, pensionistas, inváli- dos, trabajadores que no reciben sus sa- larios, los parados. Viven de reservas puestas aparte para tiempos difíciles. Los Sin Hogar 1 2 Pensionistas de granja colectiva. Alcohólicos, vagabundos, aquellos que vendieron sus apartamentos a estafado- res. No desean ya nada en la vida. Hombres edades 25-35 Los Ricos 7 5 Antiguos funcionarios del Partido Co- Empresarios ricos, directores de empre- munista, que se hicieron capitalistas. sa, administradores. Tienen casa de cam- po o varios apartamentos, coches de lu- jo, vacaciones en el extranjero, esposas que no trabajan. Los Triunfadores - 10 Pequeños empresarios y personas que tie- nen empleos estables y bien pagados, tales como dentistas. Poseen un apartamento y un coche. Los del Grupo Intermedio 90 | 35 Ricos eran pocos, da gente era toda Trabajadores, empleados, aquellos que igual,. obtienen sueldos estables y pueden hacer llegar el dinero. Viven desde un día de paga hasta el próximo. Los Pobres 3 | 40 Mendigos y borrachos. Médicos, profesores, pensionistas. No tienen suficiente dinero para vivir y com- pran los productos más baratos. Los Sin Hogar - 10 Los desempleados si no tienen ingresos de modo extraoficial. No tienen dinero, comen principalmente pan, viven de las pensiones de sus parientes ancianos. - No aplicable. Federación Rusa 307 .~~~~~~J ......d 1Las pncinte h g ¡obu ~.Ic s -ecesitados de su comunidad son mtY 4fa4¡uos* . ¡wf, i y xoban», se queja un res¡dçnte .de CÉere* 4tb~~'MC *~%Xi~*f4Oen por situación ecosómica. Personas de Siilias m4l po a menudo * muchos o o o ç - kars arderles. También señalan que los * tborrd y Xno inUractúan con otros miembros .de ¡a eú*4u&4QJMk 4wwJenPw rnelv los desperdicios y comen di- 'E«< ŽE- k Ép ei* uf-ile tberculosis. . dice u. part apnutte de gadsn, Aluos lAos más pobe de cutre ls pobres con una. ecla t ó o' gent-se refiere a los bomzh (sin hogar}o de- ~10 4n a esperanz de mejorar su si- tuaci*., 4tjcm qoe>4e forma para- Je tbdo. «Quizs su vida no . ee. As, comal {oquetras personas modos: se caracteriza por tener «pocos alimentos», vivir «desde un día de pa- ga hasta el próximo» y disponer de «comida normal y ropa decente, pero no adquirida cada mes». Un grupo de personas mayores dice que la gente del grupo intermedio sufre de «pobreza tímida», es decir, «no piden, pero mue- ren calladamente». Aunque pueden pasar hambre y sufrir quizás de enfermedades no trata- das, por motivos de orgullo pocas de las personas que pertenecen al grupo in- termedio quieren llamarse a sí mismas pobres. Con recuerdos de tiempos me- jores todavía vivos en las mentes de muchas personas, su reciente y cada vez más profunda pobreza ha hecho que muchos de ellos se sientan frustrados y humillados. Algunos no alcanzan a ver la salida de la crisis. Tal como dice un participante de Ozerny: «A veces, simplemente no sientes como si estuvieras viviendo. Piensas, ¿por qué no mandan traer un transporte de personal arma- do y nos fusilan a todos? A veces, no sabes qué día de la semana es y no im- porta. Pero antes solíamos esperar con ilusión el fin de semana, preparándo- nos para disfrutarlo». Un participante de Magadan dice: «Parecemos olvidar cada vez más lo que es el bienestar». Algunos subrayan en Ivanovo que la crisis fue preparada para «esclavizarnos a Occidente (Estados Unidos), ya que es más fácil gober- nar a los pueblos si son pobres». Los «nuevos rusos» En muchas de las comunidades visitadas en Rusia, la gente informa que hay una nueva élite, así como un grupo importante de nuevos pobres. Para los 308 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras participantes en el estudio, los nuevos ricos incluyen a menudo «acaparado- res», así como empresarios muy trabajadores que han sabido ajustarse a la economía de mercado. En El'mash, la actitud hacia la gente que se encuentra en buena situación económica es bastante negativa. Las personas pertenecientes a esta categoría incluyen autoridades gubernamentales, antiguos jefes del partido y delincuen- tes, así como presidentes y directores de empresas. Todos ellos son considera- dos como nada honrados y se les describe como personas que sacaron pronto partido de sus puestos durante la privatización, un periodo al que algunos se refieren como un «saqueo». Julia pertenece a la nueva élite de Ozerny y cree que el trabajar mucho, con preferencia a cualquier tipo de contactos especiales, contribuyó a su éxi- to actual. Ha vivido en el pueblo desde 1952 y se las arregla razonablemente bien, a pesar de que «todo se esté desmoronando». En otro tiempo consejero delegado de una compañía mercantil, Julia dejó voluntariamente su puesto de trabajo en 1993, cuando el director fue obligado a iniciar la reducción de ac- tividades. Ella empezó entonces a beber con exceso, pero dice que lo dejó an- tes de llegar a perder el control por completo. «Pensé que tenía una familia y que debía hacer algo». Consiguió encontrar trabajo de nuevo en una panade- ría recién abierta y le ofrecieron pronto un puesto destacado allí. Su salario inicial era sólo de 150 rublos (US$ 6) al mes, pero ahora percibe 2.000 rublos (US$ 80), una cantidad que en opinión de ella casi nadie gana en su pueblo. Aunque muchas personas se considerarían afortunadas simplemente con estar empleadas en un único puesto de trabajo, Julia tiene un segundo traba- jo. Además de trabajar en la panadería, dirige un negocio de costura privado junto con su marido. Compran tela de los almacenes, contratan mano de obra para coser y venden luego los artículos ya confeccionados. Julia dice que su marido y ella se levantan a las 5 de la mañana cada día y trabajan con regularidad entre doce y catorce horas diarias. Ellos no se toman vacaciones y no pueden permitirse comprar un coche, pero no consideran esto último tan importante, ya que pueden transportar sus productos al mercado. Julia informa a los investigadores que algunas personas tienen envidia de su fortuna y añade: «No se interesan por saber que nos levantamos a las cin- co de la mañana». Prosigue: Es la vieja envidia de la época soviética, cuando mi marido era ingeniero jefe de la empresa de turba y yo trabajaba en actividades mercantiles. Todo el mundo cree que tvivimos tan holgadamente como solíamos. Pero era sólo en la ciudad donde la gente podía sacar partido de sus posiciones en la cumbre, Y dejamos nuestros puestos de trabajo por iniciativa propia. Los participantes en el estudio de todas las comunidades reconocen que algu- nas personas eran muy ricas también bajo el sistema precedente, pero afir- Federación Rusa 309 man que las desigualdades se han hecho mucho más visibles ahora. Coches europeos, ropa cara, casas grandes, buenos alimentos y artículos materiales caracterizan la vida de la nueva élite. Cuando la mayor parte de los rusos po- bres describen una «vida normal», una vida de bienestar, no ponen sin em- bargo como ejemplo de aquella vida a los «lujosos, ostentosos y llamativos» nuevos rusos. En cambio, hablan de lo que ellos mismos tenían antes del final del comunismo. Luchando por resistir Los rusos pobres ponen en relación el deterioro de su bienestar con la tran- sición política y económica. Con el cambio a una economía de mercado y la privatización de las empresas públicas, un gran número de industrias se desmoronaron. La pérdida de puestos de trabajo, los atrasos en los sueldos y la pérdida o la gran reducción experimentadas en los beneficios de pensiones y de asistencia social, constituyen preocupaciones importantes de los partici- pantes y se consideran la raíz de otros problemas, incluyendo la delincuencia, el alcoholismo y la enfermedad. Incluso aquellos que tienen puestos de traba- jo son descritos como extremadamente vulnerables, con sueldos que se men- cionan tan bajos como de 150 a 200 rublos al mes (US$ 6 a US$ 8) en algu- nas comunidades. Salarios aplazados, empleos que desaparecen En todas las comunidades visitadas, tener un empleo puede no ser equivalen- te a un billete para salir de la pobreza, ya que hay amplias irregularidades en el pago de los salarios5. Para muchos, unos ingresos fiables se consideran un privilegio. En lugar de salarios, las factorías textiles de Teikovo ofrecen el pa- go en especie, aunque dicho pago sea ridiculizado entre los empleados. Un trabajador se pregunta: ¿Por qué tendría que recibir todo ese vodka y mayo- nesa, si lo que necesito comprar son medicamentos para mi hija? Los atrasos en el pago de salarios y beneficios sociales constituyen otro problema gene- ral. «Después de tres meses de trabajo este verano, tuve que emplear otros nueve meses para tratar de ir obligando a nuestra Administración a pagarme mi dinero», explica Alexey, un hombre joven que vive en Magadan. Afortu- nadamente, ha encontrado ahora un trabajo como escolta de detenidos en el que le pagan regularmente. Hay pocos recursos para el pobre que trabaja y que quiere mayores ga- nancias y salarios pagados puntualmente. Según uno de los participantes de Ivanovo, cualquier protesta o discusión con la administración resulta inútil porque «te despedirían de inmediato ... Somos como esclavos trabajando pa- ra el amo». Los mineros de Novy Gorodok explican que están sencillamente 310 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras ------------- demasiado asustados para protestar en contra de los persistentes atrasos sala- riales. «La gente no iría a las reuniones, tienen demasiado miedo de perder sus empleos», observa un minero. Alguno de sus colegas sugiere que su pa- trono les paga deliberadamente tan poco como pueda. «Nos mantienen a ni- vel de supervivencia, de forma que puedan evitar cualquier tipo de distur- bios», afirman los mineros. Los participantes de Novy Gorodok mencionan que a veces pueden efectuar llamamientos con éxito a la administración de la mina en situaciones de crisis. Una persona recuerda: «Cuando mi hijo su pu- so enfermo y yo necesitaba una gran cantidad de dinero para el tratamiento, me dirigí a mi jefe y le solicité mi sueldo. Me dio parte de él». Las demoras y el pago en especie de salarios también hacen disminuir la motivación del trabajador. «Solía estar contento con mi trabajo. Sabía que me pagarían dos veces al mes puntualmente. Ahora, no me da la sensación de ir a trabajar ya que no sé para qué estoy trabajando», dice un participante de El'mash. Además de problemas salariales generales, los participantes en el estudio también hablan enérgicamente acerca de los cierres de fábricas y de grandes reducciones en la mano de obra. Los trabajadores mayores parecen especial- mente en desventaja para encontrar nuevos puestos de trabajo, que se ajusten a sus conocimientos y experiencia. Por ejemplo, después de que la planta quí- mica en la que solía trabajar cerrase, Evgeny, un hombre de 39 años de edad que vive en Dzerzhinsk, descubrió que no disponía de requisitos adecuados para encontrar un nuevo empleo. «Especialistas como yo, afirma, no los ne- cesita nadie». Los militares rusos han reducido sus pedidos de la industria química y Evgeny tiene pocas esperanzas de encontrar nuevo empleo en aquel sector. Andrey, un antiguo trabajador textil de Teikovo, comparte una experien- cia similar. Fue despedido temporalmente de una fábrica textil hace dos años, pero no le ofrecieron empleo cuando la fábrica volvió a abrir. «Invitaron a los trabajadores más jóvenes, pero no necesitan gente como nosotros», dice él. Personas como Andrey, que han pasado la totalidad de su vida adulta tra- bajando para un patrono, creen estar sin preparación ni protección en el nue- vo mercado de trabajo. «No nos enseñaron a trabajar conforme al nuevo sis- tema», coinciden en su opinión un grupo de personas de Dzerzhinsk. En algunas comunidades, las mujeres trabajadoras dicen que tropiezan no sólo con la discriminación por edad, sino también con el acoso sexual de actuales y futuros patronos. Grandes despidos, atrasos salariales y alternativas de empleo limitadas afectan también a los trabajadores agrícolas. «Nuestro sol,khoz (granja esta- tal) era floreciente en la época soviética. Suministrábamos leche y carne a Elis- ta (capital de la región de Kalmykia). Había 36.000 ovejas, tres granjas de producción de leche y varios establos de ganado vacuno», dice un participante de Orgakin. La cría de ganado y la producción agrícola han «decaído» desde Federación Rusa 311 entonces y los participantes atribuyen la disminución a la mala gestión y a la corrupción. Los directores de los sovkhoz locales son extranjeros y la gente pobre cree que han robado bienes de la empresa. «Eramos los mejores soy- khoz del distrito. Todo el mundo tenía un puesto de trabajo fijo y suficiente dinero. El suministro de agua y todos los demás suministros eran gratuitos, ya que el sovkhoz pagaba por ellos ... No teníamos ningún tipo de problemas», recuerdan hombres y mujeres pobres en un grupo de debate del pueblo. A finales de los años 80 y principios de los 90, el gobierno concedía prés- tamos baratos a los habitantes de la comunidad agrícola de Orgakin, para apoyar la transición a granjas de gestión privada, pero muchos principiantes no tuvieron éxito. En la actualidad, los préstamos son más caros y por regla general dependen de sobornos, dicen los habitantes del pueblo. Unos pocos productores consiguieron triunfar, sin embargo, en la transición del comunis- mo al capitalismo. Hoy, estas personas gestionan granjas relativamente gran- des en Orgakin. Trabajo informal y agricultura de subsistencia Al ser escasos los puestos de trabajo en el sector formal, la mayor parte de los parados se ven obligados a buscar trabajo en el sector informal. Los datos disponibles más recientes muestran que el sector informal se disparó desde el 12 por ciento de la economía de Rusia en 1989 hasta el 39 por ciento en 19946. Algunas personas encuentran trabajo ocasional en sus comunidades locales, mientras que otras emigran para buscar trabajo estacional en la agri- cultura o en la construcción. En Belasovka, muchos hombres dedican sus ve- ranos a la construcción de dachas (casas de campo) para gente de la ciudad y algunas veces van a Moscú para trabajar en turnos de un mes en la construc- ción. Otras personas de Belasovka se han dedicado a la talla tradicional de cucharas de madera, puesto que la agricultura no proporciona ya suficientes ingresos. Una mujer divorciada de 39 años de edad de Dzerzhinsk dice que entrelaza cualquier tipo de tareas sueltas que pueda encontrar. En la actuali- dad, trabaja como cocinera, distribuye un periódico gratuito a las casas del pueblo en los fines de semana y ayuda a un vendedor ambulante, que le paga con una botella de alcohol, que ella vende luego en la calle. Otra forma mediante la cual la gente, en cualquier parte de Rusia, trata de sobrevivir es cultivando sus propios alimentos y uno de los principales cri- terios del bienestar consiste en saber si uno es propietario de una parcela de tierra en la que cultivar patatas, coles y otras legumbres. De acuerdo con una reciente encuesta, tres de cada cuatro rusos cultivan actualmente, total o par- ciamente, sus propios alimentos y el 55 por ciento de la población cultiva la mitad o más de sus alimentos en parcelas de tierra privadas . Esto resulta sor- prendente en un país donde cerca del 70 por ciento de la población es urba- na, pero la confianza general en la horticultura familiar se remonta a varias generaciones'. Este es el caso tanto de las pobres vecindades urbanas de El'- 312 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras - 1 - - ---- mash y Teikovo, como de un pueblo pobre del estilo de Belasovka. En Orga- kin, la granja colectiva del pueblo se declaró en quiebra en 1998, de forma que la mayoría de los habitantes del pueblo sobreviven mediante el cultivo de sus propios alimentos y la cría de ganado. En Ozerny, describen a la gente de bienestar medio como aquellos que pueden «criar ganado, tener un huerto y vender patatas y leche, teniendo dinero en efectivo y trabajo para sí mismos», mientras que la gente pobre «vive sólo de su huerto y de alguna tarea aislada de tarde en tarde». La gente pobre de Magadan se las arregla con la pesca y los alimentos en conserva. Hombres y mujeres dicen que hacen frente también a la pobreza median- te la reducción de sus propias ambiciones y necesidades9. Así, los habitantes pobres de la ciudad minera del carbón de Magadan, que está situada en la dura región del nordeste, han renunciado a la esperanza de trasladarse a un clima mejor en Rusia central. En Ivanovo, la gente pobre indica que pasan sin azúcar, no utilizan los servicios de transporte y renuncian a todo, excepto lo que sea absolutamente necesario. Una mujer de allí les dijo a los investigado- res que pasa varios días sin comer, que bebe sólo agua y que se queda en la cama para conservar sus energías. Criminalidad y policía ineficaz En comunidades donde las oportunidades de obtener un empleo legítimo son escasas, el robo y la delincuencia organizada pueden ofrecer a la gente rápi- das y tentadoras formas de escapar a la pobreza. Muchas personas describen situaciones en las que se presentan muy fuertes tentaciones de quebrantar la ley, ya sea debido a la desesperación o como medio de conseguir una vida mejor. La gente repetidamente observa que la policía no puede evitar el creci- miento de la delincuencia en su comunidad. Algunos insisten incluso en que la policía exacerba la falta de seguridad. Hombres y mujeres de Belasovka, Novy Gorodok y Teikovo mencionan el problema en aumento del robo en los huertos, dejándoles a merced del hambre. La milicia local hace lo que puede para evitar los robos, según los habitantes del pueblo, pero sus esfuerzos no resultan efectivos y mucha gente trata de proteger sus propios huertos. «Estuvimos vigilando nuestras patatas con una escopeta. La gente de otras ciudades finge venir a coger setas. Espar- cen unas pocas setas y algo de hierba en la parte superior de la cesta y por de- bajo están las patatas", afirma un grupo de hombres y mujeres de Belasovka. La gente pobre también describe el fuerte atractivo del crimen organiza- do. Nikolai, de 26 años, vive en la ciudad minera de Novy Gorodok, con su mujer y sus dos hijos. Trabaja en la planta automotriz de Belovo, pero recibe su sueldo de forma irregular y sólo en parte. Nikolai y su familia viven en ca- sa de la suegra de Nikolai, que también les ayuda con cornida, dinero y ha- ciendo de niñera. Por ahora, él está de permiso no retribuido. Al sentirse sin esperanza, dice así: «No quiero meterme en estructuras criminales, pero no sé Federación Rusa 313 qué hacer. No sé cómo iniciar mi propio negocio. De momento, vivimos úni- camente de la parcela de tierra». Aunque Nikolai prefiere no dedicarse a una actividad ilegal, otros en si- tuaciones similares toman decisiones diferentes. La industria del carbón de la ciudad pasa apuros y muchos mineros han perdido ya sus puestos de trabajo. Los robos han aumentado. «No tienen nada que comer, ¿qué otra cosa pue- den hacer?», observa un participante en un grupo de debate. Pero la mayoría de la gente no son tan comprensivos. Ludmilla, una viuda y madre de cinco hijos que vive en Orgakin, es ahora fuertemente rechazada por sus vecinos, ya que sus hijos tienen antecedentes penales. Dos de ellos han sido reciente- mente arrestados por robar vacas. Ludmilla comenta de uno de ellos: «No te- nía nada que hacer. No hay trabajo aquí para gente joven». Otro de sus hijos está en la cárcel por robar en una tienda. Lo explica así: «Se llevó sólo algu- nas cajetillas de cigarrillos y un par de botellas de vino. Creo que lo hizo por su novia ... La quiere muchísimo. Si yo tuviera una vaca, sobornaría al juez». Personas de varias comunidades están de acuerdo en que resulta difícil pa- ra los empresarios tener éxito en los negocios sin quebrantar la ley de una u otra forma. Un ebanista de Ivanovo explica abiertamente cómo le resulta impo- sible ganarse la vida sin robar. «Si deseo hacer una puerta o una ventana, nece- sito conseguir el material en alguna parte», afirma. Por su parte, Victor, un hombre de negocios con éxito de Dzerzhinsk, también admite que resulta difícil mejorar el propio bienestar sin infringir la ley. «Francamente», dice, «es impo- sible llevar a cabo una actividad honrada en nuestro tiempo, pagando todos los impuestos y observando todas las normas». En muchas comunidades, los hom- bres de negocios como Victor deben también tratar con poderosas redes de cri- men organizado, que a menudo cobran «dinero por protección» y controlan grandes sectores de la economía. Dargoslav, un comerciante de helados de Novy Gorodok, informa: «Desde la crisis de 1998, la gente ya no compra na- da, porque no hay dinero. Las mafias protectoras también entienden esto: an- tes, solían cobrarme 3.000 rublos, pero ahora sólo me cobran 1.500». Las dro- gas constituyen también un creciente problema en Novy Gorodok, que es un destino intermedio del tráfico con Siberia occidental. La gente pobre habla de policía corrupta e ineficaz y de ser víctimas del aco- so policial. El cuerpo de policía recibe constantemente evaluaciones negativas de los participantes. Recordando el momento en que le robaron en su casa, un hombre de Ozerny dice: «Cuando registraron los sótanos nada se hizo y nadie fue encontrado. Me robaron todo. Efectué una declaración. Entonces vi al poli- cía bebiendo con el tipo que me había robado». En Magadan, la gente menciona rumores de corrupción en la policía. «¿Cómo puede ser que un agente de policía llegue a comprarse un Jeep?», pregunta un participante en el estudio de la locali- dad. En EI'mash, sus habitantes también expresan desconfianza en relación con su policía local. «Es el tipo de policía a la que no tienes esperanzas de llegar nun- ca. La policía es para los que se encuentran en la cumbre», explican. 314 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras -_- - - 1- Grupos de debate de varias comunidades indican que la policía abusa de su posición y exigen sin derecho dinero a los ciudadanos por infracciones me- nores. A veces, los agentes de policía utilizan la fuerza de forma ilegal. Un po- bre de 18 años de edad de Dzerzhinsk señala que fue detenido varias veces por la policía con falsas acusaciones y retenido en una celda muy fría, conoci- da por el nombre de «el frigorífico», con otros hombres jóvenes, simplemen- te porque los agentes de policía necesitaban llenar su cupo de fin de mes. In- forma que la falsa detención es una práctica común, porque las personas jóvenes constituyen objetivos fáciles para la policía. Las minorías étnicas pueden ser también blanco de acoso. Un pequeño grupo de refugiados de Asia central ha venido a Moscú para huir de la guerra y de las dificultades económicas. Muchos de ellos permanecen en Moscú ile- galmente. «Nuestra vida es una cárcel», dice uno de ellos. «Nos estamos ocultando de la policía. Rompen nuestros certificados de inscripción y dicen que no tenemos ningún tipo de derechos porque procedemos de un grupo ét- nico diferente». Alcoholismo Algunas personas sostienen que el abuso del alcohol y la delincuencia se han convertido en algo más abierto y frecuente, incluso entre la gente joven y los muy pobres. Algunas personas también expresan la opinión de que el alcoholis- mo está más extendido entre las mujeres de lo que lo estaba en el pasado y con- sideran esto como un hecho muy insólito. En Ozerny, un grupo de mujeres de- clara: «Ya a la luz del día, hay un montón de gente borracha al salir del kiosco donde venden bebidas. Merodean por las calles y pueden causar problemas». Julia, la empresaria de Ozerny, cree que la bebida y el alcoholismo, ex- tendidos en el pueblo, complican mucho su función de patrono. Ella razona así: Si no bebiesen, vivirían mejor. Es un pueblo de borrachos. Supongan que contrato a una mujer. Trabajará durante un cierto tiempo y volverá entonces a la bebida. Comprendo que no es fácil para ella, la compadezco y la perdono una o dos veces, pero luego tengo que hablar con ella y decirle que yo estuve en una situación similar y que casi perdí el control. Pero ella no puede evitarlo y tengo que despedirla. En otras comunidades, tales como Orgakin, se considera que el alcoho- lismo está en aumento, especialmente entre hombres jóvenes, debido a la fal- ta de empleo. «La gente joven empezó a beber más. No tienen nada que hacer y este es el motivo por el que beben», explica un participante en un grupo de debate. La fabricación de alcohol en casa es una práctica general en la región de Novgorod, donde está situado el núcleo rural de Belasovka y el beber ha Federación Rusa 315 aumentado, por consiguiente. El alcohol es elaborado para el consumo fami- liar y para su venta y se utiliza como «moneda líquida». Riesgos sanitarios La gente pobre de todas las comunidades comparte sus preocupaciones acer- ca del número creciente de enfermedades debidas a la pobreza y sobre el des- censo en la calidad y disponibilidad de los servicios de asistencia sanitaria. «Tener que pagar por la asistencia sanitaria es una vergúenza», y «Si algo va mal y no tienes dinero ... ¡No lo permita Dios!», exclaman los participantes en un grupo de debate de Belasovka. Personas de varios lugares observan una mayor frecuencia en la apari- ción de la enfermedad y lo relacionan con la tensión económica. Las madres de Dzerzhinsk señalan consecuencias de la pobreza, tales como la desnutri- ción y las rachas de mareos inducidos por el hambre en los niños de la escue- la. En tres comunidades, los problemas sanitarios en aumento están relacio- nados con la contaminación industrial (recuadro 2). Cuando la enfermedad hace acto de presencia, los participantes en el es- tudio informan acerca de las dificultades para conseguir tratamiento y subra- yan la gran inseguridad que esto crea en sus vidas. Los residentes de Orgakin, por ejemplo, se sienten particularmente frustrados por el hecho de que la principal clínica médica del pueblo cerrase recientemente, creando problemas especialmente para los mayores y para aquellos con niños pequeños. En la ac- tualidad, sólo hay disponible localmente la atención médica primaria, obli- gando a las personas que presentan un cuadro médico más serio a efectuar un viaje de treinta kilómetros hasta el centro de tratamiento de distrito. La gente pobre de varias comunidades señala asimismo que hospitales y clínicas carecen a menudo de medicinas, sangre, mantas, vendas y otros su- ministros. Una persona de Ozerny dice del centro de asistencia sanitaria pri- maria: «No tienen de nada, excepto furacilina. La situación de los medica- mentos es muy mala y no hay materiales de vendaje. El dispensario no proporciona ningún tratamiento, sólo extiende una recomendación oficial para ir a una clínica de la ciudad». En Magadán, la gente observa que su hos- pital local no sólo carece de medicinas, sino que trata mal a los pacientes. El hospital es como una cárcel. Si deseas conseguir tratamiento médico, tienes que dirigirte a las grandes ciudades situadas más al interior o a los Estados Unidos», explica una persona. Aunque Rusia haya suprimido la asistencia sanitaria gratuita, no se han puesto en funcionamiento nuevos sistemas que ayuden a las personas con apuros económicos a cubrir sus necesidades médicas. «Tienes que pagar al dentista por adelantado y, de no ser así, rellenarán tu diente con arena y se desprenderá todo». La falta de dinero puede llevar a situaciones espantosas a la gente pobre que esté enferma. Un grupo de debate de Belasokva contó una historia de una mujer que estuvo sometida a cirugía por una pierna fractura- 316 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras RECUADRO 2. Riesgos industriales de la sanidad Los efectos medioambientales v sanitrarios de la industria pesa en algunas comu- nidades han salido a la superficie sólo en el pasado decenio. U participante en un grupo de debate de hombres y mujeres de Orgaktn dice: «El ranio ha afectado a nuestra salud durante un largo periodo de tiempo, pero simp mente no hablába- mos mucho de ello. Pero este problema fue siempre muy I portante aquí». En Dzerzhinsk, al que los habitantes del lugar llaman «la capita química del país-, las plantas quimicas militares en ruinas plantean un constante peligro de contami- nación y de explosión accidental. El cáncer y los rrastornos en ocrinos son tan ha- bituales que los trabajadores se retiran a los 45 años, debido su baja esperanza de vida. Evgeny, un trabajador químico de Dzerzhinsk, ahor en el paro, explica que antes *no podíamos quelarnos en relación con nuestro bi. lestar, ya que paga- ban bien en la indusrria de defensa ... Además, teníamos com ensaciones por los riesgos de tipo sanitario-. En los úhimos años, la situación ec lógica ha mejorado algo debido al descenso general de la indusrina. En Teikovo, los productos químicos utilizados en una fábrn a textil han tenido serias consecuencias en la salud de los trabajadores. Alexia, a mujer mayor in- dica a los investigadores que su hija, que trabaiaba en una fáb lea de algodón, lle- gó a ser alérgica y a estar fuertemente incapacitada a causa de veneno para rato- nes aplicado al algodón en rama. Se comentó que otros trab ladores resultarotn tanibién afectados por el veneno. Su hija es ahora inválida y n -esita caras medici- nas importadas, pero sus dos pensiones no resultan suficientes ara cubnr el coste ' de los fármacos. Katya, una chica de 17 años de Tetkovo, me iona que su padre rambién trabajaba en una fábrica. Su sueldo era muy alto, «I ero ello se debía a que trabajaba con algunos productos quimicos que esraban l eriudicando su sa- lud.., afirma ella. Hace seis años su padre murió de cáncer. da, pero que no podía pagar la anestesia. Una persona recordaba los gritos de la mujer y decía: «Todavía me aterra pensar en ello». En Ozerny, las ambu- lancias cobran la gasolina a los pasajeros antes de llevarlos al hospital. A quienes no pueden pagar, no les permiten ir en la ambulancia. En Dzerzhínsk y Magadan, sin embargo, los informes de los servicios de ambulancia son más favorables. Gestión de los asuntos públicos en descomposición a gente pobre de todas las comunidades rusas visitadas observa que con Le¡ hundimiento de las instituciones estatales y la acumulación de proble- mas económicos y sociales, han llegado a contar cada vez más con el apoyo de los contactos sociales de familia, vecinos y amigos. De hecho, ninguna ins- titución de ninguna naturaleza, ya sea pública, privada, no gubernamental, Federación Rusa 317 religiosa o social, recibe una calificación ni con mucho tan alta entre la gente pobre como sus contactos personales de blizkie, «los íntimos». La importan- cia de la familia y de los vecinos queda reflejada en la figura 1, que resume datos de grupos de debate de las diez comunidades en estudio. Los resultados del ejercicio de clasificación vienen reiterados por los da- tos de un informe independiente, que examinaba las estrategias de los rusos para hacer frente a la situación en respuesta a la grave crisis financiera de 1998. En este informe, menos del 5 por ciento de las personas que respondie- ron dijeron que se habían dirigido a las agencias gubernamentales en petición de ayuda. Ya fueran ricos o pobres, era cinco veces más probable que las fa- milias rusas buscaran ayuda de fuentes informales, tales como familia, pa- rientes y vecinos, que del gobierno10. Desintegración y corrupción burocráticas La gente frecuentemente asocia la economía que se desmorona y la estructura institucional en fase de deterioro de su sociedad con la élite dirigente en Mos- cú. Creen que la actuación del gobierno ha quedado debilitada por la corrup- ción general entre los funcionarios gubernamentales, que están persiguiendo FIGURA 1. Instituciones más importantes en la vida de los rusos pobres, por categoría Porcentaje de instituciones 40 30 20 - $ b'' E E O o 2 c a1 ru~~~~~~~~~V- rn - 9- . > >3 -D O a > E ~ ~~~ eJ r >30 o N rso Nota: Los datos están basados en la frecuencia con que se indican las cinco instituciones más importantes por los grupos de debate de todas las comunidades en estudio de Rusia. 318 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras sus propios intereses económicos y políticos. Los participantes de Magadan manifiestan: «La élite dirigente ha destruido la totalidad del Estado. El Go- bierno y el presidente nos han robado». Efectúan asimismo la siguiente ob- servación: «El pez siempre empieza a pudrirse por la cabeza». Otros señalan que la élige dirigente está simplemente explotando a la gente corriente. «Nuestros impuestos van a Moscú y sólo un 25 por ciento regresa», declara un participante de Teikovo. Las autoridades locales y de distrito también reciben calificaciones muy bajas. En Dzerzhinsk, los participantes afirman que «las autoridades defrau- dan al pueblo». Y los participantes de Magadan dicen de las autoridades lo- cales: «Nuestra administración está compuesta por ladrones, que roban todo lo que pueden». Los habitantes de Teikovo informan que su alcalde local es grosero con las personas que le piden ayuda. A veces, los medios pueden re- presentar un poderoso papel desafiando a las autoridades (recuadro 3). En Novy Gorodok, los participantes tienen la opinión de que los funcio- narios locales no llevan a cabo esfuerzo alguno para mejorar la situación de su ciudad. «¿Por qué perciben sueldos? Simplemente, se sientan en la oficina y no hacen nada», dice un participante. Algunos comentan también que las autoridades locales utilizan el presupuesto local para sus intereses personales. La gente de Novy Gorodok, sin embargo, efectúa una clara distinción entre el alcalde local, a quien llaman ladrón, y el gobernador de distrito, a quien le reconocen haber asegurado pensiones regulares en la región. El gobernador es un político bien conocido y de confianza, explica la gente, porque habla al Gobierno central en nombre de la gente ordinaria. La mayoría de los políticos son considerados, sin embargo, como corrup- tos y en algunos debates los participantes observan que no tienen confianza RECUADRO 3. La televisión local capacita a la ge te ordinaria Enfrenrados con problemas de burocracia y corrupcion. los hor bres nmujeres po- bres de Nov' Gorodolk Y Nlagadan han encontrado un alujdo n los medios loca- les. En debates de grupo, la gente de Nosy Gorodok insiste en que la emisora de teles isión local se ha convertido en una n5míuitc.)n importante de su comunidad, porque ha ayudado a demostrar la existencia de corrupcion en e tunrconarios lo- cales y por ser fuertemente crítica con el Gobierno central de locú. La emisora de televisión es una ¡tiente clase de intormacion, así como un c ralizador del cam- hib, que puede exponer problemas X obligar a la, autoridades 1 cales a emprender la acción. LI televisión local ayuda a capacirar a gente ordinaria que puede poner- ¡ se en conrtacto con los periodistas acerca de lsuntos locales s IlI ar la atencion so- bre la irresponsabilidad entre los funcionarios del gobierno. De n modo parecido. la gente de N\agadani dice que su emisora de ¡eles sión es tamh én un importante aliado en su lucha por mejorar la % ¡da en su comunidad. S líla as al programa de relevisión local Mltniítor, inmediatamente llegan a ti. Y las autor dades tienen mie- do de ellos, observ a una mujer de NMagadan. '' Federación Rusa 319 en que las urnas electorales constituyan un instrumento para el cambio. La gente de Dzerzhinsk recuerda, por ejemplo, que el trabajo decisivo de la ca- rretera empezó el pasado verano, «cuando el alcalde local necesitaba nues- tros votos». Después de las elecciones, todo el trabajo se detuvo. En Teikovo, la gente afirma que el jefe actual de la administración de distrito manipulaba los resultados de las últimas elecciones en su provecho. Tales incidentes han llevado también a la gente pobre de El'mash a la abstención de voto. «No acudimos a las urnas, no creemos en ellas», explica un participante en el estu- dio, «Las autoridades son autosuficientes y nosotros también lo somos». Los habitantes de Orgakin están sufriendo fuertes restricciones de agua, pero se sienten abandonados en gran medida por las autoridades locales y de distrito en sus esfuerzos por tratar este urgente problema. En la época soviéti- ca, el agua de Orgakin era suministrada a través del presupuesto del sovkhoz. Aunque su akblachi (líder político local de la comunidad) es el antiguo direc- tor del sovkhoz, según se dice no desempeña un papel activo en la vida de la comunidad. «Nunca ha intentado reunirse con las personas. Tiene miedo a la gente», observan los habitantes del pueblo. Estos últimos se sienten ignora- dos por los funcionarios de distrito. «Las autoridades de distrito no visitan el pueblo durante meses. Cuando éramos ricos, venían muy a menudo. Ahora, se han olvidado de nosotros. Nos abandonaron». Además de los problemas referentes a los servicios básicos, los grupos de debate manifiestan que los beneficios de desempleo y otros programas de asis- tencia social o bien no alcanzan o no ayudan a mucha gente pobre. En Teiko- vo, los habitantes del pueblo informan que la oficina de empleo no ha podido pagar beneficios de desempleo durante tres años. Dichos beneficios ya no se pagan en Ozerny, tampoco. La gente de allí también indica que la bolsa de tra- bajo local presta escaso servicio. «No tiene ningún sentido inscribirse en la bolsa de trabajo. No consigues ni un puesto de trabajo ni un subsidio de paro. Además, está lejos para ir allí», explica un habitante del pueblo. El servicio de empleo local de Novy Gorodok ofrece alguna formación y ayuda a la gente en busca de empleo, pero los participantes en el estudio de la localidad también señalan que la oficina no dispone de recursos adecuados. Los grupos de debate clasifican a veces a la agencia de asistencia social local entre las diez instituciones más importantes, pero dicen sin embargo que el apoyo que proporciona es en su mayor parte insuficiente. En Ivanovo, un grupo de debate de hombres y mujeres otorga una baja calificación al or- ganismo de asistencia social, porque ello requiere «hacer colas y más colas y demasiados certificados». Recientes estudios del gasto de asistencia social en Rusia han descubierto que sólo un 8 por ciento llega a la décima parte más pobre de la población y que alrededor de una quinta parte de las familias po- bres no reciben ningún tipo de beneficio2". Los habitantes de Orgakin consideran que su departamento de protec- ción social es una institución importante, aunque no están contentos con el 320 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras bajo nivel de la asistencia y el trato irrespetuoso que reciben del personal del centro. «Voy allí y solicito prestaciones sociales para mis hijos. Tengo que es- perar durante dos horas y luego me tratan muy mal. Si me echo a llorar y di- go a voz en grito que mi hijo está enfermo, me darán algo. Pero esto sucede muy raramente», dice una madre que vive en Orgakin. Una joven madre de Ozerny comparte una experiencia similar con su departamento local de segu- ridad social. «Tengo cuatro hijos y soy una madre sin pareja», explica. «Lle- gué allí y una persona de la plantilla me miró desconfiadamente porque lleva- ba puesta una buena chaqueta. ¿Es que tengo que llevar harapos? Otras mujeres de Ozerny están de acuerdo en que el servicio en tales instituciones de asistencia social es realmente parcial y poco fiable. En Novy Gorodok, el departamento de asistencia social local organiza cenas de caridad para gente pobre, recoge ropa de segunda mano y busca formas de ayudar a las familias que se esfuerzan. La gente de aquella ciudad reconoce que el departamento realiza un buen trabajo, pero observa que carece de los recursos necesarios para llegar a tener un efecto positivo más intenso en la comunidad. El sector privado Los propietarios de negocios prósperos son a veces bien considerados por los participantes en el estudio, por el hecho de ayudar a las personas necesitadas de su comunidad. La gente también señala, sonriendo por lo irónico que re- sulta, que estos propietarios pueden convertirse en miembros de las redes del crimen organizado cuando se encuentran en gran necesidad. En Ozerny, los jóvenes explican que respetan a un hombre de negocios local al que conside- ran honrado. Recuerdan que solía proporcionarles préstamos baratos y divi- sa convertible hasta la crisis financiera de 1998. Además, dicen que propor- ciona puestos de trabajo a la comunidad. Raiza, propietaria de una tienda de Orgakin, es muy respetada en su pue- blo. Un grupo de gente mayor clasifica su tienda como la segunda institución más importante de Orgakin. Sólo la familia es más importante, manifiestan. Después de que el antiguo patrono de Raiza se declarase en quiebra, ella al- quiló el local de la tienda y abrió su propio negocio. En la tienda, ayuda a menudo a sus clientes siendo flexible y dejándoles abonar sus productos más tarde, cuando tengan dinero. A veces, organiza también actos de caridad pa- ra familias pobres. «Sólo quiero que la gente perciba sus salarios. Sería rica entonces», dice ella. Con persistentes atrasos salariales afectando a la comu- nidad, el crédito que su tienda ofrece resulta extremadamente importante pa- ra la gente de Orgakin. Sus clientes explican que el sistema está basado en la confianza mutua, que funciona bien en su pequeña comunidad de 900 perso- nas. Raiza explica que el bienestar de estas personas ha mejorado desde que ella abrió la tienda, pero subraya lo siguiente: «Si todo el mundo percibiese su salario en el momento adecuado, mi negocio iría mejor y yo misma me sentiría mejor». Federación Rusa 321 A pesar de estos ejemplos positivos, las fábricas y grandes granjas de la mayoría de las comunidades pueden ofrecer una ayuda mucho menor que en el pasado. La mayor parte de las empresas han dejado de proporcionar aleja- miento, asistencia sanitaria, servicios públicos, guarderías y otros servicios. Grupos cívicos y religiosos Aunque varias clases de servicios gubernamentales se encuentran en fase de disminución, pocas ONGs se han acercado para llenar el hueco. ONGs loca- les sólo existen en algunas de las comunidades y las organizaciones interna- cionales no son muy conocidas por muchos de los participantes. En Belasovka, un consejo local de veteranos ayuda a la gente mayor de varias formas, aunque no recibe fondos del Estado. Continúa existiendo en gran parte gracias al entusiasmo de su presidente, que es una persona muy respetada por los jubilados del pueblo. Dicen así: «Puedes, por lo menos, conseguir asesoramiento allí. Una y otra vez, incluso te ayudarán a conseguir algo de leña de la granja colectiva». El trabajo de la Cruz Roja obtiene califi- caciones dispares. Sólo uno de los ocho grupos de debate de Orgakin (muje- res de edades comprendidas entre 25-35 años) la mencionan como una insti- tución importante. En Ozerny, los participantes en el estudio señalan que su Cruz Roja local vende vestidos en lugar de regalarlos. Las organizaciones religiosas también desempeñan un pequeño papel. La Iglesia Ortodoxa está presente en la mayor parte de las comunidades y pro- porciona un apreciado apoyo espiritual, pero resulta generalmente más im- portante para la gente mayor que para los jóvenes. «Nos educaron a todos como ateos y sólo ahora hemos empezado a buscar la paz en la iglesia», ex- plica un participante de El'mash. Existe un templo budista en Orgakin, pero normalmente está cerrado. Un líder budista solía vivir en el pueblo hasta 1997, pero desde entonces sólo hay un lama que de vez en cuando viene a Orgakin. Familia y amigos «Mis padres entregan una de sus dos pensiones a nuestra familia. Les estoy tan agradecido. Si no, no podríamos sobrevivir», dice un participante en el estudio de Novy Gorodok. Las fuentes más apreciadas de apoyo para casi cualquier grupo de debate de las comunidades rusas consisten en los padres, la familia amplia, amigos y vecinos. En todas las comunidades visitadas, la gente indica que se ayudan unos a otros con dinero, ropa y alimentos. Sin embargo, en muchos grupos de debate de zonas urbanas, los participantes expresan su preocupación de que estas relaciones se van debilitando con el peso de la creciente pobreza. En Belasovka, una comunidad agrícola, la gente está de acuerdo en que familia y amigos han llegado a ser más importantes en la actualidad, cuando 322 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras el Estado es más débil de lo que lo era en el pasado. Explican asimismo que los vecinos del pueblo se ayudan mutuamente a detener los robos de los huer- tos. La gente pobre de Belasovka también explica que se ayudan unos a otros en tareas tales como excavar un pozo, reparar la carretera, montar una valla e instalar instrumentos eléctricos. Los participantes calificaron a las instituciones locales de acuerdo con su capacidad para tratar los problemas fundamentales y prestar apoyo en tiem- pos de crisis. Los resultados del cuadro 2 corresponden a tres de los grupos de debate de Orgakin. Todos los grupos califican a los blizkie, es decir la fa- milia inmediata, parientes, vecinos y amigos, como muy útiles. Anna es una joven madre que vive en Orgakin. Como la mayoría de los miembros de su comunidad, ella cuenta con su familia y amigos para tratar de conseguir ayuda en la gestión de los problemas y retos de cada día. Su ma- rido es fontanero en una escuela local, pero no le han pagado el salario de cuatro meses. El padre de Anna ha intervenido para ayudarles con productos de su pequeño huerto y una parte de su pensión. Los parientes y vecinos tam- bién ayudan. «A menudo les pido un puñado de harina y algo de sal», expli- ca Anna. Ella puede ahora enviar a sus hijos mayores a la escuela, aunque no puede permitirse todavía pagar los libros de texto para ellos. Si bien los contactos sociales son importantes en muchas comunidades pequeñas como Orgakin, la gente de las zonas urbanas observa que tales vín- culos no son especialmente fuertes entre aquellos que no se conocen unos a otros personalmente. El empeoramiento de la pobreza hace difícil conservar las relaciones y devolver los favores. En EI'mash, hombres y mujeres pobres CUADRO 2. Instituciones más importantes. Tres grupos de debate de Orgakin Clasificación por grupo de debate Institución Hombres Mujeres Mayores Edades 25-38 Edades 35-55 Padres 1 1 - Familia amplia 2 2 1 Amigos 3 3 4 Vecinos - 4 3 Tienda local 4 - 2 Akhlachi (líder político local) - 7 6 Departamento de protección iocial 5 6 | Khurul (templo budista) - 5 Clínica médica - - 5 - No mencionado. Nota: 1 = Muy importante (muy capaz de tratar los problemas y de proporcionar ayuda). Federación Rusa 323 señalan una escasa cohesión social y una falta de sentimiento de grupo en su comunidad. «Hubo un incidente cuando un hombre de 35 años se sintió en- fermo y perdió el conocimiento en la calle. Nadie vino en su ayuda. Cuando finalmente alguien lo hizo, era demasiado tarde», recuerda un residente. Los habitantes de Ei'mash sacan en conclusión sin embargo, todavía, que las más importantes fuentes de ayuda en su comunidad son la familia, los amigos y «la gente que conoces». En la ciudad textil de Teikovo, varios grupos de debate expresan la idea de que la distancia entre ricos y pobres se ha ampliado y que las relaciones entre las personas están empeorando: «Antes, todos vivíamos igual, pero ahora hay una línea divisoria entre la gente». Otro participante de Novy Gorodok reconoce que con un descenso en el bienestar general «la gente se ha hecho más rencorosa, agresiva e irritada», y explica: «Esto no es debido a la envidia, sino a que tenemos una cólera impotente y a nadie sobre quien descargarla». Otro residente de Novy Gorodok declara: «El Año Nuevo es una gran fiesta, pero ya no la disfrutas. No hay esperanzas para el futuro. Tener invitados en casa es una carga, porque no hay nada para poner en la mesa». Crecientes responsabilidades de las mujeres A demás del efecto de la pobreza sobre las condiciones materiales y las re- Alaciones sociales, las familias rusas pobres sufren también debido a la tensión incrementada entre los miembros del grupo familiar, al alcoholismo y al divorcio. Tal como se ha visto más arriba en las historias de Svetlana y Ju- lia, de Ozerny, muchas mujeres son el principal mantenedor de sus familias y, con el divorcio en aumento, son a menudo el cabeza de familia también. Te- niendo