Serie de informes técnicos del Banco Mundial en Argentina, Paraguay y Uruguay Nº 2, 2015 RENTA AGRÍCOLA Y MACROECONOMÍA, TECNOLOGÍA, PRECIOS EXTERNOS Y POLÍTICA COMERCIAL EXTERNA ARGENTINA 2000-2015 Adolfo C . Sturzenegger 2 La información y las opiniones contenidas en este trabajo son responsabilidad exclusiva de cada autor y no representan necesariamente el punto de vista del Banco Mundial. 3 AGRADECIMIENTOS Agradezco la invitación de Alberto Valdés, Holger Kray, Julián Lampietti y Renato Nardello para la elaboración del presente informe. También agradezco importantes comentarios de Alberto Valdés, Julio Nogués, Daniel Lema y Ramiro Costa. Francisco Obreque, como reviewer designado por el Banco Mundial, aportó muchas ideas que me permitieron, espero, darle más claridad al trabajo. Juan Sebastián Fernandez fue un ayudante de investigación indispensable en la preparación de todo este trabajo, y de hecho es coautor del punto II.3.ii. Finalmente, no dejo de hacer la habitual advertencia que a pesar del importante aporte de esas ayudas, los errores e insuficiencias son de mi entera responsabilidad. 4 ÍNDICE I. Introducción II. Anatomía económica de la agricultura pampeana 2000-2015: soja, maíz, trigo, y cría de ganado vacuno. II.1. El concepto de renta agrícola a utilizar II.2. Los cuatro principales condicionantes de la renta agrícola pampeana II.2.i. El condicionante macroeconómico II.2.ii. El condicionante tecnológico II.2.iii. El condicionante externo II.2.iv. El condicionante de la política comercial externa II.3. Evolución de la renta agrícola pampeana 2000-2015 II.3.i. Introducción II.3.ii Evolución de la renta agrícola pampeana, 2000-2015 II.3.iii. Evolución del valor de la tierra rural pampeana II.3.iv. Evolución por tipo de costos II.3.v. Estructura de costos entre transables y no transables II.3.vi. Intensidad de uso de mano de obra en la región pampeana Addendum: Perspectivas 2015/16 en el marco de las políticas vigentes Apéndice II.1. Cálculo de componentes de costos transables y no transables Apéndice II. 2. Cálculo de la intensidad de uso de mano de obra 5 III. Anatomía económica de un caso de agricultura no pampeana: peras y manzanas III.1. Introducción III.2. Los cuatro condicionantes de la renta agrícola en el caso de la producción de manzanas III.3. Evolución de la “renta” agrícola no pampeana 2003-2015 III.4. Evolución de los costos de producción y empaque. Su transabilidad III.5. Intensidad de uso de mano de obra en el caso de manzanas Apéndice III.1. Cálculo de transabilidad y de intensidad de uso de mano de obra IV. Conclusiones Referencias 6 Resumen En los últimos 25 años el sector agrícola argentino ha crecido en forma destacada. Una muestra es que la producción de los principales 10 granos ha pasado en ese lapso de 33,3 millones de toneladas a 119,1 millones, esto es, un 258% más. A su vez, es en los últimos 15 años (2000-2015), cuando las principales variables agrícolas reflejan evoluciones, a veces positivas y a veces negativas, históricamente inéditas. Estos nuevos hechos tan diferentes al pasado, plantean interrogantes nuevos que resulta interesante intentar responder. Es por ello que el análisis de este trabajo se concentra en esos últimos 15 años. Se hace la anatomía económica de ese período para 4 producciones pampeanas, soja, maíz, trigo y ganadería de cría, y para una producción no pampeana, peras y manzanas. Esa anatomía pivotea, en lo pampeano, alrededor de la variable renta agrícola o margen bruto, mientras que en lo no pampeano, alrededor de un concepto algo diferente de mark up o margen implícito sobre costos de producción y empaque. Se analizan como inciden en esos dos conceptos de “rentas” agrícolas, los determinantes macroeconómico, tecnológico, externo y de política comercial externa. Particular atención se presta a las estructuras de costos para las dos regiones productivas, en especial en cuanto a las proporciones entre insumos transables y no transables, y en cuanto a las proporciones entre insumos laborales y no laborales. Marcadas diferencias en esas estructuras señalan la conveniencia de considerar políticas agrícolas distintas para cada una de esas dos regiones. 7 I. Introducción Nuestro sector agrícola ha tenido en las últimas décadas, tanto en cuanto a cambios y logros, una evolución productiva destacada. En cuanto a logros puede ejemplificarse considerando que la producción de granos1 en los últimos 25 años (1990-2015), ha pasado de 33,3 millones de tn. a 119,1 millones de tn., un crecimiento del 258% a una tasa anual de 5,22%. Sostener el crecimiento de un dato físico de producción (toneladas) a una tasa tan alta durante 25 años es realmente un hecho a destacar. Este hecho ha estado asociado a cambios tecnológicos fuertes y, al menos con relación al agro pampeano, extensivamente aplicados en todo el sector. Dentro de ese período de 2 décadas y medio, son los últimos 15 años (2000-2015), donde esa evolución productiva asumió, particularmente en cuanto a cambios, una connotación más característica e interesante, y es por ello que este trabajo ha hecho foco en ese período. Es en esos 15 años cuando el valor de la mejor tierra agrícola pampeana, medida en dólares constantes de 2015, y después de sostener a lo largo de décadas un valor de alrededor los 4.000 dólares por hectárea, salta a un valor en 2012 de 18.000 dólares. Es en esos 15 años cuando se introducen grandes cambios en la utilización del factor fijo de producción, la tierra rural. La superficie sembrada con soja aumenta en 11 millones de ha, la con maíz aumenta en 2,4 millones de ha., mientras que la con trigo cae en 2,9 millones2. Es en ese período cuando se consolidan los tres hitos fundamentales del cambio tecnológico de los últimos 25 años: nuevos paquetes tecnológicos asociados a nuevas variedades de semillas genéticamente modificadas; siembra directa; desarrollo de una nueva organización industrial altamente eficiente. Es en ese período cuando se manifiestan en el país los más marcados niveles de oscilaciones cambiarias reales: grandes bandazos de apreciación-depreciación real del peso, de gran impacto sobre la renta agrícola. Piénsese que en el 2002 los salarios de nuestra economía medidos en dólares caen un 65%. Es en esos 15 años cuando se producen enormes oscilaciones en los niveles de precios internacionales de nuestros productos pampeanos de exportación. Así el FOB argentino para la soja pasó de 182 dólares (01/02/00) a 648 dólares (01/08/12), mientras que después cayó a 368 dólares (01/04/15). Algo similar sucedió con el maíz. También hubo 1 Medida por los principales 10 granos en cuanto a toneladas producidas. 2 En cuanto a trigo estamos dejando de lado la excepcional siembra, por precios circunstancialmente también excepcionales, de la cosecha 14/15. 8 grandes oscilaciones en los precios internacionales de los principales insumos agrícolas transables. Así, por ejemplo en el caso de úrea, de un valor índice 100 en enero de 2000 alcanzó valores mayores a 500 en el 2008 para bajar fuertemente después. Finalmente, la política comercial externa se hace en ese período sumamente gravosa para la renta agrícola pampeana, llegando en el caso del cultivo de soja, nave insignia en el período de esa renta, a extraer alrededor del 50% de la misma. Es entonces un período de grandes cambios en el sector productivo que estamos analizando y esto lleva naturalmente al planteo de interesantes preguntas que la riqueza de acontecimientos producidos en el período debería ayudar a responder. Aunque lejos de ser exhaustivo, un conjunto posible de preguntas es el siguiente. Dado el vertiginoso ascenso en el valor de la tierra rural surgen preguntas como: ¿Qué relaciones existen entre la renta agrícola y el valor de la tierra rural? ¿Son esas relaciones simétricas en los procesos de suba de esa renta con los procesos en que esa renta baja? ¿Cómo incide la existencia de una política comercial externa discriminatoria contra el sector en esas relaciones? Dadas esas relaciones, ¿Qué deben gravar los impuestos inmobiliarios rurales, el valor de la tierra rural o el nivel de la renta? ¿O es lo mismo? ¿Fueron los cambios en la utilización del factor fijo económicamente3 eficientes, o fueron producto de la política comercial externa distorsiva? ¿Qué llevó a una dominancia (¿monocultivismo?) tan fuerte de la producción de soja? ¿Qué sugerencias de política agrícola surgen ante la posibilidad de que haya habido distorsiones en esos cambios? ¿Cómo distribuyen los grandes cambios tecnológicos introducidos en el período la renta agrícola entre la propiedad rural y la producción rural? ¿Con los cambios tecnológicos, qué grado de diferencias se generan en la intensidad de uso de mano de obra entre lo pampeano y lo no pampeano? ¿Qué diferencias deben existir entre las políticas agrícolas aplicables a cada caso? ¿A través de qué canales principales impactan los bandazos cambiarios en la renta agrícola? ¿Qué diferencias deben existir entre las políticas agrícolas dados los diferentes impactos de esos bandazos sobre lo pampeano y lo no pampeano? ¿Qué niveles alcanzó la renta agrícola en los puntos de precios internacionales de la producción más elevados? ¿Cómo incidieron los aumentos en precios en la intensificación del uso del recurso tierra y en el corrimiento de la frontera de producción hacia lo no pampeano? ¿Cómo incidieron las oscilaciones en el precio internacional de los insumos transables de producción en la intensidad de uso de agroquímicos en la actividad agrícola? ¿Qué niveles hubiera alcanzado la renta agrícola si en el período analizado la política comercial externa no hubiera sido discriminatoria en contra del agro? ¿Ante esa política 3 Desde el punto de vista social (no privado). 9 no discriminatoria, con niveles de precios a la producción y de renta agrícola más altos, que instrumentos se pueden utilizar para moderar impactos precios y distributivos adversos de esos niveles? ¿Exista una forma simple, eficiente y equitativa de gravar la renta agrícola? El grupo anterior de preguntas debe entenderse sólo como una muestra de un conjunto más amplio de interrogantes que es interesante plantear. Puede observarse que tal grupo está asociado a los diferentes grandes cambios que experimentó el sector en el período 2000-2015, y que brevemente fueron indicados antes de la presentación de las preguntas. Esta circunstancia es la principal motivación de la parte central de este trabajo, que es hacer la anatomía económica del sector agrícola argentino en ese período. Esta anatomía debería ser de gran utilidad para intentar responder fundadamente a muchos de los interrogantes planteados, y eventualmente aún a otros, y estas respuestas deberían ser de gran utilidad para diseñar un marco de sugerencias para cambiar y mejorar las políticas agrícolas. Para cumplir con esa motivación, este trabajo se organiza de la siguiente forma. Toda la parte II está dirigida a elaborar la anatomía económica de la región pampeana. La llamada región pampeana, como es conocida, incluye las grandes provincias agrícolas “metropolitanas” de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, y parte de las de San Luis y La Pampa. Haremos esa anatomía concentrando el análisis en el período 2000- 2015, y en base a las producciones de soja, maíz, trigo, y cría de ganado vacuno. Se seleccionaron estos casos por su importancia y porque entre ellos existen diferencias importantes en sus estructuras de costos que resultan interesante analizar. Nuestra anatomía se estructura alrededor de la variable económica que denominamos la renta agrícola, así que la primera sección de la parte II está dedicada a aclarar el concepto de esa renta. La segunda se dedica al tratamiento de la evolución en el período de análisis de lo que llamamos los cuatro condicionantes o determinantes de la renta agrícola: el macroeconómico, el tecnológico, el externo (precios internacionales de productos e insumos), y el de la política comercial externa. Este último sólo es brevemente comentado ya que su desarrollo detallado lo hace Julio Nogues en el trabajo Barreras sobre las Exportaciones Agropecuarias: Impactos económicos y sociales de su eliminación. La sección tercera de esta parte II se centra principalmente en la “evolución” para el período 2000-2015 de la renta agrícola generada en cada una de esas producciones. Tal evolución se la observa en cuanto a cuatro fechas importantes de ese período: el momento inicial del 2000, el del año 2006 donde varios condicionantes de esa renta se alinean positivamente para generar rentas altas, el del año 2012 donde si bien algunos de esos condicionantes comienzan a debilitarse la existencia de precios internacionales picos sigue posibilitando la obtención de altas rentas, y el punto final, junio de 2015, para el cual se concreta una abrupta y preocupante caída de la renta agrícola para los tres granos estudiados. En esta sección también se analiza la evolución del valor de la tierra rural pampeana, y del nivel y la estructura de costos de cada una de las producciones 10 seleccionadas. Finalmente se trata la intensidad de mano de obra de esas producciones pero sólo para la fecha terminal. La parte III se destina al tratamiento de la anatomía económica de sólo un caso de agricultura no pampeana. Razones de tiempo impidieron incluir otros casos. Específicamente, se tomó un caso representativo de esa agricultura: la de producción de peras y manzanas del Valle Superior del Río Negro, y estrictamente se tomó el caso de la producción de manzanas. Al igual que para las producciones pampeanas, el análisis se centra en la evolución de la renta agrícola, aunque en este caso se la conceptualiza en forma algo diferente por cuestiones de información disponible. Se trata la estructura de costos, en particular en cuanto a la separación entre insumos transables y no transables, como también la intensidad de uso de mano de obra en esta producción regional. Por carencia de información no se trata la cuestión del valor de la tierra rural para este caso no pampeano. El período, también por razones de debilidad informativa, se acota a los 11 años entre 2003/14 y 2014/15. La parte IV se dedica a las conclusiones. Se organiza recordando el grupo de preguntas presentadas más arriba, y eventualmente otras adicionales, analizando con que alcance la anatomía económica tanto pampeana como no pampeana realizada en las dos partes anteriores, permite indicar la existencia de intentos fundados de respuestas. En ese proceso se dedica gran atención a cómo esas respuestas pueden colaborar en el diseño de un marco de sugerencias de cambios y mejoras en las políticas agrícolas prevalecientes. 11 II. Anatomía económica de la agricultura pampeana 2000-2015: soja, maíz, trigo y cría de ganado vacuno II.1. El concepto de renta agrícola a utilizar La anatomía económica que desarrollaremos pivoteará alrededor de la estratégica variable de la rentabilidad rural4 de una hectárea representativa de tierra agrícola pampeana de alta calidad. El concepto, tal cual lo define y calcula la revista Márgenes Agropecuarios, es simple. Si un productor agropecuario siembra (o cría) el producto i, la renta por hectárea será, Ri = ITi - CTi (1) ITi = Rei * Pii (2) CTi = CDi + COSi + GCi (3) CDi = CLi + AFi + CSEi (4) donde, R = Renta agrícola o Margen bruto IT = Ingresos Totales Brutos CT = Costos Totales Re = Rendimiento en quintales por hectárea Pi = Precio interno que recibirá el productor en el Mercado a Término de Buenos Aires (MATBA) CD = Costos Directos COS = Costos de Cosecha 4 Esta renta rural debe ser entendida como renta rural esperada. Esto es, que todas las variables que se definen a continuación son valores esperados al momento de tomar las decisiones de siembra de los granos o de criar ganado. Así, por ejemplo, al tomar los datos para cada año de esas variables, se toman los valores a junio para el trigo y a noviembre para maíz y soja, fechas aproximadas de siembra de estos granos. 12 GC = Gastos de Comercialización CL = Costos de Labranza AF = Agroquímicos y Fertilizantes CSE = Costos de Semilla La renta queda definida también, e indistintamente como Margen Bruto. No es un margen neto, en cuanto no están incluidos como costos los llamados Costos de Estructura (Gastos de Administración del campo, Impuestos a la tierra, Mantenimiento de mejoras e instalaciones, y otros). Tampoco está computado el costo de oportunidad para un propietario-productor5 por no alquilar esa hectárea, o alternativamente el costo de arrendamiento por hectárea para productores no propietarios (contratistas, pools, etc.). Todos los valores de las variables de las ecuaciones anteriores serán medidos en dólares corrientes, aunque hay algunas mediciones en dólares constantes. Hasta noviembre 2011 existió un solo tipo de cambio libre y único en Argentina. Desde entonces, cuando se introduce en la política cambiaria lo que se denomina el cepo cambiario, existen diferentes valores en pesos para distintos dólares. Para nuestra anatomía el dólar de referencia será el dólar oficial o comercial. Es el valor decisivo para los precios de todos los bienes transables de la economía. Los productos de nuestros 4 casos de análisis son bienes transables (exportables) por excelencia. La mayor parte de la información sobre cada caso se obtiene de los análisis sobre “márgenes agropecuarios” que contiene la publicación mensual citada arriba. Tal fuente de datos habría permitido elaborar series anuales sobre las distintas variables para todo el período 2000-2015. Si bien esto hubiera facilitado la posibilidad de un mayor uso de econometría, hemos preferido para nuestro análisis seleccionar 4 momentos claves dentro del período, lo cual facilitará un análisis más detallado acerca de la evolución del sector. Esos momentos son: los años 2000, 2006, 2012, y junio 2015. Si bien hay distintas razones para tal selección de fechas, los siguientes son los aspectos claves. El año 2000 es el momento inicial del período y además uno donde la política comercial externa en contra del sector no existía. El año 2006 es un momento prototípico de cómo la gran depreciación real del peso de los años anteriores favoreció al sector agrícola. El 2012 lo es, a su vez, en como la suba de los precios internacionales de los commodities agrícolas favoreció al sector. Finalmente, el 2015 es el punto final indicando, como ya se comentó una caída abrupta de la renta agrícola. II.2. Los cuatro principales condicionantes de la renta agrícola pampeana 5 Ver en II.3.i. los conceptos de propietario, de productor y de propietario-productor que utiliza este documento. 13 La renta agrícola, o margen bruto, evoluciona acompasadamente con la evolución de cuatro principales condicionantes determinantes de la misma. Ellos son:  El macroeconómico  El tecnológico  El externo  El de la política comercial externa. En nuestro período de análisis los cuatro condicionantes actuaron con gran intensidad. Es precisamente esto lo que originó cambios tan especiales en nuestro sector agrícola en ese período. A su vez, el perfil de evolución temporal de los cuatro condicionantes no fue el mismo. La acción del primero, el macroeconómico, fue la de un fulgurante impacto positivo inicial para el sector que después fue gradualmente cambiando de signo. La del segundo, el tecnológico, con una acción muy positiva y fuerte en los momentos iniciales que después también fue gradualmente debilitándose. La del tercero, el externo, con impactos muy positivos hasta el 2012 pero con un importante cambio de signo hacia el final. Finalmente el cuarto, la política comercial externa discriminatoria, que sin existir en el punto de partida, rápidamente comenzó a generar impactos negativos lineales y con pendiente positiva, esto es, con intensificación de la acción discriminatoria a lo largo del período. La superposición de esos perfiles temporales diferentes originó que la evolución de la renta agrícola manifestara, aunque algo irregularmente, una forma semicircular. En el punto de partida, aunque sin política discriminatoria negativa en ese punto, esa renta no fue alta, aunque mayor que en el punto de llegada. En las primeras etapas del período 2000-2015, la acción positiva de los primeros tres condicionantes superó con creces la acción negativa de la política discriminatoria, pero en las etapas finales cuando junto a la intensificación de esta política se le superpuso el cambio de signo de aquellos tres condicionantes (de positivo a negativo), se perfila la caída abrupta y rápida de la renta o márgenes brutos ya comentada. II.2.i. El condicionante macroeconómico No se trata aquí de hacer un análisis completo de la evolución macroeconómica de Argentina 2000 a 2015. Pero si se trata, al menos, de poner en claro aquellos determinantes macroeconómicos que incidieron significativamente en la evolución de la renta agrícola pampeana. Para el período que analizamos, hubo dos determinantes macroeconómicos directos que impactaron sobre los componentes de costos (en dólares) de esa renta según las ecuaciones 1 a 4: uno, por lejos el más importante, fue la evolución del valor real de la relación peso-dólar en cuanto a su incidencia en el valor en dólares de los insumos no transables (NT) de la producción agrícola; el otro, políticas restrictivas de las 14 importaciones6, que han encarecido el valor en dólares de algunos insumos agrícolas transables (T) (Nogues, 2015). Cuando decimos “directos”, se quiere indicar que nos referimos a la variable macroeconómica que es canal directo de impacto sobre los costos agropecuarios. Sin embargo en el análisis macroeconómico que sigue vamos a necesitar referirnos también a otras variables que están detrás de esos canales directos de impactos. Son cuatro las principales variables macroeconómicas que seguiremos en su evolución: el PBI per cápita, el tipo de cambio real, la tasa de inflación, y el déficit fiscal. Las cuentas de comercio exterior serán analizadas dentro de la cuestión cambiaria.  