en cuenta que los patronos no proporcionan ya servicios tales como guarderías y escuelas, las mujeres trabajadoras, especialmente las madres sin pareja, tienen que soportar ahora una carga extra. Mientras que haya pocas oportunidades de trabajo para nadie, las muje- res dispuestas a aceptar puestos de trabajo mal pagados, degradantes y a me- nudo arriesgados es más probable que obtengan ingresos. «Las mujeres se ajustan más a las condiciones en las que viven. Actualmente, están dispuestas a luchar por su bienestar no sólo con las uñas y dientes de sus maridos, sino tambíen con los suyos propios», dice un participante de EP'mash. Natalia, de 38 años de edad, es una de las muchas madres que están asu- miendo responsabilidades cada vez mayores. Siendo en la actualidad una ma- dre sin pareja de un chico de 15 años, Natalia se divorció de su marido por- que bebía demasiado. Su comunidad, Novy Gorodok, ha sido duramente golpeada por la reciente reducción de actividades de la industria del carbón. Solía tener un buen empleo en un edificio de calderas (para la calefacción 324 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras municipal), pero fue despedida. «Pagan muy poco aquí y no te lo pagan to- do», comenta sobre su nuevo puesto de trabajo como limpiadora de suelos. Natalia indica que tanto su hijo como ella sólo pueden sobrevivir gracias a que sus padres comparten sus pensiones con Natalia y con su otra hija. Su hijo, que sólo ha visto a su padre en una única ocasión, se siente molesto por- que este último no les apoya en absoluto. «Mi hijo dice: ¡Lo mataré!», refiere Natalia. En prácticamente todas las comunidades visitadas, hombres y mujeres in- dican que las disputas por dinero son ahora más frecuentes, y la tensión en aumento sobre las parejas está contribuyendo al divorcio. En Novy Goro- dok, los grupos de debate identifican «los escándalos y disputas en las fami- lias» y el divorcio como consecuencias reales de la pobreza. De un modo pa- recido, un grupo de mujeres de Ivanovo dice que un creciente número de mujeres de su comunidad se divorcian de maridos que beben o que son inca- paces de mantener a su familia. «Una mujer echa a su marido de casa porque no gana suficiente dinero», afirman. Algunas mujeres trabajadoras señalan que vivir sin marido es una forma más fácil de hacer frente a dificultades acrecentadas. Las mujeres de Teikovo mantienen, por ejemplo, que en cir- cunstancias difíciles es mejor deshacerse del marido, ya que «viene y se lo co- me todo, incluyendo lo que la madre ha apartado para los hijos,>. Otra mujer con tres hijos decidió dejar a su marido alcohólico. «Me puse enferma y lle- gué a estar totalmente cansada de su beber sin parar», manifiesta. No recibe ningún tipo de ayuda financiera para los hijos. Cuando los hombres se sienten molestos o frustrados por no poder des- empeñar ya su papel tradicional de mantener a la familia, hay una mayor probabilidad de conflicto. «Las relaciones de género se han hecho más difíci- les, porque hay más problemas. Puede haber conflictos en la familia cuando la mujer gana más dinero que el marido», observa un participante de un gru- po de EI'mash. Asimismo, es más probable que los hombres perezosos se den a la bebida, lo que a su vez aumenta los conflictos familiares, explica el grupo. En Ozerny, donde la cooperativa agrícola local ha estado a punto de hundirse, algunos hombres están aceptando trabajo de costura para hacer en casa, antes que soportar la falta de trabajo o la tentación de beber. No obs- tante, el realizar un trabajo habitualmente reservado a las mujeres constituye un fuerte golpe para su autoestima. «Evidentemente, me siento molesto», di- ce Stanis, un hombre de mediana edad que a veces ayuda a su mujer a coser en casa. El enseña normalmente formación militar básica en una escuela lo- cal, pero se ha dado cuenta de que los 300 rublos que gana con la enseñanza, simplemente no resultan suficientes para mantener a su familia de cuatro per- sonas. ¿Qué puedo hacer?, se pregunta, «No es un trabajo de hombres, pero tienes que comer todos los días». Federación Rusa 325 Conclusión U¿I bienestar consiste en tener un puesto de trabajo, una familia, liber- «ELtad y buenos ingresos para vivir holgadamente y evitar la discordia en la familia», manifiesta un participante de EI'mash. La gente pobre de todas las comunidades de Rusia recuerda el pasado no demasiado lejano en que, aunque no eran ricos, tenían medios de vida seguros y un sentido del bienes- tar. Actualmente, muchos rusos pobres ni siquiera se atreven a pensar en su futuro. Comunidades que solían mantenerse en pie por unas pocas industrias clave o por una granja colectiva importante, están ahora desmoronándose. Como consecuencia de la incertidumbre económica, la gente en todas partes habla de alcoholismo, delincuencia, mala gestión de los asuntos públicos y desmembraciones familiares. Los contactos sociales de familia, amigos y veci- nos ayudan a la supervivencia diaria, especialmente en las zonas rurales, pero sin embargo las personas se sienten solas e inseguras ante el porvenir. «Cada día tengo miedo del siguiente», manifiesta otro residente pobre de Ei'mash. Ante la pregunta de los investigadores acerca de qué problemas podrían resolver sus comunidades sin ayuda externa, los grupos de debate de Rusia permanecieron en su mayor parte en silencio. En general, las instituciones lo- cales son débiles y la gente pobre cuenta con el Gobierno para el restableci- miento de la economía y para que una vez más proporcione una red de seguri- dad significativa para aquellos que se encuentren en situación de necesidad. Esto requiere agencias públicas responsables y bien dirigidas. La gente pobre necesita en Rusia información sobre sus derechos y acerca de cómo pueden movilizar por sí mismos al Gobierno y a las asociaciones privadas y municipa- les, para que se ocupen de necesidades comunitarias apremiantes. La gente también expresa la necesidad de llegar a un mayor entendimiento de cómo funcionan los mercados, así como del establecimiento de una capacidad de apoyo a la iniciativa empresarial. Incluso en la actualidad, la gente piensa que han sido sorprendidos sin preparación por la rápida transición. En cuanto a los grupos más vulnerables, tales como los mayores, deben desarrollarse pro- gramas de asistencia social más adecuados, fiables y eficientes para ayudarles a evitar el hambre, tratar las enfermedades y pagar el combustible en invierno. Los negocios privados de todos los tamaños necesitan un entorno más estable y previsible y deben proporcionarse recursos a los trabajadores que no reciben salarios adecuados. Muchos hombres y mujeres dicen también que un mejor acceso a un capital de puesta en marcha que pudiera obtener- se «de forma honrada» ayudaría mucho a encontrar su camino de salida de la pobreza. Katya, de diecisiete años de edad, vive en una casita a las afueras de Tei- kovo en compañía de su madre, que recibe una pequeña pensión. Katya solía estudiar en una escuela profesional de cocina, pero dejó de asistir cuando ya no podía comprar papel en el que escribir. «De todas formas, incluso si ob- 326 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras tengo el título, nunca podría encontrar un empleo como cocinera», explica. Actualmente no tiene ocupación, ni planes, ni esperanzas, ya que su ciudad natal sufre un desempleo masivo. Su madre renunció a su antigua casa en la ciudad por una casa de pueblo más pequeña, con un huerto. «Tendremos nuestras propias patatas, de forma que no nos moriremos de hambre», dice Katya. Federación Rusa 327 CUADRO 2. Comunidades en estudio de la Federación Rusa COMUNIDADES RURALES Belasovka, La producción agrícola está en crisis y hay problemas de atra- Nizhniy, sos en los sueldos y de precios en aumento. El paro está cre- región de ciendo. Una granja colectiva que en su momento tuvo éxito, Novgorod ahora simplemente se limita a funcionar y muchas familias cui- pob. 1.300 dan parcelas privadas. Algunas personas tallan cucharas de madera o elaboran alcohol de fabricación casera para ganarse la vida. Otros trabajan en empresas de servicios públicos, en una base militar o en las industrias de la madera de construc- ción, del turismo o del ferrocarril. Orgakin, Kalmykia es la única nación budista de Europa. Stalin envió a región los aldeanos a Siberia, pero se les permitió regresar en 1957. El de Kalmykia, sector agrícola se está hundiendo. Una granja colectiva fue pri- pob. 900 vatizada en los años 90, pero muchas granjas familiares fraca- saron. Hay pocos puestos de trabajo fijos. La mayoría de los habitantes del pueblo viven de la agricultura de subsistencia y crían ovejas, vacas, cerdos y aves de corral. Ozerny, En esta comunidad agrícola, existe todavía una granja colectiva, región de Ivanovo, pero su rendimiento es escaso y han dejado de pagar a la gente que pob. 1.300 trabaja allí. Una empresa de turba solía ser también una fuente principal de empleo, pero cerró en 1998 y el desempleo es ahora alto. Pocos servicios funcionan y las casas se están desmoronando. COMUNIDADES URBANAS Dzerzhinsk, La ciudad fue construida en los años 30. Un cierto número de región del Volga, plantas químicas militares están situadas en el interior y al nor- pob. 300.000 te de la ciudad, que solía ser llamada la «capital química del país». Las plantas desmoronadas han originado niveles extre- madamente altos de contaminación y se encuentran en cons- tante peligro de funcionamiento técnico defectuoso y de explo- sión catastrófica. Hay altos niveles de contaminación, enfermedades y mala salud. Los trabajadores se retiran a los 45 años y tienen una corta esperanza de vida. El'mash, La comunidad forma parte de la ciudad de Ekaterinburg, uno región de de los principales centros industriales de Rusia. Muchas plan- Ekaterinburg, tas militares trabajan a la mitad de su capacidad y han reduci- pob. 150.000 do su plantilla en más del 50 por ciento. Los problemas inclu- yen paro masivo, altos índices de criminalidad y contaminación. La infraestructura está bien desarrollada, pero hay problemas de alojamiento para las personas de escasos in- gresos, especialmente los jóvenes. 328 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras COMUNIDADES URBANAS (continuación) Ivanovo, En este centro tradicional de la industria textil, la mayoría de región de Ivanovo, los trabajadores son mujeres, por lo que la zona es conocida pob. 155.000 como «la ciudad de las posibles novias». Ivanovo recibió im- portantes subsidios durante la época soviética y los trabajado- res disponían de altos sueldos y de beneficios, pero en la actua- lidad la industria está en crisis. Muchas fábricas han cerrado y otras están trabajando con una capacidad mínima. La comuni- dad se enfrenta con un paro masivo, atrasos salariales, delin- cuencia en aumento y desigualdad social creciente. Magadan, Este remoto centro de la minería del oro, situado en el extremo región de nororiental de Rusia, es conocido como «la capital del Gulag». Magadan, Construida mediante trabajos forzados, la ciudad se encuentra pob. 2.000 ahora en fase de declive. Teniendo en cuenta que las condicio- nes naturales hacen la agricultura prácticamente imposible, la mayor parte de los artículos se traen desde miles de kilómetros de distancia. Los sueldos eran muy importantes en la época so- viética, pero han dejado de serlo. Musorka, La mayor parte de los residentes son refugiados que han huido Moscú, de Asia Central debido a las dificultades financieras y a la gue- pob. 80 rra. Viven en unos terrenos superpoblados y antihigiénicos cer- ca del mercado de la calle Cherkizovsky de Moscú y trabajan como cargadores en los mercados o en los muelles para poder enviar dinero a los familiares que se quedaron en casa. Muchos no tienen el estatus oficial de residentes y no se atreven a cami- nar a una distancia superior a 100 metros del mercado, por te- mor a ser expulsados por la policía. Muchos viven en antiguos contenedores de carga, de acero. Novy Gorodok, Este pequeño asentamiento en una zona minera de carbón fue región de construido en los años 40. Los hombres solían trabajar en las Kemerovo, minas y las mujeres trabajaban en una fábrica de géneros de pob. 19.700 punto y en una planta electrónica, habiendo cerrado ambas en 1992. La industria del carbón ha tenido dificultades desde los años 90 y existe un desempleo general. Teikovo, Esta ciudad textil «mono-industrial» experimentó el cierre de región de Teikovo, muchas fábricas en los años 90. Hay paro femenino y atrasos pob. 40.000 salariales. Una fábrica textil importante empezó a funcionar de nuevo en 1998, pero a sólo una cuarta parte de su capacidad anterior. El veinticinco por ciento de la población se compone de trabajadores jubilados. Federación Rusa 329 Notas 1. El equipo de estudio fue dirigido por Alexey Levinson, Olga Stouchevskaya, Oxana Bocharova, y Anton Lerner e incluía asimismo a Lyubov Alexandrova, Vera Gromova y Yulia Koltsova. 2. World Bank, World Development Indicators 2001 (Report 22099, abril de 2001), 195. El crecimiento del PIB se reanudó una vez transcurrido 1998, debido a los precios en aumento para las exportaciones de gas y petróleo rusas y alcanzó un 7 por ciento estimado en 2000. La tasa de inflación fue del 36,5 por ciento en 1999 y des- cendió a alrededor del 20 por ciento en 2000. Ver World Bank, «Memorandum of the President of the International Bank for Reconstruction and Development and the In- ternational Finance Corporation to the Executive Directors on a Country Assistance Strategy Progress Report of the World Bank Group for the Russian Federation (11 de enero de 2001), 2. 3. World Bank, World Development Indicators 2001, 13, 192. 4. Las varias fuentes de datos, metodologías y estimaciones de tasas de pobreza en Rusia se tratan en World Bank, «Russia: Poverty in 1998» (Human Development and Poverty Reduction and Economic Management, Europe and Central Asia Region, junio de 2000, borrador); y en World Bank, «Making Transition Work for Everyone: Poverty and Inequality in Europe and Central Asia» (Report 20920, agosto de 2000), 38, recuadro 1.2. La oficina estadística oficial rusa, Roskomstat, utiliza datos de ren- ta que han sido ajustados para tener en cuenta fuentes de ingresos informales; la agen- cia informa que la pobreza creció desde el 11,7 por ciento en 1991 hasta el 23,8 por ciento en 1998. La evaluación de pobreza del Banco Mundial, «Russia: Poverty in 1998», recopila tasas de pobreza basados en indicadores de consumo y la misma línea de pobreza utilizada por Roskomstat, que es bastante alta y se sitúa en US$ 6-US$ 7 por persona y día; dicha evaluación señala que el 49,1 por ciento de la población des- cendió por debajo de la línea de pobreza en 1998, habiendo subido dicho porcentaje desde cerca del 27 por ciento en 1992 (p. 4). La tasa de pobreza del 18,8 por ciento está basada en datos de consumo y una línea de pobreza de US$ 2,15 al día per cápita (en dólares constantes de 1996) y puede también ser encontrada en la evaluación de pobreza (p. 9). 5. El problema de los atrasos salariales empezó a intensificarse en 1995, llegó al máximo en 1998 después de la crisis de agosto y entonces mejoró rápidamente duran- te 1999 y en 2000. Ver World Bank, «Russia Labor Market Study: 2001» (Human Development Department, Europe and Central Asia Region, 2001, borrador). 6. Daniel Kaufmann y Aleksander Kaliberda, «Integrating the Unofficial Eco- nomy into the Dynamics of Post-Socialist Economies: A Framework of Analysis and Evidence» (World Bank Policy Rescarch Working Paper 1691, Europe and Central Asia, 1996), 13. 7. El informe del Departamento de Agricultura estadounidense es mencionado en Alexander L. Norsworthy, ed., Russian Views of the Transition in the Rural Sector: Structures, Policy, Outcomes and Adaptive Responses (Washington, D.C.: World Bank, 2000), 10. 8. A mediados de los años 90, cuando una clase media empezó a surgir en Rusia, la dependencia de las parcelas con huerto empezó a disminuir, sólo para aumentar de nuevo después del comienzo de la crisis de agosto de 1998. 330 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras 9. Según los datos recogidos de repetidos informes entre marzo de 1993 y sep- tiembre de 1996, la estimación media por parte de las personas que responden a cues- tionarios de la renta mínima requerida por un ruso adulto, disminuyó en alrededor de un 1,7 por ciento cada mes. Ver Branko Milanovic y Branko Jovanovic, «Change in the Perception of the Poverty Line during Times of Depression: Russia 1993-96» (World Bank Policy Research Working Paper 2077, Development Research Group, Poverty and Human Resources, marzo de 1999), 2. 10. Michael M. Lokshin y Rusland Yemtsov, «Household Strategies for Coping with Poverty and Social Exclusion in Post-Crisis Russia» (World Bank Policy Rese- arch Working Paper 2556, Development Research Group, Poverty and Human Re- sources, and Europe and Central Asia Region, Poverty Reduction and Economic Ma- nagement Sector Unit, febrero de 2001), 5. 1 1. Desde que se llevó a cabo el trabajo de campo para el estudio, ha habido una campaña gubernamental contra los medios independientes, estando particularmente sujetos a acoso, procesamiento y agresiones físicas los periodistas que informan sobre la corrupción. En el que es quizás el caso más llamativo, Vladimir Gusinsky, propieta- rio del grupo de medios independientes de primera línea Media-MOST, fue arrestado en 2000 acusado de desfalco en relación con una campaña anticorrupción guberna- mental. 12. World Bank, «Memorandum of the President of the International Bank for Reconstruction and Development and the International Finance Corporation to the Executive Directors on a Country Assistance Strategy of the World Bank Group for the Russian Federation» (1 de diciembre de 1999), 14. Federación Rusa 331 i _ A=,~~ntina vida solía ser mejor Daniel Cichero, Patricia Felíu y Mirta Maurol Daniela, de 31 años de edad, vive con su marido y sus seis hijos en la misma casa de hormigón de La Matanza en donde había crecido. La Matanza es una ciudad satélite al oeste de Buenos Aires, con 1,8 millones de habitantes. Va- rias industrias de La Matanza solían fabricar tejidos, motores diesel, aparatos domésticos y acero, pero todas ellas han cerrado. Una planta local de Ford despidió a mil trabajadores y Fiat a otros mil. En el pasado, la mayor parte de de los habitantes de La Matanza se ga- naban la vida en estas fábricas, pero ahora la mayoría de los hombres traba- jan en empleos eventuales en la construcción, mientras que la mayoría de las mujeres trabajadoras son sirvientas. La gente pobre de La Matanza sobrevive también como buscadores en la basura, mendigos, ladrones y traficantes de drogas. Algunas de las áreas establecidas dentro de La Matanza se conside- ran ilegales por parte del municipio y tienen denegado el acceso a todos los servicios básicos. Un grupo de mujeres de La Matanza entiende que el ham- bre es el problema más acuciante de su comunidad, casi al mismo nivel que la falta de trabajo. Los cuatro hijos de Daniela asisten a la escuela, «pero no tienen cuader- nos, lapiceros ni uniformes». Daniela dice que llegar a fin de mes se ha con- vertido en una lucha sin fin: Soy hija única y no tengo parientes. Mi hija pequeña tiene un año de edad. Mi marido hace juegos malabares con los empleos eventuales. La última vez que tuvo trabajo le duró tres meses. No tiene contrato y no hay trabajos fijos. Yo solía trabajar en la limpieza. Traía algún dinero a casa, pero ahora, con la niña, no puedo trabajar, aunque si algo sale, puedo arreglármelas. Mi marido trabaja en todo lo que puede. La semana pasada estuvo trabajando como peón, cortando el césped, lo que estuvo bien ya que pude comprar algo de calzado para los niños. Compro siempre que él encuentra 333 algún trabajo ... Estoy esperando a que me llamen de las agencias de empleo. Me he inscrito en todas ellas ... Siempre que el trabajo sea decente, no tengo problemas en barrer las calles o en ir a la capital. Quizás los patronos me pagarían el viaje. Otra mujer de La Matanza, trabajadora cualificada durante años en una fábrica de tejidos, ha estado en el paro desde que la fábrica cerró. Ella les cuenta a los investigadores que una íntima amiga murió unas pocas horas después de recibir un telegrama en el que le informaban de que la estaban despidiendo. Otra mujer del mismo grupo de debate añade: «Cuando me ocurrió a mi, sentí como si me bubieran cortado las piernas». Elena, trabaja- dora en una guardería, recuerda: En mejores días para esta vecindad, teníamos un obispo que nos apoyaba. Dicen que la tristeza causada por las políticas de Menem le mató ... Lo encontraron muerto de un ataque al corazón. Era amigo de los trabajadores y de los sindicatos ... Cuando las plantas textiles de la zona, que habían proporcionado puestos de trabajo para tantos, cerraron todas, él no pudo soportarlo. En otro debate en la zona, hombres de edades comprendidas entre los 45 y los 65 años refieren sus propias historias de movilidad descendente: «Solía haber muchos puestos de trabajo con una buena paga e incluso podías conse- guir dos empleos». «Yo trabajaba en la industria del acero como soldador y en mi tiempo libre llevaba a cabo techado y construcción». «Manejaba una retroexcavadora, cavando agujeros para todo tipo de trabajo subterráneo, cables de teléfono y conducciones de gas» y «Solía ganar $40 al día en la fá- brica de conservas cárnicas, que no funciona desde que cerró hace cuatro años».' En otro grupo, un hombre joven refiere lo siguiente: «En tiempos de mi padre, podías estar sin trabajo quizás durante una semana o algo así. Ac- tualmente, puedes estar en el paro durante años. La única forma de salir de ello es cuando te mueres». Las repercusiones de los despidos afectan no sólo a los individuos, sino a familias completas y a la sociedad en general. La pobreza está ya perjudican- do a las generaciones más jóvenes de La Matanza. Una madre dice: «Estoy desempleada, de forma que no puedo seguir llevando a mis hijos a la escuela. Ellos tienen que ir a trabajar en lugar de recibir una educación». La violencia en el hogar está aumentando, como ocurre con la violencia en la calle. Los padres tienen miedo por algo más que simplemente la educación de sus hijos. Mujeres de un grupo de debate se explican así: La falta de seguridad es tremenda. Cualquiera puede hacerte cualquier cosa. Hay secuestros y asesinatos. Cuando limpiamos un 334 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras solar encontramos todo tipo de cosas horribles, como armas y jeringuillas, y también sabemos que se cometieron violaciones allí ... Ir en bicicleta solía ser agradable, pero no puedo dejar salir nunca a mis hijos solos. No puedes permitirle a un niño que vaya a dar una vuelta en bicicleta. No es sólo que los desalmados le robarán la bici, sino que utilizarán navajas y armas ... Pero no son los robos los que me infunden tanto miedo, sino las violaciones. Tengo hijas adolescentes y no puedo dormir por las noches, porque vivi- inos en un vecindario muy inseguro ... La gente nunca solía robar a sus propios vecinos. La gente que desea un entorno más seguro para ellos mismos y sus fami- lias tiene pocos recursos en La Matanza. Una mujer señala: «Dentro del de- partamento de policía y en mi vecindad hay informadores. Si denunciamos a un delincuente, corremos el riesgo de ser delatados y de sufrir el castigo que nos hemos ganado». U n tema común subyace a los sentimientos expresados por hombres y mu- jeres que participaron en el estudio La Voz de los Pobres en Argentina: la calidad de sus vidas ha empeorado. En las zonas urbanas, atribuyen el des- censo principalmente al desempleo y a la delincuencia. Con arreglo a sus pa- labras, aparece una dramática descripción de las consecuencias personales y sociales de las reformas del mercado y de los cierres de fábricas. Los cambios de política y de mercado han afectado asimismo al sector agrícola del país, pero las familias pobres de las tres comunidades rurales parecen tener una mejor calidad de vida que las de las zonas urbanas, debido a sus entornos más seguros, menos llenos de gente y menos contaminados. Sin embargo, los participantes rurales en el estudio efectúan la observación de que sus vidas son ahora más difíciles que en el pasado. De acuerdo con un aldeano de Los Juríes: «Antes, podías comprar de todo. Han pasado años desde que compré una silla y no puedo comprar ropa. No hay suficiente dinero para comida. Comemos todos los días, pero sólo al mediodía y no por la noche». Argentina sufrió un largo periodo de hiperinflación y recesión en los años 80, que duró hasta bien pasada la transición de la nación de la dictadu- ra militar a la democracia en 1983. En aquellos años, la pobreza en Buenos Aires se disparó desde el 8 por ciento de la población en 1980 al 41 por cien- to al final de la década.' En los años 90, no obstante, la economía argentina experimentó una transformación masiva. Al asumir el cargo en 1991, el Pre- sidente Carlos Menem introdujo un programa de austeridad y políticas orien- tadas al mercado, que dieron paso a un periodo de estabilidad de los precios sin precedentes y de altas tasas de crecimiento económico. Las reformas del Gobierno incluían políticas impositivas y fiscales mejoradas, comercio libera- Argenrina 335 lizado, un importante programa de privatización, la devolución de las res- ponsabilidades de sanidad y educación a los Estados y cambios en el sistema de la seguridad social. La Administración del segundo mandato de Menem consiguió mantener el crecimiento, a pesar de la crisis de los mercados emer- gentes de 1997-98, pero la economía se hundió en una intensa y prolongada recesión en 1999. Argentina tiene la mayor renta per cápita de Latinoamérica (US$ 7.550 PIB per cápita en 1999)4 y uno de los mayores gastos del sector social de la región. No obstante, estos promedios disimulan grandes bolsas que quedan de pobreza, el abismo entre los ingresos de ricos y pobres, así como una dis- tribución injusta de los recursos públicos. Aunque en descenso, la tasa de po- breza de Argentina permaneció relativamente alta, en un 29 por ciento, en 19985. Esto significa que aproximadamente 9 millones de argentinos viven en la pobreza y que alrededor de 2 millones de estas personas no pueden atender sus necesidades alimenticias básicas. Las disparidades rural-urbanas son asi- mismo importantes. Aunque las estadísticas sobre la pobreza rural son limi- tadas, las tasas de pobreza correspondientes a 1998 se aproximaban al 50 por ciento en tres provincias rurales. Por otra parte, aunque Argentina tiene uno de los sistemas educativos más avanzados de la región y enseñanza pri- maria obligatoria general, sólo un 24 por ciento de los estudiantes entre el 20 por ciento más pobre de la población acaba la enseñanza secundaria". Ade- más, los programas de red de seguridad orientados a la pobreza son abun- dantes, pero el 75 por ciento de la gente pobre no recibe ningún tipo de asis- tencia pública7. En conjunto, los huecos en el suministro de servicios y de infraestructuras básicas son mucho mayores de lo que sería de esperar tenien- do en cuenta el PIB del país y el nivel de recursos públicos dedicados al des- arrollo económico y social. El tema fundamental que surge del estudio es el efecto de los cambios económicos importantes y de una infraestructura social débil en las vidas de la gente pobre de Argentina. Los investigadores se reunieron con mujeres, hombres, gente mayor y jóvenes de cinco vecindades urbanas pobres en el centro y en los alrededores de Buenos Aires y de tres comunidades rurales po- bres (ver cuadro 1, Comunidades en Estudio de Argentina, al final de este ca- pítulo). Los municipios y comunidades del presente estudio fueron seleccionados con arreglo a indicadores de pobreza y a la distribución geográfica. Las cinco comunidades urbanas y uno de los tres pueblos son de la Provincia de Buenos Aires, que incluye más del 40 por ciento de la población del país. Las dos co- munidades rurales restantes están situadas al nordeste, en la Provincia de Santiago del Estero, que es una de las zonas más pobres y menos pobladas de Argentina. Los participantes fueron identificados con la ayuda de las autoridades municipales y de las instituciones locales, incluyendo la Cooperativa Unión 336 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Campesinos en el caso de los Juríes, directores de escuela en Isla Talavera y personal de guardería en La Matanza. En algunas comunidades, las relacio- nes institucionales fueron facilitadas por el Banco Mundial. Se reunieron un total de setenta y dos grupos de debate, que comprendían a 714 hombres, mujeres y jóvenes, incluyendo cuarenta y siete grupos en zonas urbanas y veinticinco en zonas rurales. Además, se realizaron sesenta y un estudios de casos individuales e institucionales, incluyendo cuarenta y siete estudios de casos individuales con hombres, mujeres y jóvenes pobres. Un consultor inde- pendiente coordinó el equipo de estudio, que estaba compuesto por nueve in- vestigadores. El estudio se llevó a cabo en marzo y abril de 1999. El capítulo subraya los esfuerzos de los participantes urbanos para hacer frente a los cierres de fábricas y a la falta de alternativas para ganarse la vida. Evalúa a continuación las relaciones que los argentinos pobres perciben entre tendencias socioeconómicas descendentes y cambios en las relaciones familia- res entre hombres, mujeres y niños. Luego, el estudio de casos examina los crecientes problemas de delincuencia y de falta de protección policial. Con- cluye con un debate sobre las evaluaciones muy dispares por parte de la gen- te pobre de las respuestas municipales y gubernamentales a los problemas con los que se enfrentan. Medios de vida perdidos y los nuevos mercados de trabajo Al igual que los hombres y mujeres de La Matanza, las personas que viven en las otras comunidades visitadas de Argentina están preocupadas, ante todo, por el desempleo. La transformación económica de los años 90 se tradu- jo en una mayor dependencia de la tecnología e hizo oscilar la demanda de trabajo hacia los trabajadores cualificados. Esto ha dejado a muchos trabaja- dores no cualificados en el paro o ganando salarios muy bajos en la economía informal. Sólo el 55 por ciento del total de la población activa de Argentina está empleada en la economía formal y amparada por el seguro de desempleo, el seguro de enfermedad y la protección de la legislación laboral. El restante 45 por ciento son trabajadores autónomos y trabajadores informales, siendo estos últimos los que con mayor probabilidad serán pobres8. Según una mujer de Florencio Varela: «La escasez de puestos de trabajo es un problema de ve- cindad, pero constituye también un problema para todo el país. No hay sufi- ciente trabajo. Los hombres sólo pueden conseguir empleo como temporeros y a veces ni siquiera eso. A menudo, nosotras las mujeres tenemos más posibili- dades (que los hombres) de encontrar trabajo, como sirvientas». En general, la gente en muchos grupos de debate atribuye la pobreza en aumento y la falta de trabajo a complejos problemas de gestión de los asun- tos públicos. También consideran los altos niveles de desigualdad como una Argentina 337 causa de pobreza. Un dirigente de una cooperativa de los Juríes explica lo si- guiente: Creo que este gobierno no está interesado en cambiar las cosas. Quieren que la gente pobre continúe siendo pobre y, si es posible, que llegue a ser más pobre, ya que de esta forma tienen votos seguros y nadie habla francamente y si alguien los desafía lo compran con un puesto de trabajo político o encuentran otra forma de hacerle callar. En más de un sector urbano, «deuda exterior», «distribución injusta de recursos» y «falta de solidaridad» se enumeran como causas de pobreza. Un grupo de debate de mujeres jóvenes y adultas de Florencio Varela sa- ca en conclusión que las cinco causas fundamentales de la pobreza son: «Las compañías no están contratando; solicitan un diploma de instituto; las indus- trias han cerrado; contratan a los extranjeros con preferencia a los naturales del país y discriminan sobre la base de buena presencia (o apariencia de clase media)». Una relación de un grupo de hombres de La Matanza subraya la opinión general de que la gente pobre se encuentra en una situación cada vez más desventajosa a la hora de encontrar empleo, sobre todo aquellos que ya no son jóvenes: «Solicitan un diploma de instituto, debes tener menos de 30 años y no puedes tener ningún tipo de problema de salud o haber sido some- tido a una operación ... Para los que tienen más de 40 años, nadie nos con- tratará. Puedes mirar y mirar, pero nunca encontrarás un empleo». Las preo- cupaciones acerca de la discriminación por edad aparecen por todas partes. Un grupo de debate de mujeres de Florencio Varela señala que «los hombres, si tienen más de 35 años, no son contratados» y en Villa Atamisqui una mu- jer teme que su marido «nunca sea contratado de nuevo porque no le falta mucho para cumplir los cincuenta». Mucha gente pobre también le echa la culpa de la crisis del desempleo a la mecanización y a la competencia de los productores extranjeros. Un grupo de mujeres de La Matanza observa: «Importan basura ... y consigues el hun- dimiento de industrias argentinas como El Hogar Obrero, Textil Oeste ... Muchas de aquellas plantas daban empleo a mujeres, también, pero no pu- dieron competir y no hemos tenido trabajo desde entonces». Un trabajador despedido de Dock Sud echa la culpa a la tecnología: «Creo que cuantas más máquinas tengas, menos gente vas a necesitar. Pongamos por ejemplo el mue- lle de carga. Solías necesitar entre 100 y 200 trabajadores para cargar un bar- co. Ahora, todo está en enormes contenedores cerrados y un tipo con una grúa puede cargarlos todos. ¿Quién necesita una plantilla?» De un modo pa- recido, personas de La Matanza identifican «tecnología frente a trabajo» e «inversión en máquinas antes que en trabajadores» como dos de las causas de la pobreza. En Los Juríes, la gente saca la siguiente conclusión: «La tecno- logía genera desempleo, porque aporta máquinas». 338 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Otras personas pobres consideran que la tecnología es una fuente de nue- vas barreras al empleo, ya que se requieren mayores conocimientos para tra- bajar con nuevas tecnologías. Los participantes en un grupo de debate de hombres y mujeres jóvenes de Barrio Sol y Verde explican: Las máquinas ... hicieron el trabajo fácil y limpio, pero ahora el trabajador no tiene empleo. Para hacer funcionar las máquinas, tienes que saber tratamiento de textos y, en caso de que consigas el trabajo, también depende de si tienes buena presencia ... Ya no basta con haber acabado la escuela primaria. Ahora necesitas conocimientos de ordenador para conseguir un empleo de empaquetar legumbres. Puestos de trabajo que requieren mayores conocimientos significa que los patronos tratan de contratar trabajadores instruidos. En Isla Talavera, donde únicamente unos pocos poseen una instrucción que vaya más allá de la escue- la primaria, las mujeres jóvenes dicen: «Necesitas un diploma de enseñanza media para conseguir un buen empleo. Si no es así, serás explotada por los que tienen dinero». De un modo parecido, una mujer de La Matanza comen- ta: «Incluso para que te contraten como sirvienta, necesitas una formación». Para los que ocupan un puesto de trabajo, los participantes en el estudio mencionan salarios de explotación, trato ofensivo y pérdida de dignidad (re- cuadro 1). Tal como lo describe un hombre de Sol y Verde: «Trabajo en la construcción. En los viejos tiempos, los arquitectos me preguntarían cosas. En la actualidad, me tratan como una basura». Otro hombre de Sol y Verde dice: «Solía ocupar un puesto donde tenía responsabilidades específicas. No me mandaban de un lado para otro, no. Yo tenía mi trabajo. Ahora, te man- dan que hagas todo tipo de tareas imaginables y por sólo $200 al mes. Inseguridad y familias que se esfuerzan arrio Sol y Verde está situado en el corazón de Buenos Aires. Era un ba- Brrio residencial hasta finales de los años 70, cuando el gobierno militar empezó a derribar villas en la capital9. Desde aquel momento, un buen núme- ro de gente pobre de otras partes de la ciudad, de la nación y del continente ha ido a parar a Sol y Verde. Un activista del barrio estima que el 85 por cien- to de los hombres de la comunidad se encuentran en el paro. Muchas familias viven de lo que madres e hijas ganan como sirvientas. Participantes de Sol y Verde dicen que esto constituye un dramático apartarse del pasado. Según un residente: «En la actualidad hay pandillas y, puesto que no hay trabajo, to- man drogas y beben alcohol». Poco antes de que los investigadores visitasen Sol y Verde, ocurrieron dos suicidios. El primero fue el de una esposa maltratada que decidió envenenar- Argentina 339 «vM sollá a i $5 á a ,' tbnco $J,8Ú; A $1,#O a la hora, ¿qué me queda dcspués de141W&W M úbodIa -ITn hombre pobre, La Matanza «Esperap q« w4ts$yAs. .dÉs $J12O a la hora». . .. .- -U. hzmibzepobre, hDoc-k Sud «Ahora te ohbg aq ua ab rg "pfo wouine y tus propias herramientas-. -;-Un hombre pobre, Sol y Verde ! «Loue qweren de nsowro.s .. aseaos corno escavos-. I .. ... - . .- -U hombre pobre, -Los Juríes sPain sja*é ncazkkitkc6.4e -lncegas. a la aawalida4 mi marido ha .ndp er4a p s +c d ~rante diccj.is anos y le acaban de -Unla mujer pobre, Moreno * «La X~ ytmv; 4Coos los jóvenes pasamos el. raro todo el día sin nada que hace; isí que ¿qué esperan? Cuando necesitas dinero, tienes que conseguirlo de alguna forma,,. n hombre joven, Dock Sud C«Cm os que la volhcia procedw prlncipalmenre del problema de la droga. En lo que estamos trab~ hora es en la redgenerac delemp~. El problema de la droga va íntnramee ~do a la¡alta de rrabajo». -Un organizador de la vecindad, Dock Sud -Me pregunto que se,ra de los cbh-os Con los que solfa pasar el rato, desde el mo- mento en que necesitas una instrucción de octavo grado para ser un obrero ma- nual de la construcción. ¿Te lo puedes creer? ¡Para acarrear honrigón! Y rodavia pregunta la gente por qué hay tanta delincuencia y uantas drogas». -Un adolescente de Dock Sud que fue a parar a un puesto de trabajo en la construcción después de dos años de búsqueda 346 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Delincuencia generalizada n todas las vecindades urbanas visitadas, la gente hace frecuentes referen- ELcias a la delincuencia y a la violencia en sus vidas e indica que se trata de algo creciente. Un antiguo residente de Moreno informa: «Hace diez años és- te era un lugar tranquilo. Había alrededor de 100.000 personas. En la actua- lidad, hay más de 500.000. Todo está completamente echado a perder». Car- men, de 66 años de edad y también de Moreno, vive con la delincuencia y las drogas literalmente en el umbral de su casa: Vivo al otro lado de la calle frente a una casa donde venden drogas. (Los compradores) vienen en coche, se equi vocan de lugar muchas veces y llegan irrumpiendo en mi casa. Me insultan y gritan: «¿Dónde está fulano?» Una vez me agarraron. No sabe lo espantoso que puede llegar a ser ... Tengo tanto miedo de que algún día le hagan algo a mi hijo. Carmen les dice a los investigadores: «Fui a la policía, pero no hacen nada en absoluto». Los participantes de otras zonas urbanas experimentan el mismo tipo de miedo y ansiedad. «La violencia es mala aquí ... Te pueden atracar a cual- quier hora y a menudo (los asaltantes) van armados. Sin motivo alguno, pue- den herirte o matarte», informa un participante en el estudio de Sol y Verde. En Florencio Varela, las mujeres dicen: «No puedes tender la ropa, porque te la robarán de la misma cuerda del tendedero>. «Lo que te deja hecha polvo es que te roben tu televisor y que inmediatamente lo vendan por $5 para comprar drogas, mientras que tú estarás pagando el cacharro durante años». «Cada noche, alrededor de las nueve, empezamos a oir tiros». La gente pobre afirma que el miedo a la delincuencia y la falta de pro- tección policial han erosionado también los vínculos de la comunidad. «En la actualidad, cuando están maltratando a un chico, los vecinos no in- tervienen. En los tiempos antiguos, habrían intervenido y defendido al chi- co», dice una mujer de La Matanza. En opinión de Claudia, una mujer de Dock Sud: «Se trata de cada uno para sí mismo. La gente verá que te están matando y se dirán a sí mismos: Será mejor que no me meta en esto>». Brutalidad policial En todas las comunidades urbanas, muchos grupos de debate califican a la policía como una de las peores instituciones, tanto en sus vidas diarias como a lo largo de una crisis. Indican que la policía local no es sólo ineficaz sino también corrupta y a veces represiva. «Tienes que pagarles para que vengan e incluso entonces no hacen nada. Los asaltantes te robarán, ya sea que haya Argentina 347 cerca un poli o no». Un grupo de debate de hombres y mujeres de Dock Sud informa: Lejos de defendernos, la policía nos maltrata. Vienen y les pegan a los adolescentes, pero no les hacen nada a los verdaderos delincuentes ... Las pandillas les pagan ... Consiguen reunir un grupo de gente y les dan palizas, pero no a los ladrones ... La policía es simplemente otra pandilla ... La policía persigue a los delincuentes hasta aquí, disparando todo el rato mientras que hay niños jugando en la calle. Si protestamos, nos mandan de un lado para otro y dicen que estamos defendiendo a los delincuentes ... Nos insultan y nos amenazan. En Sol y Verde, un hombre joven afirma: «Tenemos más miedo a la poli- cía que a los ladrones. Se apoderan de delincuentes callejeros y los arrojan al paso de los trenes». Claudia, de Dock Sud, informa: «Actualmente, es la poli- cía quien te roba y cuando vas a (la comisaría de policía) a denunciar un deli- to, sales de allí una vez violada». En contraste con el trato que recibe la gente pobre, los grupos de deba- te dicen que la policía ofrece sus servicios a los ricos y a los poderosos. En Florencio Varela, los participantes dicen: «La razón por la que no tenemos ningún tipo de protección en nuestra vecindad es porque (la policía) está en toda la zona de las casitas de fin de semana, protegiéndolas porque esa gen- te les soborna» y «Aquí la seguridad es como cualquier otra cosa: los úni- cos que la tienen son los que pagan por ello». En Los Juríes, una mujer ad- vierte: Está claro que cuando la firma («agribusiness») presenta una reclamación contra nosotros los campesinos la policía la admite, pero cuando vamos a la comisaría de policía a presentar un informe sobre lo que los agentes de la compañía nos han hecho, la policía no nos permite plantear una queja. Nos dicen que el jefe no está y que volvamos a las seis o llegas allí y se les han acabado los formularios, de forma que te presentan mil excusas. Pero la compañía puede ir allí en cualquier momento que lo desee y la policía aceptará su reclamación. Lugares más seguros en el campo La gente pobre de las zonas rurales informa sobre una situación muy diferen- te de la delincuencia. En Isla Talavera, la gente dice: «Este es un lugar pacífi- co. No necesitas cerrar las puertas». Residentes de Villa Atamisqui declaran: «Nada (de lo que sucede en las ciudades) ocurre aquí». Participantes de los Juríes observan: «Nuestra comunidad es muy tranquila. No hay violencia. 