El PBI per cápita En la tarea de analizar el condicionante macroeconómico en la evolución 2000-2015 de la renta agrícola, parece natural comenzar con la evolución de la principal variable agregada de la economía, el PBI per cápita a precios constantes. En el gráfico II.1. se puede ver esa evolución a precios constantes de 1993. La serie se presenta para el período 1990-2015 para tener una perspectiva algo más larga que nuestro período de análisis. Hemos seleccionado este gráfico de una presentación de M.A. Broda7 porque junto a la evolución del PBI efectivo existe una estimación de la evolución del PBI potencial, lo cual permite un mejor análisis macroeconómico. Lo primero que puede observarse en el gráfico es la enorme volatilidad en la evolución macroeconómica de Argentina. Para el periodo del gráfico, la misma se manifiesta en dos grandes ascensos del PBI: el primero durante la convertibilidad por 8 años, desde 1990 a 1998, sólo interrumpido en el 1995 por la crisis internacional llamada del “tequila; el segundo de 9 años, desde 2002 a 2011, y sólo interrumpido en el 2009 también por una crisis internacional, la de la Gran Depresión. Cada uno de esos dos largos períodos de crecimiento siguieron a una situación macroeconómica crítica: la primera fue la de la crisis hiperinflacionaria de 1889-1990, y la segunda la de la caída de la convertibilidad de 2001-2002. En esas dos situaciones críticas se había originado una importante “brecha de producto” (capacidad productiva ociosa), ubicándose el PBI efectivo por debajo del PBI potencial, brecha que según la 6 Estas políticas podrían haberse incluido en el cuarto condicionante, pero hemos preferido dejarlo a este como el de las políticas discriminatorias bien específicas contra el sector agrícola, quedando dentro de lo macroeconómico lo que trata de restricciones más generales a las importaciones. 7 Broda, Miguel A., (junio 2015), Argentina Situación Actual y Perspectivas, Power point, Buenos Aires. 15 Gráfico II.1. PBI real per cápita: Efectivo y Potencial (En pesos constantes de 1993. Potencial en base a tendencia Hodrick-Prescott) estimación de Broda era del 11,9 en 1990 y de 16,6 en el 2002. La existencia de estas dos brechas de producto en los dos casos fue un factor que facilitó el fuerte crecimiento posterior del PBI efectivo, al menos en sus primeros años de crecimiento. A su vez los dos períodos de ascenso fueron seguidos por varios años de caída o de estancamiento: el primero, con un descenso desde mediados de 1998 a mediados de 2002: el segundo con un estancamiento y suave descenso del PBI efectivo per cápita desde 2011 a la actualidad. 16 Puede también observarse que a pesar del estancamiento del PBI efectivo de los últimos años, el mismo para el año actual 2015 está prácticamente al mismo nivel del potencial, lo cual proyecta un crecimiento futuro no demasiado fácil.  El tipo de cambio real bilateral peso-dólar La evolución tan volátil de la economía desde la caída de la convertibilidad hasta el presente ha estado en un grado importante asociada a la evolución de la relación real cambiaria peso-dólar. En el Gráfico II.2 tomado de Econométrica8, consultora privada, están la evolución de los tipos de cambio9 reales multilateral y bilateral con el dólar para el período 1998- 2015. La curva multilateral refleja mejor que la bilateral la posición competitiva de Argentina en el comercio internacional de bienes y servicios. Lo hace porque es la relación real del peso con una canasta de monedas externas, canasta donde cada una de esas monedas pondera por la importancia que la misma tiene en el comercio del país con el mundo. Sin embargo, nuestro análisis del sector agrícola se hará en dólares, esto es, ingresos, costos, márgenes, etc. serán medidos en esa moneda, y por lo tanto en nuestro trabajo será más relevante la relación bilateral peso-dólar que la relación multilateral peso-canasta de monedas externas. A su vez, como se indicó, hasta noviembre 2011 hubo un régimen cambiario libre y único con lo cual no existía problema en definir la relación nominal peso-dólar. Desde esa fecha se introdujeron diferentes restricciones en las operaciones cambiarias, se introdujo el denominado “cepo cambiario”, con lo cual aparecieron diferentes relaciones nominales peso-dólar, o sea diferentes tipos de cambios nominales (dólar oficial, dólar ahorro, dólar tarjeta, dólar contado con liquidación, dólar marginal o blue). Todo el análisis cuantitativo en dólares en este trabajo se refiere al dólar oficial que es el valor que se aplica a todas las operaciones comerciales externas del país. La curva bilateral del gráfico está obtenida según la ecuación, TCRB = TCN * IPCEU / IPCArg (5) donde, TCRB = Tipo de cambio real bilateral peso-dólar TCN = Tipo de cambio nominal peso-dólar IPCEU = Índice de precios al consumidor de los EEUU 8 Econométrica, Economic Research & Forecasts, Informe Macro, Julio 2015. 9 Debe tenerse en cuenta que tal es usual en Argentina, estos tipos de cambio expresan el valor de las monedas externas con relación a la moneda local (peso). Es lo contrario de lo usual en Europa o los EEUU donde los tipos de cambio expresan el valor de la moneda local (euro o dólar) con relación a la moneda externa. 17 IPCArg = Índice de precios al consumidor de Argentina. Para el caso del tipo de cambio real multilateral (TCRM), el TCN en vez de relacionar el peso con el dólar lo hace con la canasta de monedas externas, y el IPCEU es sustituido por un índice de la inflación internacional. Las dos series del gráfico tienen como valor base diciembre 2001 cuando los TCN y TCR son iguales a 1. El IPCArg está medido hasta diciembre 2006 por el INDEC. Después de esta fecha esa medición deja de ser confiable y por lo tanto Econométrica para el período Enero 2007 a junio 2015, toma la medición privada identificada como IPC GB. La trayectoria de las dos curvas refleja un hecho cambiario excepcional. Puede verse como hacia el final de la convertibilidad los dos tipos de cambio reales eran muy bajos, esto es, las monedas externas tenían un valor real bajo, o el peso un valor real muy alto. Esto hacía que los costos en dólares, o en la canasta de monedas, en Argentina eran muy altos, y la competitividad internacional de la economía muy baja, y este hecho estaba en la base de la disminución de la actividad económica interna y del aumento del desempleo, lo cual finalmente precipitó la caída de la convertibilidad. Obsérvese que la pérdida de competitividad se iba acentuando más con la medida multilateral porque desde 1998 el dólar se apreciaba con relación al resto de monedas lo cual acentuaba lo caro que era el país si los costos de producir se medían en euros o reales u otras monedas externas. La salida de capitales de Argentina que desde la devaluación del Real de enero de 1999 venía siendo elevada, se acentuó en el segundo semestre del 2001, y la situación cambiaria se hizo insostenible. Cayó el gobierno hacia fines de ese año, y en el mercado cambiario se produjo una enorme devaluación nominal del peso: a diciembre de 2002 el valor nominal de la relación peso-dólar estaba en 3,4010, esto es, el peso con relación al dólar se había devaluado un 240%. Pero lo que fue aún más excepcional que esas variaciones nominales del peso, fue su depreciación real a lo largo de 2002. Tomando diciembre 2001 igual 1, utilizando como TCN a diciembre 2002 el valor de 3,40, una inflación para los EEUU en 2002 de 2,5% y una inflación para nuestro país del 43%, el TCRB pasa a ser 2,44 en diciembre 2002, esto es, una depreciación real del peso del 144% en un año. Esto implicó para 2002 un pass through11 de 0,18. Este valor es excepcionalmente bajo. ¿Por qué sucedió esto? La explicación principal está en el Gráfico II.1. Puede verse allí la gran brecha de producto que existía en 2002 entre el PBI efectivo y el potencial que el gráfico la mide en el 16,6%. En ese año la tasa de desempleo del trabajo estaba por encima del 25% y la capacidad industrial ociosa se medía en alrededor del 50%. Es que el PBI per cápita efectivo venía descendiendo por cuarto año consecutivo. Además existía un gran pesimismo e incertidumbre acerca del futuro de la economía. En estas circunstancias, 10 En meses anteriores alcanzó, por el overshooting inicial, niveles de 3,85. 11 Pass through = tasa de inflación interna/ tasa de devaluación nominal = 43/240 = 0,18 18 Gráfico II.2. Tipos de cambio real bilateral y multilateral (Argentina 1998-2015) a pesar de la inflación del 43%, los salarios nominales, por el temor a un mayor desempleo, ascendieron muy poco, alrededor del 17%, con lo cual ese año bajaron en dólares un 65%. A su vez, los márgenes de ganancia en los bienes NT dados los niveles muy recesivos de actividad, se reducían. De hecho, la inflación de sólo un quinto de la tasa de devaluación, sólo se originó ese año por ajustes en precios de bienes T según el funcionamiento de la ley de un solo precio. Hubo otra razón importante, particularmente para nuestro trabajo, de un pass through tan bajo. Fueron las retenciones que se impusieron sobre las exportaciones agrícolas primarias y las agroindustriales, lo cual moderó el impacto de la devaluación sobre el precio de los alimentos, y consecuentemente sobre los salarios nominales12. Así como la apreciación real del peso fue minando el crecimiento de la actividad económica y del empleo hacia los últimos años de la convertibilidad, la extraordinaria depreciación real de nuestra moneda fue una poderosa plataforma de despegue hacia el crecimiento económico 2003-2011. Cuando la formidable mejora en la competitividad internacional del país se combinó con los altos niveles de capacidad ociosa laboral e industrial, la economía durante varios años pudo crecer a “tasas chinas”. A esta combinación, gradualmente hasta 2012, se le acopló una fuerte mejora en los términos del intercambio (Nogues, 2015), tal cual es comentado en II.2.i. 12 Las afirmaciones de este párrafo solo dan cuenta de un hecho y de sus efectos. De ninguna manera son un juicio normativo en defensa de las retenciones. 19 Sin embargo, la historia cambiaria de nuestro período de análisis no termina aquí. Tal cual elocuentemente lo muestra el gráfico, inmediatamente después del increíble salto depreciador inicial, se inicia un persistente proceso contrario de apreciación real del peso y de pérdida de competitividad de la economía. Tal cual puede verse, ese proceso de caída de los tipos de cambio reales para Argentina, se manifiesta tanto bilateral como multilateralmente. En este último sentido, la caída es algo menor en las primeras etapas por la depreciación del dólar con relación a otras monedas, aunque al final las dos curvas tienden a acercarse por la reciente valorización del dólar con relación a esas monedas. Es interesante ver como el periplo cambiario fue perfecto. A junio 2015 los niveles de los dos tipos de cambio reales son prácticamente iguales que los existentes en diciembre 2001. Obsérvese que mientras los dos valen 1 en el punto de partida, para Econométrica el bilateral está en 0,92 en el punto de llegada y el multilateral en 1,18. A su vez para Broda13 esos valores son respectivamente 0,95 y 1,20. La notable trayectoria cambiaria 2000-2015 que hemos descripto ha sido el principal condicionante macroeconómico sobre la trayectoria de la renta agrícola. Como se ha indicado el mismo actúa sobre los valores en dólares de los componentes NT de costos de esa renta: subiendo cuando el peso se aprecia en sentido real, bajando cuando sucede lo contrario. Como veremos después en la anatomía económica de las producciones regionales, el impacto de la trayectoria cambiaria sobre la trayectoria de la renta agrícola será mucho más impactante en el caso de esas producciones que en el caso de las pampeanas porque en la estructura de costos de estas la proporción de insumos NT es claramente menor. Precisamente tal diferencia es lo que puede llevar a propuestas de reformas de políticas diferentes para cada región. La evolución descripta de los tipos de cambio reales de Argentina también ha tenido un enorme impacto sobre las cuentas externas comerciales del país, según puede verse en los dos gráficos que siguen. En cuanto a la evolución de las exportaciones de bienes (Gráfico II.3.), expresados en millones de dólares corrientes, mientras los niveles estuvieron siempre por debajo de los 30.000 millones, cuando en el 2002 se produce la formidable depreciación real del peso, con su consecuente baja en los costos de producción en dólares en Argentina, las exportaciones comienzan a subir a tasas muy altas y sostenidas14 hasta el 2011. Si bien hubo importantes aumentos de precios internacionales, los crecimientos en cantidades exportadas fueron muy elevados. En dólares corrientes mientras las exportaciones fueron de 25.000 millones en el piso, 2002, fueron de 84.000 millones en el pico de 2011, un aumento en 9 años del 236%. Sin embargo, sin pausa el peso se fue apreciando como se indicó, y al final del período comenzó a impactar negativamente sobre el nivel de exportaciones. En 2013 este nivel está en los 81,7 millones de dólares, cuando comienza una caída enorme. En 2014 ese 13 Broda, Miguel A., ídem. 14 Con la sola excepción del 2009 por la situación crisis internacional llamada de la “gran depresión”. 20 nivel cae un 11,9%, y en nuestra proyección 2015 caerá un 18,1% adicional. El atraso cambiario está haciendo estragos en nuestro comercio internacional. Los resultados del balance comercial de bienes también siguen al compás de las olas cambiarias (Gráfico II.4.). Obsérvese que hubo saldos comerciales negativos durante la convertibilidad, el peso estaba muy apreciado. Sin embargo desde el 2000 cambia la situación. Primero, por la recesión que acompañó los últimos años de la convertibilidad, los saldos comerciales cambiaron de negativos a positivos. Después lo hicieron por la extraordinaria depreciación real del peso. De hecho, aunque el elevado crecimiento económico hasta el 2011 aumentó fuertemente las importaciones, el país no dejó de tener altos saldos comerciales positivos. Sin embargo, también todo fue cambiando hacia el final del período. Desde el pico del 2009 (16.500 millones de dólares) los saldos comerciales comenzaron a bajar. Los de este año se proyectan en sólo 1,7 millones de dólares15, aún a pesar de fuertes bajas en las importaciones asociadas al cepo cambiario y al estancamiento de la economía. Hoy la ola cambiaria ha dado una vuelta de campana y esto, por tres razones, está apoyando una eliminación de las retenciones, a saber:  La apreciación real reduce los márgenes o renta agrícola, comprometiendo la evolución futura de los niveles de producción del sector.  Tal apreciación, como vimos, está comenzado a generar resultados críticos en nuestras cuentas externas, y con estos resultados mantener las restricciones a exportar es difícil de defender.  Mientras en el 2002, dada la gran brecha de producto que existía (Gráfico II.1.), la gran devaluación nominal del peso terminó también en una gran devaluación real, hoy sin esa brecha tal posibilidad es más difícil de concretar, y esto indica que la solución debe buscarse no sólo por el lado de la política cambiaria sino también por el lado de la política comercial. Habiendo descripto algunos de los fuertes impactos de las enormes oleadas cambiarias de Argentina, parece necesario explicar porque ellas existen en el país. Para eso pasamos al tema de la inflación, que es el principal determinante de esas oleadas. 15 Tal proyección está asociada a los resultados dados por INDEC acerca del Intercambio Comercial Argentino (ICA). Diversos analistas económicos estiman cifras más reales utilizando para medir ese intercambio lo que se denomina “base usuaria” de los datos sobre el comercio exterior argentino. De acuerdo con esas estimaciones se prevé un déficit comercial de bienes para este año. 21 Gráfico II.3. Exportaciones de Bienes: 2000-2015 90 80 en milles de millones de USD corrientes 70 60 50 40 30 20 10 0 *provisorio **proyectado Gráfico II.4. Saldos comerciales totales: 1990-2015 (Millones de dólares corrientes) 20000 15000 10000 5000 0 1994 2007 1990 1991 1992 1993 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2008 2009 2010 2011 2012 2013* 2014* 2015** -5000 -10000 22  Las tasas de inflación En el Gráfico II.5 pueden observarse las tasas anuales de inflación para cada mes, revelando la enorme volatilidad de la inflación en Argentina. En los dos últimos años de la convertibilidad el país se movía en una ligera deflación. Después, en el 2002, viene la inflación de más del 40% originada en los fuertes aumentos de precios de bienes T ante la impresionante devaluación nominal del peso del 240%. En los 4 años siguientes la inflación desciende bastante. Esta pasajera calma se originó en una apreciación nominal del peso desde aquel 3,40 por dólar a un valor por debajo de 3,0 por dólar. Pero desde el 2007 la inflación se acelera alcanzando hacia los primeros meses de 2008 niveles superiores al 30% anual. En esto influyen tres causas: a. la más importante es que, tal cual puede verse en el gráfico II.1., hacia fines de 2006 el producto efectivo se ubica por encima del producto potencial, y sin brecha de producto, la expansión de la demanda agregada comienza a manifestarse en aumentos de precios; b. el aumento de los precios internacionales de los bienes agrícolas; y c. que los salarios nominales aumentaban por encima de la inflación. Mientras la inflación se desacelera por un corto tiempo en 2009 en función a un descenso de precios internacionales y a una caída en el nivel de actividad económica, hacia principios de 2010 vuelve a subir estableciéndose por 3 años en una meseta del 25%. Hacia principios de 2014 vuelve a subir por la devaluación nominal del peso en enero de ese año para descender después hacia esa meseta. Ese episodio de aumento es importante: se quiere corregir la apreciación real del peso con una devaluación nominal y no se logra mayor éxito. En pocos meses el aumento en la inflación anula la devaluación nominal y no se logra una depreciación real. ¿Por qué dijimos que el principal determinante de la apreciación real del peso es la tasa de inflación? Si se vuelve a ver el gráfico II.2. se aprecia que el proceso fuerte de apreciación cambiaria se produce desde el 2007 en adelante. Es precisamente cuando la inflación se vuelve persistentemente alta16, y el temor que ello genera es lo que lleva a que el gobierno decida utilizar el ancla cambiaria, esto es, devaluar por debajo de la inflación, para intentar que esta baje17, y esto significa apreciación real del peso. El proceso macroeconómico actual se mueve en el marco de una alta inflación lo cual es preocupante, y lo es más aún porque tiene componentes de inflación reprimida por las dos anclas que de hecho generan otros serios problemas como el atraso cambiario y el déficit fiscal.  La situación fiscal Utilizaremos otro gráfico de la citada presentación de M.A. Broda para describir la evolución de la situación fiscal desde enero 2004 hasta marzo 2015 (Gráfico II.6.). En el 16 Es precisamente a principios de ese año en que el gobierno comienza a manipular los datos de inflación para ocultar sus altos niveles. 17 También se utilizó el ancla de los precios de los servicios públicos con el mismo propósito. 23 mismo puede verse la evolución de los ingresos, de los gastos primarios y del déficit fiscal primario del sector público nacional. Las tres series en valores constantes según la inflación real de la economía. La evolución conjunta de las tres variables permite definir tres períodos diferentes. El primero desde enero 2004 hasta mediados de 2008 cuando el gasto real primario crece a tasas muy altas (a lo largo del período del gráfico ese gasto creció a una tasa anual mayor al 10%), pero también lo hacen los ingresos reales. Existe en ese período un importante superávit fiscal primario de alrededor del 3,0% del PBI, y por lo tanto fueron los aumentos en los ingresos públicos los que financiaron los aumentos del gasto público. El segundo, un período intermedio desde mediados de 2008 hasta principios de 2011, donde los gastos siguen creciendo a tasas altas mientras que los ingresos aún crecientes lo hacen a tasas menores a la de los gastos, y el superávit va gradualmente desapareciendo. En este período se puede decir que son las caídas de este superávit lo que financia el alto crecimiento de los gastos. Gráfico II.5. Niveles mensuales de las tasas interanuales de inflación 45% 40% 35% 30% 25% 20% 15% 10% 5% 0% jul-00 jul-01 jul-02 jul-03 jul-04 jul-05 jul-06 jul-07 jul-08 jul-09 jul-10 jul-11 jul-12 jul-13 jul-14 ene-07 ene-00 ene-01 ene-02 ene-03 ene-04 ene-05 ene-06 ene-08 ene-09 ene-10 ene-11 ene-12 ene-13 ene-14 ene-15 -5% IPC en base a 9 INDEC provinciales ponderados por su correlación con el IPC-GBA original 18 18 Metodología completa: http://elhombrecitodelsombrerogris.blogspot.com.ar/2010/12/nuevo-indice- de-precios-ipc-cqp.html 24 En el tercer período desde principios de 2011 hasta hoy, mientras que el gasto sigue su marcha de crecimiento los ingresos primarios reales se estancan. Aparece un fuerte déficit primario real que se proyecta para este año en alrededor del 7,0% del PBI. En este período son entonces el impuesto inflacionario y el endeudamiento, las fuentes que financian el crecimiento impertérrito del gasto público.  El condicionamiento macroeconómico: una visión general El condicionamiento macroeconómico analizado ha tenido una evolución que sorprende al menos por dos cosas. Una, por los grandes vaivenes que experimentan las principales variables. Desde un fuerte crecimiento inicial del PBI a un estancamiento final que ya lleva 4 años. Desde una economía con altísima competitividad internacional a una situación sin competitividad. Desde una situación fiscal con importantes superávits a una con fuertes déficits. Desde un período largo concretando un significativo desendeudamiento público a otro concretando lo contrario. La otra, que en cierta medida significa lo mismo, un conjunto de políticas macroeconómicas sin objetivos definidos y con acciones meramente circunstanciales. Así, no se visualiza una política de estabilidad: la tasa de inflación es alta y muy volátil. Ni una política cambiaria: la moneda puede estar fuertemente depreciada o lo contrario. Ni una política fiscal: la situación fiscal puede arrojar altos superávits o fuertes déficits. Ni una política de endeudamiento público: se pasa de reducir la relación deuda/PBI a valores que internacionalmente son muy bajos, a generar déficits que aumentan esa relación a ritmos muy fuertes. La situación macroeconómica de hoy presenta un frente de alta complejidad. Una economía casi sin crecimiento. Una inflación muy alta. Una competitividad comercial internacional muy baja, con cuentas externas en rápido deterioro. Un déficit fiscal primario muy alto, financiado con endeudamiento y pérdidas de reservas internacionales. Y en el medio de esto una política agrícola con fuertes restricciones a las exportaciones, tanto arancelarias como cuantitativas, y donde varias variables macroeconómicas empujan hacia su eliminación. II.2.ii. El condicionante tecnológico.  Una visión general Así como el condicionante macroeconómico estuvo lleno de facetas interesantes, también lo está lo sucedido en lo tecnológico. Al tratar este condicionante, nuestro período de análisis 2000-2015, ocasionalmente se extenderá hacia atrás incorporando la década de los 90. Puede verse en el Gráfico II.7. la evolución 1990- 2015 de la producción de nuestros tres cultivos pampeanos. Sobresale soja con un aumento de más del 400%. Es que en este período la superficie sembrada con este grano aumentó mucho (300%) a través de 3 factores: a. Extensión de la frontera agrícola por los aumentos en la renta en el sector; 25 b. Por la doble cosecha, trigo-soja; y c. Por sustituir uso de la tierra que se destinaba previamente a ganadería o a trigo. A este aumento en el uso de tierra se le acopló el aumento en los rendimientos por hectárea como se verá más abajo. Las otras tres producciones también registran aumentos en los rendimientos por hectárea, pero la superficie utilizada por las mismas o aumentó mucho menos que soja (maíz), o bajó (trigo y ganadería vacuna). Gráfico II.6. Situación fiscal 2004-2015. 2500 I III IV V VI II (may-ago.05) (jul06-jul07) (feb-jun.09) (oct10-oct.11) (nov12.jul13) 14000 2000 21% 10.8% 2145 30.4% 16.2% 11.3% 2014 mar15 anualiz anualiz anualiz anualiz nov14 anualiz 12838 mar15 12556 1500 nov14 PROMEDIO MÓVIL DE 3 M -Nivel en $ ctes de ene.03- 12000 GASTO REAL PRIMARIO (TC -tendencia ciclo-) 11116 oct11 INGRESOS REALES (TC - tendencia ciclo-) 1000 DÉFICIT REAL (TC - tendencia ciclo-) 10572 oct11 10693 10541 mar15 nov14 10000 500 544 oct11 0 8000 -500 Las claves 1) El gasto real creció 10.6% por año entre ene04 y mar15 2) Desde oct11 los ingresos reales no crecen -1000 -1103 ene04 3) Desde oct11 el déficit primario creció 50% por año 6000 4) Entre ene.04 y sept.08 el gasto real creció al mismo -1500 5289 1295 ritmo que los ingresos y tuvimos superávit primario ene04 prom ene-04- constante en términos reales ("ley del almacenero") sept08 5) El gasto público siempre se acelera en los ciclos 4186 electorales (zona gris) -2000 ene04 4000 sep-04 sep-05 sep-06 sep-07 sep-08 sep-09 sep-10 sep-11 sep-12 may-13 sep-13 sep-14 may-04 may-05 ene-06 may-06 may-07 may-08 may-09 may-10 may-11 may-12 may-14 ene-04 ene-05 ene-07 ene-08 ene-09 ene-10 ene-11 ene-12 ene-13 ene-14 ene-15 Con independencia de aumentos que son diferentes para cada producción, el gráfico es claro en cuanto al fuerte crecimiento del sector en los últimos 25 años tal cual se indicó en I. Como es usual en los análisis de “Fuentes del Crecimiento Económico” (Lema, 2015)19, puede decirse que esa expansión productiva se originó asociadamente20 en: a. el 19 Lema, D. (2015), Crecimiento y Productividad Total de Factores en la Agricultura Argentina y Países del Cono Sur 1961-2013, Banco Mundial, Buenos Aires. 20 Decimos “asociadamente” porque muchos cambios tecnológicos en el sector agrícola originan simultáneamente mayor uso de insumos y mayor productividad de los mismos. 26 crecimiento en el uso de insumos productivos en el sector (tierra, capital y equipamiento, trabajo, agroquímicos, y otros); y b. en el crecimiento de la productividad total (TFP) de esos factores (desplazamientos de la función de producción del sector21). En cuanto a la expansión en el insumo tierra, ello se produce en particular por el corrimiento hacia áreas no pampeanas motivado con el aumento en los márgenes agrícolas en la década pasada, y con las mayores posibilidades y atractivos en cuanto a la doble cosecha que, entre otros factores, posibilitó la siembra directa22. Gráfico II.7. Producción total cultivos pampeanos 600 500 Campaña 90/91 =100 400 300 200 100 0 2014/15 1990/91 1991/92 1992/93 1993/94 1994/95 1995/96 1996/97 1997/98 1998/99 1999/00 2000/01 2001/02 2002/03 2003/04 2004/05 2005/06 2006/07 2007/08 2008/09 2009/10 2010/11 2011/12 2012/13 2013/14 MAIZ SOJA TRIGO El aumento del insumo capital se concretó principalmente en tractores, cosechadoras, sembradoras e instalaciones de almacenamiento, comentan Gallacher y Lema23. Mientras a mediados de los 80 el valor de las importaciones de tractores fue de 12 millones de 21 Estilizadamente estamos asumiendo homogeneidad en las formas de producción. Es cierto, que existe alguna heterogeneidad en esas formas y por ello el supuesto no es totalmente válido. Sin embargo el sector pampeano marcha hacia una creciente homogeneidad productiva. 22 Cohan, L. y Costa, R. (2011), Panorama general de las nuevas formas de organización del agro: las principales cadenas agroalimentarias, CEPAL, Santiago de Chile, p. 16. 23 Gallacher, M y Lema, D. (2014), ARGENTINE AGRICULTURAL POLICY: PRODUCER AND CONSUMER SUPPORT ESTIMATES 2007-2012, UCEMA, Buenos Aires, p.4. 27 dólares anuales, en 1991 fueron de 43 millones, y en 1997 de casi 300 millones24. La reducción de los aranceles a la importación de bienes de capital y la baja en las tasas reales de interés, ambos logros de las reformas económicas en los 90, favorecieron esa mayor capitalización y equipamiento. Cuando esta se asoció a la siembra directa que ahorra en equipamiento, y al cambio en la organización industrial hacia el uso de contratistas y pools de siembra que permite utilizar el equipamiento intensamente, los resultados de aumentos productivos fueron muy altos. El aumento en el uso del insumo capital continuó en la década pasada, pero en este caso motorizado por la suba en los márgenes agropecuarios. El aumento en el uso de fertilizantes fue paradigmático. Mientras en los 70 casi no se utilizaban, en el 2010 se usaban casi 3 millones de toneladas. Puede verse en el Gráfico II.8 tomado de Gallacher y Lema25 la evolución 1989-2010. El aumento en 7 años, entre 1989 y 1996, fue del 700%, y el aumento en 5 años, entre 2002 y 2007, fue del 125%. Lo sucedido en los 90, sin retenciones para exportar el producto y sin tarifas a la importación del insumo, lo cual originó una fuerte baja en la relación precio del insumo/precio del producto, fue la causa decisiva de la explosión en el uso de fertilizantes en esa década. A su vez, lo sucedido en la década siguiente se debió a la incorporación de nuevos paquetes tecnológicos y a la mejora de los márgenes agrícolas. Puede también verse en el gráfico, aunque en menor grado, los importantes aumentos en el uso de agroquímicos. En cuanto a los desplazamientos de la función de producción, aumentos en la TFP, los hitos de los últimos 25 años son excepcionales, tanto a nivel histórico del país como a nivel internacional. Tal vez los más importantes de esos hitos sean los tres siguientes:  Nuevos paquetes tecnológicos, la mayoría de ellos asociados a nuevas variedades de semillas genéticamente modificadas.  El pasaje desde la siembra convencional a la directa donde los granos se siembran en una sola operación y utilizando un sólo equipo agrícola. Este pasaje permite un uso más sustentable del recurso suelo, y un uso más eficiente del agua, el recurso más limitante de la producción. También mejora la estructura de costos y baja su nivel. Así, en el trabajo de Cohan y Costa26 se cita que en el cultivo y cosecha de soja mientras según el modelo prevaleciente de siembra de mediados de los 80 se requerían sobre el suelo 12 pasadas de labranzas, en el modelo directo actual se requieren sólo 4,1 pasadas. Citan esos mismos autores que “la difusión de la siembra directa es un caso paradigmático de veloz aceptación y uso por parte de los productores”: mientras que en 1996-1997 se aplicaba en sólo el 15% del área sembrada total, 5 años después en el 55%, y en el 2008-2009 se aplicaba en casi el 80%. 24 Sonnet, F.H. (1999), La reforma económica y los efectos sobre el sector agropecuario (1989-1999), AAEP, Rosario. 25 Gallacher, M. y Lema, D., ibídem. 26 Cohan, L. y Costa, R., ibídem, p.16. 28  Sin duda, que el tercer hito son los cambios en la organización industrial del sector que permitió pasar de la figura, históricamente casi exclusiva, del productor-propietario a la integración de este último con redes de empresas que coordinan e integran la producción27. Citando a Regúnaga y Tejeda Rodríguez28: “Actualmente dos terceras partes de la producción de cereales y oleaginosos se realiza en redes, que integran a los dueños de la tierra con firmas especializadas en el manejo de los cultivos, inversores de capital, y proveedores de servicios especializados (siembra, cosecha, transporte, acondicionamiento, almacenamiento), que permiten alcanzar escalas competitivas, alta eficiencia en los distintos eslabones de las cadenas y bajos costos de transacción”. Gráfico II.8. Presentada esta visión general del condicionante tecnológico, pasamos a una consideración más detallada acerca de la evolución en los últimos 25 años de la variable clave de los rendimientos por hectárea para los tres granos que estamos utilizando en esta anatomía económica del sector agrícola pampeano. 27 Puede verse, Piffano, H. y Sturzenegger, A. (2011), El Impuesto Inmobiliario Rural, Agencia de Recaudación de Buenos Aires (ARBA) y Facultad de Ciencias Económicas de la UNLP, La Plata. 28 Regúnaga, M. y Tejeda Rodríguez, A. (2014), LAS POLÍTICAS AGRÍCOLAS DE ARGENTINAY LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO SUSTENTABLE, Buenos Aires, p.10. 29  Análisis de la evolución de los rendimientos por hectárea en soja, maíz y trigo29. Continuaremos analizando el condicionante tecnológico siguiendo en este punto la variable rendimientos o productividad por hectárea. Mientras en el punto anterior la función de producción implícita en el análisis tenía como factor de la producción también a las variaciones en el uso de Tierra, en este punto este factor esta dado y fijo. De cualquier forma, las variaciones en los rendimientos por hectárea siguen teniendo como fuentes la variación de insumos y la variación o desplazamientos de la función de producción por hectárea. Se describirá la evolución de la productividad o rindes sólo en los tres granos, ya que en cría hay dificultades de información. A su vez, el periodo de análisis se extenderá, como en el punto anterior, incluyendo la década del 90, lo cual se justifica en cuanto a contar con un mayor número de observaciones para el análisis econométrico, pero también, como se comentó en la visión general del punto anterior, en cuanto a la enorme importancia tecnológica que tuvo esa década para el sector agrícola argentino. En primer lugar, en el Gráfico II.9., se muestran los datos de rindes por hectárea de los distintos cultivos. Notamos que cuando dice “Año 1990” se refiere a la campaña 1990/91, y así sucesivamente para todos los años. Es por esto que el último dato es 2014, o sea cosecha 2014/15. Las nubes de puntos permiten adelantar dos aspectos: a. Si tomamos todo el período de los 25 años se observa un claro crecimiento de los rindes por hectárea; b. Se nota también una alta volatilidad de los mismos, la cual está dada principalmente por cuestiones climáticas. Los datos de rindes por hectárea del gráfico II.9 permiten aproximar otro hecho tecnológico de gran importancia para el sector y para este trabajo. Permiten hacerlo porque al ser un dato por hectárea se puede decir que las series para cada cultivo son series de datos cuyos resultados están perfectamente controlados por la variable cantidad de superficie cultivada. En este sentido obsérvese lo siguiente. Para soja, aunque este es el caso donde la evidencia es más débil, los rendimientos por ha. de las últimas 3 cosechas, con la excepción de la última con factor clima “ideal”, están por debajo de las de los tres años anteriores30. En maíz los rindes de los últimos 5 años están bien por debajo de los de las cosechas 06/07 y 09/10. En trigo los rindes de los últimos tres años están bien por debajo de los de los dos años anteriores. Todas estas verificaciones de caídas en los rindes están asociadas a las caídas en la renta agrícola posteriores al 2012, y consecuentemente al menor uso de fertilizantes y agroquímicos que las mismas caídas conllevan. Hemos señalado antes la alta volatilidad del dato de los rindes por ha.. Esto exige que las conclusiones que se extraen de este párrafo con observaciones muy 29 El análisis de este punto fue realizado en conjunto con J.S. Fernandez. 30 Sin contar la cosecha 07/08 con clima “desastre”. 30 puntuales, deban ser metodológicamente confirmadas utilizando todas las observaciones disponibles, lo que se hace al final de este punto. En el Cuadro II.1 presentamos estadísticos estándar de los rendimientos medios. El cultivo con mayores rindes es maíz. Presenta la mayor variabilidad, con un desvío estándar del triple que el resto, elevado aun teniendo en cuenta su mayor rinde promedio, como lo evidencia su coeficiente de variación. También presentamos la matriz de correlaciones de los rendimientos de los cultivos en el Cuadro II.2. Vemos que hay una fuerte correlación positiva entre ellos. Esto es evidencia de un factor común que determina la variabilidad entre cultivos, a saber, el clima, y por lo tanto las correlaciones son mayores entre soja y maíz, los dos cultivos de verano, que entre estos y trigo (cultivo de invierno). En el Gráfico II.10 presentamos el área cultivada, medida en millones de hectáreas a nivel país, por cultivos. Se evidencia, como ya indicamos, el fuerte aumento del área cosechada de soja, que aumenta de 5 millones de hectáreas en 1990 a 20 en 2014. El área del maíz también se expande, aunque de manera menor, pasando de 2.5 a 4 millones de hectáreas y lo hace de manera más tardía, a partir de los 2000. Estos dos movimientos expansivos están claramente originados en motivaciones económicas. Fuertes mejoras en precios y márgenes relativos a ganadería y trigo fueron los drivers esenciales de esas expansiones, aunque también jugó su rol la expansión del margen extensivo hacia áreas no pampeanas. A su vez, el trigo posee una evolución de u invertida, creciendo desde 4 millones de hectáreas hasta 7 en el 2000 y luego llega a caer hasta aproximadamente 3 para 2012. Estos fuertes y rápidos cambios en la utilización productiva del recurso fijo Tierra ante cambios relativos en precios, márgenes, costos de producción, y avances tecnológicos por parte de cada una de nuestras cuatro producciones pampeanas, señala la contundente respuesta económica maximizadora de los agentes económicos actuantes en nuestro sector agropecuario. Como dijimos, la simple observación visual de los diagramas de dispersión del gráfico II.9 permite concluir que existe para los tres cultivos de granos una positiva tendencia de crecimiento en los rindes por hectárea. Para corroborarlo y medirlo, se corrieron tres 3 regresiones lineales. El modelo es el siguiente _ = + + (6) Donde _ es el logaritmo natural del rendimiento del cultivo c, ya sea soja, maíz o trigo, en el momento t (años 1990 a 2014). y son los parámetros a estimar, que varían de acuerdo al cultivo ya que corremos una regresión lineal por cada uno de ellos. Como dijimos, t es el tiempo y la heterogeneidad no observable del cultivo c en el momento t. Bajo tal especificación, el beta estimado posee la interpretación de una semi-elasticidad, específicamente, cuál fue el crecimiento promedio del rinde esperado de cada cultivo en términos anuales. Estas regresiones se encuentran en las columnas 1 a 3 del Cuadro II.3. 31 Observamos que en efecto, todos los cultivos tienen un aumento anual de los rindes por hectárea positivo y estadísticamente significativo, siendo el del maíz 2,14% anual, soja 1,07% y trigo 1,48%. Incluimos una breve consideración sobre la estimación de los errores estándar. Como lo indica el Cuadro II.3 los errores estándar son robustos a heteroscedasticidad. No corregimos por autocorrelación serial porque los tests Durbin-Watson no encuentran evidencia de la misma, ni positiva ni negativa. Presentamos los resultados de los estadísticos Durbin-Watson en el Cuadro II.4. La ausencia de autocorrelación serial en una serie de tiempo parecería sorprendente, pero no lo es tanto si consideramos la variabilidad del clima, que es el gran proveedor de heterogeneidad intertemporal en el rendimiento. Gráfico II.9. Rendimiento medio de distintos cultivos a nivel nacional SOJA MAIZ 3 8 7 2.5 en ton/ha en ton/ha 6 2 5 1.5 4 1990 1995 2000 2005 2010 2015 1990 1995 2000 2005 2010 2015 año año TRIGO 3.5 en ton/ha 3 2.5 2 1990 1995 2000 2005 2010 2015 año 32 Cuadro II.1. Estadísticos básicos de los rendimientos en toneladas por hectárea Cultivo Estadístico MAIZ SOJA TRIGO Mínimo 4.04 1.72 1.90 Primer Cuartil 4.56 2.21 2.17 Mediana 5.90 2.54 2.49 Tercer Cuartil 6.45 2.73 2.66 Máximo 7.80 2.98 3.50 Media 5.77 2.46 2.47 Desvío Estándar 1.11 0.35 0.39 Coeficiente de Variación 0.19 0.14 0.16 Observaciones 25 25 25 Cuadro II.2. Matriz de correlaciones entre los rendimientos medios MAIZ SOJA TRIGO MAIZ 1.000 SOJA 0.778 1.000 TRIGO 0.612 0.476 1.000 Si bien los resultados de las columnas 1, 2, y 3 del Cuadro II.3 son altamente significativos, se nos ocurrió pensar que sería interesante volver a correr las regresiones controlando por la variable superficie cultivada por cada grano. Como vimos se produjeron importantes cambios en esa variable. La idea era que tal vez al expandirse las hectáreas cultivadas con un grano, ello significaba utilizar tierras de menor productividad, y viceversa con los casos donde la superficie se contraía. En las columnas (4)-(6) incluimos controles por el logaritmo natural del área cultivada. Al estar tanto la variable dependiente como la independiente expresadas en logaritmos, los coeficientes asociados tienen una interpretación de elasticidad: cuánto varía en porcentaje el rendimiento al aumentar el área cultivada en 1%. Deberíamos esperar un coeficiente negativo si la hipótesis de incorporación de tierras de menor calidad es cierta. Pero esto no es así, ninguno de los controles resultó significativo, e incluso el de trigo y soja tienen signo contrario al esperado. Aquí el análisis estadístico corrige al preconcepto de teoría económica, con lo que concluimos que el control por área en esta especificación logarítmica no es útil. De todas maneras, comparando resultados de las primeras 3 columnas con las segundas 3, excepto para la soja, el control no tiene gran efecto sobre el coeficiente de interés, y en soja, vemos que la multicolinealidad clara entre un rendimiento que aumenta y un área que también se expande, hace que la varianza del estimador aumente y su estimación puntual se haga cero. 33 En cuanto al caso de soja se probó también de controlar por la proporción entre soja de primera y de segunda, ya que los rindes por hectárea son diferentes en cada caso, pero tampoco se obtuvo mejoras de resultados. Gráfico II.10. Area total cultivada a nivel nacional SOJA MAIZ 20 5 en mill. de ha. en mill. de ha. 15 4 10 3 2 5 1990 1995 2000 2005 2010 2015 1990 1995 2000 2005 2010 2015 año año TRIGO 7 en mill. de ha. 6 5 4 3 1990 1995 2000 2005 2010 2015 año 34 Cuadro II.3. Análisis de mínimos cuadrados ordinarios de la evolución temporal de los rendimientos (1) (2) (3) (4) (5) (6) VARIABLES l_rend_MAIZ l_rend_SOJA l_rend_TRIGO l_rend_MAIZ l_rend_SOJA l_rend_TRIGO t 0.0214*** 0.0107*** 0.0148*** 0.0256*** -0.0122 0.0155*** (0.00309) (0.00305) (0.00299) (0.00543) (0.0165) (0.00319) l_area_c_MAIZ -0.182 (0.150) l_area_c_SOJA 0.339 (0.247) l_area_c_TRIGO 0.0515 (0.0838) Constante -41.20*** -20.56*** -28.80*** -46.71*** 19.89 -30.91*** (6.175) (6.095) (5.978) (9.012) (29.12) (6.885) Observaciones 25 25 25 25 25 25 R cuadrado 0.634 0.279 0.493 0.659 0.340 0.497 Errores estándar robustos entre paréntesis *** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1 Cuadro II.4. Tests de autocorrelación serial Durbin-Watson para las regresiones de las columnas (1)- (6) del Cuadro 2.2.3. (1) (2) (3) (4) (5) (6) Valor obtenido (d) 1.5548 2.134452 1.866703 1.985608 2.331282 1.817792 4-d 2.4452 1.865548 2.133297 2.014392 1.668718 2.182208 dL 1.28791 1.20625 dU 1.45371 1.54954 Como d>dU, no hay evidencia de autocorrelación serial Conclusión positiva, y como (4-d)>dL no hay evidencia de autocorrelación serial negativa Ahora, también se evidencia del Gráfico II.9 que la evolución de los rendimientos no es lineal. Parecería ser más alta para la década del ’90 y más baja para los 2000. Es por esto que pasamos a una especificación no paramétrica, que no suponga ni linealidad ni ningún tipo de dependencia funcional específica. La ecuación que estimamos es entonces de la forma donde m es una función arbitraria, que lo único que suponemos es que es continua. La contraindicación de este método es que precisamente no estimamos ningún parámetro, como se evidencia en la ausencia de y en la ecuación (7), con lo que nos limitamos a una exposición gráfica de la esperanza de cada uno de los rendimientos condicional en el tiempo. Presentamos esos resultados en el Gráfico II.11. 