348 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Oímos en una ocasión que el problema de la droga había llegado a Santiago (la capital de la provincia), pero aquí no lo tenemos. La única violencia en la zona es la pobreza». Los vínculos de la comunidad aparecen mucho más fuertes en zonas ru- rales. En Los Juríes, la gente pobre se explica así: «Por aquí, nos ayudamos mutuamente. Nos reunimos todos y hacemos empanadas para conseguir di- nero para el centro de la comunidad o si me he quedado sin azúcar mi vecino me dará algo». En Isla Talavera, los hombres de un grupo de debate dicen: «Vivir en la pobreza no es bonito, pero ser una persona pobre está bien por- que nos ayudamos unos a otros» y «Nosotros los de la isla tenemos menos problemas: somos pobres, pero felices». Hay numerosos indicios de que la vida en la Argentina rural está cam- biando, especialmente en lugares tales como Isla Talavera, una isla en el delta al norte de Buenos Aires. Allí, el número de turistas, el precio de la propiedad y el coste de la vida han empezado ya a subir rápidamente. En lugares como Los Juríes, gran parte de la tierra es propiedad de grandes grupos de empre- sas. Teniendo en cuenta las nuevas leyes que animan a terratenientes y corpo- raciones a reclamar tierras abandonadas, la gente pobre dice que es sólo cues- tión de tiempo antes de que el desarrollo destruya los medios de vida del 90 por ciento de las personas de la zona, que han ocupado y cultivado la tierra durante décadas. Respuesta limitada de la comunidad y del Gobierno a la pobreza Además de la falta de trabajo, del hambre y de la delincuencia, la gente de A todas las comunidades visitadas carece de acceso a los servicios más bá- sicos o lo tiene inadecuado. Se informa generalmente acerca de agua potable contaminada, alojamiento inferior al nivel normal y servicios de transporte, electricidad, saneamiento y comunicación inexistentes o insuficientes. Un cierto número de gente pobre en las comunidades, y las mujeres pobres en particular, han movilizado organizaciones y recursos para proporcionar los servicios requeridos. Además, hay un número sorprendente de programas de ayuda del Gobierno para la gente pobre en Argentina. Aunque son extrema- damente importantes en términos de supervivencia diaria, pocos de estos pro- gramas parecen dar como resultado mayores oportunidades económicas o una mejor prestación de los servicios básicos a comunidades pobres. Un nuevo estudio sobre capital social en Argentina revela que los índi- ces de participación cívica en organizaciones y grupos son muy bajos res- pecto a los de otros países. Dentro del país, el nivel más bajo se alcanza en la gran región metropolitana de Buenos Aires, donde están situadas varias de las comunidades. El informe también revela que es más probable que Argentina 349 participe la gente muy pobre que los grupos de renta media, pero no tan probable como los grupos en situación económica significativamente mejor, lo que sugiere que «los muy pobres participan como parte de una estrategia de hacer frente a la situación, mientras que los menos pobres encuentran el coste de oportunidad demasiado alto o la experiencia demasiado infructuo- sa». Participan más mujeres que hombres, aunque lo más probable es que los líderes de las organizaciones sean varones. Las organizaciones de gente pobre tienden también a estar compuestas por otra gente pobre con un his- torial similar y sirven principalmente para autoayuda y «arreglárselas» más que para apalancar nuevos recursos, transformar situaciones y «salir ade- lante»11. Estas pautas se reflejan en las comunidades visitadas para este estudio y suscitan importantes desafíos para la formación de comunida-des más completas y capacitadas que puedan aportar un cambio significativo. Actuaciones y asociaciones con base en la comunidad Hombres y mujeres de las cinco comunidades urbanas dicen que sus organi- zaciones con base en la comunidad prestan importantes servicios, pero que no son tan eficaces como pudieran ser. En las zonas rurales, pocas organiza- ciones locales son ni siquiera reconocidas en los debates sobre instituciones que ayudan a la gente pobre en su vida diaria. Al explicar la efectividad rela- tivamente limitada de las organizaciones locales, un participante de Moreno afirma: «Hay una falta de unidad y de apoyo, hay siempre un «pero» ... En los barrios hay siempre disputas entre diferentes grupos. Si uno gana, los otros tratan de derribarles y viceversa». En Florencio Varela, dice un residen- te. «La sociedad cooperativa no hace nada. Ni siquiera sabemos dónde está situada. Todas funcionan del mismo modo. Les solicitas algo y te ignoran». En Dock Sud, un habitante del pueblo informa: «Aquí tenemos una coopera- tiva de viviendas, pero aparte de ello y para cualquier otra cosa, todos se las arreglan por sí mismos». Contra este telón de fondo de instituciones locales débiles, surgen sin em- bargo historias de activismo municipal en varias comunidades, para hacer frente al hambre y a otras necesidades acuciantes. Moreno, en el cinturón oc- cidental de Buenos Aires, es uno de dichos lugares. Los residentes de Moreno solían cazar patos y pichones y trabajar en la industria del ganado vacuno. Había tres grandes fábricas de conservas cárnicas, dando empleo una de ellas a más de 5.000 trabajadores. Los residentes encontraban asimismo empleo en plantas textiles y en una fábrica de tejas. Moreno tiene ahora un cierto núme- ro de comunidades valladas, una de las cuales da empleo a más de mil perso- nas como sirvientes, cuidadores de terrenos de juego y limpiadores de piscinas. Actualmente, el hambre constituye un problema acuciante. Las muje- res de varias vecindades de Moreno han organizado ollas populares para 350 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras residentes. Estas iniciativas cuentan con el liderazgo y apoyo locales y mu- chas se dirigen también a socios públicos, privados y municipales fuera de la comunidad. Un grupo de participantes lo explica así: «Se cumplen aho- ra cuatro años desde el momento en que varias mujeres de la vecindad em- pezaron a dirigir una olla popular. Salen por ahí y solicitan donativos de supermercados y grandes almacenes. Las mujeres que se encuentran en una situación económica algo mejor dejan caer unos pocos pesos, mientras que una planta avícola hace entrega de algunos pollos>>. El grupo explica asimismo que esta olla popular en concreto no recibe ayuda del municipio «por motivos ideológicos». Mujeres de otro sector de Moreno describen asociaciones frecuentes en- tre un grupo de vecindad y el municipio para la distribución de alimentos en su vecindad: Pusimos en marcha nuestra olla popular hace tres años ... en mi casa. El municipio proporciona alimentos y ayuda a través del Plan Trabajar ... Servimos a cincuenta niños y a diez personas de la tercera edad. Al principio éramos poca cosa, pero hemos estado creciendo. El municipio nos dió la moqueta. Los padres de los niños (que comen allí) ayudaron en la construcción. Un tercer grupo de mujeres se centra en mitigar el hambre de la gente ma- yor: «Servimos comidas a los mayores tres veces a la semana. El municipio nos facilita féculas y cereales. El resto lo proporcionamos nosotras mis- mas, pero a menudo ocurre simplemente que no hay suficiente comida. Los vecinos aportan algo, pero hay abuelos aquí que tienen que irse sin comer». Todavía en otra vecindad de Moreno, las mujeres que dirigen la olla popular local necesitaban un lugar adecuado para preparar y servir las co- midas. Bajo la tutela de un albañil mayor, estas mujeres mezclaron y ver- tieron el hormigón, levantando el edificio de la comunidad. Es también utilizado para eventos de la comunidad, cumpleaños, velatorios y otros acontecimientos y varios debates del grupo La Voz de los Pobres se cele- braron allí. En las otras cuatro vecindades urbanas, hay también ollas populares, guarderías y diversas organizaciones de vecindad. Al disponer de poca pro- tección policial, algunas de las comunidades urbanas en el estudio han trata- do de reducir la criminalidad por su propia cuenta. Las mujeres de una vecin- dad instalaron y están pagando alumbrado local. En varias vecindades urbanas, las activistas feministas utilizan un «sistema de compañero» para evitar tener que caminar solas. Las personas de La Matanza que fundaron un núcleo urbano en el sitio de un vertedero refieren con orgullo sus éxitos en la vigilancia del delito en la vecindad. Proscribieron a un joven y violento delin- Argentina 351 cuente de la zona y sólo le permitieron volver después de muchos meses, una vez reformado y arrepentido. Amenazaron a un vecino que estaba traficando con drogas desde su casa con un incendio intencional, convenciéndole de esta forma para que desistiera de su actuación. Iniciativas con base en la comunidad pueden encontrarse también en zo- nas rurales y muchas de las que gozan de mayor prestigio se benefician de la ayuda del Gobierno. Un buen ejemplo es la Cooperativa Unión Agricultores, que un grupo de hombres de Los Juríes clasificó como la segunda institución más importante de su comunidad. Ellos afirman orgullosamente que fue crea- da «por nosotros, nosotros mismos». «A través de ella», explican «gestiona- mos los créditos que proceden de fuentes externas, los distribuimos a las per- sonas que los necesitan y a nuestros afiliados». También a través de la cooperativa, «recibimos información de otras instituciones y resolvemos pro- blemas. Por ejemplo, en esta parcela habíamos plantado simientes, pero no podíamos cercarla con una valla de alambre. A través de la cooperativa, ob- tuvimos crédito para vallar y cercar todas las parcelas de tierra». Los hom- bres indican que la cooperativa sirve como punto de contacto para todos los programas gubernamentales en Los Juríes, «y mediante este canal, estos pro- gramas resultan más efectivos». Dicen lo siguiente: «La cooperativa es como la comisión rural central». En Isla Talavera, la escuela local funciona como el punto de entrega de una serie de servicios gubernamentales, que incluyen transporte, empleo, alimentación, educación, información sobre el control de la natalidad y formación profesional. La escuela proporciona uniformes y zapatos a to- dos los niños, así como desayuno, almuerzo y un bocadillo cada día. Los hombres de la localidad están empleados en la escuela en reparaciones, mantenimiento y cultivo de legumbres. El «autobús escolar» es realmente un transbordador y sirve también a otros miembros de la comunidad. Transporta adultos y niños cada día y es el único medio de transporte que muchos residentes tienen para salir de la isla. Asimismo, siempre que hay una inundación, el gobierno municipal reparte colchones, mantas, alimen- tos y agua potable en la escuela. La escuela de Isla Talavera alberga un taller femenino, fundado por un programa del Gobierno provincial llamado Manos Bonaerenses, que pro- porciona máquinas de coser, telas y un profesor. Las mujeres de la localidad empezaron haciendo sábanas y llegaron a ser bastante eficientes. En la ac- tualidad, bordan chales e imitaciones de almohadas, así como mantas para edredones de niños, baberos y otros artículos. La provincia les paga en efectivo por unidad por su trabajo personal. En palabras de una beneficia- ria: «En la escuela nos enseñaron a coser. Nos entregan las telas y cosemos en casa o en la escuela. Algunas de nosotras ganamos lo suficiente con ello para poder comprar máquinas de coser y trabajar en casa». Algunas perso- nas hablan de asuntos que no pueden ser cuantificados. Una mujer de 58 352 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras ---- '----- - años de edad dice: «Hace cinco años, empecé a venir a la escuela. Ello cam- bió mi vida. Solía refugiarme en mi casa. Ahora, tengo trabajo y amigas. Aquí hicieron que dejase de ser vergonzosa. Hay una gran camaradería». Las mujeres de Isla Talavera han oído decir que en otros lugares la provin- cia entrega una canastilla a las nuevas madres y están trabajando para ob- tener también dicho beneficio. El Gobierno ayuda a sobrevivir a la gente pobre La gente pobre expresa su aprecio por un número importante de progra- mas de ayuda gubernamental, muchos de los cuales ayudan a construir y sostener un liderazgo y asociaciones fuertemente basados en la comuni- dad. Manos Bonaerenses, del que se ha hablado más arriba, es sólo uno de los programas gubernamentales que los participantes mencionan favora- blemente. Otorgan también alta puntuación a Plan Trabajar, un programa de empleo municipal que da trabajo al 30 por ciento de los hombres y al 20 por ciento de las mujeres de La Matanza, y a Barrios Bonaerenses, un programa de trabajo del gobierno municipal para mejorar las vecindades de Sol y Verde. Otro programa apreciado es Plan Vida, un plan del gobier- no provincial que distribuye una ración semanal de leche, huevos, cereales y arroz a mujeres embarazadas y niños hasta la edad de 6 años. Los bene- ficiarios reciben también información sobre nutrición y desarrollo del niño de una comadre, una trabajadora social, formada localmente, involucrada en un programa de acción directa. Otros programas mencionados incluyen Plan PAIS, un programa nacional de empleo y Plan Asoma, un programa nacional para mitigar el hambre entre los mayores (Dock Sud). Los Juríes recibe ayuda de programas gubernamentales adicionales: INTA, Prohuer- ta, Programa Social Agropecuario, Plan Surco y Plan de Fortalecimiento de la Sociedad Civil. A pesar de la plétora de programas específicamente destinados a la gente pobre, la cobertura, sin embargo, es limitada. Tal como se menciona más arri- ba, sólo una cuarta parte de los argentinos pobres reciben algún tipo de asisten- cia pública. El cuarenta y cuatro por ciento de los niños, desde su nacimiento hasta los 2 años de edad, en el quinto de consumo más bajo de la lista, uno de los grupos más vulnerables al daño causado a largo plazo por la desnutrición, recibe beneficios de programas de nutrición pública.12 Hay importantes dispa- ridades regionales en el gasto público, con zonas rurales e indígenas a menudo excluidas de los programas sociales gubernativos. Las personas que viven en asentamientos no autorizados, tales como los miembros de un grupo de La Matanza, no pueden recibir muchos beneficios porque sus asentamientos son ilegales. Además, mucha gente pobre son extranjeros indocumentados y de este modo no pueden utilizar servicios tales como los centros médicos. Los participantes en el estudio expresan una profunda preocupación acerca de cómo se ponen en práctica los programas sociales y si llegan re- Argentina 353 almente a los beneficiarios previstos. La interferencia política se identifi- ca como un problema en algunos grupos de debate. En general, la gente no piensa que pueda participar en la mejora de los programas pensados para ayudarles. Por ejemplo, aunque el Plan Trabajar es apreciado por la mayoría de los participantes en el estudio, un director de una guardería de La Matanza indica que muchos de los beneficiarios parecen ser selec- cionados arbitrariamente, y añade: «No tenemos prácticamente acceso al Plan Trabajar, que está políticamente organizado en torno a quince vecin- dades. Conseguimos trabajar durante seis meses, pero después desenchu- faron». ¿Qué será de nosotros cuando el programa acabe?, se pregunta la gente pobre. Realmente, los residentes en Los Juríes describen dificultades resultan- tes de la supresión de un subsidio mensual que solía pagarse a los pequeños terratenientes (de diez hectáreas o menos). De un modo parecido, los habi- tantes de La Matanza están sintiendo los recortes en varios programas de ayuda: «Los hospitales solían ser gratuitos y te daban las recetas. Actualmen- te, para que te vean, tienes que estar agonizando. Nunca había sido así. Siem- pre te atendían el mismo día». «Ahora, te cobran $5 en cualquier momento en que te acerques a la clínica». «Hace diez años teníamos el programa de la vivienda FONAVI». Los participantes expresan también a veces sentimientos dispares sobre la efectividad de la asistencia social para proporcionar un camino de salida de la pobreza. En Florencio Varela, las manzaneras (activistas de vecindad) observan: «Plan Vida alivia los problemas, pero no los resuelve. Lo mismo puede decirse del programa de la vivienda. Está claro que todos necesitamos alojamiento, pero primero necesitamos puestos de trabajo, porque de todas formas me gustaría poder adquirir una casa y llamarla mía». En Villa Ata- misqui, se escucha una línea de razonamiento similar: «La gente se acerca al municipio a recibir distribuciones de medicinas y alimentos. Esto no es bue- no: sería mucho mejor facilitarles un empleo». Finalmente, un joven de Dock Sud indica que «cuando te dan una caja de comestibles, están también reba- jando tu dignidad». Problemas más allá de las comunidades pobres Apesar de los muchos programas de asistencia social, la gente pobre ex- presa con fuerza su desaprobación del propio Gobierno y, especialmente, de los políticos. Los habitantes de Villa Atamisqui identifican el fracaso de las instituciones del Gobierno como su problema principal y clasifican a los partidos políticos en el puesto más bajo de todas las instituciones. En muchos casos, su enojo hacia el Gobierno es palpable, con críticas que incluyen grave 354 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras mala gestión económica, corrupción a gran escala y una falta total de respon- sabilidad. Un grupo de debate participante de La Matanza efectúa la siguien- te acusación: «Las políticas del Gobierno nacional nos ponen de patitas en la calle». Hombres y mujeres de un grupo de debate del núcleo rural de Los Ju- ríes expresan su frustración con el Gobierno: Desde que Menem llegó al poder, nos encontramos en peor situación económica en el campo ... Si no tenemos un cambio de gobierno, las cosas van a ir incluso a peor ... El gobierno municipal sólo se acuerda de nosotros cuando es época de votaciones ... Tienen todo lo que tienen gracias a nuestro sudor ... En los años de elecciones, los candidatos municipales vienen aquí por un día, te dan una palmada en la espalda y te entregan un kilo de azúcar Te engañan, te mienten y juegan con la miseria del pueblo. Prometen cosas: «Cuando ganemos, construiremos carreteras. Siempre que necesiten algo, las puertas del gobierno municipal estarán abiertas. Estaremos allí para ayudarles». Todo ello son falsas promesas ... ¿cuántos años han estado prometiendo tales cosas y las carreteras siguen siendo las mismas? Si vamos a verles, nos dicen: «Precisamente, acaban de salir» o «Está en la capital, vuelva en otro momento». Hombres y mujeres pobres del estudio, también exteriorizan un alto ni- vel de resentimiento frente a las clases superiores. En más de una localidad, los participantes utilizan términos despectivos (ricachones, cogotudos) para la gente con dinero y observan «una excesiva acumulación de riqueza» por parte de unos pocos en la nación. Añade un hombre: «Van a continuar explo- tándonos ... La próxima cosa que harán será ponernos estampillas en la fren- te que digan «Esclavo Fulano de Tal». Un joven de Dock Sud advierte que las ideas políticas mantenidas por residentes en la vecindad son una fuente de discriminación: «Uno de nuestros problemas es que los Anglo (su vecindad) fue designada como una zona «roja». Si dices que eres de aquí, no consegui- rás un puesto de trabajo». De hecho, la vecindad fue un lugar de intensa re- presión bajo la dictadura militar. Algún activismo comunitario todavía se en- cuentra con la resistencia, a veces brutal, de las autoridades públicas (recuadro 3). Conclusión Ciudadanos argentinos que compartieron sus perspectivas y experiencias no hablan por completo con una sola voz, pero coinciden en cuatro cues- tiones fundamentales. En primer lugar, sus vidas solían ser mejores, tanto Argentina 355 PR£UA~ 3. VOq~ r.OM. ««Había un solar en nuestra vecindad y nos reunimos, acordando por votación convertirlo en Úm campo de fútbol y zoin de recreo. El municipio quería poner una plaza. Protestamos y nos enviaron polMias, provistos de porras para repri- mirnos. El sacerdote vino con nosotros para hacer la propuesta y finalmente conseguimos lo que queríamos, pero el incidente agrió nuestras relaciones con el municpiiob. -Unla muier de La Matanza , En los servicios de seuAsdad dd Gobierno, siempre hay activistas sospechosos como yo mismo de ser wrdUs {zquei* , una pafabrs (ea para ellos. Varios de nosotros hrmos sido secu¿stidos y apa s pot ellos;. -Un activista de vecindario de La Matanza . El otro día le dion na pai al cdii'akird de la Yecindad» -Una mujer de 40 aios de Dowk Sud desde el punto de vista material como en otros aspectos. En segundo lugar, el desempleo está destruyendo sus familias y comunidades. En tercer lugar, la delincuencia se ha convertido en un hecho insoslayable en la vida de la gente pobre de las zonas urbanas. Y en cuarto lugar, ni los funcionarios elegidos ni la policía sirven de mucha ayuda, pero una serie de iniciativas gubernamenta- les y municipales desempeñan un papel importante en sus vidas. Se valoran las ollas populares, los programas de alimentación para mujeres embaraza- das y niños pequeños, la formación profesional y otras iniciativas, aun cuan- do no sean catalizadores de un cambio social más amplio. El acceso a estos recursos, sin embargo, es muy desigual. Los mercados de trabajo están cambiando de manera espectacular y a la gente pobre le está resultando difícil hacer frente a ello. Con el 89 por ciento del país urbanizado y una pobreza general afectando a las ciudades, la creación de puestos de trabajo resulta esencial. Los pequeños empresa- rios y los trabajadores informales necesitan reglamentos de apoyo. Ade- más, la gente pobre desea mejor acceso a programas de formación y des- arrollo de conocimientos, así como servicios financieros para ayudarles a generar ingresos y a desarrollar la economía en sus comunidades. Los ba- rrios pobres necesitan de forma desesperada mejoras de infraestructura. Los participantes en el estudio reclamaron asimismo claramente una refor- ma policial fundamental. Argentina necesita proteger a una mayor proporción de su población po- bre con redes de seguridad efectivas. Esto exigirá redoblados esfuerzos para 356 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras -~ ~~~~~r ' ' ' -- ' I' ' llegar a los más vulnerables, así como una mayor utilización de programas transitorios, que puedan ser movilizados cuando la economía esté en crisis. El estudio destaca algunas asociaciones con éxito comunidad-Gobierno en la distribución de programas sociales y estos esfuerzos deberían ser aumenta- dos. La gente dice que cuenta con estos apoyos y expresan su preocupación sobre beneficios que no llegan como se había prometido y que les dejan de- pendiendo de alguien o sin recursos cuando el programa finaliza. No hay ca- nales para su participación en el diseño o la distribución de servicios guber- namentales. Procedimientos más transparentes y responsables ayudarían a reducir las dudas, la interferencia política y la corrupción, a mejorar la cober- tura y fijación de objetivos de los programas y a aumentar los bajos niveles de compromiso cívico entre la gente pobre. Algunos participantes en el estudio reconocen que las asociaciones municipio-Gobierno para el desarrollo de la comunidad requieren un compromiso en ambas direcciones. Tal como explica un participante de Sol y Verde: «En la vecindad, no hay tanto progreso como nos gustaría. Es por culpa del municipio, pero también es por culpa nuestra, porque nosotros los vecinos no queremos dar la impresión de que nos reunimos y nos ponemos de acuerdo en muchas cosas, incluyendo la limpieza de las calles y cortar la hierba». Aparte de contar con más y mejor ayuda públi- ca para los servicios básicos, la mejora de la comunidad requerirá la constitución de competencias locales para la organización y resolución de problemas. Las medidas de apoyo a grupos municipales con éxito inclu- yen proporcionar más información a las organizaciones de la comunidad acerca de los programas de gobierno y sobre sus derechos y ayudar a que se comprometa una comunidad de base amplia en el establecimiento de prioridades y en la vigilancia de su puesta en práctica. Los grupos locales pueden ser tambíén compañeros valiosos en el control de la utilización y repercusión de los programas ideados para beneficiarles. Otras acciones de apoyo incluyen un entorno legal mejorado para el activismo de la comunidad, así como asesoramiento jurídico a hombres y mujeres pobres. Con la excepción de algunos activistas de la comunidad, los hombres pobres de Argentina están teniendo dificultades para hacer frente a los cambios que les han impuesto. Los adolescentes se encuentran en serio pe- ligro de emprender actividades delictivas y de iniciarse en el uso de las drogas, mientras que las adolescentes se están convirtiendo en madres sol- teras a un ritmo alarmante. La gente mayor en estas comunidades tiene miedo y pasa hambre. En medio de todo esto, muchas mujeres adultas de Argentina están reaccionando con ingenio y actuación colectiva, e incluso con humor. Así, a pesar de las graves circunstancias de la vida en Floren- cio Varela, una mujer puede mirar hacia un apestoso montón de basura y decir: «Esto lleva aquí unos dos años y empieza a parecer que forma parte Argentina 357 del paisaje. Muy pronto, celebraremos su aniversario». Quizás podrían ce- lebrarse acontecimientos muy diferentes, si un mayor número de comuni- dades tuviesen economías locales más dinámicas y tanto la fuerza como los recursos organizativos requeridos para resolver sus necesidades apre- miantes. 358 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras CUADRO 1. Comunidades en estudio de Argentina ZONAS URBANAS Barrio Sol y Verde, Se trata de una zona céntrica de Buenos Aires, estando situado Provincia de el barrio en el municipio de José C. Paz (población: 205.000 Buenos Aires, habítantes). El noventa y cinco por ciento de las viviendas dis- pob. 9.500 ponen de electricidad, el 90 por de los adultos saben leer y es- cribir y sólo el 8 por ciento de los cabezas de familia no acabó la escuela primaria. Las principales preocupaciones en el muni- cipio están relacionadas con el desempleo y con problemas de ayuda de beneficencia y de suministro de alimentos. Dock Sud, El asentamiento está situado en el municipio de Avellaneda Provincia de (población: 350.000 habitantes). Desde la llegada del siglo xx Buenos Aires, hasta finales de los años 70, era uno de los principales sectores pob. 1.200 industriales de Buenos Aires, con enormes plantas de envasado de carne y una fábrica de jabón. Dock Sud es en la actualidad un armazón abandonado y sólo una refinería de petróleo y una firma de transporte de contenedores siguen funcionando. Men- sajeros, taxistas y conductores de ambulancía se niegan a en- trar en Dock Sud, diciendo que es demasiado peligroso. Los re- sidentes vienen y van a través de una pasarela o por barca. De una u otra forma, son presa de jóvenes armados. La zona que- da inundada de aguas industriales y fecales cuando llueve. La Matanza, Las viviendas de La Matanza incluyen Ciudad Evita, un com- Provincia de plejo de edificios elevados construidos por el Gobierno en los Buenos Aires, años 50, t'illas, y los asentamientos de El Tambo, San Pedro, pob. 1,2 millones José L. Cabezas y González Catán. El asentamiento de José L. Cabezas fue establecido por 170 residentes locales, que inva- dieron un vertedero de basuras y construyeron edificios nor- males conforme a una cuadrícula tradicíonal de calles, con una plaza. No han conseguido todavía los servicios básicos y, en lo referente al municipio, su comunidad es ilegal. Florencio Varela, Siendo una de las comunidades más pobres visitadas, Florencio Provincia de Varela está situada en los alrededores al sur de Buenos Aires, Buenos Aires, donde se han establecido muchos asentamientos en tierras pú- pob. 260.000 blicas y privadas. Las calles no están pavimentadas y no hay al- cantarillado, teléfono ni conducciones de gas. La electricidad se obtiene mediante conexiones ilegales. Para entrar y salir, los residentes tienen que utilizar un estrecho sendero individual que lleva a la carretera pavimentada y jóvenes forzudos les co- bran un «peaje» por su paso. Argentína 359 ZONAS URBANAS (continuación) Moreno, Situada en los alrededores al oeste de Buenos Aires, solía alber- Provincia de gar principalmente casas de campo, pero ahora Moreno está Buenos Aires, acosada por el paro, altas tasas de delincuencia, un serio pro- pob. 370.000 blema de drogas, SIDA, agua contaminada y montones de ba- sura. En los últimos años, ha experimentado una amplia ex- pansión demográfica. ZONAS RURALES Villa Atamisqui, Chozas de adobe aparecen por toda la zona y la mayoría de las Provincia casas carecen de agua y electricidad. La educación primaria no de Santiago es universal y mucha gente es analfabeta. La enfermedad de del Estero, Chagas, una infección de la sangre, que debilita, causada por pob. 9.300 un insecto que habita en los techos de estera de las casas pobre- mente construidas, está muy difundida. En la ciudad, aparecen los problemas de la delincuencia juvenil y de la toxicomanía. Los Juríes, La mayoría de los hombres trabajan en ranchos de ganado y en Provincia de plantaciones de algodón, mientras que la mayor parte de las Santiago mujeres trabajan también de alguna forma en la agricultura. El del Estero, transporte es a caballo y en mula. Los residentes han ocupado Pob. 30.000 asentamientos en la zona durante más de tres décadas. Algunos de los asentamientos visitados tienen cooperativas de campesi- nos, que son activistas desde hace mucho tiempo. Isla Talavera, El pueblo está situado en el municipio de Campana (población: Provincia de 71.500 habitantes). Las inundaciones cíclicas constituyen un Buenos Aires, problema fundamental. Un número significativo de personas pob. 500 viven en casas amarillas de dos dormitorios, que el Gobierno proporciona a las víctimas de las inundaciones. La gente traba- ja cada vez más para los propietarios de casas de fin de sema- na. Un gran porcentaje de la población de Isla Talavera recibe alguna forma de asistencia pública. Los principales problemas son el desempleo y la falta de transporte y comunicaciones. 360 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras T Notas 1. El equipo del estudio fue dirigido por Daniel Cichero, Patricia Feliu y Mirta Mauro, e incluía asimismo a Silvia Fuentes, Hernán Nazer, Blanca Irene García Pra- do, Héctor Salamanca, Mariano Salzman y Norberto Vázquez. 2. A lo largo de todo este capítulo, $ se refiere a pesos argentinos. El peso ha es- tado en paridad con el dólar USA desde 1991. 3. World Bank, « para trabajar en los talleres y me quedé alií durante siete sia y un mesa, ¡aorms kldexi de su primera aventura en la ciudad en busca.de trabajo. En el traajo del metal pagaban muy bien, dice, pero él regresó a su pueblo desputs de, habex perdido su erpleo en 1987. De vuelta a casa, Valdeci no podíi Wr a fin de mes y volvió de nueva a So Pauto para acep- rar un difícil trabajo en una compañia de transportes, que cesó en su actividad al cabo de cuatro años. Valdecí pasó entonces un año desempleado antes de que se decidiera a abrir un negocio de venta de cigarrils, dulces y otros artículos que I importaba de Paraguay. Dice así: «Hice unos quince viajes allí. Me gustaba y era I bonito. Pero una voz ue llegabas a Paraguay, la actividad era febril. Llegabas a las 10 de la mnañana y tenías que hacer las compras rápidamente, para poder viaiar de nuevo a la! 6 de la tarde. #Mi vida ernpezó a mejorar hace unos cuatro anos ... Mis hijos disponen de un plan de asistencia médica y mi rnujef también. La hija rnayor asiste a la escuela. Valdeci indica que antes de que tuviera su propia tienda de comestibles, su mujer y él arañaban algún dinero de los salarios que ganaban en sus puestos de trabajo. -Con nuestros sueldos, sólo podíamos comer babichuelas., dice. -Actualmente, podemos permritirnos comprar algtuos muebles para la casa ».-Valdeci recalca que su buena formuna ne h llegado fícilinenre. -Trabajo mucho. Me despierto muy . pronto y me voy a dormir muy tarde. Cieno a las once y a las cuatro y media ya estoy esperando el pan en la ienda de comestibles». Valdeci también señala que le falta seguridad respecto al futuro. Hay planes pa- ra construir apartamentos en Sacadura, lo que podría destruir su casa y su nego- cio. », afirma dicha mujer. Violencia física contra las mujeres Se dice que los malos tratos domésticos a las mujeres son muy usuales y los grupos de debate de más de la mitad de las comunidades visitadas indican que el nivel de violencia contra las mujeres es peor que nunca. Suzana, de 16 años, de Novo Horizonte dice lo siguiente: «Las mujeres aquí no viven bien. Sus vidas están llenas de peleas con sus maridos y de palizas de ellos. A veces, se avisa a la policía y el marido va a la cárcel. Otras veces le dejan tranquilo». De acuerdo con una mujer de Borborema: «Tenemos un vecino que le llama puta a su mujer y le pega, si no tiene su ropa preparada a tiempo. Ella llora en silencio, pero todo el mundo lo sabe. El tiene un control total y le pega por cualquier cosa pequeña». Se han dado varias explicaciones de la violencia masculina. Una mujer de Entra a Pulso dice: «A veces les pegan a las mujeres porque la comida no está preparada, cuando el hombre llega a casa del trabajo». Un hombre de Nova Califórnia dice: «La discordia en el hogar es causada por las esposas que se quejan cuando los maridos van al bar y beben». Una líder de la co- munidad y auxiliar de enfermería en Nova Califórnia afirma: «La principal consecuencia de la pobreza es la violencia, en particular en el hogar. Si un hombre está desempleado, no ayuda en casa sino que estorba más que nun- ca. Estará bebiendo y disputando, echándole en cara cosas a su esposa». Ella comenta que las mujeres de la favela soportan violaciones, agresiones e incluso asesinatos en sus hogares, estando casi siempre implicadas las dro- gas y la bebida. Un cierto número de participantes describen casos de conflictos domésti- cos que terminan en asesinato. Geraldo, un activista de 27 años de la comu- nidad de Borborema, refiere cómo su padre solía llegar a casa borracho al Brasil 373 amanecer y le pegaba a su madre. La familia tuvo que huir cuando su padre, atrapado en un triángulo amoroso, mató a un vecino. Por su parte, Carla, de 33 años y natural de Bode, dice que su padre era un alcohólico y un mujerie- go. «Solía llegar a casa y pegarle a mi madre por cualquier tontería», comen- ta ella. «Otros venían a poner fin a las riñas y acababan siendo golpeados ellos mismos ... Entonces, un día le disparó y lo mató mientras dormía». Una fuente de apoyo a la mujer relativamente reciente e importante son las delegacias da mulher, comisarías de policía de Brasil cuya plantilla está compuesta por mujeres, que crean conciencia acerca de la violencia domésti- ca y que proporcionan orientación y apoyo a mujeres maltratadas que están presentando querellas ante los tribunales. Estas comisarías, sin embargo, no parecen estar disponibles en todas partes y de hecho se mencionan sólo espe- cíficamente en Morro da Conceicáo. Según una mujer de allí, las comisarías significan que en la actualidad «los derechos de las mujeres son más iguales». Además de esta comunidad, sin embargo, las mujeres informan que tienen mejor acceso a la justicia. Tal como indica una mujer de Nova Califórnia: Las mujeres pueden dirigirse ahora a la policía por cualquier pequeño asunto y la policía se pone de su lado. Los hombres van a la cárcel, pues esas cosas realmente suceden. Antes, cuando una mujer recibía una paliza, así eran las cosas, la mujer seguía viviendo con el hombre. De un modo parecido, un hombre de Sacadura Cabral reconoce: «En el pa- sado, los tribunales no aceptaban la palabra de la mujer. Ahora, es diferente». La creciente conciencia sobre los derechos de la mujer aparece en muchos debates en Brasil e infunde la esperanza de que los niveles de violencia des- cenderán en el futuro. En Vila Junqueira, la única favela en el estudio donde los participantes llegan a la conclusión de que los malos tratos domésticos es- tán descendiendo, un grupo de debate de mujeres explica que las mujeres es- tán tratando de conseguir y están alcanzando unas relaciones más equitati- vas: «Las mujeres se defienden, se valoran y se respetan a sí mismas. También solicitan respeto. Solían ser muy pasivas y olvidarse de sí mismas». Una mu- jer del grupo dice: «Las mujeres tenían que obedecer a los hombres. Ahora no hay obediencia, pero tenemos acuerdo. Puedes hablar de todo lo que quie- ras con tu marido>». Antes que soportar la violencia, algunas mujeres de Brasil están prefiriendo abandonar relaciones en donde aparecen los malos tratos y dar el difícil paso de dirigir por sí mismas familias pobres. Marilene, una mujer pobre, explica: Mi vida mejoró en todos los sentidos cuando dejé a mi marido y vine a Sacadura. Cuando estaba con mi marido, solía vivir en los hospitales ... Mis padres se echaban a llorar, porque yo era sólo un saco de huesos, debido a mi sufrimiento. Tuve que demandarle para 374 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras conseguir que pagase alimentos, pero no los paga. Tengo que volver a ir al abogado, pero no tengo tiempo. El llama para decir que este mes no puede abonarlos. Actualmente, quiero vivir por mí misma. Tengo un amigo que me llama y salimos, y todo está muy bien. Pero no quiero que él esté en mi casa diciéndome lo que tengo que hacer, dividiendo mis cosas. Tengo cinco hijos que solían decir que yo era su padre y su madre. Informes recíentes correspondientes a Brasil indican que las casas cuyo cabeza de familia es una mujer se encuentran de hecho en un situación econó- mica ligeramente mejor que las casas cuyo cabeza de familia es un varón.6 Un grupo de mujeres jóvenes de Vila Junqueira señala que en la actualidad mu- chas mujeres se encargan de la casa por completo: «Las mujeres quieren tra- bajar para organizar sus vidas y no se casan. Quieren dejar el hogar paterno y vivir por sí mismas». Violencia, abuso de ciertas substancias y niños Al ser los más inermes de todos, son quizás los niños brasileños los que su- fren más debido a la violencia que impregna sus calles y hogares. Muchos pa- dres expresan temor por la seguridad de sus hijos y frustración en el sentido de que no pueden protegerles de los malos tratos físicos y sexuales en sus ca- sas y de la violencia y las drogas en sus comunidades. «Aquí vuelan los golpes por todos los sitios. Las mujeres pegan a los hombres, los hombres pegan a las mujeres y unos y otros pegan a los niños», dice Suzana, de 16 años de edad, de Novo Horizonte. Un hombre joven de Vila Uniáo dice: Siempre he hecho de todo en casa: lavar la ropa, fregar el suelo, barrer el patio, arreglar las cosas cuando se rompen ... y todavía tengo que aguantar los insultos de mi padre y sus golpes, siempre que vuelve a casa borracho ... Me acuerdo de mi padre pegándole a mi madre cuando volvía a casa de mal humor o cuando ella hacía algo mal. Luego, más tarde, todo estaría bien de nuevo e incluso harían el amor. Me tocaba ver todo esto. La gente joven de Sacadura Cabral cuenta historias de padres que volvían a casa borrachos o drogados, para golpearles o violarles. Los padres no son los únicos que incurren en la violencia. Una chica de Padre Jordano dice: «Hay hermanos que apalean a sus hermanas. Mi herma- no es así». Según una mujer mayor de Morro da Conceiçáo: «En la actuali- dad, hay hijos que pegan a sus madres. Esto no se daba antes, pero ahora es algo habitual». Las mujeres mayores de Vila Uniáo refieren casos de hijos que matan a sus padres y de padres que matan a sus hijos. Brasil 375 Para muchos niños en Brasil, hay pocos lugares a los que dirigirse en bus- ca de protección, apoyo u orientación. «En el pasado, si un padre violaba a su hija era condenado por todos. Ahora, nadie se preocupa», sostiene una mujer joven de un grupo de debate de Vila Junqueira. Ante la falta de seguri- dad en casa, muchos niños eligen la calle. «Muchos niños se escapan porque no pueden soportar ver las peleas. Les espanta ver al padre pegándole a la madre o a la madre embaucando al padre. Se les viene el mundo abajo». Las calles Fuera de casa, los niños tienen poca elección que no sea ir sorteando la vio- lencia y la delincuencia. Marluce, una madre de 48 años de edad de Vila Uniáo, espera ardientemente salir de la vecindad, de forma que sus hijos pue- dan evitar la violencia y proseguir sus carreras. «Los problemas de la violen- cia y de la droga se están haciendo peores», dice. «Los adolescentes de esta comunidad parecen ser más rebeldes de lo que solían». Un grupo de mujeres de Bode refiere la siguiente historia: [Un chico de la vecindad] iba en bicicleta asaltando a la gente y había empezado a hacerlo cuando tenía 8 años. A la edad de 12 años le pegaron nueve tiros y fue arrojado a un vertedero. Le encontramos con vida. Ahora, a los 17 años, recibe una pensión de invalidez. Dicen que la utiliza para comprar marihuana, porque su vida está totalmente vacía. Es un drogadicto. Según grupos de debate de Brasil, el uso de drogas tiene carácter envol- vente y se va haciendo cada vez peor. Un hombre comenta en Vila Uniao: «Las drogas son cosa corriente por todos estos lugares. Justo en esta habita- ción, hay dos jóvenes que las venden y las usan». Las drogas utilizadas por los niños brasileños pobres reflejan su bajo estatus. Un grupo de debate de Entra a Pulso señala: «Tienen que utilizar productos químicos baratos, como el pegamento industrial». Participantes de Borborema también atestiguan que muchos niños de su comunidad esnifan pegamento. Un educador de Bo- de se lamenta: «Cuando veo a una chica de 12 años de edad esnifando pega- mento, que pasó por la guardería, parece que el tiempo que estuvo allí no la ha ayudado en absoluto ... Ella acabó todavía como una marginal (alguien al margen de la sociedad; ver recuadro 2). Yo mismo no podía hacer nada ... La dejé allí ... No sé qué tiene en la cabeza». La pobreza y la falta de oportunidades de empleo para la juventud llevan a mucha gente joven a la compraventa de drogas. Un grupo de hombres de Bode informa: Un niño empieza a traficar con drogas por pura necesidad de ayudar a su familia. Hay un chico aquí que trafica con drogas en la acera. Es el teco-teco que pasa la droga. A los mayores les llaman 376 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras ~~~1 - S S S ___________l aeroplanos. Sacan la droga fuera de la favela para los compradores ricos. Ganan 50 reais fácilmente y sus madres piensan que no pasa nada porque garantiza la próxima conmida. Una persona joven de Vila Junqueira observa que la gente no puede ser contratada sin tener primero experiencia de trabajo, de forma que muchos jóvenes encuentran sus puestos de trabajo en el tráfico de drogas y tratan es- to como si fuera una ocupación: «Algunas personas trafican en drogas para mantener a sus familias, pero no tocan las substancias ellos mismos». Un gru- po de adultos de Bode saca en conclusión: «Los padres hablando a sus hijos (acerca de los peligros del tráfico de drogas) consiguen poco desde el momen- to en que ... las drogas proporcionan ingresos». Sin embargo, un residente de Entra a Pulso avisa: «Los jóvenes empiezan a vender drogas para ayudar a sus padres a mantener a la familia. Luego, comienzan a usarlas. Tienen curio- sidad por saber lo que la gente rica ve en ello. Antes de que los padres se den cuenta, el chico está traficando o muerto». En Padre Jordano, tanto los grupos de hombres como los de mujeres consideran que drogas y violencia constituyen un único problema. «Aquí te- nemos algunos chicos, que cuando se han drogado meten mucho ruido, pro- vocan peleas y no respetan a los residentes ... Es como si fuera el infierno ... y parece que este problema no se detendrá porque hay adictos que inducen a otros a empezar a usarlas». En Borborema, las mujeres declaran: «No hay violencia si no hay drogas ... Las drogas conducen a la violencia y a la muerte». Pobreza, poder y clase social B rasil tiene el mayor nivel de desigualdad de renta de Latinoamérica, una Bregión bien conocida por sus fuertes desigualdades y su lento avance en ir cerrando las separaciones?. En términos expresivos, los brasileños pobres de todas las comunidades en estudio transmiten la idea de cómo las relaciones de poder subyacentes restringen en gran medida su acceso a oportunidades de una vida mejor y más segura. Incluso dentro de las zonas urbanas, la des- igualdad es muy grande, con sorprendentes contrastes entre una favela densa- mente poblada y un vecindario en mejor situación económica o un centro co- mercial. Teniendo en cuenta este telón de fondo, es cuando los participantes dicen con frecuencia que son explotados, degradados y discriminados en con- tra en sus contactos con las autoridades públicas y privadas. Las razones de los malos tratos y de la exclusión son múltiples y pueden incluir la clase social, la raza o el lugar de residencia de una persona. Las mu- jeres y los hombres de Vila Junqueira dicen: «Si vas con un traje, eres tratado como «señor», pero si llevas sandalias te envían fuera». En Sacadura Cabral, Brasil 377 las mujeres dicen: «Hay gente que ni siquiera se sentará junto a alguien de aquí». Un grupo de hombres jóvenes de Nova Califórnia comenta: «El con- ductor del autobús, simplemente porque tiene su trabajo, nos trata como si no fuéramos seres humanos». Y en Novo Horizonte un grupo de hombres y mujeres afirma: «En aquel distrito rico, ni siquiera se dignarán mirar a una persona pobre». Algunas personas en el estudio hablan de discriminación racial. Una mu- jer de Sacadura Cabral dice: «Te insultan porque eres negra» y chicas adoles- centes de Nova Califórnia afirman: «Mucha gente te desprecia debido a tu color». Aunque la gente pobre se enfrenta a diario con la exclusión y la grosería, la mayor parte de las personas que participaron en los grupos de debate no se consideran a nivel individual en el escalón más bajo de la sociedad. De hecho, ponen especial cuidado en marcar las distancias entre ellos mismos y los mar- ginais, es decir los que viven al margen (recuadro 2). Tal como dice una mu- jer de Vila Uniáo: «Hay muchas personas viviendo aquí en la más absoluta miseria. Las puedes ver en las calles. Da pena, pero no conozco a ninguna de ellas». Los residentes de las favelas señalan también generalmente que son estig- matizados en los mercados de trabajo, simplemente por el hecho del lugar en donde viven: «Si digo que soy de Novo Horizonte, retirarán la oferta de tra- bajo porque consideran que todos somos criminales aquí», dice un adoles- cente de Novo Horizonte. Una empleada de hogar de Borborema dice: «Si queremos conseguir un puesto de trabajo, no podemos revelar que vivimos en Borborema, porque ello constituye un grave hallazgo en contra de una». Un electricista de Bode comenta: «Un día me llamaron de una compañía para un empleo, pero cuando se dieron cuenta de que vivía en Bode cambiaron de opinión, pensando que era uno de esos marginais en los que no podían confiar». En Entra a Pulso, una puerta cerrada de 10 de la noche a 10 de la maña- na impide a los residentes entrar en un centro comercial adyacente a la vecin- dad. La gente de allí dice: «Resultó más fácil derribar el Muro de Berlín que esta puerta». Algunas personas participantes en el estudio describen una diversidad de ámbitos en donde se sienten degradados. En un grupo de debate de Padre Jordano, los investigadores escucharon lo siguiente: Cuando vamos al hospital, suponemos que habrá que esperar más tiempo del previsto. Alguien con una posición superior a la nuestra vendrá también al hospital y se pondrá delante, sin pensárselo dos veces. Los establecimientos al por menor también nos descriminan. Cuando vamos a comprar, vemos a los guardas con sus «walkie- talkies». En una ocasión, me enfadé y le pregunté a un guarda: 378 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras «¿Por qué nos molestan y nos siguen cuando venimos a comprar? Debería saber que el dinero de una persona pobre es más limpio que el de una persona rica: nosotros lo conseguimos mediante un trabajo duro y no a través de la corrupción». En Borborema, una persona pobre decía: «Los ricos son aquellos que siempre ganan y que mandan sobre las vidas de los pobres». Interacciones entre brasileños pobres e instituciones Un su lucha contra notorias injusticias, las asociaciones de vecinos de las E favelas tienen una larga historia de saber explotar con éxito los recursos públicos y privados y de haber conseguido una serie de victorias jurídicas y de mejoras de infraestructuras para sus residentes. Los hombres y mujeres RECUADRO 2. Os marinais: los ms pobes detos pobre Tal como los describen los brasileños en el estudio, los marginal son personas que %-iven bajo los puentes o en la calle, comen de la basura, recogen chatarra y cartón, piden, dependen de la caridad en cuanto a comida y ropa y nun a envían a sus hi- jos a la escuela. Pueden utilizar un trozo de cartón como colché y latas de hojala- ta para cocinar, mientras que su albergue puede consistir en sim lemente una bol- sa de plástico. Se les considera como «personas que no quiere nada más de la vida - pero también coino «personas que lo necesitan todo». La gente indica que: ..Son los más acosados por la policía>, pero en algunas comunid des los margmazs son descritos como «gente sin escrúpulos>>, como «ladrones, a sinos y drogadic- tos» y como «personas que tratan de conseguir una vida fácil, rjudicando a los demás,-. Uno puede deducir que en estas comunidades hay tant gente de la calle que comete delitos como quienes no los cometen. NMientras que algunos participantes niegan 1l presencia de m, rginazs en su zo- na, en cinco comunidades la gente identifica a una parte específic de su población como personas al margen: en Sacadura Cabral la estnmación está omprendida en- tre el 12 y el 42 por cientc, dependiendo del grupo de debate; en Bode. del 12 por ciento; en Noso Horizonte, del 12 por ciento; en VlIa Uniao del por ciento y en Entra a Pulso, del 15 por ciento. Los habitantes de Padre Jordano indican que en el pasado el s por ciento de la comunidad podría haber sido clasificada como margmiais, pero ue en la actuali- dad dicho número ha quedado reducido a cero, porque o bien dic as personas han mejorado sus circunstancias o han quedado excluidas. Los habira res de dicha co- munidad afirman: i Nuestra realidad es así. No debemos ser pasis os. Debemos es- Íorzarnos siempre por una -ida melor. Pero. al menos, tenemos n estras pequeñas chabolas para poder dormir, nuestros televisores Y nuestras com das diarias. No somos ni mendigos ni marginais'. Brasil 379 pobres de Brasil atribuyen, en gran medida, la obtención de estos beneficios a sus organizaciones con base en la comunidad. A excepción de la Iglesia Cató- lica, otras organizaciones públicas, privadas y municipales que funcionan en las comunidades pobres reciben una evaluación dispar. Muchos participantes en el estudio consideran a autoridades elegidas, funcionarios públicos, patronos y vendedores como personas que sirven en gran medida a los intereses de los ricos. Mientras que los servicios públicos individuales y algunas autoridades elegidas reciben comentarios favorables de algunos grupos de debate, el Gobierno en general provoca observaciones fuertemente críticas. Residentes de Entra a Pulso opinan: «Los ricos sólo vie- nen aquí una vez cada cuatro años en busca de votos, de forma que puedan llegar a ser todavía más ricos». Hombres y mujeres jóvenes de Borborema manifiestan: «La culpa de la pobreza la tiene el Gobierno». En Morro da Conceicáo, donde la asociación de favelas es muy fuerte y tiene un largo historial de presionar para la obtención de los servicios bási- cos, los comentarios de un grupo de hombres y mujeres incluyen: V «Este gobierno ... perjudica al país al permitir una mala distribución de la renta, que concentra la abundancia en manos de los ricos». V «Los ricos en este país han llegado a ser más ricos». g «El número de personas que viven en la extrema miseria va en au- mento». v «Hasta hace unos pocos años no había hambre en esta comunidad, pero ahora sí que lo hay». v' «El Gobierno lo está arruinando todo para poder pagar a los usu- reros». v «El Gobierno no está cumpliendo su papel en la resolución de los pro- blemas sociales». Al mismo tiempo, los residentes de esta favela se consideran ellos mismos parcialmente responsables de las deficiencias de la actuación del Gobierno. Un grupo de hombres y mujeres de Morro da Conceicáo dice: «Votamos mal»; «No controlamos a nuestras autoridades elegidas»; «No exigimos nuestros derechos» y «La gente está mal informada». También en las otras favelas visitadas, la gente pobre habla enérgicamen- te sobre la necesidad de una sociedad civil informada y comprometida y acer- ca del papel fundamental que ello ha desempeñado en el desarrollo de sus co- munidades. La importancia de organizaciones con base en la comunidad en las favelas se refleja en la figura 1, que resume datos de los grupos de debate de las diez comunidades brasileñas en estudio. A cada grupo se le pidió que identificara y clasificase a las instituciones más importantes en su vida diaria. Aunque una amplia serie de instituciones puede ser considerada importante, la gente pobre las califica a menudo mal en términos de su efectividad. 