35 _ = () + (7) Volvemos a observar una evolución distinta para los cultivos. En soja y más claramente en maíz, hay una desaceleración del crecimiento de los rindes a partir de mediados de los 2000. Trigo, sin embargo, parece aumentar en forma sostenida en todo el período bajo análisis. Si bien no podemos calcular un para cada cultivo, un efecto marginal promedio del tiempo en el rinde único para cada cultivo, sí podemos computar la variación para cada punto del tiempo de la esperanza condicional. Es lo que hacemos en el Gráfico II.12 donde presentamos la variación porcentual anual de la esperanza del rendimiento estimada en forma no paramétrica. Lo que obtenemos es precisamente lo que habíamos precisado con anterioridad. Un crecimiento inicial del rendimiento medio por hectárea de 4% del maíz, para empezar a derrumbarse a partir de los 2000 hasta el 0% actual. En forma menos fuerte vemos lo mismo en soja: un crecimiento inicial de alrededor de 1.5 % anual para llegar a un crecimiento en el entorno del 0.5%. Y en trigo vemos un crecimiento constante. Estos valores están de acuerdo a los obtenidos en la especificación lineal: recordemos que 0% de crecimiento en los 2000 junto a 4% en los ’90 promedia para maíz un 2%, que es el coeficiente de MCO. De la misma manera que en soja 1.5% y 0.5% promedia 1% que es el valor obtenido del coeficiente obtenido por MCO. Estos resultados confirman lo que más arriba, con observaciones meramente puntuales, habíamos indicado que los rindes por hectárea parecían debilitarse hacia el final de nuestro período de análisis. Finalmente, como hicimos para la especificación de MCO, intentamos controlar por el efecto del incremento del área cultivada. Para ello empleamos la metodología de Robinson (1988)31, estimando el efecto del tiempo sobre el rendimiento en forma no paramétrica, y el del área sobre el rendimiento en forma paramétrica. Instrumentalmente, el método consiste en la primera etapa obtener una estimación de la esperanza condicional tanto del rendimiento por hectárea como del área cultivada en el tiempo. Se generan variables que muestran la diferencia entre las esperanzas condicionales estimadas y el valor observado de la variable. En la segunda etapa se corre una regresión entre la diferencia correspondiente al rendimiento en la diferencia correspondiente al área. El coeficiente obtenido de esa regresión es una estimación consistente del efecto del área en el rendimiento, controlando en forma paramétrica por el efecto del tiempo en el rendimiento. Presentamos el resultado de esa regresión en el Cuadro II.5. Vemos que en ningún caso el control es significativo, algo análogo a lo ocurrido al correr la regresión lineal simple en el Cuadro II.3. 31 Robinson, P. M. (1988). Root-n-consistent semiparametric regression. Econométrica, 56, 931–954. 36 Las conclusiones que obtenemos de este análisis sobre la evolución de los rendimientos por hectárea para los últimos 25 años para los tres granos seleccionados, son las siguientes. Por un lado, se confirman las que fueron indicadas en el punto anterior acerca de la visión general que presentaba el condicionamiento tecnológico sobre nuestro sector agrícola, esto es, que en la década de los 90 se introdujeron avances de gran intensidad en el sector. Por otro lado, que si bien se registran nuevos avances después de los 2000, los mismos tienden a debilitarse en los últimos años32. Grafico II.11. Estimaciones no paramétricas SOJA MAIZ 8 3 7 2.5 en ton/ha en ton/ha 6 2 5 4 1.5 1990 1995 2000 2005 2010 2015 1990 1995 2000 2005 2010 2015 año año kernel = epanechnikov, degree = 1, bandwidth = 5.94, pwidth = 8.91 kernel = epanechnikov, degree = 1, bandwidth = 3.18, pwidth = 4.77 TRIGO 3.5 3 en ton/ha 2.5 2 1.5 1990 1995 2000 2005 2010 2015 año IC 95% Dato obs Estimación kernel = epanechnikov, degree = 1, bandwidth = 10.43, pwidth = 15.65 Tal vez, tal debilitamiento se explica principalmente por dos circunstancias. Una, que los tres grandes hitos de avance de los 90, i.e., nuevos paquetes tecnológicos, siembra directa y nueva organización industrial en el sector, van completando su recorrido y con ello generando aportes marginales de crecimiento cada vez menos fuertes. La otra, que la reducción de los márgenes agrícolas de los últimos años va minando la introducción de nuevos avances tecnológicos y productivos y reduciendo el nivel de utilización de 32 Esta conclusión es similar a la que se arriba en Lema (2015) en ibídem. su informe Productividad Total de Factores en la Agricultura Argentina. 37 insumos variables, particularmente fertilizantes y herbicidas. Esta reducción de márgenes que, como se verá más adelante, si bien tiene varios orígenes, el más decisivo lo constituye el mantenimiento de una política agrícola altamente discriminatoria contra la producción del sector. Gráfico II.12. Variación anual de la esperanza del rendimiento Estimación no paramétrica SOJA MAIZ Variación anual en % Variación anual en % 4 4 3 3 2 2 1 1 0 0 -1 -1 1990 1995 2000 2005 2010 2015 1990 1995 2000 2005 2010 2015 año año TRIGO Variación anual en % 4 3 2 1 0 -1 1990 1995 2000 2005 2010 2015 año Cuadro II.5. Regresión control paramétrico del efecto de la expansión del área al rendimiento (1) (2) (3) VARIABLES rend_SOJA_star rend_MAIZ_star rend_TRIGO_star area_c_SOJA_star 0.0127 (0.0111) area_c_MAIZ_star -0.0186 (0.279) area_c_TRIGO_star 0.0229 (0.110) Observaciones 24 24 24 R cuadrado 0.054 0.000 0.002 Errores estándar robustos entre paréntesis *** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1 38 II.2.iii. El condicionante externo El condicionante externo de la evolución de nuestro sector agrícola puede significar cosas diversas. Lo principal del mismo es la evolución de los precios internacionales de los cuatro productos que estamos tratando. Lo segundo son los precios internacionales de los principales insumos transables de producción de ese sector. Sin embargo, además de estas dos series de precios, existen otras cosas que forman parte de este condicionante como, la política comercial y las regulaciones propias de la OMC, los tratados internacionales del país, la situación económica y las políticas comerciales correspondientes a países con los cuales comerciamos, y otras. En este punto, el tratamiento de este condicionante se limitará a aquellas dos series de precios internacionales. Con relación a esas series, no cabe duda alguna que la serie de precios internacionales de insumos transables del sector, es un dato externo para la evolución del sector. Ahora, en cuanto a la serie de precios de nuestros productos de exportación existen algunos análisis, particularmente los relacionados con modelos EGC, en que se supone algún poder monopólico para el país en algún producto, con lo cual el precio internacional de tal producto no sería un dato totalmente externo. Aquí consideramos que tal posibilidad de poder monopólico no existe. En el Gráfico II.13 puede verse la evolución de los precios internacionales para nuestros 3 granos para nuestro período 2000-2015 en dólares corrientes. En el gráfico II.14., lo mismo pero en dólares constantes del 2000. Puede verse los bajos precios al comienzo de nuestro período. Desde el 2002 comienzan a subir alcanzando un primer pico hacia la mitad de 2008, y uno segundo y más alto hacia fines de 2012. Desde entonces comienza un descenso persistente. A dólares constantes, en soja el valor final es un 45% mayor, en trigo un 64% mayor, y en maíz un 23% mayor. Probablemente por el gran crecimiento de los países emergentes, en particular de China e India, y por tasas de interés internacionales bajas, los precios de los commodities subieron hacia los primeros años de este siglo. Este ascenso activó la oferta global de los mismos, y cuando esta activación se combinó con una ralentización de aquel crecimiento, los granos comenzaron a caer. Sin embargo, como se indicó los precios de hoy a dólares constantes son más altos que cuando comenzó el proceso de subas, y por ello no parece fácil pronosticar nuevas subas en valores constantes33. 33 De hecho, estos precios han tendido a bajar desde junio 2015, fecha final del gráfico, al momento de hoy agosto 2015. Precio FOB promedio mensual, en USD de 2000/ton Precio FOB promedio mensual, en USDcorreintes/ton 0 100 200 300 400 500 600 01/2000 0 100 200 300 400 500 600 700 08/2000 01/2000 03/2001 07/2000 10/2001 01/2001 07/2001 05/2002 01/2002 12/2002 07/2002 07/2003 01/2003 02/2004 07/2003 09/2004 01/2004 07/2004 04/2005 Trigo 01/2005 Soja 11/2005 07/2005 06/2006 01/2006 01/2007 07/2006 01/2007 Maíz 08/2007 07/2007 Maiz 03/2008 01/2008 10/2008 07/2008 05/2009 01/2009 Trigo 12/2009 07/2009 01/2010 07/2010 Soja 07/2010 02/2011 01/2011 09/2011 07/2011 Gráfico II.13. Precios internacionales de los tres granos. 04/2012 01/2012 07/2012 11/2012 01/2013 06/2013 07/2013 01/2014 Gráfico II.14. Precios internacionales de los tres granos en dólares constantes 01/2014 08/2014 07/2014 03/2015 01/2015 07/2015 39 40 Gráfico II.15. Precio internacional de la carne argentina 300 PRecio FOB implícito en USD constantes 2001=100 250 200 150 100 50 0 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 Product: 0201 Meat of bovine animals, fresh or chilled Product: 0202 Meat of bovine animals, frozen En el caso de la carne (Gráfico II.15.) el caso es algo diferente. Nuestra carne en nuestro período de análisis ha duplicado su precio de exportación en dólares constantes, aunque también con picos en el 2008 y en 2011-2012, y también con una caída final aunque menos pronunciada que para granos. Pasando al tema de precios de insumos agropecuarios en el Gráfico II.16 está la evolución en dólares corrientes de dos importantes fertilizantes y dos importantes herbicidas que utiliza nuestro sector agrícola. Existe un fuerte pico de precios en el 2008, coincidente con un pico en el precio internacional de los granos, pero el mismo es muy temporario. Menos circunstancial es que según el gráfico en los últimos 4 años urea y atrazina (fertilizante y herbicida) se mueven alrededor de valores un 200% mayores a los iniciales, el fosfato diamónico (fertilizante) en valores un 100% mayores, mientras que el herbicida glifosato mantiene constantes sus valores en dólares corrientes. En el Gráfico II.17 se puede ver el precio interno del gasoil, importante en la producción agrícola, y en el transporte de los granos y de la carne. Es un precio muy regulado en Argentina, y los valores de los últimos años están, en dólares, casi un 200% por encima de los iniciales. 2000 = 100, en USD corrientes Ene 2000=100 en dólares corrientes 0 50 100 150 200 250 300 350 0 100 200 300 400 500 600 Jan-00 (*) Junio 2015 Aug-00 Mar-01 Oct-01 May-02 Dec-02 Jul-03 Atrazina 90 DG Feb-04 Sep-04 Apr-05 Nov-05 Jun-06 Jan-07 Aug-07 Fosfato diamónico Mar-08 Oct-08 May-09 Dec-09 Gráfico II.17. Precio interno del gas oil Jul-10 Glifosato Feb-11 Grafico II.16. Precios de insumos agropecuarios Sep-11 Apr-12 Nov-12 Urea Jun-13 Jan-14 Aug-14 Mar-15 41 42 II.2.iv. El condicionante de la política comercial externa Este condicionante es tratado en Nogues, 2015. En este trabajo, Nogues evalúa el rol negativo y distorsivo que ha tenido esa política discriminatoria en contra del agro en el desarrollo económico del país, afirmación que compartimos plenamente. Describe sus componentes como los derechos de exportación, las restricciones cuantitativas a las exportaciones, las barreras a las importaciones y los subsidios fiscales, evalúa sus impactos fiscales, cuantifica sus impactos sobre los precios que reciben los productores agrícolas como sobre los que pagan los consumidores de bienes agroindustriales, cuantifica efectos sobre el empleo agroindustrial, y analiza relaciones entre esa política comercial y el federalismo fiscal. En cuanto al análisis de este cuarto condicionante de la renta agrícola, nuestro trabajo se remite totalmente al documento de Nogues (2015)34. Sólo recordamos aquí, con relación a nuestro período de análisis, que la política comercial externa en cuanto a nuestro sector no era discriminatoria en nuestro punto de partida (2000), mientras que sí lo fue desde el 2002. Desde este año se introdujeron elevadas retenciones a las exportaciones de nuestros cuatro productos, retenciones que se elevaron en el curso del período. Por otra parte desde 2006 en adelante se comenzaron a aplicar restricciones cuantitativas a las exportaciones de trigo, carne y maíz que acentuaron la discriminación anti agro de esa política. Toda la discriminación se mantuvo en el punto final del período, junio 2015. II.3. Evolución de la renta agrícola pampeana 2000-2015 II.3.i. Introducción En el punto anterior, II.2 se siguió la evolución 2000-2015 de los condicionantes que principalmente determinan el nivel de la renta agrícola, o margen bruto, en el sector agrícola. Ya indicamos que esa renta es el principal pivote alrededor del cual se estructura nuestra anatomía económica del sector pampeano. Por lo tanto en este punto seguiremos los niveles de esa renta a lo largo de ese período para cada una de las cuatro producciones y de las cuatro fechas seleccionadas. En esta tarea seguiremos también la evolución del valor de la tierra rural pampeana y de sus relaciones con esa renta agrícola. Además trataremos las estructuras de costos que están asociadas a cada nivel de la renta, lo que nos permitirá conocer cuáles son los factores de la producción que posibilitan la producción agrícola pampeana, interesando particularmente en esas estructuras determinar cómo esos factores se agrupan entre insumos transables (T) y no transables (NT). También se hará el análisis de la intensidad de uso de mano de obra en cada producción para conocer la capacidad de creación de empleo que tiene cada una de ellas. Dos apéndices con información más detallada completarán este punto. 34 Nogues, J. (2015), ibídem. 43 En el punto II.1 se presentó el concepto de renta agrícola a utilizar. La misma, que algebraicamente está especificada por las ecuaciones 1 a 4, la definimos indistintamente como renta agrícola o margen bruto. Como dijimos, no se la definió como margen neto porque hay algunos costos asociados a la producción agropecuaria que no están computados como tales para calcular esa renta. Se trata de la renta agrícola de un productor rural que la puede obtener bajo dos circunstancias típicas. Una, como productor-propietario, o sea trabajando su campo propio. En este caso su renta agrícola o margen bruto será la diferencia entre sus Ingresos Totales y sus Costos Totales, básicamente sus costos directos, tal cual lo especifica la ecuación 1. Sin embargo no será la renta neta que le saca a su campo porque no están incluidos dentro de esos costos “totales” los llamados gastos de estructura que si bien están relacionados con la producción lo están en forma indirecta. Estos gastos son los de administración y mantenimiento del campo, incluyendo los impuestos inmobiliarios que su propiedad rural deba pagar. Son costos, en general, bastante independientes del grado en que se explota productivamente el campo en cada momento. La otra circunstancia es la del productor-no propietario, o sea aquel que trabaja un campo que no es propio y que debe alquilar. En este caso, si bien los gastos de administración asociados a la producción están incluidos, lo que no está incluido es el costo que tiene que pagar por el alquiler del campo. Hay cierta equivalencia entre los dos casos. En el caso del productor-propietario, este con su margen bruto deber pagar sus costos de estructura, impuesto inmobiliario incluido, y recién con la diferencia tiene un ingreso o renta neta de su campo. En el caso del productor-no propietario, con su margen bruto tiene que pagar el alquiler del campo, y recién con la diferencia obtiene un ingreso o ganancia neta. Sobre esos ingresos netos ambos deberían pagar los impuestos generales a las ganancias. Como se ha indicado en otro lugar, los datos sobre la renta agrícola y los costos asociados, son obtenidos de la revista Márgenes Agropecuarios. Esta es una publicación mensual, y en cada número existe un cálculo de los márgenes brutos. Por lo tanto, dado que nuestra anatomía se centra en 4 fechas claves (2000, 2006, 2012, y 2015), una primera cuestión que hubo que decidir es que mes del año fijar la medición de los márgenes. Para cría se tomó un dato anual medido para noviembre de cada año. Para los tres granos, como se indicó, se tomó una fecha que estuviera cercana al momento en que se toman las decisiones de siembra. Se tomó noviembre para soja y maíz, cultivos de verano, y junio para trigo, cultivo de invierno. Para la fecha 2015 se tomó junio, fecha de elaboración de este informe, para las cuatro producciones. De hecho, de acuerdo a como hemos extraído los datos de Márgenes Agropecuarios, en particular lo de los meses utilizados, nuestros márgenes brutos no son los que efectivamente obtuvieron los productores pampeanos, sino que son márgenes esperados, o sea los que se obtendrían en una cierta fecha futura si los hechos después 44 de sembrar los cultivos se comportaran de acuerdo con lo esperado. Esto es, por ejemplo, lo que hace la revista en noviembre con relación a la siembra de soja que está teniendo lugar en esos meses, es tomar un caso de la mejor tierra pampeana, estimarle a esa tierra un rinde esperado (normal) de toneladas de soja por hectárea, estimarle un precio a esas toneladas según los mercados de futuros, y estimar a cuanto ascenderán los costos totales de producción. Entonces queda estimada la renta agrícola esperada con esa siembra. Para nuestro análisis hay ventajas de trabajar con márgenes esperados y no con márgenes efectivos en cuanto, como vimos los rindes efectivos por hectárea son muy volátiles por la cuestión clima. II.3.ii. Evolución de la renta agrícola pampeana, 2000-2015 En el cuadro II.6 observarse la evolución de la renta agrícola para las 4 producciones pampeanas y para las 4 fechas, seleccionadas para este trabajo. Lo primero a destacar es confirmar lo de la trayectoria semicircular de la renta. Así, puede verse con claridad esa trayectoria en los 3 granos: en los dos puntos extremos la renta es baja, mientras que en los dos puntos intermedios la renta es alta. Ya explicamos en II.2 como la evolución de los cuatro condicionantes genera la semicircularidad. Interesantemente, y a pesar de esa evolución, en cría no se da ese tipo de trayectoria, y por el contrario se da una halagüeña trayectoria de renta creciente. Una cuestión de gran importancia tanto para el análisis como para las políticas, es comparar los dos extremos del semicírculo. En el cuadro II.6 las rentas están medidas en dólares corrientes mientras que en el cuadro II.7 están medidas en dólares constantes del 2015. Puede verse que para los tres granos la renta, tanto en valores corrientes como constantes, son mayores en el punto de partida (2000) que en el de llegada (junio 2015). Por supuesto, que las diferencias a favor del 2000 se amplían cuando se trata de dólares constantes. Por ejemplo, en soja mientras que la diferencia a favor del 2000 en dólares corrientes es del 38%, en dólares constantes la misma es del 88%. 