380 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Lo que funciona y lo que no funciona en Novo Horizonte La favela de Novo Horizonte tiene alrededor de diez años de edad y solía ser una de las comunidades más pobres en los alrededores de Itabuna. Sus 4.000 residentes se encuentran en su mayor parte subempleados y trabajando en el sector informal. La zona solía incluirse siempre entre las más violentas de Ita- buna y carecía prácticamente de todo tipo de infraestrutcturas básicas y de servicios. En la actualidad, hay una escuela local y un centro médico y se in- dica que la violencia está descendiendo, aunque sigue siendo muy alta. El alo- jamiento es todavía precario y las aguas residuales y la basura llenan las calles. Hombres y mujeres pobres de Novo Horizonte trabajaron en pequeños grupos para identificar y después clasificar las instituciones que consideran importantes en sus vidas diarias y en las crisis. El cuadro 1, incluye las prime- ras cinco instituciones mencionadas por un grupo de mujeres jóvenes y un FIGURA 1. Instituciones más importantes en las vidas de los brasileños pobres, por categorías Porcentaje de instituciones 50 20 5 .. . 0 _~ ~ ~ ~ ~~< W E -W a E Nota: Los datos se basan en la frecuencia con que se indican las ciinco instituciones más _ ~~~~~~~~~importantes por los grupos de debate de lis diez comunidades en estudio de Brasil. _ ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~Brasil 3 81 grupo de hombres adultos y muestra el orden en que están clasificadas8. Am- bos grupos observan que algunas de estas instituciones todavía necesitan me- jora, pero les otorgan altas calificaciones porque proporcionan servicios muy necesarios, tienen una presencia en la comunidad y reaccionan con interés cuando se plantean los problemas. En contraste, instituciones tales como la policía y el municipio pueden ser muy importantes, pero reciben calificacio- nes bajas porque los grupos consideran que dichas instituciones no están in- teresadas en ayudar a resolver problemas locales. La escuela recibe una alta clasificación tanto por parte de hombres co- mo de mujeres, no sólo porque la educación constituye una prioridad má- xima, sino también porque la escuela tiene carácter local. Los hombres di- cen que la escuela «atiende las necesidades de la comunidad» y mantiene a los niños alejados de las calles. Las mujeres dicen que ponen a la escuela en la parte de arriba de su lista, porque «nadie podría aprender si la escue- la no estuviera aquí y si está situada en la comunidad, facilita las cosas. ¿No es así? » Para el grupo de debate de hombres, la institución más importante es CONAB, que es el distribuidor local de la cesta básica, un programa nacional de alimentación que proporciona productos de primera necesidad, sobre una base regular9. Los hombres indican que el programa resulta esencial, porque «la comunidad tiene de un 70 a un 75 por ciento de sus desempleados que dependen de esta cesta básica para vivir». A pesar de que hay problemas en cuanto a un servicio fiable, los hombres de Novo Horizonte todavía califican a la compañía del agua, EMBASA, muy Cuadro 1. Instituciones más importantes. Dos grupos de debate de Novo Horizonte Ranking por grupo de debate Institución Mujeres jóvenes Hombres EI.lea 1 2 CONAB - 1 Amigos EMBASA (suministro de agua y alcantarillado) 3 4 Presidente de la comuadad - 3 TELEBAHIA (teléfonos) 4 5 Centro roédico 5 - - No mencionado Nota: 1 = Muy importante 382 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras bien porque distribuye contenedores a las personas que no pueden pagar el servicio, de forma que puedan al menos tener agua. En contraste, el grupo de hombres es muy crítico con la compañía eléctrica local por sus esfuerzos agresivos para cortar la corriente a los hogares pobres que tienen conexiones ilegales. Mencionan que los inspectores vienen cada dos semanas y que «ello está afectando negativamente a esta comunidad». Ellos también tienen falta de confianza en esta agencia, porque desde la privatización cambia frecuente- mente sus políticas, tiene muchos procedimientos engorrosos y presta poco servicio. Hombres y mujeres pobres de Novo Horizonte indican que se preocupan mucho sobre cómo les tratan al solicitar servicios. De hecho, el criterio de evaluación más importante para el grupo de mujeres es que una institución «proporcione un servicio cortés». Los hombres también valoran las institu- ciones «que prestan atención y escuchan a la gente». Según un miembro del grupo de hombres: «Creo que me insultan cuando me dicen que vuelva en otro momento ... Estamos allí sintiéndonos débiles de hambre y sedientos. Y entonces el tipo que está allí, oculto, me dice «vuelva usted mañana», no que- riendo atendernos» . Con una clasificación de once, el hospital público es calificado entre las peores instituciones por el grupo de mujeres. Las mujeres informan: «Resulta muy normal ver gente en largas colas ... y el hospital no puede atender a to- das las personas que lo necesitan ... los médicos reciben sólo de cinco a diez personas al día». La gente puede dirigirse asimismo a clínicas y hospitales privados, pero sus altos honorarios suponen un serio obstáculo. Incluso en caso de emergencia, «el hospital privado sólo nos ayudará si pagamos ... Si tienes que morirte, te morirás». Progreso en las favelas Incluso en medio de la exclusión, la falta de trabajo y la violencia, los participantes en el estudio de las demás favelas también dicen que se en- cuentran en mejor situación económica general que la que tenían en el pa- sado. Muchas personas, tal como María (cuya historia inicia este capítu- lo), se aventuraron hasta las ciudades desde lugares miserables y alejados situados al nordeste y mencionan mejoras tangibles en sus vidas. Casi to- dos los participantes en el estudio han sido testigos de importantes avan- ces en la infraestructura de su comunidad a lo largo de la pasada década. Prácticamente todas las casas en las favelas disponen ahora de electrici- dad y de fácil acceso a los teléfonos, la mayoría disponen de centros mé- dicos y de un hospital cercano y la vivienda y las instalaciones sanitarias han mejorado en muchas comunidades. Un grupo de hombres de Nova California dice: Brasil 383 Hace diez años esta comunidad no tenía nada. No había agua, ni electricidad, ni teléfonos públicos, ni recogida de basuras ni nada. La vida era mucho, mucho peor. Hoy en día es estupendo ... Antes teníamos que traer agua de la cisterna y utilizar velas. A la una de la mañana, teníamos que hacer cola para una lata de agua y ya había veinte o treinta personas esperando en fila ... En comparación con el pasado, vivimos en el cielo. De un modo parecido, hombres y mujeres de Vila Junqueira dicen: «Aquí teníamos un río apestoso, era una favela grande. Ya no vivimos en chozas de madera en absoluto, tenemos agua y electricidad» ... En la mis- ma comunidad, Tiago, de 16 años de edad, coincide: «La vida ha mejora- do aquí para mi familia y para todo el mundo. En la actualidad, la gente tiene un coche, televisor, vídeo, un buen frigorífico y una buena estufa. Un grupo de hombres y mujeres de Entra a Pulso afirma: «En el pasado, era mucho peor. No había centro médico, ni recogida de basuras, ni Iglesia Católica». Los cambios han tenido un efecto espectacular en las vidas de los individuos. En el recuadro 3, otros brasileños describen un cambio im- portante a mejor. Aunque agradecidos por lo que tienen, los participantes en el estudio también esperan y cuentan con posteriores avances. Muchas comunidades to- davía carecen de infraestructura para la depuración de aguas residuales sin tratar y de residuos sólidos y el servicio de agua potable constituye un pro- blema para casi todas las comunidades. Un hombre de Nova Califórnia in- forma: «Las aguas residuales, corriendo frente a las casas, causan enfermeda- des y nadie puede soportar el olor. Cuando llueve, el agua llega a la puerta de entrada y uno tiene que recoger todo lo que está en el suelo». Según un grupo de debate de mujeres de Vila Uniáo: «En el invierno, las alcantarillas se des- bordan y las calles se inundan, por no hablar de la invasión de mosquitos. Y aquí en la favela, algunas casas no tienen aseos, de forma que la gente usa la calle». Hombres y mujeres de Morro da Conceiçáo dicen que la basura hace que los niños se pongan enfermos y crea «un terrible olor». En otra parte, la gente indica que la inmundicia causa infecciones en animales y plagas de in- sectos. Una mujer joven de Borborema hace un chiste: «Borborema sin cloa- cas al aire libre no sería Borborema». En ocho de las favelas visitadas, el servicio de agua irregular aparece como un problema importante. Los participantes de Nova Califórnia di- cen: «Sólo tenemos agua una vez a la semana». Las mujeres de Morro da Conceiçáo observan que «sin agua, no puedes hacer nada: ni cocinar ni la- var». No es sorprendente que cuatro comunidades otorguen a la compañía del agua calificaciones muy bajas. Un grupo de debate de hombres y muje- res de Nova Califórnia comenta: «El agua llega cada quince días, cuando les llamamos por teléfono»; «El teléfono suena y suena, pero nadie res- 384 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras RECUADRO 3. Estimcón de los servklos Asicos -Cuando llegamos, los médicos nos indican cómo cuid.r a estros hijos, cómo suministrarles medicamentos en casa ... Si llegas sin haber co ido, puedes almor- zar o cenar y ellos realmente te ayudan. Ahora bien, pienso qu tienen que mejorar su servicio un poquito ... Tienen que respetar las colas y no d entrada a la gente que trata de que les visiten antes que a nosotros>. -Un grupo de debate de mujeres de Bode, ha lando del Instituto Materno Infantil de Pernambuco, un c tro bien conocido de sanidad materna e infantil y de infecci VIH en los niños -«S alguien no puede recibir ayuda aquí ... lo llevan al hospital .. Dan preferencia a los mayores ... Se trata de algo muy bueno para la comunida . -Un grupo de debate de hombres y mujeres d Nova Calitórma. hablando de sSalud en Casa-, una i ¡ciativa ciudadana que ha recbido altas calificaciones y que pro rciona dentistas, médicos y psicólogos en espachos móviles. .EI transporte es excelente, tenemos autobuses en todo mome o y nunca llegan tarde. Y cuando llegan tarde, es a menudo muy aceptable. Hay otivos para el re- traso>. -Un grupo de debate de homb es. Vila Junqueira «CELPE nos atiende bien, rápidamente arreglan el alumbrado las calles ... No tenemos que esperar siglos». -Un grupo de debate de hombres y m jeres, Vila Uniao 'A pesar de vivir en una faiela, mi vida ha mejorado. Tengo mí sa, mis seis hijos tienen una buena educación, i, gracias a Dios, no necesitamos c mida ni trabajo. ¡ A veces, me siento inferior cuando esas damas de la alta socie d pasan cerca, apretando sus bolsos, como si fueramos ladrones. pero estoy o alloso de encon- t rrarmne aqui y de haber obrenido mí parcela de rerreno,-. -Un hombre e Entra a Pulso ..Yo era costurera y mi marido un trabajador agrícola. Cuando las plantaciones fracasaron, vinimos aquí con nuestros seis hijos. El rrabajaba en na tábrica y pu- do comprarme una máquina de coser, pero nadie queria alquila os una vivienda al tener tantos hijos. Enronces, una mujer me dijo que viniera a ese lugar (como ocupantes ilegales) donde nadie nos molestaría. Una mujer me a onsejó: "No te vayas. Quédare aquí y educa a tus hijos, porque éste es el motivo Por el que vinis- te. He vivido durante veintidós años en esta chabola que consrrui s. La fineb ha mejorado mucho a lo largo de los oxho úitimos años. El ntenden inició prayec- 1 t0s V la comunidad aportó el trabajo. Todo ayudaron y. gracias Dios, tenemos ahora una vecindad adecuadas. -UIna mujer d Vila Junqueira Brasil 385 ponde» y «Cuando vienen a abrir la llave del agua, lo hacen con hosti- lidad». Autoayuda en las favelas brasileñas Las comunidades visitadas en Brasil demuestran una fuerte capacidad para movilizar la actuación colectiva y aportar mejoras a sus comunidades, ante muchas barreras. Seis de las diez favelas poseen organizaciones comunitarias muy activas. La Iglesia Católica es otra institución local que recibe grandes alabanzas por sus aportaciones a la organización y al desarrollo de la comu- nidad. Los habitantes de muchas de las comunidades han trabajado colecti- vamente, a menudo con éxito, para resistir a la evicción, obtener mejoras de infraestructura, crear instituciones locales y asegurar los derechos sobre bie- nes raíces. Estos esfuerzos de la comunidad son a veces anteriores al retorno de Brasil a la democracia en 1985. Líderes locales efectuando contactos En Vila Uniáo, Paolo, de 21 años de edad, escribió a una compañía de Rio Grande do Sul que elabora productos lácteos y pasteles y les convenció para impartir un curso de formación culinaria a gente joven de esta comunidad. Paolo ha traído otros talleres de formación a Vila Uniáo y obtiene donacio- nes de hoteles e iglesias para una despensa local de alimentos. Fue reciente- mente elegido líder de la comunidad y está actualmente tratando de conse- guir un edificio, destinado a albergar programas profesionales para la comunidad. Cuando era niño, Paolo se dedicaba a un trabajo difícil, recibía constantes palizas y era cruelmente explotado por su padre, que más tarde abandonó la familia. Paolo cree que su participación en un victorioso grupo de resistencia de ocupantes ilegales, constituyó un cambio decisivo en su vi- da. El dice que el recuerdo de aquel esfuerzo de la comunidad es lo que esti- mula su activismo actual. Geraldo, un residente en Borborema de 27 años de edad, trabajaba en una fábrica de azúcar antes de que tuviera 10 años. Cuando era niño, fue tes- tigo de cómo su padre pegaba regularmente a su madre y fue obligado a huir con su familia, después de que su padre matase a un vecino. En la actualidad, Geraldo es también un activista de la comunidad. Dice así: Tengo mi propia casa, en donde vivo con mi mujer y mis tres hijos. Mi esposa trabaja como sirvienta. Nuestra relación es buena. Aunque tenemos nuestras dificultades, ella es una persona comprensiva. Actualmente, y gracias a Dios, soy un líder y un representante de la comunidad. Al menos, soy algo en la vida. Me propongo ser político para poder preparar una vida mejor para la comunidad, así como para mi propia familia. No quiero que mis 386 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras - -----_ -t ------ hijos pasen a través de todo lo que yo he pasado. Eso es todo lo que deseo. Dona Ana, de 56 años, es otra residente en Borborema que halla una profunda satisfacción en el trabajo comunitario. Perdió a su padre a la edad de 7 años, empezó a trabajar en los campos a la edad de 9 y perdió a su ma- dre antes de haber cumplido los 15 años. Varios de sus hermanos han falleci- do y su marido murió cuando ella tenía 46 años. Sus hijas son empleadas de hogar. Dona Ana, que es voluntaria en una olla popular sostenida por la Igle- sia Católica, dice: Adoro mi trabajo. Sé que no gano nada, pero me siento feliz, importante. Estoy ayudando a los niños a que tengan un sentimiento de compañerismo, a que aprendan a compartir ... Creo que la persona que ayuda a los demás no desea recompensas materiales. Es realmente una buena cosa ser capaces de proporcionar esperanza y felicidad. ¡Qué alegría ver a la gente contenta! Me siento en paz. Cuando alguien pregunta: ¿Queda algo de sopa, Dona Ana? y respondo que sí que hay, me siento contenta. En mi receta de la sopa, pongo una pizca de amabilidad y un poco de amor. Asociaciones de vecinos El asentamiento de Padre Jordano está situado en terrenos que pertenecen a la armada brasileña. Aunque la comunidad fue fundada hace cuarenta años, su posesión sigue siendo insegura. Repetidos intentos de trasladar a la fuerza a los residentes han fracasado hasta el momento, porque la comunidad ha es- tado firmemente unida en su resolución de resistir a la evicción. Una asocia- ción de vecinos, fundada en 1988, consiguió alumbrado público, saneamien- to y suministro de agua. Los residentes están ahora deseosos de construir una guardería. Dicen lo siguiente: «Sólo necesitamos que el Gobierno o alguna otra institución nos done el material. Lo recogeremos de allí y levantaremos el edificio». Los grupos de debate de las favelas brasileñas expresan invariablemente un fuerte apoyo a sus asociaciones de vecinos. Residentes de Vila Junqueira calificaron a su asociación de vecinos, encabezada por Mr. Durvalino, como la segunda mejor institución de su comunidad. Opinan lo siguiente: «Se trata de la única institución que realmente se esfuerza por resolver los problemas, que dice la verdad y que funciona en cualquier momento», «La comunidad me ayudó a construir mi casa»; «Aquí la gente se preocupa, sin querer nada a cambio» y «Hemos podido conseguir muchas cosas gracias a Mr. Durvalino. Estamos muy inspirados por él, ya que es un luchador y un guerrero. Todo lo que tenemos se consiguió a través de su actuación: el agua, el pavimento y la iglesia. Si tuviésemos a tres como él, las cosas serían aquí todavía mejor». Brasil 387 De un modo parecido, la gente de Nova Califórnia apoya firmemente a su asociación de vecinos local, que fue creeada por el Comité de Ciudadanía del Banco do Brasil. Participantes en los grupos de debate de allí dicen: V «Vamos al Comité de Ciudadanía siempre que necesitamos ayuda. Nos han ayudado de muchas formas diferentes a lo largo de los últi- mos años». V «Fui (a la presidenta del comité) cuando mi hija estuvo enferma. Ella nos llevó al médico y encontró dinero para los medicamentos». v «Ellos te proporcionarán madera, material para techado y todo lo que necesites para construir una chabola. Han entregado máquinas de coser y frigoríficos». R' «El problema de la escuela se resolvió porque la presidenta de la ve- cindad fue y habló con el intendente. Le mandó que fuera apuntando en una libreta. Todo el que no estaba estudiando dio su nombre. Mi hija no estaba estudiando y ahora sí que lo está. Ahora, cualquiera que quiera estudiar está en la escuela». V «La asociación de vecinos ha hecho todo lo posible por servir a la co- munidad. Si no hace algo, es porque las circunstancias no se lo permi- ten. Por nuestra parte, hacemos todo lo que podemos para reforzar la asociación. Cuanto mejor es la asociación, mejor para la comuni- dad». La Iglesia Otra institución local muy valorada es la Iglesia Católica. Con la excepción de Sacadura Cabral, donde la mitad de los residentes son protestantes evan- gélicos, las comunidades visitadas en Brasil son en su mayoría católicas. En muchas comunidades, las iglesias locales sirven como centro comunitario y lugar de reunión para organización local. Los residentes de Bode, por ejem- plo, están encantados con la Iglesia por su papel en la mediación de conflic- tos, proporcionando una olla popular y animando a la organización de la co- munidad. En Vila Junqueira, la iglesia distribuye cestas básicas para los habitantes de la comunidad y es calificada como la institución más importan- te. Un grupo de hombres y mujeres del lugar dice: «La iglesia ayuda a la co- munidad de forma material y espiritual. El sábado por la tarde, todo el mun- do va a la iglesia». De un modo parecido, en Vila Uniáo, la iglesia se considera como «un albergue para los más pobres». En la ciudad de Recife, el Padre Marcos atiende una gran parroquia y se le reconoce su trabajo en la comunidad en dos de las favelas del estudio. Los habitantes de Borborema le atribuyen la disminución de los delitos violentos, diciendo lo siguiente: «Antes de que el Padre Marcos viniese a trabajar aquí, esto era un matadero. Cada mañana podía haber tres cadáveres en la calle». De un modo parecido, en Entra a Pulso, donde la iglesia aparece como la ins- titución más importante de la comunidad, los residentes afirman: «Sólo la 388 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Iglesia Católica y el Padre Marcos nos ayudan en cualquier tipo de situación. Otros ayudan, pero a veces sus puertas no están abiertas». Conclusión T os asentamientos de ocupantes ilegales visitados en Brasil han existido Ldurante decenios. En los últimos años, una combinación de activismo lo- cal y de acción gubernamental ha aportado importantes mejoras a sus in- fraestructuras físicas. En Padre Jordano, por ejemplo, los residentes constru- yeron un depósito de agua y pavimentaron un camino con materiales de construcción suministrados por un concejal local. En Sacadura y Vila Jun- queira, sus habitantes participaron activamente en esquemas de vivienda, puestos en marcha por el gobierno local. Los participantes aprecian muy a fondo servicios básicos que sean accesibles y estén bien llevados: en particu- lar, hospitales públicos locales, clínicas y unidades móviles de asistencia sani- taria en varias de las comunidades en estudio. A pesar de los profundos y complejos problemas con los que se enfrentan los favelados, las comunidades pobres de Brasil indudablemente demuestran una gran capacidad de movilización y de formación de asociaciones con agencias gubernamentales, funcionarios elegidos y líderes del sector privado, a efectos de atraer los distintos recursos requeridos para atender necesidades acuciantes de infraestructura. Líderes activistas cualificados y políticas guber- nativas de apoyo pueden también ayudar a las comunidades a unirse para atender otras necesidades locales: servicio policial justo y seguridad ante la delincuencia, gobiernos locales que reaccionen con interés y equidad en el ac- ceso a los servicios, la creación de buenos puestos de trabajo, así como una mayor dignidad y respeto entre los miembros de la familia. La innovación se necesita en políticas y programas que apoyen la iniciativa empresarial de la gente pobre y que abran oportunidades de formación para que la gente tra- bajadora mejore sus conocimientos. Aunque Brasil tiene asistencia sanitaria general gratuita, las políticas de seguridad social para el gran sector de traba- jadores informales del país también requieren atención, ya que muchos pro- gramas sociales y planes de red de seguridad están relacionados con el em- pleo formal y con el desempleo y tienen sólo limitado alcance entre la gente pobre. Mucha gente pobre se ha dado cuenta de que llegar a un acuerdo les per- mite conseguir mejoras de forma gradual, lo que les mantiene motivados y optimistas. Los residentes de Bode, por ejemplo, soportaron intensas presio- nes para desalojarles hasta 1981, cuando obtuvieron legitimidad oficial como comunidad. Las mujeres dicen: «¿Cuáles fueron nuestras armas? Cacerolas y cucharas. Pero sin embargo ganamos». Los residentes en Bode recuerdan esta victoria con simpatía y la comunidad ha continuado luchando por conseguir Brasil 389 mejoras y las ha obtenido, incluyendo la construcción de casas de ladrillo y de una clínica, así como calles pavimentadas. Marcos, de 47 años de edad y líder de la comunidad de Bode, cree que el desarrollo de «variables blandas», es decir aquellos aspectos de la vida que van más allá de las necesidades de simple subsistencia, tales como educación, salud, cultura y mejores relaciones familiares, constituye ahora un aspecto tan esencial para el desarrollo de la comunidad como lo era antes la infraestructura de la construcción. Dice lo si- guiente: «Uno tiene que luchar mucho y ser porfiado. Los problemas aquí son numerosos». 390 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras CUADRO 2. Comunidades en estudio de Brasil RECIFE Bode, Esta comunidad, de alta densidad de población, se estableció de pob. 70.000 forma espontánea en los años 20, después de la construcción de un puente que enlazaba el centro de Recife, actualmente una ciu- dad de 3,3 millones de habitantes, con las islas de Pina. En los años 70, se construyó un segundo puente y el asentamiento reci- bió estado legal en 1981. Las principales fuentes de medios de vi- da para los hombres son la pesca, el pequeño comercio, albañile- ría, mecánica, carpintería y fontanería. Las mujeres trabajan como lavanderas, sirvientas, amas de casa y prostitutas. Esta co- munidad dispone de los principales servicios de infraestructura, incluyendo escuelas y dos centros médicos primarios. La inmen- sa mayoría de los residentes son afrobrasileños. Borborema, Esta comunidad fue formada por ocupantes ilegales en los años pob. 24.000 70, después de que fuera dragado un canal, creando un terraplén cerca de la estación de autobuses de Borborema. Los habitantes de Borborema no tienen seguridad de tenencia, pero el munici- pio nunca ha emprendido una acción legal para desalojar a los ocupantes ilegales. Los hombres trabajan principalmente como albañiles, porteros, pequeños comerciantes, electricistas y car- pinteros. Las mujeres trabajan como lavanderas, sirvientas, lim- piadoras y modistas. Hay un centro médico primario en la co- munidad, así como escuelas. Las instalaciones sanitarias son muy deficientes, debido en gran parte a las inundaciones. Entra a Pulso, Este asentamiento, creado en los años SO, fue el resultado de una pob. 9.000 invasión planificada, junto a la mayor zona de tiendas de la ciu- dad. Los colonos están en trámites de asegurar el estado legal. Los hombres trabajan como albañiles, electricistas, expertos en oficios varios, trabajadores del metal, pintores, porteros y vigi- lantes nocturnos. Las mujeres trabajan como sirvientas, lavande- ras, porteras y costureras. La favela dispone de la mayoría de los servicios básicos de infraestructura, incluyendo un centro médi- co primario y escuelas, pero los problemas de aguas residuales son frecuentes y las instalaciones sanitarias son deficientes. Morro de Morro da Conceiçáo es una de las zonas de ocupación ilegal más Conceiçao, antiguas de Recife, creada en torno a los años 30. Es también una pob. 9.000 de las comunidades más politizada, teniendo una asociación de vecinos muy activa y una iglesia con un sacerdote activista desde hace mucho tiempo, altamente politizado, así como varias ONGs e instituciones. Las principales fuentes de recursos para hombres y mujeres son el comercio y las actividades informales. Los princi- pales problemas con los que se enfrentan los residentes son los co- rrimientos de tierras y la escasez de agua. Además, muchas casas están situadas en pendientes empinadas y no resultan fácilmente accesibles. El asentamiento dispone de escuelas y de un centro médico, pero no hay recogida de basuras. Brasil 391 - - - - - - - - - _- _ _ RECIFE (continuación) Padre Jordano, Este asentamiento, a sólo 500 metros de la playa, está rodeado pob. 2.500 de altos edificios y tiendas, que lo hacen prácticamente invisi- ble. El terreno pertenecía a la armada brasileña en 1959, cuan- do empezó la ocupación de las tierras y varias iniciativas para hacer salir de allí a los residentes han resultado infructuosas hasta el momento. Los hombres trabajan como vigilantes noc- turnos, porteros, fontaneros, pintores, albañiles y pequeños co- merciantes en la playa. Las mujeres trabajan en general como sirvientas y pequeñas comerciantes en la playa. No hay centro médico y hasta mediados de los años 90 la barriada no dispo- nía de alumbrado público, saneamiento ni suministro de agua. Vila Uniáo, Esta favela es el resultado del esfuerzo organizado por 200 fa- pob. 2.300 milias en 1988. A principios de los años 90, la presión ejercida sobre el municipio se tradujo en que la tierra fuera donada a los residentes. Los hombres trabajan en general en el sector in- formal como albañiles, mecánicos, trabajadores del metal y pintores. Las mujeres trabajan como sirvientas y amas de casa. Todas las casas tienen electricidad, pero no hay alcantarillado. Hay cinco escuelas y un centro médico. El setenta por ciento de los residentes son afrobrasileños. ITABUNA Nova Califórnia, Las plantaciones de cacao de Nova Califórnia han estado en pob. 2.500 declive durante al menos una década debido a las plagas. La mayor parte de los residentes son parados o trabajadores agrí- colas, que dependen de actividades informales para sobrevivir. Hay también pequeños comerciantes y propietarios de tiendas de alimentación, bares y panaderías. Hay servicios públicos li- mitados tales como agua, alumbrado, teléfono y recogida regu- lar de basuras, si bien la mayoría de las casas disponen de elec- tricidad. El único sistema de transporte es proporcionado por una compañía privada de autobuses. La comunidad dispone de una oficina de correos, pero no de un centro médico. Novo Horizonte, Esta comunidad, creada en 1989, fue considerada una de las pob. 4.000 más violentas de Itabuna, pero en la actualidad el nivel de vio- lencia ha disminuido algo. La mayor parte de sus habitantes están subempleados o trabajan en el sector informal. Los hom- bres buscan trabajo como albañiles, carpinteros y comercian- tes, mientras que las mujeres trabajan como sirvientas. Hay una escuela y casi todas las casas tienen acceso a la red eléctri- ca, pero no hay recogida de basuras. La falta de saneamiento se cita a menudo como un problema prioritario. 392 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras SAO PAULO Sacadura Cabral, La comunidad de Sacadura Cabral, establecida en 1966, está pob. 3.000 situada cerca del principal centro comercial de Santo André. Habiendo sido en su momento un centro de industria pesada y de actividad sindical, ha sufrido serias pérdidas de puestos de trabajo en la última década. La mayor parte de la población es- tá compuesta por emigrantes del norte de Brasil y por sus hijos. Los hombres incluidos en la población activa están empleados en la industria manufacturera, en los servicios y en ocupacio- nes informales, tales como el lavado de coches. Las mujeres trabajan como sirvientas o dependientas de tienda. Las calles no están pavimentadas y se encuentran generalmente inunda- das de agua de lluvia y aguas residuales. La comunidad dispo- ne de un centro médico primario y de una escuela primaria. Vila Junqueira, Los primeros residentes ocuparon la zona en torno a 1966. En pob. 834 1987, los residentes se organizaron y solicitaron al gobierno municipal la titularidad de la tierra. En consecuencia, la zona fue subdividida en parcelas, algunas de las cuales están situa- das en la ladera de la colina, exponiendo las casas al riesgo de desprendimientos de tierras. Los hombres trabajan como alba- ñiles, electricistas, mecánicos, carpinteros y fontaneros. Las rmujeres trabajan en calidad de sirvientas y porteras. Los resi- dentes dicen que sus principales prioridades consisten en con- seguir un centro médico, alumbrado público, electricidad y una escuela primaria. Brasil 393 Notas 1. El equipo del estudio fue dirigido por Marcus Melo e incluía asimismo a De- nilson Bandeira, Josineide Menezes, Mirna Pimentel, Flávio Rezende, Rosane Salles, Ana Flávia Novaes Viana y Ruben Vergara. 2. World Bank, World Development Indicators 2001 (Report 22099, abril de 2001), 12. 3. Datos de pobreza y análisis de World Bank, «Attacking Brazil's Poverty: A Report with a Focus on Urban Poverty Reduction Policies», vol. 1, «Summary Re- port» (Report 20475-BR, Brazil Country Management Unit, PREM Sector Manage- ment Unit, Latin American and the Caribbean Region, 2001), 2-5. 4. En Recife, otros problemas empezaron a destacar, incluyendo la violencia y la falta de servicio policial, la apremiante escasez de agua y la falta de otros servicios bá- sicos. 5. World Bank, «Attacking Brazil's Poverty», 6. 6. World Bank, «Attacking Brazil's Poverty», 16. 7. Quentin T. Wodon, «Poverty and Policy in Latin America and the Caribbean» (World Bank Technical Paper 467, Latin America and the Caribbean Regional Studies Program, junio de 2000), 4. 8. Las listas completas de los grupos contenían cada una docenas de organiza- ciones públicas, privadas y municipales. Otras importantes instituciones locales que recibieron calificaciones inferiores y no aparecen en el cuadro, incluyen la escuela pro- testante, bancos, el supermercado y «Salud en el Hogar». Entre las instituciones peor consideradas por las mujeres se encuentran el hospital público y el presidente de la co- munidad. 9. CONAB es la Companhia Nacional de Abastecimento (Compañía Nacional de Abastecimiento de Alimentos). En otras partes, otras organizaciones, incluyendo la Iglesia Católica, distribuyen la cesta básica. 394 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras E dor peligros de la pobreza Alexandra Martínez Flores' Esteban, un trabajador agrícola de 49 años de edad, vive a las afueras de Pa- ján, una ciudad llamada así por la abundancia de paja en la zona. Encontrar trabajo con un salario decente resultaba fácil para Esteban cuando el sucre ecuatoriano tenía un mayor valor y la economía local podía contar con la producción y tratamiento del café. Esto era antes de que en 1997-98 el de- sastre meteorológico de El Niño devastase las cosechas, edificios e infraes- tructuras de la ciudad2. Desde el desastre de El Niño, muchos agricultores de Paján han dejado de cultivar café, porque las nuevas plantas requieren de dos a tres años para dar fruto y tales inversiones a largo plazo ya no son ase- quibles. Algunos están cambiando a cultivos menos rentables, tales como trigo y arroz, mientras que otros simplemente no tienen los medios de culti- var sus tierras o de reconstruir sus casas y no han regresado al campo que circunda a Paján. El Niño fue seguido por una crisis económica nacional que se intensificó a principios de 1999, en el momento de este estudio'. «La mayoría de la gen- te no se encuentra en una buena situación», dice Esteban. «Las dos semanas anteriores han sido las peores ... Estamos desesperados ... Tal como dice el refrán: «Si tienes bastante para el arroz, no hay suficiente para la mantequi- lla». Ha pasado un buen rato desde que compré carne por zíltima vez. Ya no me lo puedo permitir». Esteban está separado de su mujer, con la que tuvo cuatro hijos, y vive con otra pareja en una invasión, un asentamiento de ocupantes ilegales, fun- dada hace siete años en las afueras de la ciudad. Dice lo siguiente: «Compar- timos la comida ... para poder manejarnos mejor». Esteban cree que cada vez resulta más duro vivir en su vecindad. Los pequeños robos van en au- mento, «pero no hay grandes delitos, tales como el asesinato o la violación... A veces, tengo que intervenir para tranquilizar a otros que se están peleando ... A veces se pelean debido a los celos. Pero no llegan a usar los puños, utili- zan machetes». Esteban habla también de los hijos de una familia que inician 395 peleas porque están metidos en la droga: «Se vuelven locos ... No se preocu- pan de a quién golpean». La vida resulta más fácil en el centro de Paján que en los asentamientos y pequeños pueblos que la rodean. La única carretera permanente de asfalto pasa a través de la ciudad, mientras que las carreteras exteriores llegan a ser intransitables en los meses de invierno, cuando los ríos se desbordan y las aguas de las avenidas y el barro se apoderan de todo. Prácticamente, casi to- do el mundo en la ciudad dispone de electricidad, aunque el 60 por ciento de las casas en el área circundante no la tienen. El alcantarillado existe sólo en la ciudad. Desde El Niño, no obstante, incluso la gente de la ciudad ha teni- do que pelear para conseguir agua. Los sedimentos de la inundación daña- ron a la presa que suministraba el agua potable a la ciudad, de forma que la gente actualmente puede conseguir agua sólo dos o tres veces por semana, de cinco pozos recientemente excavados. Al ser preguntado acerca del traba- jo de las autoridades locales para garantizar la seguridad, restaurar las in- fraestructuras y mejorar las difíciles condiciones en la comunidad, Esteban responde: «Hasta el momento, nadie ha hecho nada por nosotros. Yo no sé lo que está haciendo ya sea el alcalde o el miembro de la comunidad. Nos ig- noran ... He estado aquí durante tres años y nada ha cambiado. Más bien ha empeorado». R ealizado en medio de la crisis bancaria de 1999, este estudio revela la an- Rsiedad de los ecuatorianos pobres por su supervivencia diaria e incierto futuro. Para alimentar sus miedos, se encuentran no sólo los repentinos cie- rres bancarios sino también desastres meteorológicos, la extendida lucha del país con la inestabilidad política y económica, así como las propias batallas persistentes del pueblo con el hambre, el desempleo, las dificultades del culti- vo, la violencia y la delincuencia, la discriminación, la falta de servicios bási- cos y las amenazas medioambientales. Desde que la democracia fue restaurada en 1979, partidos políticos dé- biles, fuertes intereses regionales, un alto nivel de corrupción y el amiguis- mo han repetidamente socavado las iniciativas gubernamentales para abor- dar los acuciantes problemas económicos y sociales de Ecuador. Además, la crisis bancaria de 1999 desencadenó una recesión cada vez más profunda y un malestar político en aumento. Después de un año de ausencia de creci- miento en 1998, el PIB real cayó en picado en más del 7 por ciento en 1999, mientras que la inflación alcanzó el 60 por ciento. La renta per cápi- ta resultó ser por término medio de US$ 1.360 aquel año4. En enero de 2000, el Presidente Jamil Mahuad fue obligado a dejar el cargo en medio de un intento de golpe de Estado, grandes demostraciones por parte de or- ganizaciones indígenas y descontento general en relación con la política económica y la corrupción5. 396 La Voz de los pobres: Desde muchas Tierras - r --- Ecuador tiene uno de los niveles más altos de pobreza y de desigualdad en Latinoamérica. Según estadísticas basadas en el consumo, el 46 por ciento de la población, o lo que es lo mismo 5,1 millones de personas, cayeron por debajo de la línea de pobreza en 1998 y casi 2 millones de estas personas no podían cubrir sus necesidades básicas de alimentación. Se trata de un aumen- to sorprendente de la pobreza desde 1995, cuando 3,7 millones de personas estaban calificadas como pobres'. Los mayores aumentos tuvieron lugar en zonas rurales y a lo largo de la costa, donde El Niño trastornó la actividad económica. Realmente, la pobreza rural es mucho mayor que la pobreza ur- bana y, en comunidades con una mayoría indígena o población negra, el 85 por ciento de la población queda por debajo de la línea de pobreza7. Un in- forme reciente revela que la décima parte más pobre de la población recibe simplemente un 1 por ciento de la renta nacional. De un modo parecido, existen fuertes injusticias en la prestación de servicios sociales básicos. Los investigadores viajaron en marzo de 1999 a cinco comunidades ru- rales y cuatro urbanas (ver cuadro 2, Comunidades en Estudio de Ecuador, al final de este capítulo). Las comunidades fueron seleccionadas sobre la ba- se de datos proporcionados por las Naciones Unidas en La Geografía de la Pobreza en Ecuador, que registra la pobreza de acuerdo con el poder adqui- sitivo de los miembros de la comunidad8. Además, se eligieron comunidades que asegurasen la diversidad regional, geográfica y étnica. Un total de 646 personas participaron en los grupos de debate, incluyendo 592 personas po- bres (92 por ciento) y 54 «no tan pobres» (8 por ciento). Entre los partici- pantes pobres, 148 eran hombres (25 por ciento), 268 eran mujeres (45 por ciento) y 176 eran jóvenes (30 por ciento). Se llevaron a cabo un total de 56 estudios de casos individuales, siendo 28 de los cuales en comunidades rura- les y otros 28 en comunidades urbanas. Dentro de este número, 45 estudios de casos fueron de gente pobre y 11 de personas cuyas situaciones eran algo mejores. Este trabajo de campo fue dirigido por el Centro de Planificación y Estudios Sociales (CEPLAES), una ONG ecuatoriana, que contrató un equi- po de estudio de cinco hombres y cuatro mujeres, que eran antropólogos o sociólogos. Este capítulo se inicia investigando las principales necesidades de la gente pobre en las nueve comunidades visitadas para el estudio. Lleva a ca- bo la documentación de los efectos de la crisis bancaria, así como de pro- blemas a largo plazo en relación con el hambre, medios de vida insuficien- tes, emigración, violencia, discriminación, riesgos medioambientales y educación. A continuación, la gente pobre refiere sus experiencias con ins- tituciones gubernamentales y municipales, revelando los muchos puntos débiles de estos importantes apoyos en la lucha contra el hambre y la po- breza. Este capítulo concluye con un examen de la intersección de papeles de género y violencia en la familia. Ecuador 397 Problemas y prioridades Las lluvias torrenciales e inundaciones traídas por El Niño en 1997-1998 y los subsiguientes años de recesión afectaron a todos en el país, pero algu- nos grupos resultaron golpeados con más fuerza que otros. El bienestar de la gente en comunidades rurales pobres de la costa ha resultado seriamente afectado por El Niño y la crisis económica, pero en otras zonas rurales visita- das la gente pobre parece haber resultado menos perjudicada por los sobre- saltos, debido muy probablemente a que estas comunidades nunca han teni- do gran acceso a mercados, empleos o servicios públicos. El pobre de zona urbana también menciona muy fuertes descensos en su bienestar a lo largo de los últimos años, debido a la falta de trabajo, la inflación y el acceso en dis- minución a los servicios básicos. El bienestar requiere algo más que medios de vida seguros y servicios públi- cos. En todas las comunidades en estudio, el bienestar ha quedado disminuido por la delincuencia (incluyendo la violencia de motivación racial) y la separación de las familias por la emigración. La amenaza de perder la propia casa o las tie- rras de labrantío, debido a sobresaltos medioambientales o a acciones legales, agrava la vulnerabilidad de la gente pobre. La educación es sumamente valorada por los participantes en el estudio, pero las tasas escolares representan un obstá- culo casi insalvable. El explorar los principales problemas experimentados por la gente pobre transmite un sentido más completo de su situación difícil. Hambre La gente pobre de muchas comunidades señala que en tiempos difíciles, tales como los actuales, sus familias tienen que reducir la cantidad y calidad de los alimentos consumidos. Las casas más vulnerables son aquellas cuyos cabezas de familia son mujeres sin pareja o gente mayor. Dicho tipo de familias es ca- da vez más normal, ya que un creciente número de gente joven y de hombres emigran en busca de ingresos. En todo el país, los niños, y en especial los menores de 6 años, son quie- nes se encuentran en una situación de mayor riesgo frente a la pobreza y el hambre. En 1998, el 39 por ciento de los niños de Ecuador en el quinto de consumo más bajo de la lista tenían problemas de crecimiento y el 14 por ciento tenían serios problemas de crecimiento9. Para ellos, la pobreza puede acarrear un daño permanente a su capacidad física y mental. Hay programas en Ecuador que proporcionan suplementos alimentarios a niños y mujeres embarazadas, pero su cobertura es limitada y relativamente pocos participan- tes en el estudio los mencionan como importantes. El hambre es señalada como una causa principal de malestar en las zonas urbanas y en la población de las tierras altas de La Calera. Mujeres de Nue- vas Brisas del Mar e Isla Trinitaria dicen: «Si te tomas el desayuno, tendrás 398 La Voz de los pobres: Desde muchas Tierras que saltarte el almuerzo». En el núcleo urbano de Paján, donde los jornaleros lamentan que sus patronos no les proporcionan ya una comida, hay un di- cho: «Si hay bastante para arroz, no hay suficiente para manteca; si compras azúcar, no hay dinero para nada más». Un hombre de Atacucho explica que se vio obligado a vender sus herramientas de trabajo, para conseguir dinero con el que dar de comer a su familia. En las zonas rurales, donde la agricultura de subsistencia constituye el principal medio de ganarse la vida, la gente sufre menos a causa del hambre sin paliativos. Sin embargo, muchos observan una disminución en la calidad de sus alimentos. Puesto que se necesitan mayores cantidades de substancias agroquímicas para cultivar alimentos en suelos pobres, los alimentos produ- cidos se describen como menos sabrosos y nutritivos. En Caguanapamba y El Juncal, tanto los hombres como las mujeres dicen: «Antes, la comida era me- jor porque no consumíamos productos químicos». Similares observaciones se pueden oir en las cuencas de Tumbatú y Tablas. Participantes urbanos y rurales indican asimismo que el hambre está au- mentando, debido a la degradación de los recursos de propiedad común. En los asentamientos del Amazonas, la gente pobre indica que comen bastante menos pescado, caza y frutos y nueces silvestres de lo que solían, porque estos recursos son ahora escasos. Atribuyen la reducción al hecho de que el bosque ha retro- cedido y los ríos han llegado a estar cada vez más contaminados, desde el mo- mento en que llegaron las carreteras, la industria del petróleo y un gran núme- ro de colonos no indígenas. De un modo parecido, en ciudades costeras, la gente señala que come menos pescado y marisco porque sus fuentes locales han sido sometidas a un exceso de pesca y están contaminadas. En los manglares llenos de fango de Isla Trinitaria, las mujeres recuerdan un tiempo, ahora pasa- do, en que podían recoger suficiente marisco para alimentar a sus familias. En Nuevas Brisas, los hombres dicen que sus barcas son demasiado pequeñas para salir al mar, donde puede conseguirse todavía una buena captura. Medios de vida e inseguridad en la propiedad El hambre procede directamente de los precarios medios de vida de la gente pobre. En las zonas rurales visitadas para el estudio, la escasez de tierras limi- ta sobre todo las oportunidades de los jóvenes adultos. Además de las con- mociones que afectan a la economía global, otros problemas que los partici- pantes rurales mencionan frecuentemente son suelos agotados, la incapacidad para adquirir inversiones agrícolas, mercados inaccesibles y la falta de oportunidades de trabajo asalariado. Los participantes urbanos se centran en gran medida en el desempleo y el subempleo. Empresas rurales Las personas que se piensa que están en una mejor situación económica po- seen por lo general instrumentos para obtener unos ingresos, tales como tie- Ecuador 399 rras para cultivar, cultivos comerciables, ganado, bicicletas de montaña, sie- rras de cadena o lanchas motoras. En casi todas las comunidades rurales visi- tadas, la tierra pertenece a los padres, que fundaron los asentamientos y que pueden permitir a sus hijos vivir en la tierra y cultivar productos. Mucha gen- te joven no posee tierras en absoluto en Asociación 10 de Agosto, Voluntad de Dios, La Calera, y Tumbatú y Tablas. Un grupo de hombres mayores de Tumbatú se explica así: «No hay tierra suficiente para todos nuestros hijos, ya que nosotros mismos poseemos pequeñas parcelas y, además, si no te pre- ocupas adecuadamente de la tierra no produce como debería hacerlo ... Al- gunos de nosotros tenemos propiedades legales, mientras que otros no». En Tablas, Miguel Salgado, un bracero de 37 años de edad, dice: «Pocas perso- nas poseen tierras y la mayoría no las poseen en absoluto. Lo que ve usted allí es mi casa. Tengo que admitir que vivo en las tierras de mis padres y sé que más pronto o más tarde me echarán, porque probablemente desearán vender una parte de esto». Un grupo de hombres y mujeres de Caguanapam- ba y El Juncal dice que la mayoría de la gente joven de su pueblo emigra por- que «los jóvenes carecen de tierras para cultivar». Agricultores de todas las edades comunican que los suelos están agota- dos, lo que ocasiona una necesidad creciente de abonos y pesticidas, cuyos costes se encuentran fuera del alcance de la gente pobre. Una mujer de Tum- batú dice: «Hay gente que no puede trabajar sus tierras, porque no disponen de los recursos [para tratar sus cultivos con substancias agroquímicasj». En 10 de Agosto y Paján, la gente indica que están vendiendo su ganado vacuno porque se está haciendo inasequible mantener los rebaños. En las cinco loca- lidades rurales, la gente señala los bajos precios pagados por los productos agrícolas y la falta de acceso al crédito requerido para adquirir suministros agrícolas, como causas principales de pobreza. «Si tuviéramos préstamos pa- ra comprar productos agroquímicos y semillas, mejoraríamos nuestra situa- ción», manifiesta una mujer de Tumbatú. Los mercados inaccesibles constituyen otro problema para la gente pobre en los asentamientos rurales. «No hay buenas carreteras», dice un hombre de 10 de Agosto. «Para obtener productos de la granja, tienes que utilizar caba- llos». Al describir necesidades acuciantes de la comunidad, las mujeres agri- cultoras de El Juncal afirman de un modo parecido: «El transporte y las ca- rreteras deberían ser clasificadas en primer lugar, puesto que no tenemos medios de llevar nuestros productos al mercado». Mujeres de Tumbatú y Ta- blas coinciden: «No tenemos modo alguno de hacer salir nuestros productos, se echan a perder ... Necesitamos un puente adecuado». Empresas urbanas Muchos participantes en el estudio urbano señalan que los años 90 les lle- varon a una fuerte disminución de su bienestar y manifiestan escaso apoyo a las reformas económicas efectuadas por el Gobierno. La gente pobre indi- ca que el mercado de trabajo ofrece muchos menos empleos y que los que 400 La Voz de los pobres: Desde muchas Tierras están disponibles son mucho más precarios que los puestos de trabajo en el pasado. En varias comunidades, los residentes consideran que la crisis económica del país constituye una causa fundamental de pobreza. Participantes del gru- po de debate de Isla Trinitaria manifiestan que con anterioridad a mediados de los años 90 había más trabajo, más alimentos y combustible más barato. En la actualidad, indican que muchos productos se han hecho inasequibles, habiendo una mujer que predecía que los precios subirían más en un mes. Otros de la misma vecindad dicen que «el Gobierno nos ha arruinado,>. Se informó también acerca de atrasos salariales. Un hombre de Isla Trinitaria manifiesta: «La realidad es que este país está arruinado. Tengo trabajo esta- ble, pero no me han pagado durante un mes». En Paján, un participante de- clara que el banco local solía proporcionar buenos préstamos, pero en la ac- tualidad «el banco no es eficiente. No hay préstamos debido a la crisis económica». En Atucucho, los efectos de la crisis económica son grandes y diversos. Los vendedores locales informan sobre descensos muy importantes en las ventas y otros trabajadores autónomos mencionan fuertes descensos en su cantidad de trabajo. Trabajadores fijos indican que sus sueldos han sido re- ducidos, mientras que otros trabajadores han sido despedidos o simplemente no se les paga. Los empleos eventuales son ahora menos y están disponibles para periodos más cortos de tiempo. Las mujeres que trabajan como sirvien- tas dicen que se les paga menos por más horas y muchas han sido despedi- das.'0 Para aquellas que siguen trabajando, los gastos de transporte pueden consumir casi todo el exiguo salario de una sirvienta. Una mujer de Atucucho dice: «Hay madres y amas de casa que trabajan como sirvientas y ganan 250.000 sucres al mes (US$ 21). Y ustedes saben lo caros que son los billetes de autobús. Apenas pueden adquirir ninguna otra cosa». Estas tendencias se ven reflejadas en las demás vecindades urbanas. En la ciudad de Paján, los grupos de debate explican que los ciudadanos de clase media son profesores, profesionales, comerciantes y empleados públicos, mientras que la gente pobre sólo puede encontrar trabajo como oficiales o jor- naleros. En un entorno tan difícil, la iniciativa empresarial no aumenta necesa- riamente el bienestar. «Vender agujas de coser no es un negocio. Un negocio es una farmacia o una sala de billar, algo de lo que puedes vivir», explica un hombre de Isla Trinitaria. En Nuevas Brisas del Mar la gente pobre, en parti- cular los hombres, tienen que contentarse con pescar y cargar productos para el mercado, no estando bien pagada ninguna de las dos cosas. Un hombre de Isla Trinitaria que trabaja como cargador de plátanos dice: «No gano nada». Muchos informan acerca de que no pueden encontrar un empleo estable. Muchas familias urbanas no tienen unos derechos de propiedad seguros, lo que limita en gran medida sus oportunidades de ganarse la vida. Ya sea co- mo ocupantes ilegales o arrendatarios, las familias pueden ser desalojadas de Ecuador 401 inmediato por funcionarios municipales o titulares de la propiedad. En Isla Trinitaria, un hombre decidido a tener su propio negocio «incluso dejó de co- mer y de vestirse apropiadamente», de forma que pudiera dedicar sus recur- sos a la creación de un pequeño negocio de marisco. Pero una vez que hubo constituido su negocio, se enteró de que el alcalde tenía otros planes para el terreno: (El alcalde) quiere trasladarnos a punta de pistola a unos cincuenta metros de aquí. Total que todo este esfuerzo y sacrificio para nada. Queríamos documentos que nos concedieran algunos derechos (de propiedad), pero al momento dijeron que no había ninguno ... El alcalde dice (ahora) que los que tengan documentos podrán ver en cuánto serán compensados por su propiedad. Yo no tengo documentos. No tengo dinero porque lo arriesgué todo en esto ... ¿Cómo podrá comer mi familia si no tenemos ingresos? No hay trabajo. El alcalde o quienquiera que nos desaloje, nos pondrá de patitas en la calle, Para los participantes en el estudio urbano, el desempleo es considerado como la fuente de casi todos los demás problemas. «No hay trabajo ... Nos ponemos enfermos y no tenemos el dinero para ser curados», explica un gru- po de debate de mujeres adultas de El Juncal. Hombres de Atucucho dicen: «La falta de puestos de trabajo lleva a la gente a la delincuencia, limita las perspectivas educativas de los niños y hace que no se nos preste una atención adecuada en el hospital». «La gente pierde su motivación y se emborracha. La gente, aquí, bebe mucho ... demasiado», dice un hombre de La Calera. Migración Las voces de la gente pobre de Ecuador son voces del pueblo en marcha, via- jando hacia nuevos lugares con la esperanza de mejorar su situación. Los asentamientos agrícolas de 10 de Agosto, Tumbatú y Tablas, y Voluntad de Dios, y los asentamientos urbanos de Atucucho, Nuevas Brisas, Paján e Isla Trinitaria fueron fundados hace menos de veinte años. En todas las comuni- dades visitadas, resulta normal para hombres y mujeres pasar meses o años lejos de sus familias trabajando en lejanas fábricas o en granjas, en casa de otras personas como sirvientes o vendiendo objetos de artesanía en el extran- jero. Una fuerte migración contribuye al amontonamiento, al hambre y a la presión sobre servicios urbanos escasos. Una mujer de Isla Trinitaria informa acerca de seis familias que viven en la misma casa, cada una con cuatro o cin- co hijos. Marta Guevara es una mujer casada de 38 años de edad, con ocho hijos, que ha vivido en la población de las tierras altas de La Calera durante mu- chos años. Ella indica que muchos hombres de su comunidad emigran, mien- tras que «las personas que quedaron atrás viven a partir de lo que reciben, de 402 La Voz de los pobres: Desde muchas Tierras lo que aquellos que están en el extranjero les envían. Los que trabajan fuera de la provincia, habitualmente vuelven a casa cada dos semanas». Las mujeres y gente mayor que quedaron atrás para mantener casas y granjas, soportan una pesada carga de trabajo. «Las mujeres como yo tienen que levantarse a las cinco de la mañana, especialmente aquellas de nosotras con niños pequeños, y trabajamos hasta las nueve o las diez de la noche», di- ce Marta. Un hombre de Caguanapamba dice: «Es cierto que nosotros los hombres abandonamos el hogar. Debido a la migración, no regresamos du- rante tres meses. Las mujeres tienen que hacerse cargo de todo. Pagan muy bien y soportan esta vida». Igualmente, un hombre de Voluntad de Dios hace la siguiente confidencia: «Sin mi esposa, no podría haber llevado a cabo todo lo que tengo. Ella siempre me ayudó y me apoyó en todo. Trabaja y cuida de la granja y de los niños ... Me siento mal dejándola con tanto trabajo». Los niños están también ayudando a sus familias a hacer frente a la situación. Los jóvenes con suerte suficiente para ser enviados a escuelas de las ciudades, a menudo viven aparte de sus padres y hermanos. Y los niños que permanecen en el campo, según Marta, de La Calera, están expuestos a la desnutrición y a la delincuencia, ya que sus padres están ausentes y sus madres demasiado ata- readas y pobres para prestarles la atención adecuada. Violencia y raza La gente pobre de Ecuador se enfrenta con una serie impresionante de peli- gros físicos. En los tres núcleos urbanos visitados, hubo frecuentes debates sobre luchas entre pandillas, asaltos, robos a mano armada, violaciones y asesinatos. Tanto en las comunidades urbanas visitadas como en las rurales, hubo también muchos informes sobre violencia de motivación étnica y racial. Los jóvenes son los que tienen una mayor probabilidad de ser asaltados, atrapados en fuego cruzado o detenidos por la policía. A veces, los jóvenes son perpetradores. Historias como la siguiente, narrada por una mujer de Nuevas Brisas no resultan insólitas: En Navidad, una chica salió con sus amigas. Eran alrededor de las tres de la mañana cuando se le oyó a la chica gritar. Nos levantamos. Estaba agarrándose a la ventana de la hermana de Julia. Un miembro de la pandilla dijo: «Es mi esposa». La hermana de Julia respondió: «Tú no tienes una esposa». Hizo pasar a la chica y cerró la puerta detrás de ella. En la esquina de la calle, había cinco chicos esperando para violar a aquella chica. Mucha gente pobre de Ecuador considera que la inseguridad y la violen- cia en sus vidas son el resultado, tanto físico como psicológico, de la discrimi- nación racial. En Caguanapamba y el Juncal los campesinos indígenas temen ser atacados cuando van a la ciudad y dicen que las autoridades tienden a re- Ecuador 403 chazar sus quejas legales contra los mestizos.'1 Residentes de La Calera seña- lan que hasta hace poco, a la gente indígena, especialmente a los mayores, no se les permitía el acceso a los autobuses. «La gente decía que huelen mal», ex- plica un grupo de hombres y mujeres de la localidad. Residentes de La Calera describen también los insultos por parte de los mestizos para los que trabajan y afirman que solían ser obligados a llamar «señor» a los terratenientes. La gente indígena de asentamientos del Amazonas habla de ataques físicos reali- zados por colonos mestizos, tanto delitos al azar del tipo de asaltos y viola- ciones como intentos organizados de usurpación de tierras indígenas. Los campesinos indígenas también informan que son estafados por intermedia- rios mestizos, que adquieren sus productos. Hay un dicho en los núcleos urbanos de Nuevas Brisas e Isla Trinitaria: «Cuando veas a un negro corriendo, estás mirando a un ladrón». Un hombre joven de Nuevas Brisas informa: «La gente de otras partes cree que somos to- dos miembros de pandillas, drogadictos y ladrones a mano armada ... Sé que algunas personas han pensado esto de mí». En Isla Trinitaria, los participan- tes en el estudio utilizan términos despectivos para describir a las personas negras que viven en el «extremo lejano» del muelle, que es también la zona más afectada por las inundaciones, la delincuencia y la contaminación (re- cuadro 1). La única participante negra en una de las sesiones de debate se sin- tió tan molesta que abandonó la reunión. Los ecuatorianos negros de comunidades costeras dicen que son impor- tunados no sólo debido al color de su piel, sino también porque viven en ve- cindades pobres. Una mujer de Nuevas Brisas dice que perdió un empleo de lavandera cuando su posible patrón se enteró del lugar en el que vivía. En las vecindades donde las pandillas constituyen un problema, la gente cree que la policía no sólo no ayuda, sino que efectivamente pone las cosas peor acosan- do, chantajeando y encarcelando arbitrariamente a los jóvenes. «Si vas al centro de la ciudad en busca de trabajo, la policía piensa que estás allí bus- cando a alguien a quien robar ... Si te ven, te embaucarán ... no hay nadie que diga otra cosa», dice un hombre joven de Nuevas Brisas. Riesgos medioambientales entrelazados La gente de las comunidades pobres visitadas de Ecuador, se enfrenta con una miríada de riesgos medioambientales contra su salud y seguridad. Ocupa un puesto principal entre ellos la calidad del agua, pero también incluyen tor- mentas intensas y las resultantes inundaciones y avalanchas de barro, la pre- sencia de vertidos humanos sin tratar y la contaminación industrial. A veces, estos riesgos se combinan hasta plantear serias amenazas, especialmente de- bido a que muchas de las comunidades pobres tienen una geografía desfavo- rable y carecen de infraestructuras básicas. Los participantes en el estudio rei- teradamente subrayan que las muchas desventajas de su entorno físico hacen que resulte extremadamente difícil para ellos salir de la pobreza. 404 La Voz de los pobres: Desde muchas Tierras Ninguna de las nueve localidades visitadas en Ecuador tiene un acceso fiable al agua potable, y todas las comunidades incluyen la falta de agua po- table en condiciones en su lista de problemas prioritarios. Los datos a nivel nacional revelan que las tres cuartas partes de la gente incluida en el quinto de consumo más bajo de la lista del país, no tienen acceso al agua corriente, en comparación con alrededor de un 12 por ciento sin agua corriente en el quinto más rico de la lista'3. Según un participante de un grupo de debate de hombres y mujeres de Caguanapamba y El Juncal: «No hay agua potable en la comunidad ... Hay depósitos de agua, pero no son suficientes». El agua su- cia constituye una amenaza insidiosa y generalizada y los participantes infor- man constantemente de brotes regulares de enfermedades intestinales. En Isla Trinitaria, hombres jóvenes y mujeres dicen: «El agua que recibimos está su- cia y a veces tiene sus larvas». En Paján, los aldeanos observan que «el agua huele mal». En Caguanapamba y el Juncal, las mujeres explican que la falta de agua segura pone en peligro a los niños porque «a veces están en casa so- los y no toman precauciones; beben el agua directamente del grifo sin her- virla ». Ninguna de las comunidades dispone de un sistema adecuado de gestión de vertidos, pero el problema de las aguas residuales no tratadas es muy agu- do en las cuatro localidades urbanas. La gente tiene que vivir al lado de «aguas negras», llenas no sólo de excrementos sino también de los efluentes no tratados de la mayor zona metropolitana. El peor caso es el de Isla Trini- taria, donde las chabolas están situadas sobre un terraplén en un manglar de- secado, rodeado de aguas estancadas y malolientes que contienen todo tipo RECUADRO 1. Racismo en Isla Trinitaria Alepondra, de 52 años, vive en una casa con veintiún personas n rs, dieciocho de los cuales son sus hijos. Su familia es una de las dos que viven en t rerraplén, con- siderado por el resto del asentamiento como el peor lugar para v ir. Su ca.sa está construida sobre agua salobre, no tiene patio ni fosa séptica y e encuentra en constante riesgo de inundaciones. Alejandra dice: ' La gente aquí es racista. Si eres negro, te excluyen". Dos de sus hijos resultaron muertos en at ques callejeros. Cuando los vecinos pasan cerca .a veces, no nos saludan. Cuchicl can: -Esa fami- lia negra vive ahij-. Piensan que al ser blancos valen más que no tros. Nos des- atienden como si fuéramos seres sin valor. (Otras personas) no xperimentan el mismo dolor que nosotros Y piensan que tales cosas nunca les su ederán a ellos. Míe refiero a la muerte de mis hijos-. Su marido trabaja, pero ,a veces ... no recibe el pago de su sa ario; en ocasio- nes tenemos que vender nuestras pertenencias personales. Los niño tienen siempre hambre". Alejandra afirma que los negros tienen escaso acceso a l s recursos de la comunidad. 'Si un cholo' tiene mala suerte, (los servicios social s) vienen en su ayuda; pero me piden que pignore o venda algo'. Ecuador 405 de desechos, basura, animales muertos e incluso cadáveres humanos. Las ma- dres esperan que sus hijos pequeños no pierdan pie y resbalen para ir a parar a las charcas letales. Las mujeres de varios grupos de debate, y las madres en particular, tam- bién se preocupan mucho por la seguridad del agua y de los alimentos, debi- do al uso de productos químicos de tipo agrícola o industrial y de otros con- taminantes. De hecho, dos de las comunidades visitadas están situadas en lugares que soportan una parte desproporcionada de los costes medioam- bientales de las actividades más importantes de la sociedad y los participantes informan sobre muchas formas diferentes de contaminación. En Voluntad de Dios, una compañía petrolífera perforó cuatro pozos de petróleo, que en opi- nión de los residentes han envenenado sus cultivos y fuentes de agua, diezma- do la fauna y flora locales y causado enfermedades respiratorias a sus hijos. Francisco, el presidente del consejo de la comunidad, dice que hará unos quince años los residentes vieron con alegría que una carretera estaba siendo construida por la compañía petrolífera, ya que pensaron que les aportaría desarrollo y progreso, pero ahora la ven como una fuente de problemas. En lugar de mejoras, las carreteras trajeron sondeos petrolíferos y contamina- ción. Según un grupo de mujeres de la comunidad: Los pozos de petróleo extraen los principios vitales de la tierra, las plantas de café dejan de producir granos, la planta de yuca se seca, el ruido ahuyenta a pájaros y animales en general, que entonces mueren. Los pozos de petróleo contaminan el suelo, hacen que los niños se pongan enfermos con tos, catarros, eczema y gripe constante. Esto se debe al humo de los pozos y a la contaminación del agua que bebemos. En Caguanapamba y El Juncal, sus habitantes informan que una central le- chera está contaminando el río local. Además de estar expuestos a la contaminación de una forma despropor- cionada, la gente pobre se ve frecuentemente obligada a vivir en lugares peli- grosos desde un punto de vista geográfico: en zonas áridas propensas a terre- motos y erupciones volcánicas, a las orillas de los ríos, en la base de pendientes denudadas o en zonas de mareas sucias. La cuenca de Tumbatú y Tablas es propensa tanto a las avalanchas de barro como a las inundaciones. En Atucuchu, justo unos días antes de que llegasen los investigadores, las avalanchas de barro habían matado a dos niños y a una madre de siete hijos. Los habitantes de Nuevas Brisas han perdido reiteradamente vidas, casas, y familias a causa de las inundaciones. Un hombre de Paján refiere: «Desde el fenómeno de El Niño, bueno, todo lo que había conseguido ha fallado ... to- do aquello por lo que yo había luchado ... se ha perdido. Mi casa patas arri- ba y llena de agua. Otros me robaron mis tierras ... Ahora, me encuentro aquí ... viviendo entre la suciedad». 406 La Voz de los pobres: Desde muchas Tierras La falta de infraestructuras de aguas residuales agudiza, además, los ries- gos geográficos de las comunidades pobres. En Paján, los agricultores del ca- fé desplazados por El Niño viven ahora en barrios de chabolas en las laderas de las colinas, donde la amenaza de avalanchas de barro es constante. Un hombre de la localidad informa: «Cuando llueve, el agua te llega a la altura de la cintura ... la pestilencia es horrorosa ... un canal trae las aguas fecales precisamente hasta aquí». Al cambiar un lugar peligroso por otro, da la sen- sación de que estos agricultores se encuentran en una situación todavía más desventajosa en su nueva localización. Luchando por la educación La gente pobre generalmente considera que la educación es de la mayor im- portancia. «Hace diez años no estábamos muy preocupados por la educa- ción. Estábamos más interesados por sobrevivir y conseguir alimentos. Ahora nos ocupamos más de la educación», dice un participante de El Juncal. En to- das las localidades visitadas para el estudio, el coste de la educación de los ni- ños es mencionado como una dificultad. Los investigadores observan que los indígenas consideran la educación como uno de los pocos medios disponi- bles para sus hijos de escapar de la pobreza. Sin embargo, las tasas escolares inasequibles y la necesidad de trabajar hacen que muchos se abstengan de completar su educación. En cuanto a los niños pobres, las presiones para dejar por completo la es- cuela y dedicarse a trabajar son intensas y las tasas de abandono de los estu- dios son excepcionalmente altas. Sólo un 12 por ciento de los niños del quin- to de consumo de la parte más baja de la escala completan la enseñanza secundaria en su tramo inferior. A nivel nacional, los niños indígenas alcan- zan sólo un promedio de 2,5 años de escolaridad14. Los gastos de educación revelan la gran desigualdad de oportunidades en cuando a la educación supe- rior. El quinto de consumo más bajo de la escala recibe sólo un 4 por ciento de los dólares públicos y privados gastados en educación, mientras que el 20 por ciento más rico de la escala recibe un 57 por ciento de los gastos totales de educación15. Un profesor de Nuevas Brisas dice: «Las familias carecen de medios económicos. Muchos (niños) tienen que ser limpiabotas para ganarse la vi- da ... Empezamos (este curso) con treinta estudiantes y acabamos con vein- te». En La Calera, un hombre joven dice: «No pude ir a la Universidad por- que no podía pagarla. Mis hermanos y hermanas se iban haciendo mayores y yo tenía que preocuparme de que recibieran formación también y tuve miedo de que si salía de la Universidad sin recibir un título, el dinero se ha- bría malgastado». Estos informes de la gente pobre están de acuerdo con un informe de 1998 que revelaba que el coste era el factor individual más importante que explicaba por qué tan pocos niños ecuatorianos acaban la escuela 16, Ecuador 407 No obstante, como la educación recibe una valoración tan alta, a me- nudo recursos familiares escasos irán en primer lugar a la instrucción de los hijos. «He estado trabajando, pero no he conseguido adquirir nada, excepto una educación parcial para mis chicos», dice una mujer de Nuevas Brisas. En Atacucho, dice una mujer: «Casi cada familia tiene un hijo en el instituto y algunos lo tienen en la Universidad ... Los padres encuentran una manera de educar a sus hijos. La educación es una forma de salir de la pobreza». Muchos indígenas participantes en el estudio subrayan la importancia de saber leer y escribir, así como la necesidad de formación profesional, conoci- mientos empresariales y habilidad para tratar con el mundo mestizo. «Nece- sitamos estudiar. No hay cursos de formación», dice una mujer de Voluntad de Dios y en Gaguanapamba las mujeres dicen: «Deseamos formación profe- sional». Hay cierta formación profesional disponible en Atucucho y las muje- res de la localidad dicen: «Tenemos que encontrar formas de ganar dinero. En la vecindad, dieron dos cursos: uno de hidroponía y otro de cría de aves de corral». Encuentros con las instituciones H ombres y mujeres de este estudio se hacen eco de su escasa confianza en llas instituciones gubernamentales. Los informes sobre las actividades del gobierno local son, sin embargo, más favorables que las calificaciones co- rrespondientes a autoridades centrales y funcionarios elegidos. En general, hay una sensación omnipresente entre los participantes en el estudio de que han sido abandonados por su Gobierno. La gente pobre describe también una imagen dispar del apoyo propor- cionado por muchos grupos no gubernamentales y de la comunidad. Aun- que la mayor parte de las personas entran en contacto con una serie de ins- tituciones, muchos de sus servicios, informan los participantes en el estudio, son poco fiables o simplemente no llegan a alcanzarles. Pocos ha- blan de ningún tipo de canales de responsabilidad. En Isla Trinitaria, por ejemplo, hombres y mujeres pobres identifican un número no inferior a cuarenta y seis entidades públicas, privadas y municipales que han repre- sentado algún papel en la comunidad, pero muchos participantes en el estu- dio tenían sólo una información imprecisa sobre los nombres y funciones de las diversas instituciones. En unas pocas zonas, tales como Atucucho y La Calera, las organizaciones son visibles y los participantes pueden hablar en general sobre la mayoría de estas organizaciones detenidamente, expli- cando con detalle el motivo por el que determinadas instituciones son bene- ficiosas o no para la comunidad. 408 La Voz de los pobres: Desde muchas Tierras -- - - Servicios gubernamentales El Gobierno y los funcionarios elegidos, en particular, son considerados a menudo con desdeño por los participantes en el estudio, que hablan de co- rrupción generalizada y de falta de responsabilidad. Un grupo de gente joven de El Juncal, por ejemplo, argumenta: «El Gobierno no gobierna realmente, son los ricos quienes gobiernan»; «Llegar a ser el líder no es una cuestión de méritos; son inexpertos» y «Cada Gobierno tiene un programa diferente que defrauda al pueblo>. Los participantes en el estudio estuvieron especialmente enojados con la gestión gubernamental de la economía y muchos expresaron la opinión de que el Gobierno, y no las presiones de los mercados globales, es el responsa- ble del establecimiento de precios altos y de la creación de tantas dificultades para la gente pobre. Los residentes de Isla Trinitaria censuran directamente al Gobierno por la crisis bancaria, los altos precios y el desempleo. En Tablas, una mujer joven informa: «El Gobierno aumentó el precio de la gasolina» y, en el Juncal las mujeres proponen: «El Gobierno debería reconsiderar y no aumentar tanto los precios de los productos básicos ... El Gobierno debería tener compasión de nosotros y no aumentar el precio de la electricidad». Además de los asuntos económicos, los participantes sugieren que hay problemas generales con la corrupción. Indican que tienen a menudo que pa- gar sobornos para conseguir que sus necesidades sean atendidas. Un grupo de mujeres jóvenes de Tumbatú afirma: «El Gobierno deberá asegurarse de que los congresistas no roben». De un modo parecido, hombres y mujeres de Ca- guanapamba y El juncal informan: Un montón de dinero previsto para el pueblo procede del extranjero, pero en lugar de utilizarlo para llevar a cabo mejoras, lo roban todo ... Un Gobierno acaba de salir del poder y el próximo solicita dinero en el extranjero. Piden dinero en nombre de los pequeños agricultores y en nombre de la educación ... pero nunca llega nada a nosotros. Hay todos estos conocidos proyectos, pero la deuda del país continúa creciendo. En algunas comunidades rurales, los grupos de debate indican que el Go- bierno local resulta más importante y eficaz que las agencias del Gobierno nacional para la provisión local de infraestructuras básicas y de servicios. En Tumbatú, un hombre joven informa acerca de que «el municipio nos ayuda proporcionando máquinas y petróleo para construir el sistema de alcantari- llado, junto con el FISE (Fondo de Inversión Social Ecuatoriano)». Una mujer *joven de la misma comunidad sugiere: «El municipio debería ayudar más, pe- ro al menos ayuda con la maquinaria. Por otra parte, nos proporcionó insta- laciones recreativas y creó un parque». En La Calera, un participante dice: «No, los del Ministerio de Agricultura no han hecho nada; ni siquiera vienen Ecuador 409 ... cerca de nosotros y no saben nada sobre nuestra comunidad. Sólo se pre- sentan si aparecen enfermedades en los animales». En el núcleo rural de Pa- ján, la mayor parte de sus habitantes no se dan cuenta del trabajo de las insti- tuciones gubernamentales en la zona. Al tratar con los gobiernos locales, la gente pobre parece haber teni- do un poder de negociación muy limitado para conseguir que las acucian- tes necesidades comunitarias sean tratadas o incluso para evitar daños a su comunidad. Por ejemplo, los habitantes de La Calera acordaron permi- tir a las autoridades municipales el establecimiento de un vertedero regio- nal en su comunidad, a cambio de la construcción de un campo de depor- tes para sus hijos. A consecuencia del vertedero, jaurías vagabundas de perros salvajes y plagas de moscas se han convertido en problemas princi- pales que el municipio no ha tratado acertadamente. En el momento de llevar a cabo esta investigación, el campo de deportes estaba sólo comple- tado a medias. Las comunidades urbanas tuvieron muy pocas cosas positivas que decir sobre los servicios municipales. En Nuevas Brisas del Mar, los grupos de de- bate consideran que su municipio es inoperante porque no proporciona reco- gida de basuras. Gran parte de los desperdicios acaban en un canal de aguas residuales abierto, que transmite enfermedades y emite olores nauseabundos. El asentamiento de Nuevas Brisas no está reconocido oficialmente como una unidad por las autoridades municipales locales, lo que crea grandes dificulta- des a efectos de obtener servicios básicos. El asentamiento obtiene actual- mente su electricidad de cables que cuelgan de postes. No hay agua potable y los residentes tienen que adquirir costosa agua embotellada para beber y co- cinar. Tampoco dispone este núcleo de población de una comisaría de policía, ni de un parque de bomberos ni de paradas de transporte público. Un grupo de debate de hombres y mujeres de Nuevas Brisas dice que el municipio «só- lo sirve a los de la alta sociedad. Aquí no prestan ningún servicio y dicen que es debido a las pandillas». Algunos observan que a los funcionarios locales a menudo no les pagan sus salarios, lo que también afecta de forma negativa a su actuación. Los informes de trato incorrecto por parte de funcionarios públicos son frecuentes. Hombres y mujeres de un grupo de debate de Nuevas Brisas dije- ron a los investigadores: «Es tremendo ... Son ofensivos ... Le tratan a uno casi como si fuera un perro ... El alcalde incluso le dio una bofetada a una mujer que solicitó ayuda». Según un hombre pobre de Paján: A veces te atenderán, a veces no. En primer lugar, te miran y deciden si ... les gustas. Si no dispones de dinero para sobornarles, entonces no te ayudarán. Siempre ha sido así ... Una persona pobre no puede llegar y conseguir ayuda, porque no van a atenderle. 410 La Voz de los pobres: Desde muchas Tierras Tal como se ejemplifica en el cuadro 1, las personas pobres indican fre- cuentemente, en sus evaluaciones de las instituciones, que valoran sumamen- te ser tratadas correctamente y con respeto. Un grupo de debate de hombres y mujeres de Nuevas Brisas identificaron y clasificaron varios criterios que consideran importantes para la evaluación de las instituciones que realizan su actividad en la comunidad. Consideraron especialmente importante el que una institución sea responsable y definieron el concepto de responsable como seguir a lo largo de un proyecto hasta su terminación. El grupo de debate también escogió criterios relacionados con comportamientos, actitudes y co- nocimientos. Según este grupo, una institución no tendría que discriminar en contra de la gente pobre en los servicios que proporciona, debería tratar a la gente bien y disponer de personal formado y de una buena dirección. Frente a estos estándares, muchas instituciones de las vidas de hombres y mujeres po- bres de Nuevas Brisas obtienen calificaciones muy bajas, aunque los servicios que proporcionen se consideren importantes. Si los informes son positivos, habitualmente se refieren no al gobierno lo- cal considerado en su conjunto, sino a individuos singulares dentro de un sis- tema global que falla. Algunas personas pobres de Paján tienen puestas sus esperanzas en un nuevo alcalde que ha construido carreteras, un puente y una escuela de educación a distancia y que ha reducido la corrupción. De un modo parecido, en Nuevas Brisas la gente habla muy bien de su parlamenta- rio Homero López, que es responsable del drenaje del terreno sobre el que se encuentra ahora construida la mayor parte del asentamiento. La necesidad de una asistencia médica mejorada surge como algo impor- tante en muchas de las comunidades. Menos del 60 por ciento del quinto de consumo más pobre de la escala utiliza instalaciones de sanidad pública, con- fiando en su lugar en el tratamiento a domicilio o en servicios privadosi7. En zonas rurales, la gente pobre dice que tiene dificultades de acceso a la asisten- cia sanitaria, debido a las malas carreteras y a la falta de transporte. En las CUADRO 1. Evaluación de Instituciones. Grupo de debate de hombres y mujeres de Nuevas Brisas Criterio Orden de importancia Responsable I Tiene los recursos necesarios 2 No discrimina 3| Proporciona un buen servicio respetuoso 4 Personal profenional 4 Director que se preocupa 4 Ecuador 411 zonas urbanas, la asistencia sanitaria es más accesible, si bien se informa con frecuencia acerca de problemas debidos al trato descortés y discriminatorio por parte del personal sanitario. Por ejemplo, aunque los grupos de debate de Nuevas Brisas consideran que el hospital es muy importante, un hombre po- bre dice: «Nos gritan y nos tratan mal». Una mujer añade: «La forma en que te tratan depende de quién eres: si pobres, dejémosles desangrarse; si ricos, tratémosles bien». Hombres y mujeres de Isla Trinidad dicen del hospital de Guayaquil: «El tratamiento es bueno, pero no precisamente ahora porque los médicos están teniendo dificultades para recibir su sueldo». En Paján, hom- bres y mujeres informan: «Si no eres amigo del médico o de la enfermera, no te recibirán rápidamente en la consulta», y «(En el centro médico local) te ha- rán esperar desde las ocho de la mañana hasta la una de la tarde». ONGs e Iglesias Aunque las instituciones gubernamentales parecen ser las mejor situadas para aplicarse a las complejas causas subyacentes de la pobreza entre los ciudada- nos, el hecho de que rara vez lo hagan así quiere decir que los ecuatorianos pobres cuentan con la ayuda de otros sectores para sobrevivir. Mientras que unas pocas ONGs son identificadas como que hacen algo bueno en comuni- dades pobres, muchas personas dicen que disponen de muy poca información acerca del tipo de ayuda que pueden obtener para ellos a través de estas insti- tuciones. Otros señalan que la ayuda llega unida a condiciones poco aconse- jables o que se detiene antes de que las comunidades tengan la capacidad de sostener los proyectos. «Sólo los proyectos de las ONGs nos han ayudado», dice una mujer de 10 de Agosto. La gente de Paján, una zona devastada y descuidada, se entu- siasman con cualquier fuente de ayuda que reciben. Los residentes de Nue- vas Brisas están agradecidos a Fundación Natura por presentar una recla- mación legal en su nombre, después de que un vertido masivo de la refinería de petróleo hiciera que su río local estallase en llamas. Médicos sin Fronteras y un grupo que estableció una cooperativa de muebles son muy apreciados en La Calera. Plan Internacional es recordado por los resi- dentes de Caguanapamba y El Juncal por haber traído letrinas, huertos y electricidad. En muchas comunidades, los beneficiarios individuales de pro- gramas de formación atribuyen directamente las mejoras en su bienestar a la intervención de forasteros. Pero la gente pobre es también muy crítica con las ONGs nacionales y extranjeras. Hombres y mujeres de Isla Trinidad afirman que hay «poca pu- blicidad» sobre las actividades y programas que las ONGs ponen en práctica dentro de la comunidad. Creen que las ONGs alcanzarían un mayor éxito si tuvieran mayor alcance: «Cuando vienen aquí, la gente piensa que son políti- cos. Necesitan hacer más publicidad». Un hombre de Atucucho dice lo si- guiente de una organización internacional de ayuda a los niños: «En cuanto a 412 La Voz de los pobres: Desde muchas Tierras lo que hacen por los niños, merecen un «diez», pero para que ellos patroci- nen a un niño tenemos que hacer publicidad de nuestra pobreza. Las institu- ciones no deberían utilizar seres humanos. Y se quedan con parte del dinero que obtienen». La gente de la cuenca de Tumbatú y Tablas piensa que las agencias exter- nas han sembrado divisiones dentro de sus comunidades. Los investigadores añaden que varios proyectos de tecnología adecuados, traídos a Tumbatú y Tablas por ONGs, siguen sin estrenar y en situación de deterioro por falta de experiencia local. Los habitantes de Voluntad de Dios y de otras comunida- des indígenas recelan de investigadores y estudiantes, de quienes creen que les han utilizado y que han venido únicamente a «succionar la sangre de la co- munidad». No obstante, puesto que las necesidades de los ecuatorianos po- bres son tan serias, algo que se dice a menudo de las ONGs es lo siguiente: «Desearíamos que regresasen». La Iglesia Católica es generalmente apreciada en las comunidades po- bres de Ecuador por ayudar a las personas a cubrir necesidades urgentes, tanto de tipo material como espiritual. Varias órdenes y misiones cuentan en su haber con que proporcionan ayuda en los desastres, alojamiento de bajo coste, guarderías, así como servicios sociales y educativos. En Nuevas Brisas, la gente le reconoce al obispo que ayuda a reducir la actividad de las pandillas. En Isla Trinitaria, un sacerdote proporcionaba donaciones y cré- ditos de emergencia, medicinas, ropa y alimentos a miembros de la comuni- dad. Organizó a las mujeres en brigadas sanitarias, proporcionó un nexo con otras organizaciones, dispuso talleres profesionales y dirigió la cons- trucción de una escuela. De un modo parecido, en Atucucho, una sección de Quito, el anterior sacerdote local pudo convencer al antiguo alcalde de la capital, Rodrigo Paz, a efectos de llevar a cabo muchas instalaciones en la comunidad. El sacerdote fue muy alabado por un hornbre pobre como «un pilar para el desarrollo de la comunidad ... Nos trajo electricidad y agua ... un consultorio médico ... recogida de basuras. Era un hombre de accion». Acción de la comunidad Teniendo en cuenta el limitado apoyo de las instituciones estatales y munici- pales, la gente pobre pone en marcha a menudo sus propias organizaciones. En conjunto, las comunidades indígenas de Ecuador están bien organizadas, con representación a nivel de base popular, regional y nacional. Hay también grupos activos de vecindades urbanas. La mayor parte de las comunidades vi- sitadas para este estudio mostraron, sin embargo, signos de ser instituciones locales débiles y los participantes en el estudio expresaron su frustración por las dificultades de organización local y las barreras para la obtención de los servicios e infraestructura necesitados. Hombres y mujeres manifiestan que las crecientes presiones económicas y sociales están creando a un tiempo ma- Ecuador 413 yores dificultades y algunas nuevas oportunidades para el activismo de la co- munidad, en particular entre las mujeres pobres. Muchos hombres y mujeres indígenas señalan asimismo que sus tradiciones se están perdiendo y que se sienten más inseguros. Grupos comunitarios poco reconocidos y tradiciones que se deterioran La gente pobre de Ecuador posee una fuerte tradición de organización local. Muchas de las instituciones informales de la comunidad mencionadas en los debates se forjaron a base de lazos étnicos y culturales, sobre la experiencia común de haber despejado terreno y de haberse establecido en terrenos fron- terizos o sobre la memoria colectiva de su participación en una ocupación or- ganizada de terreno urbano."8 La minga, o trabajo colectivo, es utilizada y valorada en todas las comunidades. La casa comunal es un lugar importante en las comunidades que la tienen y conseguir una constituye un objetivo para otros. Los habitantes de Voluntad de Dios construyeron su propia farmacia y colectivamente obtuvieron un frigorífico y una radio. Las organizaciones y federaciones de la comunidad indígena tienen un largo historial en Ecuador. Hay alrededor de 2.300 organizaciones indígenas de base popular, que a su vez tienen alrededor de 180 organizaciones de se- gundo nivel, que se identifican como asociaciones, uniones o federaciones y están frecuentemente afiliadas a organizaciones provinciales, regionales y na- cionales. Las comunidades indígenas de La Calera y Voluntad de Dios parti- cipan ambas en una mayor organización política de grupos indígenas, aun- que los habitantes de Voluntad de Dios dicen que prefieren su organización local a la regional. Aunque los participantes en el estudio otorgan generalmente unas califi- caciones muy altas a sus organizaciones de vecindad o de pueblo, plantean sin embargo muchas preocupaciones acerca de su falta de efectividad y ex- presan una clara necesidad de instituciones locales más fuertes, de modo que sus comunidades puedan avanzar. Un hombre de Paján dice: «Nuestro pro- blema es que no estamos unidos». Un grupo de hombres jóvenes de Tumbatú y Tablas indica: «La falta de unidad es una causa de pobreza». «Otro proble- ma que afecta a la comunidad es que algunos residentes no quieren participar para lograr que la comunidad sea mejor. No colaboran», dice un hombre de El Juncal. En Isla Trinitaria, un grupo de hombres y mujeres declara: «Tene- mos que conseguir organizarnos como un comité, pero esto significa tiempo y dinero y no los tenemos. Hay demasiados problemas». La gente de La Cale- ra clasifica a la organización social como la mayor necesidad de su comuni- dad, mientras que los habitantes de El Juncal la incluye en segundo lugar. Aparte de la falta de unidad, recursos, tiempo y energía, se dice también que el escaso liderazgo presenta una formidable barrera a la organización en las comunidades pobres. 