45 Cuadro II.6. Evolución de la renta agrícola 2000-2015 por hectárea (Dólares corrientes) Cultivo \Fecha 01/11/2000 01/11/2006 01/11/2012 01/06/2015 Soja Ingreso Bruto 544,00 781,20 1407,00 890,40 Agroquímicos 39,20 104,30 232,29 227,30 Semillas 28,06 30,24 41,64 41,64 Cosecha 35,71 44,26 85,24 82,59 Labranza 61,02 49,32 95,40 96,00 Comercialización 112,88 97,69 266,57 249,44 Renta 267,13 455,39 685,87 193,44 Maíz Ingreso Bruto 630,00 1139,60 2200,00 1342 Agroquímicos 102,71 170,31 349,55 299,21 Semillas 64,80 123,20 196,00 184,8 Cosecha 75,24 75,24 144,90 121,5 Labranza 31,50 29,26 79,50 80 Comercialización 222,00 237,82 606,87 582,89 Renta 133,75 503,77 823,19 73,60 Trigo 01/07/2000 01/07/2006 01/07/2012 01/06/2015 Ingreso Bruto 388,00 466,65 815,40 607,50 Agroquímicos 76,24 136,03 306,62 259,26 Semillas 22,00 30,00 48,00 54,00 Cosecha 30,35 32,04 60,68 61,04 Labranza 58,32 36,29 73,01 84,00 Comercialización 82,72 78,48 174,60 175,10 Renta 118,38 153,81 152,49 -25,90 Cría Ingreso Bruto 104,51 91,87 251,29 260,88 Compra Toros 7,35 6,08 20,50 14,00 Comercialización 7,03 7,52 19,04 19,70 Personal 7,66 5,76 17,16 15,27 Sanidad 2,93 3,29 6,73 10,86 Renovación Pasturas 5,59 6,46 15,91 12,44 Verdeos Invierno 2,66 2,72 5,26 5,48 Rollos 4,54 4,54 8,63 8,77 Renta 66,76 55,49 158,07 174,35 46 Cuadro II.7. Evolución de la renta agrícola 2000-2015 por hectárea (Dólares constantes del 2015) Soja Ingreso Bruto 742,6 919,6 1472,8 890,4 Agroquímicos 53,5 122,8 243,2 227,3 Semillas 38,3 35,6 43,6 41,6 Cosecha 48,7 52,1 89,2 82,6 Labranza 83,3 58,1 99,9 96,0 Comercialización 154,1 115,0 279,0 249,4 Renta 364,6 536,1 718,0 193,4 Maíz Ingreso Bruto 860,0 1341,5 2302,9 1342,0 Agroquímicos 140,2 200,5 365,9 299,2 Semillas 88,5 145,0 205,2 184,8 Cosecha 102,7 88,6 151,7 121,5 Labranza 43,0 34,4 83,2 80,0 Comercialización 303,0 280,0 635,3 582,9 Renta 182,6 593,0 861,7 73,6 Trigo Ingreso Bruto 534,2 546,9 848,2 607,5 Agroquímicos 105,0 159,4 319,0 259,3 Semillas 30,3 35,2 49,9 54,0 Cosecha 41,8 37,6 63,1 61,0 Labranza 80,3 42,5 75,9 84,0 Comercialización 113,9 92,0 181,6 175,1 Renta 163,0 180,3 158,6 -25,9 Cría Ingreso Bruto 142,7 108,1 263,1 260,9 Compra Toros 10,0 7,2 21,5 14,0 Comercialización 9,6 8,9 19,9 19,7 Personal 10,5 6,8 18,0 15,3 Sanidad 4,0 3,9 7,0 10,9 Renovación Pasturas 7,6 7,6 16,6 12,4 Verdeos Invierno 3,6 3,2 5,5 5,5 Rollos 6,2 5,3 9,0 8,8 Renta 91,1 65,3 165,5 174,4 47 Resulta muy simple identificar la razón dominante de la diferencia a favor del 2000. No es la tecnología. Si bien los avances marginales de este condicionante se están debilitando como vimos en II.2.ii., no por ello son inferiores en cuanto a su nivel absoluto. No es la apreciación real del peso. Como vimos en el Gráfico II.2. la situación cambiaria real es casi la misma en los dos puntos extremos. No son los precios internacionales ya que aún medidos en dólares constantes son más altos al final que al principio (Gráfico II.14.). La razón dominante es claramente la existencia en el punto final de la fuerte política discriminatoria de restricciones a las exportaciones del sector, no existente en el punto inicial. Es obvio que el frente de posibilidades de reformas de las políticas agrícolas en muy distinto entre los dos casos. En el 2000 esas posibilidades de reformas eran muy acotadas ya que no había discriminación. Hoy son muy amplias al estar vigente políticas discriminatorias que son la causa de los problemas del sector pampeano. Otra observación es que la dispersión de los valores de renta agrícola entre los dos puntos extremos es claramente mayor hoy que en el 2000, en particular en cuanto a los tres granos, y esto está en la base de las fuertes tendencias al monocultivo de soja en las pampas. En ese entonces, los tres granos tenían rentas positivas las cuales si bien no eran altas, medidas en dólares de hoy eran moderadamente razonables. Hoy, sólo para soja se encuentra algo de rentabilidad (aunque recordemos que no es neta), es muy baja en maíz, y negativa en trigo. Otra cuestión importante en la trayectoria de la renta agrícola es la evolución comparativa entre las cuatro producciones. Mientras que en el punto de partida, la mayor rentabilidad la tenía la soja, la diferencia no era tan acentuada con los otros dos granos. Cría indicaba la menor rentabilidad. Hacia 2006 y 2012 es claro que explota la rentabilidad en soja y en maíz, mientras crece muy pobremente la de trigo, y la de cría se sigue manteniendo baja. Estos cambios en las rentabilidades relativas en la zona pampeana, es lo que explica los fuertes cambios en la utilización del recurso tierra tal cual se muestra en el gráfico II.11. Enorme expansión en soja y aunque en menor grado también expansión en maíz (este en particular desde el 2000), a expensas principalmente de tierras antes destinadas a ganadería, y a trigo que desde ese año comienza a bajar su área cultivada. Una última cuestión con respecto a la renta agrícola que consigna el cuadro II.6.. Para trigo, junio 2015, aparece el cereal con un margen bruto negativo. ¿Cómo se compatibiliza esto con que se hayan sembrado más de 3 millones de hectáreas para esa misma fecha? Aquí aparecen las expectativas que se crean con el cambio de gobierno. De hecho, aun para aquellos candidatos que prometen cambios débiles en las políticas discriminatorias, existe la promesa de quitar, para la próxima cosecha las restricciones a las exportaciones del cereal. El impacto fiscal negativo de tal quita es muy bajo y se conoce la crítica situación de los productores en cuanto a este cultivo, y de allí la promesa en firme que hacen los candidatos. Además, a pesar que trigo se sembró, en este momento, mediados de agosto, ya hay datos acerca de la superficie sembrada con 48 trigo para la cosecha 15/16. Según la Bolsa de Comercio de Rosario35 en el país la superficie sembrada es un 28% más baja que el año anterior. En la zona no núcleo, por ejemplo, en Entre Rios cayó 65%, y en las regiones del NOA Y NEA cayó el 50%. II.3.iii. Evolución del valor de la tierra rural pampeana En el Cuadro II.8 está la serie del valor en dólares corrientes de una hectárea libre de mejoras de la mejor tierra pampeana según la calcula la revista Márgenes Agropecuarios36 sobre la base de información producida por la Compañía Argentina de Tierras, SA. Se trata de una hectárea de alta calidad agrícola, esto es, una de la llamada Zona Maicera dentro de la cual se encuentran, entre otros, los partidos de Pergamino, Rojas y Colón de la Provincia de Buenos Aires. En el Grafico II.18 aparece la misma información en dólares constantes de 2015. Dividiendo la serie en dos períodos, el de 22 años (1981-2002) y el siguiente período 13 años (2002-2015), se observa que mientras en el primero el valor de la hectárea se movió alrededor de los 4.000 dólares de hoy, en el segundo se produce un vertiginoso aumento alcanzando su punto más alto en 2012 de casi 18.000 dólares. En los primeros 22 años sólo en 1996 y 1997, en virtud de un ascenso temporario en los precios internacionales de los granos, se produce algún aumento de importancia. En el segundo, sólo en 2009 durante la Gran Recesión, se interrumpe brevemente el continuo ascenso en el valor de la tierra rural pampeana. Sin embargo, obsérvese que después de 2012 ese valor comienza a descender. De hecho, el valor de la hectárea pampeana parece haber seguido la evolución de la renta agrícola que tratamos en el punto anterior. Sin embargo, parece haber una marcada asimetría en ese seguimiento. En el período 2000- 2012 de fuerte ascenso de la renta agrícola el valor de la tierra rural hizo un seguimiento estrecho de ese ascenso, pero en el período siguiente 2012-2015 de fuerte caída de la renta, con niveles finales aún menores a los del 2000, el seguimiento es muy débil: lejos está el valor de esa tierra de haber vuelto a los 4.000 dólares actuales. Vale la pena explorar en mayor detalle las relaciones entre el valor de la hectárea rural pampeana y la renta agrícola que la misma genera. 35 La Nación (2015), Para la BCR, el área sembrada con trigo cayó un 28 por ciento, Economía, p.18, 13/08/2015. 36 “Márgenes Agropecuarios” (junio 2015), Año 30, N° 360, Buenos Aires. 49 Cuadro II.8. El valor de la tierra en la pradera pampeana Zona Maicera (Pergamino, Rojas, Colón) (Dólares corrientes por hectárea) Año 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 Valor 1868 1388 2070 1990 1655 1575 1457 1550 1696 2058 Año 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 Valor 2292 2592 2129 2254 2400 3142 4042 4858 4000 3950 Año 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 Valor 3592 2692 3950 5317 6067 7708 9167 11825 10533 12792 Año 2011 2012 2013 2014 2015(**) Valor 16083 17375 15883 15000 15000 (*) Pergamino, Rojas, Colón (Bs. As) (**) Junio de 2015 Fuente: Márgenes Agropecuarios El valor de la tierra rural puede expresarse según la siguiente ecuación, VTR = RAEs /i, (8) donde VTR = Valor de la tierra rural pampeana, RAEs = Renta agrícola pampeana esperada, e i = Tasa real de descuento. Esto es, el valor de la tierra rural es el valor presente del flujo de fondos futuros que genera esa tierra. RAEs es la renta que un propietario de tierra rural piensa obtener en el futuro ya sea produciendo esa tierra o alquilándola a otros productores (contratistas, pools, otros propietarios). Esta renta esperada puede ser igual a la renta efectiva (RAEf) que tiene cada hectárea de tierra rural en cada momento, o no serlo. Así, por ejemplo, si los precios agrícolas futuros fueran más altos que los presentes, la RAEs sería mayor que la RAEf. 50 Gráfico II.18. Valor de la tierra en la zona maicera (Pergamino, Rojas, Colón) (En dólares constantes de 2015) 20,000 18,000 16,000 En USD de 2015 por hectárea 14,000 12,000 10,000 8,000 6,000 4,000 2,000 0 La tasa real de descuento (i) es la tasa real de interés esperada que pueden generar activos alternativos a los de la propiedad rural para las mismas condiciones de liquidez, seguridad y plazos de la inversión en tierra rural. En las dos décadas anteriores al 2000, esto es, los 80 y 90, tal cual aparece en el gráfico II.18., el valor de la tierra rural pampeana era alrededor de 20 veces el valor del margen bruto, esto es, este margen se capitalizaba a valor actual utilizando una tasa de descuento del 5% anual37. Podemos testear esta regularidad histórica para el año 2000, y lo hacemos en dólares corrientes. En ese año, ver Cuadro II.8., el valor de la tierra rural era de 3950 dólares corrientes. A su vez según el Cuadro II.6., el margen bruto para ese año expresado también en dólares corrientes, y como promedio simple entre soja y maíz, fue de 200 dólares corrientes, y la tasa de descuento implícita en esos valores fue del 5,06%. Es probable que en esas dos décadas el valor de la renta efectiva se la consideraba una buena señal de la renta esperada, tal vez porque las oscilaciones de precios internacionales de los productos no eran muy fuertes, o porque las retenciones actuaban en general neutralizando las oscilaciones de esos precios cuando ellas existían38. 37 Ver, Piffano, H. y Sturzenegger, A.C. (2011), “El Impuesto Inmobiliario Rural”, Agencia de Recaudación de Buenos Aires (ARBA) y Facultad de Ciencias Económicas de la UNLP, La Plata. 38 Ver Sturzenegger, A.C.. (1990), “Trade, Exchange Rate, and Agricultural Pricing Policies in Argentina”, (en colaboración con W. Otrera), World Bank Comparative Studies, The World Bank, Washington. 51 Ahora, como dijimos, desde el 2002 y hasta el 2012 se produce un aumento vertiginoso del valor de la tierra rural pampeana. En este período ese valor parece haber seguido de cerca el nivel, también en dólares corrientes, de la renta agrícola pampeana efectiva. Según el Cuadro II.6 el promedio simple entre soja y maíz da un margen bruto de 755 dólares corrientes para la medición 2012, y para ese año el valor de la tierra rural alcanzó un nivel de 17.375 dólares corrientes, Cuadro II.8.. Esta relación arroja un valor para la tasa de descuento implícita de 4,3% no muy lejos de la del 5,06% para las mediciones del 2000. A su vez esta menor tasa de descuento puede justificarse, tal cual lo hacen Piffano y Sturzenegger en el trabajo citado, porque en ese período las alternativas de rentabilidad real, tanto nacionales como internacionales, para el ahorro doméstico eran de niveles muy bajos lo cual hacía atractivo invertir esos ahorros en tierra rural. Sin embargo, puede haber explicaciones alternativas como que el fuerte ascenso de la renta efectiva sólo en parte fue seguido por la renta esperada, y que el alto precio del valor de la tierra también estuvo generado en una mayor caída de la tasa de descuento. Recordemos que las tasas internacionales de interés eran apenas positivas después de la gran recesión. Ahora bien, según nuestros datos (Cuadros II.6. y II.8.), la relación entre el valor de la tierra pampeana y su renta efectiva parece colapsar abruptamente para el período de tres años (2012-2015) de fuerte baja en la renta efectiva. Puede observarse según el cuadro II.6 que promediando maíz y soja se obtiene un margen bruto de 134 dólares corrientes por hectárea para el 2015, mientras que según el cuadro II.8 el valor de la tierra rural estaría valiendo 15.000 dólares corrientes. Al comparar estos dos valores según la ecuación (8) y asumiendo que la renta esperada es igual a la efectiva, surge una tasa implícita de descuento de 0,9%. ¿Cómo explicar esa ruptura tan abrupta entre el valor de la tierra rural pampeana y su renta efectiva? Hay por lo menos tres explicaciones alternativas. Una, es aceptar un cambio abrupto en la tasa de descuento desde el 2012. Es difícil de aceptar este cambio. La tasa de descuento asociada a inversiones de largo plazo no suele cambiar en forma tan abrupta. La segunda alternativa es pensar que la información que consigna Márgenes Agropecuarios sobre el valor de la tierra pampeana para junio 2015, no ha logrado captar la dinámica de lo que está pasando en el mercado de compras-ventas inmobiliarias rurales hoy en Argentina. Está repitiendo los valores que la propia revista consignó para 2014, cuando en los últimos dos meses, junio y julio, han aparecido varios artículos periodísticos en los principales medios, indicando que hoy en ese mercado hay una caída sin piso en el valor de los campos. Por ejemplo, Marin Moreno39 comienza su artículo en La Nación, “No hay piso para el precio de los campos. Vienen bajando desde 2012 y los operadores no saben adónde llegará el valor final. Mucho dependerá de la evolución 3939 Marin Moreno, C. Advierten que en el mercado de campos no hay piso para los precios, La Nación, 4/7/15. 52 política. Veamos”. Parece probable que una parte de la explicación esté en esta alternativa. La tercera alternativa está precisamente relacionada con lo que insinúa Marin Moreno al final, esto es, el inminente cambio de gobierno. El valor de los campos se sobrevalora hoy con relación a su renta efectiva por la enorme expectativa que se ha creado con ese cambio de gobierno acerca de la posibilidad de quita de las retenciones y de otras restricciones a las exportaciones agroindustriales. Cuando la renta agrícola está subiendo en un entorno de alta discriminación contra el agro como hasta 2012, la expectativa de que esa discriminación se elimine es baja o nula, pero cuando esa renta cae fuertemente esa expectativa crece, y con ello la renta esperada y el valor de la tierra rural se desacoplan de la renta efectiva. Aquí debe estar la mayor parte de la explicación. II.3.iv. Evolución por tipo de costos Volviendo a usar el Cuadro II.6., en este punto seguiremos la evolución de los distintos componentes de costos para los 4 productos y fechas. También utilizaremos los gráficos II.19., II.20., II.21., y II.22. En soja el aumento del gasto en dólares por hectárea en agroquímicos es muy fuerte entre 2000 y 2006, más del 160%. Si bien estos insumos transables aumentaron de precio entre esas dos fechas, ver Gráfico II.16., el aumento en cantidades fue enorme, ver Gráfico II.8. La continuidad en la difusión de la siembra directa fue uno de los drivers principales. Los aumentos 2006-2012 son algo menos importantes, y la cuestión precio tuvo mayor incidencia dados los altos precios de los fertilizantes para ese último año. En los tres años finales el gasto en dólares corrientes de agroquímicos por hectárea dejó de crecer explicado por algún descenso en el precio de los mismos, y por los descensos en los precios internacionales de esta oleaginosa. La evolución de los gastos de semilla no registra nada importante, mientras los de cosecha registran algunos aumentos moderados por algunos componentes NT que tienen, sucediendo lo mismo con los gastos de labranza. La preocupación productiva que existe en el país por el fuerte atraso cambiario, alta apreciación real del peso, aparece con crudeza en la estructura de los costos agrícolas cuando se analiza la evolución de los llamados gastos de comercialización. Estos tienen una proporción muy importante de componentes NT. El más fuerte es el transporte (flete corto y flete largo)40, que según el producto y/o las fechas alcanza a alrededor del 65% de los gastos de comercialización. Los gastos de comercialización para soja mientras bajaron en 2006 con respecto a 2000, subieron fuertemente en las dos fechas siguientes. Por ejemplo, entre 2006 y 2012 esos gastos subieron 170%41 (en dólares). Estos enormes cambios en la participación de estos gastos 40 Márgenes Agropecuarios cuando estima los costos de transporte supone para trigo distancias a puerto de 30 y 120km, y para soja y maíz distancias de 30 y 200 km, para flete corto y flete largo respectivamente. 41 Estos aumentos no fueron por aumentos de rendimientos por hectárea, porque en los cálculos de Márgenes Agropecuarios esos rendimientos, que como dijimos son rendimientos esperados, fueron iguales en las últimas 3 fechas computadas. 53 en el total de costos se deben al alto componentes de NT que tienen y a la fuerte tendencia de apreciación real de nuestra moneda desde el 2002 en adelante. En el punto final esos gastos para soja fueron del 28% de los ingresos totales por hectárea. En los otros dos granos existe una evolución similar por tipo de costos, aunque con algunas acentuaciones preocupantes. Así para maíz, para los tres años finales el gasto en dólares por hectárea cae en agroquímicos, consistente con los resultados de rindes por hectárea para este grano analizado en II.2.ii. Pero lo más preocupante es la cuestión de los gastos de comercialización. En junio 2015 esos gastos significaron el 43% de los ingresos totales de cada hectárea sembrada con maíz. Esta es una cifra exorbitante e insoportable para la rentabilidad de este cultivo, lo cual indica que la misma no sólo está comprometida por la existencia de retenciones y otras restricciones a la exportación, sino que también lo está por la enorme apreciación real del peso. En el caso del trigo al igual que para maíz el uso de agroquímicos cae, y con respecto a los gastos de comercialización, los mismos tienen la misma proporción del ingreso total que para soja. La cría se diferencia claramente de los tres granos. Por un lado, la evolución de todos sus costos es más suave, con alguna tendencia creciente asociada a los aumentos del precio en dólares de sus componentes NT. Pero la diferencia interesante es la proporción altísima que tiene la renta agrícola en los ingresos totales de la actividad, tanto al inicio como al final. Alcanza valores algo mayores al 65%. Ello se debe a que es una producción muy intensiva en el recurso tierra. Es el campo, su lluvia, su sol, sus pastos naturales, los principales factores de producción del ganado que se cría. De cualquier forma obsérvese que a pesar de esa alta proporción, la renta por hectárea en cría, salvo para el momento final, es menor a la correspondiente a los tres granos. En los gráficos siguientes puede verse la evolución descripta en los párrafos anteriores. 54 Gráfico II.19. 1600 Evolución de los Ingresos Brutos, Costos de Producción y Renta - Soja1407 1400 1200 890.4 1000 781.2 USD/ha 685.9 800 544 455.4 600 267.1 266.6 249.4 232.3 400 227.3 222.3 220.2 193.4 124.8 123.8 112.9 104.3 200 97.7 39.2 0 2000 2006 2012 2015 Ingreso Bruto Agroquímicos Otros Costos Comercialización Renta Gráfico II.20. 2500 Evolución de los Ingresos Brutos, Costos de Producción y Renta - Maíz 2,200.0 2000 1,342.0 1,139.6 1500 USD/ha 823.2 1000 630.0 606.9 582.9 503.8 420.4 386.3 349.6 299.2 237.8 227.7 222.0 500 171.5 170.3 133.8 102.7 73.6 0 2000 2006 2012 2015 Ingreso Bruto Agroquímicos Otros Costos Comercialización Renta 55 Gráfico II.21. 900 Evolución de los Ingresos Brutos, Costos de Producción y Renta - 800 Trigo 815.4 607.5 700 600 466.65 500 388 USD/ha 306.6 400 259.3 300 199.0 181.7 175.1 174.6 153.8 152.5 136.0 118.4 110.7 200 98.3 82.7 78.5 76.2 100 0 2000 2006 2012 2015 -25.9 -100 Ingreso Bruto Agroquímicos Otros Costos Comercialización Renta Gráfico II.22. 