414 La Voz de los pobres: Desde muchas Tierras I En las cuatro comunidades indígenas visitadas, muchos grupos señalan que las prácticas tradicionales están descendiendo, aunque el quechua es ha- blado todavía`9. Un hombre de La Calera dice: «Hemos dejado que las prác- ticas sanitarias tradicionales desaparezcan. Ahora, todo cuesta dinero. Si una persona indígena pobre se pone enferma, va directa al agujero ... Se muere, ni más ni menos». De un modo parecido, hombres y mujeres de Caguana- pamba y El Juncal dicen: «Hay un problema con la cultura. Los jóvenes emi- gran y olvidan quiénes son». Los medios también tienen cierta responsabili- dad. Según un hombre de La Calera: «La televisión está enseñando cosas malas, de forma que actualmente chicos y mujeres ven las telenovelas». Asi- mismo, un grupo de mujeres de Caguanapamba dice: «Los medios crean nuevas necesidades y olvidamos nuestras costumbres». La gente perteneciente a comunidades históricas adopta una perspectiva histórica de su etnicidad. Tal como afirma un hombre de La Calera: «Las causas de la pobreza empezaron desde hace unos 500 años. Hemos sido ex- plotados ... desde la llegada de los españoles». En Caguanapamba y El Jun- cal, hombres y mujeres indígenas dicen: «Cuando interpretan el himno nacio- nal, ello no significa nada para nosotros». Se percibe también que la decadencia cultural está desgastando las organizaciones indígenas». Un gru- po de hombres y mujeres de Caguanapamba y El Juncal indica: «Antes no había corrupción. Nos estamos enterando también de las malas prácticas (de malversación) por parte del Estado». En los pocos lugares del estudio donde los grupos de comunidad son es- pecialmente activos, su trabajo es sumamente apreciado. Por ejemplo, los grupos de debate de La Calera, una comunidad quechua, clasifican al cabildo (consejo) del pueblo como una de sus instituciones más importantes. Según un grupo de hombres y mujeres: «El cabildo está situado en el centro de nues- tra vida de comunidad, porque lleva a cabo la coordinación con diferentes ONGs». No obstante, el actual presidente del consejo señala sus limitaciones: «No se trata de una organización, pero la comunidad necesita un portavoz, de manera que eligen a uno y si surge cualquier problema, las ONGs habla- rán con el consejo.Así, el consejo tiene que estar presente para la resolución de cualquier problema». Las comunidades más unidas y organizadas del estudio, son también fre- cuentemente más capaces de ordenar asociaciones y recursos externos. Por ejemplo, el dispensario médico de 10 de Agosto, la casa de juntas de la comu- nidad, la escuela elemental, el instituto y la capilla son el resultado de la labor común de los habitantes de 10 de Agosto, con aportaciones de la organiza- ción indígena regional (FOIN), el municipio y la Cruz Roja suiza. «Antes, no teníamos ningún tipo de medicamentos y no podíamos ver a los pacientes. En la actualidad, gracias a la ayuda de FOIN y de la Cruz Roja suiza, hemos conseguido superar este problema y la gente ha mejorado su salud», declara un promotor de salud de 10 de Agosto. Ecuador 415 Mujeres activas en asuntos de la comunidad Los hombres de La Calera describen algunas de sus actividades «comunita- rias», tales como: «jugar al fútbol», «hablar con los amigos» y «tomar unas copas». Si los hombres parecen estar algo apartados de las actividades de des- arrollo de la comunidad, las mujeres están participando en mayor propor- ción. La gente dice que la participación de las mujeres en las reuniones de la comunidad ha aumentado, tanto en número como en influencia, en casi to- das las localidades y que las mujeres están asumiendo papeles de liderazgo. La emigración masculina desde las zonas rurales es una razón generalmente citada. Una mujer de Caguanapamba explica: Mi marido trabaja muy lejos, de forma que yo tomo las decisiones ... Hace diez años era diferente; tendríamos que esperar a que el marido regresase y decidiese ... Ahora, todas las mujeres de la comunidad toman las decisiones en casa y en la minga. Los hombres se encuentran rara vez aquí ... Hemos formado grupos y nombrado líderes. Las mujeres de Isla Trinitaria dicen que han participado siempre en acti- vidades de la comunidad y afirman: «Las mujeres están siempre dispuestas a trabajar en la comunidad». Pero a lo largo de los diez últimos años, las muje- res están trabajando crecientemente en el desarrollo de la comunidad a través de sus propios talleres e instituciones. Las mujeres han sido, en general, quie- nes han promovido la solicitud de agua, alcantarillado e instalaciones sanita- rias. La lucha contra la delincuencia constituye una de sus principales preo- cupaciones. Hay desacuerdo entre las mujeres en cuanto a su influencia en los asun- tos de la comunidad. En algunas comunidades, los hombres conservan toda- vía en general la autoridad sobre las decisiones importantes. Por ejemplo, al ser preguntada acerca de si las mujeres adoptan algún tipo de decisiones so- bre la gestión del crédito o del agua, Cristina Rodríguez, una mujer de Ca- guanapamba, dice: «No, yo no decido sobre ello. Mi marido, al ser el hom- bre, asiste a las reuniones y acuerda con otros hombres trabajar en estas cosas». Y un grupo de mujeres de Nuevas Brisas dice: «Hay pocas mujeres que decidan sobre alguna cosa, excepto la presidenta de la asociación de veci- nos. Ella toma decisiones en la comunidad». Dinámica de género en la familia Como a nivel de la comunidad, los papeles de la mujer en la esfera do- \méstica están cambiando en Ecuador, aunque el ritmo de cambio es desigual. En las comunidades rurales, los papeles e injusticias de género tra- 416 La Voz de los pobres: Desde muchas Tierras dicionales siguen siendo fuertes, aun cuando las mujeres puedan presidir de facto las familias, lo mismo que gestionan casas y granjas por periodos pro- longados de tiempo, mientras que los hombres están fuera trabajando. En comunidades tales como la Asociación 10 de Agosto, por otra parte, las mujeres no tienen derecho a heredar tierras de sus padres y sólo los hijos varones pueden heredarlas. En el Ecuador urbano, donde muchas mujeres trabajan fuera de casa, parece que han conseguido un mayor poder de toma de decisiones a nivel familiar en los últimos años. Con estos cambios, los participantes en el estudio informan en su mayor parte acerca de que los malos tratos domésticos están disminuyendo. No obstante, la violencia físi- ca contra las mujeres parece seguir siendo bastante general en las comuni- dades visitadas. Dos grupos de debate del asentamiento de ocupantes ilegales de Isla Tri- nitaria, un grupo de hombres y otro de mujeres, mantuvieron intensos deba- tes sobre cambios en las relaciones de género en la familia. Ambos grupos de debate están de acuerdo en que las cosas han cambiado relativamente poco en cuanto a los papeles de género domésticos: las mujeres en su mayor parte se ocupan de los niños, de los quehaceres domésticos y de las comidas, mien- tras que los hombres proporcionan el dinero y toman las decisiones. Una mu- jer manifiesta sucintamente lo siguiente: «>, y una joven dice: «Puedes caminar a través de esta plaza con los ojos cerrados, sin que nadie te moleste». Un hombre que puede permitirse abandonar Bowerbank les dijo a los investigadores que prefiere esperar a que la nueva vivienda esté acabada antes que dejar la paz y seguridad de su vecindad. En zonas rurales, donde las instituciones políticas y jurídicas se encuen- tran ausentes en gran medida, los participantes informan que adoptan un pa- pel activo para garantizar la seguridad pública. Los residentes de Accompong dicen que cuando se comete un delito, la comunidad siempre puede identifi- car al autor, puesto que hay pocos lugares donde ocultarse en su pequeño y apartado territorio. La gente de Millbank cita un caso reciente en el que los miembros de la comunidad se aseguraron de que un hombre de la localidad, que envenenó un curso fluvial para capturar cangrejos de río, fuera acusado del delito. De un modo parecido, los participantes de Little Bay dicen: «Cuando los matones vienen a esta zona, los custodiamos y los entregamos a la policía». No hay comisaría de policía en Little Bay y los residentes no con- sideran necesario tener una. La gente de muchas de las comunidades hace referencia a una época en que la situación no estaba en paz, debido a la violencia política que rodeó a las elecciones nacionales y al cambio de gobierno en 1980. Un residente de Bowerbank, nacido en 1971, recuerda: Podíamos jugar en todas partes, sin temor, en 1975. Mi padre y mi madre tenían puestos de trabajo fijos, de modo que disponíamos de algún dinero y ropa. La época horrible fue en 1981, con la violencia política. Había muchísimos tiros. Una noche mi madre tuvo que meterme en un cajón de un aparador. Pasé toda una Jamaica 449 noche y un día en el cajón. Entonces, me sacó de allí y me llevó a casa de su amiga en Doncaster. Una mujer joven de Boerbank recuerda también: «Un año, la gente em- pezó a pelearse, a tirar piedras y a empuñar machetes. Las cosas tomaron tan mal cariz que la policía impuso el toque de queda hasta el final de la mañana. Sacaban a los hombres de la cama sin importarles lo que llevaban puesto». Los residentes de Freeman's Hall reconocen que su comunidad tiene fa- ma de ser violenta, pero sólo porque «matones de la política vinieron aquí a ocultarse por mucho tiempo a principios de los años 80». Un anciano cuenta lo siguiente: «Aquellos criminales se extinguieron. La policía acabó matándo- los a todos. Ahora, puedes pasear de noche y nadie te molestará». Thompson Pen comparte una fama similar. Una mujer de allí dice: «La gente cree que es insegura porque, remontándonos a principios de los años 80, los hombres so- lían pasar corriendo por aquí con sus luchas políticas. Pero todo esto ha ter- minado ahora, ya que la mayoría de aquellos hombres han muerto o se en- cuentran en prisión». Por último, las personas entrevistadas en Duckensfield creen que debido a que su comunidad excluye activamente a los sujetos polí- ticos, la violencia de las armas y los incendios provocados, habituales en los años 80, no se han repetido. Tradiciones maronitas en tensión A pesar del hecho de que muchas comunidades todavía trabajan juntas para mantener la seguridad, algunos participantes advierten que las tradiciones lo- cales y los apoyos de la comunidad se están viniendo abajo. Las opiniones so- bre las causas y efectos de los cambios sociales varían, apareciendo importan- tes diferencias a lo largo de las líneas generacional y de género en varias comunidades. Diferentes grupos sociales expresan a menudo opiniones dis- tintas, y a veces opuestas, acerca de tradiciones culturales cambiantes, pros- peridad material y papeles y responsabilidades de género. Las comunidades maronitas visitadas muestran muchos signos de tensión. Los primeros maronitas eran esclavos de los españoles que huyeron a las montañas de Jamaica a finales de la década de 1600. Aislados en sus asenta- mientos ocultos, los maronitas preservaron muchas tradiciones basadas en su herencia africana. Después de que Jamaica se vio sometida a la jurisdicción británica, insurgentes maronitas organizados libraron guerra de guerrillas contra los propietarios de esclavos, firmando finalmente un tratado de paz con el gobierno británico en 1739. Con arreglo a los términos del acuerdo, los maronitas recibieron tierras, exención de impuestos y una cierta medida de autogobierno. En la actualidad, Jamaica tiene varias comunidades de descendientes ma- ronitas y dos de ellas, Accompong y Millbank, fueron visitadas para el estu- dio. En Accompong, los hombres mayores expresan una pasión por su heren- 450 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras cia y cultura, sintiéndose íntimamente relacionados con la tradición oral y tradiciones en general que les pasaron sus mayores. Estos hombres conside- ran el desgaste de la cultura maronita como el problema más acuciante con el que se enfrenta Accompong. Los hombres y mujeres jóvenes del pueblo di- cen, no obstante, que sus principales problemas son el desempleo y la falta de carreteras, cuya solución les capacitaría para obtener ingresos, en lugar de te- ner que luchar con la agricultura de subsistencia y una «existencia precaria». Las diferencias generacionales también aparecieron en Accompong cuando se les pidió a los grupos de debate que estratificasen la comunidad, con arreglo a diferentes niveles de bienestar. Los hombres mayores no definen el bienestar en términos de criterios económicos, sino más bien en términos de respeto por parte de la comunidad y de prominencia social basada en logros sociales. Los hombres más jóvenes, no obstante, utilizan indicadores económicos para deter- minar aquellos que se encuentran en mejor y peor situación económica. En Millbank, si bien el uso de la lengua maronita se extinguió en los años 60, se mantienen los métodos tradicionales de agricultura de la biodiversi- dad, incluyendo el cultivo de «bosques de alimentos», que combinan cultivos herbáceos, cultivos de raíces, árboles frutales y especies de árboles autócto- nas. Los maronitas mayores del pueblo indican que los jóvenes muestran po- co interés por la agricultura en la actualidad. Muchos jóvenes dicen que no están conformes con la ley maronita, porque no les permite ser titulares de una propiedad. Al faltarles los títulos de las tierras, que el mundo exterior re- quiere como colateral para un crédito, perciben la ley maronita como una ba- rrera a su ascenso económico. Las mujeres maronitas jóvenes también desafían las tradiciones. Muchas jóvenes de las dos comunidades maronitas buscan estilos de vida más moder- nos, pero carecen de los medios para conseguir sus aspiraciones. En Accom- pong, las mujeres jóvenes están de acuerdo en que son el grupo que con ma- yor probabilidad deseará ver la televisión y adquirir artículos de consumo y muchas de ellas elegirán la emigración porque tienen poca esperanza de en- contrar empleo y de alcanzar sus objetivos materiales a nivel local. Sin embargo, las mujeres mayores de Accompong exponen lo siguiente: «Las jóvenes no son competitivas en muchos aspectos. Permanecen cómoda- mente sentadas, esperando que sus compañeros financien sus necesidades diarias. Las jóvenes no están motivadas y en estos tiempos la familia no pue- de permitirse amas de casa en la comunidad». Varios participantes en grupos de debate de Accompong expresan la preocupación de que las jóvenes están cada vez menos dispuestas a cultivar la tierra. A las mujeres mayores les pre- ocupa que estas jóvenes dependan, por consiguiente, cada vez más de los hombres. También temen que las mujeres jóvenes no cumplan su obligación de hacer seguir las tradiciones maronitas a sus hijos. Un buen número de los hombres jóvenes se sienten explotados, mientras tanto, por mujeres que no trabajan mucho y dicen: «Si el hombre está con el Jamaica 451 tenedor, la mujer debería estar con la azada»; «Toma una mujer y aceptarás una carga»; «Estamos hartos de llegar a casa después de un duro día de traba- jo para ver a las mujeres en ropa de salir (elegantemente vestidas) cada día». Algunos participantes en el estudio están también preocupados por el embarazo de las adolescentes y el número de relaciones de vida en común crecientemente inestables entre hombres y mujeres jóvenes. Pamela Griffith, una mujer joven pobre de Millbank dice así: Tengo 20 años y soy madre de cuatro hijos, dos niñas y dos niños de edades comprendidas entre los 6 años y un año y medio de edad. Tuve mi primer hijo cuando tenía 14 años. El motivo por el que establecí una relación fue por estabilidad financiera. Los beneficios monetarios cesaron tan pronto como tuve el niño. Establecí otra relación casi de inmediato. Esta dio como resultado dos hijos más y acabó poco después del nacimiento del segundo hijo. La ayuda financiera de esta relación se detuvo una vez que el padre de mis hijos empezó a dedicarse a la bebida y al juego. Al ser preguntada acerca de sus esperanzas para el futuro, Pamela refiere: «Quiero aprender a leer y escribir y obtener un buen empleo, para que pueda enviar a mis hijos a una buena escuela, de forma que no tengan que cultivar la tierra, sino que puedan conseguir un buen trabajo». Las mujeres aspiran a la independencia y a la seguridad En cada comunidad jamaicana visitada, hay acuerdo en que el papel prin- cipal de la mujer consiste en el cuidado de los hijos y de la casa. Fuertes aumentos en el desempleo masculino, han obligado sin embargo a que un gran número de mujeres salgan de casa y vayan a su lugar de trabajo para po- der mantener a sus familias. Estos cambios en los papeles de mantenedor de la familia están proporcionando una autoridad aumentada a las mujeres, pe- ro a menudo a un alto precio. Hay informes generales de mayores conflictos e inestabilidad en las relaciones de género. Tanto los hombres como las mujeres pobres indican que es más probable que consigan un empleo las mujeres que los hombres, debido a que tienen mayor instrucción y a que están más dispuestas a aceptar trabajo que los hombres se niegan a hacer. De acuerdo con una mujer de Cassava Piece: «Nosotras las mujeres trabajamos por lo que ningún hombre trabajaría. Las mujeres nos rebajaremos para que las cosas vayan mejor o para que la casa siga en marcha, pero el hombre se mantiene en su orgullo». En Bowerbank, un hombre pobre comparte su frustración en el sentido de que «la mujer en- 452 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras - -1 ' I ' ' cuentra un empleo con mayor facilidad que el hombre en la actualidad». Las oportunidades de las mujeres pobres de encontrar un puesto de trabajo se en- cuentran, no obstante, principalmente en la economía informal, donde la pa- ga puede ser muy escasa. En la economía formal, la tasa de desempleo de las mujeres es de un 23 por ciento, en comparación con un 9,9 por ciento para los hombres'". Una mujer de Bowerbank habla en nombre de otras muchas cuando ex- plica que una mujer debe tener sus propios medios económicos, de forma que «no se sienta desamparada». En efecto, muchas mujeres de todas las comuni- dades reconocen su impulso hacia la independencia financiera y expresan su aprecio por la mayor libertad que el disponer de unos ingresos aporta a las mujeres. «Con tu propio dinero, puedes comprarte tus propias cosas y no de- pender de nadie», dice una mujer del Millbank rural. Otras mujeres reco- miendan: «Procura tener tu propio techo y tus propias finanzas, de forma que no tengas que permanecer en una relación ofensiva». Al tratar del efecto de los cambiantes papeles de género en las familias, una mujer de Cassava Piece comenta: «Más mujeres trabajan en la actualidad, de forma que no tie- nen que aguantar la necedad de los hombres». En algunas comunidades ur- banas, las mujeres mencionan una mayor libertad de elección de los métodos de planificación familiar. Las responsabilidad de la obtención de ganancias por parte de las muje- res ha llegado también a las zonas rurales. En Little Bay, son ahora más las mujeres que tienen un empleo que los hombres, en parte porque las mujeres han sacado partido de un boom de la industria pesquera durante la pasada década. Las mujeres están ahora vendiendo activamente en los mercados lo- cales y llevan a cabo más agricultura extensiva también. En Millbank, los participantes indican que hace diez años las mujeres eran únicamente vende- doras en el mercado, mientras que ahora compran, venden y participan más plenamente en actividades agrícolas. Las mujeres rurales, sin embargo, no han aumentado su autoridad y control sobre las decisiones familiares en la a misma medida que sus homólogas urbanas, tanto porque en general se perci- be todavía a los hombres como los principales proveedores de la familia co- mo porque hay menores oportunidades económicas para el progreso de las mujeres en el campo. Los participantes señalan también que en aquellas fami- lias donde los hombres siguen siendo los únicos mantenedores de la familia, poco ha cambiado en términos de responsabilidades o poder de las mujeres. En Jamaica, la prueba definitiva de la virilidad consiste en proporcionar ayuda material a los niños y enviarlos a la escuela. «No querré saber nada de ningún hombre que no se ocupe de sus hijos>», dice un hombre de Bower- bank. Otros señalan que la responsabilidad de un padre se verá aumentada y no reducida si tiene hijos con más de una mujer. Otro hombre pobre de Bo- werbank explica que si tienes J$ 100 e hijos con cuatro madres, entonces «el dinero deberá ser compartido por cuatro». Jamaica 453 Hay hombres de los grupos de debate que expresan una intensa frustra- ción, al ser incapaces de encontrar un empleo estable y bien retribuido y di- cen que son abandonados por las mujeres cuando están en el paro. Para des- tacar sus frustraciones, los hombres de Bowerbank dicen: «Pierde el puesto de trabajo en la calle y perderás el puesto en casa»; «Si no tienes trabajo, la mujer simplemente enciende la luz sobre tí y ya se ha ido»; «Un hombre debe obtener un empleo para conseguir a una mujer» y «Los hombres se quedan con las mujeres cuando éstas pierden sus empleos, pero las mujeres dejan a los hombres que pierden los suyos». En Bowerbank, los hombres jóvenes se quejan de que las mujeres tienen la ventaja en muchos ámbitos: «Es la mujer quien elige al hombre ahora y no al contrario». Un hombre llegó tan lejos co- mo para decir: «Si llego a casa y me encuentro a un hombre en mi cama y la mujer me dice: «Este hombre es el que proporciona la comida», todo lo que puedo decir es: «Tápalo mejor», porque nos está dando de comer». Una jo- ven de Bowerbank declara que «los hombres tienen que trabajar con inde- pendencia de la mujer o dejarlo». En algunas comunidades, las casas cuyo cabeza de familia es una mujer se perciben como las que están en mejor situación económica de la comuni- dad. Las participantes en un grupo de debate de mujeres de Bowerbank ex- presan la opinión de que «un hombre en casa hace que te encuentres en peor situación económica», y «yo obtengo más de lo que necesito, si no hay un hombre en la casa». Algunos hombres sufren un fuerte estrés relacionado con la pobreza. Franklin Stockton, un residente de Thompson Pen de 23 años de edad, ayuda a mantener a su madre (sin pareja) y a sus hermanos (uno de los cuales es una madre soltera). Dice que el estrés causado por la pobreza puede hacer que él sea violento y a la vez ponerle enfermo: Vivo en un gran patio con montones de casas. Me doy cuenta de que los cabezas de familia mayores tratan la falta de fondos mejor, en el sentido de que pueden enfrentarse a los hechos sin disputas. La cuestión es, ¿cómo vamos a conseguir dinero? ¿Vamos a tomar dinero a préstamo, o cómo? Cuando no hay dinero, esto tiende a causar mucho estrés y entonces ello puede llegar a ser físico ... Con lo que gano, ni siquiera puedo cuidar de mis propias necesidades de una forma coherente. No puedo atender al pago de las facturas si mi madre o el niño de mi hermana se ponen enfermos. Me quedo con tanto estrés debido a la responsabilidad, que me pongo enfermo también. Una independencia económica más grande parece haber dado a muchas muje- res pobres una mayor protección contra los malos tratos domésticos. En todas las comunidades, hay un acuerdo general de que la violencia doméstica se en- cuentra en fase de disminución. La mayoría de las razones que se han dado pa- 454 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras ra esta disminución están en relación con la falta de trabajo entre los hombres y el papel económico aumentado de las mujeres. Una mujer joven de Bowerbank dice: «Los hombres saben que podemos sobrevivir sin ellos, de forma que nos tratarán mejor. Los hombres han dejado de ser «señor y salvador». En las zo- nas urbanas, las mujeres se dan cuenta de que su capacidad para permitirse ca- sas separadas también contribuye a la disminución de la violencia. Otro factor mencionado en la disminución de la violencia es el acceso mejorado de las mujeres a la asistencia legal y de otro tipo, tal como la Ofici- na de la Mujer, que pone en relación a las mujeres con servicios tales como atención médica y extensión agraria y proporciona asimismo ayuda legal y contactos con grupos de apoyo a las víctimas. Aunque se percibe en general que la violencia física contra las mujeres es- tá descendiendo o es poco común, hay referencias de que existe en la mayor parte de las comunidades y se dice que los altercados, en particular por dine- ro y con motivo de adulterio, son frecuentes. En Duckensfield, algunas muje- res de un grupo de debate explican que no resulta extraño para los hombres el tener dos mujeres, una en casa y otra fuera, y una mujer hace un chiste: «La mujer en casa recibe la paliza y la mujer de fuera le pega al hombre». Un grupo de debate de hombres jóvenes de Freeman's Hall coincide en que la in- fidelidad es un motivo frecuente de violencia: «Si la mujer le está poniendo los cuernos (engañándole), entonces tendría que golpearla». Conclusión C uando las granjas e industrias de Jamaica se enfrentaron con una compe- Ctencia acrecentada en los mercados globales durante los años 90, muchas oportunidades de trabajo formal para hombres y mujeres pobres desaparecie- ron. Aunque los puestos de trabajo son más escasos, los jamaicanos pobres se dedican al comercio, llevan pequeñas tiendas, regatean en las calles, trabajan como sirvientes o conductores de taxi, aceptan trabajos en fábricas y como jornaleros agrícolas, pescan y emigran en grandes proporciones a otras zonas de la isla y al extranjero en busca de mayores oportunidades. Algunos recu- rren a actividades de tráfico de drogas y se arriesgan a ser detenidos tanto en el país como en el extranjero. Las mujeres de muchas comunidades se han desprendido de su papel tradicional y luchan por su propia seguridad econó- mica, lo que si bien aumenta sus cargas de trabajo, sin embargo les propor- ciona una mayor independencia. A pesar de un lento crecimiento económico, Jamaica ha reducido la po- breza. El fuerte compromiso público por un desarrollo más equitativo en Ja- maica, se ve acompañado por numerosas iniciativas gubernamentales, encami- nadas a reducir la pobreza. Muchos de estos programas necesitarán, sin embargo, recibir una nueva orientación y ser reforzados, si la gente pobre ha Jamaica 455 de recibir unos beneficios más significativos de ellos. Una parte importante del gasto público se dedica a la educación, por ejemplo, pero muchas familias to- davía tienen que esforzarse para llevar a sus hijos a la escuela, en particular a nivel secundario. Además, los participantes indican problemas en relación con la calidad de la educación y señalan que la juventud actual está mal preparada para salir adelante en el duro mercado de trabajo. Muchos han dejado de con- siderar la educación como una puerta hacia mayores oportunidades. La gente pobre quiere ayuda para enraizar el desarrollo económico en sus comunidades locales, pero las numerosas iniciativas de desarrollo de la comunidad del Gobierno parecen continuar pasando de largo a su lado. Un apicultor de Little Bay está frustrado porque le falta colateral suficiente para un programa de préstamo local. «Lo que quiero», dice, «es que el Gobierno apoye lo que la gente pobre está haciendo». Muchos agricultores expresan la esperanza de que la Autoridad de Desarrollo Agrícola Rural proporcione un servicio de extensión más eficiente para asesoramiento y apoyo en la comer- cialización, distribución y procesamiento. En cuanto a las comunidades aleja- das, hay una gran necesidad de carreteras y transportes para trasladar los productos al mercado. En las zonas urbanas, la mayoría de la gente espera que se establezcan nuevas factorías e industrias de servicios, que podrían pro- porcionar medios de vida estables y adecuados. Mucha gente pobre desea el desarrollo de la formación y de los conocimientos, que puedan ayudarles a triunfar en la economía cambiante, aunque tales inversiones se encuentran a menudo fuera de su alcance. Los jamaicanos pobres demuestran una tremenda resistencia ante los re- cientes cambios económicos, choques medioambientales y otros riesgos en sus vidas. En épocas de adversidad, los hombres y mujeres pobres dicen que las relaciones sociales proporcionan un apoyo inestimable, así como lo hacen las tradiciones culturales que reúnen a la gente y promueven una cultura de auxilio, participación y ayuda mutua en las crisis. Una mujer de Thompson Pen recuerda que después del Huracán Gilbert, «Ni siquiera había que pedir ayuda a mis vecinos: ellos simplemente lo hicieron». Al mismo tiempo, la gente mayor expresa su preocupación acerca de adónde va encaminada su so- ciedad. La gente joven de Jamaica ha vivido en un mercado global toda su vi- da y espera poder competir y beneficiarse de él. Muchos jóvenes, especial- mente mujeres, dicen que desean las comodidades que se tienen en otras partes del mundo. Sin embargo, «cuanto más modernos nos hacemos, menos nos preocupamos», advierte un hombre pobre de Duckensfield. «Estamos si- guiendo la forma de ser de los extranjeros». 456 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras 1 CUADRO 2. Comunidades en estudio de Jamaica COMUNIDADES URBANAS Bowerbank, A finales de la década de los 80, en lo que se suponía que era Sudeste de una medida temporal, el Gobierno realojó gente en una serie Kingston, de construcciones alargadas, de estilo cuartelero, en una sec- pob. 1.000 ción de Kingston. Aquellos realojados eran en su mayoría refu- giados del Huracán Gilbert o personas desplazadas de McGre- gor Gully, un asentamiento de ocupantes ilegales acosado por una fuerte violencia política en aquel periodo. El número de personas que vive en Bowerbank excede en gran medida de su capacidad. Familias enteras viven en unidades de alojamiento de un dormitorio y utilizan cocinas y cuartos de baño comuna- les. En las estrechas zonas al aire libre, cuelga ropa mojada e incomoda el desagüe del alcantarillado. Los hombres con em- pleo generalmente trabajan como vendedores, guardas de segu- ridad, trabajadores de la construcción, conductores de taxi y mecánicos. Las mujeres con empleo tienden a ser costureras, vendedoras, sirvientas y obreras fabriles. Cassava Piece, Esta comunidad está situada cerca de Kingston, rodeada por Norte de zonas residenciales más prósperas y adyacente a un centro co- Kingston, mercial y un campo de golf. Las relaciones arrendador-arren- pob. 2.500 datario presiden la vida en Cassava Piece, aunque muchos te- rratenientes viven en la comunidad y no se encuentran en una situación material mucho mejor que la de sus arrendatarios. Un grupo de nada menos que cuarenta familias utilizan una le- trina de fosa única. El setenta por ciento de los hombres traba- jan como «caddies», jardineros y trabajadores de la construc- ción o en reparaciones. El cincuenta por ciento de las mujeres son sirvientas y el 40 por ciento vendedoras. Muchos residen- tes o bien trabajan en el campo de golf u obtienen trabajos in- formales a través de sus contactos familiares allí. Railway Lane, Conocido localmente como Railway Gardens, este asentamiento Montego Bay, de ocupantes ilegales está situado cerca del mercado popular pob. 2.000 abierto de Montego Bay. Está rodeado de otras comunidades de ocupantes ilegales, tales como Canterbury, Norwood y Flankers, pero tiene peor situación de escasez de viviendas y mayores pro- blemas sanitarios que cualquiera de ellas. El treinta por ciento de los hombres y mujeres dentro del asentamiento cuentan con oportunidades informales de venta relacionadas con el comercio turístico, mientras que el 40 por ciento pide o roba. En los últi- mos años, la prostitución y los delitos relacionados con armas y drogas (el 20 por ciento de los habitantes vende drogas para so- brevivir) se han convertido en algo habitual en esta zona, ya que ha aumentado la exclusión de los habitantes pobres de la locali- dad de las zonas turísticas de Montego Bay. Jamaica 457 COMUNIDADES URBANAS (continuación) Thompson Pen, La comunidad es una sección de Spanish Town, la segunda ma- Spanish Town, yor ciudad de Jamaica. Está situada en paralelo al contaminado pob. 3.990 Río Cobre, que ocasiona inundaciones a menudo, siendo la más reciente la de 1992. En los años 50 y 60, Thompson Pen era una zona próspera dominada por la producción de azúcar y arroz, pero estas industrias han decaído desde entonces o se han liqui- dado. El cincuenta y cuatro por ciento de las casas de Thompson Pen están presididas por mujeres y el desempleo asciende a un 70 por ciento. Algunos trabajadores se dirigen para su trabajo a Kingston y otros tienen empleo en lo que queda de la industria azucarera, en la cría de ganado o en pequeñas fábricas. Entre las mujeres empleadas, el 50 por ciento son obreras fabriles, el 30 por ciento vendedoras y el 20 por ciento sirvientas. En el caso de los hombres, el 20 por ciento trabajan en fábricas locales, mien- tras que el 80 por ciento restante son artesanos o peones. COMUNIDADES RURALES Accompong Town, Este es uno de los varios territorios maronitas situados en las Estado de Maroon, montañas de St. Elizabeth. Es adyacente a Cockpit Country, Pob. 800-1.400 una amplia zona de tierra virgen con una topografía de «cásca- ra de huevo» única, selvas tropicales y centenares de especies, incluyendo una poco común mariposa «Giant Swallowtail» (Cola de Golondrina Gigante). El centro de la ciudad ostenta un monumento a Cudjoe, el soldado y líder maronita del siglo die- ciocho. En virtud del Tratado de 1739, los residentes en Accom- pong tienen derechos colectivos soberanos en la gestión de los asuntos públicos de tipo territorial y local. El noventa por cien- to de los hombres son agricultores y el ochenta por ciento de las mujeres están ocupadas exclusivamente en tareas domésticas. Duckensfield, Esta comunidad consta de un terreno llano, propenso a las inun- St. Thomas Parish, daciones, en la cuenca de un río a unos treinta kilómetros de St. Pob. 1.350 Thomas. Los residentes consideran que los cocodrilos, protegi- dos por el Gobierno, constituyen una amenaza para su bienestar. Duckensfield tiene electricidad, teléfono y aprovisionamiento de agua, un centro médico y una oficina de correos. La mayoría de los hogares disponen de instalaciones sanitarias, pero la mayor parte de éstas son letrinas de fosa. La mitad de las casas están presididas por mujeres y la mitad de los trabajadores están des- empleados. La mayoría de los hombres trabajan en el comercio de productos agrícolas (azúcar y plátanos), mientras que la ma- yor parte de las mujeres son vendedoras. Los habitantes de Duc- kensfield indican que se encuentran en peor situación económica desde que las propiedades agrícolas dejaron de permitirles culti- var pequeñas parcelas en su propiedad. Los residentes incluyen jamaicanos de ascendencia asiática. 458 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras COMUNIDADES RURALES (continuación) Freeman's Hall, La zona estaba compuesta en el pasado por plantaciones de Sudeste de azúcar que contaban con el trabajo de los esclavos. Actualmen- Trelawny, te, la gente cultiva minúsculas parcelas en la ladera de las coli- pob. 1.255-2.000 nas, mientras que las fértiles tierras llanas pertenecen todavía a media docena de familias, en propiedades de varias hectáreas. Los terratenientes no residen en la zona. No hay agua corriente y muchas casas ni siquiera tienen letrinas de fosa. Por cada dos mujeres que viven en Freeman's Hall, hay sólo un hombre, pe- ro el 70 por ciento de las casas están presididas por hombres, la mayoría de los cuales son abuelos. Un instituto local concre- ta estimaciones de que sólo el 10 por ciento de los hombres y el 35 por ciento de las mujeres saben leer y escribir. El noventa por ciento de los hombres son agricultores y la mayoría de las mujeres se dedican a tareas domésticas. Little Bay, Esta serie de pueblecitos de pescadores en Negril oriental están Westmoreland, situados al sur de un bosque manglar llamado Great Morass, pob. 300 que es también la segunda mayor divisoria de las aguas de Ja- maica. La Agencia de Desarrollo Internacional de Estados Uni- dos tiene un proyecto de recursos costeros en la zona para tratar de los problemas de destrucción del arrecife, de la disminución de las reservas de peces y de la contaminación costera. La indus- tria del azúcar local efectúa grandes aportaciones de efluentes. El treinta por ciento de los hombres se dedican a la pesca y el 50 por ciento trabaja en la agricultura; el 15 por ciento de las muje- res son trabajadoras agrícolas y 50 por ciento son empleadas de hogar. El porcentaje de personas que saben leer y escribir es del 30 por ciento para los hombres y del 60 por ciento para las mu- jeres. Little Bay carece de agua y de servicios de saneamiento. Millbank, Situado en un valle aislado de Jamaica nororiental, cerca del Portland, Parque Nacional de John Crow y Montaña Azul, es uno de los pob. 800 lugares más húmedos de la tierra, y los movimientos de tierras e inundaciones son habituales. Millbank se encuentra a catorce kilómetros de distancia de la carretera permanente más próxi- ma y sólo un 20 por ciento de los hogares tienen electricidad. Millbank no dispone de centro médico ni de oficina de correos, pero posee una estructura tradicional maronita de gestión de los asuntos públicos, que está compuesta por un coronel, un comandante, un capitán, un secretario, un tesorero y un presi- dente, así como por tres embajadores. Hay ocho establecimien- tos maronitas en la zona y dos terceras partes de los residentes de Millbank son de ascendencia maronita. La comunidad ha mantenido su identidad a través de la tradición oral y defiende su estatus autónomo y el derecho colectivo a 500 acres (1 acre = 40,47 áreas) de tierra de un tratado de 1739. El setenta y cin- co por ciento tanto de hombres como de mujeres son agriculto- res. Aproximadamente un 10 por ciento de los hombres y un 15 por ciento de las mujeres saben leer y escribir. Jamaica 459 Notas 1. El equipo de estudio fue dirigido por S. Jacqueline Grant y Toby Shillito e in- cluía asimismo a Hugh Dixon, Paulette Griffiths-Jude, Ivelyn Harris, Glenroy Lattery, Cecilia Logan, Genevieve MeDaniel, Oswald Morgan, Steadman Noble, Michelle Pe- ters, Vivienne Scott y Karen Simms. 2. Los participantes en el estudio de Jamaica mantuvieron sus conversaciones en «patois», una lengua criolla basada en el inglés que se habla generalmente en Jamaica. 3. Jamaica Survey of Living Conditions 1999 (Kingston: Planning Institute and Statistical Institute of Jamaica, 2000), 24. 4. La pobreza en disminución muy raramente acompaña a una economía en des- censo. Una hipótesis es que los sueldos reales han estado creciendo, mientras que la in- flación se modera. Aunque se necesita un análisis más detallado, otros observadores sospechan que los datos referentes a la renta pueden estar subestimando las importan- tes aportaciones de las actividades del sector informal y de las remesas internacionales, habiendo sido ambas subrayadas por los participantes a lo largo del estudio La Voz de los Pobres. Ver World Bank «Memorandum of the President of the International Bank for Reconstruction and Development to the Executive Directors on a Country Assis- tance Strategy of the World Bank Group for Jamaica» (Caribbean Country Manage- ment Unit, Latin America and the Caribbean Region, 2 de noviembre de 2000), 5, re- cuadro 1. 5. Ibid., 4, 6. 6. Jamaica Survey of Living Conditions, 24. 7. Sólo el 14 por ciento del gasto público en educación secundaria beneficia a los estudiantes del 20 por ciento más pobre de la lista de la población. World Bank inter- nal memorandum, marzo de 2000. 8. En 1994, dieciséis organizaciones unieron sus fuerzas para lanzar el consor- cio, a efectos de proteger la zona de conservación. Sus responsabilidades incluyen la gestión del parque marino, las reservas ecológicas y las zonas de reserva, allegando fondos para proyectos medioambientales locales y suscitando la conciencia de la co- munidad sobre un desarrollo y un turismo sostenibles. 9. El «pardner» diario es algo muy frecuente, de un modo particular en las zonas urbanas, y es principalmente utilizado por vendedores callejeros y vendedores en ge- neral, que lo encuentran útil como una forma de ahorro para la adquisición de sus existencias. 10. El informe señala también que la violencia de motivación política y relacio- nada con las drogas plantea también importantes amenazas. Ver Caroline Moser y Je- remy Holland, Urban Poverty and Violence in Jamaica (Washington, D.C.: World Bank, 1997), 16. 11. World Bank, World Development Indicators 2001 (Report 22099, abril de 2001), 57. 460 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Conclusión Una aproximación que facilita la reducción de la pobreza Deepa Narayan y Patti Petesch E l problema de la pobreza es inmenso, ya sea visto desde los ojos de una Emujer pobre luchando por dar de comer a su familia o visto a través de estadísticas de pobreza agregadas: 2.800 millones de personas viviendo con menos de dos dólares al día. Mucho se ha aprendido en el transcurso del siglo pasado sobre cómo reducir la pobreza, pero ésta todavía persiste. Podríamos dar por sentado que no se necesita un cambio fundamental en la aproximación desde el desarrollo a la reducción de la pobreza: sólo se necesita más dinero. O bien podríamos pararnos a pensar sobre qué es lo que debería hacerse de un modo diferente para responder a las voces de los pobres. Verdaderamente, nuestra conclusión encubierta es que la po- breza sólo puede ser reducida si construimos estrategias sobre lo que he- mos aprendido de la gente pobre y de sus realidades, tal como ellos las ex- perimentan. En este capítulo final, nos centramos en cuatro temas comunes que sur- gieron de los catorce estudios de casos de este libro, que son representativos de los diversos estudios de países realizados por la iniciativa La Voz de los Pobres: 6 la importancia de una serie de activos y aptitudes en las vidas de la gente pobre; 6/ los efectos a menudo adversos de las crisis económicas generales y de los cambios de política sobre la gente pobre y sus comunidades; 6 la cultura de desigualdad y exclusión en las instituciones mediadoras; y la |/ injusticia de género muy difundida y vulnerabilidad de los niños. 461 Sobre la base de estos resultados, sacamos en conclusión que hay que im- pulsar una aproximación convincente al desarrollo, que considere a la gente pobre como recursos y como socios en la reduccion de la pobreza. Activos y aptitudes de la gente pobre El desarrollo, por último, debería aumentar la libertad de la gente para vivir las vidas que ellos valoran. Las opciones de la gente pobre resultan clara- mente restringidas por la falta de activos y aptitudes. En muchos países, ade- más, la gente pobre cree que la desigualdad en la distribución de los activos es- tá creciendo y que la separación entre ricos y pobres está aumentando. En Bosnia, Bulgaria, la República Kirguizia y la Federación Rusa, la gente pobre señaló que la clase media está desapareciendo. En Mbwadzulu, Malawi, un hombre dice: «Sólo Dios conoce el futuro, pero pienso que los pobres conti- nuarán siendo cada vez más pobres, mientras que los ricos continuarán siendo cada vez más ricos. Teniendo en cuenta que tienen dinero, continuarán hacien- do negocios. Los pobres continuarán haciendo frente a los problemas». La gente pobre describía varias dimensiones de privación y desigualdad y una serie igualmente amplia de activos y aptitudes que necesitan para aumen- tar su libertad de elección y mejorar sus vidas. Diez activos y aptitudes que aparecieron como importantes en la experiencia diaria de la gente pobre, son clasificados y descritos en el Cuadro 1 y se tratan de forma individual en las secciones siguientes. La necesidad de algunos de estos activos y aptitudes, ta- les como bienes materiales y educación, es evidente, mientras que otros son frecuentemente pasados por alto. Bienes materiales Para poder alimentar a mis dos hijos, vendí todas las cosas de valor que tenía en casa ... Ahora, hemos llegado al fondo de la sociedad. ¿Cuál es mi futuro y el de mis hijos? ¿Qué perspectiv,as tenemos? A veces me pregunto por qué vivimos siquiera. Una viuda de guerra de Tisca, Bosnia-Herzegovina Sin la protección de los bienes materiales, el descenso a la pobreza resulta rá- pido. En todos los países, la gente pobre advirtió el papel fundamental de los bienes materiales para evitarles caer «al fondo de la sociedad». En un país tras otro, la gente pobre manifestaba que una vez que pierden sus bienes, ya sea a través de desastres naturales como en Bangladesh, a causa de la guerra como en Bosnia-Herzegovina, mediante el pago de la dote como en la India o con motivo de la venta de la propiedad para pagar deudas y alimentar a fa- milias en todas las partes del mundo, renuncian a la esperanza de poder salir 462 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras 1l Cuadro 1. Activos y aptitudes de la gente pobre Activo o aptitud Ejemplos mencionados por la gente pobre -es _ d ~~Emek+;pvi4*d de. ct1gs*1de tc saI CtrAs; Salud corporal Ausencia del hambre y de la enfermedad; cuerpos fuertes y de aspecto saludable. bu~ .ei o Auaa de finh4 y de makJs t' 1taw.lrrad de e¡ción sexual y epmducew'a I;ea -de m o ffsiro Integridad emocional Ausencia de miedo y ansiedad; amor. R~Pef y Ji fdad Respeto a uno misrno: confianza en sí miimo; dignidad. Pertenencia social Pertenencia a un colectivo; honor, respeto y confianza dentro y a través de los grupos sociales IdcamdVd Vawlder~¡ de a o P} bs vs¡ors P~»plá c - iE quéewú ¡gniáado 9&~ ~d 4.tii l Imaginación, información Inventiva; toma de decisiones informada y culta; capacidad y educación de leer y escribir; iniciativa empresarial; capacidad de resolu- ción de problemas; artes expresivas Capaciiad ocaniav Capad de Faraniz y de qiov&4; paucipaw¡n en o ai¡radnes n~pc¡riat a Representación política Capacidad de influir a quienes están en el poder; responsabi- y responsabilidad lidad de quienes están en el poder nunca de la pobreza. Temirbek, un hombre de Tash-Bulak, República de Kir- guizia, que acabó vendiendo todas sus ovejas una a una hasta que no le que- dó ninguna, se lamentaba: «Uno puede remendar vestidos rotos, ¿pero cómo se puede remendar un estómago vacío?» La falta de unos derechos de propiedad claros y, en zonas rurales, el acceso en disminución a las recursos de la propiedad común agravan la inseguridad de la gente pobre y los dejan atrapados en puestos de trabajo formales mal paga- dos o en los peldaños inferiores de la economía informal. Las personas con po- cos bienes disponen de un poder de negociación extremadamente bajo para ne- gociar una buena transacción referente a empleos, salarios u otros acuerdos contractuales. Para poder alquilar una barca en Ampenan Utara, Indonesia, los pescadores pobres tienen que prometer la mitad de su captura a los ricos pro- pietarios de los botes y cubrir también sus propios gastos de explotación. El pescador efectuó la siguiente observación: «Se trata de un acuerdo muy poco equitativo, porque hasta nueve pescadores tienen que compartir una barca. La captura después de una salida de cuatro días podría tener un valor de 1 millón de rupias. Una vez deducidos los gastos de explotación y el combustible, cada hombre sólo obtendría 20.000 rupias (aproximadamente US$ 3)». Algunas personas que consiguieron salir de la pobreza mencionaron la emigración y las actividades empresariales como estrategias clave para conse- Conclusión 463 guir un medio de vida. Pero para quienes poseen pocos activos, el tipo de ini- ciativa empresarial a su alcance, tal como venta al por menor, no aumenta necesariamente su bienestar. Un hombre pobre de Isla Trinitaria, Ecuador, ex- plicaba: «Vender agujas de coser no es un negocio. Un negocio es una farma- cia o una sala de billar, algo de lo que puedes vivir». Salud corporal Tienes que pagar al dentista por adelantado y, de no ser así, rellena- rán tu diente con arena y se desprenderá todo. -Un participante en un grupo de debate de Rusia La relación entre ingresos y salud apareció en cada país2. Cada comunidad de Malawi señalaba que el hambre constituye su problema más crítico. Los bra- ceros agrícolas de Bangladesh describían un círculo vicioso en el que una ali- mentación insuficiente lleva a la debilidad y a una energía reducida para tra- bajar, lo que a su vez conduce a menores ingresos y a menos comida para la familia, todo lo cual desemboca en debilidad y enfermedad que empeoran. Para las mujeres pobres de Fadli Pur, Bangladesh, el bienestar requiere «un marido en buen estado físico y un hijo para cada madre». En La Ma- tanza, Argentina, un grupo de hombres que evaluaba sus posibilidades de conseguir trabajo decía que además de poseer una instrucción, «no puedes tener ningún tipo de problema de salud o haber sido sometido a una opera- ción ... Para los que tienen más de 40 años, nadie nos contratará. Puedes mirar y mirar, pero nunca encontrarás un empleo». Al carecer de bienes y de capacidad de negociación, la gente pobre de todas las comunidades visi- tadas subrayaba la importancia de su único activo, sus cuerpos, y su capa- cidad para llevar a cabo un trabajo duro, incluso con el estómago vacío. El vivir en zonas urbanas insalubres, peligrosas, atestadas y con malos ser- vicios aumenta la exposición de la gente pobre a los riesgos para su salud. Si los hombres y mujeres pobres se ponen enfermos, su enfermedad puede llevar- les a la miseria o a la muerte. Sin embargo, no disponen de medios para prote- ger la buena salud que necesitan para trabajar y sobrevivir. Los servicios médi- cos son inexistentes o inferiores al nivel normal y es típico que la gente tenga que pagar el transporte, las consultas, los medicamentos y los sobornos para conseguir la prestación, incluso de los denominados «servicios gratuitos». Integridad corporal «Aquí se reciben golpes a diestro y siniestro. Las mujeres les pegan a los hombres, los hombres a las mujeres y unas y otros golpean a sus hijos» -Una chica de 16 años de Novo Horizonte, Brasil 464 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras La integridad corporal, es decir, la ausencia de violencia física y la libertad de movimientos, constituye un derecho humano fundamental. Pero las personas pobres, en particular las mujeres, viven con el temor de los daños corporales y a menudo se sienten impotentes para protegerse a sí mismas y a sus hijas de los malos tratos de los hombres, dentro y fuera de casa. Las mujeres jóvenes de Bangladesh comentaban que no pueden ir y venir libremente porque se tropiezan con burlas, acoso sexual e injurias e incluso con el miedo de que les arrojen ácido a la cara. En Ghana, las mujeres hablaban sobre el hecho de ser obligadas al sexo dentro del matrimonio y temen ser infectadas de VIH/SIDA por maridos que se niegan a utilizar preservativos. Muchas vecindades pobres en comunidades urbanas son especialmente inseguras, con altos niveles de criminalidad, drogas, luchas entre pandillas, vapuleos y asesinatos. Los hombres jóvenes están particularmente expuestos a los malos tratos por parte de la policía y son los que con mayor probabili- dad serán agredidos, inmovilizados en fuego cruzado o arrojados a la cárcel. Grupos de debate de Morro da Conceiçáo, Brasil, les dijeron a los investiga- dores: «Si salimos, no sabemos si volveremos vivos». Una mujer de La Ma- tanza, Argentina, manifestó: «No son los robos los que me infunden tanto miedo, sino las violaciones. Tengo hijas adolescentes y no puedo dormir por las noches porque vivimos en una vecindad muy insegura». Integridad emocional No sé cuando veré la luz de la felicidad. Tengo que dar tres hijas en matrimonio, pero carezco de bienes para hacerlo. No puedo darles ropa. No sé como asegurarles el respeto para ellas en sociedad. -Un hombre pobre, Khaliajuri, Bangladesh El amor y la ausencia de miedo constante y de ansiedad resultan esenciales para el bienestar. Hombres y mujeres pobres, al borde del desastre, experi- mentan la ansiedad que naturalmente acompaña a las múltiples amenazas a las que se enfrentan, desde la guerra al peligro físico, hambre, desempleo, pensiones aplazadas y endeudamiento. La gente pobre también se preocupa por la pérdida de familia y amigos y por no poder atender a sus familias, ayu- dar a sus vecinos o participar en rituales culturales. Aunque la mayoría mantiene alguna esperanza, mucha gente pobre está al borde de la desesperación, especialmente en Europa del Este y Asia Cen- tral, así como en zonas urbanas de Latinoamérica. Algunos se dan a la bebida y al uso de las drogas, mientras que otros se suicidan. Un hombre joven de La Matanza, Argentina, observaba: «Actualmente, puedes estar en el paro durante años. La única forma de salir de ello es cuando te mueres». En Bosnia, las cicatrices de la guerra son profundas. Una mujer mayor de Tombak, Bosnia, decía: Me he consumido a causa de los temores y preocupa- Conclusión 465 ciones por mi familia durante la guerra. Tuve que enviar a mi marido y a dos hijos a primera línea y esperar por su regreso ... o no. ... Nunca te puedes re- cuperar del empobrecimiento espiritual». Un hombre mayor de Glogova, Bosnia, comentaba: «Apenas puedo respirar, los nervios me están ahogando. El médico me dijo que mi vida pende de un hilo y que no se me permite tener estrés, ¿pero cómo?» Al haberlo perdido todo, incluyendo su casa, una mujer internamente desplazada de Vares, Bosnia, exclamaba: «Nuestras almas, nuestras psiques están muertas». Respeto y dignidad «Cuando te dan una caja de comestibles, están también rebajando tu dignidad». -Un hombre joven, Dock Sud, Argentina Repetidas veces la gente pobre volvía a afirmar que limosnas, humillación y verguenza duelen, incluso si se llevan unos harapos y se está uno muriendo de hambre sin ningún sitio adonde ir. Hombres y mujeres pobres saben que si dejan de creer en sí mismos, sus vidas llegarán a ser incluso más insopor- tables. Una mujer de Ghana, de 52 años de edad, que vende batatas y sal en Asukawkaw decía: «Una mujer puede salir de la pobreza si tiene fe en sí misma y la resolución de conseguirlo con lo poco que tiene». Amor propio y confianza en sí mismo van íntimamente unidos a la capa- cidad de ganarse la vida y de pertenecer a la sociedad. Los hombres pobres que han perdido su capacidad de cuidar de su familia, decían que han perdi- do el amor propio y que están avergonzados de hacer frente a sus vecinos, es- posas y niños hambrientos. En Bulgaria, la gente describía a menudo la enaje- nación y la desmoralización que experimentan ante el desempleo masivo. Estudiantes de Dimitrovgrad, Bulgaria, describían a la gente sin empleo como «rostros desprovistos de vida, sin autoestima». La verguenza que resulta de la pobreza y de tener que llevar ropa de segunda mano, hace a menudo que los niños dejen de asistir a la escuela. El sentido del amor propio y de la dignidad de las mujeres se ve frecuen- temente amenazado por la violencia física. En una comunidad de Brasil, don- de los malos tratos físicos están descendiendo como consecuencia de la con- cienciación, las mujeres del grupo de debate decían: «Las mujeres se están afirmando, valorando y respetando a sí mismas. También solicitan respeto. Solían ser muy pasivas y se olvidaban de ellas mismas». Pertenencia social Vivir en la pobreza no es bonito, pero ser una persona pobre resulta simpático porque nos ayudamos unos a otros -Un grupo de debate de hombres de Isla Talavera, Argentina 466 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Las personas pobres, al igual que todas las personas, experimentan un pro- fundo deseo de pertenecer a un grupo, de atender y de ser atendidas, de ser respetadas y de experimentar los vínculos de la solidaridad. Un sentido de pertenencia no sólo afirma la propia humanidad, sino que crea asimismo vín- culos de confianza y reciprocidad, el dar y el recibir que forma parte de la na- turaleza humana. En Jamaica, la gente pobre dice que los vínculos sociales proporcionan un apoyo inestimable en épocas de adversidad. Una mujer de Thompson Pen recordaba que después del Huracán Gilbert, «Ni siquiera ha- bía que pedir ayuda a mis vecinos: ellos simplemente lo hicieron». Los pro- verbios de la República Kirguizia captan la importancia de las relaciones so- ciales: «Es mejor tener cien amigos que cien rublos»; «No busques una buena casa, busca un buen vecino». En la India, tanto grupos de hombres como de mujeres indicaban que la influencia, el honor y el respeto en sociedad son im- portantes indicadores de bienestar. Las mujeres de Netarhat describían a «las personas con voz en la comunidad» como felices. En Konada, aquellos «cuya palabra carece de importancia» eran considerados como los más pobres de entre los pobres. Pero la privación económica ha sometido a estos vínculos sociales y obli- gaciones mutuas a una gran tensión. Mucha gente pobre de Rusia decía que su círculo de apoyo se ha reducido a la familia. En Bulgaria y en la República Kirguizia, la gente pobre hablaba de la importancia de poder ofrecer una ga- lleta a un invitado o de reunirse con amigos en un café y la depresión y aisla- miento social aumentados que se producen cuando no pueden permitirse ha- cerlo así. Hay importantes diferencias de género en la pertenencia social, y estas quedan puestas de gran relieve si un hombre abandona a su esposa o fallece. En muchos países, cuando el marido muere, su viuda es expulsada de la casa por la familia del marido. En algunos lugares, como en Bangladesh, las muje- res jóvenes encuentran a veces nuevas fuerzas para volver a empezar unién- dose a grupos de mujeres. Identidad cultural «El respeto a la mezquita es respeto a la tradición, por supuesto; cuando piensas en tu identidad tienes ese sentido de pertenecer al mundo musulmán ... Las mujeres no entran en la mezquita y sin embargo la mezquita es un lugar sagrado para mí». -Una mujer de Kok Yangak, República Kirguizia Las prácticas y rituales de tipo social, cultural y religioso afirman las identi- dades culturales. La gente tiene múltiples identidades culturales como ma- dres, trabajadores, miembros de una clase particular y grupos étnicos y reli- giosos de determinados países. Las identidades culturales no son estáticas y Conclusión 467 en todas partes hay pruebas del cambio. La gente pobre hablaba sobre la im- portancia de los regalos, de los gestos de hospitalidad, del entretenimiento y de las celebraciones y rituales religiosos, que afirman que forman parte de la sociedad, a pesar del sufrimiento de la pobreza. En la India, rituales y culto forman parte de la vida diaria. Los rituales que incluyen a árboles sagrados, por ejemplo, son tan importantes que en algunas comunidades aparecieron muy arriba en la lista de instituciones importantes en las vidas de la gente pobre. En Indonesia, la gente hablaba acerca del papel de las ceremonias y rituales tradicionales en sus vidas. Los jamaicanos de zonas rurales describieron varios ejemplos de ritual colecti- vo. En Cassava Piece, la extensión de las obligaciones de los hombres más allá de los lazos de sangre se expresaba como la obligación de «cuidar de la juventud, incluso aunque no sean de tu familia». En Freeman's Hall, los hombres se alternan cavando surcos los unos en los campos de los otros, una práctica mencionada como «hoy por tí, mañana por mí». Por la noche, juegan al dominó. Cuando alguien muere en Freeman's Hall, la gente lleva a cabo «nueve noches levantados», una vigilia en la que toda la comunidad visita a la familia de la persona fallecida, canta himnos y comparte alimen- tos y licores. En Latinoamérica y Africa, la gente pobre hablaba a menudo de la im- portancia de iglesias y mezquitas para afirmar su fe y proporcionar consuelo. Las prácticas culturales, no obstante, pueden ser también excluyentes. En Nigeria, los más pobres de entre los pobres quedan excluidos de aconteci- mientos y ceremonias sociales. En India, las mujeres son excluidas de muchos rituales comunitarios y religiosos dirigidos por hombres. En Ughoton, Nige- ria, constituye un tabú para las mujeres entrar en el palacio de justicia, ya que se considera un lugar sagrado. Las mujeres pueden permanecer sentadas en el exterior, donde sólo pueden escuchar mientras que se adoptan decisiones im- portantes. En Adaboya, Ghana, se percibe a las iglesias como sembradoras de desunión al tomar parte en la competencia entre confesiones. Las culturas son dinámicas y cambiantes. Pero un cambio rápido puede dejar a la gente desorientada y en busca de un significado. Personas pobres de algunas comunidades indígenas hablaron sobre el desgaste de prácticas tradi- cionales, lo que hace que la gente se sienta desorientada. Un grupo de muje- res de Caguanapamba, Ecuador, afirmaba: «Los medios crean nuevas necesi- dades y olvidamos nuestras costumbres». Las tradiciones perdidas no son suficientemente substituidas por símbolos nacionales. Tanto en Caguana- pamba como en El Juncal, Ecuador, hombres y mujeres indígenas dijeron: «Cuando interpretan el himno nacional, ello no significa nada para nos- otros». Los grupos indígenas mencionaron asimismo cambios negativos en sus costumbres de la comunidad: «Antes, no había corrupción. Nos estamos enterando también de las malas prácticas de malversación por parte del Es- tado». 