300 Evolución de los Ingresos Brutos, Costos de Producción y Renta - Cría 260.9 251.3 250 200 174.4 158.1 USD/ha 150 104.5 91.9 100 66.8 57.0 55.5 51.6 50 23.1 23.1 19.7 19.0 17.2 15.3 7.7 7.5 7.0 5.8 0 2000 2006 2012 2015 Ingreso Bruto Comercialización Personal Otros Costos Renta II.3.v. Estructura de costos entre transables y no transables Como se sabe, cualquier actividad económica de alguna complejidad tiene en su estructura de costos bienes y servicios transables (T) y no transables (NT), tal cual tiene nuestro sector agrícola. Cuando se quieren relacionar los condicionantes macroeconómico, externo y de política comercial, con los costos agrícolas, la distinción 56 entre esos dos tipos de costos tiene gran importancia. Así, en cuanto a los T los condicionantes más decisivos serán el externo y la política comercial externa. Así, por ejemplo, si esta política restringe las importaciones del insumo T o le fija una tarifa para importarlo, el precio de ese insumo subirá y eso se reflejará en los costos de los insumos T del sector. A su vez, el condicionante macroeconómico incidirá sobre el nivel y la estructura de los insumos NT. Estos no se importan ni se exportan y por ello ni los precios internacionales ni la política comercial externa los pueden incidir, al menos directamente. Pero el valor en dólares de los NT va a estar incidido por ejemplo por el tipo de cambio real de la economía, este tipo de cambio va a estar incidido por la inflación, y esta va a estar incidida por el déficit fiscal. Todas estas variables componentes del entorno macroeconómico de la economía. Pues bien, para nuestras 4 producciones y fechas, y utilizando de nuevo los datos de costos de Márgenes Agropecuarios, hemos determinado cuanto de T y cuanto de NT tienen los costos de esas producciones para esas fechas. Los detalles de la clasificación que hicimos están en el apéndice II.1., y los resultados están en el Gráfico II.23. En primer término el gráfico nos dice que la transabilidad de las producciones pampeanas es alta: en cualquier caso y fecha la misma es mayor al 50%. Ya veremos que algo muy diferente vamos a encontrar en al análisis de la economía regional de peras y manzanas. A su vez, de las 4 actividades la de menor transabilidad es cría, en medida importante porque el manejo del ganado en el campo requiere bastante mano de obra. La de mayor transabilidad es trigo, y esto se debe a que en su estructura de costos los agroquímicos, típico bien transable, son un componente de mayor importancia relativa al resto de actividades. En cuanto a fechas el punto inicial es el que denota el menor nivel de transabilidad de todo el período, particularmente con relación a los tres granos. Tres cosas explican esto:  Menor difusión en ese punto inicial de la siembra directa. La siembra convencional tiene proporcionalmente mayores componentes de NT que la directa.  Menor intensidad en el uso de agroquímicos que la que existirá después.  Un tipo de cambio real bajo, esto es, precios de los bienes y servicios NT altos en dólares. A su vez, la fecha de mayor transabilidad es la de noviembre 2006. Los tres granos suben en más de 10 puntos porcentuales la proporción de costos de bienes T. Esto se debe a la mayor difusión de la siembra directa, pero especialmente a la enorme depreciación real del peso entre 2000 y 2006 que redujo los precios en dólares de los NT. Desde 2006 la proporción de NT sube, porque después de ese año está en marcha el proceso de apreciación real de nuestra moneda. En el punto final, junio 2015, aunque la transabilidad es menor al 2006, es mayor a la del punto inicial, porque mientras la 57 apreciación del peso es la misma en los dos puntos, la aplicación de siembra directa es mucho mayor al final, y también lo es el uso de agroquímicos. II.3.vi. Intensidad de uso de mano de obra en región pampeana. En el Cuadro II.9 se pueden ver las proporciones de uso de mano de obra en los costos totales de la producción agrícola pampeana, y en el Apéndice II.2 los supuestos utilizados para la clasificación. Se ha construido el cuadro sólo para junio 2015. Gráfico II.23. Proporciones de transabilidad en los costos agrícolas pampeanos 80% Porcentaje de Transabilidad de los Costos 70% 72% 71% 69% 60% 63% 62% 60% 60% 50% 53% 40% 65% 30% 61% 61% 59% 60% 58% 56% 57% 20% 10% 0% 2000 2006 2012 2015 Soja Maíz Trigo Cría Como el cuadro indica, esas proporciones son bien bajas. Esto es, las grandes producciones agrícolas pampeanas no son grandes creadoras de empleo, al menos de empleo directo que es el que está medido aquí. Como veremos en la anatomía económica de las economías regionales, estas sí son grandes creadoras de empleo directo. 58 Cuadro II.9. Intensidad de uso de mano de obra Junio 2015 Porcentaje de Mano de Obra en costos totales Soja 16% Maíz 18% Trigo 14% Cría 28% Los tres granos arrojan resultados muy similares en cuanto a crear empleos ya que las pequeñas diferencias de porcentajes entre ellos no significan mucho en cuanto a crear empleo por hectárea. Así trigo aparece con un porcentaje menor. Sin embargo esto se debe más a que Agroquímicos como componente de costo es más alto que en los otros dos granos que a que Trigo cree menos empleo por hectárea que soja o maíz. En términos de crear empleo sí es interesante el caso de Cría. Con el 28% casi duplica a los granos. Addendum: Perspectivas 15/16 en el marco de las políticas vigentes Habiendo concretado la anatomía económica de la producción pampeana para el período 2000-2015, en este apartado adicional se tratan las perspectivas que se le presentan a esa producción si es que el marco de políticas económicas relevantes para la misma fueran las que están prevaleciendo en el momento actual, agosto 2015. En el Cuadro II.10. se presentan estimaciones acerca de los niveles que alcanza hoy la renta agrícola y los niveles que alcanzaría para la próxima cosecha 15/16 en el marco de esas políticas. En la primera columna están las rentas agrícolas de nuestros tres cultivos tal cual eran en el punto de partida, noviembre 2000, medidas en dólares de junio 2015 y consecuentemente comparables con el resto del cuadro. Las mismas no eran rentas altas, aunque eran más altas que las históricas, o sea que aquellas que habían generado el resultado (ver, Gráfico II.8.) de los 4.000 dólares de junio de 2015 por hectárea pampeana de alta calidad. Esas rentas no eran altas porque a pesar de estar en plena aplicación y difusión avances tecnológicos importantes y de no existir ninguna discriminación contra el agro, los precios internacionales de esos granos eran bajos y el tipo de cambio real también bajo. 59 Cuadro II.10. Renta en USD/ha Sin necesidad de cambios Sin cambios en las políticas en políticas agrícolas y macroeconómicas Expectante Insostenible 2015/16 con Cultivo 2000 jun-15 apreciación real 12% Soja 364,6 193,4 161,3 Maíz 182,6 76,6 13,3 Trigo 163,0 -25,9 -49,2 Por esas circunstancias denominamos a esta situación como expectante, porque si bien la situación de rentabilidad no era holgada para el sector42, era de esperarse una mejora de la misma ya sea a través de la continuación de la difusión de los cambios tecnológicos, o ya sea a través de mejores precios internacionales de los granos. Por ello en el cuadro también comentamos “sin necesidad de cambios en políticas”, por lo menos en las políticas eminentemente sectoriales. De hecho, en los años siguientes, por los mayores precios, por los avances tecnológicos, y por la depreciación real del peso en el 2002, la rentabilidad aumentó significativamente a pesar que se introdujo nuevamente una fuerte política discriminatoria contra el sector. En las dos columnas siguientes tenemos la situación de rentabilidad en dos momentos: a junio 2015 tal cual consta en el Cuadro II.6., y para la próxima cosecha 15/16. Esta última es una proyección en la cual se ha supuesto plena continuidad de las políticas vigentes a junio 2015, esto es, las mismas restricciones a las exportaciones agroindustriales y además la continuidad de una dinámica anual de apreciación real del tipo de cambio del 12%. De hecho, como puede verse, no existen diferencias relevantes entre las dos columnas, aunque las situaciones de rentabilidad baja (soja), muy baja (maíz), y negativa (trigo), tienden cada una de ellas a agravarse. A diferencia de la situación 2000 que denominamos como expectante, la situación de ambas dos columnas la denominamos como insostenible. El sentido que le estamos dando a esta expresión es que el nivel actual de producción de granos no se puede sostener, o en otras palabras, que debemos esperar una caída para la próxima cosecha 15/16. Estamos postulando esto dentro del marco de vigencia de las políticas actuales, y también dentro del marco de que los agentes económicos del sector no esperarían para el futuro cambios importantes en esas políticas. Dentro del encuadre de esos dos marcos, el pasaje de denominación de expectante a insostenible se basa al menos en tres razones: 42 De hecho, el número de explotaciones rurales chicas se estaba reduciendo apreciablemente. 60  Como ya se comentó, es difícil prever hoy nuevas subas de precios internacionales de nuestros tres granos. La situación era distinta en el 2000.  En el 2000 los grandes desplazamientos de la función de producción agrícola (nuevos paquetes tecnológicos, siembra directa, y nueva organización industrial, ver II.2.ii.), estaban en plena difusión mientras que hoy ello está prácticamente completado, y consecuentemente sin comparables posibilidades de avances futuros.  Los márgenes brutos que arroja el cuadro son muy bajos hoy, tanto con relación a los existentes al 2000 como a los históricos. De hecho, a lo largo de las 4 últimas décadas del siglo pasado, cuando las rentabilidades pampeanas eran tan bajas como las del cuadro, las retenciones terminaban eliminándose para evitar caídas en los niveles de producción43. La insostenibilidad de la situación productiva para 15/16 se manifestará tanto en caídas en la producción medida en toneladas, como también en caídas en el valor de la misma medida en dólares4445. En lo que sigue se intentará fundamentar con mayor extensión estas conjeturas. Los márgenes brutos que arroja el Cuadro II.10., tanto los actuales como los previstos para la próxima cosecha en el marco de las políticas vigentes, son bajos históricamente y menores a los de la cosecha anterior, lo cual llevará a previsibles caídas en el uso de factores de producción agrícola y con ello, sin desplazamientos positivos importantes en las funciones de producción, a caídas en los niveles productivos. Caerá el uso del factor tierra. Con la caída de márgenes, la frontera extensiva ricardiana se contraerá a lo largo del país. En este momento, mediados de agosto, ya podemos contar con datos acerca de la superficie sembrada con trigo para la cosecha 15/16 y compararla con la 14/15. Según la Bolsa de Comercio de Rosario46 en el país la superficie sembrada es un 28% más baja que el año anterior. En la zona no núcleo, por ejemplo, en Entre Ríos cayó 65%, y en las regiones del NOA Y NEA cayó el 50%. Es probable que en este grano es donde se producirán las bajas más fuertes, comprobable según el cuadro II.6 porque el margen en trigo es negativo para la próxima cosecha. Pero también en soja y en maíz caerán los márgenes extensivos de Ricardo. Sin duda que la soja sembrará algunas de las hectáreas que deja trigo en las mejores zonas por la diferencia de márgenes entre los dos granos y tal como ha venido sucediendo en los últimos 10 años, pero el descenso en el margen extensivo superará esa sustitución en el uso de la tierra. Por supuesto que maíz caerá a su vez mucho más que soja. 43 Sturzenegger, A.C. (1990), ibidem. 44 A salvo fuertes aumentos en los precios internacionales. 45 Parece previsible que las bajas proporcionales en dólares sean menores a las correspondientes bajas medidas en toneladas, ya que la dispersión de márgenes que indica el cuadro II.10. está claramente favoreciendo a la soja con relación al maíz, y la soja vale más por tonelada. 46 La Nación (2015), Para la BCR, el área sembrada con trigo cayó un 28 por ciento, Economía, p.18, 13/08/2015. 61 El uso de mano de obra, factor de la producción de menor importancia en lo pampeano, caerá en proporción al estrechamiento del margen extensivo. El uso de equipamiento, factor más importante que el anterior, se comportará como la tierra y la mano de obra y caerá también con ese margen. Distinto a tierra, mano de obra y equipamiento, serán los cambios en fertilizantes, herbicidas y otros agroquímicos. Este es un factor de producción que caerá a lo largo de todo el sector agrícola. Lo hará tanto en el margen extensivo como en el intensivo, tanto en el NOA como en la zona núcleo. Ya comprobamos en II.3.iv como venía bajando en los últimos tres años, y para el próximo las caídas solo pueden ir en la dirección de acentuarse. Es cierto que hay paquetes tecnológicos plurianuales en el uso de agroquímicos, pero estos posibles limitantes de las bajas, serán arrasados por la caída de márgenes. La lógica de este documento lleva a fundamentar en forma clara por qué, con las políticas agrícolas y macroeconómicas vigentes, vamos hacia caídas importantes en los niveles de la producción agrícola. Sin embargo creemos que es necesario avanzar algo más en el análisis para que tal dirección hacia la baja resulte más convincente y persuasiva. Ello parece necesario al menos por dos cosas. Primero, porque en importantes trabajos recientes sobre las políticas agrícolas de Argentina47, los cuales son muy críticos de las políticas vigentes, la voz de alarma es que mientras en el Plan Estratégico Agroalimentario (PEA2) gubernamental se establece para granos una tasa promedio anual de crecimiento del 4,4% entre 2010 y 2020, en los primeros 4 años de ese período la tasa efectivamente alcanzada ha sido sólo del 0,9% anual, y que por lo tanto esas proyecciones decenales están lejos de poder cumplirse. Esta es una advertencia importante, pero la nuestra es mucho más fuerte. Segundo, que debemos comentar lo siguiente. Los márgenes pampeanos están cayendo en los últimos tres años y la última cosecha en el principal cultivo soja, fue record en toneladas producidas. ¿Es esto consistente con nuestra advertencia de caídas en la producción de granos? Esto es muy importante porque la combinación entre márgenes en baja y producción en suba puede inducir a pensar en comportamientos no maximizadores en el sector ante variaciones en precios y en rentabilidades, y tal inducción, como los hechos y los análisis económicos tantas veces lo han comprobado, sería completamente incorrecta. La buena cosecha que se obtuvo este año, a pesar de menores márgenes, se debió a tres factores cuya existencia en nada pone en duda la racionalidad económica existente en el sector. Ellos fueron: 47 Ver, por ejemplo, Regúnaga, M. y Tejeda Rodríguez, A. (2014), Las Políticas Agrícolas de Argentina y los Objetivos de Desarrollo Sustentable, p. 49, Buenos Aires. 62  Un clima ideal para la producción de soja, y consecuentemente rindes por hectárea record (ver Gráfico II.9.).  El hecho de que si bien hubo márgenes efectivos más bajos, en muchos casos hubo, al momento de tomar las decisiones de producir y usar factores de la producción, márgenes esperados más altos ante la expectativa de que al momento de cosecha, la discriminación pudiera haberse eliminado o reducido.  La existencia de las especiales características que tiene la oferta agrícola en sus reacciones de corto plazo, características absolutamente compatibles con decisiones racionales y maximizadoras. Nos detenemos un momento en este tercer factor. El mismo fue abordado por Gale Johnson en su famoso paper de 1950 en el American Economic Review48, cuando explicó por qué en los años siguientes a 1929, a pesar de la gran depresión y de la caída de los precios relativos agrícolas, la producción del sector aumentó, cuando para esos mismos años la producción industrial en su conjunto cayó más del 33% y, en particular las producciones de hierro y de acero y de maquinarias cayeron un 70 y un 60% respectivamente. Después de rechazar otras explicaciones, la suya fue la de considerar que la curva de oferta de los factores primarios (tierra, trabajo y capital) de producción agrícola, tienen una baja elasticidad precio, esto es, que su costo de oportunidad por permanecer produciendo en el sector, al menos en el corto plazo, es muy bajo o nulo. El de la tierra rural es prácticamente nulo, el de la mano de obra en la gran depresión también lo era, y el de la maquinaria y equipamiento agrícola muy bajo (sólo la amortización) en el corto plazo. Lo que Johnson quiere decirnos es que para plazos muy cortos, y un año lo es, tal baja elasticidad-precio en la oferta de los factores de producción agrícola, puede ayudar a compatibilizar márgenes en caída con no caídas en la producción. Pero a medida que pasa el tiempo y que esos márgenes siguen cayendo, esa compatibilidad se hace cada vez más difícil. La inelasticidad de oferta en el factor de producción tierra colapsa ante márgenes negativos. La de la mano de obra ante situaciones no recesivas en el resto de la economía. La del equipamiento ante el paso del tiempo y la mayor amortización de los equipos agrícolas. Y si incluimos en la curva de oferta de factores a los agroquímicos, el colapso es más evidente. Un último comentario sobre nuestra advertencia. El país se encuentra en este momento ante un inminente cambio de gobierno y esto puede generar cambios en las expectativas de los agentes económicos del sector acerca del contenido futuro de las políticas agrícolas. Si estos agentes llegaran a esperar un contenido futuro de esas políticas donde la discriminación contra los precios y la rentabilidad agrícola se eliminara o redujera significativamente, es indudable que nuestra advertencia consecuentemente se 48 Johnson, G.D. (1950, “The Nature of the Supply Function for Agricultural Products, The American Economic Review, vol. 40, N° 4, p. 539-564. 63 debilitaría. De hecho, como ya adelantamos, nuestra advertencia es firme en el marco de que el sector piense que se mantendrá la vigencia de la actual política agrícola. Apéndice II.1. Cálculo de componentes de costos transables y no transables Este apéndice detallará los supuestos que se hicieron para calcular el porcentaje de transabilidad en los costos de los distintos cultivos y en cría. Los costos fueron divididos en 4 grupos: transables puros, no transables puros, mixtos de menor importancia para los cuales establecimos un 50% de transabilidad, y finalmente mixtos que dada su importancia desagregamos. El primer grupo está compuesto, entre otros insumos, por agroquímicos y semillas, una parte no menor del costo total. El segundo por todo lo relacionado con alquileres, comisiones, impuestos y tasas, y mano de obra. El grupo de mixtos menos importantes incluye a elementos como el mantenimiento de los equipos de cosecha, que son menos del 5% del costo total de producción. El último grupo incluye a fletes, cosecha en el caso de cultivos, rollos, pasturas, etc. en el caso de cría, que desarrollaremos en esta sección. La lista exhaustiva de clasificación se presenta en la siguiente tabla: Mixtos Transables puros No Transables puros Mixtos (50%) desagregados Combustibles Mano de obra Reparaciones Fletes Maquinaria Comisión de acopio Secado Rollos Semillas Gastos de movilidad Zarandeo Verdeos Invierno Agroquímicos Seguros/varios/campamento Mantenimiento equipos Pasturas Fertilizantes Alquileres garage Prima opciones Cosecha Neumáticos Patentes y tasas Intereses sobre capital Peajes Impuestos ad valorem sobre transables Seguros sobre transables Naturalmente el grupo más complejo para clasificar es el último. Empecemos por flete. Para el caso particular del flete nos referimos a la desagregación de costos del transporte de granos que fue realizada por la Subsecretaría del Transporte Automotor en el 2011, a través de su Disposición 723/11. Esta disposición estimó el costo del flete por tonelada por kilómetro, para poder regular su tarifa. Nosotros empleamos estas proporciones para calcular un porcentaje de transabilidad y de no transabilidad de los costos, ya que la desagregación era en elementos que eran fácilmente traducibles en transables y no transables: salarios, combustible, neumáticos, camiones, etc. Los pocos que no lo eran, como reparaciones, los establecimos en 50%. Esta aproximación es poco distorsiva en el cálculo de transabilidad total del flete, y menos aún en el total de los costos de producción de los cultivos. Naturalmente esto nos proveía de un dato para un solo punto en el tiempo, que no sería extrapolable de haber variaciones en el tipo de cambio real. Por ejemplo, si la proporción de transables era del 50%, y había una devaluación real del 100%, la proporción pasaría a 67%, con 64 lo que nuestra estimación sería incorrecta. Para corregir esto separamos a los costos de transporte en 4 grupos: transables, que actualizaríamos con el tipo de cambio nominal del peso respecto al dólar, bienes no transables, que actualizaríamos con el IPC argentino, salarios, que actualizaríamos con el salario básico de un camionero de 1ª categoría, obtenida bajando las distintas modificaciones del convenio colectivo de trabajo desde 1994 hasta la fecha, y finalmente el precio interno del gasoil, que pese a ser un transable tuvo una dinámica distinta al resto ya que los precios de los combustibles estuvieron afectados por retenciones y otras regulaciones por parte del Estado. Esta última serie está disponible en la revista Márgenes Agropecuarios. En el costo se encuentra calculada la utilidad del empresario, que al ser calculada como mark-up consideramos que su proporción de transabilidad es la misma que la de los costos por los cuales se define. Es decir, que si los costos sin el mark-up tienen 67% de transabilidad, asignamos un 67% de transabilidad a la utilidad. Entendemos que lo puro sería considerar el grado de arbitraje del capital local con el foráneo en cada actividad, pero naturalmente eso excede la extensión de este trabajo. Para labranzas realizamos algo similar. De la revista Márgenes Agropecuarios tenemos algunos costos de labranzas desagregados para distintos tipos de maquinaria. Poseemos estos datos para cada fecha. Como no se especificaba cuál era empleada en cada cultivo, omitimos las tecnologías más antiguas como arado y cincel, y calculamos la transabilidad asociada a todos los implementos disponibles, y aplicamos un promedio, que luego aplicamos como porcentaje de transabilidad de labranzas en cada cultivo. Finalmente, hicimos la desagregación más simple: fue para el costo de verdeos de invierno, renovación de pasturas, rollos y en cosecha. Todos estos costos estaban desagregados en la misma revista en secciones posteriores a donde se presentaba la información principal, con lo que no tuvimos que realizar ningún análisis complejo ni realizar ningún supuesto extra. Apéndice II.2. Cálculo de la intensidad de uso de mano de obra Esta sección detalla los supuestos que se hicieron para calcular el porcentaje de mano de obra en los costos de los distintos cultivos y en cría. Su cálculo se deriva directamente de lo explicado en anterioridad con respecto a la desagregación en transable y no transable. De la desagregación anterior nos era posible identificar en muchos casos al gasto en personal en forma directa en la mayoría de los casos. Sólo quedaron algunos rubros “mixtos” que identificamos como 50% de mano de obra: a saber, reparaciones y mantenimiento de maquinaria. Para el resto de los elementos de gasto, que no forman parte ni de estos grupos mixtos ni que están identificados como gastos de mano de obra, naturalmente su porcentaje mano de obra fue considerado 0%. 65 III. Anatomía económica de un caso de agricultura no pampeana: peras y manzanas. III.1. Introducción El caso de economía regional que se ha seleccionado es el de la producción de peras y manzanas que tiene lugar en el norte de la Patagonia Argentina, y que involucra tres grandes ríos de esa región: Neuquén, Limay, y Negro. La producción se realiza en las adyacencias de los mismos ya que la misma se hace, a diferencia de las producciones pampeanas, con la utilización de riego artificial. Pueden verse en el Cuadro III.149 algunas características productivas de esa economía regional. Como se ve ocupa sólo alrededor de 50.000 hectáreas, pero con riego, esto es, se utiliza el recurso tierra en forma muy intensiva. Lamentablemente desde hace varias décadas el sector no logra extender esa superficie a pesar de que existen numerosos estudios que aseguran una potencialidad de crecimiento de gran alcance. En cuanto a hectáreas esos estudios proyectan aumentos potenciales que van desde 50.000 ha. a más a 2 millones50. En cuanto al recurso agua, con un caudal de 980 m3/segundo cuando los ríos Limay y Neuquén confluyen para dar nacimiento al Rio Negro, se considera que hoy se utiliza sólo el 10% de tal potencialidad. El cuadro indica la creación de empleo en esas pocas hectáreas utilizadas. En empleo directo 70.000 puestos de trabajo, y en indirecto 20.000. El empleo directo incluye tanto el que se origina en la etapa primaria de producción hasta la puerta de la chacra, como el que se origina en lo que se denomina la “etapa secundaria” que es el movimiento de la fruta fresca desde esa puerta hasta los puertos de exportación. Esta segunda etapa incluye las tareas de Empaque y Acondicionamiento, la de Frigorización, y de Transporte de esa fruta a los puertos. En cuanto al empleo indirecto, que no es sencillo de identificar, está usualmente estimado con un valor de 30% del empleo directo. En la anatomía económica del sector, adoptaremos la misma visión principal del citado trabajo de la Fundación Mediterránea analizando la economía regional como el caso de exportación de fruta fresca incluyendo entonces en los costos de esa exportación los de la etapa de producción primaria y los de la etapa secundaria de acondicionamiento y empaque, frigorización y transporte. Aunque volveremos a la cuestión en III.5 cuando comparemos con la región pampeana, obsérvese la altísima intensidad en el uso de mano de obra de esta actividad agrícola 49 Fundación Mediterránea (2011), Una Argentina Competitiva, Productiva y Federal, IERAL de Fundación Mediterránea, Buenos Aires. 50 Idem, p.69. 66 regional, generando sólo en empleo definido como directo, casi un puesto y medio de trabajo por hectárea. Cuadro III.1. Como puede verse en el cuadro, para las 50.000 hectáreas el número de productores primarios que se registra es de 2.500, esto es, cada productor en promedio trabajaría 20 hectáreas. Si bien, lógicamente, existen explotaciones primarias más chicas y más grandes que ese valor medio, la desigualdad de superficie por chacra no es fuerte en esta actividad regional. La mayor parte de la producción se exporta. Las dos frutas son bienes transables exportables, y su precio interno depende de su valor internacional, aunque no debe existir la misma velocidad y precisión de respuesta que detecta Nogues51 para granos y carnes ya que hay mayores diferencias de calidad y de variedad que hacen que peras y manzanas sean menos commodities que los productos pampeanos. El grado de exportabilidad es mayor en peras tal cual puede verse en el Cuadro III.252: mientras que en manzanas se exporta el 25% de la producción en peras se exporta el 59%. En esta pomácea, Argentina siempre disputa el lugar de primer exportador mundial. Los principales competidores del país en el comercio de exportación de estas dos frutas, dada la especial característica de producción a contra estación, son países del hemisferio sur, Chile el principal, y después Sudáfrica y Nueva Zelanda. 51 Nogues (2015), ibídem. 52 Fundación Mediterránea (2011), Ibidem. 67 Cuadro III.2. La actividad que estamos tratando, peras y manzanas, se divide en partes casi iguales entre las dos pomáceas. Así, en hectáreas implantadas las cifras son prácticamente las mismas. La producción en tn. es apenas algo mayor en manzanas, y en cuanto a costos hemos comprobado que los costos en dólares por kilo de fruta son también prácticamente los mismos en los dos casos, lo cual denota tecnologías de producción casi idénticas. Dada esta circunstancia de alta equivalencia en todo, por razones de espacio, de tiempo y de información, la anatomía de esta producción regional se hará analizando sólo la producción de manzanas. En II.3.iv hemos constatado una abrupta caída de la renta agrícola en la región pampeana en los últimos tres años, generando una situación de rentabilidad pampeana muy difícil para el momento actual. Si pasamos a la situación de las actividades agrícolas no pampeanas a lo largo del país, la situación de dificultades se presenta con mayor profundidad aun. Así, Merlo53 comenta refiriéndose a un productor de esas actividades, “Hoy, cualquier de ellos está igualmente mal y por las mismas razones: la pérdida estrepitosa de rentabilidad por una serie de cuestiones comunes, desde el ajo de Médanos en el sur bonaerense, o al de Mendoza; a la cadena vitivinícola, o al algodón del Chaco; a la fruticultura del Alto Valle, o a la caña de azúcar de Tucumán; a los citricultores mesopotámicos, o a los tamberos de cualquier zona, incluyendo hasta a los productores de soja del corazón de la Pampa Húmeda que arriendan.” En los puntos 53 Merlo, S. (2015), ¿La producción al borde del abismo?, Ámbito Financiero, Ámbito del Campo, 24/04/2015, Buenos Aires. 68 que siguen podremos confirmar la grave situación de rentabilidad en que se encuentra hoy la producción de manzanas en el norte patagónico. III.2. Los cuatro condicionantes de la renta agrícola en el caso de la producción de manzanas. En el punto II.2 se ha analizado la evolución en los últimos 15 años de lo que hemos denominado los cuatro condicionantes principales determinantes de la renta agrícola en el país. Obviamente tales condicionantes que determinan la renta pampeana son los mismos que determinan la no pampeana. En cualquier caso hay algunas particularidades entre los dos casos que pasamos brevemente a comentar. En cuando al condicionante macroeconómico la diferencia más importante es en cuanto al impacto que tiene el mismo sobre los costos de producción. Como vimos, el mayor impacto de este condicionante sobre costos agrícolas se transmite a través del canal de las oleadas cambiarias reales. Tal impacto es mucho más fuerte en este caso no pampeano y ello se debe a que en esos costos los componentes de insumos NT, como veremos, son mucho más importantes que para lo pampeano. Estilizadamente, se puede decir, que mientras para el caso pampeano las variaciones en los precios internacionales de los productos y en la política comercial externa, son los factores más importantes en la determinación de la renta, en el caso no pampeano lo más importante son esas oleadas cambiarias. En cuanto al condicionante tecnológico también hay diferencias. Al recorrer el caso pampeano, se encontraron señales precisas del alto dinamismo tanto para desplazar las funciones de producción (TFP) como para optimizar la utilización de los insumos de esas funciones, particularmente en cuanto a la utilización del factor fijo tierra. Pareciera que nuestro caso no pampeano está lejos de ese dinamismo. El INTA, considerando varios aspectos, clasifica los niveles tecnológicos de las explotaciones productoras de peras y manzanas en: Nivel Tecnológico Alto; Nivel Tecnológico Medio; y Nivel Tecnológico Bajo, e inmediatamente señala que el 72% de las explotaciones tiene nivel bajo, 26% nivel medio, y sólo el 2% nivel alto54. No es fácil encontrar claras explicaciones de semejante atraso relativo a lo pampeano en inversiones en tecnología: ¿empresarios diferentes?, ¿INTAs diferentes?, ¿posibilidades de financiamiento diferentes?, ¿No existencia de grupos CREA? En cuanto al condicionamiento externo también hay diferencias. Puede verse en el Gráfico III.1. la evolución en dólares de los precios FOB de exportación de manzanas. Los perfiles temporales son distintos. En el caso pampeano hubo ascenso gradual desde el 2002 al 2006, después subidas más fuertes con dos picos altos, 2008 y 2012, y finalmente importante caída 2013-2015. En el caso de manzanas el perfil indica mucha 54 Ibidem, p. 14. 69 menos volatilidad, con aumentos graduales y persistentes, alcanzando para el período 2003-2014 un 135% en dólares corrientes. Sin embargo hemos detectado una importante caída para los primeros meses de 2015 la que comentaremos en el punto siguiente. Con relación a precios de los principales insumos transables no se ha dispuesto de tiempo para su seguimiento. Sin embargo, en este caso se puede conjeturar que para los agroquímicos, los más importantes de esos insumos, debe existir una trayectoria similar a los insumos para el caso pampeano (Gráfico II.16.). Finalmente, también existen diferencias en cuanto a la política comercial externa de restricción a las exportaciones. Mucho menos agresiva en este caso no pampeano. Por un lado el nivel de retenciones fue sólo del 5%, y a su vez las exportaciones tienen un reembolso-reintegro que aunque algo menor al gravamen por retenciones, reducen el gravamen neto sobre las exportaciones. Además no han existido restricciones cuantitativas de alguna importancia. Gráfico III.1. 70 III. 3. Evolución de la “renta” agrícola no pampeana, 2003-2015. Este punto desea replicar el punto II.3.iv relacionado con la evolución de la renta agrícola pampeana, y por ello el título es parecido, pero no igual. Hay dos diferencias. La primera es el período. En el caso pampeano el período fue 2000-2015, mientras que aquí el punto inicial es 2003. La razón es una cuestión de disponibilidad de información. En el caso pampeano tuvimos la importante colaboración informativa de la revista Márgenes Agropecuarios y por ello pudimos iniciar el análisis en el 2000, un punto clave ya que en el mismo no existía ninguna discriminación contra los precios agropecuarios. En el caso de manzanas la colaboración informativa estuvo en una serie de informes55. Si bien se contó con un informe para la cosecha 2002/2003, dado que al año siguiente, hubo algunos cambios en la metodología para su mejora, se decidió iniciar la serie con la información para la cosecha 2003/2004. La segunda diferencia es más importante. Como se ve, en el título para este punto la palabra renta tiene comillas. Es que para el caso de manzanas no vamos a estimar estrictamente una renta sino un mark up entre la suma de los costos primarios de producción, más los costos de empaque y más los costos de transporte a puerto, con los precios FOB de exportación de manzanas. En el caso pampeano los productos de exportación son commodities casi perfectos y por lo tanto cualquier embarque o exportación va a estar referido a un sólo producto y a un solo precio. En el caso de manzanas hay variedades, calidades, tamaños, y colores, distintos entre diferentes embarques. Esto es, de hecho hay multiplicidad de productos y de precios. Ante esto hemos preferido medir para una cierta tecnología56 los costos de producción , de empaque y de transporte a puerto de un kilo “representativo” de manzana, y estos costos compararlos con el precio FOB promedio e implícito por kilo de todas las exportaciones de manzanas de un año determinado. La diferencia que surge de tal comparación es lo que denominamos el mark up y margen implícito. El primero es una medida de en qué porcentaje el FOB excede el total (primarios, de empaque y de transporte) de costos por kilo de manzana. El segundo es el valor en dólares de la diferencia entre ese FOB y ese costo total. Así como en el caso pampeano vimos que la renta o margen bruto no era, ni para propietarios ni para productores, un valor neto, ya que con ese margen bruto había que cubrir o bien los gastos de estructura o bien los costos del arrendamiento según fuera el caso, menos aún tal mark up es un valor neto. Con el mismo habrá que cubrir al menos lo siguiente: Gastos de Puerto, Comisión de Exportación, Retenciones netos de 55 Estos informes se denominaron entre 2002 y 2011, Costos Referenciales de Producción y Empaque - Pera y Manzana-, y entre 2012 y 2015, Observatorio Frutícola, Pera y manzana. Estos informes fueron elaborados por equipos designados a través acuerdos inter institucionales amplios donde participaron organismos de las administraciones nacional y provincial, varias universidades nacionales, el INTA y organismos privados. 56 Existe bastante heterogeneidad tecnológica productivamente relevante. 71 Reembolsos y Reintegros, y otros gastos, y sólo después de estos pagos quedará un margen neto que se distribuirá entre productor, empacador y comercializador. En el Cuadro III.3 y en el Gráfico III.2 puede verse la evolución 2003-2015 del margen implícito. La trayectoria del mismo no tiene nada que ver con la forma semicircular que caracterizó a la renta agrícola pampeana. Sin embargo esto se debe casi exclusivamente a las diferencias en el punto de partida. En este punto, en manzanas, el margen implícito es alto: 16 centavos de dólar por kilo, y particularmente alto es el mark up, 57 por ciento. Con este mark up es presumible que se pueden pagar todos los gastos que se citaban en el párrafo anterior y generar una renta neta elevada para los agentes económicos intervinientes. Por el contrario en el caso pampeano el punto de partida fue el de un margen bruto relativamente bajo porque el peso estaba apreciado. En el caso de manzanas en el 2003 ya existía el impacto positivo de la formidable depreciación real del peso del 2002. Cuadro III.3. Evolución del margen implícito 2003-2015 Tabla Resumen (en USD/kg) 2003-4 2006-7 2010-11 2014-15 Costo Producción Primaria $ 0,12 $ 0,16 $ 0,31 $ 0,36 Costo Empaque $ 0,15 $ 0,20 $ 0,34 $ 0,40 Flete $ 0,02 $ 0,02 $ 0,03 $ 0,05 Total costos $ 0,28 $ 0,38 $ 0,68 $ 0,80 Margen implícito $ 0,16 $ 0,18 $ 0,13 -$ 0,03 Precio FOB promedio $ 0,44 $ 0,56 $ 0,81 $ 0,77 Ese alto margen inicial va persistentemente bajando. En los tres años, del 2003 al 2006, la baja es modesta. De hecho, en valor absoluto en dólares hay alguna suba en ese margen, aunque en proporción a los costos (mark up) desciende del 57% al 47% a pesar que el FOB de la manzana subió en esos años un 27%. Del 2006 al 2010 continúa el descenso. El margen implícito por kilo de manzana cae a 13 centavos de dólar, y como mark up desciende a 19%, una proporción probablemente ya demasiado baja para cubrir los gastos adicionales hasta concretar la exportación y obtener una rentabilidad atractiva. Estas bajas se producen a pesar que los FOB crecieron en esos cuatro años un 45% en dólares. Pero la verdadera debacle se produce con la cosecha 14/15. Mientras que los FOB en este período bajan57, los costos siguen creciendo, y el margen se hace negativo, y consecuentemente la rentabilidad neta supernegativa. 57 Obsérvese que los FOB por kilo miden 0,77 en el cuadro III.3. mientras que miden 0,94 en el gráfico III.1.. Este gráfico se construyó con información del sitio web "trade map” la cual llegaba a diciembre 2014. Hace unos días desde la Fundación Mediterránea recibimos información para enero y febrero 2015, la cual registra una caída importante con relación a los precios 2014. Como no se percibió 72 La trayectoria descripta es realmente alarmante. Mientras en los 11 años analizados, los precios de exportación crecen un 75%, la rentabilidad de la actividad regional se hace altamente negativa. Sin duda que esa trayectoria en parte está explicada porque en el punto de partida esa rentabilidad era bien alta, pero lo cierto es que hoy la actividad es económicamente completamente insostenible. La real explicación está en los exorbitantes aumentos en los 11 años de los costos de la actividad medidos en dólares. Pasemos entonces a analizar la evolución de los costos. Gráfico III.2. Evolución del margen implícito 2003-2015 0.90 0.81 0.78 Evolución del Margen Implícito 0.80 0.70 0.56 0.60 0.45 0.50 0.40 0.36 USD/kg 0.34 0.40 0.31 0.30 0.20 0.18 0.16 0.16 0.15 0.13 0.12 0.20 0.05 0.03 0.02 0.02 0.10 0.00 -0.03 -0.10 2003/4 2006/7 2010/11 2014/15 Precio FOB Promedio Costo Producción Primaria Costo Empaque Flete Margen implícito III.4. Evolución de los costos de producción y empaque. Su transabilidad. Para una actividad que tiene que competir internacionalmente, el aumento de los costos medidos en dólares que la misma experimentó en los 11 años de nuestro período de análisis, fue claramente exorbitante. Los costos conjuntos de producción primaria y de empaque en dólares aumentaron en los 11 años (ver Cuadro III.3.) un 181%, con la siguiente progresión: 2003-2006, 33%, 2006-2010, 81%, y 2010-2014, 17%. ¿Cómo se produjo tal exorbitancia? Hay tres explicaciones principales, a saber: estacionalidad en las series mensuales de precios, tomamos la información más reciente y de allí surge el valor FOB de 0,77. De cualquier forma la línea argumental del texto se sostiene aún con el precio FOB más alto. 73  Primero, está la cuestión estadística ya comentada de que en el punto de partida (2003) los costos fueron muy bajos por la increíble depreciación real del peso en el 2002.  Segundo, y tal cual lo indica el gráfico II.16., que si bien se refiere a insumos agrícolas pampeanos, como indicamos puede utilizarse como referencia para los insumos de agroquímicos agrícolas de esta actividad regional, desde el 2003 los precios en dólares de tales insumos tuvieron aumentos importantes.  Tercero, veamos la razón decisiva del aumento de los costos de producción y empaque de manzanas. Esta actividad tiene en sus costos una alta proporción de insumos NT, tal cual mediremos en el punto siguiente, y como ya se sabe, el costo en dólares de los mismos depende crucialmente de las olas de depreciación-apreciación real del peso cuya existencia para Argentina aparece tan claramente en el Gráfico II.2. Precisamente, los costos de los NT fueron muy bajos en el 2003 por la depreciación real del 2002. Pero después estos costos sólo se movieron en fuerte sentido ascendente por la creciente apreciación. El incremento tan pronunciado en los costos en los 4 años 2006-2010 se originó en que al aumento de los NT en dólares se le acopló aumentos de los T (agroquímicos) en esa moneda. A su vez, el aumento más “moderado” en los 4 años finales en parte se explica por la devaluación nominal del peso en enero 2014 que al menos impidió mayor apreciación real. Semejantes aumentos en los costos de producción y empaque de manzanas finalmente pusieron a la actividad regional en la insostenible situación económica actual. Recordemos que la transabilidad encontrada en las producciones pampeanas era alta, se movía entre el 60 y el 70 por ciento de los costos totales. En el Cuadro III.4. puede verse que en el caso de manzanas esa transabilidad es significativamente más baja. En nuestro período la transabilidad comienza con un porcentaje del 40,5 y termina con uno del 32,7. En el cuadro se puede ver también la transabilidad separadamente para producción primaria y para empaque, siendo en esta segunda etapa del proceso de exportar manzanas más baja que en la etapa productiva. En el Apéndice III.1. se indican los supuestos utilizados para hacer la separación entre insumos T y NT. Puede verse en el Gráfico III.3. cómo a lo largo del período, la transabilidad va disminuyendo. De nuevo ello se origina en la permanente ola cambiaria de apreciación real que experimenta nuestra economía desde el 2002 en adelante. Debido a esta apreciación los precios en dólares de los insumos NT aumentan más que los de los insumos T, y por lo tanto la transabilidad disminuye. 