468 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Imaginación, información y educación Entonces me convertí en un experto de la mariposa Macaón Gigante y me reuní con el Dr. Beckford Grant, de la Universidad de las Antillas, y aprendí mucho de él. -Un hombre autodidacta de Millbank, Jamaica Los hombres y las mujeres que viven en la pobreza ejercitan la imaginación, la creatividad y la inventiva y son los depositarios del conocimiento local. Las personas pobres de todo el mundo tejen, cosen, bordan, crean arte y oficios, realizan metalistería, construyen edificios, crean artefactos domésticos, pes- can, cosechan cereales y legumbres, recogen productos forestales y crían ga- nado. Establecen también instituciones, construyen escuelas para sus hijos y organizan patrullas de seguridad para protegerse a sí mismos. Algunas de es- tas ideas están inspiradas en la necesidad de hacer mucho con poco y de re- solver sus propios problemas mientras que otros no hacen caso de ellos. Al- gunas ideas son comercializadas y otras simplemente aportan la alegría de la creación y quizás el honor y el reconocimiento de otros. Las tradiciones ora- les siguen siendo fuertes, especialmente en zonas rurales, y las personas que poseen estos conocimientos son valoradas. Hombres y mujeres pobres hablaron acerca de la necesidad de informa- ción y sobre la importancia de la educación. Un indígena de Ecuador decía que «hombres y mujeres sin formación no pueden conseguir buenos em- pleos» y constituyen «objetivos fáciles» para el fraude. En Isla Talavera, Ar- gentina, las escuelas de corte y confección han transformado las vidas de mu- chas mujeres pobres. Una mujer de 58 años de edad dice: «Hace cinco años, empecé a venir a la escuela. Ello cambió mi vida. Solía refugiarme en mi casa. Ahora, tengo trabajo y amigas. Aquí hicieron que dejase de ser vergonzosa. Hay una gran camaradería». Capacidad de organización [La Cooperativa Unión Agricultores fue creada] por nosotros, nosotros mismos. A través de ella, gestionamos los créditos que proceden de fuentes externas, los distribuimos a las personas que los necesitan y a nuestros afiliados ... Recibimos información de otras instituciones y resolvemos problemas ... La cooperativa es como la comisión central. -Un grupo de hombres, Los Juríes, Argentina Al hallarse excluidos ellos mismos de muchas instituciones formales del Esta- do, de la sociedad y de los mercados, mucha gente pobre consolida sus recur- sos para emprender una acción colectiva. Algunas veces estas organizaciones Conclusión 469 crecen, consiguen un reconocimiento formal y establecen coaliciones con otras organizaciones, dando origen a poderosos movimientos para reclamar derechos y justicia. En Latinoamérica, han aparecido organizaciones vecinales y de comuni- dad después de varias décadas de organización y movilización. Algunas muje- res de Argentina han puesto en marcha ollas populares para acabar con el hambre en sus vecindades, un movimiento que finalmente atrajo la ayuda del gobierno municipal y también del sector privado. En una vecindad de More- no, las mujeres que dirigen una olla popular local construyeron un centro de la comunidad, bajo la tutela de un albañil mayor. Las mujeres sirven comidas en el edificio, que es también utilizado para eventos de la comunidad, cum- pleaños, velatorios y otros acontecimientos. Una fuerte tradición de organi- zación local hace acto de presencia en Ecuador, también. En un pueblo llama- do Voluntad de Dios, la gente construyó su propia farmacia y consiguió mediante su actuación colectiva un frigorífico y una radio. En la India, muchas organizaciones locales tienen su base en las castas. En los últimos años, un buen número de grupos basados en la participación y de autoayuda han aparecido en Andhra Pradesh. En Bangladesh, las ONGs han resultado particularmente efectivas a la hora de organizar los grupos de crédito de las mujeres. Por su parte, en Indonesia las iniciativas locales, que fueron suprimidas por la imposición de organizaciones creadas por el Go- bierno, han empezado recientemente a aparecer de nuevo. El apoyo a las mujeres por parte de otras mujeres ha sido un potente im- pulso que les ha permitido a algunas evadirse de círculos de violencia domés- tica y malos tratos. En Battala, Bangladesh, la formación, el saber leer y escri- bir y la ampliación de los contactos sociales han ayudado a las mujeres a enterarse de sus derechos y aumentado su confianza para oponer resistencia a los malos tratos. Las mujeres afirmaban que unen sus fuerzas y se protegen unas a otras si cualquier mujer de la comunidad es golpeada por su marido. Representación política y responsabilidad Nunca ha habido nadie que nos representase en ninguno de los diferentes gobiernos. -Una mujer, Thompson Pen, Jamaica Todos los ciudadanos esperan vivir en sociedades donde estén protegidos de los delincuentes y de la violencia, siendo representados y servidos por funcio- narios públicos responsables y tratados correctamente por los patronos y el Estado. En el caso de la gente pobre, estos ideales rara vez se realizan. Inclu- so en países con democracias formales, la gente pobre se siente desatendida, sometida a abusos y explotada por los funcionarios estatales. El desengaño y la ira debido a este abandono son evidentes en todas partes, pero resultan es- 470 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras pecialmente importantes en países de la antigua Unión Soviética, donde la gente experimentó en otro tiempo una prestación eficaz de los servicios bási- cos y se enfrentan ahora tanto a un amplio control del Estado como a una co- rrupción generalizada. En un país tras otro, la gente pobre calificó a la policía y a los políticos situándolos entre las peores instituciones. La atención de los políticos se con- sidera estacional. «Cuando él quiso nuestro voto, le vimos», decía un resi- dente de Bowerbank, Jamaica, «pero desde que le hemos dado ya el voto nunca lo hemos vuelto a ver». Se dice también que los políticos hacen prome- sas suficientes para llenar «una gran presa». Los jamaicanos pobres identifi- can la decepción política, o «politricks», como una causa principal de pobre- za. Al tratar con los gobiernos locales, a excepción de algunas comunidades bien organizadas en Brasil, la gente pobre se da cuenta de que tienen muy po- co acceso y de que carecen de poder de negociación para conseguir que se atiendan necesidades urgentes de la comunidad o para evitar que sus comuni- dades sufran daños. Los pobres consideran a la policía como agentes de opresión y no de pro- tección. Repetidas veces, la gente pobre afirmaba que la justicia y la protec- ción policial son sólo para negocios florecientes, gente rica y los que tienen contactos. En Dock Sud, Argentina, un grupo de hombres y mujeres afirma- ba lo siguiente: Lejos de defendernos, la policía nos maltrata. Vienen y les pegan a los adolescentes, pero no les hacen nada a los verdaderos delincuentes ... Las pandillas les pagan ... Consiguen reunir un grupo de gente y les dan palizas, pero no a los ladrones ... La policía es simplemente otra pandilla. Efectos del desorden económico y de los cambios de política G ente pobre de varios países expresó su profunda preocupación sobre las convulsiones económicas y los cambios políticos que están afectando a sus vidas. Este estudio, sin embargo, no fue ideado para desenredar y evaluar los efectos de políticas o tendencias económicas sobre las vidas de la gente pobre. En su lugar, presentamos los análisis de aquellos que son actualmente pobres, quienes refieren el impacto negativo que ciertas políticas económicas y cambios de mercado han tenido sobre ellos y sobre sus familias y comuni- dades. Dependiendo del país, las personas pobres mencionaron la privatiza- ción, los cierres de fábricas, la apertura de mercados domésticos, la devalua- ción de la moneda, la inflación, la reducción de los servicios sociales y otros Conclusión 471 cambios afines como elementos que habían mermado sus bienes y aumentado su inseguridad. El cuadro 2 resume los cambios de politica económica y de mercado más comunes mencionados por los participantes en el estudio. La gente pobre adopta una amplia serie de estrategias para hacer frente a la situación que ayudan a corto plazo, pero que conducen a una vulnerabili- dad acrecentada y a una base de activos mermada3. Las madres sirven menos comidas, las mujeres aceptan trabajo degradante y muy mal pagado, los hombres emigran, los niños son retirados de la escuela, la asistencia sanitaria es aplazada, las casas se desmoronan y la gente mayor se queda en la cama para conservar el vigor. Si las crisis son prolongadas, la gente agota sus aho- rros, vende sus bienes y asume cada vez más deuda. Las personas también afirmaron que perdían el sueño, se hacían menos sociables y a veces iniciaban actividades fuera de la ley. Tensiones a nivel de toda la Economía, medios de vida e ingresos en situación de empeoramiento Varios países incluidos en el estudio atravesaron etapas económicas difíciles durante un trecho o una buena parte de los años 90. Con los cierres de fábri- cas y granjas, muchos participantes de estos países se enfrentaron con la pér- dida de puestos de trabajo «regulares» o «normales». Además, mucha gente pobre que trabajaba en el sector informal informó que sus medios de vida ha- bían resultado perjudicados en gran medida por las bajas en el mercado y los cambios de política. Sin embargo, en todos los países, algunas personas po- bres en comunidades elegidas identificaron crecientes oportunidades para ellos mismos. Los participantes subrayaron que la iniciativa empresarial en particular proporciona un camino importante para que algunos salgan de la pobreza, pero son principalmente los grupos en mejor situación económica quienes pueden introducirse en nuevas actividades comerciales. Como consecuencia de la transición a economías de mercado en los cua- tro países visitados en Europa del Este y Asia Central, la gente informó acer- ca de fuertes caídas en el nivel de vida. Resultaron especialmente afectadas las «ciudades de una compañía» y los pueblos que con anterioridad giraban en torno a grandes granjas estatales. Los participantes de toda la región seña- laban reiteradamente que no se consideraban preparados para trabajar en una economía de mercado, que encontraban llena de incertidumbre. Temir- berk, un granjero pobre de Tash-Bulak, República Kirguizia, se hacía eco de los sentimientos de muchos participantes de la región cuando decía: Cuando las granjas colectivas fueron desmanteladas, pensábamos que todo iría muy bien. Podríamos ser dueños de nuestra propia tierra, disfrutaríamos de buenos beneficios y llegaríamos a ser ricos. Resultó ser exactamente lo contrario y resultó también que 472 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras estábamos acostumbrados a que nos solucionasen los problemas. Cuando nos enfrentamos con los problemas, nos dimos cuenta de que no estábamos preparados para la nueva forma de vida. Con anterioridad, empleos, salarios y precios eran estables. Todo estaba disponible en las tiendas. Cuando la denominada economía de «mercado» tomó tierra, arruinó todo lo antiguo. El resultado de ello ha sido la pobreza. En todos los países visitados en esta región, la gente pobre ponía en rela- ción el paro y el subempleo generales con el desmantelamiento del Estado, antes de que hubiera en su lugar mercados en funcionamiento. Aquellos con suerte suficiente para tener todavía empleos, decían que recibían los salarios tarde o en especie, si es que los recibían, mientras que los sindicatos habían perdido su influencia. Muchos han recurrido al pequeño comercio y a em- pleos con salario informal en la agricultura o en la construcción, pero incluso estos son precarios y desaparecen en los largos meses invernales. La mayor parte de la gente indicó que es simplemente demasiado arriesgado iniciar un negocio en el entorno actual. Citaron factores tales como la imprevisibilidad de los mercados, la falta de dinero para la puesta en marcha o de colateral Cuadro 2. Cambios económicos adversos y su efecto sobre los medios de vida, el consumo y los servicios públicos, por país Efectos económicos de los cambios País donde se mencionan de mercado y de política Medios de vida e ingresos en situacion de empeoramiento Aurento del paro; de-scemo en dsponuSilidad de Ghana, Malawi, N ge¡a, Inckaesia, trabajo .regular o normal » India, Bosnia, BúgBa, Rusaia, Kirgu¡zi., Argentina, Brasil, c~ Jamsaica Cierre de empresas públicas y privadas Ghana, Nigeria, Mnlawi, Indonesia, Bosnia, Bulgaria, Kirguizia, Rusia Argentina, Brasil, Ecuador, Jamaica Liberalzación del sector agrícola yio privatizaci2n Malawi Jamaica, 4iMuizja, Bulgaria, de cooperativas agrarias Rusia ¡ Dependencia aumentada de la economía informal Ghana, Nigeria, Indonesia, Bosnia, Bulgaria, Rusia, Kirguizia, Argentina, Brasil, Ecuador, Jamaica Precios en aumento Inflación; precios en aumento para los productos Ecuador, Bosnia, bulgaria, Indonesia, basicos Kirguizia, Malawi. igeriu, Rusia Servicios públicos que se hunden Tasas nuevas o aumentadas de asistencia sanitana Bosnia, Bulgaria, Kirguizia, Rusia Desgaste o demoras en los beneficios de pensiones Bosnia, Bulgaria, Kirguizia, Rusia Conclusión 473 para el crédito, la dificultad para obtener inversiones y el transporte que se viene abajo. En los cuatro países de Latinoamérica y el Caribe, la gente describía la devastación económica y social de sus comunidades como consecuencia de las crisis macroeconómicas y de las reformas políticas. Se sentían directamen- te perjudicados por numerosos cierres de plantas, el cambio a una economía de servicio y el crecimiento del sector informal. Según una mujer pobre de Florencio Varela, Argentina: «La escasez de puestos de trabajo es un proble- ma de vecindad, pero constituye también un problema para todo el país. No hay suficiente trabajo. Los hombres sólo pueden conseguir empleo como temporeros y a veces ni siquiera eso». El estudio de casos de Indonesia examina la inseguridad general desenca- denada por la crisis financiera de 1997. Los efectos más perjudiciales se expe- rimentaron en comunidades de centros urbanos de Java y en zonas rurales con fuertes relaciones urbanas, aunque incluso algunas comunidades aparta- das de las islas exteriores se vieron afectadas. Los despidos masivos en el sec- tor formal y el hundimiento de las fuentes del crédito pusieron a la gente en movimiento hacia el sector informal, para poder sobrevivir. El pequeño co- mercio en las calles se hizo mucho más precario conforme el número de ven- dedores aumentaba y la demanda del mercado caía. Los participantes rurales de Java describían que se encontraban en profunda desventaja, por la fuerte competencia de los trabajadores emigrantes respecto a los ya escasos puestos de trabajo asalariado en granjas y plantaciones de la zona. Los trabajadores con base en casa, tales como los artesanos que hacen bolsos de cuero, mone- deros y zapatos en Galih Pakuwon, se arruinaron después de que los precios de sus materias primas aumentaron, el crédito se hizo más difícil y la deman- da del mercado cayó. Los que dependían de la agricultura de subsistencia re- sultaron menos afectados. La liberalización del mercado puede tener efectos adversos sobre los pro- ductores agrícolas pobres. En Malawi, las políticas de promoción del comer- cio y de realizar la apertura del sector agrícola llevó a fuertes aumentos del precio del abono, que es en su mayor parte importado. La mayoría de las fa- milias pobres sobreviven cultivando pequeñas parcelas de maíz y la política aumentó sus dificultades en casi todas las comunidades visitadas: «Los prin- cipales problemas con los que nos enfrentamos ahora son las enfermedades y el hambre. El hambre es causada por el aumento del precio de los abonos. Trabajamos todo lo que podemos, pero no tenemos buenas cosechas debido a los abonos inadecuados», explicaba una mujer de Chitambi, Malawi. A pe- sar del hambre en aumento, algunos participantes reconocieron los beneficios de las reformas económicas y la reciente transición a un sistema político más abierto, que ha aportado una libertad más amplia para iniciar un negocio o llevar a cabo cultivos comerciables, unos precios más altos para los produc- tos agrícolas y una instrucción primaria gratuita. 474 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras Los participantes en el estudio de otras comunidades informaron tam- bién que algunos cambios económicos habían tenido efectos favorables. La India y Bangladesh experimentaron un crecimiento económico constante en los años 90 y la gente de las comunidades elegidas describió un nuevo des- arrollo de la agricultura y de la empresa. En Jaggaram, India, hay un próspe- ro nuevo negocio de anacardo, pero las personas pobres sin tierras en la zona dijeron que no habían podido participar. Asimismo, los salarios no han mejo- rado. En cuanto a la gente que vive cerca de la zona de procesamiento de ex- portaciones de Zavar en el núcleo rural de Dhamrai, Bangladesh, se indicó que los jornales para el trabajo, tanto agrícola como fabril, eran muy supe- riores a los de otras zonas del país. No obstante, los trabajadores de allí ma- nifestaron que hay poca seguridad en el puesto de trabajo y deben combinar a menudo varias actividades de percepción de ingresos para mantener a sus familias. Los ciudadanos pobres de Bangladesh, que viven en barriadas de Dhaka y Chittagong, informaron igualmente acerca de mejores oportunida- des de empleo, si bien indicaron que el flujo constante de emigrantes reduce en gran medida la seguridad en el puesto de trabajo y hace que los sueldos se mantengan muy bajos. Los participantes de la mayoría de los países calificaron sus informes co- mo nuevas aperturas económicas, mencionando que no tienen los medios pa- ra aprovecharse de los cambios. Indicaron que sus principales obstáculos pa- ra acceder a la oportunidad incluyen barreras a los servicios financieros, falta de contactos especiales, dificultades de acceso a los mercados (debido al transporte inadecuado, largas distancias, meteorología, etc.) y falta de cono- cimientos. Por ejemplo, un jamaicano pobre de Millbank explicaba: Uno de los motivos por los que no podemos vender nuestros productos localmente es porque los productos extranjeros inundan el mercado con demasiado del mismo tipo de material. Debido a la mala carretera, no vienen aquí compradores de fuera. Tomo dinero a préstamo, planto el terreno y no puedo vender por esta razón. Mucha gente pobre consigue salir de la pobreza, por supuesto. Los inves- tigadores buscaron específicamente y realizaron entrevistas a hombres y mu- jeres en cada comunidad que habían conseguido escapar de la pobreza. Tal como se informaba en Clamando por el Cambio, el empleo autónomo o la iniciativa empresarial constituyen el camino más frecuente de salida de la po- breza mencionado por estos participantes4. Precios en aumento En todas las regiones, la gente pobre expresó su preocupación sobre el coste de la comida y describió con frecuencia puntas en los precios de los alimen- tos, debido a crisis políticas específicas. Comentaron que se las arreglan redu- Conclusión 475 ciendo el número de comidas y privándose de artículos más caros y a menudo más nutritivos como la carne o el pescado. En muchos casos, las mujeres, los niños y los mayores comen poco, de forma que los principales mantenedores de la familia tengan suficiente energía para trabajar. En Rusia, los participantes frecuentemente mencionaron el 17 de agosto de 1998, cuando una devaluación de la moneda provocó un «incontrolable aumento de los precios». En comunidades rurales y urbanas de Bulgaria, Kir- guizia y Rusia, la gente pobre describía cómo vivían a base de los alimentos que ellos mismos cultivan y ponen en conserva, ya que los productos compra- dos en tiendas han llegado a ser inasequibles. En Ecuador, la gente menciona- ba que muchos productos básicos se han hecho inasequibles como conse- cuencia de El Niño y de las crisis financieras que siguieron. Los participantes ecuatorianos señalaron asimismo que la aprobación por parte del Gobierno de precios más altos del combustible y de la electricidad ha hecho subir los precios de otros productos. Neneng, una madre de Indonesia, decía que desde la crisis económica sir- ve una comida al día en lugar de tres. De un modo parecido, un hombre ma- yor de Peganbiran, Indonesia, decía que no podía comer ya suficientemente, cuando el precio del arroz dio un salto de Rp. 500 el kilogramo a Rp. 2.500 como consecuencia de la crisis económica. En Bangladesh, los habitantes de barriadas decían que los precios de los alimentos aumentan durante las gran- des huelgas contra el Gobierno. Se informó también sobre costes más altos de los alimentos en Malawi y Nigeria. En todas las regiones, vendedores callejeros y propietarios de tiendas afirmaron que sus medios de vida se vieron perjudicados por la falta de poder adquisitivo de la gente pobre. En Ghana, la gente expresaba menor preocu- pación por la inflación, pero simplemente decía que nadie tenía dinero. «Ahora, los clientes no compran mis batatas», decía una mujer de Babatoku- ma, Ghana «no porque la gente ya no tenga hambre o porque hayan dejado de comer batatas, sino porque no disponen del dinero para ello». Servicios públicos que se hunden Hombres y mujeres de los cuatro países europeos y de Asia Central descri- bían los dolorosos efectos creados por la eliminación de los servicios médicos gratuitos. Los participantes referían experiencias aterradoras de no recibir la atención de los servicios médicos ni los medicamentos necesarios y de inter- venciones quirúrgicas sin anestesia. Participantes mayores de la región mencionaron asimismo su gran sufri- miento cuando se esfuerzan por hacer frente a la situación con sus exiguas pensiones, que no cubren el alquiler, la calefacción o los gastos médicos. Un pensionista de Sofía, Bulgaria, manifestó que ha habido «un verdadero geno- cidio de pensionistas». «Si no cultivas algo, puedes morirte», decía un pen- sionista de Kalofer, Bulgaria. En Kirguizia, los participantes mayores infor- 476 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras maron sobre pagos de pensiones atrasados o irregulares y prestaciones paga- das en forma de aceite vegetal, en lugar de con dinero en efectivo. Además, muchos participantes mayores comunicaron que comparten sus exiguas pen- siones con sus hijos adultos desempleados. La cultura de las instituciones mediadoras: estatales, de mercado y municipales Las políticas claramente importan. La influencia de las políticas sobre la gente pobre depende en gran medida de cómo se ponen en práctica estas políticas por las instituciones sociales. La gente pobre se pone en contacto a diario con una serie de instituciones estatales, de mercado y municipales. Aunque cada una se rige por normas formales explícitas y reglamentos a me- nudo reforzados por el sistema jurídico, estas normas formales pueden ser desplazadas por normas informales y expectativas que apoyen una cultura institucional de exclusión y desigualdad. Las relaciones de la gente pobre con las instituciones reflejan su ineficacia en sociedad. Tienen a menudo la expe- riencia de las instituciones como corruptas, ingobernables y discriminatorias, y que funcionan sobre la base del clientelismo y del patrocinio. No es sor- prendente que la gente pobre tenga poca confianza y espere poco de las insti- tuciones que se supone que han de ayudarles. Hay pocos indicios de que las instituciones traten a hornbres y mujeres pobres como ciudadanos con dere- chos, incluyendo el derecho a ser tratados con respeto y dignidad. Corrupción Hay suficiente dinero para ir por el país y hacer que la vida valga la pena de vivirse, pero las prácticas de corrupción no nos permiten participar de la riqueza nacional. -Grupo de debate, Umuoba Road-Aba Waterside, Nigeria. La gente describe a menudo al Estado como egoísta. La corrupción se ha consi- derado como generalizada tanto a nivel nacional como local. En Nurali Pur, Bangladesh, sus habitantes indicaron que los funcionarios locales son corrup- tos, no responsables de sus «actos poco honrados» y sólo muestran respeto ha- cia los ricos. En Magadan, Rusia, un grupo de debate decía: «Nuestra adminis- tración está compuesta por ladrones, que roban todo lo que pueden» y «La élite dirigente ha destruido la totalidad del Estado». La gente pobre de Cagua- napamba y El Juncal, Ecuador, concluía: «Una buena cantidad de dinero pre- visto para el pueblo viene del extranjero, pero en lugar de utilizarlo para efec- tuar mejoras, (los funcionarios gubernamentales) lo roban todo». En Bosnia-Herzegovina, la gente hablaba amargamente de que habían resultado Conclusión 477 empobrecidos por la guerra, mientras que muchos otros, incluyendo los políti- cos, se hicieron ricos como consecuencia del conflicto. Un participante de Glo- gova decía: «Antes de la guerra, era absurdo que un político o funcionario fue- ra propietario de una estación de servicio, un casino, un terreno de material de construcción o algo similar. Ahora, se trata de algo completamente normal». Innumerables ejemplos de corrupción administrativa se extienden por to- dos los estudios de país y acusan a muchas agencias gubernamentales que prestan servicios básicos y apoyo del Gobierno a la gente pobre. Clientelismo y patrocinio No existe el Estado, existen sólo individuos que están utilizando la oportunidad de hacerse ricos en nombre del Estado. -Un hombre joven, Capljina, Bosnia-Herzegovina Un participante de Kalaidzhi, Bulgaria, lo expresa con sencillez: «Tienes que estar en buenas relaciones con los que están en el poder, de otra forma estás perdido». El Estado se ha convertido en un dispensador privado de favores. Por todo el mundo, la gente pobre hablaba de la importancia de tener contac- tos y patrocinadores para poder acceder a los servicios gubernamentales. Gente mayor de At Bashi, República Kirguizia, informaba de lo siguiente: «Si no tienes parientes entre altos funcionarios del Gobierno, la gente te trata co- mo de segunda clase». En Zenica, Bosnia, los participantes afirmaban: «Todo aquí se hace a través de contactos». Ellos dijeron que los servicios están dis- ponibles «sólo si tienes a alguien de los tuyos ... un primo, un tío, un íntimo amigo ... y el dinero juega un papel importante». La gente pobre de la Indonesia rural teme hablar francamente, porque saben que si desagradan a las autoridades del pueblo no tendrán ningún sitio adonde dirigirse, aunque hay algunos indicios de que esto está empezando a cambiar. En casi todos los países, los vendedores pobres mencionaron la ne- cesidad de dar sobornos y otros presentes a la policía y matones, para prote- gerse ellos mismos del acoso y la evicción. La gente pobre sacaba en conclu- sión que sólo aquellos con un alto estatus social, puestos oficiales o riqueza tienen algún tipo de influencia. Desorden, delincuencia y conflicto Ahora todos roban todo. En el pasado, los funcionarios del Gobierno que robaban o malversaban la propiedad pública eran encausados y encarcelados. En la actualidad, sólo procesan a los pequeños delincuentes, pero aquellos que roban millones consiguen escapar con impunidad. -Un hombre de Tash-Bulak, República Kirguizia 478 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras A pesar de las reglas formales pensadas para protegerles, la gente pobre tiene una amplia experiencia en relación con el comportamiento ilegal de agentes del Estado y del sector privado. La toma del Estado por parte de la élite do- minante se menciona, en particular en los países de la antigua Unión Soviéti- ca. Un romaní de Razgrad, Bulgaria, observaba: «No hay piedad para ti si has robado una gallina. No hay prisión para ti si has robado un millón». La gente pobre se siente la más expuesta a la delincuencia y al desorden. Los policías en muchas comunidades son considerados como agentes de re- presión y extorsión antes que como agentes que defienden las leyes del país. En Argentina, la gente pobre decía: «Cuando vamos a la comisaría de policía a presentar un informe ... la policía no nos permite plantear una queja». En El'mash, Rusia, sus habitantes declaraban: «Es el tipo de policía a la que no tienes esperanzas de llegar nunca. La policía es para los que se encuentran en la cumbre»; y en la barriada de Battala, Bangladesh, decían: «La policía arresta al inocente; sin sobornos nada se pone en marcha». Comportamiento discriminatorio Una mujer siempre obtiene un 50 por ciento menos que un hombre, con la excusa de que una mujer no puede trabajar tan duro como un hombre -Una mujer pobre de Nurali Pur, Bangladesh A pesar de las reglas oficiales que hacen ilegal la discriminación, el comporta- miento por parte del Estado, el mercado y las instituciones cívicas refleja pre- juicios contra la gente pobre, las mujeres y grupos sociales excluidos. La dis- criminación no sólo resulta desmoralizadora sino que quita a la gente pobre oportunidades y acceso a servicios y recursos que son legítimamente suyos. A los grupos sociales excluidos pertenecen los romaníes de Bulgaria, las castas bajas e intocables de la India, «los pobres odiados» de Bangladesh, grupos indígenas y afroamericanos de Latinoamérica y los habitantes de las barria- das marginales en todas partes. En muchas comunidades, por ejemplo en Indonesia, las mujeres no son incluidas en ninguna toma de decisiones. Un hombre de Renggarasi, Indone- sia, observaba: «Si las mujeres participan en la reunión, se les asigna única- mente la tarea de preparar y servir refrescos». La gente pobre señalaba que los prestadores de un servicio gubernamen- tal invariablemente llegan a los ricos pasando por encima de los pobres. En la India, los ricos se ponen a la cabeza de la cola de espera para la prestación de un servicio, incluso cuando la gente pobre ha estado esperando durante ho- ras. En varios lugares, la gente decía que los prestadores del servicio miran en primer lugar a su cara, nombre o dirección y deciden entonces si merecen al- gún tipo de atención. Conclusión 479 La gente pobre también experimenta un comportamiento discriminatorio por parte de miembros de la sociedad en general. En Novo Horizonte, Brasil, un grupo de hombres jóvenes decía: «El conductor del autobús, sólo porque tiene un empleo, nos trata como si no fuéramos seres humanos». En Ecuador, tanto los grupos indígenas como los afroecuatorianos experimentan la discri- minación racial. La discriminación contra los negros es tan general que ha quedado plasmada en un dicho ordinario: «Cuando veas a un negro corrien- do, estás mirando a un ladrón». Enajenación y desesperación Ahora hace ocho años que mis corbatas están colgadas en el armario, ahora hace ocho años que no he ido a trabajar. Esto me está matando. Me siento inútil para mí mismo y para mi familia. -Un hombre desplazado de Tombak, Bosnia-Herzegovina ombres y mujeres pobres experimentan profundos sentimientos de ena- jenación y desesperación en sus encuentros con instituciones estatales y del sector privado. Tienen pocas expectativas y escasas esperanzas de que las cosas cambien con los nuevos gobiernos. Viejos y jóvenes por igual, se sienten abandonados por sus gobiernos. En Teshie, Ghana, un hombre decía: «¿Qué hemos hecho? Si el desarrollo empie- za en Accra, finaliza en La. Si se inicia en Tema, acaba en Nungua. Siempre nos dejan metidos en medio». En Voluntad de Dios, Ecuador, la gente pobre decía: «Sufrimos en el campo, porque nunca recibimos ninguna ayuda de cualquier Gobierno que esté en el poder». En Ozerny, Rusia, un participante observaba: «A veces, simplemente no sientes como si estuvieras viviendo. Piensas, ¿por qué no mandan traer un transporte de personal armado y nos fusilan a todos? A veces no sabes qué día de la semana es y no importa». Familias en tensión «Las mujeres tienen más responsabilidades porque ejercen funciones dobles, llevar la casa y también obtener ingresos. Además, las mujeres deben asimismo obedecer a sus maridos». -Una mujer pobre de la remota isla indonesia de Nusa Tenggara Timur D e las conversaciones íntimas, llenas de emoción y a menudo tensas con D hombres y mujeres pobres sobre tendencias familiares, aparecieron dos patrones. En primer lugar, a pesar de algunos cambios, la injusticia de género dentro de las familias y en sociedad permanece profundamente arraigada y 480 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras se traduce en una inseguridad aumentada de las mujeres. En segundo lugar, cuando las familias pobres se encuentran en tensión, los niños resultan extre- madamente vulnerables. La persistente inseguridad de las mujeres El tiene un control total -Una mujer pobre, Borborema, Brasil Según hombres y mujeres de todas las comunidades en estudio, las injusticias en las relaciones de género permanecen inamovibles: v Las mujeres están trabajando fuera del hogar en proporciones mucho mayores, pero a menudo tienen menores oportunidades de ganarse la vida y ganan menos que los hombres por el mismo trabajo. v' Las mujeres cargan con la abrumadora mayoría de responsabilidades del hogar y de atención a los niños, además de sus funciones económicas. V Las mujeres deben a menudo cubrir los gastos de la casa y de educa- ción con sus ingresos. V Las mujeres rara vez son titulares de propiedades a su propio nombre y lo poco que poseen se lo pueden quitar. 1 Los malos tratos contra las mujeres son frecuentes. V Las mujeres se enfrentan con la indigencia y el ostracismo social en caso de separación, divorcio o fallecimiento de su marido. V Las mujeres soportan una extrema inseguridad en zonas donde se practica la dote y la poligamia. La gente pobre dice que la economía variable y la responsabilidad au- mentada de la mujer como mantenedora de la familia, han creado enormes tensiones sobre las familias. Al estar los hombres parados o subempleados, la aportación financiera de las mujeres resulta esencial para la supervivencia fa- miliar. Sin embargo, tanto hombres como mujeres señalaron que los hombres se sienten incapaces e ineficaces como consecuencia de los cambios del mer- cado y de un mayor desempleo. Se dijo generalmente que los hombres subem- pleados o aquellos que carecían de empleo estaban recurriendo a comporta- mientos antisociales e «irresponsables». Los participantes de todas las regiones indicaron que resulta humillante para los hombres aceptar trabajo extremadamente mal pagado y degradante, contar con las ganancias de la es- posa y realizar quehaceres domésticos. «El estar sin trabajo te provoca ansie- dad y te pone en una situación muy mala. Es lo peor que te puede suceder», decía un hombre de Florencio Varela, Argentina. La gente pobre frecuentemente identificaba tensión económica, papeles cambiantes de la mujer y las tensiones que estos sitúan sobre las relaciones de género como causas importantes de la violencia doméstica contra las mujeres. Conclusión 481 En Hyderabad, India, una mujer presentaba el siguiente razonamiento: «El ma- rido no está dispuesto a aceptar la creciente conciencia, exposición y participa- ción de la mujer en esferas externas a la familia y, por consiguiente, golpea a la mujer para demostrar su supremacía». De un modo parecido, una líder de la comunidad y auxiliar de enfermería en Nova Califórnia, Brasil, explicaba: «La principal consecuencia de la pobreza es la violencia, en particular en el hogar. Si un hombre está desempleado, no ayuda en casa sino que estorba más que nun- ca. Estará bebiendo y disputando, echándole en cara cosas a su esposa». Aunque se informó que los niveles de violencia física contra las mujeres es- taban descendiendo en algunas comunidades en países tan diferentes como Ecuador, India, Indonesia, Jamaica y Nigeria, las mujeres generalmente advir- tieron y los hombres admitieron en seguida que la violencia física es todavía muy común. En los otros nueve países visitados, las tendencias informadas en el asunto de la violencia física contra las mujeres no son alentadoras. Las muje- res de Brasil, por ejemplo, reconocieron la labor de las iglesias, la policía, los grupos de comunidad y los vecinos para aumentar la conciencia y proporcionar abrigo a las mujeres que son golpeadas en sus hogares, pero afirmaron que el desempleo creciente y la toxicomanía entre los hombres ahogan estos esfuer- zos. En la mayoría de los demás países, familiares y vecinos hacen a menudo la vista gorda y se indicó que la ayuda de las autoridades es muy difícil de obtener. Típicamente, policía y acusadores están poco dispuestos a interferir en «asun- tos familiares». Una mujer mayor de Dimitrovgrad, Bulgaria, explicaba: «Tal como pueden ver, las mujeres son hostigadas de todo tipo de maneras. El pegar a la esposa es muy usual, también ... No hay nadie para asesorarles, nadie a quien dirigirse si son maltratadas. La policía ni siquiera aparecerá si usted de- nuncia que un marido está golpeando a su esposa». Algunas mujeres hacen frente a esta situación decidiendo vivir solas y criar a sus hijos sin ayuda de nadie, a pesar de que esto las deja expuestas al ridículo, a la verguenza pública y al acoso de los hombres en la calle. Los ca- pítulos referentes a Argentina, Brasil, Jamaica, Rusia y Bulgaria mencionan mujeres que han elegido conscientemente vivir de forma independiente de los hombres. Un grupo de debate de mujeres de Jamaica aconsejaba: «Procura tener tu propio techo y tus propias finanzas, de forma que no tengas que per- manecer en una relación ofensiva». Las mujeres están también expuestas a una profunda inseguridad si pier- den a su compañero. Existen en la actualidad leyes formales en todos los paí- ses que, en diversos grados, salvaguardan legalmente los intereses de las mu- jeres si sus maridos fallecen o las abandonan. En la práctica, no obstante, hay muchas presiones sobre las mujeres para que desatiendan sus derechos y si- gan prácticas tradicionales que no reconocen los derechos de las mujeres so- bre la propiedad familiar o en relación al mantenimiento de sus hijos. Ciuda- danos de varios países indicaron que los parientes políticos confiscan los bienes de las viudas. En la República Kirguizia, por ejemplo, las mujeres afir- 482 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras maron que plantear cualquier tipo de reclamación legal se considera vergon- zoso porque infringe las costumbres locales, que otorgan plenos derechos de propiedad a los hombres y a sus familias. En Nigeria, así como en ciertas zo- nas de Ghana y Malawi, las viudas pierden a menudo la propiedad de sus maridos en beneficio de sus parientes políticos con arreglo a normas familia- res tradicionales, a pesar de las leyes nacionales que se supone que protegen a las mujeres en caso de fallecimiento del marido. En Bulgaria, donde se infor- ma que el divorcio ha avanzado en la pasada década, una participante de Dmitrovgrad decía: «No existe ninguna ley que obligue a los hombres a pa- gar alimentos (para los hijos) y resulta prácticamente imposible demandarles por más dinero. Te corresponde a ti averiguar su paradero y mientras tanto él ha cambiado de residencia cinco veces». El peligro que corren las mujeres pobres de ser sometidas a un trabajo exce- sivo, de ser mal pagadas, de que abusen de ellas y las despojen de su propiedad simplemente hace más profunda su impotencia y falta de voz en la familia. Jun- to con las otras muchas desventajas de vivir en la pobreza, estos procesos soca- van la capacidad de una familia para proteger a todos sus miembros y dar a to- dos, particularmente a los niños, la oportunidad de una vida mejor. «Hagamos que los niños no tengan problemas económicos» Hay niños pequeños por la calle. Tienen sus hogares, pero sus padres están trabajando y ellos están fuera, en la calle, durante todo el día sin supervisión, a no ser quizás por un hermano que es sólo un año o dos mayor que ellos. Algunos niños de la calle más mayores se las están arreglando por sí mismos. Llegan a cansarse de no tener comida en casa y salen por su cuenta. Muchos desaparecen. Algunos regresan y otros no. -Un grupo de debate de hombres y mujeres de Moreno, Argentina Los niños llevan el peso de la pobreza e inseguridad de la familia. Si no dispo- nen de los medios de mantener a sus hijos, los padres se enfrentan con angus- tiosas disyuntivas en cuanto al uso de recursos extremadamente limitados para de algún modo hacer la vida mejor para sus hijos. A pesar de sus esfuerzos, mu- chos padres pobres se ven imposibilitados para proteger a sus hijos de los peli- gros que les rodean en sus comunidades, en las calles y también en sus casas. Los padres pobres de cada país expresaron una serie de preocupaciones y aspiraciones en nombre de sus hijos. En Rusia, donde la pobreza se considera como algo vergonzoso, los padres realizan inmensos sacrificios para propor- cionar a sus hijos ropa aceptable y algún dinero de bolsillo, de forma que no se sientan avergonzados en compañía de los amigos. Una miujer de Ozerny, Conclusión 483 Rusia, decía: «Nuestra única preocupación es que los chicos tengan éxito en la vida». Una persona joven de Vares, Bosnia-Herzegovina, afirmaba: «No tenemos diversión porque no disponemos de dinero. Es muy triste que nues- tros padres no tengan dinero alguno para darnos. Esto les entristece y dicen que nos darían dinero con mucho gusto, si tuvieran algo. Tengo demasiado miedo para poder tener ninguna esperanza». «Incluso los niños se van a la cama sin cenar casi todos los días» En todas las regiones del mundo, los niños nacidos de familias pobres inician su camino desde un difícil punto de partida. Una madre de siete hijos de Nam- peya, Malawi, declaraba: «Siempre que tengo un hijo, resulta que el niño está desnutrido. Algunos de mis hijos sufren de desnutrición debido a la falta de alimentos, tal como puede ver ... Tiene muchas enfermedades porque le falta comida». En Ecuador, los niños en edad preescolar se encuentran en la situa- ción de mayor riesgo de un consumo insuficiente de alimentos, habiéndose descubierto que una cuarta parte de los niños ecuatorianos pertenecientes a es- te grupo de edad padecían problemas de falta de desarrollo en 1998. Se informó que el hambre era algo relativamente nuevo para los niños de los países de Europa del Este y Asia Central. Un antiguo minero de Kok Yan- gak, República Kirguizia, explicaba: «He estado trabajando en esta mina du- rante veintisiete años y tenía algunos bienes, pero lo vendí todo cuando dejaron de pagarnos. Todo lo que tenemos ahora en casa son dos camas, con sus res- pectivos colchones. Mi mujer y mi hijo tienen hambre constantemente». En Sa- rajevo, Bosnia-Herzegovina, un participante decía: «Los niños tienen hambre, de forma que empiezan a llorar. Piden comida a su madre y ésta no tiene». En Bulgaria, los romaníes también afirmaban que sus hijos tienen hambre. La enfermedad viene de la mano del hambre y de la pobreza. Las madres de Dzerzhinsk, Rusia, dijeron que niños escasamente alimentados habían ex- perimentado episodios de mareos en la escuela. La contaminación del agua pone en peligro la salud de los niños en un buen número de comunidades vi- sitadas para el estudio. Malas opciones para los niños pobres Los padres pobres creen que la educación puede aprovechar a sus hijos, pero se enfrentan con muchos obstáculos a la hora de enviar a sus hijos a la escuela y de que sigan en ella. En muchos casos, las escuelas son de baja calidad o dema- siado distantes para llegar a ellas. Un hombre de Achy, República Kirguizia, de- cía: «Tenemos únicamente una escuela primaria. Una vez acabado el cuarto grado, nuestros hijos tienen que ir a otras escuelas. Las escuelas estan muy lejos y no hay servicio de autobuses, de forma que los chicos tienen que caminar. Re- sulta muy duro para ellos, especialmente en invierno, porque hace frío». Muchas familias señalaron que las tasas escolares son inasequibles. Incluso en los países en los cuales la educación primaria es gratuita, hay que tener en cuenta todavía los costes de ropa para la escuela, suministros y otros gastos. 484 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras «Tendrías que dejar a tu hijo sin cenar durante un mes, para tener suficiente di- nero para comprarle su uniforme escolar», decía un padre de La Matanza, Ar- gentina. Al no tener educación, los aldeanos pobres de Phwetekere, Malawi, te- men ser «condenados a la pobreza de forma indefinida». Pero hay muchas presiones inmediatas sobre los padres pobres para mantener alejados a los ni- ños de la escuela y ponerles a realizar un trabajo productivo para la familia. Si el dinero escasea, en varios países es mucho menos probable que las chicas reciban instrucción que los chicos. «El río deberá fluir aguas arriba an- tes de que (las chicas) puedan ir a la escuela», es un dicho popular de Kawan- gu, Indonesia, aunque algunas chicas del pueblo asisten ahora a la escuela. En Africa y Asia, se decía que resultaba más difícil casar a las chicas instruidas. Un grupo de mujeres de Phwetwkere en Malawi observaba: «La educación primaria gratuita no resulta suficiente por sí misma. Las restricciones a la con- tinuación de las chicas en la escuela son completamente insuperables». Las chicas pobres se enfrentan en todas las regiones con los peligros adicionales del acoso y de las agresiones en la calle. En algunos casos, los niños trabajan arduamente para poder pagar su pro- pia formación, a menudo intermitente. En Elieke Rumuokoro, Nigeria, una chica de 15 años tuvo que abandonar los estudios en la escuela en el último curso, porque sus padres tenían dificultad en pagar sus tasas escolares y en comprar los textos recomendados. Ella realizó la venta ambulante de naranjas y llevó a cabo otros trabajos para ganar dinero y pagar las tasas a efectos de ser readmitida este año. De un modo parecido, muchos niños pobres de Nue- vas Brísas, Ecuador, trabajan como limpiabotas para ganarse la vida y pagar su educación. Un hombre joven de Brasil comentaba sobre las alternativas a las que muchos niños y adultos jóvenes se enfrentan: «Tienes que elegir entre trabajar o estudiar, porque no puedes hacer ambas cosas a la vez. Y si escoges estudiar, ¿qué vas a comer?» El trabajo de los niños resulta usual en casi todos los países. Los niños atienden las parcelas familiares y el ganado y se dedican al pequeño comercio, así como a la venta de cosechas familiares y de otros productos. Los partici- pantes de varios países describieron a niños de 7 y 8 años de edad, que ayudan a sus familias a sobrevivir mediante la venta de arroz, sal o agua helada, o in- cluso pidiendo. En las zonas rurales, los niños se dedican a la pesca, a la reco- gida de estiercol de vaca, a desportillar ladrillos y a la recogida de ramitas pa- ra combustible. Los niños trabajan para otros en fábricas o minas, en casas y en granjas, ganando sueldos muy pequeños o simplemente raciones diarias de alimentos. Se senaló que en Nurali Pur, Bangladesh, alrededor de la mitad de los niños de edades comprendidas entre los 8 y los 12 años trabajaban por co- mida como jornaleros para familias acaudaladas en pueblos cercanos. Las drogas suponen para algunos niños un escape tentador a su dura reali- dad diaria. El uso de las drogas se reconoce como un problema entre cierta ju- ventud urbana de Argentina, Brasil, Bulgaria, Ecuador, Jamaica, Malawi, Nige- Conclusión 485 ria y Rusia. En Brasil, los niños pobres «utilizan productos químicos baratos, como el pegamento industrial» para colocarse. Los participantes frecuentemen- te indicaron que los jóvenes se inician en el juego y en la delincuencia, así como en las drogas, porque son perezosos y no tienen ninguna otra cosa que hacer. Para los niños pobres, el tráfico de drogas constituye una forma lucrativa de ganar dinero para sí mismos y para sus familias, pero los riesgos son elevados. En Entra a Pulso, Brasil, un participante decía: «Los jóvenes empiezan a vender drogas para ayudar a sus padres a mantener la familia. Luego, comienzan a usarlas. Tienen curiosidad por saber lo que la gente rica ve en ello. Antes de que los padres se den cuenta, el chico está traficando o muerto». Peligros en la familia Se informó sobre el hecho de que la violencia en el hogar forma parte de la vi- da, en particular en algunas de las comunidades urbanas de Sudamérica. Al hablar de sus hijos, una mujer de Isla Trinitaria, Ecuador, dijo de forma natu- ral: «Los malos tratos están pensados para conseguir de ellos que hagan algo bueno en la vida. Les azoto para que se duchen o hagan sus tareas». Por des- gracia, la violencia hacia los niños en el hogar puede ir mucho más allá de las reprimendas bienintencionadas. La violencia entre cónyuges adultos también afecta a los niños. «Muchos niños se escapan porque no pueden soportar ver las peleas. Les espanta ver al padre pegándole a la madre o a la madre embaucando al padre. Se les viene el mundo abajo», decía una mujer de Borborema, Brasil. Una mujer de Malawi dijo que se fue de casa cuando tenía 13 años «para escapar de las dificultades con las que me estaba enfrentando». Un gran grupo de niños sin hogar vive en la estación de ferrocarril de Sofía, Bulgaria y dijeron a los investigadores que habían huido de sus casas después del divorcio o de los malos tratos de sus padres, a menudo como consecuencia del desempleo. «Es culpa de mis padres: son pobres, también, y me abandonaron», dijo un joven. Los niños de la calle de Sofía decían ahora que son atacados por los cabezas rapadas, que les propinan palizas, o son obligados a prostituirse por desalmados del crimen organizado. Las chicas están particularmente expuestas a ser violadas. «En algunas fa- milias, puedes ver que hay abuso sexual contra las chicas; son golpeadas, mar- cadas y muchas veces quemadas», decía una mujer de Isla Trinitaria, Ecuador. Muchas chicas son obligadas a casarse con sus atacantes, tal como se informa- ba en Ghana y Bangladesh. A veces, no se les permite a las chicas asistir a la es- cuela «por su propia seguridad». Un hombre de Kawangu, Indonesia, explica- ba lo siguiente: «No permitimos que las chicas vayan a la escuela para evitar que sean raptadas por desconocidos, lo que significaría la pérdida por parte de la familia del precio de la novia que la chica les hubiera aportado». Una infancia vivida en lucha contra el sufrimiento del hambre, la humilla- ción y la violencia se convierte a veces en una edad madura vivida en similares patrones de supervivencia. La gente pobre comprende cómo conspira la po- 486 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras I breza para atrapar a sus hijos. Una madre del pueblo de At Bashi, República Kirguizia, advertía: «Los hijos de los ricos serán ricos también y tendrán bue- na educación y los hijos de los pobres seguirán siendo pobres». En Vares, Bos- nia, un adulto declaraba: «La gente joven no puede sobrevivir aquí, ni desde el punto de vista psicológico ni desde el material. Esta sociedad te mata». Tratando el fracaso del Estado: Una aproximación que facilita el desarrollo A l concluir el volumen final de la serie La Voz de los Pobres, queremos centrarnos en el fracaso del Estado a la hora de reducir la pobreza y el sufrimiento humanos en esta edad de abundancia y de maravillas tecnológi- cas. En este contexto, definimos el fracaso del Estado como un fracaso en lo referente al servicio a la gente pobre. Nos centramos en los Estados, antes que en otros actores del desarrollo, porque los Gobiernos establecen la políti- ca esencial de medio ambiente que afecta a la velocidad y calidad del desarro- llo. La política de gobierno da forma a las actuaciones de la gente pobre, del sector privado, ONGs y donantes. Una difícil lección del desarrollo ha sido que no sólo importa qué medi- das se adopten para reducir la pobreza, sino también la forma en que se to- men, se obre sobre ellas y se evalúen estas decisiones de desarrollo. Por consi- guiente, las recomendaciones incluyen algunas de las muchas medidas disponibles para promover relaciones iguales y efectivas entre la gente pobre y el Estado. Promover tales procesos de asociación requiere un doble enfoque sobre actuaciones que, por una parte, mejoren la capacidad del Estado para controlar las necesidades de la gente pobre y el impacto sobre la pobreza de las políticas públicas y, por otra parte, refuercen la capacidad de la gente po- bre para movilizar, articular y defender sus intereses, así como para hacer res- ponsables a los gobiernos. El problema es la pobreza y no la gente pobre. Los que más se preocupan de reducir la pobreza son los propios pobres. Por lo tanto, la reducción efec- tiva de la pobreza debe tener en cuenta resortes tales como la motivación, el deseo, la determinación, la imaginación, el conocimiento y los contactos y or- ganizaciones de hombres, mujeres y niños pobres.Teniendo en cuenta la esca- la del problema, cualquier estrategia de reducción de la pobreza deberá movi- lizar la energía de la gente pobre para emprender una acción efectiva y hacer que sean socios esenciales en el desarrollo. Los resultados sugieren cinco actuaciones para reorientar a los Estados, de forma que lleguen a ser agentes más eficaces en la reducción de la pobreza: 1. Promover políticas económicas en favor de los pobres, 2. Invertir en activos y aptitudes de la gente pobre, Conclusión 487 3. Apoyar asociaciones con la gente pobre, 4. Poner remedio a la injusticia de género y a la vulnerabilidad de los niños, y 5. Proteger los derechos de los pobres. 1. Promover políticas económicas en favor de los pobres Las políticas a escala de la economía en general y los baches económicos pue- den tener efectos muy adversos sobre los medios de vida de la gente pobre, su capacidad para adquirir alimentos y el acceso a los servicios básicos. En algu- nos lugares, la apertura de los mercados domésticos a la competencia interna- cional ha obligado a los pequeños productores a competir con productos ex- tranjeros de precio inferior o ha hecho inasequibles inversiones importadas básicas. En otros lugares, la gente se ha visto empujada a la parte inferior del sector informal, ya que los cambios de política y de mercado han llevado a cierres de factorías y al hundimiento de grandes granjas e industrias agrícolas. La reforma política (incluyendo política macroeconómica, comercial y reguladora) debería ser diseñada teniendo en cuenta los efectos esperados so- bre los diferentes grupos económicos y sociales. Será tambien importante controlar los efectos reales de los cambios de política en el momento de infor- mar el proceso de diseño de la política. Diferentes instrumentos, que varían desde modelos de macrosimulación y microsimulación cuantitativas hasta en- foques cualitativos y participativos, pueden ser utilizados para analizar los efectos sociales y sobre la pobreza de la reforma, dependiendo de las circuns- tancias. Además, las iniciativas para catalizar un crecimiento económico más rápido se llevarán mejor a cabo y tendrán un más amplio apoyo si surgen de un debate de amplia base sobre opciones y limitaciones sobre política a nivel económico general. A nivel local, la gente pobre necesita mayores oportunidades de ganarse la vida y una mayor seguridad, de forma que puedan constituir su base de ac- tivos y protegerse a sí mismos de los sobresaltos. Aunque la mejora de la pro- ductividad agrícola resulta fundamental para un desarrollo rural más rápido en algunas zonas, la agricultura sólo no proporcionará medios de vida soste- nibles para todos. La promoción de políticas económicas que creen puestos de trabajo rurales y urbanos para un número importante de gente pobre, mu- chos de los cuales tienen bajos niveles de educación, supone un desafío políti- co crítico. La inversión en formación y conocimientos constituye evidente- mente una estrategia importante a largo plazo. Las decisiones políticas que apoyen el entorno de negocios nacional para microempresas y la pequeña y mediana empresa, deberían convertirse en un centro de atención principal de las estrategias de reducción de la pobreza. Millones de familias pobres dependen del autoempleo y de la iniciativa em- 488 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras - 1 presarial. Sin embargo, la creación de un entorno de apoyo para el mícrone- gocio, mediante acciones que influyan en los derechos de propiedad, en el ac- ceso a los préstamos, en los requisitos para registrar un negocio y en la infor- mación sobre mercados o mejoras técnicas, no forma todavía parte del pensamiento sobre medidas políticas en la mayor parte de los lugares. Las políticas de desarrollo del sector privado deberían recibir la información de informes de empresa que cubran microempresas y la pequeña empresa. Ade- más, deberían explorarse y apoyarse, cuando fuera adecuado, la constitución de la capacidad de organizaciones de productores, tales como grupos de agricultores y asociaciones de vendedores callejeros y el desarrollo de grupos de negocio para pequeñas empresas. Conforme las familias pobres diversifican el riesgo, uno o más miembros de la familia se trasladan a menudo a zonas urbanas o incluso al extranjero, mientras que los demás entran y salen en bicicleta de sus pueblos. Esto crea nexos y contactos de tipo rural-urbano, que todavía no han sido sistemática- mente considerados en el pensamiento sobre medidas políticas. Estas relacio- nes de tipo rural-urbano tienen el potencial de crear demanda urbana de artí- culos producidos a precios inferiores en zonas rurales. En estas zonas rurales, mejores relaciones pueden ayudar a diversificar medios de vida, aumentar el poder adquisitivo local y generar ahorros para invertir de nuevo en la agri- cultura. El desarrollo de infraestructuras debería complementar el desarrollo de negocio de las economías locales y los nexos de tipo urbano-rural, a efec- tos de proporcionar sinergias para el desarrollo local de la zona. 2. Invertir en activos y aptitudes de la gente pobre Aparte de las actuaciones descritas más arriba, que ayudan a la gente pobre a acumular activos materiales, se necesitan ciertas medidas que otorguen a la gente alguna protección sobre los activos que ya tienen, así como para au- mentar su activo intangible, que son menos familiares en el discurso del des- arrollo. Este activo intangible resulta crítico tanto para aumentar el acceso a las oportunidades como para el bienestar de la sociedad. Da sentido a las ac- tuaciones y vidas de las personas. Aunque cada país del estudio tiene algún tipo de programa de asistencia social para aliviar las dificultades de la gente pobre, la cobertura y calidad de esta asistencia resultan problemáticas en casi todos los sitios. Los derechos de propiedad y las medidas de protección social que ayudan a la gente pobre a conservar sus activos, especialmente cuando la crisis golpea, siguen siendo un desafío urgente del desarrollo. La gente pobre necesita asimismo formas de proteger su salud física y men- tal, como, por ejemplo, mediante planes de microseguro. Garantizar su seguri- dad física en el trabajo y en sus comunidades resulta también esencial y aunque las personas pobres traten de resolver por sí mismas algunos asuntos de seguri- dad, sus peticiones de una reforma fundamental de la policía son generales. Conclusión 489 El crecimiento económico depende de la actuación productiva de millo- nes de personas. La gente asustada o enajenada no contribuye a la prosperi- dad económica ni a la existencia de sociedades pacíficas. En ciertos contex- tos, las barreras étnicas, religiosas y culturales plantean también importantes riesgos a las comunidades. Para desarrollar confianza y pertenencia a la so- ciedad en formas que tengan sentido para la gente excluida, el cómo se ges- tiona el desarrollo reviste igual importancia que qué desarrollo acontece. Po- líticos, líderes de la comunidad, profesores y funcionarios locales se encuentran a menudo en primera línea de la discordia o de la conflictividad locales, y necesitan incentivos, formación y recursos para apoyar la integra- ción social y el respeto a la diversidad. Teniendo en cuenta que incluso los sistemas democráticos más formales no representan los intereses de los pobres, resulta esencial profundizar en la democracia mediante inversiones a nivel local, en particular en organizacio- nes de gente pobre. La capacidad de base popular para movilizar y empren- der acciones colectivas, constituye un activo estratégico en los esfuerzos de la gente pobre en su lucha contra la pobreza. Organizaciones de gente pobre e intermediarios de la sociedad civil que son responsables de las personas po- bres, resultan indispensables para la participación efectiva en la estructura lo- cal de gestión de los asuntos públicos. 3. Asociaciones de apoyo a la gente pobre Hay una creciente evidencia de que ya sea el asunto silvicultura, riego, carre- teras rurales, servicios públicos urbanos, aguas residuales, crédito o agua po- table, las personas pobres se han demostrado a sí mismas que son socios competentes, que adoptan decisiones prudentes y que protegen sus inversio- nes comunales y privadas con una atención y una vigilancia que sobrepasan en mucho las de cualquier agencia gubernamental. El desafío del desarrollo consiste, por tanto, en asegurar que las actuacio- nes para reducir la pobreza combinen en un todo procesos que ayuden a la gen- te pobre tanto a afirmar como a defender sus intereses. Esto a menudo implica el apoyo a intermediarios entendidos para trabajar con gente pobre y sus orga- nizaciones, a efectos de movilizar y desarrollar la capacidad de identificar y de emprender una acción sobre objetivos compartidos. Estos intermediarios pue- den también ayudar a la red de grupos locales, negociar e influir en aconteci- mientos que afectan a sus vidas. Los planificadores y las agencias de ejecución deberán garantizar el acceso de la gente pobre a la información referente a sus derechos y nuevas oportunidades. Las agencias asociadas necesitan asimismo desarrollar normas, incentivos y cauces para trabajar directamente con las co- munidades locales y sus representantes. Esto incluye por regla general la inver- sión en facilitadores formados que sean responsables ante la gente pobre. No hay soluciones fáciles para identificar asociaciones locales que no re- fuercen jerarquías existentes, sino que más bien construyan sobre la fuerza de 490 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras las culturas locales para fomentar procesos de desarrollo más completos. Los procesos participativos pueden ofrecer un camino hacia adelante para gobernar paisajes institucionales locales de tipo complejo y variable, pero incluso estos instrumentos fallarán si los grupos vulnerables carecen de medios eficaces para canalizar sus aspiraciones y proporcionar una rápida información de respuesta («feedback») cuando las actuaciones salen mal. Estudios cualitativos rápidos, basados en técnicas participativas, pueden promover un aprendizaje comparti- do entre personas a nivel local y agencias acerca de riesgos y oportunidades principales. Pueden asimismo revelar las instituciones locales más fiables y efi- caces para la reducción de estos riesgos y ayudar a la gente pobre a proteger sus activos y el acceso a nuevas oportunidades. Además, los sistemas tradicionales de evaluación y control para enjuiciar los efectos de las políticas, necesitan ser complementados por sistemas de vigilancia in situ que proporcionen a los go- biernos rápida información de respuesta de los partícipes. La información de respuesta de la gente pobre sobre actuación del Gobierno, a través de técnicas participativas y tarjetas de informe del ciudadano, debería ser recogida rutina- riamente y puesta a disposición del dominio público. Las evaluaciones del usuario de la cobertura y calidad de sus servicios pueden proporcionar una in- formación de respuesta útil para mejorar algo las estrategias. Es especialmente poco probable que las intervenciones en favor del des- arrollo beneficien a grupos pobres y excluidos en zonas rebosantes de pro- fundos conflictos y barreras sociales, pero éstas son a menudo las áreas más pobres de un país y que tienen una mayor necesidad de apoyo. En este con- texto, las inversiones a medio plazo en redes por encima de las divisorias so- ciales y en la reconciliación y resolución de conflictos son elementos críticos de una aproximación global al desarrollo. 4. Poner remedio a la injusticia de género y a la vulnerabilidad de los niños Las barreras basadas en el género afectan a todos los aspectos de la vida de las mujeres pobres y socavan la capacidad de mejorar su propio bienestar y el de sus familias. El silencio que rodea a la violencia doméstica contra las mu- jeres no es un asunto privado, sino una cuestión de política pública. Las vícti- mas necesitan apoyo directo y asistencia jurídica para protegerlas. Las insti- tuciones estatales necesitan formular políticas y decisiones de inversión basadas en un análisis de género bien fundado. En casi todos los casos, hay importantes razones para recoger, analizar y presentar los datos de pobreza, tanto cualitativos como cuantitativos, desagregados por género. Las injusticias de género revisten diversas formas en diferentes países y en diferentes regiones, rurales y urbanas, dentro de los países. Se necesitan es- trategias a medida para poner remedio a las barreras basadas en el género a las que tienen que hacer frente las mujeres pobres en sus familias, en el lugar Conclusión 491 de trabajo y en los asuntos públicos. Se necesitan también medidas para redu- cir la muy pesada carga de trabajo de las mujeres y para ayudar a hombres y mujeres a ajustarse a papeles cambiantes, como mantenedores de la familia y cuidadores. Hay también un programa de trabajo urgente para reducir la extrema vulnerabilidad de los niños pobres. Una supervisión insuficiente, la delin- cuencia callejera, las drogas y la contaminación plantean peligros generaliza- dos para niños y jóvenes en zonas urbanas. Quizás la actuación pública indi- vidual más importante en este aspecto sea idear los medios para proporcionar programas de nutrición y de atención, infantil y juvenil, para familias pobres. Además, las familias pobres necesitan becas que hagan posi- ble que chicos y chicas pobres permanezcan en la escuela en lugar de abando- nar los estudios para contribuir a los ingresos familiares. 5. Proteger los derechos de los pobres La gente pobre es a menudo plenamente consciente de sus derechos y de las infracciones de los mismos en relación con salarios, puestos de trabajo, con- tratos, despidos y beneficios. En otras áreas, sin embargo, la gente pobre ca- rece a menudo de información sobre sus derechos. Incluso cuando poseen es- ta información, las personas pobres saben que, teniendo en cuenta su dependencia de los que poseen dinero y activos y su falta de acceso a la justi- cia, el hecho de exigir sus derechos les señalaría como alborotadores y podría incluso poner en peligro sus vidas y las de sus familiares. La falta de opciones y de organización vuelve a la gente pobre ineficaz. La importancia de una cultura de derechos y obligaciones fue bien ex- presada por Fernando, de 21 años de edad, que creció en la favela de Sacadu- ra Cabral, de Brasil, rodeado por la delincuencia, las drogas y el abuso de po- der. Su hermana fue violada y asesinada cuando tenía cuatro años y su madre vive sola, para protegerse a sí misma y a sus restantes hijos de potenciales da- ños a manos de compañeros sentimentales. Fernando sueña con llegar a ser juez algún día. Aspira a estudiar Derecho para capacitarse a sí mismo y au- mentar la consciencia de toda su comunidad. En su opinión la formación y el tener conciencia de los propios derechos son algo esencial para el futuro de la favela. Dice lo siguiente: «En una favela, la gente no es consciente de sus de- rechos. Padecemos discriminación policial, los políticos nos maltratan y otros utilizan sus conocimientos para aprovecharse de nosotros. De este modo, quiero saberlo todo sobre derechos y obligaciones». Muchos, como Fernando, mantienen la esperanza. No han abandonado el deseo de vivir, para intentarlo una vez más. Otros expresan ira, resenti- miento y enajenación. Las desigualdades importan mucho: cuanto mayor es la separación, más difícil resulta mantener la esperanza. En Teikovo, Rusia, la gente decía: «Antes, todos vivíamos igual, pero ahora hay una línea diviso- ria entre la gente». En Novy Gorodok, sus habitantes reconocían que con el 492 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras I descenso en el bienestar general, «la gente se ha hecho más rencorosa, agresi- va e irritada. Esto no es debido a la envidia, sino a que tenemos una cólera impotente y a nadie sobre quien descargarla». Aquellos que se han visto hun- didos en la pobreza de la noche a la mañana, debido al desmantelamiento de sistemas políticos y económicos, experimentan la más honda de las desespe- raciones incluso años más tarde. Es cuando la gente renuncia a la esperanza de que pueda producirse una vuelta completa. Es cuando la gente joven re- nuncia a la esperanza de que pueda haber un futuro. Una joven de Bosnia gri- taba las siguientes palabras: La esperanza es lo último en morir, pero para mí incluso la esperanza ha muerto. La actuación del Estado determina en gran medida si la gente pobre de un país siente esperanza o se siente abandonada. Las políticas estatales deter- minan el papel que la gente pobre y sus organizaciones, el sector privado y las ONGs pueden representar en la reducción de la pobreza. Las voces y expe- riencias de la gente pobre indican algunas claras estrategias y directrices. No obstante, las soluciones han de ser reconocidas y adaptadas localmente. La pregunta planteada por las voces de hombres, mujeres y niños pobres es la cuestión clave con la que nos enfrentamos todos: ¿Cómo pueden transfor- marse las sociedades, de forma que la gente pobre se sienta con energía para crear vidas de dignidad, seguridad y bienestar? Notas 1. «Integridad corporal» es un término utilizado por Martha Nussbaum. Ver «Capabilities, Human Rights, and the Universal Declaration,» en Weston y Marks, The Future of International Human Rights, Transnational Publishers, 1999. 2. La relación entre cuerpos sanos y bienestar surge con tal frecuencia que he- mos preparado una nota de principios ante la Organización Mundial de la Salud titu- lada Dying for Change, a publicar a principios de 2002. 3. La vulnerabilidad acrecentada no puede ser captada por los informes del gas- to de consumo hasta que este último cae por debajo de la línea establecida de pobre- za. Sin embargo, está documentada en estudios que utilizan otras medidas del bienes- tar, incluyendo estado nutricional y asistencia a la escuela. 4. Este resultado se basa en un análisis de contenido de 147 historias biográficas, documentadas durante el trabajo de campo. Ver páginas 64 a 68 de Crying Out for Change para un análisis de otros muchos factores que la gente pobre indicó que con- tribuían a su movilidad ascendente. Conclusión 493 i i i i Anexo 1 Indicadores del desarrollo para catorce estudios de casos de países 495 Crecimiento, pobreza y desigualdad o Tasa media Producto interior bruto anual (%) (% crecimiento medio crecimiento Población Población por debajo de la línea nacional Desigualdad: índice cr, anual)' demográfico (millones) de pobreza2 Gini 1 b. País 1980-89 1990-99 1980-99 1999 Año del análisis % Año del análisis % Año del análisis % ;- Ghana 3,0 4,3 2,9 19 1991-92 51,7 '.': 19%. .39,5 1998 39,6 E Malawi 2,5 3,6 2,9 11 1998 65,3 1998 40,12 > Nigeria 1,6 2,4 2,9 124 1985 46,3 19% 65,6 1996 50,6 Bangladesh 4,3 4,7 2,0 128 1988-89 57,1 1995-96 53,1 1995-96 33,6 5 India 5,8 6,0 2,0 998 1987-88 38,9 199344 16,1 1993-94 31,53 Indonesia 6,1 4,7 1,8 207 1995 11,4 1999 27,1 1999 31,7 Bosnia-Herzegovina -0,3 4 - Bulgaria 3,4 -2,7 -0,4 8 .. .. 1995 18,2' 1995 27,02 República Kirguizia -5,4 1,i 5 1996 43,5 - 53,3 1999 37,21 Federación Rusa .. -6,1 0,3 146 1991 11,7 1998 23,8 1998 48,7 Argennna, -0,7 4,9 1,4 37 1990 41,4 199g Z9,4 1998 49,02 Brasil 2,7 3,0 1,7 168 1993 34,2 1998 22,0 1998 58,44 Ecuador 2,0 2,2 2,3 12 1995 34,0 192B 46,0 1998 58,0: Jamaica 2,0 0,3 1,0 3 1990 28,4 1999 16,9 1999 37,92 Fuentes: 1 World Bank, World Development Indicators 2001 (a no ser que se indique de otro modo) cuadro 4.1, 194-196; cuadro 2.1, 44-46; cuadro 2.8, 70-72. 2 Argentina: «Poor People in a Rich Country,» vol. 1 (World Bank, Poverty Reduction and Economic Management, Latin America and Caribbean Region, Re- port 19992-AR, 2000), 3; Bangladesh: ',Bangladesh: From Counting the Poor to Making the Poor Count,» vol. 1 (World Bank, Poverty Reduction and Economic Management, South Asia Region, Report 17534-BD, 1998), 6; Bulgaria: Making Transition Work for Everyone: Poverty and Inequality in Europe and Central Asia, (World Bank, 2000), 35; Brasil: «Attacking Brazil's Poverty,» vol. 1 Summary Report (World Bank, Brazil Country Management Unit, Poverty Reduction and Economic Management, Latin America and Caribbean Region, Report 20475-BR, 2001), 3; Ecuador: «Ecuador: Crisis, Poverty and Social Services» (World Bank, Human Development Department, Latin America and the Caribbean Region, Report 19920-EC, 2000), 5; Ghana: «Poverty Trends in Ghana in the 1990s» (Ghana Statistical Office, octubre de 2000), 8; India: Estimación del Gobierno de la India; Indonesia: «Poverty Reduction in Indonesia: Constructing a New Strategy»> (World Bank, Environment and Social Development Sector Unit, East Asia and Pacific Region, Report 23028-IND, 2001), 6; Jamaica: «Jamaica Survey of Living Conditions 1999n (The Planning Institute and the Statistical Institute of Jamaica, agosto de 2000), 5; República Kirguizia: «The Kyrgyz Repu- blic Interim National Strategy for Poverty Reduction 2001-2003 and Joint IDA/IMF Staff Assessment» (World Bank, Central Asia Country Unit, Europe and Central Asia Region, Report 22327, 2001), 5; Malawi: «Profile of Poverty in Malawi, 1998» (National Economic Council, Government of Malawi, noviembre de 2000, revisado), 43; Nigeria: «Nigeria's Poverty: Past, Present and Future» (World Bank, Nigeria Country Department, 2000), 3; Rusia: Incidencia oficial de la pobreza Roskomstat en Making Transition Work for Ev'eryone: Poverty and Inequality in Europe and Central Asia (World Bank, 2000), 38. «Global Poverty Monitoring, India,>, www.worldbank.org/research/povmonitor/countrvdetails/India. htm (2001). 4 Brazilian Institute of Geography and Statistics (IBGE), http://www.ibge.gov.br./english/estatistica/populacao/trabalhoerendimento/pnad99/sintese/tab7 1 11.shtm (2001) Nota: «..» significa que no hay datos disponibles o que no pueden calcularse los globales debido a la falta de datos en los años indicados. Estas cifras no pueden ser utilizadas para llevar a cabo comparaciones entre países, ya que diferentes países tienen diferentes definiciones de pobreza. El índice Gini mide el grado en que la distribución de la renta (o del gasto de consumo) entre las familias dentro de una determinada economía, se desvía de una distribución perfectamente igual. Un índice Gini de cero representa la igualdad perfecta, mientras que un índice de 100 implica una completa desigualdad (una persona tiene toda la renta). Puesto que los análisis de familias subyacentes difieren en cuanto al método y al tipo de datos recogidos, los índice Gini no son estrictamente comparables entre países. * Se refiere a participaciones en el gasto por percentil de población, a no ser que se haga notar de otro modo. d Cuenta principal de pobreza basada en la fínea internacional de pobreza de $ 4,30 por persona y día. La población que vivía por debajo de la línea interna- cional de pobreza de $ 2,15/día era del 3,1 por ciento en 1995. e Población por debajo de la línea de pobreza e índice Gini se refieren únicamente a zonas urbanas. f Se refiere a participaciones en la renta por percentil de población. rs o Tendencias de los indicadores sociales o Esperanza de vida Mortalidad infantil Tasa de analfabetismo, Tasa de analfabetismo, al nacimiento, (por 1.000 mujeres jóvenes hombres jóvenes (% de -r total (años) nacidos vivos) (% de mujeres, edades 15-24) hombres, edades 15-24) o n País 1980 1999 1980 1999 1980 1999 1980 1999 Ghana 53 58 94 57 46 13 21 7 fD Malawi 44 39 169 132 60 40 29 20 B Nigeria 46 47 99 83 58 18 32 11 >- África Subsahariana 48 47 114 92 56 27 34 18 co ii Bangladesh 48 61 132 61 74 61 52 40 India 54 63 115 71 58 36 33 21 Asia Meridional 54 63 119 74 62 41 36 23 Indonesia 55 66 90 42 15 3 7 2 Asia del Este y del Pacífico 65 69 55 35 15 4 5 2 Bosnia y Herzegovina 70 73 31 13 Bulgaria 71 71 20 14 1 1 1 0 Kyrgyz Republic 65 67 43 26 Federación Rusa 67 66 22 16 0 0 0 0 Europa y Asia Central 68 69 41 21 4 2 1 1 Argentina 70 74 35 18 3 1 3 2 Brasil 63 67 70 32 12 6 14 10 Ecuador 63 69 74 28 9 4 6 3 Jamaica 71 75 33 20 8 3 17 10 Latinoamérica y el Caribe 65 70 61 30 11 6 10 6 Renta baja y mediaa 60 64 86 59 31 19 17 11 Alta rentab 74 78 12 6 Nota: «..» significa que no hay datos disponibles o que no pueden calcularse los globales debido a la falta de datos en los años indicados. a Economías de renta baja son aquellas con un PNB per cápita de $ 755 o menos en 1999. Las economías de renta media son aquellas con un PNB per cápita de más de $ 755 pero menos de $ 9.266. Todos los países incluidos en este cuadro están clasificados como economías ya sea de renta baja o media. 'Las economías de alta renta son aquellas con un PNB per cápita de $ 9.266 o más en 1999. Fuente: World Bank, World Development Indicators 2001. o Anexo 2 Monedas nacionales y tipo de cambio de 1999 Tipo de cambio frente País Moneda al USD en 1999 Argenrina Peso argentino ¡ 1.(X0 Bangladesh Taka 49,09 Bosnia-lerzegovina Mareo converrble ¡ 1,83 Brasil Real brasileño 1,81 Bulgaria Lev j 1.836 Ecuador Sucre 11.786,8 Ghana Cedi | 2.467,3 India Rupia india 43,06 Indonesia Rupiah | 7.855,2 Jamaica Dólar jamaicano 39,04 República Kirguizia Som de Kirgulzia 39,0 Malawi Kwacha de Malawi 44,09 Nigena Naira 92.34 Rusia Rublo 24,62 Fuente: Unidad de Información, The Economist (The Economist Intelligence Unit). 501 i ii i i 1 Anexo 3 Visión de conjunto de temas y métodos de estudio El estudio está organizado en torno a cuatro temas primarios: bienestar, problemas y prioridades, análisis institucional y relaciones de género. Una breve explicación de cada tema va seguida por métodos de trabajo de campo y un catálogo de temas de estudio a examinar. Esta visión de conjunto está basada en la Guía Metodológica utilizada por los investigadores locales. El documento completo está disponible en el sitio web La voz de los Pobres en http://www.world-bank.org/poverty/voices. 1. Explorando el bienestar Métodos: debates en pequeños grupos, clasificación, resultado, análisis causa- efecto, análisis de tendencias y entrevistas a fondo con individuos o familias. 1.1. ¿Cómo define la gente el bienestar, o buena calidad de vida, y el malestar, o mala calidad de vida? Catálogo de temas a examinar: * Discutir definiciones locales de bienestar, privación, malestar, vulne- rabilidad y pobreza. Teniendo en cuenta que estos términos no siempre se pueden traducir con facilidad a las lenguas locales, es mejor empezar preguntando a la gente a nivel local por su propia terminología y definiciones que explican la calidad de vida. La ter- minología y definiciones locales deberán ser incluidas en el análisis. Diferentes grupos dentro de la misma comunidad podrían estar uti- lizando diferentes términos o frases para el mismo asunto. Todos ellos necesitan ser registrados. 503 * Desarrollar una lista de criterios sobre cuya base familias o indivi- duos son distinguidos y clasificados. * Identificar diferentes categorías de bienestar de familias o individuos, tal como son identificados por la gente a nivel local. Permitir a la co- munidad proponer sus propias categorías. No imponer ideas. No hay un número fijo de categorías que una comunidad pueda proponer. Normalmente, éstas varían de tres a seis categorías, pero podría haber más. Las características (o criterios) de familias o individuos en cada una de estas categorías deberían registrarse claramente. * Calcular el porcentaje o número de familias o individuos en cada cate- goría de bienestar o malestar. Esto podría ser presentado en términos de números exactos o resultados indicativos. Ello dará una idea acerca del problema de las personas pobres o desvalidas en una comunidad. 1.2. ¿Cómo percibe la gente la seguridad, el riesgo, la vulnerabilidad, las oportunidades, la exclusión social y la delincuencia y el conflicto? ¿Cómo han cambiado estos a lo largo del tiempo? Una vez tratada la definición de la gente de bienestar y pobreza/malestar, exa- minar los siguientes temas: Riesgo, seguridad y vulnerabilidad * ¿Figura la seguridad o inseguridad en las definiciones de bienestar por parte de las personas? * ¿Cómo define la gente la seguridad? * ¿Son algunas familias seguras y otras inseguras? ¿Cómo diferencia la gente entre las dos? * ¿Qué hace que una familia sea insegura o de mayor riesgo? * ¿Ha aumentado o disminuido la inseguridad durante un determina- do periodo de tiempo? ¿Por qué? * ¿Cuáles son los principales tipos de imprevistos con los que la gente se ha enfrentado? * ¿Son algunos individuos/familias más inseguros que otros en la mis- ma comunidad? * ¿Están algunas personas mejor preparadas para hacer frente a crisis imprevistas en relación con sus medios de vida? ¿Por qué y cómo? Oportunidades, movilidad económica y social * ¿Cree la gente que las oportunidades de movilidad económica y so- cial han aumentado? ¿Disminuido? ¿Por qué y para quién? * ¿Cuáles son las consecuencias de estos cambios? * ¿Quién o qué grupo o grupos se han beneficiado más? ¿Qué grupos no han podido aprovechar las oportunidades o se han visto negati- vamente afectados? ¿Por qué? 504 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras * ¿Es posible para la gente salir de la pobreza? * ¿Qué se necesita para poner a la gente en condiciones de salir de la pobreza? * ¿Qué tiene que cambiar para que los pobres tengan mayores opor- tunidades económicas y sociales? ¿Es ello probable? Exclusión social * ¿Son algunas personas o grupos excluidos de la sociedad, mirados por encima del hombro o excluidos de una particípación activa en la vida o en la toma de decisiones de la comunidad? * ¿Quién queda excluido y sobre qué base? ¿Por qué? * ¿Cuál es el efecto de dicha omisión o exclusión? * ¿Resulta posible para los excluidos el llegar a ser incluidos en algún momento? * ¿Qué determina la probabilidad de este cambio? * ¿Cuáles son las diferencias de poder entre los incluidos y los exclui- dos? * ¿Qué hace poderosas a algunas personas y a otras no? Cohesión social, delincuencia, conflictos * ¿Cómo define la gente la cohesión social? * ¿Hay más o menos unidad social y sentimiento de pertenencia que antes? ¿Por qué? * ¿Hay más o menos delincuencia y conflictos que en el pasado, o han permanecido lo mismo? ¿Por qué? * ¿Hay conflictos entre grupos de la comunidad? ¿Qué grupos? ¿Por qué? * ¿Han aumentado o disminuido los conflictos intergrupo? ¿Por qué? ¿Cómo? * ¿Se beneficia alguien del aumento de la violencia? ¿Puede cambiarse la situación? ¿Cómo? 1.3. ¿Cómo hacen frente familias e individuos a la disminución del bienestar y cómo estas estrategias de protección afectan a su vez a sus vidas? Los investigadores deberán examinar las siguientes cuestiones: * ¿Ha habido algunos cambios en el número y tipo de categorías de bienestar y ha aumentado o descendido la proporción de personas/familias en cada categoría a lo largo de los diez últimos años? * ¿Han cambiado los criterios de determinación de las categorías a lo largo de los años? Anexo 3 505 * ¿Qué ha cambiado? ¿Cuál ha sido la causa de los cambios? ¿Cómo se han reflejado estos cambios en la vida de la gente? ¿Se ha queda- do la gente en mejor o en peor situación económica? ¿Hay una «ti- pología de la privación»: repentina, estacional, estructural, cíclica, crónica? * ¿Cómo ha hecho frente la gente a estos cambios? • ¿Hay cambios previsibles en el futuro? ¿Qué y cómo? 1.4. Estudios de casos individuales Los investigadores deberán realizar debates/entrevistas a fondo con: * Una mujer pobre. * Un hombre pobre. * Una mujer o un hombre que se hayan visto llevados a la pobreza. * Una mujer o un hombre que hayan sido pobres, pero que hayan conseguido salir de la pobreza. 506 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras 2. Problemas y prioridades Métodos: debates en pequeños grupos, clasificación, resultado, listado y análisis de tendencia. 2.1. Incluir los problemas con los que se enfrentan diferentes grupos dentro de la comunidad y clasificarlos en términos de prioridad. 2.2. ¿Hay diferencias en las prioridades y problemas experimentados por diferentes grupos de gente dentro de la comunidad (de acuerdo con su edad, género, jerarquía social y bienestar económico)? Identificar los problemas con los que se enfrenta la gente pobre. 2.3. ¿Han cambiado estos problemas a lo largo de los años o han seguido siendo los mismos? ¿Cuáles son las esperanzas y temores (visiones) respecto al futuro? 2.4. ¿Cuáles de estos problemas cree la gente pobre que podrán resolverse por sí mismos y cuáles requerirán ayuda externa? 3. Análisis Institucional Métodos: debates en pequeños grupos, listado, resultado, clasificación y dos perfiles mini-institucionales. 3.1. ¿Qué instituciones son importantes en las vidas de la gente pobre? * Cuáles son las instituciones más importantes (formales e informales, gubernamentales y no gubernamentales y de mercado) dentro o fue- ra de la comunidad, que afectan positiva o negativamente a las vi- das de la gente pobre? ¿Por qué se consideran éstas importantes? ¿Existe algún tipo de diferencias de género en las listas de institucio- nes importantes? * ¿Qué instituciones gubernamentales y ONGs tienen un efecto más positivo o negativo sobre hombres y mujeres? ¿Por qué? Dar ejem- plo de experiencias de la gente pobre. ¿Hay algún tipo de diferen- cias de género? Anexo 3 507 3.2. ¿Cómo califica la gente estas instituciones? • ¿Cómo califica la gente pobre estas instituciones en términos de la fiabilidad y confianza que ponen en ellas? ¿Por qué? Proporcionar ejemplos de por qué la gente otorga una calificación alta o baja a determinadas instituciones y tratar de cualquier tipo de diferencias de género en las calificaciones. * ¿Cómo califica la gente pobre la efectividad de estas instituciones? ¿Que factores consideran para juzgar la efectividad? Dar ejemplos de estos factores y explicar cualquier tipo de diferencias de género en las calificaciones. 3.3. ¿Cree la gente pobre que tiene algún tipo de control o influencia sobre estas instituciones? * ¿Sobre qué instituciones piensa la gente pobre que tiene algún tipo de influencia? * ¿Sobre qué instituciones les gustaría tener mayor control e influencia? * ¿Tienen algunas personas/grupos algún tipo de influencia sobre es- tas instituciones, mientras que otras son excluidas? ¿Quién queda excluida? * Analizar dos instituciones a fondo. 3.4. ¿Cómo hace frente a la crisis la gente pobre? ¿Qué redes de seguridad formales e informales hay disponibles? * ¿Cómo hace frente a la situación la gente pobre durante las crisis fi- nancieras/económicas (debido a, por ejemplo, pérdida de bienes, puestos de trabajo o medios de vida; pérdida de cosechas; crisis me- dioambiental o bien mala salud o fallecimiento)? ¿De qué forma es- pecífica afectan estas crisis a sus vidas? * ¿A qué instituciones, formales o informales, se dirige la gente en épocas de crisis financiera? * ¿Mencionan alguno de los programas gubernamentales? Dar deta- lles. * ¿Están llegando a ellos los programas gubernamentales? * ¿Cuáles son sus recomendaciones en cuanto a cambio, mejoras o para nuevos programas si ninguno existe? * ¿Qué características deberían tener los nuevos programas? * ¿Menciona la gente pobre algún tipo de programas ONG? * ¿Mencionan algún tipo de contactos sociales informales? * ¿Existe algún tipo de diferencias de género en los métodos para en- frentarse a la situación y en las recomendaciones de cambio? * Si la comunidad en su conjunto se ve afectada por algún suceso (tal como una inundación, la sequía o un terrremoto), ¿cómo se las arre- gla para hacerle frente? 508 La voz de los pobres: Desde muchas Tierras 4. Relaciones de género Métodos: debates en pequeños grupos, resultado y análisis de tendencia. 4.1. ¿Se encuentran las mujeres pobres en mejor situación económica en la actualidad que en el pasado? •¿Hay algún tipo de cambios en las presentes áreas? De ser así, ¿por qué? - Responsabilidades de hombres y mujeres dentro de la familia. - Responsabilidades de hombres y mujeres en la comunidad. - Papeles de hombres y mujeres en el proceso de toma de decisio- nes dentro de la familia. - Papeles de hombres y mujeres en el proceso de toma de decisio- nes en la comunidad. - Violencia contra las mujeres dentro de la familia. - Violencia contra las mujeres dentro de la comunidad. * ¿Creen las mujeres que tienen más o menos poder en la actualidad (de cualquier forma que lo definan)? ¿Por qué o por qué no? 4.2. ¿Existen diferencias en las relaciones de género entre diferentes grupos dentro de la comunidad? * ¿Hay algunas mujeres en mejor situación económica (de cualquier forma que lo definan) que otras mujeres de la misma comunidad? * ¿Se experimentan los cambios en las relaciones de género de forma diferente por diferentes grupos de mujeres de la comunidad? Anexo 3 509 -1 C %E 1 , ,f U , ix X-LOV9LV8StB :NdSI VSN]HUdIaNAV< <-¡c ILlllllf ( rs~r I Io liii iLf L i s~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~i íiiiL\ sr iLiii. Vil s¡ ¿ I-uu--mu¡-w'uh¡m',I~~~~~~~~~~~~~i, VV,11 '1---- '11 Li 1 I Li 1 \f T I U N rl fwi I1d1 UIIIIUlII I tslllm IIE Js i s 5 t ii.ii,ii[, UumIHuuIum~~~~~~~~~~' '%rrm rr'I '''' I LIiISi\i~~ ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~' <