74 Cuadro III.4. Porcentaje de transabilidad en los costos 2003-2015 Transabilidad Campaña 2003/4 2006/7 2010/11 2014/15 Primaria 52,3% 44,9% 44,2% 42,8% Empaque 31,1% 24,6% 24,9% 23,5% Total 40,5% 33,5% 34,1% 32,7% Gráfico III.3. 60% 52.3% 50% 44.9% 44.2% 42.8% % de Transabilidad de los Costos 40.5% 40% 33.5% 34.1% 32.7% 31.1% 30% 24.6% 24.9% 23.5% 20% 10% 0% 2003/4 2006/7 2010/11 2014/15 Primaria Empaque Total III.5. Intensidad de uso de mano de obra en el caso de manzanas Cuando en II.3.vi medimos la intensidad de uso de este factor de producción en las actividades pampeanas, encontramos una muy baja intensidad, en particular en las propiamente agrícolas de cultivo de granos. En la actividad regional que estamos analizando la situación es sustantivamente diferente tal cual puede verse en el Gráfico III.4. Particularmente en la etapa productiva primaria el uso de mano de obra es realmente alto. Además de la comparación del gráfico entre lo pampeano y lo no pampeano, se puede hacerlo más específicamente en cuanto a la potencia para crear empleo. En términos de empleos por hectárea y tomando sólo las cifras de empleo “directo”58 (70.000), la actividad regional con sus 50.000 hectáreas plantadas crea 1,4 empleos por hectárea. Si tomamos el caso de la soja pampeana, y asumimos que la cantidad de empleo directo 58 Hemos puesto comillas porque téngase en cuenta que el empaque puede ser considerado como un procesamiento de la fruta y entonces tiene algo de indirecto. 75 que genera el cultivo de las 20 millones de hectáreas es de alrededor de 240.000 puestos de trabajo59, esta actividad crearía 1,2 centésimos (0,012) de empleo directo por hectárea, esto es, una hectárea con manzana, por cada empleo que genera una hectárea con soja, crearía 117 empleos60. La diferencia es enorme, y se origina en gran parte porque estamos comparando la explotación de una hectárea sin riego (la pampeana) con una con riego artificial (la regional), o sea, una hectárea explotada más extensivamente con otra de explotación más intensiva. Por esto, es también interesante comparar en cada caso la generación de empleo por unidad de valor de la producción por hectárea. Para soja con un rinde por ha. de 4 tn. y 350 dólares por tn., ese valor sería 1.400 dólares por ha. Para manzanas con un rinde de 32tn por ha. y un valor de 0,77 dólares por kilo, el valor de producción por ha. sería de 24.640 dólares. Con tales valores, la producción de soja generaría 0,86 empleos por cada 100.000 de dólares de valor de la producción mientras que la producción de manzanas generaría 5,68 empleos por cada 100.000 de valor de la producción. Apéndice III.1. Cálculo de transabilidad y de intensidad de uso de la mano de obra. Este Apéndice tratará los supuestos que se hicieron para calcular el porcentaje de transabilidad en los costos de la producción de manzanas, tanto en producción primaria como en empaque. Explicaremos cómo se calculó para las tres primeras fechas, y como se aproximó para la última fecha, para la cual no poseemos datos desagregados en producción primaria, y ningún dato para empaque. Transabilidad El método de operación fue similar al de la zona núcleo. Poseemos una estructura de costos desagregada, en la cual podemos identificar no transables puros como es el trabajo, transables puros como son los agroquímicos y la maquinaria, y elementos mixtos. Sólo que en este caso, por la naturaleza más específica de estos costos y las limitaciones de información más marcadas que en la zona pampeana, no pudimos desagregar estos elementos mixtos. La única desagregación que logramos hacer fue para el rubro tracto elevador y flete a empaque, al cual le 59 O´Connor, Ernesto (2014), “El empleo en las cadenas agroalimentarias: cómo generar 500.000 puestos de trabajo en 4 años”, FADA, Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina. Diciembre de 2014. Río Cuarto. Provincia de Córdoba. http://fundacionfada.weebly.com/publicaciones/el-empleo-en- las-cadenas-agroalimentarias-2013-2019. De hecho en este trabajo se estima que la cadena agroindustrial de soja, que incluye biodiesel, emplea casi 400.000 personas computando tanto la producción primaria del grano, como su procesamiento agroindustrial y como el transporte y comercialización de los subproductos procesados (aceites y otros). Para hacerlo comparable con nuestro dato de empleo directo en peras y manzanas, según otras estimaciones de ese trabajo, hemos tomado el 60% de aquella cifra de empleo. 60 Por lo dicho en la nota al pie 60 este resultado en alguna medida, en la comparación con lo pampeano, está sobreestimando la capacidad relativa de crear empleo de la actividad regional, porque el empaque, aunque no hay procesamiento físico del producto, tiene algo de empleo indirecto. 76 dimos el mismo porcentaje de transabilidad que arroja nuestro estudio sobre transabilidad en el transporte valuado a noviembre de cada año, mes en el cual se realizan los análisis de costos, y por ende, mes del cual los datos de costos están estimados. Gráfico III.4. Porcentaje de mano de obra en costos totales, junio 2015 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% Cría Trigo Soja Maíz Total Manzanas Producción Primaria Manzanas Empaque Manzanas En la siguiente tabla presentamos la clasificación de transabilidad de los distintos rubros de gastos que poseemos para el caso de producción primaria. Notamos la distinta clasificación de las amortizaciones que poseemos en forma desagregada. La amortización de maquinarias es clasificada claramente como transable, mientras que la de mejoras como no transable, ya que se trata de construcción. Y la de plantaciones como mixta, ya que los costos de plantación son en sí mixtos, en ambas. También resaltamos que el costo de maquinaria aparece como mixto, ya que incluye la retribución al maquinista, naturalmente no transable. No Transables Transables puros Mixtos (50%) Mixtos desagregados puros Tractoelevador y flete a Agroquímicos y Gasoil Mano de obra Maquinaria empaque Amortización Amortización Maquinarias Gastos Generales Plantaciones Amortización Mejoras 77 A continuación mostramos la tabla análoga pero para empaque: No Transables Transables puros Mixtos (50%) puros Productos químicos Mano de obra Envases Gastos de Amortización Accesorios envasado mantenimiento Gastos generales Palletizado Costos frío G. de funcionamiento En este caso, y como hicimos en zona núcleo, las amortizaciones fueron clasificadas como transables. A diferencia de la zona núcleo y de la etapa primaria, los insumos del empaque fueron considerados mixtos, ya que no son agroquímicos y fertilizantes con un precio internacional sino que son envases. Eso le da a empaque un porcentaje de transabilidad mucho más bajo que el resto de las actividades. Datos faltantes También es importante decir que el porcentaje de transabilidad para la última fecha es aproximado por nosotros en base a la evolución de salarios del sector (jornal del peón general), dólar y precios, ya que no contamos con datos de costos desagregados. Lo que hicimos entonces es simplemente actualizar los componentes de mano de obra, que estamos seguros cómo se comportan. Si quedaba una categoría se calculaba por diferencia, y si quedaban dos y una era transable 100% se actualizaba esa por el dólar y la tercera por diferencia. Finalmente, en el caso de empaque dado que no hubo ningún dato, se indexó todo en base a precios, salarios y dólar, tomando como base el dato anterior. Mano de Obra Con respecto al porcentaje de mano de obra, dado que en toda desegregación de costos contábamos con su monto en forma diferenciada, no hubo mayores complicaciones en calcularlo. Pero además se agregaron otras categorías que si bien no aparecen como mano de obra lo son, como los gastos generales que son gastos de administración, básicamente salarios de contadores, administradores, etc. También contamos con rubros que son “mixtos” en mano de obra, como es el flete, cuyo porcentaje de mano de obra lo obtenemos de nuestra estimación de la zona pampeana. Y finalmente mixtos que damos sólo el 50% porque carecemos los datos para hacer una desagregación más precisa, como el gasto de maquinara que es tanto maquinaria, gasoil y repuestos como salario del maquinista. Mano de Obra No Mano de Obra Mixtos (50%) Mixtos desagregados Tractoelevador y flete a Mano de obra Agroquímicos Maquinaria empaque Gastos Amortización Amortización Plantaciones Generales Maquinarias Amortización Mejoras 78 Finalmente, presentamos el cuadro análogo, pero para empaque. Mano de Obra No Mano de Obra Mano de obra Productos químicos G. de mantenimiento Amortización General Costos frío Envases Accesorios envasado Palletizado Gastos de funcionamiento IV. Conclusiones Este trabajo focalizó su análisis del sector agrícola argentino en el período 2000-2015. Lo hizo porque en el mismo se produjeron grandes e inéditos cambios en los niveles de la renta agrícola, en el valor de su insumo fijo, la tierra rural, y en sus niveles de algunos de sus costos de producir, todas estas variables medidas en dólares. Pero también lo hizo porque en ese período también hubo enormes cambios en grandes condicionantes de la renta agrícola como el macroeconómico, el tecnológico, el de los precios internacionales de productos y de insumos agrícolas, y en el de la política comercial externa con impacto en el agro. Una acumulación tan importante de cambios hacía por sí mismo interesante analizar el período. Pero también lo era porque la riqueza factual del período insinuaba que su análisis debería ser útil para encontrar respuestas a diversas preguntas que cualquier investigador de un sector económico suele plantearse. Es así, como en la Introducción se citaron los grandes cambios asociados al sector agrícola argentino para el período considerado, y como a cada uno de ellos se le acopló un conjunto de interrogantes. Habiendo realizado en las dos secciones anteriores la anatomía económica del período, tanto para el agro pampeano (Sección II) como para el no pampeano (Sección III), ha llegado entonces el momento de resumir intentos de respuestas a esos interrogantes utilizando los análisis y resultados de esas dos secciones. Comenzábamos en esa Introducción, dados los vertiginosos ascensos en el período tanto en la renta agrícola pampeana (RA) como en el valor de la tierra rural pampeana (VTR), preguntando acerca de las relaciones que se establecían entre estas dos variables. La anatomía económica del agro pampeano nos dice que es necesario distinguir entre la renta agrícola efectiva (RAEf) y la renta agrícola esperada (RAEs). El VTR está determinado por esta última. A lo largo de gran parte del período (2000-2012) la RAEs parece haber seguido de cerca a la RAEf, con lo cual sin cambios importantes en la tasa de descuento, el VTR se acopló a la RAEf. Sin embargo, sucedió algo distinto entre 79 2012 y 2015, subperíodo con fuertes bajas en la RAEf. Ante la existencia de una fuerte discriminación antiagro y una situación de fuertes bajas en la RAEf, la RAEs se desacopló de la efectiva y también lo hizo el VTR. Al final cohabitaron alto valor para VTR con renta agrícola efectiva muy baja. Ante la existencia de tales desacoples, surge la inquietud acerca de la imposición a la tierra rural, tanto en cuanto a los actuales Impuestos Inmobiliarios Rurales Provinciales como a futuros gravámenes a la propiedad rural, si ellos deben gravar a la RAEf o a la VTR. El análisis anterior sugiere que la que se debe gravar es la renta agrícola efectiva y no el valor de la propiedad rural. Ante los grandes cambios en la utilización del factor fijo, específicamente más soja y maíz menos trigo y ganadería vacuna, continuábamos preguntado si los mismos fueron económicamente eficientes desde un punto de vista social (no privado) en el período de análisis. Según los datos del cuadro II.6 tales cambios siguieron las señales de rentabilidad relativa entre productos. Con relación al punto inicial 2000, soja y maíz ya sea por precios internacionales ya sea por cambios tecnológicos y macroeconómicos, se hicieron relativamente más rentables que las otras dos alternativas, así que los cambios tuvieron justificación económica. En todo caso se suele citar el monocultivismo sojero como una externalidad negativa. Ahora, las retenciones discriminaron más contra soja que contra las otras alternativas y por lo tanto ayudaron a moderar el monocultivo61. Por otro lado, los propietarios rurales parecen tener bastante información sobre la externalidad y ello colabora con la eficiencia económica en la asignación de los recursos productivos, tierra en este caso. Es indudable que la anatomía económica pampeana realizada tiende a validar una significativa eficiencia económica en los cambios en el uso del suelo pampeano62. Como sugerencia puede indicarse que: debe medirse el costo económico de la externalidad; debe medirse en qué grado es una externalidad o en qué grado está internalizada por los propietarios; y con esos datos definir algún nivel de diferencial arancelario entre producciones que corrija la externalidad. Los siguientes interrogantes se dirigían a la cuestión de cómo impactaban los cambios tecnológicos en la distribución de la renta agrícola pampeana entre propiedad y producción rural. La anatomía económica indicó una fuerte competencia entre productores (contratistas, pools, propietarios-productores) por el uso del factor fijo de producción, la tierra. Esta organización industrial del sector asegura que sea el propietario rural pampeano quien termina absorbiendo todos los cambios, positivos y negativos, en el nivel de la renta agrícola. La anatomía realizada es contundente en esto. Cuando hasta 2012 la renta efectiva estuvo acoplada a la renta esperada, el valor de la tierra rural subió prácticamente lo mismo que la renta efectiva: a pesar de los enormes cambios en la renta efectiva en ese subperíodo, el valor de la propiedad rural se las arregló para absorberlos a todos. Aunque recordemos que por 61 Por supuesto que afirmaciones como estas no están justificando la existencia de retenciones al agro. Como indicamos en II.2.iv. nuestra opinión es que, en general, esa discriminación de precios antiagro fue negativa y distorsiva para el desarrollo económico del país. 62 Por otro lado, los grandes cambios en el tipo de cultivo que utiliza el factor fijo tierra, ilustra una vez más la gran rapidez de reacción de nuestro sector agro a los cambios de precios y rentabilidades. 80 plazos cortos, la renta esperada se puede desacoplar de la efectiva, como sucedió después de 2012. Continuando con las cuestiones del cambio tecnológico, la anatomía realizada también indicó que ese cambio resulta mucho más débil en lo regional que en lo pampeano, particularmente en cuanto a inversiones de mediano y largo plazo como pueden serlo la incorporación de tecnologías ahorradoras de mano de obra. La anatomía detectó una extrema volatilidad en los flujos de rentabilidad no pampeanos, y ello debe ser causa principal de la débil incorporación de nuevas técnicas. Los datos indican que para producir y empaquetar manzanas, en 11 años (2004-2015) los costos medidos en dólares aumentaron 181% (Cuadro III.3.). ¿Hay alguna evolución esperable de los precios internacionales de las manzanas que pueda mantener la viabilidad económica de una actividad que experimenta tal aumento de costos? Como sugerencia básica de política agrícola hacia lo no pampeano, surge la necesidad de intentar moderar esa volatilidad. Ello es necesario para alentar la inversión, tanto la tecnológica como la de expansión, de mediano y largo plazo. El cuarto grupo de interrogantes se asociaba a los fuertes bandazos cambiarios experimentados en el período. La anatomía realizada permitió obtener respuestas claras. El canal principal de impacto de esos bandazos sobre la renta agrícola medida en dólares, para bienes puramente exportables, es la proporción que ocupan los insumos no transables (NT) en la estructura de costos: cuanta más alta esa proporción el impacto es mayor. Por ejemplo, cuanto más apreciada en sentido real está la moneda local (tipo de cambio real bajo), más caros en dólares son esos insumos y consecuentemente menor la renta agrícola. La anatomía realizada permitió constatar que esa proporción de insumos NT era mayor en lo no pampeano (NP) que en lo pampeano (P): alrededor del 70% (Cuadro III.4) contra alrededor del 30% (Gráfico II.23.). Con la fuerte apreciación real hacia el final del período, el impacto sobre la renta agrícola NP ha sido devastador (Cuadro III.3.). De hecho, el enorme aumento de los costos en la actividad NP que se citaba en el párrafo anterior (181%) se originaba principalmente en la combinación de la apreciación real con esa alta proporción de insumos NT. En términos de políticas agrícolas, el grave problema actual de las economías NP no se resuelve sólo con la quita de las retenciones a las producciones de esas economías. Se requiere una fuerte depreciación real del peso, y si esto no se logra concretar serán necesarias otras políticas que reduzcan los costos de aquellos insumos NT. El quinto grupo de interrogantes que planteamos en I. está relacionado con los altos precios de exportación de los productos pampeanos, y cuyo pico se alcanzó en 2012. En este año, y a pesar que nuestro peso ya había dejado de estar depreciado y a que existía una fuerte discriminación antiagro a través de la política comercial externa, las rentabilidades medidas en dólares corrientes eran en soja y en maíz un 157% y un 515% mayores respectivamente, que las vigentes en 2000 (Cuadro II.6.). Tales aumentos en los precios de exportación y en las rentabilidades de esos dos cultivos, estuvieron en la base de los cambios en la utilización de la tierra, de la intensificación en el uso de insumos, esencialmente agroquímicos, por hectárea, en el corrimiento de la frontera 81 productiva haca áreas NP, y con todo ello en los importantes aumentos en la producción de esos dos granos. El sexto grupo de interrogantes se refiere a las oscilaciones en los precios internacionales de los insumos T del sector. El precio de estos insumos también puede cambiar por restricciones arancelarias y cuantitativas a las importaciones de los mismos. Con los paquetes tecnológicos actuales, la producción agrícola y el uso de estos insumos son altamente elásticos a la relación de precios entre ellos (producto/insumo). Basta recordar el período (Gráfico II.8.) de 7 años (1989-1996) en el cual por la eliminación de las restricciones a importar fertilizantes, su utilización aumentó en nuestro agro en un 700%. El último grupo está más directamente ligado a componentes de la propia política agrícola. Comenzamos con la pregunta ¿Qué niveles hubiera alcanzado la renta agrícola pampeana si en el período de análisis no hubiera existido la política comercial externa discriminatoria contra nuestro agro? Volveremos a limitarnos a los casos de soja y de maíz, los dos cultivos más representativos para el período en cuanto a mejoras en las rentabilidades. Simplificaremos el análisis asumiendo sólo eliminación de las retenciones a esos dos productos63 y asumiendo que los aumentos en precios por quita de retenciones sólo aumentan los precios al productor mientras no cambian los niveles producidos ni los costos de producción. Con estos supuestos64 las rentas agrícolas habrían aumentado en dólares corrientes entre 2000 y 2012, en soja en un 441% y en maíz en un 927%. Puede observarse que sin discriminación de precios contra el agro, las rentas agrícolas que como vimos serían en su totalidad beneficio de los propietarios rurales, resultarían muy elevadas, con implicancias distributivas regresivas verdaderamente fuertes. En estas circunstancias, ante situaciones de posibles variaciones tan pronunciadas en las rentas agrícolas pampeanas si las distorsivas discriminaciones de precios de la política comercial externa fueran eliminadas, la política agrícola no puede dejar de considerar la búsqueda de instrumentos tributarios moderadores de rentas tan elevadas. Instrumentos que deberían responder a principios de simplicidad administrativa, equidad, y plena compatibilidad con la eficiencia en la asignación de los recursos en el agro y en la economía en su conjunto. Naturalmente que esos instrumentos existen, y sólo se necesita acordar su implementación. 63 Esto es, no computamos las mejoras adicionales de los precios al productor que se producirían de eliminar les efectos de las restricciones cuantitativas a exportar maíz. 64 Esto es, quita en soja de la retención del 35% y consecuente aumento del precio al productor del 54%, y quita en maíz de la retención del 20% y consecuente aumento del precio al productor del 25% 82 Referencias Broda, M. A., (2015), “Argentina Situación Actual y Perspectivas”, Power point, Buenos Aires. Cohan, L. y Costa, R. (2011), “Panorama general de las nuevas formas de organización del agro: las principales cadenas agroalimentarias”, CEPAL, Santiago de Chile, p. 16. Econométrica, Economic Research & Forecasts (Julio 2015), “Informe Macro”. Fundación Mediterránea (2011), “Una Argentina Competitiva, Productiva y Federal”, IERAL de Fundación Mediterránea, Buenos Aires. Gallacher, M y Lema, D. 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